Hechos 22

 

22:1 -- Varones hermanos (se identificaba con ellos) y padres (término de mucho respeto, 7:1), oíd ahora mi defensa ante vosotros. --  Pablo volvió a defenderse ante el concilio (23:1-6), ante el gobernador Félix (24:1-27), ante el rey Agripa y Festo (26:1-32) y ante el emperador (2 Tim. 4:16), pero este discurso sobre las gradas del templo fue el último sermón que predicó al pueblo. El relato de la conversión de Saulo de Tarso tres veces en este libro (capítulos 9, 22, 26) da énfasis a su gran importancia.

 

22:2 -- Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio. -- La gente entendía el idioma griego, pero pusieron más atención porque Pablo les habló en el idioma de la sinagoga.

 Y él les dijo:

 

22:3 -- Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad (26:4, 5), instruido a los pies de Gamaliel (5:34), estrictamente conforme a la ley de nuestros padres (26:5), -- Pablo estaba bien instruido en la ley; por eso, no podían decir que por ignorancia o confusión había llegado a ser discípulo de Cristo.

          -- celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros (Rom. 10:1, 2). -- El no solamente sabía la ley, sino que también la practicaba. Recuérdese que le acusaban de enseñar "a todos contra el pueblo, la ley y este lugar" y que había profanado el templo; por eso, les presentó sus credenciales para probar que él era un verdadero judío ("hebreo de hebreos", compárense 23:6; 26:4, 5; Fil. 3:4-6; 2 Cor. 11:22), y que las acusaciones eran falsas. Como dijo después a Félix: "Como tú puedes cerciorarte, no hace más de doce días que subí a adorar a Jerusalén; y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud, ni en el templo, ni en las sinagogas ni en la ciudad; ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan", 24:11-13.

 

22:4 -- Perseguía yo este Camino (Isa. 40:3; Mat. 7:13; Jn. 14:6) hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; -- Está al punto de explicar su conversión, pero les recuerda que él era un perseguidor de "este Camino" al igual que ellos (7:58; 8:1) y, desde luego, pensaba que rendía "servicio a Dios" (26:9-11; Jn. 16:2).

 

22:5 -- como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados. -- Sin duda esperaban destruir la iglesia al perseguirla en Jerusalén donde comenzó, pero después se dieron cuenta que había discípulos de Cristo en Damasco. Las "cartas" eran sus credenciales; al presentarlas a las sinagogas podía prender a los cristianos y llevarlos a Jerusalén para ser castigados. Obviamente Saulo tenía autorización para hacer esa obra porque era el más capacitado y el más entregado a la persecución de la iglesia. Los que quisieran saber por qué Saulo de Tarso predicaba la fe que en otro tiempo asolaba (Gál. 1:23) no deberían dudar de su sincera devoción al judaísmo antes de su conversión.

 

22:6-10 -- ¿Por qué dejó de perseguir a los cristianos? ¿Por qué ha habido un cambio tan grande en Saulo de Tarso? Ahora les da la explicación: Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; (9:3; 26:13, "que sobrepasaba el resplandor del sol") y caí al suelo ("Y habiendo caído todos nosotros en tierra", 26:14), y oí una voz que me decía ("en lengua hebrea", 26:14): Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas -- Pablo dijo al rey Agripa (26:16) que también el Señor le dijo, "porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti". Para ser apóstol Pablo tuvo que ser testigo del Cristo resucitado (1:22). Ananías le dijo (22:14), "El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca". Dijo Pablo a los corintios (1 Cor. 9:1), "¿No he visto a Jesús el Señor nuestro?" y también (15:8), "y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí" (la palabra "abortivo" es, literalmente, "en un nacimiento a destiempo", es decir, después de ascender Jesús al cielo). Un testigo habla de lo que ha visto. Pablo predicó lo que había visto y las revelaciones recibidas del Señor, (Gál. 1:12, 17). Pedro explicó que "Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros de su resurrección". Pablo aprendió directamente del Señor todas las enseñanzas que Jesús entregó durante su ministerio personal y también "toda la verdad" que el Espíritu Santo reveló a los otros apóstoles (Jn. 14:26; 16:13; 1 Cor. 2:11-13).

          Según Hech. 26:18 Cristo escogió a Pablo para ser ministro y testigo "... para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas (pecado, ignorancia, paganismo, error religioso, rebelión contra Dios, violencia, sensualidad y disolución de toda clase, etc.) a la luz (entendimiento, justicia, santidad, etc.), y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados". Véanse Mat. 4:16; Jn. 8:12; Col. 1:12, 13; 2 Cor. 4:4. Como había muchas tinieblas en el primer siglo entre judíos y gentiles, también ahora el mundo está lleno de tinieblas. En Estados Unidos no solamente existe mucho error religioso y mucho crimen, sino que el gobierno mismo promueve la maldad. El mismo presidente (Bill Clinton, 1994), miembros de su gabinete y muchos otros hombres y mujeres eminentes del gobierno abiertamente promueven la homosexualidad y el aborto, que son prácticas abominables ante los ojos de Dios. También los medios masivos de la comunicación (la prensa, televisión, radio, música, etc.) están bajo el control de Satanás. Verdaderamente, como dice Juan, "el mundo entero está bajo el maligno" (1 Jn. 5:19).

 

22:11 -- Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz -- Estuvo tres días sin ver (9:9), pero durante ese tiempo él podía "ver" muchas cosas: podía ver que estaba muy equivocado en lo que hacía; podía ver que sus padres y su maestro (Gamaliel) estaban equivocados; podía ver que su conciencia no era guía confiable porque le aprobó en lo que hacía (23:1; 26:9-11); veía claramente que tuvo que cambiar su vida y su práctica; en fin, podía ver claramente que Jesús de Nazaret no era un impostor, sino que en verdad era todo lo que decía ser.

          -- llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco. -- ¡Qué contraste entre el Saulo que respiraba "amenazas y muerte contra los discípulos del Señor" (9:1) y el Saulo ciego y llevado de la mano!

          Lucas dice (9:9) que Saulo estuvo por tres días en Damasco "sin ver, y no comió ni bebió". Esto presenta un problema enorme para los evangélicos que dicen que Pablo fue convertido en el camino a Damasco. Es cierto que Jesús le apareció y le habló y es cierto que hubo gran cambio en Saulo, pero si él recibió la salvación en el camino a Damasco, ¿cómo es posible que por tres días él siguiera ciego y en ayunas? ¿Esto describe la condición de los salvos? Compárense Hech. 8:39; 16:34.

          En esos momentos Pablo comenzó a reconocer muchas cosas: que él estaba muy equivocado en lo que pensaba y hacía; que no estaba rindiendo servicio a Dios sino que estaba persiguiendo al Hijo de Dios; que en realidad Esteban había predicado la verdad y que por hacerlo pagó con su vida; y que los discípulos de Jesús enseñaban y practicaban la verdad, y que cuando él les perseguía, estaba persiguiendo a Cristo.

 

22:12 -- Entonces uno llamado Ananías -- Lucas le llama "un discípulo" (9:10) que no quería tener nada que ver con Saulo porque "he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén" (9:13). Es posible que Saulo de Tarso hubiera llegado a esta misma casa para prender a Ananías.

          Según Pablo, Ananías era varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban -- es decir, él es uno de ustedes ("varón piadoso según la ley") y él es testigo de lo que digo. Por eso, el primero que me habló acerca de El Camino no era un oponente del judaísmo, sino un "varón piadoso según la ley".

          Jesús dijo a Ananías, "Vé, porque instrumento (vaso) escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel" (Hech. 9:15). Saulo iba a llevar un tesoro precioso ("mi nombre", el evangelio). Después Pablo usó esta misma figura para indicar que él se sentía como un "vaso de barro" (2 Cor. 4:7) porque no se sentía digno de llevar un mensaje tan importante al mundo. "A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo" (Efes. 3:8). "¡O profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables su caminos!" (Rom. 11:33).

          También le dijo que "le mostraré cuanto le es necesario padecer por mi nombre" (9:16). ¿Por qué Pablo tuvo que sufrir tanto? Porque solamente como prisionero podía él llevar el nombre de Jesús delante de tantos hombres y mujeres eminentes (los gobernadores Festo y Félix y sus mujeres, el Rey Agripa y Berenice, y aun a los de la casa de César, 27:24; Fil. 4:22; 2 Tim. 4:16). Como hombre libre hubiera sido imposible que Pablo les predicara.

 

22:13 -- vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré -- "ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista" (9:12). Es importante entender el propósito de la imposición de las manos de Ananías. Ya aprendimos (8:17, 18) que aunque Felipe el evangelista podía hacer milagros, solamente por la imposición de las manos de los apóstoles se recibía el Espíritu Santo. El caso de Ananías y Saulo no es una excepción de esta regla. Algunos se basan en el ver. 17 para probar que Ananías sí podía impartir el Espíritu: "el Señor Jesús ... me ha enviado para que recibas la vista y seas llenos del Espíritu Santo", pero Hech. 9:12 es específico: "le pone las manos para que recobre la vista". También aquí mismo (22:13), "Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré". En cuanto a "que seas lleno del Espíritu Santo", esto se refiere a lo mismo que Pedro prometió, "Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (2:38). Cuando Saulo fue bautizado en agua, recibió el perdón de los pecados y el don del Espíritu Santo.

          "Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista" (9:18). Algunos citan Gál. 4:15, "Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos", y suponen que los ojos de Pablo quedaron dañados. También citan como prueba de esto Gál. 6:11, "Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano". Sin embargo, debemos reconocer que no hay revelación que explique la enfermedad de Pablo (Gál. 4:13), ni tampoco el "aguijón" que tenía en la carne (2 Cor. 12:7) y, por lo tanto, no conviene la especulación sobre estos asuntos. Además de esto, es importante recordar que cuando el Señor sanó a la gente siempre fue una sanidad perfecta y no debemos suponer que el milagro de sanar los ojos de Pablo fue una excepción.

          Ananías le dice "hermano" a Saulo antes de bautizarlo. ¿Es prueba esto de que Saulo ya era salvo? No. Saulo era su hermano de raza (ambos eran judíos).

 

22:14-16 -- Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. (Véase comentario sobre el ver. 10). Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados (1 Cor 6:11; Efes. 5:26; Tito 3:5;  ¿hay salvación antes de lavar los pecados?) Invocando su nombre. -- Esta expresión no significa simplemente orar, porque Saulo ya estaba orando por tres días; más bien, significa someterse alma y cuerpo a la voluntad del Señor en la obediencia (Rom. 6:17, 18; 10:13; Heb. 5:8, 9).

          "Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas" (9:19). ¿Comió antes o después del bautismo? Si ya era salvo antes de bautizarse, ¿por qué siguió en ayunas? Compárense 8:39; 16:34.

          ¿Puede un mero discípulo bautizar? Ananías lo hizo. Los discípulos de Jesús -- no necesariamente los apóstoles -- bautizaban (Jn. 9:4). La salvación de uno no depende de que su bautizador sea evangelista.

          Saulo era un hombre muy religioso, celoso, tenía conciencia limpia, tenía una fe no fingida, se había arrepentido, y oraba a Dios, pero todas estas cosas no le podían salvar.

          Compárese 9:19-22 -- "Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco", con los mismos que pensaba buscar para prenderlos y llevarlos presos a Jerusalén, (9:2). Aparentemente lo recibieron de una vez al oír la explicación de Ananías. 9:20, "En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios"; compárese Jn. 1:49, "Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel". Saulo podía testificar que Jesús de Nazaret había resucitado porque le había aparecido y le habló. Ahora Saulo predica lo que predicó Esteban, quien tuvo que pagar con su vida por ese mismo mensaje. 9:22, "Pero Saulo mucho más se esforzaba (seguía fortaleciéndose, LBLA)"; al aumentar la oposición, Saulo aumentó en fuerza. "Confundía a los judíos", les vencía en las discusiones; no le podían responder (6:10, "no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba" Esteban). "Demostrando que Jesús era el Cristo", al comparar el mensaje de los profetas con la vida de Jesús de Nazaret, sacó la conclusión innegable de que Jesús era el Cristo. Si Jesús de Nazaret no es el Mesías, ¿cómo se explica el perfecto acuerdo entre las dos cosas? 9:23, "pasados muchos días" (esto corresponde a Gál. 1:17, 18 "fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén"). Algunos dicen que Pablo fue a Arabia para formular su nueva teología, pero Pablo no tuvo que "formular" su enseñanza sino que la recibió directamente del Señor (Gál. 1:12). Este texto entero (Gál. 1:11-24) afirma que Pablo no recibió el evangelio de los otros apóstoles, sino por revelación del Señor; por lo tanto, podemos concluir que en esos mismos días sucedió esto. 9:23-25, los judíos de Damasco pensaron matar a Saulo y él escapó ("le bajaron por el muro, descolgándole en una canasta", 9:25; 2 Cor 11:32, 33). No podían contestar los argumentos de Saulo y, por eso, querían callarlo. Así es la táctica de Satanás hasta la fecha.

 

22:17 -- Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. -- Al leer esto es importante recordar las acusaciones contra Pablo (21:28): que él enseñaba a todos contra el pueblo, la ley y este lugar y que aun había profanado el templo. Según esto, pues, Pablo era el enemigo número uno de Jerusalén y del templo, pero ahora públicamente les está diciendo que aun su conversión a Cristo no lo separó del templo: "vuelto a Jerusalén, que orando en el templo" ("Jerusalén", "templo" y aun "orando en el templo"). Por eso él no profanaba el templo, sino que oraba en el templo como judío piadoso. Las acusaciones eran falsas.

 

22:18 -- Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí. -- El Señor conoce los corazones y sabía que los judíos no le escucharían; por eso, Pablo fue enviado a los gentiles. La predicación de Pablo entre los gentiles era una ofensa grande para los judíos, pero en parte éstos tenían la culpa (por no recibirlo ellos mismos). Culparon a Pablo cuando les convenía culparse a sí mismos.

 

22:19 -- Yo dije: -- (hombres justos que discutieron con el Señor: Abraham, acerca de Sodoma; Moisés y Jeremías, acerca de su falta de capacidad para hacer lo que El requería de ellos; Jonás, cuando Dios perdonó a los de Nínive; Pedro, acerca de no comer lo inmundo; aquí, Pablo, por su deseo de seguir trabajando con los judíos de Jerusalén) Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti -- es decir, el cambio radical en mi vida debe convencerles que Jesús de Nazaret es el Mesías, porque solamente por medio de la intervención de Dios hubiera yo dejado de perseguir a los cristianos y empezar a predicar a Cristo. El estaba seguro que los judíos le escucharían si pudiera quedarse allí más tiempo, pero fue en vano discutir con el Señor.

          Es interesante observar que los cristianos no solamente seguían reuniéndose por un tiempo en el templo sino también se reunían con los otros judíos en las sinagogas.

 

22:20 -- y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo (marturos, mártir, Apoc. 2:13; 17:6), yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban. -- Después de su conversión Pablo volvió a Jerusalén. Volvió al templo. El no quería alejarse de su pueblo. En ese momento este argumento parecía lógico a Pablo, pero el poder de Dios para convertir no depende de la conversión genuina (aun radical) ni de la sinceridad del predicador. El único poder de Dios para salvar es el evangelio mismo (Rom. 1:16). El propósito principal de narrar la conversión de Pablo es ilustrar cómo el evangelio puede convertir a los más rebeldes y perversos (Rom. 4:5), y que su misericordia se extiende aun hasta los perseguidores de Cristo (1 Tim. 1:13,15).

 

22:21 -- Pero me dijo: Ve,  porque yo te enviaré lejos a los gentiles. -- Pablo salió de Jerusalén porque el Señor le envió. El pidió al Señor que le dejara seguir trabajando en Jerusalén entre los judíos. El trabajo de Pablo entre los gentiles era una ofensa grande para los judíos; por eso, Pablo explica que él trabajaba entre ellos porque así el Señor le había comisionado. Además, recibió esta comisión cuando estuvo en el templo y cuando estuvo orando a Dios. Los judíos, sin embargo, lo resistieron aunque Pablo les declaró que él había sido enviado a los gentiles por Dios mismo.

          El Señor sabía que los judíos tenían mucho prejuicio contra Pablo y la verdad (Mat. 13:13-15; Hech. 28:25-28) y que no le escucharían. Además de eso, Cristo tenía otros planes para Pablo.

          El cumplimiento de la promesa "yo te enviaré lejos a los gentiles" comenzó formalmente en Hech. 13:1 y extendió hasta el fin de su vida.

          El relato de Hech. 9:29-31 cabe aquí después del ver. 21. Los discípulos descubrieron un complot contra Saulo y le llevaron hasta Cesarea y le enviaron a Tarso.

 

22:22 -- Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre (matarlo inmediatamente sin la formalidad de un juicio y una sentencia) -- "Pero 'esta palabra' fue como una chispa en un polvorín o una antorcha en un depósito de gasolina. La explosión de contenida indignación se desbordó de manera instantánea y mucho peor que al principio (21:30)" (ATR). Decir "te enviare a los gentiles" fue como tender la bandera roja delante del toro enfurecido. Es imposible exagerar el prejuicio fanatizado de los judíos con respecto a los gentiles. Aunque acusaron a Pablo de enseñar al pueblo a apostatar de Moisés y de profanar el templo, le escucharonn sin interrumpirle hasta que dio a entender que los judíos estaban más endurecidos que los gentiles y que Dios daba preferencia a éstos. Entonces ya no aguantaban más.

          -- Porque no conviene que viva. -- "Imperfecto activo de katheko ... El imperfecto es un giro idiomático griego para la impaciencia acerca de una obligación: No era apropiado, no era conveniente. Tenía que haber sido muerto hacía ya mucho tiempo. Se concibe la obligación como no cumplida en nuestro 'debiera'" (ATR). ¡Qué comentario tan triste sobre el carácter de los judíos! Aquí está un hombre (Pablo) que traía múltiples bendiciones a la humanidad pero estos judíos depravados dicen que ¡no hay lugar para él en toda la tierra! Pero todavía no había llegado "la hora" de Pablo.

          Recuérdese que los judíos mismos procuraban la "conversión" de los gentiles (Mat. 23:15), pero el objetivo de ellos era convertirles en judíos. El trabajo de Pablo era muy distinto. El buscó la conversión de los gentiles a Cristo y enseñaba que esto era posible únicamente por el evangelio; es decir, para convertirse en cristianos los gentiles no tenían que circuncidarse ni guardar la ley de Moisés (Hech. 15). Esto fue el gran tropiezo para los judíos (1 Cor. 1:23).

          Aquí otra vez los judíos cumplen lo que Jesús había dicho acerca de ellos en Mat. 23:13, "cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando".

 

22:23 -- Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire -- compárese 7:54, "oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él (Esteban)". Esta conducta describe a los que rehúsan ser guiados por la razón y se entregan a las emociones. Por causa del disgusto y el enojo daban rienda suelta a sus pasiones violentas. Compárese la conducta de Simei (2 Sam. 16:13). Pero en esta ocasión los judíos no podían hacer más porque Pablo estaba en manos de los romanos.

 

22:24 -- mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza (de Antonia), y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él. -- Así es la conducta del mundo: condena y castiga lo que no entiende (Lange). El tribuno quería saber de qué crimen los judíos acusaban a Pablo, pero hasta ese momento no lo sabía. El siguiente paso, pues, sería azotarlo (torturarlo) para que confesara su crimen. La palabra "examinar" suena como investigación o interrogación, pero en realidad se usaba de la tortura para extraer una confesión de haber cometido algún crimen. "El castigo que mandó aplicar a Pablo fue el del terrible látigo romano, muy diferente de los azotes que había recibido en las sinagogas y por orden de los magistrados de Filipos (2 Cor. 11:23-25). El 'horrible flagellum', como lo llamara Horacio, se aplicaba con correas provistas de pedazos de metal o de hueso de corte irregular, de modo que los golpes laceraban la carne de las espaldas y lomos de forma espantosa. Con frecuencia la víctima moría bajo tales azotes, o quedaba inutilizada para toda la vida. Antes de aplicarse el tormento, la víctima era tendida o estirada ..." (Trenchard).

 

22:25-27 -- Pero cuando le ataron (lo estiraron, LBLA) con correas Pablo dijo al centurión que estaba presente (para presidir el evento para interrogar al prisionero): ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? (16:36, 37). Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano. La ley romana prohibía que el ciudadano romano fuera sujetado a tal tortura. Vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? ¿"Tú", (posición enfática) ... romano?" Pablo le había dicho al tribuno que él era ciudadano de Tarso (21:39), pero el ser ciudadano de Tarso no era prueba de ser ciudadano romano. Tarso era ciudad libre pero no era colonia romana como Filipos. El dijo: Sí. Para estos oficiales era increíble que este judío tan despreciado y golpeado fuera ciudadano romano. La reacción del centurión y el tribuno indica claramente que esta ofensa era grave. Cada ciudad tenía su lista de ciudadanos romanos. No hubiera sido difícil confirmar lo que Pablo decía. La pena por profesar falsamente la ciudadanía romana era la muerte.

 

22:28 -- Respondió el tribuno: Yo con una gran suma (capital, una inversión) adquirí esta ciudadanía -- parece que al tribuno le fue difícil creer que este judío fuera romano, porque a él mismo (el tribuno) le había costado mucho dinero conseguir la ciudadanía; ¿cómo podía este judío pobre comprarla? Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento.

 

22:29 -- Así que, luego se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberle atado. -- No era ilegal atarlo con cadenas como en 21:33, pero el atarlo al poste para examinarlo con azotes sí era ilegal; ese tratamiento se reservó para esclavos y verdaderos criminales. Esto explica la preocupación del tribuno. Muchos crímenes no se cometen por el temor de los hombres; por eso, es ordenado por Dios el gobierno civil, Rom. 13:1-7. Lamentablemente no son muchos los que se detienen por el temor de Dios.

          El tribuno tuvo mucho temor de este hombre que, según los judíos, no era digno de vivir.

 

22:30 -- Al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por la cual le acusaban los judíos, le soltó de las cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el concilio, y sacando a Pablo, le presentó ante ellos. - El tribuno tenía a Pablo prendido pero no tenía acusación contra él. Esperaba enterarse del problema, pero algunos dijeron una cosa y otros otra cosa (21:34). Creía que era "aquel egipcio que levantó una sedición" (21:38). Entonces aun después de escuchar a Pablo, el tribuno no entendía el problema. Por eso, quería examinarlo con azotes para extraer alguna confesión de crimen, pero detuvo esto cuando supo que Pablo era ciudadano romano. Ahora, por último, quiere escuchar alguna acusación del concilio (sanedrín) de los judíos.

 

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