Hechos 26

 

26:1 -- Entonces Agripa (ahora Agripa preside) dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo (en tu favor, LBLA) -- Esto no era un juicio en el sentido ordinario, porque al apelar al César, Pablo ya no podía tener ningún juicio oficial en tribunales inferiores. En realidad Pablo podía haber rehusado presentar su defensa delante de Agripa. Festo ya había declarado que Pablo era inocente (25:18, 25), y solamente quería la ayuda de Agripa para la formulación de algún cargo contra Pablo que pudiera presentarse ante la suprema corte romana. Se le concedió a Pablo, pues, que hablara lo que quisiera en su propio favor. Agripa no le estaba acusando ni interrogando, sino que solamente quería oír la defensa de Pablo. Si el testimonio de Pablo hubiera creado dudas en la mente de Agripa (o de Festo), habría habido preguntas, pero su testimonio era muy abierto y muy claro. Como dice Lenski, "Ni Festo ni Agripa hablaron como Cornelio había hablado a Pedro aquí en Cesarea: 'Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado" (10:33).

          -- Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa: -- 1 Ped. 3:15. La defensa de Pablo era la narración de su conversión a Cristo y, de esa manera, realizó la obra prescrita para él ("llevar mi nombre en presencia de los ... reyes", 9:15). Es semejante al discurso que entregó en Jerusalén sobre las gradas de la fortaleza, pero en esta ocasión suple detalles adicionales. "Su discurso es una obra maestra de noble apologética" (ATR).

          Probablemente algunos de los oficiales romanos y judíos se hubieran reunido para divertirse. El caso era excepcional y, por eso, algo interesante. ¿Qué dirá este judío delante de una asamblea tan importante? Después de escuchar la defensa de Pablo, los oyentes  se dieron cuenta de que que en lugar de juzgar a Pablo, ellos mismos habían sido juzgados. Posiblemente alguno de ellos habrá dicho, "No me vuelvan a invitar a escuchar a ese prisionero, porque no salí nada divertido".

 

26:2 -- Me tengo por dichoso (makarios, bienaventurado, Mat. 5:3), oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los judíos. -- "Si hubiera tenido conciencia de culpa, habría tenido temor de ser juzgado en la presencia de un hombre que conocía todos los hechos, pero esta es una marca de una conciencia limpia, de no solamente no retirarse de un juez que tiene conocimiento correcto de las circunstancias, sino también de regocijarse y considerarse a sí mismo dichoso" (Crisóstomo, citado por Knowling).

 

26:3 -- Mayormente porque tú conoces (eres experto en, LBLA) todas las costumbres y cuestiones (controversias, LBLA; compárese 15:2) que hay entre los judíos; -- Agripa podía entender todo lo que Pablo diría acerca de la ley y los profetas y de todo aspecto de la religión y las sectas de los judíos.

          -- por lo cual te ruego que me oigas con paciencia. -- Sin duda Lucas tenía que abreviar los discursos de este libro. Probablemente la defensa de Pablo duró mucho más tiempo que los pocos minutos que se requieren para leer Hechos 26:2-29.

 

26:4-6 -- Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos; (22:3; Gál. 1:14) los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa ("un verdadero superlativo", ATR) secta de nuestra religión, viví fariseo. Y ahora, por (Lit., en base a) la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; -- Los padres esperaban la resurrección y mucho más: "Es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna" (Heb. 9:15).

          ¡Qué situación tan contradictoria! ¡Qué ironía! ¡Un verdadero hijo de Abraham (Gál. 3:27-29) es "llamado a juicio" por haber creído la promesa a Abraham! Cuando Pablo vivió como fariseo en Jerusalén, no le persiguieron por creer esta promesa.

 

26:7 -- promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, -- Esta era la "designación honorable de la nación en conjunto" (Meyer). Simeón y Ana eran ejemplos de los israelitas fieles que esperaban la promesa (Luc. 2:25, 26; 35-38). Aunque diez tribus se rebelaron contra Roboam, muchos (un remanente fiel) volvieron a Jerusalén. "Acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en buscar a Jehová Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios de sus padres" (2 Crón. 11:16). Por eso, Pablo habla de "nuestras doce tribus".

          -- sirviendo constantemente (Lit., celosamente, intensamente) a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos.

 

26:8 -- ¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos? --  Como dice La Biblia de las Américas, "¿Por qué se considera increíble?" Ahora Pablo dice vosotros; no se dirige solamente a Agripa, sino a todos, porque los saduceos (Mat. 22:23-33) y los gentiles (17:32) se burlaban de la resurrección. A estos Pablo dice, "¿Por qué se considera increíble?" Presentamos evidencia para que otros crean, pero también conviene preguntarles, ¿por qué no creen? Pablo no está hablando de los dioses paganos, sino del Dios Vivo, el Creador del mundo. ¿Por qué no creen que El resucita a los muertos? Lo ha hecho en el pasado, y en el Día Final levantará a todos los muertos.

 

26:9 -- Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret (2:22; 3:6; 4:10); -- Ahora explica cómo se convirtió (1 Tim. 1:13). El había sido exactamente como los judíos que ahora le persiguen a él. Había tenido el mismo prejuicio contra los cristianos que ellos tenían.

 

26:10 -- lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos (cuando les perseguía, no hablaba de ellos como santos sino como herejes), habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; -- Pablo no era un perseguidor solamente por su propia cuenta sino un perseguidor oficial, bajo la autoridad y dirección del Sanedrín. Los principales sacerdotes eran saduceos y Pablo era fariseo, pero las dos sectas se unían en su persecución contra la iglesia.

          -- y cuando los mataron (Esteban, 8:1, y otros como él, 9:1), yo di mi voto. -- La expresión "di mi voto" (literalmente, eché mi piedra) no debe entenderse en sentido literal sino figurado. Algunos creen que debe entenderse literalmente y, por eso, concluyen que Pablo, como miembro del Sanedrín, dio su voto contra Esteban. Pero esta conclusión no es una inferencia necesaria, sino una conclusión ilógica, porque Pablo tenía mucho contacto con el Sanedrín (7:58-8:3; 9:1 y a través de Hechos) y, sin duda, si hubiera sido miembro, él o Lucas lo habrían mencionado. Según 1 Cor. 7:7, Pablo no estaba casado, pero si se supone que era miembro del Sanedrín, también sería necesario suponer que en ese tiempo estaba casado, y que después llegó a ser viudo. Esto es suponer demasiado, basándose solamente en la frase "di mi voto", cuando lógicamente esta frase se puede entender como "di mi aprobación". El era un perseguidor oficial, autorizado y comisionado por el Sanedrín y, por eso, los miembros del concilio seguramente tomaban en cuenta el pensar de él.

 

26:11 -- Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas (Mat. 10:17; 23:34; Mar. 13:9) los forcé  (obligaba, VHA) a blasfemar; -- La Biblia de las Américas dice, procuraba obligarlos; la Versión Moderna dice, les hacía fuerza para que blasfemasen. Los que creen que Pablo solamente procuraba obligar a los cristianos a blasfemar pero que no podía hacerlo citan 22:4, "Perseguía yo este camino hasta la muerte"; creen que esto indica que, en lugar de blasfemar a Cristo, algunos murieron por su fe. Sin duda muchos murieron en lugar de negar a Cristo, pero el verbo traducido forcé o procuraba obligar es anankazo, "constreñir, ya mediante amenazas, peticiones, fuerza, o persuasión; Cristo 'hizo' entrar a los discípulos en una barca, RV, RVR (RVR77, VHA, V.M., 'obligó'), Mt 14:22; ... el siervo del hombre que preparó una gran cena debía forzar a la gente a entrar; Saulo de Tarso forzaba a los santos a blasfemar ... ; Tito, aunque griego, no fue obligado a circuncidarse, Gá 2:3" (Vine). "Conativo imperfecto de anagkazo ... Este tiempo, como el imperfecto en Mt. 3:14; Lc. 1:59, deja lugar a la esperanza de que Pablo no consiguiera lograr sus fines, porque ya ha dicho antes que llevó a muchos 'hasta la muerte' (22:4)" (ATR). La palabra conativo viene de conato, y significa empeño, esfuerzo. Knowling dice que "el imperfecto lo deja dudoso en cuanto a si el perseguidor tuviera éxito o no en sus esfuerzos. El imperfecto puede ser entendido como conativo, Burton, p. 12, cf. Lucas 1:59, Mat. 3:14. Blass dice que puede tener la fuerza de acción continua, pero aunque sea así, no dice que la compulsión era efectiva". Lenski explica que como el tiempo de este verbo es imperfecto, también lo es el verbo que sigue (perseguí), y que no es consecuente concluir que el primero sea conativo y que el otro sea iterativo (que repite); dice que es posible, pero que sería "muy curioso". Así es que, en realidad, como dice Meyer, la cuestión de si, en realidad, Pablo lograra que algunos cristianos blasfemaran a Cristo no se puede resolver.

          -- y (locamente, LBLA) enfurecido (una forma intensiva de mainomai, 26:24; Jn. 10:20; 1 Cor. 14:23; estar encolerizado, no solamente ignorante, 1 Tim. 1:13, sino también "algo loco") sobremanera contra ellos, los perseguí -- La palabra perseguir significa seguir en pos de, como cazador. Perseguía a los cristianos porque creían que eran apóstatas (herejes).

          -- hasta en las ciudades extranjeras. -- Ya había ido a otras ciudades extranjeras antes de ir a Damasco. Esto debería convencer al rey Agripa que Pablo había sido aun más severo en su persecución que los judíos que le acusaban, porque ellos se concentraban principalmente en matar a Pablo, pero él había trabajado extensamente para perseguir a todos los cristianos, aun en "las ciudades extranjeras".

          Al oír esto, los oyentes debieran de estar pensando, "Si tú perseguías con tanta furia a los cristianos, ¿por qué dejaste de hacerlo? y ¿cómo puedes predicar lo antes destruía?"

 

26:12-14 -- Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, cuando a mediodía, -- 22:6. Hay detalles nuevos en este discurso (ver. 14), no encontrados en los otros relatos (capítulos 9, 22): "habiendo caído todos nosotros en tierra"; que la voz hablaba en lengua hebrea; y las palabras, "Dura cosa te es dar coces contra el aguijón", (esta frase en 9:5 en la versión RVR60 no es genuina sino una interpolación). Este proverbio no se encuentra en la literatura hebrea, pero es común en la literatura griega y latina.

          -- oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: (No explicó este detalle en el cap. 22 porque en esa ocasión él mismo hablaba a la gente en hebreo) Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. -- Este texto enseña claramente que los que persiguen a Cristo y sus seguidores se perjudican a sí mismos. "¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira" (Sal. 2:1-5; véase Hech. 4:25, 26). De hecho le aguijoneaban a Pablo la ley y los profetas que él rehusaba estudiar objetivamente y sin prejuicio. El persistía en los prejuicios de los judíos con respecto al Mesías y su reino (2 Cor. 3:16), y al hacerlo se lastimaba cada vez más. Algunos suponen erróneamente que la conciencia de Saulo ya le estaba molestando, pero esta interpretación contradice lo que él dice en 23:1 y 24:16; no significa que violaba su conciencia, sino que su ignorancia e incredulidad (1 Tim. 1:12) le atormentaban.

 

26:15-18 -- Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y ponte sobre tus pies; -- pero no podía caminar sin que alguien le guiara; en este discurso no habla de haber estado ciego por tres días.

          -- porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto (Pablo era testigo de la resurrección de Cristo, (1:22; 22:14; 1 Cor. 9:1), y de aquellas en que me apareceré a ti, (18:3; 23:11; 2 Cor. 12:2). -- El testimonio de algunos de los testigos de Cristo les costó su vida; por eso, la palabra testigo, mártus, también significa mártir, "uno que da testimonio mediante su muerte" (Vine) (Apoc. 17:6; LBLA dice testigos).

          -- librándote de tu pueblo, y de los gentiles (continuamente el Señor lo hacía, como se ve a través de Hechos), a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, -- "Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyeron pesadamente, y sus ojos han cerrado, para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane" (28:27). "Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy" (Rom. 11:8). Estos dos textos describen la ceguedad de los judíos. Rom. 1:21 describe la ceguedad de los gentiles: "Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido". "Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo" (2 Cor. 4:6). Los que abren los ojos son los que están dispuestos a ver su condición espiritual y entender lo que Dios requiere de ellos.

          -- para que se conviertan de las tinieblas (la ignorancia, el pecado, la superstición, etc.) a la luz (el conocimiento pleno de Cristo, la luz del mundo, la perfecta Revelación del Padre), y de la potestad de Satanás (2 Cor. 11:14; Efes. 6:12; Col. 2:15; 2 Tes. 2:9) a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados. -- Hacía todo esto por medio de la predicación del evangelio.

 

26:19 -- Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde -- Agripa sabía que todo judío sincero obedecía los mandamientos de Dios. Pablo no fue rebelde cuando Jesús le dijo, "Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer" (9:6), y no era rebelde cuando Ananías le dijo, "Levántate y bautízate, invocando su nombre" (22:16). Creía a Cristo, se arrepintió de sus pecados, y obedeció el mandamiento de bautizarse (2:38). "La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos lo hombres, enseñándonos ... " (Tito 2:11, 12). La gracia de Dios enseñó a Pablo lo que debería hacer, y la gracia no es irresistible; Pablo pudiera haber rechazado el evangelio. Como dijo Esteban a los judíos, "Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo" (7:51).

          -- a la visión celestial, -- La palabra visión significa "aquello que es visto" (Vine). Pedro, Jacobo y Juan fueron testigos de la transfiguración de Jesús (Mat. 17:1-5) y "Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos" (ver. 9). El texto paralelo de Lucas 9:32 explica la palabra visión: "Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los varones que estaban con él".

 

26:20 sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco (9:20), y Jerusalén (9:29), y por toda la tierra de Judea (11:29, 30), -- No había tiempo para predicar "por toda la tierra de Judea" cuando Pablo fue a Jerusalén la primera vez (9:26), pues su propósito era visitar a Pedro y estuvo solamente unos quince días (Gál. 1:18, 19); tampoco hubo tiempo cuando subió a Jerusalén por causa del problema de los judaizantes (cap. 15); y, por último, fue prendido cuando subió a Jerusalén para entregar la colecta de las iglesias de Macedonia y Acaya para los santos pobres de Jerusalén (21:15; 24:17; Rom. 15:25-27; 1 Cor. 16:1-4). Por lo tanto, la única oportunidad que tenía de predicar "por toda la tierra de Judea" fue cuando él y Bernabé llevaron la ayuda de los discípulos de Antioquía a los hermanos de Judea (11:29, 30).

          Este texto es otro que claramente refuta la enseñanza sectaria de que la iglesia de Jerusalén era una iglesia patrocinadora para administrar la ayuda a las iglesias de Judea.

          -- y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. -- Mat. 3:8. Esto es precisamente lo que Pablo había hecho (Rom. 2:21).

 

26:21 -- Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme. -- 21:31; 9:29; 14:4, 19. Los judíos querían matar a Pablo porque El predicaba (1) que las Escrituras enseñan que el Mesías había de sufrir (17:3); (2) que Jesús de Nazaret era el Mesías que había de venir; (3) que por medio de Cristo y su cruz los judíos podían ser salvos y, de esa manera, demostrar que verdaderamente eran hijos de Abraham (Gál. 3:27-29); y (4) que los gentiles pueden ser salvos y llegar a ser hijos de Dios e hijos de Abraham y gozar de todos los honores y privilegios de hijos, sin llegar a ser judíos por medio de la circuncisión. Por eso, los judíos le aborrecían y querían darle muerte.

 

26:22, 23 -- Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero (estoy de pie, Fil. 4:1; Efes. 6:13) hasta el día de hoy, -- Pablo estaba consciente de la ayuda de Dios cuando fue apedreado en Listra, cuando fue encarcelado en Filipos, cuando fue llevado ante el tribunal en Corinto, y cuando los judíos alborotaron las ciudades de Tesalónica, Berea, etc. Sin duda recordaba siempre las palabras consoladoras del Señor: "No temas, sino habla, y no calles, porque yo estoy contigo" (18:9,  10) y "Ten ánimo, Pablo" (23:11). "No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre" (Heb. 13:5, 6).

          -- dando testimonio a pequeños (ya había predicado a muchos pequeños, 1 Cor. 1:26) y a grandes (Festo, Agripa), no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: Que el Cristo había de padecer, (Lit., sería sujeto a sufrimiento, LBLA, margen) -- Juan habló de Cristo como el Cordero de Dios, de acuerdo con Isa. 53:4, 5, 10, "Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado". "Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho ... y ser muerto" (Mat. 16:21). "Declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese" (17:3). La cruz de Cristo era la piedra de tropiezo para los judíos, porque rehusaban aceptar que su Mesías vendría a la tierra para sufrir.

          -- y ser el primero de la resurrección de los muertos (1 Cor. 15:20, "primicias de los que durmieron es hecho"; fue "el primero de la resurrección", porque ya no muere más), para anunciar luz al pueblo y a los gentiles. -- Luc. 2:32. Si Cristo no hubiera resucitado, no habría luz (1 Cor. 15:12-19).

 

26:24 -- Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo (compárese 2:13, "Están llenos de mosto"); las muchas letras te vuelven loco. -- Pablo se dirigía al rey (26:1, 7, 19), pero Festo le escuchaba porque no tenía "cosa cierta que escribir" acerca de Pablo a su "señor" (el emperador). La expresión "estas cosas" se refiere a toda la defensa de Pablo. Pablo había explicado lo que pasó en el camino a Damasco, afirmó la resurrección de Cristo (para Festo "un cierto Jesús, ya muerto, el que Pablo afirmaba estar vivo", 25:19), y aun se atrevió a decir que este Jesús resucitó para anunciar luz no solamente a los judíos sino también aun a los gentiles.

          Festo tuvo que formular una carta para Roma especificando algún cargo contra Pablo, pero a estas alturas no tenía esperanza de poder hacerlo, y para él "estas cosas" que Pablo decía solamente pudieran proceder de un cerebro enfermo. Cuando Pablo hablaba de estar "locamente enfurecido" (ver. 11) contra los cristianos, Festo creía que era un hombre muy inteligente, pero cuando hablaba de la resurrección de Cristo, etc., pensaba que estaba loco.

          "Si Pablo solamente está delirando, si su mente está desequilibrada, eso disculpa a Festo y él puede hacer a un lado todo lo que Pablo dice ... La palabra de Festo no es sincera. Si él realmente hubiera creído que Pablo estaba mentalmente desequilibrado, no le habría gritado, sino que le habría sonreído con compasión ... Si Pablo hubiera estado loco, el caso automáticamente habría terminado a pesar de la apelación de Pablo al César. Ningún gobernador hubiera enviado a un lunático a la corte del emperador" (Lenski).

          En esto Pablo compartía el sufrimiento del Maestro, porque también decían que El estaba loco: "Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís?" Jn. 10:20.

          Festo ya no quería oír más, pero le convenía seguir escuchando, porque todos los gentiles de la asamblea podían darse cuenta de que el Cristo, a quien Pablo predicaba, ofrecía grandes bendiciones a ellos también (26:17, 18, 20, 23).

 

26:25 -- Mas él dijo (no "a gran voz"): No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. -- El evangelio, la verdad objetiva, no es locura (1 Cor. 1:18), sino la realidad. Son palabras de cordura (prudencia, juicio), porque el evangelio es la sabiduría de Dios (1 Cor. 1:24).

 

26:26 -- Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón. -- Jerusalén no es "algún rincón". No era invención de la mente enferma de Pablo sino un asunto tratado ampliamente por el Sanedrín de los judíos, por Herodes, rey de los judíos, y por Poncio Pilato, el gobernador romano.

 

26:27 -- ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? -- Si creía a los profetas, la lógica le obligaba a creer lo que Pablo decía. Si rechazara a Pablo, rechazaría a los profetas y eso equivaldría a rechazar el judaísmo. En esta ocasión, ¿quién está juzgando a quién? El rey Agripa debía estar examinando a Pablo pero parece que Pablo lo está examinando a él. Compárese 24:25, no temblaba el prisionero sino el juez.

          -- Yo sé que crees. -- Pero no podía decir, "Yo sé que aceptará el evangelio".

 

26:28 -- Entonces Agripa dijo a Pablo: -- Públicamente Pablo se dirigía a Agripa y, por eso, éste se vio obligado a decir algo. No podía negar lo que Pablo decía. En lugar de pedir a Festo y Agripa por su vida, Pablo hizo el papel de juez al predicarles la palabra de Dios que juzga a todos ahora como también lo hará en el Día Final (Jn. 12:47, 48).

          -- Por poco me persuades a ser cristiano (11:26) (en poco tiempo me persuadirás a que me haga cristiano, LBLA; dice el margen: Con un poco). ¿Con un poco qué? ¿con pocas palabras? ¿con poco esfuerzo? ¿en poco tiempo? Quizás el tono de voz y la expresión de la cara del rey hayan dado a entender el significado de estas palabras, pero no estuvimos nosotros para observar tales cosas. "Con poco esfuerzo quisieras hacerme a mí cristiano" (Versión Moderna). "¡Con poco piensas hacerme cristiano!" (Versión Hispanoamericana). "Más probablemente, la idea es "en (o con) pequeño esfuerzo estás tratando de persuadirme a fin de hacerme cristiano" (ATR); él supone que Agripa "Echa la cuestión a un lado con un encogimiento de hombros". Algunos suponen que habló con ironía pero esto no se puede probar, porque es posible que el rey fuera sincero.

          Los comentaristas admiten que no es claro el sentido de las palabras usadas por Pablo (en oligoi). Sin embargo, como dice McGarvey, estas palabras del rey Agripa demuestran que él vio muy claramente el propósito del apóstol. Si el rey creía a los profetas (y Pablo dijo, "Yo sé que crees"), entonces el siguiente paso sería creer en Cristo y convertirse en cristiano.

          Hech. 11:26 dice que "a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía". Dice Pedro, "si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello" (1 Ped. 4:16). El nombre "cristiano" es muy apropiado para los discípulos de Cristo porque su significado claro es "seguidor de Cristo" (compárese "herodiano").

 

          26:29 -- Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen (25:23), fueseis tales cual yo soy ... Muchos creen que la respuesta de Pablo indica que Agripa era sincero. Pablo sinceramente quería que esos personajes eminentes (y todos) fueran como él, es decir, perdonados y regocijados con la paz de Dios en su corazón y con una esperanza viva pero, desde luego, no quería que estuviesen en cadenas como él. Compárese lo Pablo dice a los hermanos romanos acerca de los judíos (9:3; 10:1). El cristiano verdadero no es indiferente hacia los perdidos, sino que sinceramente desea y anhela su conversión. Posiblemente esto sea el gran defecto en nuestra evangelización, que en lugar de tener la actitud de Pablo, somos movidos principalmente por el sentido de deber y obligación. Los hermanos que son exitosos en la obra personal son los que quieren que sus conocidos sean como ellos, que gocen de esta maravillosa salvación ofrecida por nuestro Señor Jesucristo.

          -- excepto estas cadenas! -- Esto indica que durante el discurso Pablo estaba custodiado con cadenas como un criminal, pero la audiencia podía ver claramente que él era un prisionero muy excepcional (ver. 31, 32). El comentario del hermano Boles es muy bueno: Pablo estaba custodiado por cadenas literales pero era un hombre libre en Cristo, mientras que Festo, Agripa, Berenice y los otros funcionarios estaban libres de cadenas literales pero eran esclavizados (encadenados) por el pecado.

          Pablo no quería que estos funcionarios estuvieran en cadenas como él. Solamente quería que fueran salvos y él hubiera estado contento de seguir en cadenas y dejarles a ellos sobre sus tronos (Ellicott).

          ¡Que fueseis tales cual yo soy"! Que todos seamos cristianos como Pablo. Pero muchas cosas lo impiden: sobre todo, el amor a cierto(s) pecado(s); el temor de ser avergonzados o criticados o perseguidos por los del mundo; las tentaciones del mundo; el poder político (como en el caso de Festo y Agripa) etc. Si nosotros dijéramos,"¡Quisiera Dios que todos fuesen como yo ... !" ¿qué añadiríamos? ¿excepto nuestro sufrimiento? ¿excepto las persecuciones contra nosotros? ¿Qué tanto nos cuesta ser cristianos?

          Muy pocos hombres eminentes (como Festo y Agripa) se humillan delante del evangelio (1 Cor. 1:26). Después la iglesia llegó a ser popular con los tales, pero esto ocurrió cuando la iglesia había apostatado. Cuando llegó a ser mundana y corrupta, llegó a ser la religión oficial del imperio.

 

          26:30 -- Cuando había dicho estas cosas, se levantó el rey. -- De esta manera el rey Agripa terminó la sesión. No tenía que escuchar más para saber que Pablo era inocente pero, aparte de eso, probablemente ya no quisiera oír más evangelio. De esta manera muchísimas personas "se levantan" para salir y no oír más. A veces "se levantan" para despedirse y a veces despiden al predicador, pero en ambos casos su alma todavía está perdida.

          -- Y el gobernador, y Berenice, y los que se habían sentado con ellos. -- Cuando alguno se levanta para no oír más, a veces otros siguen su ejemplo. Algunos se levantan para ir al culto para oír la Palabra, pero entonces al oírla, se levantan para salir sin obedecerla.

          En esa ocasión Pablo no falló, sino que fue todo un éxito. El evangelio no falló (Isa. 55:10, 11). El trabajo de enseñar el evangelio puro nunca es en vano (1 Cor. 15:58).

 

          26:31 -- y cuando se retiraron aparte, hablaban entre sí, -- pero no hablaban entre sí acerca del evangelio y de la necesidad de obedecerlo.

          -- Diciendo: Ninguna cosa digna ni de muerte ni de prisión (cadenas, LBLA, margen) ha hecho este hombre. -- La última palabra que Pablo pronunció fue cadenas; ahora sus oyentes repiten esta palabra (desmón, cadenas): Ninguna cosa digna de ... cadenas ha hecho este hombre.

          Desde el día en que Pablo fue prendido en Jerusalén (Hech. 21:33) después de concluir su tercer viaje, se ha escuchado el testimonio de Lisias (23:29), de Félix (24:1sig.), de Festo (25:26,27) y ahora del rey Agripa, confirmando la inocencia de Pablo. Los otros eran romanos pero ahora tenemos el testimonio de un judío eminente, conocedor del judaísmo. No sabemos si el testimonio de éstos fue presentado al emperador, pero hubiera sido lógico y razonable que se lo presentara. Lucas registra con toda claridad esta evidencia importante para refutar las acusaciones necias contra Pablo y sus compañeros (17:6; 21:28, etc.).

 

          26:32 -- Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser puesto en libertad, -- ¿Puesto en libertad? Si lo hubieran puesto en libertad, probablemente los judíos lo habrían asesinado. Sin embargo, el Señor tenía otros planes: le había dicho, "Ten ánimo, Pablo, como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques en Roma" (23:11). Pronto comenzarán el viaje (27:1) y, por fin, se cumplirá el propósito de Pablo de ir a Roma.

          -- si no hubiera apelado a César. -- Pero ¿por qué había apelado a César? Porque no había justicia ni en Jerusalén ni en Cesarea. Los judíos eran injustos (aun criminales). En la corte de Festo no había justicia para Pablo (24:26, 27) y este gobernador romano estaba dispuesto a cooperar con los judíos para que Pablo volviera a Jerusalén, lo cual habría resultado en su muerte.

          Es posible que la carta enviada por Festo al emperador haya recomendado buen tratamiento de Pablo, porque al llegar a Roma "el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase ... Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento" (28:16, 30, 31).

 

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