Mateo 15

 

          15:1  Entonces se acercaron a Jesús (cuando estaba en Galilea, Jn. 7:1) ciertos escribas y fariseos (los “separados”) de Jerusalén, -- Los fariseos eran los peores enemigos de Jesús. A través de Mateo, Marcos, Lucas y Juan leemos que ellos constantemente le asechaban, murmuraban contra El, le tentaban, se burlaban de El, le calumniaban, le vituperaban, y conspiraban con las autoridades para destruirlo.

          -- diciendo:  2  ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? --  Los escribas y fariseos decían que la tradición de los ancianos era la enseñanza de Moisés entregada oralmente a los ancianos quienes en turno la entregaban a las generaciones sucesivas.

          “La inmensa masa de tradiciones tan venerada de los judíos de tiempos posteriores, consistía, según ellos, en parte de leyes orales dadas por Moisés en adición a la ley escrita – referencia a las cuales suponían encontrar en Deut. 4:14; en parte de fallos pronunciados de tiempo en tiempo por los jueces (Deut. 17:9s), y que llegaron a ser precedente y autoridad; y en parte de las explicaciones y opiniones de maestros eminentes, dadas individualmente o a veces por el sufragio de asambleas. Estas tradiciones orales continuaron acumulándose después del tiempo de Cristo hasta que fueron escritas en la Mishna y sus comentarios … Eran altamente estimadas por toda la nación con excepción de los saduceos. En verdad algunos opinaban que eran de más importancia que la ley escrita. El Talmud de Jerusalén dice, ‘Las palabras de los escribas son más hermosas que las palabras de la ley…’ … En esto, como en otros muchos respectos, el judaísmo ha influido en el cristianismo de la Iglesia de Roma, que enseña la observancia de numerosas tradiciones que pretenden descender de tiempos primitivos, y algunas de ellas de los apóstoles, aunque violan … las Escrituras. Entre los protestantes hay a veces más deseo de observar la costumbre que la Escritura; y más énfasis se carga sobre ‘la regla de la iglesia’ que sobre la ley de Dios” (JAB).

          También creían que era necesario que la ley escrita fuera definida y adaptada a las situaciones de la gente de cada época, y que esto se hiciera oralmente. Para los escribas y fariseos (comúnmente los escribas eran de la secta de los fariseos) la tradición de los ancianos llevaba la misma autoridad que la ley de Moisés (desde luego, la ley escrita porque no había otra). Jesús tajantemente refuta esto. La ley de Moisés tenía enseñanza clara sobre lo inmundo, pero la tradición de los ancianos iba mucho más allá de la ley de Moisés. El “Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado” de Vila-Escuain tiene un buen párrafo sobre esto: “Al añadir a la Palabra de Dios se habían hecho culpables. (1) Habían dejado los mandamientos de Dios (Mr. 7:8), (2) habían desechado el mandamiento de Dios (Mr. 78:9, V.M.); (3) habían quebrantado, o transgredido, el mandamiento de Dios (Mt. 15:3); (4) habían invalidado el mandamiento de Dios (Mt. 15:6; Mr. 7:13). Así, por la pretensión de una tradición oral suplementaria de la escrita, el mandamiento de Dios quedaba: (1) echado a un lado o ignorado; (2) desatendido en sus demandas; (3) manipulado y violado; por último, (4) quedaba invalidado, vaciado de todo contenido, al ser sustituido por una norma humana”.

          La tradición de La Iglesia Católica Romana queda condenada de la misma manera por lo que Jesucristo enseña en estos textos. Según el clero romano la tradición católica es la misma ley de Cristo y los apóstoles, no escrita, sino entregada oralmente a los supuestos sucesores de los apóstoles. Se atreven a enseñar que la actual Iglesia Católica Romana es la misma iglesia que Jesús estableció. ¿Y qué de las grandes diferencias entre la iglesia de Cristo como la vemos en las Escrituras y la moderna Iglesia Católica Romana? Dicen que ésta es la misma iglesia de Cristo pero ya desarrollada, pero en realidad es la iglesia apóstata, porque se ha apartado del patrón bíblico en el nombre que lleva, en la doctrina que enseña y practica, en su gobierno humano, en su culto (adoración), y en muchas otras cosas. Como en el caso del judaísmo, la tradición de la iglesia romana es simplemente enseñanza humana. Con razón Jesús la denuncia tan fuertemente.

          -- Porque no se lavan las manos cuando comen pan. – Es necesario distinguir entre el lavamiento higiénico y el lavamiento ritual prescrito por la tradición de los ancianos.  Mar. 7, “3  Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen.  4  Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos”. Luc. 11, “37  Luego que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiese con él; y entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa.  38  El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de que no se hubiese lavado antes de comer.  39  Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad.  40  Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro?”

          Jesús y sus discípulos no violaban la ley de Moisés, sino la tradición de los ancianos (que para muchos judíos era más importante que la ley de Moisés, como veremos en este mismo texto). No solamente se lavaban las manos antes de comer, sino que también se bañaban después de andar afuera donde sus cuerpos podían tocar, o ser tocados por, personas inmundas.

          15:3  Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? – Sería difícil para nosotros comprender lo duro de este golpe que Jesús dio a los escribas y fariseos y la tradición de los ancianos. Fue asunto de un sistema religioso bien establecido y aceptado. Era la religión del día. Nadie se había atrevido a decir lo que Jesús estaba diciendo en esta ocasión (y, desde luego, su ataque sería mucho más severo después como vemos en Mateo 23.

          -- quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición. Toda tradición humana se condena porque ineludiblemente substituye) algún mandamiento o arreglo de Dios: p. ej., la jerarquía de la iglesia romana (como también de varias otras denominaciones) substituye el arreglo divino de tener ancianos (obispos) en cada iglesia y que cada congregación sea autónoma; el llamado “bautizo infantil” substituye el bautismo de creyentes penitentes; la aspersión  substituye el bautizarse (sumergirse); la misa substituye la cena del Señor; el tocar instrumentos de música substituye el cantar, pues tocar y cantar no es cantar; el mandamiento de diezmar (que no es ley de Cristo y, por eso, es tradición humana) substituye el ofrendar voluntariamente; establecer instituciones (escuelas bíblicas para entrenar predicadores, clínicas, asilos para niños, etc.) por las cuales las iglesias de Cristo hacen su obra es pura tradición humana substituye el plan divino de que cada iglesia sea autónoma, haciendo su propia obra.

          La palabra tradición (paradosis) se usa en sentido bueno en 1 Cor. 11:2, 23; 2 Tes. 2:15; 3:6; es decir, la palabra “tradición” no es mala en sí. Depende de la fuente de la enseñanza. En el caso de estos textos aquí citados en las cartas de Pablo a los corintios y los tesalonicenses, se refiere a la enseñanza que él recibió del Señor y entregó a las iglesias, pero la tradición de los ancianos no procedía de Dios, sino de los hombres.

          15:4 -- Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; {Ex. 20. 12; Dt. 5. 16.} y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. {Ex. 21. 17; Lv. 20. 9.}  5  Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte,  6  ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. – Mar 7, “11  Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte,  12  y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre”. ¿Qué tenía que ver esta práctica con la controversia sobre el no lavarse antes de comer? Con esto Jesús explica la maldad ( malicia) de la tradición humana; es decir, que no solamente rechaza la ley de Dios (la ley de Moisés), sino que también se ve como un principio de vida bien degenerado y cruel, pues el que se basaba en esta tradición de los ancianos para obligar a sus propios padres a vivir mendigando pan era peor que el que maldecía a sus padres.

          Para entender lo cruel de esta práctica es importante aclarar que la gente no entregaba la propiedad a los oficiales del templo, sino que solamente la dedicaba al templo. La propiedad se quedaba en su posesión por tiempo indefinido para su propio uso,  pero podían decir que “la propiedad ya no es mía”, y por esa razón estaban exentos de la obligación de usarla para cuidar de sus padres. Fue un plan diabólico. ¡Con razón Jesús lo denunciaba!

          15:7 -- Hipócritas, (véase Mat. 23; Rom. 2:17-24) – Eran hipócritas porque profesaban honrar a Dios, haciendo voto de darle lo que pertenecían a sus padres, pero en realidad era pura avaricia, porque no amaban ni a Dios ni a sus padres. Eran hipócritas porque con su tradición enseñaban a los hijos cómo evadir el quinto mandamiento del decálogo (los diez mandamientos). Profesaban gran piedad pero eran hombres muy corruptos.

          -- bien profetizó de vosotros Isaías, (estos escribas y fariseos eran del mismo carácter que sus antepasados que fueron denunciados por Isaías)  cuando dijo:  8  Este pueblo de labios me honra;  Mas su corazón está lejos de mí.  9  Pues en vano me honran,  Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres. {Is. 29. 13.} – Cuando los líderes religiosos se atreven a quebrantar o substituir algún mandamiento o enseñanza de Dios, hacen nula su adoración a Dios. Dios no acepta la adoración de los que quebrantan y substituyen sus leyes. Otros textos que hablan de religión vana son Col. 2:23; Hech. 14:15; Sant. 1:26, 27.

           15:10 --  Y llamando a sí a la multitud, (habiendo refutado a los fariseos, ahora se dirige a la gente para explicarles otra razón por la que El y sus discípulos no se sometían a la tradición de los ancianos de lavarse ceremonialmente antes de comer pan)  les dijo: Oíd, y entended:  11  No lo que entra en la boca contamina al hombre; (los fariseos se preocupaban por la purificación ceremonial que ellos habían inventado, pero Jesús ahora enseña a la multitud la necesidad de la purificación verdadera, la del corazón) mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre. (Véanse los versículos 18, 19).

          15:12  Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron (se escandalizaron, LBLA) cuando oyeron esta palabra? – Jesús no enseñaba para agradar a la gente. El es el Médico por excelencia. Y es el divino Cirujano. El no busca la aprobación del pueblo, sino su salvación, como el médico competente sólo se interesa por sanar a sus pacientes. La palabra “ofendieron” viene de skandalizo, caer, tropezar y se traduce con el verbo “ofender” aquí, como también en Mat. 17:17 y Jn.6:61. Los discípulos podían ver que los fariseos “Reaccionaron con resentimiento ante esta reprensión pública” (ATR). Fueron ofendidos por dos cosas: (1) Jesús les está quitando el liderazgo. Ellos gozaban de mucha influencia como los maestros del pueblo, pero ahora ha llegado el verdadero Maestro de maestros que los expone como hipócritas; y (2) la enseñanza misma de Jesús es ofensiva para algunos. Otros ejemplos de esto son: (1) Mat. 19, “9  Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. 10  Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse”;  y (2) Jn. 6, “60  Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?  61  Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende?”  (3) Los de Nazaret se escandalizaban de El (Mat. 13:57) porque para ellos El era simplemente el carpintero muy conocido de una familia muy conocida. (4) Otro ejemplo más: Gál. 5, “11  Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz”. Por este motivo Jesús dice en Mat. 11, “6  y bienaventurado es el que no halle tropiezo en (se escandaliza de LBLA) mí”.

          15:13 -- Pero respondiendo él, dijo: Toda planta (toda religión; en este caso se refiere a la religión basada en las tradiciones humanas de los escribas y fariseos) que no plantó mi Padre celestial, (el pueblo de Dios es su “plantío”, su vid, su labor. Isa. 5:7; 58:11; 1 Cor. 3:9) será desarraigada. Dios plantó la ley de Moisés y la religión basada en ella, pero no plantó las tradiciones de los ancianos que eran puros “mandamientos de hombres” (15:9). Que todos los maestros religiosos tomen nota de esto: toda religión basada en las tradiciones de los hombres está destinada a caer. El clero romano admite libremente que ellos siguen sus tradiciones, pero hay muchas otras denominaciones que enseñan y practican una variedad de tradiciones humanas y no quieren aceptar que son humanas, sino que afirman que son bíblicas (p. ej., el uso de instrumentos de música en la adoración, el diezmo, la aspersión,  el “bautizo infantil”). Los que aman la verdad estarán dispuestos siempre a comparar con toda diligencia y sinceridad su doctrina y práctica con el patrón bíblico (2 Tim. 1:13, 14).

          En cuanto a los escribas y fariseos y sus tradiciones de los ancianos, Jesús no vino para agradar sino para desarraigar. Mat. 3, “10  Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego”.

          Desde luego esto se refiere al juicio final, pero Dios nos da el “talacho” para desarraigar tradiciones humanas y para sembrar la verdadera planta de Dios. El Nuevo Testamento revela la voluntad de Dios de una manera comprensible: (1) por medio de declaraciones explícitas; (2) por enseñanza implícita (de la cual sacamos inferencias lógicas y necesarias);  (3) por medio de mandamientos que son para todos, y (4) por medio de ejemplos apostólicos aprobados.

          15:14 -- Dejadlos; -- ¡Qué cosa tan terrible ser abandonado por el Señor! Recuérdese el caso del rey Saúl. Rom. 1, “26  Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas … 28  Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen”. Jesús no quería que sus discípulos les hicieran caso. Más bien, deberían apartarse de ellos.

          -- son ciegos guías de ciegos; 13:15; 23:16;  Jn. 9, “39  Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados.  40  Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos?  41  Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece”; es decir, sí eran ciegos, pero si hubieran aceptado que eran ciegos, podrían haber recibido la vista, pero por insistir que “veían” (que eran muy sabios y que lo sabía todo y nadie les podía enseñar nada), por eso, no había esperanza para ellos. Eran voluntariamente ciegos (2 Ped. 3:5). Escogieron las tinieblas (Jn. 3:19).

          “Crisóstomo: ‘Es un gran mal ser ciego, pero serlo y no tener quien le guíe, u ocupar él mismo el lugar de guía es motivo doble y triple de censura. Porque si es cosa peligrosa que el ciego no tenga guía, es mucho más grave que él desee ser guía de otro’” (JAB).

          -- y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo. {Lc. 6. 39.} – la condenación eterna.

          15:15 -- Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola (del v. 11).  16  Jesús dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento? (Luc. 24:25)  17  ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina? Mar. 7, “20 Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos” (Hech. 10:14, 15; 1 Tim. 4:3-5). Cuando Jesús decía esto, todavía estaba en vigor la ley de Moisés y Jesús no sólo la guardaba, sino que también enseñaba a sus discípulos a guardarla (Mat. 5:17-20). Por lo tanto, El no estaba diciendo a sus discípulos que en ese momento ellos podrían ignorar los reglamentos de la ley de Moisés. Es necesario observar el contexto: el punto es que El está condenando la tradición de los ancianos sobre el lavamiento de las manos antes de comer pan. Cristo vino al mundo para cumplir la ley (Mat. 5:17; Luc. 24:44) y cuando la cumplió, la clavó a su cruz (Efes. 2:15,16; Col. 2:14). Entonces bajo el Nuevo Testamento, cuando sus discípulos ya no estaban bajo la ley de Moisés, todos los alimentos serían limpios.

          Mar. 7, “18 ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar”. Jesús hizo “limpios todos los alimentos”, pero la sangre nunca era “alimento”. Bajo las tres dispensaciones (la patriarcal, la mosaica y la cristiana) Dios siempre ha prohibido el comer sangre (Gén. 9:4; Lev. 17:11; Hech. 15:20, 28).

          15:18 -- Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; (Mar. 7, “21 de dentro”) y esto contamina al hombre. – Mat. 12, “34  ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. 35  El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas”.  Prov. 4, “23  Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;  Porque de él mana la vida”.

          15:19 -- Porque del corazón salen los malos pensamientos, (malas intenciones, como la tradición que permitió el descuido de los padres. Rom. 1, “21  Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”. Sin lugar a dudas tanta maldad en la vida del hombre empieza con sus malos razonamientos. Dicho de otro modo, los malos hechos del hombre no se llevarían a cabo si primero no existieran en el corazón) los homicidios, que son las manifestaciones externas del odio y envidia (literalmente “ojo maligno”) en el corazón;  5:21, 22; 27:18; 1 Jn. 3, “15  Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida;, los adulterios (Mat. 5, “28  Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”), las fornicaciones (término que cubre todo pecado sexual; Marcos agrega “la lascivia” que provoca fornicaciones), los hurtos (Marcos agrega “avaricias”, el deseo de tener más y mejor,  Col. 3:5; 1 Tim. 6:9, 10; Heb. 13:4, 5) , los falsos testimonios (Marcos agrega “el engaño”, “doblez, de falsedad del carácter” (B-S), las blasfemias (pronunciadas con odio, amargura y malicia para dañar la reputación de otro Mar. 7, “21  Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,  22  los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez (Luc. 15, “17  Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!” ¿No indica esto que, en un sentido, los que viven en pecado están “fuera de sí”, que no están en su juicio cabal? Jesús dice que los que edifican sus vidas sobre la arena son “insensatos”.

          “Es notable que tres de los crímenes aquí mencionados como poluciones de la mente, a saber, el homicidio, el falso testimonio y la blasfemia fueron en esta ocasión cometidos por las personas quienes cargaron al Señor con impiedad por haber descuidado tales preceptos ceremoniales de religión que eran de invención humana” (JM).

          Otras listas de pecado semejantes a esta se encuentran en Rom. 1:29-31; Gál. 5:19-21; Efes. 4:25-31; 5:3; Col. 3:5.

          15: 20 -- Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre. – El tema aquí no tiene nada que ver con la higiene, pues los fariseos no se interesaban por la higiene, sino por el guardar los preceptos de las tradiciones de los ancianos con respecto a los lavamientos ceremoniales. De esto Jesús habla.

          “Orígenes: ‘ No es el comer con las manos sin lavar, sino, usando una expresión atrevida, el comer con el corazón sin lavar, lo que contamina al hombre’” (JAB).

          15:21 -- Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. – “Los celos de Herodes (14:1s), la hostilidad de los fariseos (12:14; 15:1,12; también 4:12; Juan 43:1-3), y las ideas fanáticas de las masas (Juan 6:15) aun obligaban a Jesús a retirarse de Galilea, como antes en 14:13” (JAB). Esta es la primera vez que salió de Palestina para andar en un país extranjero. Algunos suponen que no salió de Palestina, pero Mar. 7:31 dice, “31  Volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea, pasando por la región de Decápolis”. Mar. 7, “24  Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese”. Jesús no entró en Tiro y Sidón para predicar, sino porque quería tener tiempo para relajarse y descansar de las actividades de las semanas pasadas en Galilea. Sin embargo, Marcos añade la frase, “pero no pudo esconderse” (“no pudo quedar oculto”, FL). Le sobró fama (Mat. 4:24), y aun allí lo conocían.

          15:22 -- Y he aquí una mujer cananea (Mar. 7, “25 cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él ...  26  La mujer era griega, y sirofenicia de nación; que había salido de aquella región;) clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, (9:27; 12:23; 20:30; 21:9, 15; este nombre equivale a Mesías. Ella tenía mucha fe en Cristo, v. 28) ten misericordia de mí! Mi hija (hijita, Mar. 7:25, V. M.) es gravemente (terriblemente, WEV) atormentada por un demonio (muy endemoniada). – Dijo, “ten misericordia de mí”, pero en realidad pedía por su hija; una madre fiel sufre cuando sus hijos sufren. “Hace suyo propio el caso de su hija” (JAB);  “Hizo del problema de su hija el suyo propio” (ATR). Como esta madre y su hija fueron inseparables, así también deben ser los discípulos de Cristo. Los demonios atormentaban a sus víctimas física y mentalmente, pero no podían hacerles pecar. Eran imparciales, pues en este caso estaba atormentando a una niña gentil.

          15:23  Pero Jesús no le respondió palabra. – ¿Por qué la demora en responderle? Compárese 9, “27  Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!  28  Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor.  29  Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho”. Que sepamos Jesús no dijo nada a estos dos ciegos en el camino. Después, “llegado a la casa”, les hizo caso y abrió sus ojos. Jn. 6, “5  Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?  6  Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer”. Jn 11:6, 15. Jesús probaba la fe de la gente, y dejaba que la fe madurara y se refinara. En este caso dejó que la fe de esta mujer se expresara. Si Jesús hubiera sanado su hija inmediatamente, no habríamos tenido la hermosa expresión de humildad y fe de los vv. 26, 27. “El silencio de Dios nunca debe ser interpretado como indicación de que El no está dispuesto a contestar nuestras oraciones. Aun cuando El calla, posiblemente esté arreglando la misma respuesta que deseamos. Su silencio puede indicar su deseo de que nosotros aprendamos la disciplina de la oración paciente y el esperar humilde. Dios contesta nuestras oraciones pero tal vez no lo hace de acuerdo al programa de tiempo que tratamos de imponer sobre El” (HF); “El efecto fue desarrollar, esforzar, y manifestar s fe” (JAB). Entonces acercándose sus discípulos (probablemente los doce), le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. Sin duda Jesús ya sabía lo que iba a hacer (como en los textos citados arriba), pero los apóstoles no comprendían nada de eso. Tal vez ellos dicen esto en base a que “Jesús no le respondía palabra”. Al principio Jesús “no le respondió palabra”, pero no la despidió.

          15:24  El respondiendo (a sus discípulos), dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. – En varios textos el pueblo de Israel se llama el rebaño de Dios, Sal. 79:13; 1 Reyes 22:17; Ezeq. 34:1sig. El ministerio personal de Cristo en la tierra era para los judíos, Mat. 10:5, 6; Rom. 1:16. Jesús no vino al mundo para predicar a todas las naciones. Ese ministerio sería llevado a cabo por los apóstoles después (28:19). Jesús nació, vivió, trabajó y sufrió entre los de su propia nación, los judíos, pero al mismo tiempo estaba entrenando a los apóstoles para que trabajaran entre todas las naciones. Dijo claramente a los judíos que tenía “otras ovejas que no son de este redil”; se refiere a los gentiles. Jn. 10, “16  También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”. Pero como Juan dice,  Jn. 1, “11  A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” aunque El trabajó casi exclusivamente entre ellos. ¿Cuánto más lo habrían rechazado si hubiera trabajado igualmente entre los gentiles?

          15:25 -- Entonces ella vino y se postró ante él, (era mujer muy humilde; adoró a Cristo, véase 14:33, notas) diciendo: ¡Señor, socórreme!  (Este es otro ejemplo de la importunidad -- perseverar en oración -- enseñada por Jesús en Luc. 11:5-8; 18:1-8. En tales casos de importunidad vemos la diferencia entre la verdadera oración que agrada a Dios y la oración como mera formalidad. Sea en privado o sea en la reunión de la iglesia, si vamos a “tener oración”, nos conviene orar – la expresión sincera y ferviente del corazón --  y no simplemente “decir una oración”. Esta mujer bien sabía que Cristo era su única esperanza y nosotros ¿que? ¿tenemos otra?). 26  Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. (Jesús no dice “perros” como en 7:6, sino que usa la forma diminutiva, “perrillos”, animal de casa, mascota. Jesús no compartió el prejuicio de los judíos contra los gentiles como se puede ver en 8:10-12;  Luc. 4:25, 26)  27  Y ella dijo: Sí, Señor (debemos siempre estar de acuerdo con el Señor no importa lo que nos diga); pero aun los perrillos (debajo de la mesa, Mar. 7:28) comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos (aun durante la comida. Ella aceptó que Jesús fue enviado a los judíos, pero aunque estaba sumisa a lo que El decía, buscaba otra verdad, otro aspecto de su voluntad para seguir apelando a El por su hija. Por eso, su argumento fue que aun durante su ministerio a los judíos, podría dar “migajas” a un pobre gentil.  Esta mujer era humilde pero también muy lista. Al decir “perrillo” Jesús “le dio a la mujer un asidero argumentativo lo cual ella no demoró en agarrar” (JWM). Ella no manifestó resentimiento ni preguntó, “¿por qué”. No negó lo que Jesús dijo, pero simplemente aprovechó esta buena oportunidad para expresar su humildad y fe. ¿Por qué no se ofendió ella? ¿Por qué no dijo como muchos dicen en semejante caso, “Muy bien, si no quiere ayudarme y sólo quiere insultarme, es cosa suya, ya me voy”? Porque esta mujer no era egoísta, sino que amaba a su hija fervientemente y por esa razón tuvo un propósito firme y singular: quería de todo corazón que Jesús sanara a mi hija; por esa razón persistió.

          15:28 -- Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; (8:10, “ni aun en Israel he hallado tanta fe” como la del centurión, un gentil; aquí en esta mujer Jesús encuentra otro caso de una fe excepcional, y otra vez en un gentil. La fe de esta mujer venció varios obstáculos: los discípulos dicen, “despídela”; Jesús no le hizo caso; luego dio respuesta negativa. Hablaba con Jesús como Jacob hablaba al ángel: Gén. 32, “26 No te dejaré, si no me bendices”. “El mundo está siempre admirando y alabando la grandeza, pero la de inteligencia o imaginación, la de ambición o fuerza de carácter, hermosura o amabilidad, la de erudición o descubrimientos, posesiones o conquistas; aquí tenemos la más noble alabanza de la más verdadera grandeza” (JAB). “La fe puede hallar ánimo aun en lo que es desalentador, y acercarse a Dios cogiendo la mano que se extiende para retirarla” (MH).

          -- hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. (8:13; 9:22).

          15:29 -- Pasó Jesús de allí (Tiro) y vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí. Mar 7, “32  Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima.  33  Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua;  34  y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto.  35  Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien.  36  Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban.  37  Y en gran manera se maravillaban (sobremanera quedaban atónitos, un doble superlativo), diciendo: Bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar”. ¡Bien lo ha hecho todo!  30  Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó;  31  de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel – Jesús decía repetidas veces que el Padre lo había enviado, que El hacía las obras del Padre, etc., para identificarse con el Padre. El logró su propósito como vemos en este y otros textos, pues al ver los milagros de Jesús glorificaban al Dios de Israel.

          15:32 -- Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino.  33  Entonces sus discípulos le dijeron: ¿De dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande?  34  Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos.  35  Y mandó a la multitud que se recostase en tierra.  36  Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud.  37  Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, siete canastas (canastas grandes, véase Hech. 9:25) llenas.  38  Y eran los que habían comido, cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. 39  Entonces, despedida la gente, entró en la barca, y vino a la región de Magdala. – Desde luego, hay mucha semejanza entre este milagro y el de alimentar a los cinco mil. En los dos casos (1) Jesús mostró su compasión por el pueblo; (2) usó poder divino para que el pueblo pudiera ver al Padre en El (Jn. 8:19; 14:9); (3) los sobrantes fueron recogidos; (4) con lo poco que tenían Jesús hizo algo grande y significativo. Muchos creen que la iglesia debe practicar la benevolencia general para poder evangelizar, pero Rom. 1:16 dice que el poder de Dios para salvar es el evangelio. Los que “ganan miembros” con alimentos y medicina tienen que retenerlos como miembros con estas comodidades.  Es obvio en Rom. 15:25-27; 1 Cor. 16:1-4; y 2 Cor. 8 y 9 que la benevolencia practicada por las iglesias de Cristo era limitada (era para los santos necesitados) y que no es para evangelizar, sino que es expresión de la comunión entre hermanos; es decir, las iglesias de Cristo que puedan deben ayudar a las que tengan escasez. Las iglesias de Cristo no son como otra Cruz Roja o departamento de asistencia pública, sino que, como estos textos indican, varias iglesias (como las de Macedonia y Acaya) ayudaron a los santos necesitados de Jerusalén cuando había una gran hambre. La iglesia no funciona como empresa de seguros. La ofrenda del primer día de la semana no es pago de seguro, para que en cualquier momento de “necesidad” los miembros puedan acudir a los fondos de la iglesia.

          Pablo enseña enfáticamente (Efes. 4:28; 1 Tes. 4:11, 12; 2 Tes. 3:6-10) que los cristianos deben trabajar y la iglesia peca si tiene programas de “benevolencia” que promueven la dependencia e indolencia.

          En este capítulo podemos observar algunas características importantes de la Deidad de Jesucristo: (1) Legislador, 1-14; (2) Conquistador (echó fuera el demonio) 21-28; (3) el Buen Médico, sanando a muchos enfermos, 30, 31; y (4) el Sostenedor, proveyendo alimento para cuatro mil hombres, 32-38. (HF).

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