Mateo 7

Mateo 7:1-6, EL JUICIO HACIA LOS DEMÁS

Introducción:

          A. No hay otro texto en la Biblia más tergiversado que Mat. 7:1-6. El primer versículo se ha aislado del resto del texto, y sin explicarse en su contexto, se ha usado para condenar a los que condenan, para criticar a los que  critican, y para debatir que no se debe debatir (y ni cuenta se da de la inconsecuencia de lo que se hace), pero al mismo tiempo, no hay otro texto más descuidado aun por los hermanos en Cristo. Verdaderamente esta enseñanza es la puerta estrecha y el camino angosto (vers. 13, 14).

          B. Jesús expone la hipocresía de los que juzgan (condenan) a otros aunque tengan serios defectos en su propia vida que no quieren corregir.

          C. Este tema se relaciona con varios asuntos tratados en Mat. 5. Tiene que ver con el amor hacia el prójimo. Es interesante comparar Luc. 6:27-42 (texto más o menos paralelo con partes del Sermón del Monte registrado en Mat. 5-7). En Lucas el "No juzguéis" sigue inmediatamente después de "Amad, pues, a vuestros enemigos ... Sed misericordiosos" (Mat. 5:7, 43, 44).

          I. ¿Por qué no debemos juzgar (en sentido malo)?

          A. Para que no seamos juzgados. Para nuestra propia protección no nos conviene juzgar a otros. El que se ama a sí mismo no debe juzgar a otro, porque el juzgar a otro trae condenación para uno mismo.

          B. Con el mismo juicio con que juzgamos seremos juzgados nosotros. Esta enseñanza es para nuestro propio bien. El propósito de la enseñanza es evitar la condenación de nosotros mismos.

          C. Gál. 6:1, "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado". ¡Qué duros son algunos hermanos cuando algún miembro cae en pecado! Son muy fuertes en su condenación del hermano. ¿Quieren ser tratados de esta manera cuando caen ellos? Debemos ser espirituales y mansos en nuestro trato del hermano que peca, recordando que nosotros mismos podemos caer.

          D. Luc. 6:37 agrega, "No condenéis, y no seréis condenados". También agrega, "Perdonad, y seréis perdonados".

          E. Lo maravilloso es el control que el cristiano puede tener sobre este asunto. Cada quien decide por sí mismo cómo quiere ser juzgado o medido. ¿Queremos que otros nos juzguen con tolerancia y benevolencia? Entonces, juzguemos a otros con tolerancia y benevolencia. ¿Queremos que otros nos juzguen con intolerancia y dureza? Entonces, juzguemos a otros con intolerancia y dureza.

          F. Es importante que seamos consecuentes. Si usamos una medida (regla) muy estricta para medir a otros, no esperemos que ellos usen una medida muy floja para juzgar a nosotros. Si somos muy exigentes hacia ellos, serán muy exigentes hacia nosotros. Si usamos de misericordia para con ellos, usarán de misericordia para con nosotros. "Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia" (Sant. 2:13). Esto se refiere al juicio de Dios, pero también se puede aplicar al juicio humano. "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mat. 5:7).

          G. Por lo tanto, debemos ser pacientes con otros, para que sean pacientes con nosotros. Queremos que otros traten de comprender nuestros problemas, dificultades, flaquezas, etc.; por eso, debemos hacer lo mismo con ellos. Queremos que otros sean generosos para con nosotros; por eso, debemos ser generosos para con otros. Queremos que otros sean justos con nosotros; por eso, seamos justos con otros. "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos" (ver. 12).

          H. 1 Cor. 13:4-7 describe el amor -- la buena voluntad -- que el cristiano siempre debe tener para con todos, y mayormente para con sus hermanos.

          II. Segaremos lo que sembramos. Gál. 6:7, "todo lo que el hombre sembrare, eso también segará". Si sembramos juicios severos y duros, es precisamente lo que segaremos (otros serán severos y duros para con nosotros).

          III. La viga y la paja.

          A. Ver. 3, "¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?" Jesús pinta la imagen de un hombre con una viga (un tronco, un madero) en el ojo. Emplea la exageración para enfatizar el punto. ¡Qué absurdo que alguien con tronco en su ojo inspeccione el ojo de otro para sacar una paja!

          B. Es caso de un oftalmólogo ciego. ¿Cuántos dejarán que el oftalmólogo cegado por una viga en el ojo examine sus ojos para hacer alguna corrección? En Luc. 6:37-42 se pregunta, "¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?" Hace esta pregunta en el mismo contexto que prohibe el juzgar (el condenar). En el ver. 37 dice, "No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados", y en los vers. 41, 42 habla de la viga y la paja. Entre estos versículos se habla del ciego, porque el que tiene la viga en el ojo es ciego y no puede no puede ver para guiar o corregir a otro ciego. Está incapacitado por la viga en su ojo.

          C. En el mismo texto (el ver. 40) Jesús dice, "El discípulo no es superior a su maestro". Por eso, si el maestro es ciego y "corrige" al discípulo, éste será como aquél. El discípulo (la persona corregida) será hecho a la imagen de su maestro (que tiene viga en su ojo). "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, la hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros" (Mat. 23:15).

          D. Luc. 18:9-12, Dios detesta la actitud de los que confían en sí mismos como justos y menosprecian a los otros.

          IV. Saca primero la viga de tu propio ojo.

          A. ¿No se debe sacar la paja? ¿Prohibe Jesús que saquemos la paja del ojo del hermano? No, porque el versículo 5 indica que esto se debe hacer.

          B. Pero primero que todo, debemos tener actitud correcta hacia nuestros propios pecados. Seamos como el publicano que dijo, "Dios, sé propio a mí, pecador" (Luc. 18:13). Lo haremos si somos pobres en espíritu (Mat. 5:3). Seamos como la mujer de Luc. 7:38, y como el hijo pródigo de Luc. 15:17-19.

          C. Es necesario que estemos conscientes de nuestras propias flaquezas, faltas y debilidades. Rom. 2:17-21, dice Pablo que el maestro practicar lo que enseña. Mat. 23:2, 3, Jesús dice que los escribas y fariseos no practicaban lo que enseñaban, sino que solamente imponían la enseñanza sobre otros. 2 Cor. 13:5, Pablo insiste en que nos examinemos. Rom. 12:3, 16; Gál. 6:3, que nadie tenga más alto concepto de sí que el que debe tener.

          D. Si no nos corregimos primero, no conviene juzgar a otros. Compárese el hermano mayor de Luc. 15:30; no se corrigió a sí mismo para poder juzgar a su hermano. El fariseo de Luc. 18:11 no quiso corregirse a sí mismo para poder juzgar al publicano. Debemos practicar la disciplina en la iglesia, pero que todos seamos fieles (Gál. 6:1-3, "espirituales") para poder hacerlo, quitando primero la viga (toda especie de carnalidad, Gál. 5:19-21) del propio ojo antes de corregir al hermano caído.

          E. Para tener visión moral y espiritual, es indispensable que se quite la viga del ojo. Si el ojo de algún hermano es maligno (Mat. 6:22, 23), le falta visión para corregir a otros. La viga oscurece la visión y es imposible sacar la paja del ojo del hermano.

          V. Entonces -- después de quitar la viga de nuestro propio ojo -- podemos y debemos juzgar con justo juicio.

          A. El abuso del texto. Muchos usan mal este texto para condenar toda forma de juzgar; dicen que no debemos nunca criticar o juzgar a otros. Este texto no enseña tal cosa. (1) Es necesario juzgar perros y cerdos, ver. 6. Para no desobedecer este versículo es indispensable que juzguemos a los tales. No solamente se puede decir que no es pecado juzgarles, sino también se debe agregar que si no se hace, entonces este texto se ignora. Los perros son los carnales, Gál. 5:19-21. (2). Mat. 7:15, "Guardaos de los falsos profetas". Para obedecer este mandamiento es necesario juzgar a los tales. (3). Rom. 13:1-4, el gobierno es el siervo de Dios para juzgar y castigar al criminal. (4). Mat 18:17; 1 Cor. 5, etc. La iglesia tiene que juzgar a los miembros infieles que no quieren arrepentirse. (5). Juan 12:47, 48, la palabra predicada juzgará a todos en el Día Final.

          B. En fin, es necesario juzgar con juicio justo, Juan 7:24. "No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio". El juicio debe ser justo e imparcial, Lev. 19:15-18. Es malo juzgar sin evidencia adecuada para sostener la acusación. Es injusto juzgar a otro si la acusación se basa en rumores, sospechas y chismes. El que llama a su hermano "necio" o "fatuo" no le juzga con juicio justo. El que juzga el corazón (el propósito) de otro no juzga juicio justo, porque solamente Dios conoce el corazón.

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Mateo 7:7-11, PEDID Y SE OS DARÁ

Introducción.

          A. En Mat. 6:9-13 Jesús nos enseña cómo orar. Ahora insiste en que aprovechemos este gran privilegio.

          B. Jesús no dice "rezar", sino "pedid". Hay mucha diferencia entre el rezar y el orar. No hay virtud alguna en recitar o leer oraciones. Lo que agrada a Dios es el pedir, buscar y llamar.

          C. El Sermón del Monte contiene enseñanzas bien difíciles para nosotros a menos que nuestro corazón esté completamente sumiso a la voluntad de Dios. Es necesario que haya cambio de corazón y de vida. ¿Cómo es posible hacer estos cambios? "Pedid ... buscad ... llamad". Debemos llevar todo problema a Dios en oración. Si estamos resueltos a hacer la voluntad de Dios (ver. 21), si estamos resueltos a cooperar con la oración (poner nuestra parte), y si comprendemos que urgentemente necesitamos de la ayuda de Dios, El nos oirá.

          I. ¿Qué debemos pedir?

          A. Mat. 6:10, debemos pedir por el reino. En aquel entonces el reino se había acercado (Mat. 3:2; 4:17), y los discípulos de Jesús fueron enseñados a orar, "Venga tu reino". El reino vino (se estableció) en el día de Pentecostés (Hech. 2). Ahora debemos pedir por el reino, de que se extienda por medio de la predicación del evangelio y por la fidelidad de los que se trasladan al reino (Col. 1:13).

          B. Mat. 6:10, debemos pedir, "hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra". Esta petición es semejante a la primera -- la de pedir por el reino -- porque Dios reina sobre los que hacen su voluntad. No conviene decir, "hágase tu voluntad" si no estamos dispuestos a hacer su voluntad. Los únicos que agradan a Dios son los que hacen su voluntad (7:21; 12:50).

          C. Mat. 6:11, "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy". Esta petición indica que reconocemos nuestra completa dependencia de Dios, y que "él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas" (Hech. 17:25).

          D. Mat. 6:12, "perdónanos nuestras deudas" (pecados, Luc. 11:4). Los "pobres en espíritu" (5:3) reconocen que han pecado y que urgentemente necesitan del perdón de Dios.

          E. Mat. 6:13, "no nos metas en tentación, mas líbranos del mal". Reconocemos que sin la dirección y ayuda de Dios sería imposible andar en el camino angosto. Al mismo tiempo recordamos que Jesús nos dice, "Velad y orad, para que no entréis en tentación" (26:41). En todas estas súplicas ponemos nuestra parte, cooperando con nuestra oración.

          F. Sant. 1:5, "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada". Pedimos la sabiduría para ayudarnos a resolver los problemas de la vida y para tomar buenas decisiones en todos los asuntos importantes de la vida que afectan la familia, la iglesia, el empleo, etc.

          G. Pedimos muchas otras cosas. También pedimos el consuelo en los tiempos difíciles, pedimos el valor para trabajar eficazmente en su servicio, en fin, pedimos todas aquellas cosas que nos ayudan a crecer y madurar en su servicio y ser transformados a la semejanza de Cristo (Rom. 8:29; 2 Cor. 3:18; Gál. 4:19).

          II. "Porque todo aquel que pide, recibe".

          A. ¿Promete Jesús que todos los que piden recibirán incondicionalmente lo que piden? Desde luego que no, porque hay varios requisitos para que nuestra oración sea aceptable ante los ojos de Dios. Compárese Hech. 16:31, "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa". Los evangélicos citan este texto y dicen que el creer es la única condición o requisito de la salvación, pero no es cierto como el ver. 34 hace claro, porque esa misma hora de la noche fueron bautizados el carcelero y su casa. El que pide y el que cree deben cumplir con los requisitos (mandamientos) de Dios.

          B. Por ejemplo, Sant. 1:5 dice, "Pero pida con fe, no dudando nada". El pedir solo no logra nada (como la fe sola no logra nada, Sant. 2:24, 26).

          C. Mat. 5:6, Jesús dice, "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados". Si alguien pide algo pero no tiene hambre y sed de justicia, Dios no oirá su oración (no serán "saciados). Dios no acepta la insinceridad; no quiere oraciones que no son del corazón, sino simplemente de la boca. Los que son de doble ánimo no recibirán nada del Señor (Sant. 1:7, 8). Por eso decimos que Jesús no promete que todos los que piden algo lo recibirán incondicionalmente.

          D. Sant. 4:3, "Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites". El egoísmo destruye la eficacia de la oración.

          E. 1 Juan 3:22, "Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él". 1 Juan 5:14, "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye".

          III. ¿Qué implica la palabra "pedir"?

          A. Indica que el orar no es un rito o ceremonia (no es rezar), sino es "pedir", en el sentido ordinario de la palabra.

          B. Implica que somos dependientes de Dios, que estamos necesitados de sus bendiciones y favores. "Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia" (Prov. 3:5). ¿Qué pidió el fariseo de Luc. 8:11, 12? No pidió nada y no dio gracias, sino que solamente quería hablar de su propia "justicia".

          C. Implica que no confiamos en cosas materiales (Mat. 6:19-34), sino en la providencia de Dios. Pedimos a Dios en lugar de confiar en lo que tengamos o en lo que podamos hacer. Los que no conocen a Dios confían en varias cosas: la educación, la preparación para algún oficio o profesión, las inversiones, los ahorros, las posesiones, la buena salud, la fuerza física, en el poder político o financiero, la popularidad con la gente, etc.

          D. El "pedir" implica la humildad y sinceridad.

          E. Implica comunión con Dios, porque pedimos como hijos de Dios y El nos oye y ayuda como nuestro Padre.

          IV. ¿Qué implica la palabra "buscar"?

          A. Implica la oración sincera e intensa. "Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego ..." (Dan. 9:3).

          B. Implica el esfuerzo personal. Mat. 6:33, "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia".

          C. Implica que sinceramente cooperamos con nuestra oración (que ponemos nuestra parte). Cuando oramos por el reino, nos ocupamos en los asuntos del reino para que avance. Cuando oramos "hágase tu voluntad", nos esforzamos por hacerla e insistir en que otros la hagan. Cuando pedimos el pan, trabajamos para aprovechar las provisiones hechas por Dios (El "pone los medios"). Antes de pedir el perdón, perdonamos a otros. Cuando pedimos que Dios no nos meta en tentaciones, las evitamos y huimos de ellas. Cuando pedimos la sanidad, hacemos todo lo posible por aprovechar la ayuda de médicos y medicina, que son bendiciones de Dios. Cuando pedimos el crecimiento espiritual, ponemos nuestra parte, estudiando la Biblia y siendo miembros activos de la iglesia.

          V. ¿Qué implica la palabra "llamar"?

          A. Implica la perseverancia en la oración, Luc. 11:5-8; 18:1-5. Ejemplos de esto son: Abraham, Gén. 19:32; Elías, Sant. 5:16-18; la mujer cananea, Mat. 15:27; Pablo, 2 Cor. 12:8; y Jesús, Mat. 26:44.

          B. La perseverancia en la oración se enseña en muchos textos: 1 Tes. 5:17; Col. 4:2; Rom. 12:12.

          C. El desaliento nos destruye espiritualmente. El diablo no tiene que seducirnos a cometer fornicación, etc. para destruirnos, porque basta con desanimarnos. Por eso Jesús nos enseña "la necesidad de orar siempre y no desmayar" (Luc. 18:1). 2 Cor. 4:1, 16, "no desmayamos".

          VI. "Recibe ... halla ... se le abrirá".

          A. El que cumple con los requisitos de la oración aceptable nunca quedará decepcionado cuando pide a Dios. Véanse Deut. 7:9; Josué 21:45; 1 Reyes 8:56; Neh. 1:5.

          B. Dios contesta nuestras oraciones en varias maneras: en primer lugar, tenemos la plena seguridad de que El nos oye si estamos en comunión con El, y que El nos ama y quiere ayudarnos y bendecirnos. No siempre concede lo que pedimos (2 Cor. 12:8), pero siempre nos da lo que pedimos o algo mejor que lo que pedimos (lo que es espiritualmente mejor para nosotros).

          VII. ¿Qué hombre hay de vosotros ... ?" Jesús razona de lo menor a lo mayor.

          A. ¿Los padres terrenales abusarán de sus hijos? ¿les engañarán? ¿harán burla de ellos? Hay casos de padres abusivos, pero la mayoría de los padres quieren cosas buenas para sus hijos.

          B. Dios está aun más dispuesto que los padres terrenales a bendecir a sus hijos.

          C. "Vosotros, siendo malos", es decir, somos malos en el sentido de ser imperfectos (Rom. 3:23; 1 Jn. 1:8-10). Si nosotros -- hombres imperfectos -- sabemos dar buenas cosas a los hijos; entonces ¿cuánto más el Dios que es perfecto en conocimiento y poder y en su deseo de ayudar y bendecir a sus hijos dará buenas cosas a los que le pidan?

          D. Sant. 1:17, "Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación". ¡Toda cosa buena proviene de Dios! Nunca olvidemos esto. Cuando recibimos o gozamos de cualquier cosa buena, no digamos que tuvimos "buena suerte", sino que recibimos otra bendición de Dios. Nos da la vida abundante (Juan 10:10; Mar. 10:29, 30); nos bendice con toda bendición en Cristo (Efes. 1:3); nos bendice más allá de lo que podemos pedir o entender (Efes. 3:20); en fin, nos da las llaves a todos los recursos celestiales.

          E. Por lo tanto, "pedid ... buscad ... llamad".

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Mateo 7:12, LA REGLA DE ORO

          I. "Así que".

          A. "Por eso" (LBLA). "Por tanto" (VM). Son palabras que indican una conclusión de lo antes dicho, pero ¿conclusión de qué? De toda la enseñanza del Sermón del Monte que tiene que ver con relaciones correctas entre los hombres (y mayormente entre hermanos). En este texto (como también en Mat. 5:7-9; 13-16; 28; 32; 33-37) Jesús habla de nuestra relación con todos los hombres; en 5:38-48 se refiere a nuestra relación con los enemigos; en 5:22, 23, 24 como también en 7:3, 4 se refiere a nuestra relación con los hermanos. En 7:9-11 se refiere a la relación entre padres e hijos.

          B. Mat. 7:12, "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos". "Por eso, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también haced vosotros con ellos" (LBLA). Dice Luc. 6:31, "Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos". En Luc. 6:31 esta enseñanza aparece dentro de la enseñanza sobre el amor hacia los enemigos. El ver. 30 dice, "A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva", y el ver. 32 dice, "Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?" Esto indica, pues, que la enseñanza de Mat. 7:12 es la conclusión de la enseñanza de Mat. 5:38-48, y, lógicamente, de toda la enseñanza del sermón sobre relaciones humanas.

          II. La importancia de la "regla de oro".

          A. Esta "Regla de Oro" expresa un principio fundamental del reino de los cielos. Los ciudadanos del reino de los cielos la practican. Es la base fundamental de nuestra relación con otros.

          B. Es una expresión de la voluntad de Dios. Con esta regla Dios nos gobierna. Si no aceptamos esta regla rechazamos la voluntad de Dios. La mayoría de los problemas entre los hermanos son causados por desobedecerla. No debemos ser guiados por los deseos e impulsos de la carne (Gál. 5:19-21), sino por esta regla. Aceptaremos esta regla si somos guiados por el Espíritu.

          III. ¿Cómo queremos que otros nos traten a nosotros?

          A. Que esto sea la regla de nuestra vida, es decir, tratemos a otros como queremos ser tratados. Desde luego, esta regla implica conducta razonable y responsable; por ejemplo, el criminal diría al juez, "No me castigue, porque usted no quiere ser castigado", pero el cristiano acepta el castigo del crimen como justo aunque él mismo sea el culpable (Mat. 5:26; Hech. 25:11, "Si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehuso morir"). Pero el punto es que el discípulo de Jesús debe ser guiado por un fuerte deseo de aprender y seguir la voluntad de Dios; sobre esta base debe hacer con otros como quiere que hagan con él. (El cristiano quiere que otros también hagan la voluntad de Dios).

          B. Mat. 22:39, "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Básicamente la enseñanza de este texto equivale a la enseñanza de Mat. 7:12. Si tratamos a otros como queremos ser tratados, esto indica que amamos a otros como a nosotros mismos. Estos mandamientos (7:12; 22:39) son tanto positivos como negativos. No debemos hacer con otros lo que no queremos que hagan con nosotros pero debemos hacer con ellos lo que queremos que ellos hagan con nosotros. No se trata de filosofía humana, ni de buena psicología. No se refiere a lo que sea bueno para el negocio. Los hombres del mundo que no conocen a Cristo nunca pueden practicar la Regla de Oro (Juan 15:5), porque no son movidos por el amor divino.

                   1. Mat. 25:35, 36. ¿Cómo queremos ser tratados cuando estamos enfermos, necesitados, etc.? ¿Hacemos con otros como queremos que hagan con nosotros? Debemos aplicar esta regla y hacer toda clase de buenas obras (Luc. 10:25-37; Gál. 2:9; 6:10; Efes. 4:28; Tito 3:1, 8; Sant. 1:27; 2:14-26, etc.).

                   2. Sant. 5:19-21. Si estuviéramos todavía en los pecados, ¿nos gustaría que otros hicieran esfuerzos por rescatarnos? Entonces, debemos hacer todo lo posible por rescatar a los que están perdidos. Si nosotros nunca hubiéramos escuchado la predicación del evangelio puro, ¿cuál sería nuestra necesidad?

          C. Rom. 13:8-10, "El amor no hace mal al prójimo" (no adulterar, no matar, no hurtar, no mentir, no codiciar). No queremos que otros practiquen tales cosas contra nosotros; por lo tanto, no debemos practicarlas contra ellos. A esta lista podemos agregar muchas otras cosas (toda clase de conducta mala): no calumniar, no chismear, no envidiar, no juzgar (en el sentido prohibido por Mat. 7:1-5), no burlarse, etc. Nos conviene meditar mucho sobre esto y eliminar tales cosas de nuestra conducta. El amor no hace mal al prójimo.

          D. Sant. 2:8, 9, "Amarás a tu prójimo como a ti mismo ... pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado".

          E. Efes. 5:28, "Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia". Col. 3:19, "Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos (amargos, crueles) con ellas". Los maridos que abusan de sus esposas desobedecen Mat. 7:12 y Mat. 22:39. Muchos maridos se disgustan con otros (el patrón, los clientes, los vecinos, etc.) y quieren pelear pero, por temor de pelear con ellos, gritan y pegan a sus esposas. ¡Tales hombres son cobardes débiles, y tal conducta es carnalidad! Se puede agregar también que muchas mujeres abusan de sus esposos, gritándoles, regañándoles y queriendo mandar. Dice 1 Ped. 3:7, "Vosotros, maridos, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo".

          IV. "Esto es la ley y los profetas".

          A. Mat. 7:12 es un resumen breve de la conducta humana requerida por Dios desde el principio del mundo. Compárese 1 Tim. 1:5, "Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida". Jesús habla del propósito de la ley y los profetas.

          B. Este hermoso texto es una regla breve, un resumen compacto no solamente de las enseñanzas entregadas en este sermón, sino también del contenido de la ley y los profetas. Es como cápsula (condensación) de ellas, una expresión abreviada de todo lo que la ley y los profetas requieren con respecto a las relaciones humanas. Es la esencia destilada de su enseñanza. Es una regla bien práctica y fácil de recordar.

          C. Es imperativo que este versículo se aprenda y que se aplique a las actividades diarias que afectan nuestra relación con otros. En cualquier momento de las actividades diarias nos conviene preguntarnos "¿Cómo quisiera yo mismo ser tratado en tal circunstancia?" Esta pregunta me ayuda a decidir correctamente cómo debo tratar a otros.

          D. Si esta enseñanza se practicara, se resolvería toda clase de problema en el hogar, en la iglesia y en todas las relaciones humanas.

          E. Esta frase comprueba que Mat. 7:12 equivale a Mat. 22:39, porque en cada texto Jesús termina diciendo así se cumplen la ley y los profetas; es decir, el propósito de la ley y los profetas es que los hombres practiquen esto.

          IV. Nuestra relación con Dios depende de nuestra relación con los hombres.

          A. Mat. 6:12, "Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores". Véanse los ver. 14, 15; Mat. 18:23-35.

          B. 1 Jn. 4:8, "El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor". El ver. 20 dice, "Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? ... El que ama a Dios ame también a su hermano".

          C. Mat. 5:23, 24 nos enseña claramente que no podemos seguir ofreciendo servicio aceptable a Dios si estamos mal con el hermano.

          D. Por lo tanto, nos urge recordar cada día esta hermosa enseñanza, esta regla de oro. No debemos volver mal por mal, sino que debemos ser pacientes, benignos, misericordiosos, y dispuestos a perdonar.

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Mateo 7:13, 14, DOS PUERTAS, DOS CAMINOS, DOS DESTINOS

Introducción:

          A. Un texto semejante es Luc. 13:23, 24, "Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán".

          B. Todos tienen que escoger entre las dos puertas, entre los dos caminos, y entre los dos destinos. Todos están en la encrucijada y tienen que escoger su camino. Deut. 30:15, 19 "Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal ... he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia".

          C. ¿A qué se refiere Jesús? Su enseñanza, comenzando con el Sermón del Monte, se compara con una puerta estrecha y un camino angosto. Isaías (35:8) profetizó diciendo, "Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad". Lucas se refiere a este camino en Hechos 9:2; 18:26; 19:9, 23; 22:4; 24:14, 22.

          I. ¿Por qué dice "estrecha" y "angosto"?

          A. Estas palabras indican la dificultad. Enseñan que es difícil ser discípulo de Cristo. Es imposible dar otro sentido a estos términos. Su significado es obvio. No es fácil obedecer tales textos como Mat. 5:22-24; 5:28; 5:33-37; 5:38-48. Pregunte al joven rico si el camino es angosto o ancho. ¿Quién puede leer Mat. 10:34-37 y concluir que es fácil ser discípulo de Cristo? Pregunte a los apóstoles si era fácil "dejar todo" y seguir a Jesús.

          B. Luc. 13:23, "Esforzaos a entrar". "agonizomai, luchar (castellano, agonizar)". Se traduce "luchar" en 1 Cor. 9:25, "todo aquel que lucha, de todo se abstiene"; "luchar como en una competición, forzando todos y cada uno de los nervios para alcanzar el objetivo, Lc 13:24; dar el todo en el esfuerzo, involucrando penalidades, Col. 1:29". Se traduce "pelear" en 1 Tim. 6:12, "Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna". También en 2 Tim. 4:7, "he peleado la buena batalla". Vemos, pues, que el Nuevo Testamento emplea términos relacionados con las carreras y aun con la guerra para enfatizar lo serio y lo intenso del conflicto contra Satanás y, por lo tanto, lo difícil de ser incluido entre los pocos que se salvan. ¿Cuántas personas quieren esforzarse tanto, como para correr una carrera, o aun para pelear como soldados en una guerra?

          C. 1 Cor. 9:27, "golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre". Pablo emplea términos del boxeo para indicar lo intenso de la lucha para ser salvos. Es lucha entre la carne y el Espíritu (Rom. 8:6, 7; Gál. 5:17).

          D. 1 Ped. 4:18, "Si el justo con dificultad se salva, ¿en dónde aparecerá el impío y el pecador?" La Biblia dice claramente que con dificultad el justo se salva. No dice que es "fácil" ser cristiano. Es camino angosto.

          E. ¿Por qué, pues, dice Cristo (Mat. 11:30) que "mi yugo es fácil, y ligera mi carga"? Y ¿por qué dice Juan que "sus mandamientos no son gravosos"? (1 Jn. 5:3). En primer lugar, obsérvese que Cristo habla de su yugo, como también de su carga. Su "yugo" se refiere a su autoridad; debemos someternos completamente a ella. Su "carga" son sus mandamientos, los cuales no son gravosos, pero El requiere una justicia mayor que la de los escribas y fariseos (Mat. 5:20; 23:4). El requiere servicio que procede del corazón puro, y no solamente los actos externos. Pero su servicio es agradable. El es Maestro exigente, pero también bondadoso. No es abusivo. No maltrata a sus seguidores. El maestro abusivo es el pecado.

          II. La puerta es estrecha y el camino angosto porque tenemos que cambiar.

          A. Mat. 16:24; Luc. 9:23, "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz (cada día), y sígame". Es muy difícil someter nuestra voluntad a la voluntad de otro, aun a la voluntad de Dios. Todo el mundo quiere hacer su propia voluntad. Quiere hacer lo que él mismo quiere hacer. El trabajo principal de criar hijos es el de sujetar la voluntad de ellos a la voluntad de sus padres (Efes. 6:1-4). Otro problema grande en el hogar es que la mujer no quiere sujetar su voluntad a la voluntad del marido (Efes. 5:22-24). Cristo nos dejó el ejemplo de aprender la obediencia (Heb. 5:8). En Getsemaní El dijo, "Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú" (Mat. 26:39). El significado básico de la palabra "manso" es la sujeción a la voluntad y al control de Dios.

          B. Requiere el arrepentimiento, que significa cambiar.

                   1. El mandamiento básico predicado por Juan el Bautista (Mat. 3:2) y por Jesús (Mat. 4:17) era el arrepentimiento. Cuando Jesús comenzó a predicar el evangelio del reino (Mat. 4:23), El insistía en que los judíos tenían que cambiar, y les era muy difícil cambiar. Jesús dijo en Luc. 13:3, 5, "si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente". Dijo a Nicodemo (Juan 3:3, 5) que tenía que nacer otra vez. Es decir, tenía que comenzar su vida otra vez como si fuera un infante, apenas comenzando a vivir.

                   2. Cuando Jesús murió y resucitó, entregó el mandamiento a los apóstoles de que "se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados" (Luc. 24:47). El libro de Hechos dice que lo hicieron.

                   3. Obsérvese cómo se predicó el arrepentimiento según Hechos de los Apóstoles: Hech. 2:38, "Arrepentíos y bautícese" ... Hech. 8:22, "Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios" ... Hech. 17:30, "Ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan". Tanto judíos como gentiles tenían que cambiar. Tenían que dejar el judaísmo, el paganismo, la filosofía humana, la superstición, y toda forma de sabiduría humana. Para el judío el evangelio era tropezadero, y para el griego era locura porque chocaba con sus ideas humanas.

                   4. Obsérvese cómo las cartas del Nuevo Testamento enseñan el arrepentimiento: Rom. 2:4, "su benignidad te guía al arrepentimiento"; 2 Cor. 7:10, "la tristeza ... produce arrepentimiento para salvación"; 2 Ped. 3:9, Dios no quiere "que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento"; Apoc. 2:5 dice Jesús a la iglesia de Efeso, "Arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar".

          C. ¿Cambiar de qué manera?

                   1. De carácter. Léase Mat. 5:1-10, las bienaventuranzas. Con estas palabras Jesús comenzó el Sermón del Monte. Con estas palabras El explicó a los judíos y explica a nosotros cómo tenemos que cambiar. Hay que haber cambio de corazón (Mat. 5:8, 22, 28, 44; 12:34; 15:19). Tenemos que cambiar, dejando todas las características carnales de la vida pasada para desarrollar un carácter espiritual. Con las bienaventuranzas Jesús introduce el tema que es dominante en todo el Nuevo Testamento de que los verdaderos discípulos de Jesús son aquellos que van transformándose a la imagen de Jesús (Rom. 8:29; 12:1, 2; 2 Cor. 3:18; Gál. 4:19; Efes. 4:23, 24; Col. 3:10; 2 Ped. 1:4, etc.). Este proceso es difícil. Es necesario meditar a diario en las cualidades o características divinas, y esforzarnos para que lleguen a ser las características de nuestras vidas. ¿Cómo es el reino? ¿Cómo son los ciudadanos del reino de Dios? En Mat. 5:1-10 Jesús describe las características de los que pueden entrar en el reino de los cielos: los pobres en espíritu (los que reconocen sus faltas), los que lloran (por sus pecados), los mansos (los que están sujetos al control de Dios), los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los de limpio corazón, los pacificadores (los que hacen paz con Dios y con los hombres por medio del evangelio de paz), y los que sufren por causa de Cristo. ¿Cuántos quieren poseer estas cualidades? Pocos. ¿Por qué? Porque tienen que humillarse y someterse a la voluntad del Señor para desarrollar este carácter (el de Cristo), y la mayoría no lo quiere hacer.

          2. De religión. La ley de Moisés que era "ayo" (tutor, guardián) para llevar a los judíos a Jesús fue cumplida cuando Jesús murió en la cruz (Col. 2:14). Comenzando el día de Pentecostés (Hech. 2) los judíos deberían dejar la religión antigua (la de la ley de Moisés) y aceptar el evangelio.

                   a. Hubo cambio de culto. Hubo cambio de ley (Heb. 7:12). Ya no se enseña el diezmo, y no se usan instrumentos mecánicos de música en el culto.

                   b. Vemos en Mat. 5:32; 19:9 que la enseñanza de Jesús es distinta de la ley de Moisés sobre el matrimonio y el divorcio y segundas nupcias. Actualmente hay muchas parejas que están mal en su matrimonio según lo que dice Jesús en estos textos: "cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera". Es muy difícil disolver tal unión, pero si alguna pareja está cometiendo adulterio por no tener el derecho de unirse en matrimonio, ¡desde luego tiene que dejar de cometer adulterio! Algunos lo hacen, pero la mayoría no quiere cambiar.

                   c. Además, los judíos habían inventado muchas tradiciones para aumentar su piedad, pero la religión de ellos era humana y vana y tenían que dejarla. Pero la mayoría no quería hacerlo.

                   d. Su religión era externa, y no del corazón (Mat. 23:23-28). Jesús les dijo que tenían que cambiar. Tenían que limpiar el corazón y acabar no solamente con el adulterio, el homicidio y el hurto, sino también con los malos pensamientos, la avaricia, la maldad, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia y la insensatez (Mar. 7:21-23).

                   e. Pero la mayoría de los judíos no quería cambiar su religión ni su vida personal. Era un pueblo muy orgulloso y estaban satisfechos con su religión y con su forma de vida. Muchos se justificaban a sí mismos (Luc. 16:15; 18:11, 12). Por eso, no querían cambiar; creían que eran muy religiosos, porque en algunas cosas iban aun más allá de lo que ley de Moisés requería. Habían inventado muchas tradiciones (reglamentos humanos) para aumentar su religiosidad (Mat. 15:1-9), pero Jesús les dijo que tal religión era vana.

                   3. Otros cambios. Debe haber cambio de actitud, de disposición, de costumbres, y de amistades. Muchas veces se requiere cambio de empleo (o de negocio). Es necesario dejar algunos aspectos de la cultura porque están en conflicto con la enseñanza de Jesús.

          D. Todo aquello que no está de acuerdo con la voluntad de Cristo debe ser "amputado" (Mat. 5:29, 30; 18:8, 9). Es necesario dejarlo para que no nos destruya.

          E. El pensamiento principal de este texto es que es difícil arrepentirse o cambiar. Esta verdad se ve en toda la Biblia, de pasta a pasta. La obra principal de los profetas no era simplemente la de predecir el futuro, sino la de predicar el arrepentimiento y rogar al pueblo a que se volviera a Dios.

          III. Otros aspectos de lo angosto del camino.

          A. El camino es angosto porque requiere el bautismo. Mat. 28:19; Mar. 16:16. Muchos rechazan este mandamiento. Compárese Luc. 7:30. Los "evangélicos" dicen que no es necesario para la salvación. No es un mandamiento popular. Está en conflicto con la voluntad humana y, por eso, se considera muy angosta la predicación que lo requiere.

          B. Hay solamente un cuerpo (una iglesia). Dice Jesús (Mat. 16:18), "edificaré mi iglesia"; dice Pablo (Efes. 1:22, 23) que la iglesia es el cuerpo de Cristo: "la iglesia, la cual es su cuerpo", y dice también que hay un solo cuerpo (Efes. 4:4, "un cuerpo"). Por eso, el camino es angosto, porque no caben en el camino de Cristo las iglesias humanas.

          C. Se requiere la santidad. 2 Cor. 7:1, "perfeccionando la santidad en el temor de Dios". 1 Tes. 4:3, "pues la voluntad de Dios es vuestra santificación". Heb. 12:14, "Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor". Es otra razón por la cual se dice que el camino es angosto, porque no todo el mundo quiere apartarse del pecado (santificarse).

          D. Se requiere la sujeción al gobierno, Rom. 13:1-8; 1 Ped. 2:13-17. Esta es otra restricción que no es popular.

          IV. Espacioso es el camino que lleva a la perdición.

          A. Es el camino fácil. Cada quien puede seguir practicando su propia voluntad. Puede seguir haciendo lo que le dé ganas.

                   1. En cuanto a religión y culto, cada quien puede escoger la iglesia que le convenga, y practicar el culto que le guste más.

                   2. En cuanto a la vida, en este camino las restricciones, prohibiciones, etc. son las del hombre, las de alguna religión falsa, las de la sociedad fluctuante. Todos pueden seguir sus propios impulsos, deseos e inclinaciones carnales. Todos pueden quedarse con sus vicios, con su mal genio, con todos los deseos y prácticas carnales. Caminan sin cuidado. Pueden vagar como se quiera. La filosofía es "comamos y bebamos, porque mañana moriremos", porque no creen en la resurrección de los muertos (1 Cor. 15:32).

          B. Muchos son los que entran por la puerta ancha. Es el camino popular. Hay muchos acompañantes. El lenguaje de los del camino ancho es, "Ven con nosotros ... hallaremos riquezas de toda clase ... echa tu suerte con nosotros; tengamos todos una bolsa" (Prov. 1:11-14). No oyen la voz que dice, "No seguirás a los muchos para hacer mal" (Ex. 23:2; 1 Cor. 15:33). Es camino muy atractivo, deseable y facilísimo. Tiene mucho que ofrecer. Hay muchos placeres.

          C. Pero también hay una gran desventaja. Todo camino tiene su fin, su destino. A los caminantes en el camino ancho no les gusta pensar en esto. Su filosofía es "que termine donde terminare". Creen que el placer vale la pena, que pagarán después. Pero ¡qué precio tienen que pagar! El camino ancho lleva a la perdición eterna. No termina en la aniquilación, sino en la destrucción o ruina del alma. No se destruye el alma, sino el bienestar del alma.

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Mateo 7:15-20, TENGAN MUCHO CUIDADO

          I. "Guardaos", "cuidaos" (cuídense). Recuérdese que Jesús dice esto a sus discípulos. Habla acerca de los falsos profetas, pero se dirige a sus discípulos. Es una advertencia solemne para nosotros.

          A. Muchas veces Jesús, los apóstoles y otros hombres inspirados suenan la advertencia: Guardaos, mirad, tened cuidado. Véanse Mat. 10:17; 16:6; Luc. 12:15; Fil. 3:2. toda cosa buena es falsificada por Satanás. Este adversario ofrece "la misma mercancía" en precio más cómodo.

          B. ¡Qué maravilla de que hubiera peligro con respecto a estas enseñanzas perfectas y sublimes de Jesús! Son enseñanzas que nos traen tantas bendiciones (Mat. 5:1-12). ¿Cómo es posible que haya personas deseosas de cambiarlas?

          C. La respuesta ya se vio en el estudio de Mat. 7:13, 14. Jesús ofrece la salvación y muchas bendiciones, pero la puerta es estrecha y el camino es angosto. Lo que Jesús ofrece es muy deseable y muchos lo quieren, pero no quieren pagar el precio que el Señor exige. No quieren humillarse. No quieren arrepentirse. No quieren cambiar. ¿Qué hacer pues? ¿cambiar el evangelio para que sea más agradable y más aceptable al hombre?

          D. Los hombres ofrecen "la misma religión" pero modificada al gusto de la gente. Ofrecen "las mismas bendiciones", pero en precio más fácil, condiciones más cómodas.

          E. Por eso, es necesario tener cuidado. 1 Tes. 5:21; 1 Jn. 4:1, 2, etc.

          F. La verdad sí importa. El error sí existe y es necesario combatirlo. Hay hombres y mujeres que dicen ser inspirados (dicen que reciben revelaciones modernas, que hablan por Dios). Estos engañan a millones de personas. Son los peores enemigos del hombre. Son peores que los ladrones y homicidas, porque no roban dinero y automóviles sino almas. Están en el camino ancho, pero profesan andar en el camino angosto. Véanse Tito 1:16; 2 Tim. 3:5; prometen libertad, pero ellos mismos son esclavos de la corrupción (2 Ped. 2:19).

          II. ¿Por qué quieren ser falsos profetas?

          A. Si no quieren aceptar la religión de Jesús, ¿por qué profesarlo? Si no les gusta el evangelio, ¿por qué no lo ignoran? Hay varias razones.

          B. Quieren ser religiosos. El hombre fue creado en la imagen de Dios y es criatura religiosa; es un ser adorador. Adora algo o a alguien. Por lo tanto, si no se sujeta a la religión verdadera de Dios, busca substitutos. Lamentablemente así es la mayoría de la gente que profesa la religión de Jesús; profesan "la religión cristiana", pero no quieren arrepentirse. No quieren negarse a sí mismos y someterse a la voluntad de Cristo. Les gustan varios aspectos de la religión de Cristo, pero también les gustan aspectos de la religión del Antiguo Testamento, como también algunos aspectos de las religiones paganas. Así pues, los hombres establecen sus propias religiones combinando las enseñanzas y prácticas de varias religiones, pero irreverentemente llaman su religión "cristiana".

          C. Estos buscan la conveniencia. La religión es una mina de oro para los hombres que se atreven a aprovecharse de ella. Hay fama, prestigio, poder, popularidad (seguidores), y dinero. Luc. 16:14 habla de fariseos que "eran avaros", y Mat. 23:14 dice, "devoráis las casas de las viudas". Se aprovechaban de las personas más indefensas para enriquecerse. Pablo habla de los que "comercian con la palabra de Dios" (2 Cor. 2:17, LBLA). Son vendedores comunes y corrientes que tratan el tesoro del evangelio como si fuera producto comercial. Ha habido mucho escándalo entre los "televangelistas" que, para hacerse ricos, han defraudado a muchos.

          III. También la gente tiene la culpa.

          A. Por eso Jesús dice: "guardaos", cuidaos. Los profetas falsos no pueden hacer nada sin seguidores. Si toda la gente se cuida y no se deja engañar y llevar por los falsos, éstos no llegan a nada. Fracasan por completo. Pero no hay falta de seguidores para los falsos maestros.

          B. La gente tiene comezón de oír cosas agradables. 2 Tim. 4:2-4, "que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus concupiscencias (sus propios deseos), y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas". La gente tiene comezón de oír cosas placenteras, cosas que les convienen, cuentos, fábulas, cosas sin substancia. Les gusta la lisonjería. No quieren oír el sencillo evangelio. No quieren saber de la puerta estrecha y el camino angosto; sólo quieren tener "religión", pero la religión del camino ancho, el camino popular. Pagan bien a los predicadores que les agradan y no condenan sus pecados. Se glorían y se regocijan mucho en el poder, influencia y riqueza de sus líderes y con todo gusto les apoyan. Muchos creen que la prosperidad de los evangelistas es garantía del favor de Dios (concepto que los judíos compartían en el primer siglo).

          C. Muchos religiosos hoy en día son como los israelitas. Isa. 30:9-11, "Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová, que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras; dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel". El pueblo comparte todas las ventajas carnales que los maestros ganan. Oseas 4:6, "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos". Es verdad que los líderes eran responsables, pero el pueblo también tenía que llevar la culpa.

          D. Muchos "toleran" a los falsos maestros (2 Cor. 11:4, "bien lo toleráis"), en lugar de apoyar la enseñanza apostólica.

          E. Muchos se someten a los imponentes. 2 Jn 9, 10, Diótrefes amaba la preeminencia en la iglesia. Quería mandar. Pero los "Diótrefes" no pueden ocupar el primer lugar en la iglesia a menos que los miembros de la iglesia se sometan a ellos; por eso comparten la culpa. Si hay algún hermano imponente, hay que haber también hermanos sumisos, hermanos sin valentía, que "por la paz" le concedan lo que él demanda.

          F. Muchos tienen un velo sobre el corazón. Rehúsan quitar sus "lentes sectarios" para estudiar objetivamente la palabra de Dios y llegar al conocimiento de la verdad. Leen la Biblia pero la leen como los judíos leían la ley: con "velo" sobre el corazón: "Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos" (2 Cor. 3:15). Por eso no pueden llegar al conocimiento de la verdad.

          G. El pueblo es responsable (culpable) también. Jesús dice, "cuídense" (tengan cuidado para no dejarse llevar por los falsos maestros). Dios condena a los falsos maestros, pero también condena al pueblo que los escucha. ¡Cuántos piensan que ellos mismos no son responsables! Creen que si están mal, Dios solamente culpará a los sacerdotes, pastores y evangelistas que les guiaron mal. Pero "si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo" (Mat. 15:14).

          H. Por lo tanto, todo discípulo de Jesús debe establecerse bien en la verdad y no ser movido por falsas doctrinas. Efes. 4:14, "para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados (sacudidos) por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error". Es importante llevar toda la armadura de Dios (Efes. 6:10-19) para poder resistir a los falsos. Col. 2:8, "Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo".

          IV. Los falsos profetas vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero son lobos rapaces.

          A. Así fue en Israel. Ezeq. 22:27, "Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan presa, derramando sangre, para destruir las almas, para obtener ganancias injustas".

          B. Así fue en la iglesia primitiva. Hech. 20:28-30, "entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos". Pero recuérdese que los lobos no pueden arrastrar tras sí a los discípulos a menos que éstos se lo permitan. Por eso Jesús dice, "Cuídense". 2 Cor. 11:13-15, "Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras". ¡Qué denuncia más fuerte de los falsos maestros! Pero Pablo escribe esto a la iglesia. Les expresa su grande apuro por ellos. Temía que "vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo" (ver. 3).

          C. Vestidos de ovejas. Tienen todos los emblemas de la piedad: los títulos y otros credenciales, toda la apariencia de piedad (en la voz, en el rostro, en la conducta). Su vestimenta es muy religiosa. Son muy bondadosos y amables (hacen buenas obras). Aun se llaman "Reverendo". Son muy "espirituales" y "muy amables". Ayunan y tiene vigilias. Pero no solamente no son ovejas, sino que son los peores enemigos de las ovejas. Sólo quieren esparcir, despedazar y devorar. Si fueran verdaderas ovejas, enseñarían la verdad para salvar y edificar almas.

          V. Por sus frutos los conoceréis.

          A. Gén. 1:11, Todo produce (y reproduce) "según su género". Así es en todo caso, si el árbol es bueno o si es malo.

          B. Los maestros religiosos no son conocidos por su profesión. Olvídese de su profesión, de lo que dicen ser y hacer. Es necesario examinar su doctrina (1 Tim. 5:21; 1 Jn. 4:1) y los resultados prácticos de su enseñanza.

          C. Examinar el fruto de los judaizantes (mutiladores) que solamente querían gloriarse en la carne de los gentiles (Gál. 6:12, 13). ¡Qué árbol más corrupto! Examínese el fruto del gnosticismo (tanto combatido por los apóstoles) (Colosenses, 2 Pedro, Judas, cartas de Juan). Esta herejía dejaba a los hombres en sus pecados (el libertinaje), y les llenaba con orgullo. Todos conocen el fruto corrupto del catolicismo.

          D. El humanismo secular es otra religión falsa y corrupta. El fruto de este árbol es cada vez más manifiesto. Que nadie dude que sea religión este movimiento. Profesa ser religión y el gobierno de los Estados Unidos (La Corte Suprema) oficialmente ha declarado que es religión porque enseña "valores" y su clase de "moralidad" (inmoralidad). Esta filosofía niega a Dios e intensamente lucha por todo medio posible en contra de las enseñanzas morales de la Biblia. El fundamento del humanismo secular es la evolución. Esta religión enseña que el hombre es otro animal más (sin alma) y, desde luego, que no hay cielo ni infierno. Promueve toda forma de inmoralidad sexual (incluyendo la homosexualidad), como también el aborto y el suicidio. Es religión netamente socialista y denuncia toda forma de nacionalismo y promueve el concepto de un solo gobierno mundial (comunista). El fruto es muy obvio: el gran aumento del crimen, el narcotráfico y la drogadicción, un millón y medio de abortos cada año en EE.UU., la ignorancia y falta de preparación en los graduados de escuelas secundarias (millones de graduados que ni pueden leer), y aun de universidades (profesores que tienen miedo de los exámenes más básicos de competencia).

          D. El sistema liberal en la iglesia. Aunque muchos de los hermanos liberales – pero no todos -- todavía prediquen lo que la Biblia dice en cuanto al plan de salvación, el orden del culto y aun la autonomía de cada congregación, el fruto llevado por el sistema sectario de gobierno establecido por ellos ya está bien "maduro". Este sistema existe para la elevación de hombres. Los predicadores egresados de los institutos son profesionales que se encargan de las congregaciones. El plan liberal ha nacionalizado la "Iglesia de Cristo" en algunos países. Dentro de este movimiento hay mucha política y toda clase de carnalidad. Gracias a Dios, muchos hermanos sinceros han reconocido la verdadera naturaleza del fruto de este árbol, y han salido y están saliendo del sistema liberal.

          VI. No se recogen uvas de los espinos, ni higos de los abrojos.

          A. Estos sistemas religiosos no son bíblicos. No aceptan la autoridad de Cristo. Rechazan la sabiduría divina y siguen la sabiduría humana. Entonces, no es posible encontrar buen fruto (uvas, hijos) en tales espinos y abrojos.

          E. El árbol malo es el árbol inútil, árbol que no beneficia. La doctrina falsa no sirve. La religión falsa no sirve. El maestro falso no sirve. Son inútiles. Su propósito no es el de servir, sino el de ser servido. "Sirven" pero por interés.

          Conclusión.

          A. Es cortado, echado en el fuego. Así es el fin de todo árbol malo. Es lo que los hombres hacen, y también es lo que Dios hace.

          B. Por lo tanto, repetidas veces Jesús advierte, "Guardaos". Véanse también Mat. 16:6; Hech. 20:28-30; Fil. 3:2.

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Mateo 7:21-23, NO BASTA CON DECIR, "SEÑOR, SEÑOR"

Introducción:

          A. Este texto es la continuación del asunto de cómo conocer a los falsos profetas. En los versículos anteriores hay énfasis sobre el fruto que llevan. En este texto hay contraste entre la profesión y la obra.

          B. Desde el ver. 15 hasta el ver. 27, Jesús concluye el Sermón de Monte con lenguaje de juicio.

          I. No todo el que me dice Señor, Señor.

          A. ¿Qué significa (implica) esta frase? Es correcto llamarle "Señor, Señor" (Jn. 13:13) pero al decirlo debemos aceptar lo que implica: que Jesús es Soberano, el Gobernador, el Maestro y Guía de nuestra vida. El que no acepta lo que la palabra implica no debe decir, "Señor, Señor".

          B. Decimos "Señor, Señor" cuando cantamos, cuando oramos y en toda profesión de ser sus discípulos. Decimos "Señor, Señor" al llamarnos cristianos y miembros de la iglesia de Cristo. La profesión es hermosa, pero se requiere mucho más que la mera profesión. Nos conviene meditar sobre lo que significa.

          C. Implica que debe haber conocimiento. Primeramente debemos aprender de El (Mat. 11:29, 30; 28:19; Jn. 6:44, 45). Es imposible seguirle si no sabemos su voluntad.

          D. Implica la obediencia. No basta con oír la palabra. No basta con decir "Señor, Señor" (orando o profesando fe en Cristo). No basta con bautizarnos, porque el bautismo, siendo la muerte y la sepultura del "viejo ser" (la vida pasada) implica un cambio radical de vida, un verdadero arrepentimiento. La obediencia no es completa si no vivimos conforme a las enseñanzas del Sermón del Monte. Este sermón no es, como dicen algunos, una especie de "constitución" de la religión de Cristo, pero sí contiene enseñanzas básicas que deben gobernar nuestro corazón y nuestra conducta. Es muy importante aplicar Mat. 7:21 y Mat. 7:24 a este mismo sermón (como también al resto de las enseñanzas del Nuevo Testamento.

          E. Implica, pues, el reconocimiento de su autoridad.

          II. Hay eficacia en la oración del justo, Sant. 5:16.

          A. Mat. 6:9-13; 7:7-11. Hay muchos textos que nos enseñan la importancia de orar sin cesar. En este estudio ya se ha dado mucha atención al tema.

          B. Todas las religiones dan mucha importancia a la oración: los judíos tenían sus horas de oración (los mahometanos siguen la práctica); los católicos rezan (el "Padrenuestro", la "Ave María"), contando las repeticiones; también los evangélicos rezan el "Padrenuestro" y otras oraciones.

          C. Solamente orar en casa. Muchísimas personas dicen que son creyentes, que pueden orar en casa, y que por eso no tienen que asistir a ninguna iglesia. El orar es su único acto de culto. (El asistir para cantar, para tomar la cena del Señor, para ofrendar, para estudiar la Biblia y para orar con otros no cuenta para ellos, no tiene importancia). El orar es su religión. Su creencia es semejante a la creencia de los que enseñan la salvación por "la fe sola"; escogen una sola cosa y le dan toda la importancia. Sin embargo, la obediencia no puede ser sustituida por el orar.

          D. El problema con esta actitud es que solamente ellos hablan (en oración), pero no dejan que Dios les hable a través de su palabra. Hablan pero no escuchan. Pero los que no escuchan a Dios no serán escuchados por Dios.

          III. Pero muchos no dan a la obediencia el mismo énfasis que dan a la oración.

          A. Jesús da suma importancia a la obediencia. Estúdiense con cuidado los siguientes textos: Mat. 6:10, "hágase tu voluntad"; 7:21, "sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos"; 7:24, "Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace"; 12:50, "Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre"; 21:31, "¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?"; Luc. 6:46, "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" Véanse también Jn. 7:17; Rom. 2:12, 13; Heb. 5:8, 9.

          B. Pero tantos hombres no le dan la misma importancia que Jesús le da. Más bien buscan el camino ancho en la religión, doctrinas que agradan a los hombres. Buscan su propia conveniencia.

          C. ¿Obedecer qué? Para comenzar, este mismo sermón tiene que ser obedecido y, por supuesto, toda la enseñanza del Nuevo Testamento. Jesús y Juan predicaron el arrepentimiento (es decir, el cambio de corazón y vida) y el bautismo para remisión de pecados, y en este sermón Jesús nos dice cómo cambiar. Nos dice los cambios necesarios. Todos hemos pecado y hemos vivido en el pecado. Estando en el mundo, no habíamos practicado estas enseñanzas.

          D. La prueba principal del amor es la obediencia. Jn. 14:21-24, "El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama".

          IV. ¿No hicimos grandes cosas en tu nombre?

          A. Hacer algo "en el nombre" de Jesús significa hacerlo "por su autoridad" y es imposible obrar por la autoridad de Jesús sin obrar conforme a sus enseñanzas. Desde luego, El no autoriza nada que contradiga su propia voluntad.

          B. Advertencias alarmantes. Mat. 24:24, "Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos". Obsérvese que Jesús dice que algunos no aprobados por Dios harán grandes señales y prodigios. 2 Tes. 2:9, Pablo habla de "señales y prodigios mentirosos". ¿Cuántas personas hacen el esfuerzo por examinar tales "señales" y probar a los maestros que las hacen? Tantas personas simplemente se dejan engañar, y tendrán que sufrir las consecuencias.

          C. Se acabaron los dones. Las señales servían para confirmar el evangelio (Mar. 16:20; Hechos 14:3; Heb. 2:3, 4); por eso, las profecías iban a acabarse cuando "lo perfecto" (lo completo) llegaba (1 Cor. 13:7-10). Se refiere al Nuevo Testamento ya completado. Cuando Juan el apóstol escribió Apocalipsis a fines del primer siglo, se completó la revelación de Dios. Entonces también se acabaron las lenguas (1 Cor. 13:8) y los demás milagros que servían para confirmar la palabra. (Las lenguas eran por señal a los incrédulos, 1 Cor. 14:22).

          D. Por lo tanto, los que profesan recibir revelaciones modernas son falsos, como también los que profesan sanar enfermos y hablar en lenguas. Todos los dones se acabaron, porque ahora tenemos el Nuevo Testamento en su forma completa. Si los hombres todavía recibieran profecías, tendrían que agregarlas al Nuevo Testamento, y nadie se atreve a hacerlo. Esto indica que ellos mismos saben que no están recibiendo revelaciones. Son falsos.

          E. "En tu nombre echamos fuera demonios". No existen hoy en día demonios como aquellos que fueron echados fuera por Jesús y sus apóstoles. Aquellos demonios eran espíritus inmundos que tomaron posesión y control de algunas personas para atormentarlas. Tales demonios tenían ciencia sobrehumana, porque reconocían que Jesús era el Hijo de Dios (Mat. 8:29), cuando otros no lo reconocieron; algunos endemoniados no podían ser atados con cadenas (Mar. 5:4, 5), etc. Tal fenómeno no existe ahora. Es verdad que Satanás entra en muchas personas como entró en Judas (Jn. 13:27) y en Ananías (Hech. 5:3), pero lo hace con el permiso del individuo. No fue así en el primer siglo, pues tomaron control de la vida de muchos sin su permiso. Los que hablan ahora de echar fuera a los demonios de alguien habla locura. Satanás tiene control de muchas vidas, pero estos pueden y deben librarse de ese control.

          F. Así es que los que dicen que en el nombre de Jesús profetizan, echan fuera demonios y hacen milagros se engañan solos, a menos que sean charlatanes de los más viles que conscientemente engañan a la gente.

          G. Otras buenas obras. Muchos que no profesan profetizar, etc. en el nombre de Cristo, profesan hacer muchas buenas obras de benevolencia. La religión de mucha gente es hacer buenas obras (obras que según ellos son buenas), pero el hacer buenas obras no sustituye la obediencia.

          H. Una advertencia solemne. Recuérdese que todos los grupos religiosos enseñan "mucha Biblia". Aun los "testigos", por más que blasfemen a Cristo, enseñan cosas buenas. Algunas iglesias enseñan muchísimas cosas buenas y los miembros son en algunas cosas "muy buena gente", pero entre más el billete falso aparezca ser genuino, más peligroso es. Para matar ratones se usa un 98% de puro cereal y solamente un 2% de veneno, pero ese pequeño porcentaje de veneno mata.

          V. "Entonces les declararé: nunca os conocí."

          A. ¡Que grande sorpresa para muchos! Desde luego, "Aquél Día" traerá muchas sorpresas. Multiplicados millones se sorprenderán porque ni siquiera creen que habrá Juicio Final. Otros creen que cuando Cristo venga establecerá su reino aquí en la tierra para reinar mil años (por eso siguen orando, "venga tu reino").

          B. Aun profetizaban, echaban fuera demonios e hicieron milagros. Tal vez estos serán más sorprendidos que nadie. Luc. 13:26, "Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste"; es decir, "nos conocíamos íntimamente".

          C. La palabra "declarar" es la palabra usada en Mat. 10:32. Si no le confesamos (haciendo su voluntad) El declarará que no nos conoce.

          D. "Nunca os conocí". La palabra "conocer" significa "aprobar". 1 Cor. 8:3, "si alguno ama a Dios, es conocido por él"; Gál. 4:9, "siendo conocidos de Dios"; 2 Tim. 2:19, "Conoce el Señor a los que son suyos". Significa una relación de aprobación. Véase también Mat. 25:12. Dice Cristo, "Nunca" os conocí. El nunca aceptó su "servicio" porque era "culto voluntario" (culto "en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres", Col. 2:22, 23).

          E. "Hacedores de maldad". "Maldad, anomia, iniquidad, relacionado con anomos, sin ley ... anomia no es meramente infracción de la ley, sino su rechazo flagrante en rebeldía; actuar y vivir al margen de ella; Besson traduce más literalmente ... ilegalidad (y en nota al pie aclara: la anarquía). Esta definición de pecado expone su carácter esencial como el rechazamiento de la ley, o voluntad de Dios, y su sustitución por la voluntad de uno mismo" (WEV). Es decir, obraban fuera de la autoridad de Cristo. Eran religiosos, hacían muchas cosas religiosas, aun practicaban buenas obras, pero no querían sujetarse a la autoridad de Jesús, sino la sustituían con la sabiduría humana.

          F. En "Aquél Día" Cristo quitará la máscara a todos los que solamente profesan servirle pero siempre hacían su propia voluntad y no la voluntad de Dios. Quitará el vestido de oveja y expondrá los lobos. Les hará ver que estaban en el camino ancho y no en el camino angosto.

          Conclusión.

          A. No basta con simplemente DECIR "Señor, Señor". No basta con simplemente orar a Dios. El orar tiene gran eficacia, pero no puede sustituir la obediencia.

          B. Cristo será el Juez. Este texto nos hace ver claramente que nuestro Señor Jesucristo será el Juez en "Aquél Día". Muchos se sorprenderán al saber esto, porque dicen que Jesús era solamente un Buen Hombre, un Buen Maestro, etc.

          C. Muchos viven engañados, y morirán engañados, y en esa condición tendrán que comparecer delante del Señor.

          D. Este juicio será final. Es para siempre. "E irán estos al castigo eterno" (Mat. 25:46).

          E. ¡Nos urge oír el evangelio puro, aprenderlo y obedecerlo cuanto antes!

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Mateo 7:24-29, EL SABIO PONE EN PRÁCTICA EL SERMÓN DEL MONTE

          I. La importancia de oír. "Cualquiera, pues, que me oye estas palabras".

          A. Mat. 13:9, "El que tiene oídos para oír, oiga". Mar. 4:24, "Mirad lo que oís". Luc. 8:18, "Mirad cómo oís".

          B. Rom. 10:17, "Así que la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios". Por lo tanto, es sumamente importante oír las palabras de Cristo. Muchísimas personas no las oyen. La Biblia para ellos es libro desconocido, es un libro cerrado. La Biblia ni siquiera se encuentra en muchos hogares, y en muchos otros es puro ornamento. Los humanistas hacen burla de estas enseñanzas para destruir todo aspecto de la moralidad bíblica para promover el libertinaje.

          C. Entre los que oyen estas palabras, hay cuatro clases de oyentes (Mat. 13:3-9, 18-23). Esta parábola indica que la mayoría de los oyentes no aprovechan las grandes bendiciones que Jesús ofrece.

          II. Y las pone en práctica (La Biblia de las Américas).

          A. Es una gran bendición oír la palabra de Cristo, pero no basta con solamente oír.

          B. Muchos están contentos con solamente oír la palabra y leerla. Existe una actitud muy peligrosa con respecto a oír la palabra. Muchas personas leen la Biblia, permiten que se les presente estudios bíblicos, y aun asisten a las reuniones. Pero hasta allí llegan. Dicen que reciben una gran bendición porque leen y oyen la palabra. Se sienten muy contentos, muy bendecidos por hacerlo. Después de oír una lección dicen, ¡Qué bonito fue el sermón! ¡Me gustó mucho! No dejan de aplaudir al maestro o predicador, pero creen que basta con solamente oír.

          C. "La gente se admiraba". La gente que escuchó el Sermón del Monte se admiraba de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Reconocieron que Jesús no decía, "Así dice el Rabí Hillel", o "Así dice el Rabí Shammai", etc., sino que dijo, "Pero yo os digo". La palabra ekplesso, traducida "admirarse", es palabra fuerte. "De ek, fuera de, plesso, golpear, lit., golpear afuera, significa estar sumamente chocado en la propia mente de uno, estar atónito" (WEV). Es semejante a la expresión "sacar de las casillas". Quedaron boquiabiertos.

          D. Pero ¿cuántos de ellos ponían en práctica este sermón? Es lo que Jesús buscaba y busca. El no busca personas que simplemente "se admiren" de El y de su doctrina. El no vino al mundo para exhibir su talento y capacidad como el Maestro de maestros. El busca el verdadero discipulado.

          E. Las palabras importantes son hacer, obedecer, poner en práctica. Esto es lo que El busca. Véanse Mat. 6:10; 7:21, 24; 12:50; Luc. 6:46; 11:28; Jn. 7:17; Rom. 2:13; 1 Jn. 3:7, etc.

          F. ¿Poner en práctica qué cosa? "Estas palabras", el Sermón del Monte, y, desde luego, por extensión, todas sus enseñanzas.

          III. El hombre sabio (prudente) es el que pone en práctica estas enseñanzas.

          A. Hay muchos "sabios" que no son sabios. Job 32:9, "No siempre los grandes son sabios" (VM). Los de años avanzados deben ser sabios, pero la mayoría de ellos ni siquiera obedecen al evangelio. El mundo ha sido bendecido por hombres muy sabios en su campo de estudio (científicos, médicos, matemáticos, etc.), pero esto no necesariamente significa esto que los tales poseen la sabiduría verdadera. Se cree a veces que si alguno de éstos habla sobre asuntos religiosos, deben escucharse con mucho respeto. Pero, por lo contrario, "el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría" (1 Cor. 1:21). "Profesando ser sabios, se hicieron necios" (Rom. 1:22). Hay muchísimos profesores que no son nada sabios en el sentido de Mat. 7:24, sino más bien se identifican con los insensatos mencionados en este texto.

          B. La Biblia habla mucho acerca de la sabiduría verdadera. (1). Prov. 9:10, "El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia". (2). Prov. 9:8,9, "No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; Corrige al sabio, y te amará". Es precisamente lo que Jesús hace en el Sermón del Monte, nos corrige, quiere cambiarnos. El sabio acepta la corrección. (3). Prov. 9:9, "Da al sabio, y será más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber". Así dice Pablo (2 Tim. 3:15), "desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús". Los sabios son los que siempre están preparados. Mat. 25:1-13, las cinco vírgenes prudentes o sabias eran las que estaban preparadas. Los sabios están preparados y listos para la venida del Señor (o para la muerte). No es "sabio" posponer esta preparación.

          C. Debemos mostrar la sabiduría en la conducta. Sant. 3:13, "¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre". Es precisamente lo que Jesús dice en Mat. 7:24; es necesario poner en práctica estas enseñanzas para ser sabio. Léase Santiago 3:13-18, un buen comentario sobre la necesidad de poner en práctica el Sermón de Monte: "Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica". Estos no son sabios porque no ponen en práctica las bienaventuranzas (no son misericordiosos, no son de limpio corazón, no son pacificadores, etc.); tampoco practican Mat. 5:21-24. Sant. 3:16,17, "Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía". Este texto suena como comentario sobre Mat. 5:38-48. Santiago dice la misma cosa que Jesús en Mat. 7:24, los únicos sabios son los que siguen la sabiduría "que es de lo alto" y ponen en práctica las hermosas enseñanzas del Sermón del Monte. La conducta del sabio muestra la divina sabiduría que dirige su vida.

          D. Los sabios no tropezarán. Prov. 4:10-13, "Oye, hijo mío, recibe mis palabras, y muchos serán los años de tu vida. Por el camino de la sabiduría te he conducido, por sendas de rectitud te he guiado. Cuando andes, tus pasos no serán obstruidos, y si corres, no tropezarás. Aférrate a la instrucción, no la sueltes; guárdala, porque ella es tu vida" (LBLA). ¡Es la pura verdad! ¡Es consejo práctico! La práctica del Sermón del Monte evitará y eliminará muchísimos problemas en esta vida, problemas en el hogar, problemas en la iglesia, y aun problemas con los del mundo. Es una conducta sana y noble, digna de aceptación entre todos. Es una vida de sinceridad y de conducta honrada. También es una vida de visión clara y una vida sin afán. Estas palabras de Jesús nos traen pura bendición, ¡bendiciones inefables!

          IV. Los dos fundamentos (cimientos).

          A. La casa de esta ilustración es la vida, el carácter, la preparación.

          B. El sabio o prudente, el que pone en práctica las palabras de Jesús, "cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca" (Luc. 6:48), un fundamento firme y duradero. 1 Jn. 2:17, "el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre". Prov. 12:7, "la casa de los justos permanecerá firme".

          C. El insensato, el que no pone en práctica estas enseñanzas, "edificó su casa sobre la arena".

          V. Vienen las pruebas de la vida.

          A. Descendió lluvia, vinieron ríos (los torrentes, una inundación) y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra (azotaron) las dos casas. Este lenguaje indica fuertes pruebas. Todos son azotados y sacudidos por contratiempos, problemas, dificultades, aflicciones, tribulaciones de toda clase. La vida es una prueba. Es una disciplina, una escuela de preparación.

          B. Los que ponen en práctica las enseñanzas de Jesús aguantan y soportan todas las pruebas de la vida, los demás no. El obedecer o no obedecer es el fundamento, la base, de la vida. Determina todo el curso de la vida.

          C. ¿En qué sentido somos probados? Pensando en el contexto, o sea, en el mismo Sermón del Monte, considérense los siguientes pensamientos:

                   1. La prueba del carácter. El carácter de todos se sujeta a duras pruebas todos los días, en el hogar, en el trabajo, en la escuela, y en todas las relaciones y actividades de la vida. Las tentaciones y pruebas, como tormentas violentas, nos azotan y atacan los cimientos de la vida. Los vientos y las inundaciones que nos sacuden y azotan prueban y manifiestan la clase de fundamento que escogimos para nuestra casa. Pero el carácter desarrollado y afinado por las bienaventuranzas y las demás enseñanzas del Sermón del Monte soporta todo ataque contra el alma. Esta "casa" resiste porque está cimentada sobre la Roca que es Cristo.

                   2. La influencia está probada (Mat. 5:13-16). Nuestra influencia es probada todos los días. ¿Somos en verdad la sal de la tierra, la luz del mundo? El fundamento determina esto. La obediencia es el fundamento sólido que produce la buena influencia. La falta de obediencia destruye la influencia.

                   3. La prueba de nuestra relación con otros (Mat. 5:21-48). Los que no practican las enseñanzas de Jesús hacen las obras de la carne (Gál. 5:19-21). Los problemas y conflictos de la vida solamente producen odio, amargura y pleitos entre hombres. La casa de estos es azotada por los vientos y ríos de pasiones humanas y cae. Pero los que ponen en práctica las enseñanzas de Jesús llevan el fruto del Espíritu (Gál. 5:22,23).

                   4. La prueba de la confianza. (Mat. 6:19-34; 7:7-11). ¿Confiamos en Dios o en las cosas materiales? ¿A cuál de los dos servimos? ¿Nos preocupamos (nos afanamos) por las cosas materiales o por los asuntos del reino? Todos son probados en este sentido todos los días. Job 14:1, 2, "El hombre, nacido de mujer, corto de días y lleno de turbaciones, como una flor brota y se marchita, y como una sombra huye y no permanece" (LBLA). La vida está llena de problemas serios. Hay enfermedades, aflicciones, pérdidas, quiebras, desempleo, revoluciones y toda clase de "turbaciones". ¿En quién o en qué confiaremos? ¿Adónde iremos para buscar ayuda y apoyo? Así somos probados. ¿Resistirá la casa o caerá?

          5. De esta manera nuestra casa (vida) es probada con respecto a todas las enseñanzas de Jesús. Seguimos en pie si las obedecemos, caemos si no.

          Conclusión.

          A. Por lo tanto, los que no ponen en práctica estas palabras no son sabios, sino insensatos. Por educados que sean son insensatos. Construyen su casa como casa de verano en lugares placenteros pero sin tomar en cuenta las pruebas de la vida.

          B. Job 8:13-15, "Tales son los caminos de todos los que olvidan a Dios; y la esperanza del impío perecerá; porque su esperanza será cortada, y su confianza es tela de araña. Se apoyará él

en su casa, mas no permanecerá ella en pie; se asirá de ella, mas no resistirá".

          C. Prov. 10:25, "Como pasa el torbellino, así el malo no permanece; mas el justo permanece para siempre". (Véase 1 Jn. 2:17).

 

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