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La disciplina

La reverencia hacia Dios

 

 

Sea una maestra disciplinaria estricta

 

 

Reglas:
Una mente ocupada
Manos vacías
No tiempo para jugar
Juzgue justamente
Sea estricta

 

 

El niño problemático
El infiel
El impedido
El indisciplinado
El diferente

 

 

 

Sugerencias


          "¿Me haría usted el favor de conseguir a alguien que tome mi lugar como maestra? Tengo problemas serios con mi grupo y ya no puedo controlarlo."

          Cuando una maestra dice que tiene problemas con su grupo, nueve de cada diez veces, es un problema de disciplina. La habilidad de mantener la buena disciplina es uno de los atributos fundamentales que una buena maestra debe tener; así que, detengámonos para explorar el tema.

La reverencia a Dios

          La lección más importante que se puede enseñar durante el servicio de adoración es la reverencia a Dios. Esta es la razón fundamental para que haya comportamiento ordenado de nuestras actividades en el edificio de la iglesia. La verdadera reverencia se construye sobre un reconocimiento de quién es Dios y lo grande que E1 es. Aun un pequeñito puede darse cuenta de que este lugar es "especial", porque es el lugar donde adoramos a Dios. Por lo tanto, este lugar nos obliga a un comportamiento "especial". Los padres que tienen temor de castigar la mala conducta de sus niños durante un servicio de adoración, están fallando en cuanto a poner el fundamento para su crecimiento espiritual más adelante. De la misma manera, los maestros de las clases de los más pequeños deben darse cuenta de que su tarea más importante será enseñar a los niños cómo comportarse en una clase bíblica, y exigir que los niños obedezcan las reglas de acuerdo a su nivel de madurez.

          Si los padres y los maestros de los niños preescolares y de enseñanza primaria han hecho bien su trabajo, entonces, la mayoría de los problemas de disciplina ya se habrán solucionado para los maestros de los grupos superiores. Desafortunadamente, no vivimos en un mundo ideal; así que, a veces tenemos que tratar con circunstancias no muy ideales. No importa la edad de los niños que usted esté enseñando, no deje de corregir la irreverencia a Dios. Los jóvenes que tengan una actitud apropiada le respetarán por la postura que usted tiene con respecto a la reverencia. Los jóvenes que rehúsen volver a su clase después de una reprensión juiciosa por su irreverencia pronto hubieran encontrado otra excusa para salir. Usted no ganará ninguna batalla al permitir el mal comportamiento. Cuando los adolescentes de continuo están riendo tontamente y jugando durante el servicio de adoración, prueban que los padres y maestros están fallando en cuanto a enseñar esta lección que es la más importante de todas.

Sea una maestra disciplinaria y estricta


          Antes de que empiece su primera clase, determine controlar a su grupo para que el aprendizaje se lleve a cabo. Sea agradable pero firme. Establezca pautas claras de conducta y no se desvíe de ellas para complacer a los estudiantes favoritos. Sea consecuente. Sea justa. Los niños son niños, y no tienen la madurez necesaria para establecer sus propias reglas. Ese es el trabajo de usted. Aun los niños bien enseñados jugarán en la medida que la maestra se los permita. Pero los niños son lo más felices cuando se establecen límites bien definidos y cuando la maestra obviamente tiene el mando.

          Antes de proceder, permítame decir que hay algunos problemas que son demasiado complejos para que una sola maestra los solucione. Hay niños impedidos con problemas únicos. Hay niños que causan severos problemas de disciplina dondequiera que estén. A veces las reglas generales no se aplican en estos casos. Daremos algunas sugerencias acerca de estas excepciones al final del capítulo. Por el momento olvidemos el niño inadaptado y tratemos las reglas para dirigir y enseñar en un salón de clase lleno de niños normales, animados e inteligentes.


¿Qué es la disciplina?


          La palabra disciplina abarca mucho más que el castigo. La disciplina ciertamente incluye la idea de castigo si la mala conducta ha ocurrido, pero también incluye el entrenamiento y la dirección a través de los canales apropiados.

          La buena disciplina en un salón de clase tiene aspectos negativos tanto como positivos. Si hay un caos en el salón, entonces no se puede pensar lógicamente. La maestra disciplinaria se encarga de que todo esté en orden y que con prontitud se acaben los estorbos. Por otro lado, un salón de clase quieto no indica necesariamente una clase bien disciplinada. Cada niño podría estar quieto, pero si cada uno está absorto en sus propios pensamientos en lugar de estar escuchando la historia que la maestra está contando, todavía habría un fracaso en la disciplina. La maestra disciplinaria no sólo mantiene el orden, sino que guía las mentes de los estudiantes en la dirección que quiere que vayan.

          Recuerde que el enseñar no se está llevando a cabo si no está ocurriendo el aprender.

          Durante la clase pregúntese, ¿Dónde está la mente del niño en este momento? ¿Está estudiando con usted? Si no es así, él no está aprendiendo lo que usted está diciendo, porque en realidad no le está escuchando. Esté alerta para percibir lo que los niños están haciendo. Deliberadamente mire sus ojos. Muchos problemas pueden ser prevenidos si la maestra está lo suficientemente alerta como para prever situaciones problemáticas antes de que se desarrollen.


Reglas generales para la buena disciplina



Mantenga la mente del niño ocupada

          Muy a menudo las maestras crean sus propios problemas de disciplina al presentar sólo cosas aburridas. Resuélvese a tener algo que decir que valga la pena escuchar. Prepare una buena historia bíblica y preséntela de un modo interesante. Haga que los personajes bíblicos cobren vida. Haga la narración tan interesante que los niños se olviden de comportarse mal.

          Nunca tenga un momento en el que se pregunte a sí misma qué hacer en seguida. Prepare más material y más actividades de los que usted piense tener tiempo para hacer, no sea que se acaben las actividades antes de terminar la clase. Si se le dificulta ocupar todo tiempo que tiene disponible, escriba un plan de lección y téngala a la mano.

          La mente del niño estará ocupada todo el tiempo. Si usted está guiando esa mente a través de canales útiles, entonces esa mente activa será una gran bendición, pero al momento que usted se detenga para preguntarse qué va a hacer en seguida, la mente de cada niño vuelve a sus propios pensamientos. Se requiere de un tiempo precioso para atrapar otra vez sus mentes y pasar a la siguiente actividad.

          Requiera que cada niño mantenga la mirada fija en usted, (o en la ayuda visual que esté presentando) todo el tiempo que usted esté hablando. A menudo, un simple recordatorio, "miren hacia acá", surte efecto. A veces el tocar silenciosamente a un niño le ayuda a volver a enfocar su atención en la historia. El contacto ocular maestro-alumno hace maravillas en cuanto a producir la concentración de mente a mente.

Mantenga las manos de los niños vacías

          El niño escuchará mejor si sus manos están vacías. Si él está coloreando un dibujo de un oso mientras usted está hablando acerca del bebé Moisés, entonces él estará pensando en el color de los ojos de su oso y no en el niño Moisés. Si él tiene un lápiz en su mano, é1 podría escribir una nota a su compañero o hacer garabatos en su cuaderno de trabajo. Guarde los lápices o los colores de cera hasta que la historia haya sido contada y el tiempo haya llegado para una actividad escrita para reforzar la lección.

          Una de las causas de angustia en la vida de una maestra es la carterita nueva de una niña pequeña. Muchas historias bien preparadas han quedado completamente sin oírse y sin aprenderse mientras toda la clase observa a Susana sacar una por una todas sus preciosas pertenencias de su carterita. Si Susana lleva un vestido nuevo de volante, ella podría pavonearse todo el período de la clase. Si lleva zapatos nuevos también, la maestra queda completamente eclipsada. Una maestra disciplinaria y juiciosa se fija de una vez en la gala de Susana, le dice cuán hermosa se ve, para que Susana se dé cuenta de que ha sido vista y apreciada, y entonces pronto le explica a Susana donde poner su carterita, sus guantes, y su anillo hasta que la clase termine.

          La maestra disciplinaria y sagaz aprende a observar bultos no naturales en los bolsillos de los muchachos pequeños. Autos de juguete o las arañas de goma podrían estar al principio bien metidos en los bolsillos, pero generalmente no se quedan escondidos.

          Si usted enseña una clase de niños pequeños, prepare un lugar especial en el salón donde pueda guardar todas las cosas "extras" hasta que la clase termine. Es mucho más fáci1 prevenir las distracciones que seguir enseñando después que han ocurrido. Asegúrese de que cada niño reciba sus tesoros de vuelta cuando la clase termine. Si cada niño sabe la regla, y si ésta se aplica sin excepciones, generalmente los niños estarán dispuestos a cooperar.

 

No hay tiempo para jugar

          No incluya juegos durante el tiempo que forma parte de la clase. Ya hemos hablado de lo breve del tiempo que la maestra tiene para tratar de ayudar al grupo de alumnos en su preparación para ir al cielo. Los niños no necesitan entretención cada momento de sus vidas; así que, este tan breve tiempo debe ser dedicado al estudio bíblico.

          Los niños esperan reírse y conversar durante el tiempo dedicado al juego. La disciplina que se mantiene en el tiempo de juego es muy diferente a la disciplina del tiempo de estudio. Si usted colorea durante una clase bíblica por el puro gusto de colorear, entonces la clase no es más que diversión y juegos, y los niños esperan jugar y reírse. Si usted cree que deben colorear, al menos tenga un propósito específico en mente. Dibuje algo que represente la historia y requiera que los niños se concentren en lo que están haciendo y úselo como parte del proceso de enseñanza. Hable acerca de los puntos que están siendo ilustrados mientras ellos colorean o dibujan.

          Colorear en una clase bíblica es por lo general pérdida de tiempo precioso. Si el niño es tan pequeño que necesita alguna actividad de relleno, ¡una muy buena podría ser que mordiera los colores de cera! ¡Y si la maestra es quien necesita la actividad de relleno, entonces no ha hecho su preparación lo suficientemente bien!

          Mantenga siempre la mente del niño en el tema que esté tratando. No permita las pláticas acerca de “anoche”. Esas se pueden contar antes o después de la clase. Los pequeñitos pueden aprender desde muy temprana edad que este tiempo de la clase es para el estudio bíblico. Hay raras excepciones a esta regla. Si el papá de Danielito atropelló una víbora camino al local de la iglesia, entonces Danielito irrumpe en el salón con el recuerdo de la víbora fijo en su mente. Esté alerta. Dejarle contar su historia es la manera más rápida de preparar su mente para otra información. Exclame oooh y ahh en señal de asombro, y luego proceda rápidamente con la lección antes de que Tomasito recuerde que "la semana pasada" su abuelito vio una víbora ... Si algún niño comienza a contar una historia que no tenga relación alguna con la clase, interrúmpalo con calma y recuérdele que su historia tendrá que esperar hasta que la clase termine, y rápidamente siga con el punto siguiente.

Juzgue justamente la conducta de cada niño

          Exija lo mejor del niño, pero no más allá de su habilidad. Un niño de tres años simplemente no puede sentarse tan quieto como un niño de siete años, pero es mal comportamiento si uno de cinco años se comporta como uno de dos.

          Sea realista en cuanto a lo que debe esperar del niño. Esto significa que se requiere trabajo de parte suya como maestra. Muy a menudo una maestra joven que no ha tenido niños propios todavía, piensa que un niño de dos años es realmente una miniatura de uno de dieciséis. Esto simplemente no es verdad. Por otro lado, alguna abuela podría pensar que todos los niños son bebés y permitir que los jóvenes ya crecidos actúen como caballos desbocados. Lea lo referente al nivel de madurez de su grupo en un libro sobre el desarrollo del niño. Converse con una maestra que tenga experiencia. Reconozca que aun seis meses pueden ser una gran diferencia, en lo que a nivel de madurez de un niño se refiere.

          No compare a los niños. Nunca diga, “¿Por qué no te puedes sentar quieto del mismo modo que lo hace Susana?” El pobre pequeño Juanito Inquieto ya se ha fijado cuan sosegadamente Susana Tranquila se sienta. E1 ya se ha dado cuenta de que la maestra sonríe cuando mira en dirección a Susana y que frunce el ceño cuando mira en su dirección. El podría desear ferviente­mente que pudiera sentarse quieto como lo hace ella, pero ella podría haber nacido quieta y sosegada mientras él nació con la inquietud en las entrañas.

          Las habilidades difieren; los niveles de madurez difieren; las personalidades difieren. Juzgue tanto a Juanito Inquieto como a Susana Tranquila según la manera en que hayan aprendido la historia que haya presentado hoy. Pero no permita que Juanito Inquieto tire del pelo a Susana Tranquila mientras ellos estén escuchando, porque entonces é1 estará infringiendo el derecho de ella a concentrarse. Acepte a cada niño donde esté ahora y llévelo hasta donde su madurez le permita llegar.

          Aquí es donde la paciencia entra en el tema de la disciplina; es decir, no exija lo imposible, pero no confunda la paciencia con la permisividad. No son la misma cosa.

Sea estricta

          Si usted es lo suficientemente afortunada como para tener en este momento un grupo de niños muy cooperativo, disfrútelos al máximo. Su pauta de conducta puede ser mucho más flexible. Usted podría planear actividades que no se atrevería con un grupo desordenado. Aproveche la oportunidad que se le presenta y trabaje para que los niños estén llenos de conocimiento. Busque actividades especiales. Demuestre que los ama y sea cariñosa. Pero no se moleste en ufanarse por su gran destreza como maestra disciplinaria. Espere, porque podría ser que en el siguiente cambio de grupos tuviera por alumno a un niño que deje por los suelos todos sus hermosos planes disciplinarios. Sea diligente en evaluar la situación. Resuélvese a ser lo suficientemente flexible en sus métodos y adáptelos a cualquier situación que se le presente.

          No permita el mal comportamiento bajo ninguna circunstancia. Ningún niño, ni siquiera el niño problemático o el adolescente sabihondo, tiene derecho a pertubar el orden de la clase. No lo permita. Cortés pero firmemente, ponga de inmediato un alto al desorden. Usted es la maestra. Usted debe tener el control en su salón de clases. No use el “habla dulce” acerca de cuán bueno es Dios y cuán buenos debemos ser cuando venimos a adorarle. Simplemente prohíba la acción, y con calma proceda con la lección que tiene planificada. Este es el lenguaje que los niños comprenden. Hable con un tono grave, como el del gran lobo malo, si es necesario. No se disculpe por su firmeza. Amor no es lo mismo que tolerancia.

          Usted podría preferir sentarse cerca de los niños para enseñar su clase. Está bien, si esto funciona para usted. Pero si surge un problema y tiene dificultades para resolverlo, párese. El ponerse de pie, automáticamente le pone en una posición de autoridad.

          Usted no tiene el derecho de castigar corporalmente a un niño en una clase bíblica, pero hay otras formas de castigo. A veces tener a la vista de los niños una varita larga y con un rótulo que lea "ayudante de la maestra" ayuda notablemente para que un preescolar entienda que la maestra está hablando en serio, aun cuando la varita nunca se use. Generalmente, una actuación muy firme por parte de la maestra, acompañada de una voz seria, es suficiente.

          Un toque suave sobre la espalda o el brazo de un niño hará que vuelva la mirada hacia usted, y atraerá su atención a lo que usted está diciendo. Separe a los niños que están conversando sin importar cuántas veces le pidan permiso para sentarse juntos. Quite los lápices que no se estén usando de manera correcta. Al niño que no deje de molestar a los demás, póngalo en un rincón. Si tiene problemas continuos con algún niño en particular, hable con los padres para ver si le pueden ayudar. Como último recurso, envíe al niño de vuelta con sus padres.

          No amenace con castigar a menos que piense llevarlo a cabo. Si usted dice que va a echar a un niño de el salón si é1 sigue comportándose mal, usted tiene que hacerlo así, si el acto se repite. De otra manera su amenaza no será más que palabras vacías. Por lo tanto, tenga cuidado si va a proferir amenazas. Asegúrese de que en realidad quiere decir lo que está diciendo. Los niños muy rápidamente “le toman el número” a una maestra que quiere intimidarlos con falsas amenazas.

          El sarcasmo no es la manera correcta de corregir a un niño. Eso sólo lo hiere. Ser estricta no es lo mismo que ser cruel. Sea consecuente (siempre respondiendo con la correspondiente medida disciplinaria, a las constantes de conducta que requieran corrección) y justa. Recuerde que es fácil abusar del niño problemático. A veces llegamos a estar tan exasperados con el niño que necesita la reprensión frecuentemente, que dejamos de darnos cuenta cuando un día se comporta bien; sin embargo, este es el niño que precisamente necesita más que nadie de la reacción positiva, por parte de la maestra, para promover el buen comportamiento.

          Debe percatarse del niño cuya mente esté divagando durante la clase. Recuerde que esa mente habrá de ocuparse; así que, atraiga su atención antes de que él encuentre la manera de ocuparla, comportándose mal. Tal vez sólo un toque sobre su espalda sea necesario. Tal vez podría hacerle alguna pregunta sobre lo que usted acaba de decir para captar de nuevo su atención.

          Nunca deje que un niño corrija a otro. Eso es trabajo de usted. Algunos niños podrían sentirse profundamente heridos por las palabras crueles de los compañeros.

          Siempre recuerde su meta. Trate de ayudar a cada niño a llegar al cielo. Uno de los requisitos principales para llegar al cielo es, tener un profundo respeto y reverencia por Dios. Esta es una de las más importantes lecciones que usted debe estar enseñando siempre, sin importar la edad del grupo a su cargo. Haga lo mejor que pueda para que cada niño bajo su cuidado logre este objetivo.


El niño problemático


          Regresemos ahora al niño problemático que mencionamos al principio de este capítulo. Hay por lo general uno de estos niños en cada congregación. Cada zona escolar local llega a tener varios niños con tal característica. Examinemos el perfil psicológico de algunos tipos de niños problemáticos, con algunas sugerencias para ayudar a cada uno de ellos.

El niño infiel

          Este primer tipo que estoy incluyendo bajo el encabezado de niños problemáticos, no es uno que necesite métodos de disciplina fuera de lo común, pero es tal vez el que se encuentre en la situación más triste de todos. Este es el niño que regularmente sus padres no llevan a los servicios. El podría ser un niño precioso con un enorme potencial; sin embargo, su alma probablemente se perderá porque sus padres le han enseñado con el ejemplo que la religión no es importante. En estos casos la única esperanza que le queda a usted como maestra, es hacer que su clase sea tan fascinante para que él pueda hacer la decisión de asistir fielmente, tan pronto como tenga la edad suficiente para conducir un auto, simplemente porque le ha gustado lo que ha escuchado.

          Otro caso también muy triste, es el niño cuyo papá se sienta en casa haciendo burla de la religión mientras su madre está tratando con todas sus fuerzas de enseñar al niño correctamente. Tal niño podría crecer pensando que la religión es para los tímidos, cobardes o mariquitas. El probablemente dejará de asistir tan pronto como pueda. Este es el niño que probablemente se burlará más que nadie de las actividades que se realizan en la clase bíblica y mostrará irreverencia en sus respuestas. El tiene un ejemplo muy potente en su casa que le enseña estas actitudes. No permita que tal niño apague el entusiasmo de la clase. Establezca reglas específicas para su conducta. Su alma podría perderse a pesar de todo lo que usted pudiera hacer, pero no permita que él, con su mal ejemplo, lleve consigo a toda la clase de niños.

          Trabaje arduamente con estos niños. Nunca se dé por vencida mientras haya esperanza. Pero no pierda la cordura cuando caso trás caso falle en su intento de encauzar a tales niños. Usted no puede ganar, si está en una posición de tanta desventaja. Estos son los niños "espiritualmente atrasados", no por ninguna culpa suya, sino por causa de las fallas de los padres.

          PADRES, ¿qué tan cumplida es la asistencia de su hijo a los servicios de adoración? Si é1 todavía no sabe conducir un auto, entonces la salvación de su alma reposa en las manos de usted. ¿Está usted dejando que el alma de su hijo peligre mientras usted se divierte en el lago cada fin de semana? ¿Está usted enseñándole con su ejemplo que la educación secular es mucho más importante que la adoración a Dios? ¿Es el asistir a los servicios una tarea monótona y aburrida para su hijo porque comúnmente le permite quedarse en casa con su papá para divertirse viendo la televisión mientras usted va a la reunión? La clase de su hijo ha sido diseñada, para que cada lección semanal tenga su base en la lección de la semana anterior, y además lo prepara para la próxima. Usted perjudica gravemente a su hijo si permite que pierda su clase sin necesidad alguna.

El niño impedido

          Nuestro corazón se conmueve con los niños impedidos, ya sea física o mentalmente. Los niños que estoy incluyendo en esta categoría son aquellos que tienen problemas obvios. Sus padres ya saben que sus niños necesitan ayuda especial, y serán su mejor fuente de información en cuanto a cómo tratarlos. Cada uno de estos niños tiene sus propias dificultades y necesidades especiales.

          Si el impedimento es físico, podría ser que haya solamente el problema de ayudar al niño a llegar al salón de clases. Si su audición, vista y mente son normales, entonces se aplican todas las reglas normales. Tal niño crecerá para tomar su lugar en una sociedad normal. Los padres y los maestros están tratando de ayudarlo a encontrar su lugar en la sociedad para que pueda vivir una vida tan normal como sea posible.

          Si la vista o la audición del niño están severamente dañadas, entonces se requieren métodos especiales para la presentación del material. En tales casos, trabaje de cerca con los padres para aprender a suplir las necesidades especiales del niño. De la misma manera, después que sus necesidades se hayan suplido, entonces se aplican las reglas normales de disciplina.

          Si el impedimento es mental, los problemas que tendrá que confrontar serán diferentes. A veces es mucho mejor poner al niño con retraso mental en una clase con niños de su mismo nivel mental, en lugar de con los de su misma edad. Cada caso debe ser considerado individualmente. Coloque al niño donde él mismo pueda aprender mejor y donde otros en su grupo puedan trabajar mejor con él. A veces el niño con este problema podría ser mucho mayor que aquellos de su mismo nivel mental, con el resultado de que podría herir a los niños más pequeños sin ser esa su intención, por ser mayor que ellos. Si tiene un niño con retraso mental en su clase, considere la posibilidad de tener un maestro que trabaje en equipo para que le ayude. E1 niño podría sorprenderla con un rápido avance si una maestra trabaja individualmente con él.

          La regla general de requerir lo mejor del niño se aplica tanto para el niño impedido como para el niño normal. La diferencia es que podría ser más difíci1 saber qué sería lo mejor que el niño impedido pueda hacer. Trabaje de cerca con los padres del niño. Si lo cree conveniente, hable con el maestro de la escuela que lo instruye. ¿Qué es capaz el niño de hacer? No permita el mal comportamiento por un sentido equivocado de compasión. E1 niño impedido necesita que se le trate tan normalmente como sea posible.

          Ayude a los otros niños a aceptar al niño impedido. Ayúdelos a que aprendan cómo ayudarlo en forma efectiva. Ayúdelos a superar el sentimiento inicial de curiosidad o de compasión. Preste atención al comentario desagradable o cruel que los niños puedan hacer, ayudándoles a entender que el niño impedido es una persona real que tiene sentimientos como cualquier otro, aunque esa persona esté "atrapada” dentro de un cuerpo desfigurado. Con la dirección apropiada, los niños pueden tener una actitud de aceptación y ser amorosos hacia una persona menos afortunada que ellos.

El niño indisciplinado

          E1 niño indisciplinado podría ser el problema más difícil que usted afrente. También podría ser el niño que al final se pierda. Los padres no son de ayuda en el caso del niño indisciplinado, porque ellos mismos son la causa del problema.

          El niño podría ser indisciplinado porque los padres no tienen idea alguna de cómo criarlo. El podría haber llevado la voz cantante desde el momento en que nació a este mundo. Podría haber descubierto por medio de la experiencia que la manera más efectiva para detener la instrucción o el regaño, es dar una bofetada al que esté a su lado. E1 podría haber aprendido a desafiar toda tipo de autoridad. Lo más triste de todo es que la maestra en el edificio de la iglesia no tendrá este problema por muchos años, porque el niño dejará de asistir al servicio de adoración mucho antes de llegar a ser adulto.

          Tampoco este niño tiene el derecho de perturbar el orden de la clase bíblica. La maestra debe establecer una pauta muy específica de conducta en su sala de clase. No debe permitirse ninguna desviación de la regla. El niño que altera el orden debe darse cuenta de que en esta situación hay reglas que él simplemente no puede violar. La maestra debe saber que no puede ceder ni por un momento, aun cuando el enseñar la clase no sea más divertido que enfrentarse a un pelotón de fusilamiento. Algo que le ayudará a la maestra a tolerar el problema y a esforzarse más en la enseñanza del niño es darse cuenta de que el niño no tiene la culpa. Ella podría ser la buena influencia que le ayude al niño a cambiar su vida en la dirección correcta. Tales cosas han sucedido, y cuando suceden, la maestra ha ganado un amigo para el resto de su vida.

          El niño podría ser indisciplinado porque sus padres están separados y cada uno de ellos está tratando de comprar su amor al consentirle todos sus caprichos. Podría ser que al levantarse tal niño no sepa bajo la autoridad de que persona estará ese día, si será la de su madre, su padre, su niñera regular o la de algún extraño que nunca haya visto. Su mala conducta es el resultado de una confusión total en cuanto a lo que se espera de él. Es posible que su deseo de recibir la atención de los demás sea tal que no le importa qué tan mal se comporte para lograrlo, pues prefiriere ser regañado que ser ignorado. Un niño en tales circunstancias necesita reglas de conducta muy específicas y fáciles de entender. El necesita ver que usted es firme y consecuente en lo que espera de él. E1 necesita aprender que las reglas son las mismas cada vez que viene a la clase y para cada niño en la clase. E1 podría violar alguna de las reglas de vez en cuando, para comprobar subconscientemente si todavía están en vigor. Cuando esta clase de niño rompe una regla, sea presta en aplicar la pena establecida tan discretamente como sea posible. Entonces, más tarde, cuando él coopere en otra actividad, sea presta en alabarlo delante de todos. Ayúdele a aprender que la atención positiva es mucho mejor que la atención negativa.

          Este niño puede ser un aguijón en la carne de la maestra, pero también es él que con más probabilidad dará su corazón total e inequívocamente a la maestra que é1 piense que realmente se preocupa por él. E1 niño de un hogar feliz podría amar a su maestra y cooperar con amabilidad con ella, porque su vida está llena de amor. El niño de un hogar infeliz podría estar sufriendo la severa carestía de amor de parte de su familia. El responde con los brazos abiertos a quien le dé atención. Muchas adultos excepcionales deben un voto de gratitud a un buen maestro que hacía muchos años les ayudó a plantar los pies en el camino correcto. Nunca se dé por vencida con respecto a un niño problemático. Podría estar escuchando más de lo que pareciera hacer. El fin es demasiado importante para que usted se dé por vencida mientras aún hay esperanza.

El niño que parece "normal" –
Pero no lo es

          Los niños que caben en esta categoría tienen una amplia gama de problemas específicos. Un niño podría tener una severa dificultad de aprendizaje, tal como la dislexia, por lo cual él ve las palabras al revés y no puede aprender a leer. Deje que su maestro de escuela se preocupe del problema de la lectura. Busque métodos por los cuales él pueda aprender todo lo que es capaz de aprender de una forma oral. Usted habrá llevado a cabo su tarea cuando le haya enseñado la historia de la Biblia.

          Otro podría ser un niño más o menos autista. Su cuerpo está en el salón con usted pero su mente obviamente no está. Es como si estuviera en su propio mundo. El no oye la lección o las reglas de conducta que usted ha establecido. Una maestra ayudante que esté cercana para trabajar individualmente con él podría ser su mejor ayuda.

          Otro niño podría estar fallando en la escuela por una variedad de razones. Podría haber decidido que todas las situaciones de aprendizaje son desagradables. Podría estar perturbando en el salón de clase como una forma de luchar en contra del sentimiento de fracaso. Busque trabajos que é1 pueda hacer que no requieren mucha actividad mental. Déjelo sentirse una parte útil del grupo, pero no le permita estorbar las actividades que otros están haciendo. Trate de hallar métodos de estudio en los cuales él pueda tener éxito.

          Otro niño podría ser tremendamente hiperactivo. Su capacidad para prestar atención podría ser tan limitada que él simplemente no puede escuchar lo suficiente para aprender la historia. Podría haber olvidado la regla que usted hizo la semana pasada, y aun la que hizo hace algunos minutos. Cada músculo podría estar en movimiento espasmódico cada momento. Podría desmayarse en el momento exacto en que usted lo esté reprendiendo por molestar a su compañero. Este niño debe estar sentado cerca de usted para que pueda tocarlo frecuentemente para atraer su atención hacia usted. Que él se sienta donde no pueda ver a muchos de los otros niños, porque é1 se distrae fácilmente. Use métodos que mantengan a cada niño activamente involucrado cada momento. Mientras más usted pueda dirigir sus energías excesivas hacia canales útiles, menos se gastarán en conducta trastornadora.

          Los niños que pertenecen a esta categoría son muy difíciles de distinguir del niño indisciplinado, porque las señas externas son muy parecidas. Sin embargo, hay una diferencia en cuanto a la causa del problema. Los niños que clasificamos como indisciplinados son aquellos que podrían haber sido normales y cooperativos bajo otras circunstancias.          Los niños de esta última categoría podrían o no ser indisciplinados, pero tienen algún problema básico que complica la disciplina de ellos.

          Las incapacidades con respecto al aprendizaje y la hiperactividad son realidades y no enfermedades imaginarias para excusar la mala conducta. Algunos de estos niños son muy infelices. Ellos han aprendido a través de la experiencia que los maestros y otros en autoridad no están contentos con ellos, pero ellos son incapaces de cambiar sus acciones. Algunos de estos niños son tan infelices que consideran el suicidio a muy temprana edad.

          Los niños con impedimentos obvios tienden a tocar nuestro corazón y tendemos a tomarnos la molestia de ayudarles, pero el niño indisciplinado y los otros con problemas no fácilmente entendidos tienden a airarnos. Este es el niño que podría no gustarnos aun en los días buenos. pero esto es injusto para el niño. E1 también tiene un alma. El tiene sentimientos que probablemente han sido heridos muchas, pero muchas veces. El podría necesitar nuestra ayuda más que el niño normal y de buen comportamiento, al cual da tanto gusto enseñar. En cuanto al niño problemático, los maestros están en un aprieto, porque quieren ayudarlo para que vaya al cielo, y al mismo tiempo evitar que su comportamiento trastornador evite el aprendizaje apropiado de los otros. A veces es una tarea muy difícil.


Sugerencias


          l) Comience con la determinación básica de que ningún niño totalmente trastornará el orden de su clase. Determine que nunca tendrá temor de un niño y que nunca le consentirá sus caprichos por la paz. Recuerde que tiene ante usted una tarea muy importante. Usted no es meramente una niñera, sino que está tratando de enseñar la voluntad de Dios a cada niño de su clase . No hay otra tarea más importante. Por lo tanto, su tarea es demasiado importante para que sea arruinada por un niño trastornador.

 

          2) Sea flexible en sus métodos. Al grupo de niños del año pasado le podría haber gustado la actuación dramática de una historia, pero el grupo de este año podría tener un niño que llegue a estar excesivamente estimulado por “el juego de actuar”. En vez de insistir en la actuación dramática, encuentre una actividad de repaso de otro tipo. E1 grupo del año pasado podría haber sido capaz de leer versículos de la Biblia en voz alta como parte de la lección. E1 grupo de este año podría tener un niño que lee tan mal que é1 mismo esté frustrado por esto y el resto de la clase se aburre. Usted no tiene tiempo para enseñar a leer; así que, busque un método por el cual pueda enseñar lo más posible en forma oral con poca o casi nada de lectura.

          E1 año pasado usted podría haber comprobado la habilidad de cada niño para nombrar los libros de la Biblia teniendo a cada uno tomar su turno en frente de la clase y éste solo nombrando los 66 libros. Si usted tiene un niño hiperactivo en la sala, él simplemente no puede estar sentado y quieto por tanto tiempo. Por lo tanto, cambie el método. Comience con una fila de niños, dejando que el primero nombre Génesis, el siguiente Exodo, y así hasta que se nombren todos los libros. Usted habrá logrado el mismo objetivo. Cada niño tiene que saber los libros en orden para que pueda nombrar el libro que le toca cuando sea su turno, pero cada niño ha estado activamente involucrado cada momento.

          En otras palabras, no luche contra la situación por el solo hecho de poder usar el método que más le gusta. Hay muchos métodos posibles. Sea creativa. Tenga métodos alternativos en mente. Si un método no funciona en cierta clase, de una vez cambie a otro.

 

          3) Establezca reglas explícitas y bien definidas de conducta. Entre más trastornador el niño problemático sea, más precisas deben ser las reglas. Haga las reglas lo más general posible para que abarquen la mayoría de las situaciones que puedan ocurrir, pero no tan específicas que incluyan asuntos sin importancia.

          Déjeme ilustrar dando algunas reglas como ejemplos. Comience con estas ideas y adapte algunas suyas que se apliquen a sus circunstancias en particular.

          a) Mostramos reverencia por Dios. (Esto prohibiría toda burla de las verdades espirituales).

          b) Escuchemos la lección.

          c) No molestamos al compañero.

          d) No jugamos o conversamos durante la clase.

          e) Cooperamos en las actividades sugeridas por la maestra.

          f) Todas las cosas extras como los juguetes, los lápices, las carteras, etc. permanecerán en una mesa hasta que la clase termine.

 

          Si su niño problemático tiene dificultades en recordar las reglas, será muy apropiado tener un cartel con las reglas claramente escritas. Si é1da una respuesta sabihonda, hágale ver que é1 ha roto la primera regla. Prohíba que se repita y con calma siga con la lección.

 

          4) Ignore las acciones molestas que en verdad no trastornan la clase. Si en algún momento Juanito Inquieto está parado con una rodilla en su silla, y luego en seguida está estirado a través de ella, mientras le responda todas las preguntas acerca de la historia, ¿qué importa su postura? Por lo general los niños no se estorban por lo inquieto de otro niño, a menos que les llame la atención a lo que está haciendo.

          Tal vez usted les haya pedido a sus niños hacer un dibujo para ilustrar el ofrecimiento de Abraham de su hijo sobre el altar. El niño hiperactivo podría colorear a Isaac de verde, con rayas moradas, porque una de las características sobresalientes del niño hiperactivo es que nunca se conforma a la norma establecida. Pero, ¿qué importa eso si es que él puede narrarle exáctamente lo que ha dibujado y decirle cómo ilustra la historia? ¿Qué importa el color? Deje que otro le enseñe arte. Usted llevó a cabo su tarea al enseñarle la historia.

          La acción de un niño problemático no causa desorden hasta que haya llamado la atención de los otros niños de la clase. Si el niño problemático está escuchando, trate de ignorar las cosas pequeñas que pasen. El tiene que ser exhortado tantas veces que las palabras casi llegan a serle insignificantes.

 

          5) Pruebe el tener una maestra de equipo que le ayude. Algunos niños problemáticos hacen mucho mejor si hay alguien que trabaja con ellos de manera individual. Si este método funciona en su situación, úselo.

          Desafortunadamente, algunos de los problemas más severos en realidad se empeoran al tener otra figura de autoridad en la sala. ¿Recuerda al niño que mencionamos que al despertarse nunca sabe quién se haría cargo de é1 ese día? El problema de ese niño podría ser el resultado directo de tener demasiadas figuras de autoridad en su vida. E1 está confundido por esta persona extra en la clase. ¿Qué serán las reglas de ella? ¿Serán diferentes?

          Otro niño, y otra vez podría ser el niño hiperactivo, podría estar resistente a toda autoridad. Una figura de autoridad adicional podría aumentar su conducta desafiante.

          En todas las relaciones humanas, recuerde que debe usarse el tacto. Supongamos que usted tiene un niño problemático en su clase y que usted decide tener una maestra de equipo que le ayude. Luego suponga que descubre que la maestra es un estorbo más que una ayuda, ya sea debido a su inhabilidad para manejar la situación, o debido al problema especial que el niño tiene. ¿Qué hace usted entonces? Podría herir los sentimientos de esta maestra al decirle que no ella no está ayudando, pero por otra parte la tarea de usted es demasiado importante para que permita que una situación continúe que sólo aumenta la dificultad.

          Así pues, ¿qué hace usted? Piense bien la situación antes de hablar con la maestra futura. Trate de analizar la causa del problema. Trate de pensar de maneras específicas en que la nueva maestra podría ayudarle. Luego sugiera un arreglo temporáneo. Sugiera que venga al salón para una clase (o por un mes, etc.) para ver si eso ayuda. Sea específica en las tareas que usted le asigna. Luego después con toda franqueza discuta la situación con ella. Analicen juntas el éxito o el fracaso del experimento. Entonces si usted ve que no va a funcionar, podría tener que decirle con firmeza pero con tacto que no regrese, aunque ella no esté de acuerdo con su evaluación del asunto.

 

          6) La mayoría de los problemas pueden ser solucionados con las reglas que ya hemos presentado, o con otras reglas de sentido común que conciernen al cuidado de un niño, pero algunos problemas son verdaderamente severos. Si hay un niño en la congregación que es tan trastornador que no puede ser controlado por cualquier maestra, entonces la presencia de él en la clase sería una injusticia para los demás niños de su edad. Estos se dejan sin enseñanza mientras la maestra luche en vano con el niño difícil.

          En tal situación, pruebe el dividir la clase. Ponga al niño problemático en una clase con no más de dos o tres niños. Eso daría la maestra tiempo para darle más atención individual, y habría menos niños que estorbar. Pruebe la rotación de los niños a intervalos. De esa manera, el niño problemático siempre tendría compañeros, pero los otros niños no se perjudicarían por un período de clase estorbada demasiado largo.


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          Recuerde que su propósito es enseñar la historia bíblica. Su tarea es ayudar a cada niño a llegar al cielo.

          Maneje cada situación que se le presente en la forma más sabia posible. El resultado final es demasiado importante para que se dé por vencida cuando la tarea se ponga difíci1. Está en juego la salvación de almas. Muchos de los buenos predicadores o maestros de la actualidad una vez fueron aguijones en la carne de alguna buena maestra.

          Si usted no puede o no está dispuesta a ser una maestra disciplinaria estricta, entonces deje de tratar de enseñar. Fracasará como maestra, y también como madre. Esta es una parte muy importante en cualquier proceso de enseñanza. Los niños mismos no respetan a la maestra que no pueda controlar una clase. Escuche sus comentarios acerca de sus maestros de escuela. ¿A cuáles gustan? Generalmente será la que sea interesante, pero que también estricta. Escúchelos hacer burla de la maestra que en cuanto a la disciplina sea floja e indulgente.


Tarea:

1. Analice a cada niño de su clase. ¿Cuán fáci1 es controlar a cada niño? ¿Cuáles son las causas de los problemas de disciplina que surgen con estos niños en particular? ¿Qué métodos está usando actualmente para resolver sus problemas? ¿Están funcionando estos métodos? Si es así, ¿por qué? Si no, ¿por qué no?

2. Recuerde que cada grupo de niños es diferente. El análisis de este año no se adapta al grupo del próximo año. Esté alerta a sus circunstancias actuales. No llegue a ser estéril en sus pensamientos. Si usted estaba enseñando el año pasado, recuerde y analice de qué manera el grupo que tiene este año difiere del que tuvo el año pasado. Diga por qué las diferencias existen.

 


 

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