Judá cae ante Babilonia. Ningún israelita se queda en su tierra.

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      ¿Ha olvidado Dios su plan? ¿Está todo terminado? ¡Ni por un momento! E1 pueblo de Dios tiene que ser castigado, pero E1 no permitió que la debilidad del hombre destruyera su propósito eterno.

      ¿Recuerda usted la promesa a David que la línea real permanecería en su familia (2 Samuel 7:11‑16)? La familia que regiría cambió nueve veces en Israel, pero ni una sola vez en Judá. La providencia de Dios proveyó un descendiente directo en cada generación. En una ocasión Atalía, la hija de Acab, trató de destruir a toda la descendencia real y usurpar el trono (2 Reyes 11:1‑4), e1 niño Joaz fue escondido por Joiada el sacerdote por seis años antes de que é1 fuera llevado al trono. En otra ocasión, un enemigo destruyó toda la línea real, excepto un hijo (2 Crón. 21:16-17). No fue por casualidad que uno quedara en cada ocasión, para que tomara su lugar en el trono de David. Esos reyes fueron eslabones importantes en el plan de Dios.

      E1 mismo pasaje que prometió que la línea real se quedaría en la familia de David, también advirtió que sus descendientes serían castigados si eran malos. E1 castigo que vino sobre la casa de Judá fue una parte del plan de Dios, tanto como las bendiciones que podrían haber tenido si hubieran permanecido fieles.

      E1 período de la cautividad de Judá perduró 70 años. Se cuenta desde el tiempo cuando el primer grupo de cautivos fue llevado de Jerusalén (606 A. C.) hasta que se le permitió al primer grupo regresar a casa (536 A. C.)

      Los escritos de los profetas Daniel y Ezequiel narran de este período. Entrenado para servir en la corte de los reyes, Daniel obtuvo puestos de gran autoridad bajo Nabucodonosor y luego bajo Darío de los medos y los persas. Ezequiel vivió entre la gente común y nos da un vistazo de sus vida durante este período.

      Jeremías el profeta había profetizado que la cautividad duraría setenta años (Jer. 25:11), y así fue que los primeros cautivos habían sido llevados en el año 606 A. C. En el año 539 A. C., Babilonia cayó vencido por los medos y persas. E1 rey Ciro decretó que todo el pueblo cautivo podría retornar a sus propios hogares. Así, en el año 536 A. C., exactamente 70 años después que los primeros cautivos habían sido llevados de Judá, un grupo de judíos estaba en camino a su tierra natal. Zorobabel (Sesbasar como é1 también fue llamado) condujo este primer grupo. Su objetivo principal era reconstruir el templo en Jerusalén.

      Como es usual en cualquier tarea que vale la pena, el pueblo inmediatamente encontró oposición. Los vecinos samaritanos estorbaron la construcción del templo, y finalmente tuvieron éxito y fue suspendida. Por dieciséis años no se hizo nada. Los profetas Hageo y Zacarías instaron al pueblo a reanudar su obra. Por fin e1 templo fue terminado, pero el pueblo no permaneció fiel a Dios.

      Esdras condujo otro grupo de vuelta a Jerusalén y comenzó a restaurar la adoración del pueblo (458 A. C.). Poco tiempo después, Nehemías supo que la ciudad estaba aún en desgracia. E1 recibió permiso del rey de Persia para reconstruir las murallas de Jerusalén. E1 y el pueblo trabajaron arduamente y completaron la inmensa tarea en sólo 52 días. Nehemías y Esdras trabajaron juntos para persuadir al pueblo a despedir sus mujeres extranjeras y regresar a la fidelidad a Dios.

 

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