Algunos errores con respecto al tema del divorcio, segundas nupcias.

 

          1. Que el fornicario repudiado puede volver a casarse. Pero la excepción nombrada por Jesús sólo autoriza que la parte inocente se vuelva a casar.

          2. Que si el incrédulo se divorcia del creyente no por causa de fornicación, el creyente puede volver a casarse, pero 1 Cor. 7:15 no dice tal cosa. Tal teoría contradice Mat. 5:32 y contradice lo que Pablo dice en el mismo capítulo 7, versículos 10-12.

          3. Que Mat. 5:32; 19:9 es “ley de reino” o “ley del pacto”, que se aplica sólo al matrimonio de cristianos, pero Jesús dice “cualquiera”, Mat. 19:9.

          4. Que el bautismo santifica el matrimonio adúltero, pero el bautismo no cambia el estado de un matrimonio adúltero. El bautismo es para perdón de pecados con tal que haya arrepentimiento (Hech. 2:38).

          5. Que el adulterio de estos textos no es sexual, sino los dos actos de divorciarse y volver a casarse. De esta manera los testigos y otros sectarios tuercen las Escrituras, cambiando el sentido de palabras bíblicas. No hay nada en Mat. 5:32; 19:9 que requiera que adulterio sea figurado. Es adulterio en el sentido ordinario (sexual).

          6. Que la “cosa indecente” de Deut. 24:1 se refiere a la fornicación, y que tanto el fornicario como la parte inocente pueden volver a casarse, y que Cristo confirma esta ley en Mat. 19:9. Léase Deut. 24:1-4 en La Biblia de las Américas (este texto no dice que la mujer repudiada podía volver a casarse, mucho menos su primer marido). Mat. 19:9 no habla de “cosa indecente”, sino de fornicación.

          7. Que todos los divorciados quedan libres para volver a casarse. Este error afirma (asume) sin prueba lo que debe probarse.

          Estos y otros argumentos son puros rodeos y salidas para no aceptar la enseñanza de Cristo y los apóstoles sobre el matrimonio, el divorcio y nuevas nupcias. Esto indica falta de fe en las Escrituras. También indica que los proponentes de tales teorías tienen comezón de oír enseñanza corrupta.

          También el hermano Bob Owen nos recuerda que no hay división entre hermanos conservadores aunque no estén de acuerdo con respecto al velo, o si el cristiano puede ser policía, si el cristiano debe tener televisor en la casa, si puede participar en los deportes el día domingo, si el local de la iglesia se puede usar para bodas y funerales, etc., y que, por eso, no debe haber división por causa de diferencias sobre el matrimonio, el divorcio y nuevas nupcias. Es cierto que hay desacuerdos entre hermanos fieles en cuanto a muchas cuestiones, pero no ha habido división sobre tales cosas porque son cuestiones del juicio o de la conciencia de cada cristiano(a). Sin embargo, lo que Jesús mismo llama adulterio no es cuestión de opinión, sino asunto de la fe. La comparación que estos hermanos hacen entre el adulterio del cual Jesús habla en Mateo 5:32; 19:9 y el uso del velo es muy insultante para hermanas sinceras y piadosas que usan la cubierta.

          El hermano Rubel Shelley es un predicador ultraliberal de Nashville, Tennessee. Por muchos años ha sido (es?) muy amigo del hermano Harris Goodwin, editor de La Voz Eterna y fundador del Instituto Leta Baxter en Tegucigalpa, Honduras. El hermano Shelley aprueba muchas prácticas no bíblicas y tiene comunión con la Iglesia Cristiana. Con respecto a Romanos 14 él dice que sin abandonar “las verdades del evangelio del primer orden, es decir, cuestiones que se relacionan directamente con el significado de Cristo y su muerte expiatoria, debemos dejar de tildar de apóstata y de negar o retirar la comunión sobre verdades del segundo o tercer orden”.

          Según el hermano Shelley el beber alcohol socialmente es una verdad del segundo orden, y el tocar instrumentos musicales en el culto es una verdad del tercer orden”. También dijo en el mismo discurso: “Somos hermanos y hermanas en Cristo. Que hermanos tengan desacuerdos en cuanto al milenio, la obra del Espíritu Santo, la organización de la iglesia, la música instrumental, el beber un vaso de vino, el papel de la mujer en el liderazgo de la iglesia, y una docena de otras cuestiones no cambia el hecho de que todos son hijos de Dios”. Dice enfáticamente que Rom. 14:1—15:13 tiene que ver con “diferencias doctrinales entre los creyentes bautizados”. (“A Call to Action”, Restoration Forum XII – Abilene Christian University, Abilene, Texas, Nov. 1-3, 1995).

          Este hermano súper liberal es evidencia viviente del fruto de la “unidad en la diversidad”.

          Si Rom. 14 cubriera toda doctrina religiosa, entonces la opinión de cada persona sería la ley y el Nuevo Testamento no sería la ley para nosotros.

 

 

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