El Reino Queda Dividido

(1 Reyes 12:1-20; 2 Crónicas 10:1-19)

 


Después de la muerte de Salomón, cuando Roboam ya estaba listo para tomar las riendas del gobierno, llamó al pueblo para que se reuniera con él en Siquem.  Posiblemente Siquem fue escogido para el sitio de esta reunión porque allí Dios había prometido dar la tierra de Canaán a los descendientes de Abraham (Gén. 12:6-7); y fue allí que Israel estableció su reclamo sobre la tierra como Moisés lo había mandado en la ley (Jos. 8:30-35). 

¿Recuerda usted que a Jeroboam el hijo de Nebat, de la tribu de Benjamín, se le había dicho por Elías el profeta que le sería dado el gobierno sobre diez de las tribus?  Y, ¿recuerda que Jeroboam tuvo que huir a Egipto para escapar de la ira de Salomón? (Véase 1 Reyes 11:26-40).  Cuando Jeroboam oyó de la muerte de Salomón, regresó a Israel y actuó como el vocero del pueblo cuando se reunieron delante de Roboam en Siquem. 

El pueblo dijo a Roboam, “Tu padre agravó nuestro yugo, mas ahora disminuye tú algo de la dura servidumbre de tu padre, y del yugo pesado que puso sobre nosotros, y te serviremos”.  

Roboam respondió, “Idos, y de aquí a tres días volved a mí ...”

Durante los tres días, Roboam consultó con sus consejeros.  Sus viejos asesores le dijeron, “Escucha al pueblo.  Muéstrales que tienes de corazón te preocupas por ellos y ayúdales en su aflicción, y ellos te servirán”. 

Sin embargo, los hombres más jóvenes del rey, parece que pensaron que cualquier concesión sería tomada como una señal de debilidad.  Aconsejaron, “... Diles, El menor dedo de los míos es más grueso que los lomos de mi padre.11 Ahora, pues, mi padre os cargó de pesado yugo, mas yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones”.  Desafortunadamente, el consejo de ser áspero y aparecer duro le gustó a Roboam. 

Cuando el pueblo retornó a Siquem, Roboam salió y repitió estas duras palabras a sus súbditos.  Cuando los israelitas escucharon las palabras de Roboam, contestaron:  “¿Qué parte tenemos nosotros con David? Cada uno para sus casas.  Puedes tener tu reino, Oh David”. 

La situación estaba cargada de peligro.  Roboam envió a Adoram, el oficial a cargo del trabajo, para tratar de sofocar la creciente marea de rebelión.  Roboam no pudo haber escogido a otro peor para enviar porque Adoram representaba todo el trabajo desagradable que había sido requerido que se hiciera.  Los israelitas estaban enojados y lo apedrearon hasta morir.  Roboam logró escapar en su carruaje y huyó a Jerusalén. 


JUDA

Jeroboam – 17 años – Malo

(1 Reyes 12:1-24; 14:21-31; 16:6; 2 Crón. 10:1—12:16):

Tal como Dios le había profetizado a Salomón y a Jeroboam, una porción del  reino fue dejado bajo el control de  Roboam y la casa de David, no porque Roboam fuera justo, sino a causa de la promesa de Dios a David (véase 1 Reyes 11:11-13; 2 Sam. 7:11-16). La propia tribu de Roboam, la de Judá; y la tribu  de Benjamín  permanecieron  leales.  Por  mucho,  la tribu  de Judá  era  la  más  grande  de  las  dos  tribus;  por consi-

ISRAEL

Jeroboam – 22 años – Malo

(1 Reyes 11:26-40; 12:1—14:20; 2 Crón. 10:1-17; 13:1-20):

Tal como Ahías el profeta había vaticinado, las otras diez tribus hicieron a Jeroboam su rey.  Estableció la sede en la ciudad de Siquem, probablemente como un esfuerzo por establecer la legitimidad de su gobierno a causa del trasfondo histórico de Siquem.

Retuvieron el nombre de Israel que el pueblo había usado por generaciones.  Puesto que   había   diez   tribus  en  este  grupo,  en


Judá

guiente Benjamín es nombrada algunas veces con Judá, otras veces no. 

  Roboam tomó el nombre de Judá como el  nombre para su reino.  Retuvieron la ciudad capital de Jerusalén que estaba ubicada muy cerca de la frontera de Benjamín y el territorio ancestral de Judá, aunque apenas dentro de la porción de Benjamín.  Jerusalén era donde estaba ubicado el palacio, y más importante, el templo de Judá.

Israel

contraste a con las dos tribus en Judá, Israel era el más grande de los reinos.


Observe los mapas incluidos con este material.  Todos los mapas están juntos en la parte final del libro.  Usted entenderá mejor cada mapa si se toma el tiempo para llenarlo por sí mismo. Primero mire el mapa que muestra el reino como era en los días de Salomón.  Coloree y marque su mapa de acuerdo a éste.  Ahora mire al mapa de Canaán que muestra la tierra dividida en los reinos de Israel y Judá.  ¿Ve el contraste?  El reino de Israel continuó conteniendo a la pequeña nación de Moab por unos pocos años más, mientras el reino de Judá mantuvo a Edom por un poco más tiempo.  El resto del territorio que había estado al menos bajo el control económico de Salomón se perdió inmediatamente.  Coloree su primer mapa de Canaán mostrando los dos pequeños reinos cual eran en este punto en la historia. 

Hagamos algunas comparaciones adicionales de nuestros mapas antes de ir más adelante en nuestra narración.  Nótese que Israel aún mantenía una porción de la tierra en el lado oriental del río Jordán.  Eso significa que aún podían gravar con impuestos a las caravanas que  avanzaban a través de la tierra por la ruta comercial llamada El Camino del Rey.  Al otro lado del río Jordán, la ruta comercial llamada el Camino del Mar cruzaba el Jordán y avanzaba hacia el suroeste a través del territorio de Israel, de esa manera produciendo más impuestos.  Por contraste, Judá era un territorio encerrado.  Las rutas comerciales principales evadían las rutas más difíciles a través de la región montañosa.  El  Mar Muerto era una barrera natural al oriente, y los filisteos aún mantenían firme control de la llanura costera del sur.  A veces Judá controló parte de Edom y mantuvo el acceso a las riquezas de Ezion-geber en la punta del Golfo de Acaba, pero más a menudo cualquiera de los dos, Egipto o Edom  le quitaron ese galardón. 

Por tanto, Israel propendió a ser más próspero con más contacto con los otros pueblos.  Pero esa prosperidad llegó a ser una bendición mixta.  Propendieron a sentirse cómodos y a olvidar su necesidad de Jehová.  También, cualquier poder extranjero que quiso el control de las rutas comerciales entró en conflicto directo con Israel.

JUDÁ

A Roboam le es Prohibido Detener la Rebelión (1 Reyes 12:21-24; 2 Crón. 11:1-4):

Roboam estaba enfurecido, como también asustado, por la insurrección.  Llamó a los combatientes de Judá y  Benjamín para que se reunieran — 180.000 de ellos — para pelear contra Israel y reunificar el reino. 

Dios envió un profeta llamado Semaías donde Roboam con este mensaje:  “No vayáis, ni peleéis contra vuestros hermanos

ISRAEL

Jeroboam Establece una Religión Falsa (1 Reyes 12:25-33; 2 Crón. 11:15):

Jeroboam estaba temeroso de que su reino no continuara siendo suyo, aun cuando Dios le había asegurado que lo sería, si permanecía fiel.  En efecto, Dios le había dicho que podría establecer su familia como la dinastía gobernante tal como lo había  hecho con David, si solamente era fiel (1 Reyes 11:37-38).  Pero Jeroboam no tuvo la 


Judá

los hijos de Israel; volveos cada uno a su casa, porque esto lo he hecho yo”.    

 Roboam obedeció la voz de Dios y no prosiguió con sus planes de guerra. 

Roboam Fortifica a Judá  (2 Crón. 11:5-12):

 Roboam empezó a fortificar las ciudades en su territorio muy al inicio de su reinado.  Es interesante notar que las ciudades mencionadas que fortificó estaban en la Sefela, al sur y al occidente de Jerusalén, antes que al norte de Jerusalén.  Obviamente, Roboam no consideró a Jeroboam la peor de las amenazas contra su reino. 

Salomón había hecho un tratado de paz con Egipto muy pronto después que llegó a ser rey, y selló ese tratado por medio de casarse con la hija de Faraón (1 Reyes 3:1).  Pero los años han pasado desde ese tratado.  Un nuevo Faraón llamado Sisac (cf. 1 Rey. 11:40) subió al poder en Egipto antes de que Salomón muriera.  La riqueza de Salomón era conocida por todas partes, de manera que Sisac estaba esperando una buena oportunidad para invadir la tierra y tomar parte de la riqueza.  Roboam era consciente del peligro.  

Encuentre las ciudades fortificadas en su mapa.  Observe cómo protegían las vías de entrada a Jerusalén desde el sur y el occidente.  También observe que los ataques desde Egipto probablemente alcanzarían a Judá antes que a Israel. 

Los Fieles en Israel Huyen a Judá 

(2 Crón. 11:13-14, 16-17):

Cuando Jeroboam estableció esta falsa adoración con sus falsos sacerdotes, los levitas y los sacerdotes que vivían en Israel estaban sin trabajo.  Empezaron a trasladarse al sur; aun dejaron sus campos y hogares ancestrales y se trasladaron a Judá.  Otros

Israel

fe suficiente para confiar en la promesa de Dios.

 Una cosa que añadió combustible a las preocupaciones del rey era las continuas visitas de todos los israelitas estarían haciendo al volver a Jerusalén, la capital de Judá, al templo para adorar a Jehová.  Por tanto, decidió un curso de acción drástico.  Hizo dos becerros de oro y les edificó altares:  uno en Dan en la frontera norteña y otro en Betel en su frontera sureña, unos pocos kilómetros al norte de Jerusalén. 

Jeroboam dijo a su pueblo, “Bastante habéis subido a Jerusalén ...”

Les mostró los becerros de oro que había hecho y dijo, “... he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto”

Jeroboam no descartó a Jehová completamente.  Quería que el pueblo asociara la reputación de Jehová con los becerros de oro.  Nótese que él dijo que aún estarían adorando a los mismos dioses que los sacaron de Egipto.  En otras palabras, estaba diciendo, “Aún estamos adorando a Jehová — simplemente vamos a hacerlo a nuestra manera”. 

Jeroboam nombró sacerdotes de tribus aparte de la de Leví.  Cambió la celebración de la expiación anual del séptimo mes al octavo mes.

Jeroboam públicamente dedicó sus altares de adoración con sacrificios. 

Desde entonces, al igual que ahora, la mayoría de las personas simplemente practicó el movimiento de la religión, la mayoría de los israelitas aceptaron estos cambios sin ningún problema. 

La Profecía del Varón de Dios 

(1 Reyes 13:1-32):

En el día de la dedicación Jeroboam estaba en el altar en Bet-el.  Todos estaban reunidos.  Justo en la mitad de la ceremonia, 

Judá

que estaban resueltos a permanecer fieles a Jehová también huyeron a Judá.

Esta entrada de personas justas fortaleció al reino de Judá y debilitó al reino de Jeroboam.  Durante tres años el pueblo de Judá sirvió a Jehová fielmente. 

La Familia de Roboam  (2 Crón. 11:18-23):

Roboam se casó con dieciocho mujeres y tomó sesenta concubinas.  Tuvo veintiocho hijos y sesenta hijas.  Entre sus esposas estaban Mahalat, una prima carnal; Abihail la hija de Eliab hermano de David; y Maaca la hija de Absalón.  Fue uno de los hijos de Maaca, quien sucedería a Roboam en el trono. 

Roboam nombró a Abías por príncipe de sus hermanos porque tenía la intención de hacerlo rey.  Roboam esparció a sus hijos por toda la tierra, probablemente en capacidades administrativas, y les dio buenos salarios y muchas mujeres. 

Judá Recurre a la Idolatría   (1 Reyes 14:22-24; 2 Crón. 12:1,14):

Cuando Roboam sintió que estaba seguro en su reino, él y Judá abandonaron a Jehová. 

Solamente fueron fieles por cerca de tres años.  Parece que aun ofrecieron sacrificios

Israel

vino un hombre y clamó contra el altar.  Dijo: 

“Altar, altar, así ha dicho Jehová: He aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de  los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres”. 

Esta es la señal de que estas cosas serían ciertas:  ‘el altar se quebrará, y la ceniza que sobre él está se derramará’.

Jeroboam gritó, “¡Prendedle!” y señaló al hombre de Dios.  Al momento el brazo extendido se le secó y no lo pudo enderezar.  También el altar se rompió y la ceniza se derramó. 

¡Jeroboam estaba aterrorizado!  Le suplicó al hombre de Dios:  “Te pido que ruegues ante la presencia de Jehová tu Dios, y ores por mí, para que mi mano me sea restaurada”.  El varón de Dios oró, y la mano del rey fue restaurada.

Ahora ninguna amabilidad era demasiado grande de parte de Jeroboam para mostrar al profeta.  “Ven conmigo a casa, y comerás, y yo te daré un presente”. 

El varón de Dios contestó, “Aunque me dieras la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar. Porque así me está ordenado por palabra de Jehová, diciendo: No comas pan, ni bebas agua, ni regreses por el camino que fueres”.  El profeta se dirigió a casa por otro camino. 

Había un viejo profeta viviendo en Bet-el.  Cuando sus hijos le hablaron acerca del varón de Dios, pregunto, “¿Por qué camino se fue?”. 

Cuando le informaron, dijo, “Ensilladme el asno”.  Partió tras el varón de Dios y lo encontró sentado debajo de una encina.  Dijo, “ ¿Eres tú el varón de Dios que vino de Judá?” 

Judá

en el templo y tuvieron sus días festivos, pero esto fue solamente un ritual de adoración con muchos del pueblo.  También levantaron imágenes de Asera sobre toda colina.  Aun hubo lugares sagrados de prostitución masculina en la tierra. Pronto el

pueblo estaba practicando toda abominación que los cananeos habían hecho, por lo cual el Señor los había echado de la tierra.  (Véase Lev. 18:24-28). 

¿Cómo pudo Roboam volverle la espalda a Jehová tan rápidamente?  Véase en 1 Reyes 14:21.  ¿Ve usted que era hijo de Naama, una amonita?  Eso quiere decir que el hijo de una de las esposas extranjeras con que se casó Salomón.  Creció viendo a su madre adorar a los ídolos regularmente.   

Sisac, Faraón de Egipto, invade a Judá   (1 Reyes 14:24-25; 2 Crón. 12:2-12):

A causa de la infidelidad de Judá, Dios los entregó en manos de Sisac.  Este era el Faraón que le había dado refugio a Jeroboam en los últimos días de Salomón (1 Reyes 11:40).  

Faraón Sisac invadió en el quinto año de Roboam.  Vino con un gran ejército, 1200 carros y 60.000 hombres de a caballo.  Tomó las ciudades fortificadas de Roboam y vino a la Jerusalén misma. 

El Señor envió al profeta Semaías a Roboam y a los líderes de Judá que se habían reunido en Jerusalén por temor de Sisac.  Dijo, “Así ha dicho Jehová: Vosotros

Israel

“Yo soy”, contesto el hombre.

El viejo profeta le dijo, “Ven conmigo a casa, y come pan”.

El varón de Dios dijo, “No puedo hacer eso porque el Señor me dijo que no comiera o bebiera con nadie, ni regresar por el camino donde vine”. 

Luego, el viejo profeta mintió, “Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Tráele contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua”.  Cuando él oyó esto, el varón de Dios fue a casa con el profeta.

     No hizo ninguna averiguación  a Dios quien personalmente le había dado sus instrucciones; ni buscó alguna verificación de que el viejo profeta realmente estuviera diciéndole la verdad.  En vista de que el viejo profeta contradijo de plano lo que Dios mismo le había dicho al varón de Dios, el varón de Dios debería haber demandado alguna clase de prueba. 

 Mientras estaban comiendo, Dios de veras habló al viejo profeta.  El viejo profeta dijo al varón de Dios, “Así dijo Jehová: Por cuanto has sido rebelde al mandato de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová tu Dios te había prescrito, sino que volviste, y comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres”. 

Después de la comida, el profeta trajo el asno del varón y este partió.  Mientras iba, un león lo encontró en el camino y lo mató; pero no devoró el cuerpo ni mató al asno.  Las personas que pasaban de largo vieron al león aun allí además del hombre que había matado.  Fueron a Bet-el y lo reportaron. 

Cuando lo oyó, el profeta dijo, “El varón de Dios es, que fue rebelde al mandato de Jehová; por tanto, Jehová le ha entregado al león, que le ha quebrantado y matado, conforme a la palabra de Jehová que él le dijo”. 

Judá

me habéis dejado, y yo también os he dejado en manos de Sisac”.

Roboam y los otros gobernantes estaban muy humillados y dijeron, “Justo es Jehová”

   Cuando Dios vio que se habían humillado, dijo a Semaías, “Se han humillado; no los destruiré; antes los salvaré en breve, y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano

de Sisac.  Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reinos de las naciones”

Sisac entró en Jerusalén y se llevó los tesoros del templo, incluyendo los escudos de oro que Salomón había hecho para ocasiones ceremoniales.  Roboam hizo escudos de bronce para reemplazarlos.  ¿Ve usted que la riqueza que Salomón dejó ahora se va de Judá? 

   Puesto que Roboam se humilló, Dios no lo destruyó totalmente. Aún quedaba algo bueno en Judá. 

Israel

    El profeta se fue y colocó el cuerpo del varón sobre su asno, lo trajo de regreso a la ciudad, y lo sepultó.  El viejo profeta dijo a sus hijos, “Cuando yo muera, sepultadme en

 el sepulcro en que está sepultado el varón de Dios; poned mis huesos junto a los suyos.  Porque sin duda vendrá lo que él dijo a voces por palabra de Jehová contra el altar que está en Bet-el”. 

Nota Histórica — Sisac También Invadió a Israel:

Aun cuando la Biblia no habla de esto, las propias inscripciones de Sisac dicen que él invadió a Israel como también a Judá.  Ambos reinos fueron vapuleados por este hombre quien había sido el antiguo protector de Jeroboam.  Los registros egipcios de Sisac enumeran 150 ciudades en Canaán que él atacó. 

Jeroboam Continúa Su Idolatría  

(1 Reyes 13:33-34):

Jeroboam nunca retrocedió ni vaciló en escoger el  curso de la idolatría.  Este fue el pecado que llevó a la caída de la casa de Jeroboam.  Desde entonces, este pecado de Jeroboam de introducir la adoración del becerro de oro es referido como “el pecado de Jeroboam hijo de Nabat”

Judá

Israel

La Muerte del Hijo de Jeroboam  (1 Reyes 14:1-18):

Jeroboam tenía un hijo llamado Abías.  El muchacho cayó enfermó y Jeroboam quería saber si viviría o moriría.  Le dijo a su esposa, “... disfrázate, para que no te conozcan que eres la mujer de Jeroboam, y ve a Silo; porque allá está el profeta Ahías, el que me dijo que yo había de ser rey sobre este pueblo. Y toma en tu mano diez panes, y tortas, y una vasija de miel, y ve a él, para que te declare lo que ha de ser de este niño”. 

La esposa de Jeroboam se puso en su camino.  Algunos años habían pasado desde que Ahías le había dicho a Jeroboam que le sería dado una porción del reino.  A esta altura, Ahías era viejo y estaba ciego. 

Mientras la esposa de Jeroboam estaba en camino, Dios habló a Ahías, diciendo, “He aquí que la mujer de Jeroboam vendrá a consultarte por su hijo, que está enfermo; así y así le responderás, pues cuando ella viniere, vendrá disfrazada”. 

Cuando Ahías escuchó el ruido de los pasos en la puerta, dijo calmadamente, “Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué te finges otra? He aquí yo soy enviado a ti con revelación dura.  Ve y di a Jeroboam: Así dijo Jehová Dios de Israel:

Por cuanto yo te levanté de en medio del pueblo, y te hice príncipe sobre mi pueblo Israel, y rompí el reino de la casa de David y te lo entregué a ti; y tú no has sido como David mi siervo, que guardó mis mandamientos  y  anduvo  en

Judá

El Reinado de Roboam como Rey   (1 Reyes 14:21, 29, 30; 2 Crón.  12:13, 15):

Roboam tuvo cuarenta y un años de edad cuando empezó a reinar y reinó diecisiete años.  Los registros del gobierno de Roboam fueron escritos en las crónicas de Semaías el profeta y  del vidente Iddo.

Una nota similar será dada en el texto bíblico acerca de cada rey.  Había registros guardados de la historia de los reyes que no tenemos.  La información que tenemos es una historia religiosa del período.  Una y otra vez, nos es dicho que un rey prosperó, o que porque sirvió o no sirvió a Dios.   

Había guerra constante entre Roboam y Jeroboam durante su reinado.  En otras palabras, no que tuvieran batallas constantes, sino que nunca reconciliaron sus diferencias,

Israel

pos de mí con todo su corazón, haciendo solamente lo recto delante de mis ojos, sino que hiciste lo malo sobre todos los que han sido antes de ti, pues fuiste y te hiciste dioses ajenos e imágenes de fundición para enojarme, y a mí me echaste tras tus espaldas; por tanto, he aquí que yo traigo mal sobre la casa de Jeroboam, y destruiré de Jeroboam todo varón, así el siervo como el libre en Israel; y barreré la posteridad de la casa de Jeroboam como se barre el estiércol, hasta que sea acabada. El que muera de los de Jeroboam en la ciudad, lo comerán los perros, y el que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo; porque Jehová lo ha dicho. 

Ahías continuó: 

Y tú levántate y vete a tu casa; y al poner tu pie en la ciudad, morirá el niño. Y todo Israel lo endechará, y le enterrarán; porque de los de Jeroboam, sólo él será sepultado, por cuanto se ha hallado en él alguna cosa buena delante de Jehová Dios de Israel, en la casa de Jeroboam. Y Jehová levantará para sí un rey sobre Israel, el cual destruirá la casa de Jeroboam en este día; y lo hará ahora mismo. 

Luego, por el Espíritu de Dios, los ojos ciegos de Ahías vieron lejos en el futuro y dijo, “... él arrancará a Israel de esta buena tierra que había dado a sus padres, y los esparcirá más allá del Eufrates [en las tierras de Asiria y Babilonia], por cuanto han hecho sus imágenes de Asera, enojando a Jehová. Y él entregará a Israel por los pecados de Jeroboam, el cual pecó, y ha hecho pecar a Israel”

La esposa de Jeroboam retornó a Tirsa donde Jeroboam había establecido su centro de operaciones.  Tan pronto como ella piso el umbral de la casa, su hijo murió y todo Israel lo endechó y lo sepultó, como Ahías había dicho. 

Judá

o hicieron la paz.  Finalmente Roboam murió y fue sepultado en la ciudad de David. 

Abías (Abiam) —  3 años (malo)

(1 Reyes 15:1-8; 2 Crón. 13):

    La madre de Abías era Maaca, la hija de Absalón (o Abisalom I). Abdías siguió los caminos de Roboam su padre, y no vivió como lo hizo David quien sirvió a Jehová excepto en el asunto de Urías heteo.

Israel

Año 18 de Jeroboam. 


Guerra de Abías Con Jeroboam

(2 Crón. 13)

La única historia registrada acerca del reinado de Abías es la de una guerra que peleó con Jeroboam.  Fueron a la batalla con grandes ejércitos, pero los de Jeroboam eran dos veces más que los de Abías.  Mientras los ejércitos estaban preparados en orden para la batalla, antes de que empezara, Abías se levantó en el monte de Zemaraim en la región montañosa de Efraín y habló a Jeroboam y sus hombres.  Dijo: 

Oídme, Jeroboam y todo Israel. ¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos, bajo pacto de sal? Pero Jeroboam hijo de Nabat, siervo de Salomón hijo de David, se levantó y rebeló contra su señor. Y se juntaron con él hombres vanos y perversos, y pudieron más que Roboam hijo de Salomón, porque Roboam era joven y pusilánime, y no se defendió de ellos.

Y ahora vosotros tratáis de resistir al reino de Jehová en mano de los hijos de David, porque sois muchos, y tenéis con vosotros los becerros de oro que Jeroboam os hizo por dioses. ¿No habéis arrojado vosotros a los sacerdotes de Jehová, a los hijos de Aarón y a los levitas, y os habéis designado sacerdotes a la manera de los pueblos de otras tierras, para que cualquiera venga a consagrarse con un becerro y siete carneros, y así sea sacerdote de los que no son dioses?

Mas en cuanto a nosotros, Jehová es nuestro Dios, y no le hemos dejado; y los sacerdotes que ministran delante de Jehová son los hijos de Aarón, y los que están en la obra son levitas, los cuales queman para Jehová los holocaustos cada mañana y cada tarde, y el incienso aromático; y ponen los panes sobre la mesa limpia, y el candelero de oro con sus lámparas para que ardan cada tarde; porque nosotros guardamos la ordenanza de Jehová nuestro Dios, mas vosotros le habéis dejado. Y he aquí Dios está con nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra Jehová el Dios de vuestros padres, porque no prosperaréis.

Los hombres de Jeroboam parecían estar escuchando, pero mientras Abías estaba entregando su advertencia, los hombres de Jeroboam sin hacer ruido estaban rodeando al ejército de Abías.  Mientras él aún hablaba, los hombres de Jeroboam atacaron.  Los hombres de Judá vieron que estaban siendo atacados por delante y por detrás.  Clamaron a Jehová, los sacerdotes tocaron sus trompetas (véase Núm. 10:8-9), y Judá hizo sonar el grito de batalla. 

Dios entregó a Israel en manos de Judá, y las fuerzas de Jeroboam sufrieron la perdida de muchos hombres.  Los hombres de Judá fueron victoriosos porque confiaron en Jehová.  Abías persiguió a Jeroboam y tomo Bet-el y otras aldeas de él.  Jeroboam no recuperó poder durante  el resto del reinado de Abías. 


JUDA

Abías murió y fue sepultado en la Ciudad de David.

Asa —  41 años (bueno)

(1 Reyes 15:9-24; 2 Crón. 14:1—16:14):

Los Primeros Años de Asa (1 Reyes 15:11-15; 2 Crón. 14:1-8):

Asa era un varón justo, de manera que Judá disfrutó de paz durante los primeros diez años de su reinado.  Asa usó el tiempo para buen provecho. 

Primero reformó a Judá por medio de destruir los ídolos que habían sido hechos durante los años de Jeroboam y Abías.  Mandó al pueblo de Judá a servir a Jehová.  Es sorprendente que a los veinte años de la muerte de Salomón y solamente a sesenta años desde la muerte de David, todo pueblo en Judá tenía su propio lugar alto donde era quemado incienso y eran hechas ofrendas a dioses falsos.   Asa destruyó aquellos.  Por tanto, el reino disfrutó de tiempos pacíficos.

Segundo año de Asa

Asa continuó aprovechando los años de paz sabiamente sabiamente, fortificando las ciudades de Judá.  Recuerde que Roboam fortificó un cinturón de ciudades que se extendía desde el occidente del Mar Muerto hasta la Sefela y luego al norte hasta la frontera entre Israel y Judá.  Sisac de Egipto capturó aquellas ciudades cuando entró en la tierra.  Estas eran las mismas ciudades que Asa fortificó de nuevo.  También fortificó otras de las ciudades.  Asa animó al pueblo diciendo, “la tierra es nuestra porque hemos buscado a Jehová”

Como parte de sus defensas, Asa organizó un ejército bien equipado de 300.000 hombres de Judá y 280.000 hombres de Benjamín.  

3er año de Asa 

ISRAEL

Vigésimo año de Jeroboam

Nadab — 2 años (malo)

(1 Reyes 15:25-32):

Después de un reinado de 22 años, Jeroboam murió y su hijo Nadab le sucedió en el trono.  Pero Dios no tenía planes de establecer la dinastía de Jeroboam a causa de la idolatría que él había introducido como la religión oficial de Israel. 

Nadab era muy malo y fue rechazado después de una porción de solamente dos años.  Fue derribado  por Baasa durante el sitio de la ciudad filistea de Gibetón.  Baasa no dejó a nadie vivo de la casa de Jeroboam, tal como Dios lo había predicho a través de Ahías silonita, a causa de los pecados que Jeroboam había cometido. 

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Baasa — 24 años (malo)

(1 Reyes 15:16-22; 15:33–16:7; 2 Crón. 16:1-6):

Baasa, el asesino de la familia de Jeroboam,   llegó  a  ser  el  siguiente  rey  de


Judá

Asa y Judá son Liberados de los Etíopes (2 Crón. 14:9-15):

Después de diez años de paz, la calma fue rota por la invasión de un temible ejército dirigido por Zera cusita o etíope.  La figura dada en hebreo usualmente es tomada para significar un ejército innumerable antes que un conteo literal.  Era claro que el ejército etíope era muchas veces más poderoso que el de Judá. 

El ejército de Judá salió a resistir la invasión y tomó su posición en Maresa al suroccidente de Jerusalén, solamente a unos pocos kilómetros de Laquis. 

Asa le oró a Dios por ayuda.  Dijo, “¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre”. 

Dios le dio a Asa y a su ejército una gran victoria.  Los cusitas (o etíopes) fueron destruidos en gran número.  Fueron aplastados delante del Señor y Sus fuerzas.  Los hombres de Asa persiguieron a los cusitas tan lejos como Gerar, cerca de 30 o 35 millas (48 o 56 kilómetros) al suroccidente de Maresa.  Obviamente los cusitas estaban huyendo de regreso a Egipto. 

Los hombres de Judá tomaron una enorme cantidad de botín del ejército que huía.  Destruyeron las aldeas alrededor de Gerar y tomaron botín de aquellas aldeas filisteas.  Una gran parte del botín consistió de los rebaños de ovejas y manadas de cabras y camellos. 

El Mensaje de Azarías el Profeta

(2 Crón. 15:1-7):

Dios envió palabra a Asa por Azarías el hijo de Obed.  Azarías se encontró con Asa y le dijo, “Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con él; y si le buscareis, será hallado de vosotros; mas si le dejareis, él también os dejará”. 

Israel

Israel.  Pudo haber establecido su familia sobre el trono de Israel, pero era malo y siguió en los mismos caminos como Jeroboam, adorando los becerros de oro. 

Esto nos hace ver que él no mató a la familia de Jeroboam para purgar a Israel del pecado que había sido introducido, sino más bien a causa de su propio deseo de poder. 

Muchos Fieles se Trasladan de Israel a Judá (2 Crón. 15:9):

¿Recuerda usted que cuando Jeroboam estableció los becerros de oro y a sus nuevos sacerdotes, los levitas y la mayoría de las personas fieles en Israel se trasladaron al sur a Judá?  Ahora han pasado años, pero las condiciones no han mejorado en Israel.  Baasa es tan malo como sus predecesores. 

Mientras tanto, Judá está en paz.  Tienen un rey justo que está llevando a cabo reformas en la tierra.  Como el pueblo fiel aún viviendo en Israel vio que Dios estaba con Judá, empezaron a trasladarse al sur.  La Biblia dice que “muchos de Israel” se unieron a Asa y a su reino en este punto. 

¿Ve usted que a estas alturas el número de habitantes de  los dos reinos era más igual que al principio?¿Ve usted que el reino de Judá se fortalecía cada vez que una familia fiel se trasladaba al sur, pero que Israel se debilitaba — no solamente en número, sino más importante, en fortaleza espiritual?  Cada vez que una familia fiel dejaba Israel, había una familia menos para protestar la introducción de más maldad. 

Judá

Azarías le recordó al pueblo la agitación y contienda que había habido en la tierra en los años recientes.  Dijo, “muchos días” [incluyendo los últimos años del reinado de Salomón, la mayoría del reinado de Jeroboam, y el reinado de Abías] “Israel estaba sin Dios.  No había sacerdote que enseñara la ley de Dios al pueblo.  En aquellos días no era seguro viajar.  Pero si ustedes son fuertes y fieles, serán recompensados”. 

Asa Renueva el Pacto con Dios

(1 Reyes 15:9-15; 2 Crón. 15:8-19):

Animado por la asombrosa victoria que Dios había dado a Judá sobre los etíopes y por el mensaje de Azarías, Asa continuó sus esfuerzos por reformar la espiritualidad de Judá.  Removió los ídolos de las aldeas de Judá y Benjamín y también de las aldeas que había capturado de Israel.  Reparó el altar de bronce de los holocaustos que estaba en el patio del templo de Dios. 

Una de las cosas fascinantes que hizo fue confrontar a su abuela acerca de su idolatría.  Ella había levantado un poste que era el símbolo asociado con la adoración de Asera.  La Asera (o la forma plural Aserim) era la contraparte femenina del falso dios Baal.  Era una adoración obscena y despreciable.  Asa destruyó la imagen, la quemó en el valle de Cidrón, y removió a Maaca de su posición como Reina Madre. 

Recuerde que Maaca era la hija de Absalón, la esposa de Roboam, la madre de Abías, y por tanto la abuela de Asa (2 Crón. 11:20-22). 

    Asa comprendió que al apartarse de Dios, el pueblo se había olvidado de su pacto con Dios.  El rey reunió el pueblo, incluyendo a aquellos que recientemente se habían unido a su reino de Israel, y renovó su pacto de buscar a Jehová, el Dios de sus padres, con todo su corazón y alma.  Todos aquellos que no lo hicieran así serían ejecutados. 

Israel

Nota Cronológica:

Baasa llegó al poder en el tercer año de Asa y gobernó durante 24 años.  Murió en el año 26avo.  La primera cosa que debe ser entendida es que si Baasa gobernó alguna parte de ese tercer año y desde entonces alguna parte del año 26avo de Asa, su reinado sería contado por los judíos como de 24 años.

La segunda cosa que debemos notar es que el gobierno de Asa empezó con diez años de paz.  Luego vino la batalla con Zera y los etíopes.  Dice luego que no hubo más guerra hasta el año 35 de Asa y la guerra en ese tiempo fue con Baasa.  No obstante, Baasa murió en el año 26 de Asa.  Obviamente hay una discrepancia en los números.  Cómo llegó a ocurrir esta discrepancia no es conocida con seguridad, pero la explicación más razonable es que en la copia del manuscrito, en algún momento, un escriba cometió un error y escribió una cosa cuando quiso decir otra.  Virtualmente todas las discrepancias en el Antiguo Testamento son asuntos de cronología y números.  No obstante, muchas narraciones son dadas por lo que es posible que encontremos aquellas discrepancias y las tomemos en cuenta.  Por tanto, en lugar de la guerra acerca de la cual se habló en la siguiente sección siendo en el año 35 de Asa, fue en su año 25. 

Judá

Aunque el día fue un gran día y Asa ciertamente había de ser alabado, los eventos posteriores muestran que Asa reformó todo excepto los corazones de las personas.  A medida que transcurra el tiempo, veremos que los reyes de Judá tuvieron una tremenda influencia en los eventos que le ocurrieron al reino y sobre el carácter público, pero poca o ninguna influencia sobre los corazones individuales y las vidas de las personas.  No obstante, los esfuerzos del pueblo de Judá parecían ser sinceros por el momento, aun si la condición no perduraba.

Israel

Todos los problemas cronológicos en el reino dividido no son tan obvios como este.  Trataremos solamente con los más obvios. 

Recuerde que estos números con respecto a cuándo un hombre empezó a gobernar, o cuándo fue peleada una batalla en particular, o exactamente cuántos murieron no afecta nuestra salvación.  No pase mucho tiempo en clase discutiendo tales asuntos.   

 



Guerra de Asa Con Baasa

(1 Reyes 15:16-22; 2 Crón. 16:1-6)

Hubo catorce años más de paz en Judá después de la batalla con los etíopes.  Luego Baasa se movió contra Judá.  Llevó sus fuerzas hasta Ramá para edificar un fuerte entre Israel y Judá.  Este fue un esfuerzo por tratar de evitar que sus súbditos se desplazaran al sur, a Judá. 

Asa no quiso el fuerte en su frontera norteña, así que tomó la plata y el oro de los tesoros del templo y lo envió a Ben-adad el rey que gobernaba el pequeño reino de Siria en la frontera norteña de Baasa.  Le pidió a Ben-adad que atacara a Baasa en el norte.  El rey sirio estaba muy dispuesto a hacerlo, y atacó varias ciudades al norte y occidente del Mar de Galilea.  Baasa estuvo obligado a retirar a sus hombres de Ramá e ir a pelear contra Ben-adad.  Mientras se iba, Asa llevó sus propios hombres a Ramá y se robó los materiales de construcción de Baasa.  Usó los suministros para fortificar sus propias ciudades de Geba y Mizpa en Benjamín.  Estas ciudades, como Ramá, eran las ciudades fronterizas, pero fueron fortificadas bajo el control de Asa antes que bajo el control de Benjamín. 

Nota Histórica:

Marque el reino de Siria en su mapa.  Marque la ciudad de Damasco como la capital de Siria.  Lea otra vez 1 Reyes 11:23-25.  Un hombre llamado Rezón tomó el control de la ciudad de Damasco antes de que Salomón muriera.  Fue hostil hacia Salomón e Israel, añadiéndole a las dificultades que Salomón estuvo enfrentando en sus últimos años.  El reino de Siria estuvo creciendo calladamente durante estos años que hemos estado siguiendo a la historia de Israel y Judá.  Esta es la primera guerra abierta entre Israel y Siria hasta donde va el registro.  Siria continuará siendo un problema para Israel a medida que pasen los años.


JUDA

Hanani el Profeta Reprende a Asa

(2 Crón. 16:7-10):

Muchos han admirado la “estrategia” de Asa en su trato con Baasa.  Dios no lo admiró en absoluto.  Envió Su profeta a decir: 

 “Asa, ¿te acuerdas del gran ejército de los egipcios, y cómo los entregué en tu mano? 

ISRAEL

El Profeta Jehú Reprende a Baasa

(1 Reyes 16:1-6):

Dios envió a Jehú, el hijo de Hanani, a Baasa para decirle, “Yo te escogí para ser líder en Israel en lugar de Jeroboam.  Sin embargo has continuado en los caminos de Jeroboam.  Por tanto, voy a consumir a Baasa y su casa”. 

Judá

Confiaste en mí y te salvé.  Los ojos de Jehová contemplan toda la tierra para  ver  a aquellos cuyos corazones verdaderamente están consagrados a Él.  ¿Por qué te has apoyado en el rey de Siria esta vez en lugar de en el Señor?  Por tanto, tendrás guerra de ahora en adelante”. 

Tristemente, Asa se enojo muchísimo con Hanani y lo echó en la cárcel.  Al mismo tiempo oprimió a algunos del pueblo de Judá, probablemente otros no aprobaron sus acciones.

26avo año de Asa

27avo año de Asa

Israel

Baasa murió y fue sucedido por su hijo Ela.

Ela — 2 años (malo)

(1 Reyes 16:8-14):

Ela gobernó por porciones de dos años (por consiguiente, registrado como dos años según la forma judía de apuntar el tiempo).  Fue asesinado por un oficial de su ejército llamado Zimri.  Ela estaba bebiendo y embriagado en la casa de Arsa el mayordomo de la casa real en Tirsa.

Zimri también mató a todos los miembros de la familia de Baasa.  Ninguno fue dejado vivo, fuera pariente o amigo.  De esta manera fue cumplida la palabra del Señor que había sido hablada por Jehú el profeta. 

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Zimri — 1 semana (malo)

(1 Reyes 16:15-20):

Mientras Zimri estaba matando a Ela y a los otros miembros de la familia de Baasa, el ejército de Israel estaba sitiando la ciudad filistea de Gibetón.  Cuando vino palabra al ejército de que Zimri había matado a Ela y a sí mismo se había proclamado rey, los soldados nombraron a Omri, general del ejército, rey sobre Israel.  Omri se llevó el ejército desde Gibetón y sitió el palacio en Tirsa.  Zimri vio que su caso era perdido, de manera que prendió fuego sobre sí a la casa del rey.

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Judá

27avo año de Asa

Israel

Omri — 12 años (malo)

(1 Reyes 16:21-28):

Después que Zimri cometió suicidio, hubo un tiempo de guerra civil.  Algunos en la tierra querían a un hombre llamado Tibni para que fuera el rey, mientras que los otros apoyaban a Omri.  Finalmente Omri obtuvo el poder total y llegó a ser el rey sin rival

Omri reinó un total de doce años.  Esta figura incluye todo el tiempo desde la muerte de Zimri hasta la muerte de Omri.  Tuvo el control absoluto del reino durante ocho años. Desde el año 31 de Asa hasta el año 38 de Asa.  Eso significa que la contienda entre Omri y Tibni continuó durante los primeros cuatro años después de la muerte de Zimri. 

Omri reinó en Tirsa dos años más después de la muerte de Tibni.  Luego compró el monte de Samaria de un hombre llamado Semer y en este sitio edificó una nueva capital para Israel.  El nombre de Samaria refleja el nombre del hombre de quien fue comprada.  Samaria permaneció como la capital de Israel desde este momento hasta que la tierra fue conquistada. 

Omri era muy malo.  Continuó en los pecados de Jeroboam, adorando a los becerros de oro.  Nos es dicho que pecó mas “... que todos los que habían reinado antes de él”

    La Biblia no contiene mucha información acerca de Omri, pero políticamente debe haber sido un rey fuerte.  Recuerde, el registro bíblico es una historia religiosa del período antes que el relatar normal de los eventos dentro de un reino.  Según la historia secular, Omri hizo una impresión poderosa en la historia de la tierra.  Años más tarde, después que la casa de Omri no continuó gobernando en Israel, los registros asirios se refieren a Israel como “la casa de Omri”


Judá

38avo año de Asa

Enfermedad de los Pies de Asa (2 Crón. 16:12):

Cuando Asa era viejo fue afligido con una enfermedad en sus pies.  Aunque pudo haber buscado la ayuda de Dios, no lo hizo.  Ignoró al Señor y buscó solamente la ayuda de los médicos. 

Asa es descrito como un rey justo y Dios bendijo a Judá en su día.  Sin embargo, fue reprendido en esa ocasión por no confiar en Dios como lo tendría que haber hecho, por ejemplo, en su conflicto con Baasa sobre la ciudad de Ramá, y ahora en su tardía enfermedad.  Asa no se apartó de Dios para servir a los ídolos, pero o confió en Él en todas las circunstancias como debería haberlo hecho. 

Podemos aprender lecciones de su historia acerca de nuestra propia confianza en Dios. 

Israel

Acab — 22 años (malo)

(1 Reyes 16:29–22:40; 2 Crón. 18:1-34):

Carácter de Acab (1 Reyes 16:29–33):

La Biblia usa lenguaje muy fuerte para condenar las acciones de Acab.  Según el texto, una de las peores cosas que hizo fue casarse con Jezabel, la hija de Et-baal rey de los sidonios.  Este acto resultaría en una miseria extrema tanto para Judá como para Israel

Urgido por su pagana esposa Jezabel, Acab hizo de la adoración a Baal la religión oficial de Israel.  Hizo también una imagen de Asera, e hizo construir un templo para Baal en Samaria.  De esta manera Acab hizo que Dios se enojara  más que todos los reyes de Israel antes de él.

Nota Histórica: 

Jezabel era la hija de Et-baal, el rey de los sidonios.  Los nombres de Jezabel y Et-baal incluyen el nombre del falso dios Baal en ellos.  Eso da la primera indicación de cuán malo fue este matrimonio para Acab.  Fuera de eso, Jezabel era otra de las esposas extranjeras con las que se casó un rey de Israel.  Por supuesto, la ley de Moisés prohibió más de una vez tales matrimonios. 

Sidón era una de las principales ciudades de los fenicios.  Los fenicios eran una rama de los cananeos que vivían en la tierra cuando los israelitas entraron en ella.  Esta rama de cananeos vivieron en la estrecha llanura costera al norte del Mte. Carmelo.  Hubo un tratado de paz con Fenicia desde los días del rey David (1 Crón. 14:1).  Los fenicios ayudaron a David y a Salomón en sus proyectos de construcción. 

Ahora el tratado de paz continúa con Israel, sellado con el matrimonio de Jezabel y Acab.  Aunque hubo paz con Fenicia, su influencia impía hizo mas daño a Israel que todos los ejércitos de los enemigos en derredor. 


Judá

Muerte de Asa (1 Reyes 15:23-24; 2 Crón. 16:11-14):

Después de un reinado de 41 años, Asa murió y fue sepultado en la ciudad de David.  El pueblo quemó una enorme cantidad de especias aromáticas y perfumes en su honor.

Josafat — 25 años (bueno)

(1 Reyes 22:41-50; 22:2-36; 2 Crón.  17:1–21:1):

Ciertamente Josafat fue un hombre bueno y justo:  Anduvo en los caminos de Asa su padre; continuó las reformas que su padre había empezado; y quitó a los homosexuales (sodomitas) del santuario que habían reaparecido en la tierra durante los últimos años de su padre. 

No obstante, el pueblo de la tierra no era verdaderamente devoto a Jehová. Mantuvieron sus lugares altos para adorar a quienes ellos dignificaban. 

Josafat Fortalece Su Reino  (2 Crón. 17:1-6):

Edom estaba bajo el control de Judá en este tiempo.  Un diputado administraba el territorio de Edom por Josafat. 

Josafat estacionó sus tropas en guarniciones a través de la tierra de Judá y en ciertas ciudades de Efraín que Asa había tomado de Israel.  Buscó al Señor en lugar de Baal, por eso Dios fortaleció su tierra y le trajo riquezas y honra en abundancia.

Israel

Tanto la adoración a Baal como la adoración del becerro eran malas.  Ambas incluían ídolos.  No obstante, la adoración a Baal fue peor en sus consecuencias, porque los rituales envueltos en la adoración eran muy degradantes.  Por tanto, la fornicación fue parte del ritual de adoración.  Los sacerdotes y sacerdotisas eran prostitutas que se componían de hombres y mujeres.  Los principios morales del pueblo caería en picado hasta las profundidades cuando se volvieran a la adoración de Baal. 

Por otro lado, los becerros de oro teóricamente eran representativos de Jehová.  Aun tenían sus sacerdotes cuya función era ofrecer animales sobre el altar; aún tenían sus días festivos y ocasiones especiales similares a aquellas encontradas en la ley de Moisés.  Dios no aceptó la adoración de los becerros de oro, porque esto no estaba en armonía con ninguna parte de la ley de Moisés, pero la adoración no fue tan destructiva para los principios morales del pueblo involucrado. 

4to año de Acab

Jericó es Reconstruida (1 Reyes 16:34):

En los días de Acab un hombre llamado Hiel de Bet-el reedificó parte de la fortaleza de la ciudad de Jericó.  Cuando echó los cimientos su hijo mayor Abiram murió.  Cuando puso las puertas, su hijo menor Segub murió.  Esto cumplió la profecía hablada por Josué en los días cuando Jericó fue destruida por el Señor (Jos. 6:26). 

Dios siempre ha guardado Su palabra.  Sus profecías se realizan — sea para bien o para mal.  Este fue un acto de desafío e incredulidad por parte de Hiel al emprender el proyecto de reedificar a Jericó. 


Judá

Josafat Envía a los Príncipes, Levitas y Sacerdotes (2 Crón. 17:7-9):

         Josafat reconoció que Judá no servía al Señor fielmente y que eran ignorantes de Jehová. Él envió a los príncipes, los levitas, y los sacerdotes para que enseñaran la ley al pueblo. Salieron y enseñaron entre todas las ciudades de Judá. Esto ocurrió en el tercer año del reinado de Josafat.

Josafat Crece en Poder  (2 Crón. 17:10-19):

Dios dio paz a Josafat.  Sus vecinos, los filisteos y árabes, le trajeron grandes presentes.  Edificó fortalezas y ciudades con depósitos para todos sus bienes.  Su ejército creció hasta exceder para ser extremadamente poderoso.  Tenía a su disposición un ejército de 1.160.000 además de aquellos en las guarniciones. 

Israel


Un Tratado de Paz

Josafat y Asa hicieron un tratado de paz (véase 1 Reyes 22:44).  Esta fue la primera vez desde que los reinos se habían separado que una paz oficial fue hecha entre ellos, aun cuando aunque hubiera habido muy poca guerra abierta.  A primera vista, esto parecería ser un buen movimiento para los reinos, pero no lo fue.  Observe el contraste entre los dos pequeños reinos.  Ninguno de los reyes que Judá había tenido hasta este momento era extremadamente malo.  Roboam y Abías no sirvieron a Dios tan fielmente como deberían haberlo hecho, pero aun ofrecieron los sacrificios en el templo y, al menos, no desanimaron la fidelidad de aquellos que querían adorar correctamente.  Asa y Josafat buscaron traer al pueblo mas cerca a Jehová.  Como resultado, Dios estuvo con el reino de Judá y fueron prosperados.  Por otro lado, Israel había decaído espiritualmente desde el día en que empezó.  Jeroboam había introducido los becerros de oro en el mismo inicio de su reinado y nunca habían sido rechazados; las personas justas que vivían en Israel tuvieron que migrar a Judá; y ahora Acab no sólo permite la adoración a Baal en su tierra, sino que la ha convertido en su religión oficial

Cualquier contacto entre Israel y Judá solamente resultaría ser una influencia corruptora para Judá.  Eso ciertamente resultó ser el caso.  Es uno de los misterios de los siglos cómo Josafat, uno de los mejores reyes de Judá, pudo aliarse con Acab, uno de los peores reyes de Israel.  La asociación causó gran daño a la casa de David y de Judá. 

Como siempre fue verdad, el tratado de paz fue sellado con el matrimonio del hijo de Josafat, Joram, y Atalía; la hija de Acab (2 Crón. 21:6). 

Una Interrupción en Nuestro Estilo de Dos Columnas

Pasaron solamente 27 años  desde el tiempo en que Acab ascendió al trono (1 Rey. 16:29),  hasta la muerte de Ocozías rey de Judá y Joram rey de Israel a manos de Jehú (2 Rey. 9:14-29).  No obstante, debido a la mucha atención dada al período en el registro divino, es fácil pensar que fue mucho más largo

Durante este período, Dios se esforzó poderosamente por traer a Israel de regreso a Su lado.  Durante la hora más obscura que Israel había visto como nación, dos grandes profetas vinieron de parte del Señor para colocarse contra los esfuerzos de Acab y Jezabel y sus descendientes.  La mayoría del registro de este período envuelve las vidas de Elías tisbita y Elíseo el hijo de Safat.

En Israel hubo un feroz conflicto entre los profetas de Jehová y Acab.  La adoración a Baal finalmente fue destruida, pero la adoración a Jehová no fue restaurada como debería haber sido.  En lugar de eso, fueron traídos los becerros de oro de nuevo a la supremacía.  Por tanto, este período de conflicto no fue seguido por ningún período de bendición permanente para el reino. 

La historia de Judá durante este período se desvanece mucho hacia el trasfondo.  A través de la alianza entre Josafat y Acab, y el matrimonio que resultó entre Joram y Atalía, el bienestar y prosperidad de Judá llegaron a ser enlazados con Israel.  Por tanto, las bendiciones que deberían haber venido de tal rey justo como Josafat no fueron tantas, de tanta duración, como podrían haber sido.  Las bendiciones que fueron dadas pronto se destruyeron como resultado de las impiedades de Joram y Atalía. 

Como parte del esfuerzo que Dios hizo por traer a Israel de vuelta a Él, hubo un derramamiento de milagros.  Debería ser entendido que los milagros fueron muy raros aun en los días bíblicos.  Era solamente a veces cuando Dios estuvo tratando de grabar  ciertas lecciones sobre Su pueblo que hubo milagros.  Por ejemplo, durante el período del éxodo desde Egipto, hubo muchos milagros.  En esa oportunidad, Dios estaba convirtiendo a este grupo de esclavos hebreos en Su pueblo escogido.  Les estaba dando la ley por la que debían vivir por todos los siglos hasta que Cristo viniera.  Ahora, aquí en los días de Acab, el reino de Israel está en aflicción.  Acab era el sexto rey impío en el trono.  Pero Dios aún veía alguna oportunidad para el reino de ser aún lo que Él quería que fuese.  Por tanto, demostró Su poder y fuerza a través de milagros y a través de la palabra de Sus profetas Elías y Eliseo.  Más tarde, durante el período de la caída de Judá y durante la cautividad babilónica, hubo otro  derramamiento de milagros.  Dios estaba demostrando la razón de por qué el pueblo estaba siendo castigado en ese tiempo y estaba tratando de traer un remanente de ellos de vuelta a Él.  Por supuesto, el más grande derramamiento de milagros fue en los días del Nuevo Testamento cuando Jesús vino al mundo como hombre y demostró a  Sí mismo ser el Divino Hijo de Dios.  Dio poder a Sus apóstoles y profetas para hacer milagros, también para probar que eran verdaderamente Sus mensajeros y para guiarlos a toda la verdad a medida que registraban la nueva ley para todas las generaciones que los seguirían. 

La mayor parte de nuestra atención a través del resto de 1 Reyes estará, por tanto, dedicada a Israel y las historias de Acab y Elías.  Recuerde que Josafat estaba sobre el trono de Judá, y que el reino estaba prosperando a causa de las reformas de Josafat.  Sin embargo, en lugar de tener dos columnas en este punto, usaremos solamente una a medida que narremos la historia de Elías.  Regresaremos al arreglo de las dos columnas cuando retornemos a un punto donde la historia de ambos reinos es relatada al mismo tiempo

Elías el Tisbita

En este momento oscuro en Israel, sale el hombre Elías a escena la escena de la historia.  Virtualmente, Elías vivió en la boca de un león, en las mismas mandíbulas de la muerte, no obstante, ni una mano de su cruel enemigo jamás le lastimó.  Fue sustentado a través de sus pruebas por la mano de Dios.  Más poder fue dado a Elías, y a Eliseo después de él, a cualquier otro profeta del Antiguo Testamento con la excepción de Moisés. 

No se sabe mucho acerca de Elías.  Era un valiente hombre de fe.  Fue un adversario implacable de Acab y Jezabel.  Su mensaje quemaba con el fuego del juicio de Dios.  Quizás, fue el más grande de los profetas del Antiguo Testamento, sin embargo, no dejó escritos para nosotros.  A veces, parece casi sobrehumano en su valor hasta que lo seguimos al Mte. Horeb y lo miramos en su corazón humano, noble pero aún mortal

Elías era un tisbita, un residente de Galaad.  La ubicación de Tisbe es desconocida.  Algunos piensan que estaba en Galilea, pero que Elías se trasladó de allí y estuvo viviendo en Galaad, de allí un extranjero en  Galaad, cuando el Señor lo llamó.  Otros creen que la aldea estaba ubicada al norte de  Galaad — pero nadie sabe. 


Elías Predice Una Sequía

(1 Reyes 17:1-24)

Con una introducción sencilla, o mejor dicho, abrupta, Elías entra en la escena de la historia bíblica.  Dijo a Acab, “Mientras viva Jehová, el Dios de Israel, no habrá ni rocío ni lluvia hasta que yo lo diga”.  Luego Elías se apartó de Acab y se fue. 

Elías no sólo predijo una sequía, sino que el libro de Santiago nos dice que había orado fervientemente para que esto ocurriera (véase Santiago 2:17).  En vista de que Baal era el dios de la fertilidad quien supuestamente hacía hermosa la tierra, esta sequía y la mano de Jehová mostraron la impotencia de Baal. 

Cuando Elías había entregado su mensaje a Acab, Dios le dijo, “Apártate de aquí.  Ve y escóndete en el arroyo de Querit, al oriente del Jordán.  Beberás del arroyo, y he mandado a los cuervos que te alimenten allí”

Nadie conoce la ubicación del arroyo de Querit.  Algunos dicen que era el Wadi Quelt a unos pocos kilómetros al sur de Jericó.  Obviamente este era un lugar alejado de las personas, puesto que Dios estaba proveyendo un escondite seguro para Su siervo. 

Elías se quedó en Querit con las aves alimentándolo regularmente hasta que la sequía hizo que el arroyo se secara.  Luego Dios dijo, “Levántate y ve a Sarepta, cerca de Sidón, y vive allí por un tiempo.  He comisionado allí una viuda para que te cuide.  Dios realmente no había hablado a la viuda, pero había arreglado en Su propio plan para que ella así lo hiciera. 

Sarepta era un pueblo en la costa del Mediterráneo entre Tiro y Sidón.  Está situada en el territorio fenicio.  Cuando Elías llegó allí, encontró a la viuda indicada recogiendo leña para el fuego.

Elías dijo,  “¿Podrías darme un vaso de agua para beber?”  Mientras ella iba por el agua, Elías dijo, “¿También me traes un pedazo de pan?” 

La viuda se detuvo; no podía conceder esta solicitud porque no tenía pan.  Las viudas en aquellos días estaban desoladas y, en los momentos difíciles, eran las primeras en sufrir.  Ella contestó, “Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan.  Solamente tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la vasija.  Estaba recogiendo un poco de leña para cocinar el pan para mí y mi hijo que podamos comerlo y morir”

Elías dijo, “No tengas temor.  Ve, haz como lo tienes planeado, pero primero encárgate de mí y tráemelo.  Luego prepara una comida para ti y tu hijo, porque Jehová, el Dios de Israel, dice que la harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá hasta el día en que envíe lluvia sobre la tierra”

Uno solamente puede preguntarse qué pensamientos pasaron por la mente de la viuda mientras fue a hacer lo que Elías le dijo.  Pero confiando en el Dios de Elías, fue y preparó el pan para Elías y luego para ella y su hijo.  No escaseó la harina.  Pero el milagro continuó:  durante muchos días hubo siempre harina en la tinaja y aceite en la vasija. 

Pasó algún tiempo, y luego llegó un día muy triste.  El hijo de la viuda se había enfermado.  Empeoró y murió.  La viuda pobre estaba perturbada.  Había estado cuidando al profeta de Dios y ahora su hijo estaba muerto.  Clamó a Elías, “¿Te envió Dios para recordarme mis pecados por medio de matar a mi hijo?”

Elías solamente dijo, “Dame tu hijo”

Elías tomó el cuerpo del niño de los brazos de su madre y lo llevó al cuarto donde él se quedaba.  Colocó el cuerpo del niño en su cama y oró a Dios:  “¿Has traído tragedia sobre la viuda donde me quedo por medio de hacer morir a su hijo?”  Elías se tendió sobre el niño tres veces, orando, “Señor, permite que el alma de este niño vuelva de nuevo a él”

Dios oyó la oración de Elías e hizo como él le pidió.  La vida del niño volvió a él.  Con gozo, Elías tomó al niño, lo trajo a su madre, y dijo, “Mira, tu hijo vive”

Ahora la viuda estaba llena de gozo.  Dijo, “Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra en tu boca es verdad”

Elías Desafía a Acab y a Baal

(1 Reyes 18:1-46)

Finalmente, después de tres años y seis meses (véase Santiago 5:17), Dios dijo a Elías, “Ve, muéstrate a Acab, y yo haré llover sobre la tierra”.  Elías dejó la casa de la viuda y se dirigió de regreso a Israel. 

Israel había sido afligido severamente por la sequía.  Acab y su mayordomo de palacio llamado  Abdías salieron a buscar hierba y agua de manera que pudieran salvar unos pocos de los caballos y mulas que aún quedaban.  Acab fue por un camino y Abdías por otro.

Ahora, Abdías temía a Jehová.  Cuando Jezabel había matado a los profetas de Dios, Abdías había escondido a cien de ellos en dos cuevas y los había suplido con alimento y agua.  Por tanto, fue a Abdías que Elías acudió.  Cuando Abdías lo vio, dijo, “¿No eres tú mi señor Elías?” 

“Si”, respondió Elías.  “Ve, di a tu amo que Elías está aquí”

Abdías estaba temeroso.  Dijo, “¿Qué he hecho de malo?  ¿Por qué me entregarás en manos de Acab para que me mate?  Mi amo te ha buscado en todo lugar.  No hay nación o reino en que no haya preguntado por ti.  aun los hizo jurar que no estabas allí.  Y ahora dices calmadamente, ‘Ve, di a tu amo, aquí está Elías’.  Tan pronto como vaya, el Espíritu de Jehová te llevará a quién sabe dónde, Entonces yo diré a Acab lo que tú has dicho, él vendrá y no podrá encontrarte y me matará.  Pero yo he temido a Jehová desde mi juventud.  ¿No has oído cómo escondí a cien de los profetas de Jehová de cincuenta en cincuenta en cuevas y los alimenté con pan y les di agua?”

Elías le aseguró a Abdías, diciendo, “Tan cierto como Dios vive, yo estaré aquí y yo mismo me presentaré a Acab hoy”.  De esta manera Abdías fue y le dijo a Acab. 

Cuando Acab vio a Elías, escupió las palabras, “¿Eres tú el que turbas a Israel?” 

Elías contestó, “Yo no he turbado a Israel, sino tú, y la casa de tu padre porque se han olvidado de Jehová y han seguido a los baales.  Ve ahora y reúne a todo Israel para que se encuentre conmigo en el Monte Carmelo.  Trae contigo a los 450 profetas de Baal y los 400 profetas de Asera a quienes Jezabel alimenta”. 

Acab fue a hacer la invitación de Elías, y pronto todo el pueblo vino junto a la montaña.  Elías se paró ante ellos y dijo:  “¿Hasta cuándo van ustedes a tambalearse de un lado para otro?  Si Jehová es Dios, seguidle; pero si Baal es dios, entonces síganlo”.  El pueblo no dio respuesta en absoluto. 

Elías dijo, “Yo soy el único profeta que ha quedado de Jehová, pero hay 450 profetas de Baal.  Consigan dos bueyes para nosotros.  Dejen que ellos escojan uno, los corten en pedazos, y lo pongan sobre la leña, pero no pongan fuego en ella.  Yo haré lo mismo.  Luego invoquen a su dios y yo invocaré el nombre del Señor, y el dios que conteste por medio del fuego, Él es el Dios verdadero”

El pueblo dijo, “Esa es una buena idea”

Elías dijo a los profetas de Baal, “Puesto que hay muchos de ustedes, vayan primero.  Preparen su sacrificio, pero no le coloquen fuego, y luego invoquen el nombre de su dios”. 

Los profetas de Baal hicieron como Elías les había dicho.  Prepararon su sacrificio y empezaron a orar a Baal.  Cuando nada sucedía, empezaron a saltar y danzar alrededor del altar.  Las horas pasaron, y continuaron saltando y danzando.  Baal no dio respuesta. 

Al mediodía Elías empezó a burlarse de ellos.  Sabía que Baal debía ser desacreditado ante los ojos del pueblo.  Elías dijo, “Griten más duro.  Ciertamente él es un dios.  Quizás está meditando.  Puede estar ocupado, o de viaje en alguna parte.  Tal vez está dormido y hay que despertarlo”

Esto incitó a los profetas de Baal a entrar en un frenesí, de manera que clamaban a gran voz y se sajaban con cuchillos y con lancetas, como era costumbre no sólo con adoración a Baal, sino también con la adoración de otros dioses paganos.  Continuaron sus esfuerzos frenéticos hasta el momento del sacrificio de la tarde. 

Luego Elías reunió al pueblo.  Arregló un altar de piedras en bruto tales como Abraham las había usado.  Tomo doce piedras, una por cada tribu, y edificó un altar en el nombre de Jehová.  Luego hizo una zanja alrededor del altar que retendría un poco más de tres galones de agua.  Preparó la leña, cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña.  Luego Elías mandó que cuatro cántaros de agua fueran traídos y derramados sobre el sacrificio. 

¿De dónde consiguieron el agua?  Estaban en medio de una severa sequía, pero el Mar Mediterráneo estaba muy cerca a los pies de la montaña aun si la gran cisterna en la cima del Monte Carmelo estaba ceca.  Como veremos en un momento, el río Cisón a los pies de la montaña no estaba completamente seco, de manera que éste también pudo haber sido la fuente para el agua. 

Cuando había derramado el agua de los cuatro cántaros sobre el sacrificio, Elías dijo, “Háganlo de nuevo”.  Luego dijo, “Háganlo una tercera vez”

Ya la carne del buey estaba empapada, y lo mismo la leña.  La tierra alrededor del altar estaba mojada y el agua se mantenía en la zanja.  Habría sido imposible para cualquiera encender fuego en el sacrificio de Elías por medios comunes y corrientes. 

Al momento del sacrificio, Elías oró a Dios en voz alta.  Dijo, “Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.  Respóndeme Jehová, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos”

Instantáneamente cayó fuego del cielo y consumió todo en el lugar — el sacrificio, la leña, las piedras, la tierra que había sido excavada de la zanja, y el agua que estaba en la zanja.  Esto no fue un relámpago.  Ninguna nube aún se había levantado (1 Rey. 18:42-44).  Ni aun el relámpago podría haber vaporizado las doce grandes piedras.  Un milagro poderoso había sido hecho por la mano de Jehová. 

El pueblo se postró sobre su rostro y dijo, “¡Jehová — Él es Dios!  ¡Jehová — Él es Dios!” 

Elías mandó:  “Prended a los profetas de Baal.  No dejen que ninguno se escape”.  El pueblo llevó los profetas hasta el río Cisón y allí los degolló.  De esta manera Elías usó este entusiasmo temporal del pueblo para asestar un golpe contra la adoración a Baal. 

En la muerte de los profetas, Elías estaba llevando a cabo las instrucciones de la ley (Dt. 13:12-17; 17:2-7).  Normalmente las autoridades propiamente constituidas debían hacer esto.  Pero en este caso, en vista de que las autoridades estaban protegiendo a los falsos profetas en lugar de matarlos, Elías, el enfáticamente declarado representativo de Jehová, hizo lo que Dios requirió. 

Elías dijo a Acab que fuera donde una comida estaba siendo preparada y que comiera y bebiera porque había el sonido de una gran lluvia.  Literalmente dijo, “Porque una lluvia grande se oye”.  El no dijo que había tal sonido en ese momento.  Como profeta pudo escuchar tal sonido, porque anticipó la respuesta del Señor a la oración que estaba a punto de pronunciar. 

Acab fue a comer, pero Elías se regresó a la cima del Mte. Carmelo.  Se postró a sí mismo en tierra con su rostro entre sus rodillas.  Elías estaba orando por lluvia (véase Santiago 5:18).  Envió un siervo a mirar hacia el mar.  El siervo regresó y dijo, “No hay nada”. 

Elías oró de nuevo y dijo, “Vuelve de nuevo”.  Esto sucedió siete veces.

Luego el criado regresó, diciendo, “Veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar”.  Elías supo que su oración había sido contestada. 

Elías dijo a su criado que le dijera a Acab, “Unce tu carro y desciende antes de que la lluvia te ataje”.  El destino de Acab era la ciudad de Jezreel.  La clase de lluvia que estaba a punto de caer convertiría el valle de Jezreel en una inundación de barro y pantano de lodo

Mientras tanto, los cielos se obscurecieron con las nubes, y un viento fuerte empezó a soplar, y una gran lluvia se acercaba.  Acab partió hacia Jezreel.  El Espíritu de Dios vino sobre Elías y corrió delante del carruaje de Acab todo el camino hasta la ciudad. 

Este había sido un día de gran victoria para la causa de Jehová.  Elías y todas las otras personas fieles pudieron acostarse felices esa noche con la esperanza de que el reino hubiera retornado a Jehová.  Sin embargo, eso no era lo que iba a pasar

Elías Huye al Monte Horeb

(1 Reyes 19:1-18)

Acab le contó a Jezabel todo lo que había ocurrido en el Monte Carmelo:  el combate entre Jehová y Baal y cómo sus falsos profetas habían sido muertos.  Jezabel estaba furiosa.  Envió palabra a Elías, diciendo, Que los dioses me castiguen severamente si para esta hora mañana no te he matado”

Elías se aterrorizó.  Ciertamente él no sería el primer profeta de Dios que Jezabel había matado.  Huyó por su vida.  Cuando llegó a la ciudad de Beerseba en la parte sureña de Judá, dejó a su criado allí y se fue en otro viaje de un día al desierto.  Finalmente se detuvo para reposar debajo de un enebro.  Estaba tan desanimado que quería estar muerto.  Oró:  “Oh Señor, ya basta.  Por favor, quítame la vida.  No soy mejor que mis antepasados.  Luego se tendió bajo el árbol y se quedó dormido. 

De repente, un ángel lo tocó y lo despertó, diciendo:  “Levántate y come”.  Elías lo miró, y he aquí a su cabecera había una torta cocida sobre algunas carbones encendidos y una vasija de agua.  Comió y bebió, y luego se tendió y durmió de nuevo. 

Después de un tiempo, el ángel regresó.  Dijo, “Levántate y come, porque vas a emprender un viaje largo

De manera que Elías comió de nuevo.  Luego continuó su viaje hacia el sur.  Fue sustentado por la fortaleza del alimento que el ángel le había dado hasta que hizo el viaje hasta el Monte Horeb, un viaje de cuarenta días. El nombre “Horeb” es otro nombre para el Mte. Sinaí.  Cuando llegó a Horeb, se metió en una cueva y pasó la noche. 

Dios habló a Elías, “¿Qué estás haciendo aquí, Elías?” 

Elías contestó, “He sentido un vivo celo por tu causa, pero eso no me ha servido.  Los israelitas han violado tu pacto; han derribado tus altares; y han matado a tus profetas.  Yo soy el único que quedé, y también están tratando de matarme”

Dios dijo, “Sal fuera, y ponte delante del monte porque Jehová está a punto de pasar”

Elías salió a observar, y sucedieron algunas cosas sorprendentes.  Primero hubo un viento grande y poderoso que pasó de largo.  Aun las rocas se quebraron.  Pero Jehová no estaba en el viento.  En seguida hubo un terremoto, y luego fuego.  Pero Jehová no estaba en el terremoto, ni en el fuego. 

Después de estas demostraciones del poder de Dios, hubo un silbo apacible y delicado, “Elías, ¿qué estás haciendo aquí?” 

Elías aún no había entendido el punto de Dios.  Contestó lo mismo que había hecho al principio:  “Dios, he sentido un vivo celo por Jehová Dios Todopoderoso, pero es en vano.  Los israelitas han rechazado tu pacto; han derribado tus  altares; y han matado a tus profetas.  Yo soy el único que quedó y también están tratando de matarme”

Dios dijo, “Elías, levántate y regresa.  Hay trabajo que hacer.  No es el momento para que mueras.  Regresa y unge a Hazael por rey de los sirios; unge a Jehú por rey de Israel; y unge a Eliseo para que tome tu lugar.  Estos hombres traerán el juicio sobre los impíos por los cuales estás preocupado.  Pero,  Elías, Israel no es un caso perdido.  Hay aún 7.000 en Israel que no doblaron sus rodillas a Baal”

Así Elías se levantó y regresó a Israel. 

Encuentre el Mte. Horeb (Mte. Sinaí) en un mapa.  ¿Ve usted que está demasiado al sur para incluirlo en su mapa del reino dividido?  Marque el Mte. Carmelo, Jezreel, y Beerseba en su mapa.  Elías ya había huido varios kilómetros para cuando dejó a su criado en Beerseba. 

Tomemos un momento para mirar este relato antes de movernos más adelante en la historia.  Elías, había ganado una victoria poderosa en el Mte. Carmelo contra los falsos profetas de Baal.  Vemos el valor que produjo la fe en ese día.  Pero sus esfuerzos no produjeron las reformas duraderas que esperaba.  Inmediatamente Jezabel decía que iba a  matarlo — y él sabía que ella tenía el poder para hacerlo.  Estaba temeroso y huyó.  Cuanto más pensaba acerca del asunto, más se desanimaba.  Sintió que fue en vano esforzarse más.  Nada iba a ayudar.  Ya hemos notado que los tres años y medio de sequía fueron la respuesta a la oración de Elías.  En el Mte. Carmelo, Elías esperó que el pueblo hubiera aprendido la lección de que Baal era impotente — ni pudo enviar fuego para consumir su propio sacrificio, ni pudo producir lluvia para ayudar a la tierra.  No obstante, era obvio que, Jezabel tenía dominio completo sobre la tierra.  El pueblo no iba a rechazar la adoración a Baal.  ¿Para qué continuar tratando de impedirlo

Ahora miremos la historia desde la respuesta de Dios.  ¿Nota que pasaron cuarenta días desde el momento en que Elías dejó el punto en un viaje de un día al sur de Beerseba hasta que Dios le habló en el Mte. Horeb?  Eso significa que Dios estaba permitiendo que el tiempo mismo actuara como un sanador para el desánimo de Elías.  Había razón para llorar la pérdida de la nación de Israel, y Dios dio tiempo para que Elías se acongojara.  Pero el sólo apesadumbrarse no solucionaría los problemas de Israel.  El caso no era tan perdido como Elías pensaba

Observe las siguientes acciones de Dios.  Habló a Elías, preguntándole por qué estaba allí en lugar de estar en casa en Israel.  Pero, ¿Se fija usted que El no reprendió a Elías por su desánimo?  En lugar de eso le demostró Su poder sobre la naturaleza.  Le estaba recordando a Elías que Dios tiene el mandoÉl podía cuidar de Su profeta. 

Luego, Dios habló de nuevo a Elías con tranquilidad, preguntándole por qué estaba allí.  Elías aún estaba demasiado desanimado para entender.  Dios aún no lo reprendió.  En lugar de eso, Dios le dijo que regresara y cumpliera con las obligaciones que Dios tenía para él.  Entonces, después de todo, Dios le dijo que no era un caso perdido.  Es interesante que Dios esperó hasta lo último para decirle a Elías que no estaba solo.  Aun si Elías hubiera quedado totalmente solo en Israel, Dios aún podía haberle protegido y  Elías podía haber ejecutado sus tareas asignadas. 

Otro pensamiento es que Dios estaba enseñando a Elías que Dios obra de distintas maneras.  Hay un tiempo para el fuego y los terremotos, cuando Dios administra el juicio a los impíos como fue hecho en el Mte. Carmelo.  Pero es tan cierto que Dios habla calmadamente a través de Su palabra cuando busca enseñar a los hombres Su voluntad. 

Esta historia debería ser alentadora para nosotros en nuestro servicio a Dios.  Hay veces cuando nos volvemos desanimados en nuestros esfuerzos por servir a Dios fielmente.  Quizás, también nosotros hemos peleado alguna batalla poderosa contra las fuerzas del mal, solamente para encontrar que no tuvimos éxito alguno que podamos ver.  Podemos desconsolarnos exactamente como Elías lo hizo — pero el mensaje de Dios es el mismo para nosotros hoy día.  Desconsolarse por el pecado en el mundo, pero no dejar que ese desconsuelo lo incapacite hasta el punto de no poder seguir adelante a los quehaceres ante usted.  Dios ha pedido que hagamos nuestra parte al tratar de enseñar la verdad, pero nunca ha demandado que Sus siervos conviertan a todos alrededor de ellos. 


Eliseo, el Sucesor

(1 Reyes 19:19-21)

Cuando Elías regresó a Israel, fue al campo donde Eliseo el hijo de Safat estaba arando.  La yunta de bueyes de Eliseo  era el duodécimo par de bueyes en el campo.  Elías caminó hacia él y echó su manto sobre él y, aparentemente, se alejó sin decir nada a Eliseo. 

Eliseo entendió la señal de que Elías le estaba pidiendo que lo siguiera.  Corrió en pos de Elías, diciendo, “Espera.  Permíteme despedirme de mis padres y luego vendré contigo”

Elías, probándole, dijo, “¿Qué quieres decir?  Regresa.  ¿Qué te he hecho yo?”. 

Pero Eliseo no se apartaría.  Volvió aprisa, tomó los bueyes con los que había estado arando,  y  los coció para el pueblo en el campo con ellos.  Esta parece haber sido su forma de expresar su despedida de ellos.  Luego partió para seguir a Elías, llegando a ser su asistente

Samaria es Atacada por los Sirios

(1 Reyes 20:1-21)

Recuerde que Josafat aún está gobernando en Judá y que están prosperando porque Josafat es un rey justo.  Pero el registro divino continúa con historias acerca de Israel durante este período.  Dios aún está tratando de traer de vuelta a Él al pueblo.  ¿Ve usted la paciencia y misericordia de Dios?  Él quería que el reino de Israel fuera lo que debía ser. 

Conocimos un rey llamado Ben-adad durante la historia de Asa y Baasa.  Algunos años han pasado desde ese momento.  Esta es historia adicional acerca de Ben-adad.  Sería posible que éste fuera el mismo hombre, pero han pasado suficientes años para hacer una suposición razonable de que este hombre era el hijo del primer Ben-adad mencionado.  Ben-adad era el título del rey de la ciudad-estado de Siria asentada alrededor de la ciudad de Damasco.  Traducciones modernas de la Biblia llaman el área de Siria “Aram”, al pueblo “arameos”, y su idioma “arameo”.  Asegúrese de que tenga a Siria marcado en su mapa, con Damasco como su capital.  Asegúrese de tener a Samaria marcada como la capital de Israel.  Siria era un pequeño país casi del mismo tamaño que Israel. 

En esta historia, Ben-adad viene con treinta y dos reyes aliados para sitiar la ciudad de Samaria.  Ben-adad estaba tan seguro de su superioridad en fuerza, que envió mensajeros a la ciudad con una demanda arrogante:  “Tu plata y tu oro son míos, como también tus mujeres y tus hijos hermosos”

Acab sabía que sus fuerzas eran inferiores en número, de manera que envió esta respuesta:  “Como tú dices, rey señor mío, yo soy tuyo, y todo lo que tengo”.  En otras palabras, Acab estaba diciendo que deseaba negociar.  No tenía la fuerza para pelear y  por tanto, había que llegar a un acuerdo cualesquiera fueran los términos que Ben-adad pusiera. 

Ben-adad envió de nuevo los mensajeros con una demanda aun más insolente:  “Yo te envié a decir que tus posesiones  y tu pueblo eran míos, pero en lugar de dejar que me envíes el pago de mis demandas, yo voy a tomarlo.  Mañana a estas horas voy a enviar mis siervos para que registren tu palacio y las casas de tus siervos.  Tomarán tus más preciadas posesiones y me las traerán”.  Tal demanda era un insulto para cualquier pueblo. 

Acab llamó a sus oficiales y puso el asunto ante ellos.  Acab aún estaba superado en número como lo había estado cuando aceptó la primera demanda, pero Ben-adad se pasaba de la raya.  Dijo a los siervos, “¿Ven ustedes cómo este hombre está buscando problemas? Acepté sus términos cuando envió primero demandando mi oro, plata, esposas e hijos, pero no puedo aceptar estos términos”

Los oficiales estuvieron de acuerdo.  Dijeron, “No lo escuches ni aceptes sus términos”

De esta manera Acab envió los mensajeros de regreso a Ben-adad, diciendo, “Haré todo lo que mandaste a tu siervo al principio; pero esta demanda es demasiado”

Ben-adad y los otros treinta y dos reyes estaban bebiendo juntos  en sus tiendas mientras estaba ocurriendo su intercambio de mensajes.  Los reyes se estaban sintiendo más presumidos a medida que continuaba el intercambio.  Ben-adad respondió diciendo, “Díganle a Acab que no habrá suficiente polvo en Samaria para dar a cada uno de mis hombres un puñado para cuando acabe con la ciudad”

Acab respondió, “Díganle a Ben-adad que el que se está poniendo su armadura para ir a la batalla no debería jactarse por lo que hará.  Que espere hasta que esté listo para quitarse su armadura después de la batalla, y luego jáctese por lo que llevó a cabo”

Ben-adad dijo, “Preparaos para la batalla”

Mientras tanto, un profeta de Dios vino a Acab.  Dijo, “Acab, esto es lo que el Señor dice:  ‘¿Ves visto este enorme ejército?  entregaré en tus manos hoy, para que puedas saber que Yo soy el Señor’”. 

Estas fueron unas buenas nuevas inusuales para Acab.  Usualmente Dios no estaba del lado de Acab a causa de la maldad de Acab.  Pero esta vez Dios estaba usando otra táctica para conseguir la atención del pueblo de Israel.  Nótese que Dios no dijo que estaba ayudando a Acab a causa de la justicia de Acab, sino más bien para enseñarle a Acab que Jehová era capaz de ayudar cuando quiera que Él eligiera hacerlo, aun contra inmensas desigualdades. 

Acab estaba muy complacido.  Preguntó al profeta, “¿Quién hará esto?  ¿Cómo procederemos con la batalla?” 

El profeta contestó, “Los jóvenes oficiales de los comandantes te llevarán a la victoria”

Acab dijo, “¿Quién atacará primero?  ¿Esperaré que los sirios ataquen, o o ataco yo primero?” 

El profeta contestó, “Tú lo harás”. 

A la instrucción de profeta, Acab agrupó a su ejército.  Puso primero a 232 de los jóvenes oficiales, con 7.000 soldados detrás de ellos.  Salieron de la ciudad cerca del mediodía mientras Ben-adad y sus reyes colegas aún estaban emborrachándose en sus tiendas. 

Los exploradores de Ben-adad le dijeron, Se acercan hombres desde Samaria”

Ben-adad dijo, “Si vienen en paz, tomadlos vivos.  Si vienen para la guerra, tomadlos vivos”

Cerca de ese momento, el ejército israelita alcanzó a los primeros soldados sirios.  Cada uno tomó al primer soldado que vino a él y lo mató.  Esto creó pánico en todo el campamento sirio.  Pronto los sirios estaban huyendo hacia el río Jordán y los israelitas estaban persiguiéndoles.  Ben-adad logró escapar a caballo con unos pocos de sus hombres.  Los israelitas continuaron persiguiéndolos e infligieron a los sirios con severas bajas

Los Sirios Vienen Otra Vez

(1 Reyes 20:22-34)

El profeta advirtió a Acab que fortaleciera su posición e hiciera cualquier cosa que fuera necesaria para estar listos para pelear de nuevo, porque dijo que los sirios volverían la siguiente primavera. 

Mientras tanto, los funcionarios en Siria estaban tratando de decidir por qué habían fallado.  Cuando Ben-adad se reunió con ellos, pensaron que habían resuelto el problema.  Dijeron, “El dios de los israelitas es un dios de los montes” [la mayoría de los pueblos israelitas estaban en la región montañosa].  “Ahí es donde cometimos nuestro error.  Tratamos de atacarlos en sus colinas donde sus dioses los protegen.  Si peleamos con ellos en la llanura, ciertamente seremos más fuertes que ellos”

Le aconsejaron al rey que preparara de nuevo su ejército.  “Quita a todos los reyes de sus posiciones de mando y reemplázalos con capitanes.  Luego reclutar un ejército exactamente como el que tenías.  Reemplaza caballo por caballo, carro por carro, y hombre por hombre de manera que podamos estar listos para pelearles en la llanura.  Luego, ciertamente ganaremos”.  El plan parecía ser bueno, de manera que Ben-adad se dispuso a hacer todo lo que le habían sugerido. 

Cuando llegó la primavera, Ben-adad ya estaba listo.  Llevó su ejército a Afec (probablemente en un valle cerca del Mar de Galilea en el lado oriental).  Los israelitas alistaron su ejército también y salieron a encontrarse con ellos.  Su ejército era tan pequeño que parecían dos rebañuelos de cabras en contraste a los sirios esparcidos sobre todo el campo. 

El profeta de Dios volvió a Acab y le dijo, “Esto es lo que el Señor dice:  ‘Puesto que los sirios piensan que Dios es un dios de los montes y no de los valles, entregaré este enorme ejército en tus manos y tu sabrás que Yo soy el Señor”

La primera victoria fue para enseñar a los israelitas el poder de Dios; esta segunda victoria fue para enseñar a los sirios una lección tanto a los sirios como a los israelitas. 

Durante siete días los dos ejércitos estuvieron acampados los unos frente a los otros.  En el séptimo día, se dio la batalla.  Nuevamente, Israel ganó una batalla decisiva. Al escapar los sirios, algunos fueron a la ciudad de Afec, y una porción del muro se derrumbó y mató a veintisiete mil de ellos. 

Ben-adad estaba escapando por su vida.  Se escondió en un aposento en la ciudad.  Después de un tiempo sus oficiales vinieron y le dijeron, “Hemos escuchado que los reyes de Israel son misericordiosos.  Vamos a Acab con cilicio en nuestros lomos, y sogas en nuestros cuellos y supliquemos por tu vida”

Ben-adad estaba tan desesperado para salvar su vida, que estuvo de acuerdo con el plan.  Los hombres fueron donde Acab y dijeron, “Tu siervo Ben-adad dice, ‘Por favor, déjame vivir’”

Acab dijo, “¿Aún está vivo?  ¡Él es mi hermano!” 

Los hombres de Ben-adad fueron prontos en tomar esto como una buena señal.  Dijeron, “Sí, ¡tu hermano  Ben-adad vive!”

Acab dijo, “Id y traedle”.  Cuando Ben-adad salió, Acab lo invitó a subir en su carruaje como si fueran los mejores amigos. 

Ben-adad empezó a hacer toda clase de concesiones para tratar de mantener el favor de Acab.  Dijo, “Retornaré las ciudades que mi padre tomó de tu padre.  Dejaré que coloques tu propia área de mercado en Damasco, tal como mi padre hizo en Samaria”

Acab contestó, “Sobre la base de este tratado te dejaré libre”.  De esta manera Acab y  Ben-adad hicieron un tratado de paz y se fueron por caminos separados. 

Marque la probable ubicación de Afec en su mapa. 

Un Profeta Reprende a Acab

(1 Reyes 20:35-43)

Dios no estaba satisfecho con el tratado de paz que Acab había hecho con Ben-adad.  Por tanto, Dios envió un profeta con un mensaje a Acab. 

El profeta escogido para llevar el mensaje era uno de los “hijos de los profetas”.  A la palabra de Dios, se volvió a uno de los otros profetas y le dijo, “Hiéreme”.  Pero el segundo profeta rehusó.

El primer profeta dijo, “Puesto que no has obedecido la palabra del Señor, serás muerto por un león tan pronto te apartes de mí”.  Efectivamente, el segundo profeta se apartó y un león lo encontró y lo mató. 

Mientras tanto, el primer profeta encontró a otro compañero y le hizo la misma solicitud.  Este hombre hizo como se le dijo e hirió al profeta.  Luego el profeta se disfrazó para parecer como un soldado herido retornando de la batalla.  Salió y se puso en el camino, esperando que Acab pasara. 

Cuando el rey apareció, el profeta lo llamó diciendo, “Mientras estaba en lo recio de la batalla alguien llegó con un cautivo y me dijo que lo guardara.  Me dijo que si dejaba que el cautivo se perdiera, tendría que dar mi vida por la suya, o pagar un talento de plata.  Pero estuve ocupado aquí y allá, y el hombre se desapareció”

Obviamente, el hombre quería que Acab perdonara su ofensa, pero Acab dijo, “Ya conoces tu sentencia.  La has pronunciado tu mismo”

Entonces el profeta se quitó su disfraz, y Acab lo reconoció como uno de los profetas.  El profeta dijo, “Este es el mensaje del Señor:  ‘Has liberado al hombre que yo había determinado que debía morir.  En vista de que permitiste que Ben-adad viva, entonces tú me darás tu vida por la suya, tu pueblo por el suyo’”.   

En lugar de aceptar la reprensión humildemente y orarle a Dios por el perdón, Acab se fue a su palacio en Samaria enojado y triste. 

Los “hijos de los profetas” son mencionados en esta historia.  En 1 Samuel 10:5-7, a Saúl se le dijo que se reuniera con una “compañía de profetas”.  Más tarde cuando David huyó de la presencia de Saúl, se unió a Samuel y a “una compañía de profetas” (1 Sam. 19:18-24).  Ahora, en esta historia, ahí están los “hijos de los profetas” juntos (1 Reyes 20:35-43).  Los “hijos de los profetas” son mencionados mas de una vez en las historias acerca de Elías (véase 2 Reyes 2:3, 5, 7, 15; 4:1, 38; 6:1).  Parece que estos deben de haber sido “escuelas” para los jóvenes profetas o  grupos de los profetas que vivían juntos para su mutuo beneficio.  Muy poca información específica es dada acerca de ellos.  Obviamente, en tiempos cuando había tales hombres como Samuel y  Elías para trabajar con los profetas, estos serían buenos hombres.  Sin la influencia de tales buenos hombres, estas compañías de profetas pudieron convertirse en centros de falsos profetas. 

Siempre fue muy importante que un profeta entendiera que debía obedecer una instrucción del Señor — aun si no parecía lógica en ese momento.  Es por eso que el primer profeta que desobedeció fue muerto por un león.  Todos los “hijos de los profetas” aprenderían la lección de la obediencia estricta.  Su deber como portavoces de Dios era uno de gravedad — uno que debía ser manejado con sumo cuidado. 

La Viña de Nabot

(1 Reyes 21:1-29)

Recuerde que Josafat aún está reinando en Judá mientras el registro divino continúa hablando de Acab y su maldad en Israel.  También recuerde que Acab reinó solamente veintidós años, de manera que todas estas historias están ocurriendo dentro de ese lapso de tiempo. 

La capital de Acab estaba en Samaria, tal como había sido la de su padre, pero parece que su hogar personal estaba en Jezreel.  Su hogar ahí es referido también como un “palacio”, pero eso no quiere decir que Samaria hubiera sido abandonada.  Esta historia ocurre en Jezreel.  (Asegúrese de que Jezreel esté marcado en su mapa). 

Un hombre llamado Nabot era el dueño de una viña en Jezreel cerca del palacio de Acab.  Acab fue a Nabot y le pidió que le vendiera su viña.  Ofreció cambiar una viña mejor que la suya o pagar a Nabot cualquier precio que le pusiera. 

Pero Nabot rehusó, diciendo, “Esta propiedad es la herencia de mis padres.  No quiero deshacerme de ella”.  La propiedad era de Nabot y tenía el derecho de rehusar venderla.  

En lugar de aceptar el rechazo como una experiencia razonable de negocios, Acab se fue a su casa triste y enojado.  Se echó en su cama y rehusó comer.  Jezabel fue a ver que había de malo.  Le dijo, “Estoy molesto porque le pedí a Nabot que me vendiera su viña y él rehusó hacerlo”

Jezabel estaba maravillada.  Ella estaba acostumbrada a los reyes que ejercían poder absoluto y tomaban cualquier cosa que quisieran sin pensar en el bienestar de los demás y sin pensar en la ley de Dios.  Dijo, “¿Es así como actúas como rey sobre Israel?  Animo.  Conseguiré la viña para ti”

Escribió cartas a los oficiales de la ciudad y las selló con el sello real de Acab.  Las cartas decían: 

Proclamad ayuno, y poned a Nabot delante del pueblo;10 y poned a dos hombres perversos delante de él, que atestigüen contra él y digan: Tú has blasfemado a Dios y al rey. Y entonces sacadlo, y apedreadlo para que muera. 

Los ancianos y nobles de la ciudad hicieron como se les dijo.  Dieron el ayuno, hicieron que hombres dieran falso testimonio acerca de Nabot, lo apedrearon hasta morir, y enviaron palabra de su acción a Jezabel.  Tan pronto como ella escuchó las noticias, se fue y le dijo a Acab, “Levántate y toma posesión de la viña de Nabot porque está muerto y no puede evitarlo”.  Acaba estaba alborozado y fue a tomar posesión de la viña. 

Jezabel y Acab pensaron que el asunto estaba resuelto, pero Dios estaba muy enojado.  Dios dijo a Elías, “Desciende a encontrarte con Acab rey de Israel.  Él está en la viña de Nabot donde ha ido a tomar posesión de ella.  Dile que lo que le va a suceder a su casa”

Elías fue a Acab y le dijo, “Dios dice que has matado a un hombre y apoderado de su propiedad.  Como resultado, los perros lamerán tu sangre en el mismo lugar donde lamieron la sangre de Nabot”

Acab dijo, “¡De manera que me has hallado, enemigo mío!”

“Te he hallado”, contestó Elías, “porque te has vendido a hacer lo malo a los ojos del Señor.  Dios va a traer un gran desastre sobre toda tu casa.  Todo varón de tu casa será muerto sea esclavo o libre.  Tu familia será destruida tan ampliamente como lo fue la familia de Jeroboam, y como lo fue la familia de Baasa, porque has provocado a ira a Dios y has hecho que Israel peque.  Además, los perros comerán la carne de Jezabel en el muro de Jezreel.  Los perros comerán a aquellos de tu familia que mueran en la ciudad, y las aves comerán a aquellos que mueran en el campo”

Luego el registro divino describe a Acab:  “A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba. Él fue en gran manera abominable, caminando en pos de los ídolos, conforme a todo lo que hicieron los amorreos, a los cuales lanzó Jehová de delante de los hijos de Israel”

Cuando Acab escuchó el mensaje áspero, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio, y ayunó.  Anduvo humillado, afligido por el mensaje. 

Dios dijo, “Elías, ¿ves cómo Acab se ha humillado a sí mismo?  Puesto que se ha humillado, no traeré la destrucción que predije en su día.  Esperaré y la traeré sobre su casa en los días de su hijo”

¿Ve usted la misericordia de Dios?  Aun con un hombre tan malo como Acab, Dios le permitió la oportunidad para cambiar.  Dios pospuso el castigo de toda la familia porque Acab se humilló a sí mismo.  Recuerde la profecía.  Pronto veremos su cumplimiento — en los días del hijo de Acab. 

Micaías Profetiza Contra Acab

(1 Reyes 22:1-28; 2 Crónicas 18:1-27)

Después del tratado de paz que Acab hizo con Ben-adad de Siria (o Aram), hubo tres años de paz entre los reinos.   Pero Siria retenía la ciudad de Ramot de Galaad que debía pertenecer a Israel.  Ramot de Galaad estaba en el territorio de Gad en el lado oriental del río Jordán y era una de las ciudades designadas como ciudad de refugio para los israelitas (véase Dt. 4:41-43).  Posiblemente de aun más importancia para Acab, Ramot de Galaad estaba ubicada en la ruta comercial conocida como el Camino del Rey.  Era la primera ciudad israelita por la que debían pasar las caravanas en su camino al sur y la última ciudad en su camino hacia el norte.  Por tanto, era una ciudad muy importante para la recolección de peaje.  Inquietó a Acab que tal ciudad estuviera en manos de un enemigo.  Discutió el asunto con sus oficiales, diciendo:  “¿No sabéis que Ramot de Galaad es nuestra, y nosotros no hemos hecho nada para tomarla de mano del rey de Siria?”.

En cualquier momento que vea el nombre “Galaad” adherido a otro nombre, usted puede saber que la ciudad está ubicada en el lado oriental del río Jordán.  El nombre Galaad  fue dado al lado oriental cuando Jacob y Labán se separaron en paz cuando Jacob retornó a Canaán con sus esposas e hijos (véase Gén. 31:47).  Algunas veces el nombre es usado en la Biblia para referirse a la pequeña área entre el río Jaboc y el río Yarmuk, pero más a menudo éste es un término general para toda el área en el lado oriental que pertenecía a los israelitas. 

Marque Ramot de Galaad en su mapa.  Habrá repetidas batallas sobre esta ciudad en los capítulos por delante. 

Más o menos en el tiempo en que Acab estaba considerando qué hacer con respecto a pelear por Ramot de Galaad, el rey Josafat de Judá vino a visitarlo.  Acab le dijo lo que estaba pensando hacer, y le preguntó, “¿Quieres venir conmigo para que me ayudes a tomar Ramot de Galaad?” 

Josafat contestó, “Sí.  Estoy contigo.  Mi pueblo y mis caballos están a tu disposición”.  Pero  Josafat insistió en que le preguntaran a Dios antes de salir en tal misión. 

Acab estuvo dispuesto a hacerlo, y llamó a sus profetas — cerca de 400 de ellos.  Había solamente un problema, estos eran profetas de Baal antes que de Dios.  Los profetas vinieron ante los dos reyes, y Acab les preguntó, “¿Iré a la guerra contra Ramot de Galaad, o no?” 

Los profetas fueron prontos en contestar:  “Ve, porque el Señor entregará la ciudad en tus manos”

Eso sonó bien, pero Josafat sabía que ellos ni aún le habían preguntado a Jehová, y la palabra de estos falsos profetas no significaba nada.  De manera que dijo, “¿Hay aquí algún profeta de Jehová, a quien podamos preguntar?” 

Acab dijo, “Si, hay uno, pero lo aborrezco porque nunca dice nada bueno acerca de mí.  Es Micaías el hijo de Imla”

Josafat protestó e insistió en que lo trajeran.  De manera que Acab envió por él.  Mientras estaban esperando que Micaías viniera, los otros profetas continuaron sus rotaciones.  Los reyes estaban vestidos en sus atuendos reales en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria, con todos los profetas delante de ellos haciendo sus predicciones.  Un profeta llamado Sedequías había venido preparado con un conjunto de cuernos de hierro.  Estaba diciendo, “Dios dice que acornearás a los sirios hasta que sean destruidos”.  Todos los profetas estaban diciendo, “¡Ataca a Ramot de Galaad y serás victorioso!” 

Mientras tanto, el mensajero que había ido a traer a Micaías estaba tratando de darle alguna ayuda de manera que supiera cómo agradar al rey esta vez.  El mensajero dijo, “Mira, todos los profetas están prediciendo victoria para el rey.  Deja que tus palabras concuerde con las suyas esta vez”

Micaías contestó, “Solamente puedo hablar lo que el Señor me diga”

Cuando Micaías llegó, Acab dijo, “Micaías, ¿iré a pelear contra Ramot de Galaad o no?”

Micaías contestó, “Ve, ataca, y serás victorioso porque el Señor la entregará en tus manos”.  Esta era exactamente el mismo mensaje que los otros profetas habían hablado y que Acab había estado disfrutando, pero Acab sabía que era demasiado bueno para ser verdad que un profeta de Jehová estuviera dándole buenas noticias. 

Acab dijo, “Micaías, ¿cuántas veces tengo que hacerte jurar a decirme solamente  la verdad? ¿Qué ha dicho el Señor?”

Micaías contestó, “Yo vi a todo Israel esparcido por los montes como ovejas que no tienen pastor.  El Señor les dice que vuelvan a casa en paz porque no tienen señor”

Acab se volvió a Josafat y le dijo, “Ves.  ¿No te dije que nunca profetiza nada bueno acerca de mí?” 

Luego Micaías contestó: 

“Yo vi a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su derecha y a su izquierda.

Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Uno decía de una manera y el otro decía de otra.

Entonces se adelantó un espíritu, se puso delante de Jehová y le dijo: ‘Yo lo induciré’. Jehová le preguntó: ‘¿De qué manera?’.

Él dijo: ‘Saldré y seré un espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas’. Jehová le dijo: ‘Tú conseguirás inducirlo; ve, pues, y hazlo así’.

Ahora Jehová ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, y ha decretado el mal en contra tuya. 

Los profetas de Acab se llenaron de odio hacia Micaías.  Sedequías se presentó y abofeteó a Micaías en la cara.  Preguntó, “¿Por dónde se me fue el espíritu de Jehová para hablarte a ti?” 

Micaías respondió, “Tú mismo lo verás el día en que te vayas metiendo de aposento en aposento para esconderte”.

Acab estaba enojado, y mandó, “Toma a Micaías y llévalo al gobernador de la ciudad y a Joás mi hijo, y diles que pongan a éste en la cárcel y lo alimenten con pan y agua hasta que yo regrese a salvo”

Micaías declaró, “Si vuelves, entonces Jehová no ha hablado por mí boca.  Marquen mis palabras, pueblos todos”

Acab es Muerto

(1 Reyes 22:29-40; 2 Crónicas 18:28-34)

No es sorprendente que Acab siguiera adelante con sus planes de pelear contra Ramot de Galaad a pesar del mensaje de Micaías, porque confiaba en Baal antes que en Jehová para que le ayudara.  Pero es sorprendente que Josafat continuara con sus planes de acompañar a Acab, porque Josafat era el único que había insistido en escuchar de Jehová antes de ir a la batalla.  Pero ambos reyes prepararon sus ejércitos y se pusieron en marcha para la batalla. 

Acab estaba un poco atemorizado por el mensaje de Micaías, de manera que le dijo a Josafat, “Voy a entrar en la batalla llevando un disfraz, pero tu ve adelante y lleva tus ropas reales”.  Acab pensó que Josafat sería señuelo para que no se fijaran en él mismo.  Acab estaría vestido como un soldado común de manera que los sirios no pudieran encontrarlo.  De esta manera él y Josafat irían a la batalla. 

Mientras tanto, Ben-adad había ordenado a los treinta y dos capitanes de sus carros que encontraran y mataran a Acab:  “No peleéis ni con grande ni con chico, sino sólo contra Acab”

Por tanto, cuando los capitanes vieron a Josafat, pensaron, “Ciertamente este es Acab”.  Se apuraron en su camino hacia él, pero clamó y el Señor le ayudó.  Los soldados sirios vieron que no era Acab y se alejaron. 

Acab no se encontraba en ninguna parte.  A medida que la pelea continuaba, un arquero sirio miro alrededor por un blanco y vio a un soldado israelita en un carruaje.  El arquero estiró su arco e hirió al soldado israelita por entre las junturas en su armadura.  El soldado era Acab.  Acab dijo a su cochero, “Da la vuelta y sácame del campo, pues estoy herido”

Todo el día arreció la batalla, y Acab permaneció apoyado en su carruaje.  Su sangre corrió y se almacenó en el fondo del carro.  Esa tarde él murió.  Cerca  de la puesta del sol, corrió el pregón de detener la batalla:  “¡Cada uno a su ciudad y cada cual a su tierra!” 

Acab fue traído a Samaria y sepultado.  El carro de Acab fue lavado en el estanque de Samaria y los perros lamieron el agua ensangrentada.  El hecho de que este era el estanque donde las prostitutas se lavaban es mencionado como señal adicional del menosprecio amontonado sobre Acab en su muerte. 

Información adicional sobre Acab fue registrado en las crónicas de los reyes de Israel que no fueron preservados para nosotros.  Una descripción del palacio que edificó usando marfil incrustado fue incluido en estas crónicas, como también una lista de las ciudades que edificó. 

Cuando Nabot fue muerto en  Jezreel, Elías profetizó:  “En el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre” (1 Rey. 21:19).  Ese lugar era Jezreel; no obstante, la sangre de Acab fue lamida por los perros en Samaria.  El hecho de que los perros lamieron su sangre fue una desgracia para Acab, pero ¿recuerda usted que Acab se humilló cuando oyó el mensaje de Elías?  Dios envió a Elías de nuevo para decirle a Acab que el desastre no vendría hasta los días del hijo de Acab (véase 21:27-29).  La profecía será cumplida en su entereza en 2 Reyes 9.   

JUDÁ

17avo año de Josafat

El Profeta Jehú Reprende a Josafat   (2 Crón. 19:1-3):     

Como uno esperaría, Dios no se agradó de la alianza de Josafat con Acab.  Le preguntó, “¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová? Por esto ha caído sobre ti la cólera de Jehová. Pero se han hallado en ti buenas cosas, por cuanto has quitado de la tierra las imágenes de Asera y has dispuesto tu corazón para buscar a Dios”

Reformas Adicionales de Josafat   (2 Crón. 19:4-11):

Josafat salió a todo su pueblo desde Beerseba hasta los montes de Efraín para traerlos de vuelta a Dios.  Colocó jueces en todas las ciudades principales y les dijo, “Mirad lo que hacéis; porque no juzgáis en nombre de los hombres, sino en nombre de Jehová, el cual está con vosotros cuando juzgáis. Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; mirad lo que hacéis, porque en Jehová, nuestro Dios, no hay injusticia ni acepción de personas ni admisión de cohecho”. 

Josafat también animó a los levitas y sacerdotes a hacer su trabajo y a administrar la ley del Señor y arreglar las disputas.  Vivían en Jerusalén.  Los amonestó a ser fieles en su obra. 

ISRAEL

Ocozías — 2 años (malo)

(1 Reyes 22:48-53; 2 Reyes 1:1-18; 2 Crón. 20:35-37):

Nota Cronológica:

La mayoría de los dos años del reinado de Ocozías  fueron al cierre de la vida de Acab.  1 Reyes 22:51 dice que Ocozías empezó su reinado en el año 17 de Josafat.  Pero Josafat empezó su reinado en el año 4to del reinado de Acab y reinó 25 años (1 Rey. 22:41-42).  Pero Acab mismo reinó 22 años (1 Reyes 16:29).  El año 17 de Josafat aún habría sido un año y medio o dos años antes de la muerte de Acab.  Por tanto, como fue hecho a menudo en ese día, Ocozías debe haber sido corregente con su padre.  De igual manera Ocozías no vivió mucho tiempo después que su padre murió. 

Ocozías fue muy malo.  Anduvo en los caminos de su padre y madre y en los caminos de Jeroboam el hijo de Nabat.  Eso quiere decir que adoró a Baal y los becerros de oro.  Por tanto, provocó grandemente la ira de Jehová. 

Rebelión de Moab   (2 Reyes 1:1; 3:4-5):

 
Judá

    Para hacer más eficiente la obra de los levitas y los jueces, Josafat colocó al sacerdote Amarías jefe de los sacerdotes sobre todos los jueces  en  todos  los  asuntos

que pertenecieran a Dios, y colocó a Zebadías, el líder de la tribu de Judá, sobre los jueces en todos los asuntos que pertenecían al rey. 

Invasión de los Moabitas, Amonitas y Hombres desde el Mte. Seir (2 Crón. 20:3-30):

Después de rebelarse Moab contra Israel siguiendo a la muerte de Acab, se unieron a los amonitas y algunos del Mte. Seir para pelear contra Judá. 

Usualmente cuando el texto menciona el Mte. Seir, las personas bajo consideración son los edomitas.  Sin embargo, la palabra hebrea aquí es Meammonim, significando aquellos que vivían en, o en la frontera de Amón.  Posiblemente  era  la  tribu  llamada maunitas o maonitas, cuya sede central estaba en la ciudad de Maón en las cercanías de Petra, que estaba en el territorio de los edomitas.  Si esto es correcto, entonces pueden haber sido algunos edomitas y algunos de esta tribu no edomita los que se unieron a la rebelión.  La identidad exacta de estos pueblos no es vital para la lección.  No gaste mucho tiempo en su clase discutiendo el asunto, pero es interesante notar los varios pueblos involucrados.  Asegúrese de que Moab, Amón, y Edom estén marcados en su mapa.

   Como uno esperaría de su ubicación, las fuerzas invasoras se fueron alrededor del extremo sureño del Mar Muerto para atacar Judá.  Por tanto, vino el reporte a Josafat, “Un gran ejército viene contra ti desde Edom.  Ya está en Hazezon-tamar”  (eso es, En-gadi.  Marque En-gadi en su mapa). 

Josafat mismo tenía un ejército de más de un millón de hombres, pero no era un ejército permanente y movilizado.  Cogido desprevenido, Josafat sabía que tenía solamente una esperanza — Jehová.  Por tanto, ordenó un ayuno a través de toda la  

Israel

     Cuando Acab murió, Mesa, el rey de Moab se rebeló contra Israel.  El tributo anual de Mesa al rey de Israel era de 100.000 corderos y 100.000 carneros con sus vellones.  El lenguaje usado podría referirse a lana de todos los animales, o a los animales mismos.  Cualquiera de los dos habría sido un gran tributo. 

 
 

Judá

tierra de Judá. El pueblo vino desde toda ciudad en Judá para ayudar a Josafat a buscar la ayuda de Dios.

Josafat se puso en pie ante la asamblea en Jerusalén en el templo del Señor, y oró:

 Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista? Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre? Y ellos han habitado en ella, y  te han edificado en ella santuario a tu nombre, diciendo: Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás. Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, a cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sino que se apartase de ellos, y no los destruyese; he aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión. ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos. 

En ese momento, la palabra de Dios vino a un levita llamado Jahaziel quien estaba en la asamblea.  Dijo: 

Oíd, oh rey y todo el pueblo de Judá.  Esto es lo que dice Jehová:  “No temáis ni os amedrentéis a causa de este gran ejército.  La batalla no es vuestra, sino de Dios.  Mañana marchad contra ellos.  Ellos subirán la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel.  Ustedes no tendrán que pelear.  Sólo vayan y tomen sus posesiones y vean la liberación que el Señor les traerá”. 

Israel

Judá

Al oír estas maravillosas noticias, Josafat y todo el pueblo cayeron sobre sus rostros y adoraron a Dios.  Los levitas dirigieron a la multitud con cánticos de alabanza al Señor. emprano a la mañana siguiente, los hombres de Judá salieron para el desierto de Tecoa, Josafat los animó a tener fe en Dios y en Sus profetas.  Mandó a los hombres que fueran delante del ejército, alabando la hermosura de la santidad de Dios.  Cantaban:  “Dad gracias al Señor, porque Su amor dura por siempre”

La Biblia dice que mientras Josafat y su ejército se estaban acercando al enemigo, Dios puso emboscadas contra los moabitas, amonitas, y los hombres del  Mte. de Seir. ¿Quién puso las emboscadas?  Puesto que Dios le había dicho a los hombres de Judá que no tendrían que pelear, y puesto que la subsecuente contienda que brotó fue contra los hombres del Mte. de Seir, fue probablemente a ellos que Dios usó.  Quienquiera que fue, los tres grupos se involucraron en el ejército que invadía y se volvieron unos contra otros.  Primero los moabitas y amonitas destruyeron a los hombres del Mte. de Seir y luego se volvieron unos contra otros.  La matanza fue tan grande que cuando los hombres de Judá llegaron y observaron  el desierto donde había estado el gran ejército, solamente vieron cuerpos muertos sobre toda la tierra.  Ninguno había escapado. 

Josafat y sus hombres descendieron para recolectar el botín y saquear.  Había tanto, que les tomó tres días para recogerlo todo.  Se reunieron en un valle para alabar a Dios por la victoria.  Por tanto, el valle fue llamado el Valle de Beraca (alabanza) desde ese día en adelante. 

Israel

    Luego, dirigidos por Josafat, los hombres

de Judá retornaron gozosos a Jerusalén. Dios

continuó bendiciendo a Josafat y Judá, y los

liberó de sus enemigos.  Por tanto, el reino

tuvo paz. 

La Alianza de Naves de Josafat con Ocozías

(1 Reyes 22:48-49; 2 Crónicas 20:35-37)

Josafat no prestó atención a las reprimendas de los profetas de Jehová acerca de su amistad con la familia de Acab.  Josafat y Ocozías acordaron trabajar juntos para construir una flotilla de naves mercantes en  Ezión-geber.  El plan era que las naves fueran a Ofir en la parte sureña de Arabia para traer oro. 

Un profeta del Señor llamado Eliezer vino a Josafat y le dijo, “Puesto que has hecho alianza con Ocozías, el Señor destruirá lo que has hecho”.  En efecto, las naves naufragaron y no podían navegar para comerciar. 

Ocozías le pidió a Josafat que trataran de nuevo, y dejar que sus hombres navegaran de nuevo, pero Josafat rehusó. 

La Versión King James las llama “naves de Tarsis”.  Eso suena como si estas naves fueran designadas para ir a través del Mar Mediterráneo hasta la ciudad de Tarsis (la España moderna), pero dice específicamente que estas naves estaban siendo construidas en Ezión-geber en la punta del Golfo de Aqaba.  Las naves construidas allí habrían navegado abajo en el Mar Rojo y salido para el Océano Indico.  El término “naves de Tarsis” habría llegado a significar cualquier distancia larga de embarcaciones de vela.


(Josafat continúa en Judá)

Accidente de Ocozías   (2 Reyes 1:2-18):

Ocozías cayó por la ventana en un piso superior y puesto que se hirió muy seriamente hubo la cuestión de si se recuperaría.  Decidió enviar a preguntarle  Al dios de Ecrón, Baal-zebub, si se mejoraría.  Ecrón estaba en el territorio de Filistea.  Ocozías mostró su total desatención por Jehová por medio de enviarle a indagar de un ídolo. 

El ángel de Jehová dijo a Elías:  “Ve y encuéntrate con los mensajeros de Ocozías y pregúntales si no hay Dios en Israel.  ¿Es por eso que ustedes van a consultar a Baal-zebub, el dios de Ecrón?  Regresen y díganle a su señor que no se levantará de su cama.  Que ciertamente morirá”

Elías hizo lo que se le dijo y los mensajeros volvieron al rey.  Cuando los mensajeros llegaron tan rápido, Ocozías sabía que no habían tenido tiempo de ir a Ecrón aún, de manera que dijo, “¿Por qué os habéis vuelto?” 

Los mensajeros contestaron diciéndole del encuentro con un varón que los había reprendido por ir a indagar de Beel-zebub y que había dicho que Ocozías moriría. 

Ocozías preguntó, “¿Cómo era aquel varón que encontrasteis?” 

Ellos dijeron, “Tenía vestido de pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero”

Judá

Israel

Ocozías dijo, “Ese era Elías tisbita”.  Entonces mandó al capitán de cincuenta hombres a ir y traer a Elías. 

El capitán y sus hombres vinieron a Elías quien estaba sentando en la cumbre de un monte.  El capitán habló muy bruscamente a Elías:  “Varón de Dios, el rey ha dicho que desciendas”

Era obvio que este capitán no consideraba a Elías algo especial.  Dios quería manifestar lo que significa para Dios estar con Su profeta.  De manera que Elías dijo, “Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus hombres”

Inmediatamente descendió fuego del cielo y consumió al capitán y sus hombres. 

Cuando Ocozías oyó lo que había sucedido, envió a otro capitán y sus cincuenta.  Ese capitán le dijo a Elías, “Varón de Dios, el rey te manda a decir que vengas a él de inmediato”

Elías contestó también a este capitán, “Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta”.  Una vez mas fuego descendió del cielo y consumió a los hombres. 

Ocozías no se estaba irritando, y tenía suficientes capitanes, de manera que envió a otro con sus hombres.  Este capitán había oído de la suerte de sus predecesores.  Dio un significado completamente nuevo al término, “Varón de Dios”, cuando lo usó. 

Vino a Elías y cayó sobre sus rodillas.  Le suplicó, “Varón de Dios, por favor ten respeto por mi vida y las vidas de estos cincuenta hombres, ¡tus siervos!  Ya ha caído fuego del cielo y consumido a los primeros dos capitanes y sus hombres.  ¡Por favor perdona mi vida!”

El ángel de Jehová dijo a Elías, “Ve con él, no tengas miedo”.  La demostración de Dios se había cumplido; la seguridad de su profeta estaba garantizada. 

Elías fue con el capitán donde Ocozías.  Cuando llegó allí repitió el mismo mensaje que habían enviado a Ocozías a través de sus mensajeros: “Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón, no te levantarás, por tanto, del lecho en que estás, sino que de cierto morirás”. 

Judá

Israel

Ocozías murió como Elías lo predijo.  Su hermano Joram (o Jehoram) le sucedió en el trono porque Ocozías no tenía hijo. 

Baal-zebub significa “Señor de las Moscas” o “Dios-Mosca”.  Algunos pueblos antiguos consideraban la mosca como teniendo poderes proféticos porque eran gobernadas en su ir y venir por el tiempo (o clima).  La evidencia indica que el pueblo de Ecrón pudo haber representado a  este  Baal

como una mosca, un ídolo-mosca, y considerado que tenía poderes de profecía particulares. 

     A medida que el tiempo pasó, los judíos alteraron el nombre a Beelzebul, el señor de la morada celestial, como un nombre dado

al gobernante (o príncipe) de los demonios.  Más tarde, los rabinos (maestros) lo alteraron mas hasta Beelzebú, señor de la pila de estiércol, para mostrar su total desprecio por la idolatría. 

En los días de Jesús, el término Beelzebú es encontrado como una referencia a Satanás (Mat. 10:25; 12:24).  En estas referencias, la palabra griega es Beelzebul a la cual nos referimos en el párrafo anterior. 

Elías es Tomado al Cielo

(2 Reyes 2:1-18)

Cuando el Señor estaba a punto de tomar a Elías al cielo, le dijo lo que haría y dónde debía ir Elías a encontrarse con Él.  A medida que Elías y Eliseo estaban a punto de marcharse de Gilgal en la región montañosa de Efraín, Elías dijo a Eliseo, “Quédate aquí, porque el Señor me está enviando a Bet-el”. 

Eliseo contestó, “Tan cierto como que Jehová vive y tu, yo no te voy a dejar”.  De manera que fueron a Bet-el. 

Una compañía de profetas (los hijos de los profetas) salieron para reunirse con ellos en Bet-el.  Dijeron a Eliseo, “¿Sabes que el Señor te va a quitar hoy a Elías?” 

Eliseo dijo, “Si, lo sé, pero no hablen de eso”. 

Luego Elías le dijo, “Quédate aquí Eliseo; el Señor me ha enviado a Jericó”.  Una vez mas, Eliseo juró que no se apartaría del lado de Elías. 

Cuando llegaron a Jericó, otro grupo de profetas salió y preguntó a Eliseo, “¿Sabes que el Señor va a quitarte hoy a tu maestro?” 

Eliseo contestó, “Si, lo sé, pero no hablen de eso”. 

Luego Elías dijo, “Quédate aquí, porque el Señor me ha enviado al Jordán”. 

Eliseo contestó, “Así como el Señor vive y tu también, no te dejaré”.  De manera que caminaron ambos a través del valle de Jericó hasta el río Jordán. 

Cincuenta hombres de la compañía de los profetas se pararon a lo lejos, delante del lugar donde Elías y Eliseo se habían detenido en el río.  Jericó estaba ubicado a unos pocos kilómetros del río, en la cuesta que conduce a la región montañosa.  Por tanto, estos profetas pudieron ver lo que le sucedió en el río mismo y luego en la cuesta oriental más allá. 

Cuando los dos hombres llegaron a la orilla del río, Elías tomó su manto, lo dobló, y golpeó las aguas del Jordán.  El agua se dividió a la izquierda y derecha y los dos hombres cruzaron sobre tierra seca. 

Cuando habían cruzado, Elías preguntó a Eliseo, “¿Qué quieres que haga por ti antes de que sea tomado?” 

“Permíteme heredar una doble porción de tu espíritu”, contestó Eliseo. 

Esta solicitud no fue por una doble porción de espíritu como Elías lo tenía, más bien fue una solicitud por la porción dada a un hijo primogénito.  Como sucesor de Elías, Elías pidió la porción del espíritu de Elías que sería lo propio para un hijo primogénito. 

Elías dijo, “Has pedido una cosa difícil.  Sin embargo, si me ves cuando sea quitado de ti, tu solicitud será concedida, de otra manera no”. 

A medida que iban caminando juntos, inesperadamente un carro de fuego con caballos de fuego apareció los separó.  Elías fue tomado al cielo en un torbellino.  ¡Que impresionante espectáculo debe haber sido ese!  Eliseo clamó, “¡Padre mío, Padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!” 

Elías se fue, tomado al cielo de una manera extraordinaria.  Fue uno de solamente dos hombres en toda la historia del mundo que fueron al cielo sin morir.  El otro fue Enoc quien vivió antes del diluvio (véase Gén. 5:21-24;  Heb. 11:5). 

Aunque Eliseo se apesadumbró por la perdida de su “maestro”  y “padre”, vio, ahora cuando todo estaba tranquilo nuevamente, la capa o manto de Elías que yacía en el piso.  Lo recogió y regresó al Jordán.  Golpeó las aguas y dijo, “¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías?”  Las aguas se apartaron a izquierda y derecha, y Eliseo cruzó. 

La compañía de profetas observó lo que sucedió, y dijeron entre ellos mismo, “Miren, el espíritu de Elías está reposando sobre Eliseo”.  Fueron a reunirse con Elías y se postraron en tierra ante él, no en adoración, sino como señal de profundo respeto por el profeta, y reverencia por que el Espíritu de Dios el cual claramente estaba ahora sobre Eliseo. 

Elías tenía una reputación de aparecer y desaparecer.  Los hijos de el profeta lo habían visto ser llevado al cielo en un torbellino, pero pensaron que podía haber sido vuelto atrás en alguna parte.  Dijeron, “Tenemos cincuenta hombres disponibles.  Dejemos que vayan a buscar a tu señor.  El Espíritu de Dios puede haberlo bajado en alguna montaña o en algún valle”. 

“No”, contestó Eliseo, “no los envíen”.  Eliseo sabía que Elías ya no continuaba en esta tierra. 

Los hijos de los profetas insistieron hasta que Eliseo se avergonzó de rehusarles.  De manera que dijo, “Envíenlos”.  Después de tres días, regresaron los cincuenta hombres a Eliseo, quien se había quedado en  Jericó, y le informaron que no pudieron encontrar a Elías. 

Eliseo contestó, “¿No les dije que no fueran?” 

Ahora que el manto de Elías ha caído sobre Eliseo, continuará con la obra de Jehová de una manera excelente.  También él es un personaje destacado, pero sus historias son algo diferentes.  Elías tuvo que permanecer escondido porque su vida estuvo en peligro.  Los tiempos cambian un poco, y la relación de Elías con los reyes fue menos tormentosa.  Solamente están registrados cinco de los milagros de Elías, pero al menos doce de los de Eliseo están referidos en los siguientes pocos capítulos de 2 Reyes.  Eliseo vivió hasta ser anciano, y su obra abarca los reinos de cuatro reyes de Israel.  No obstante, es imposible establecer una cronología exacta de los milagros referidos, de manera que trataremos con ellos en el orden en que lleguemos a ellos en el texto bíblico. 

Eliseo Purifica un Manantial de Agua

(2 Reyes 2:19-22)

Mientras Eliseo estaba aún en Jericó, los hombres de la ciudad vinieron y le dijeron, “Mira, señor nuestro, esta ciudad esta bien ubicada, como puedes ver, pero el agua es mala, y la tierra improductiva”

Eliseo dijo, “Tráiganme una vasija nueva y pongan sal en ella”. La vasija fue traída como él lo pidió. 

El profeta fue al manantial y echó dentro la sal, diciendo, “Esto es lo que el Señor dice:  ‘Yo sané estas aguas.  Nunca mas cause la muerte o haga a la tierra improductiva”.  El agua permaneció buena desde entonces. 

Algunos Jóvenes se Burlan de Eliseo

(2 Reyes 2:23-25)

Eliseo salió de Jericó para ir a Bet-el en la región montañosa.  Mientras iba por el camino, algunos jóvenes salieron del pueblo de Bet-el y se burlaron de Eliseo.  Estos eran bastante adultos para saber que hacían mal.  En ellos estaba reflejado el espíritu de la idólatra ciudad de Bet-el.  Gritaron, “¡Calvo, sube! ¡Calvo, sube!” 

Eliseo miró alrededor e invocó una maldición para ellos en el nombre del Señor.  Eliseo estaba consciente, no de su honor personal sino de su papel como profeta de Dios en tiempos angustiantes.  Era importante que el pueblo de Jehová fuera enseñado a respetar a aquellos que hablar por el Señor.  aun la ley había declarado que los hijos contumaces y rebeldes debían ser muertos (Dt. 21:18-21). 

Jehová hizo que dos osos salieran del monte.  Los osos despedazaron a cuarenta y dos de los jóvenes.  Eliseo siguió su camino hacia el Monte Carmelo y de allí retornó a Samaria. 

JUDA

18avo año de Josafat

2do año de Joram, hijo de Josafat 

Nota Cronológica: 

Cuando comparamos 2 Reyes 1:17 y 3:1, hay problema marcado en la cronología.  Parece que Josafat nombre a su hijo Joram co-regente con él al momento en que se estaba preparando para ir con Acab a pelear contra Ramot de Galaad.  Por tanto, en el segundo año de la corregencia de Joram que era el año dieciocho de Josafat, Joram de Israel empezó su gobierno. 

Después de esta temprana corregencia, hay una brecha de dos o tres años y nuevamente Josafat hace a Joram co-regente.  Esta segunda corregencia empezó en el año quinto de Joram de Israel (véase 2

ISRAEL

Joram — 12 años (hizo el mal) (2 Re. 3:1—9:28):

   Joram hizo lo malo ante los ojos de Dios, pero no tanto como su padre y su madre. Por ejemplo: repudió la piedra sagrada (u obelisco) de Baal que había hecho Acab. Sin embargo, promovió la adoración de los becerros de oro.

  La familia de Joram:

     La narración se hace un tanto confusa en estos capítulos debido a que son reyes en ambos reinos con nombres similares. Antes de continuar, tomémonos un tiempo para mirar los vínculos. Acab y Jezabel eran los

Reyes 8:16).  Esto habría sido alrededor del año 22 de Josafat.

     El Joram en Judá es el hijo de Josafat, del linaje de David. Estaba casado con Atalía, la hija de Acab y Jezabel. Por tanto, el Joram de Judá es el cuñado del Joram   de Israel. Vea el árbol familiar abajo.

  No deje que la repetición de los nombres le confunda. Las familias reinantes en los dos reinos están emparentados por el matrimonio, y los nombres se repiten en la familia, lo mismo que los nombres se repiten en familias hoy en día. La información acerca de los reyes será presentada en las columnas correctas para ayudarle a diferenciarlos.

(Israel p. 46 Waldron)

padres del Rey Ocozías que cayó de la ventana superior y murió.  Ocozías no tuvo un hijo, de modo que fue sucedido por Joram quien era también hijo de Acab y de Jezabel.

En adición a estos hombres, Acab y Jezabel

fueron los padres de una hija llamada Atalía. Se casó con Joram, el hijo de Josafat, como sello del tratado de paz entre sus padres. Eso significa que la malvada Atalía vive ahora en 

Judá mientras que dos de sus hermanos reinan en Israel, y mientras que su propio esposo Joram es él.

 

 

 

Josafat y Joram Combaten a Moab

(2 Reyes 3:6-27)

Ya hemos observado que Moab se rebeló contra Israel cuando murió Acab. El Rey Mesha de Moab rehusó seguir pagando tributo. Luego, observamos que Moab se unió a Amón y a hombres del Monte Seir para luchar contra Judá. Ahora, en esta narración, Joram de Israel decide tratar de retomar a Moab, y le habla a Josafat para que le ayude. No fue difícil persuadir a Josafat para que se uniera al esfuerzo, posiblemente en razón a la invasión que Moab había efectuado contra Judá un poco tiempo antes.

Cuando Joram de Israel envió mensajeros a Josafat pidiéndole que le ayudara a luchar contra Moab, Josafat respondió:  «Iré, porque yo soy como tú; mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como los tuyos.»  Josafat sugirió que llevaran sus ejércitos combinados alrededor del límite sur del Mar Muerto para alcanzar a Moab.

 Observe en su mapa que para llegar a Judá desde Moab, tenía que ir, bien alrededor del límite norte del Mar Muerto y luego al sur hacia Moab, o alrededor del límite sur del Mar y luego al norte hacia Moab. Yendo alrededor del límite sur del mar, Joram se movería al sur desde Samaria con sus hombres, uniéndose a Josafat en Judá, y continuando al sur hacia el territorio de Edom donde se les unió el rey de Edom con su ejercito. Edom estaba bajo el control de Josafat en ese entonces, de modo que se podía contar con los soldados de Edom para ayudar a Judá en tiempos de necesidad.

El territorio sur del Mar Muerto es muy seco, de modo que después de una jornada de siete días, los ejércitos estaban sin agua. Hasta ahora estaban en la esquina sur del territorio de Moab. Joram gritó:  “¡Ah! que ha llamado Jehová a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas”.

Josafat preguntó:  “¿No hay aquí profeta de Jehová, para que consultemos a Jehová por medio de él?”

    Un funcionario de Joram respondió:  “Aquí está Eliseo hijo de Safat, que servía a Elías”.

Josafat tenía confianza en Eliseo, de manera que todos los tres reyes fueron al profeta. Cuando Eliseo vio a Joram rey de Israel, dijo:  “¿Qué tengo yo contigo? Ve a los profetas de tu padre, y a los profetas de tu madre”.

Joram dijo, “No; porque Jehová ha reunido estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas”. 

Eliseo respondió, “Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que si no tuviese respeto al rostro de Josafat rey de Judá, no te mirara a ti, ni te viera. Mas ahora traedme un tañedor”. 

        Mientras que el tañedor tocaba para Eliseo, el Espíritu habló al profeta y dijo: «Así ha dicho Jehová: Haced en este valle muchos estanques. Porque Jehová ha dicho así:  No veréis viento, ni veréis lluvia; pero este valle será lleno de agua, y beberéis vosotros, y vuestras bestias y vuestros ganados. Y esto es cosa ligera en los ojos de Jehová; entregará también a los moabitas en vuestras manos. Y destruiréis toda ciudad fortificada y toda villa hermosa, y talaréis todo buen árbol, cegaréis todas las fuentes de aguas, y destruiréis con piedras toda tierra fértil”.

Lo hicieron como les fue dicho, y a la mañana siguiente a la hora de los sacrificios matutinos, allí estaba — ¡vinieron aguas por el camino de Edom! Y la tierra se llenó de aguas como Jehová dijo.

Esta bendición se convirtió en una bendición dupla. Los Moabitas habían movilizado a todos los hombres, jóvenes y viejos, para luchar, y estaban estacionados en los límites de Moab. Temprano en la mañana el sol estaba brillando sobre el agua en la distancia, y se veía rojo como la sangre. Los Moabitas gritaron: “¡Esto es sangre!” Pensaron que Israel, Judá y Edom se habían vuelto uno contra el otro y se habían matado entre ellos con gran mortandad, de la manera como ellos mismos lo habían hecho en una batalla reciente (2 Crón. 20). Dijeron: “Los reyes se han vuelto uno contra otro, y cada uno ha dado muerte a su compañero. Ahora, pues, ¡Moab, al botín!”

Pero cuando los Moabitas entraron de prisa en el campo Israelita, encontraron vivos a los soldados y en buena condición. Los israelitas se levantaron y lucharon contra los Moabitas hasta que huyeron. Luego, invadieron la tierra de Moab y destruyeron las ciudades y arruinaron los campos cubriéndolos con piedras. Solo la ciudad capital de Kir-hareset fue dejada con sus piedras en su lugar.

Cuando el rey de Moab vio que estaba siendo vencido, tomó una fuerza especial de setecientos hombres con espada para abrirse paso al rey de Edom, pero fracasó. Luego, desesperado, tomó a su hijo primogénito, y lo ofreció como sacrificio en las murallas de la ciudad.

La Biblia dice:  “Y hubo grande enojo contra Israel”;  y dejaron de luchar y se fueron a casa. La Biblia no explica por qué hubo grande enojo contra Israel en este punto. Usualmente, tal expresión describe la ira de Dios. En ausencia de más detalles, es mejor dejar esto tal y como el texto lo tiene. La batalla finalizó, con Moab vencido, y grande enojo contra Israel.


Judá

Muerte de Josafat  (1 Re. 22:45, 50; 2 Crón. 20:33-34; 21:1):

    Después de reinar durante veintidós años, Josafat murió y fue sepultado en la Ciudad de David. Había sido un hombre justo, que había hecho muchos esfuerzos a través de los años para traer a sus súbditos al servicio fiel a Dios. Había tenido éxito en destruir las señales externas de idolatría, pero los lugares altos no fueron destruidos, y los corazones

               

Israel

Joram, el hijo de Acab, todavía gobierna en Israel.

Judá

del pueblo no fueron puestos totalmente al servicio de Jehová.

Joram — 8 años (malo) (2 Reyes. 8:16-24; 2 Crón. 21:1-20):

Recuerde que este Joram de Judá es cuñado del Joram que reina en Israel al mismo tiempo, ya que este Joram está casado con Atalía la hija de Acab y Jezabel, y por tanto, hermana de Joram de Israel.

Joram reinó solo después de que murió su padre. Fue muy malvado ya que anduvo en los caminos de Acab. A pesar de ello, debido a Su promesa a David, Dios no deseaba destruir a Joram y su casa.

 Recuerde 2 Samuel 7:13-14. En ese pasaje, Dios dijo que si un descendiente de David pecaba, Dios le castigaría, pero no destruiría su linaje en el trono de la manera que destruyó a la casa de Saúl. Esto es exactamente lo que veremos pasar con Joram.

Joram Mata a sus Hermanos  (2 Crón. 21:2-4):

Josafat tenía seis hijos además de Joram. Les había dado muchos obsequios de oro, plata y otros artículos de valor y los había puesto a cargo de las ciudades fortificadas de Judá.  Pero había reservado la posición de rey para Joram porque era su hijo primogénito. 

Tan pronto como Josafat murió y Joram estaba en control, Joram mató a todos sus hermanos, además de algunos príncipes de Judá.  Eso le dejó como el único heredero legal al trono.

Con este terrible acto, Joram se estaba comportando más como un rey pagano que como un rey del santo pueblo de Dios. La corrupta influencia de Jezabel ciertamente había sido trasplantada a Judá mediante la perversa influencia de Atalía.

Rebelión de los Edomitas (2 Re. 8:20-22a; 2 Crón. 21:8-10a):

Edom había estado bajo el control de Israel desde los días de David, y había

Israel

Joram de Judá comenzó a gobernar como corregente con su padre en el quinto año de Joram de Israel (2 Re. 8:16). Josafat murió aproximadamente dos o tres años más tarde, dejando a Joram gobernando solo en más o menos el séptimo u octavo año de Joram de Israel.

Judá

continuado sometido por Judá hasta ahora. Después de la muerte de Josafat, todo se desmoronó para Judá debido a la terrible maldad de Joram.

Edom se rebeló. Joram tomó a su ejercito y trató de retornarlos bajo su control, pero fracasó. Los edomitas lo rodearon a él y a los capitanes de los carros. Joram y sus hombres escaparon a través de las líneas durante la noche y huyeron de regreso a casa.

Libna se Rebela (2 Re. 8:22b; 2 Crón. 21:10b):

Libna se rebeló aproximadamente en el mismo tiempo que lo hicieron los Edomitas. Libna era la ciudad de la esquina suroeste de Judá, un poco al noroeste de la ciudad de Gad, en la antigua frontera entre Israel y los filisteos.

De nuevo, la Biblia señala que la razón para la rebelión fue el que Joram había dado la espalda al Señor, El Dios de sus padres.

Joram Recibe una carta de Elías  (2 Crón. 21:11-15):

Observe el versículo 11. En contraste con Josafat su padre y Asa su abuelo, quien destruyó ídolos en los lugares altos, y trató de hacer volver al pueblo a Jehová, Joram edificó lugares altos y alentó a su pueblo a adorar los ídolos. Él «causó» que el pueblo cometiese fornicación e hizo perder a Judá.

Una carta llegó de Elías el profeta. Según la cronología que hemos seguido, Elías ya había subido al cielo antes de este evento.  No nos ha sido dada información que nos deje saber como llegó esta carta a Joram. En ausencia de una información  detallada, es inútil especular. La carta decía:

Jehová el Dios de David tu padre ha dicho así: «Por cuanto no has andado en  los caminos de Josafat tu padre, ni en  los caminos de Asa rey de Judá, sino que has andado en el camino de los reyes de Israel, y has hecho que fornicase Judá y los moradores de Jerusalén, como fornicó la casa de Acab; y además has dado muerte a tus hermanos, a la familia de tu padre, los cuales eran mejores que tú; he aquí Jehová herirá a tu pueblo de una gran plaga, y a tus hijos y a tus mujeres, y a todo cuanto tienes;

Israel

Judá

y a ti con muchas enfermedades, con enfermedad de tus  intestinos, hasta que se te salgan a causa  de tu persistente enfermedad.»

Invasión de los Filisteos y Arabes (2 Crón. 21:16, 17):

     El Señor despertó la ira de los filisteos, y se unieron con los Arabes desde el interior del desierto de Arabia para atacar a Judá. Invadieron la tierra y se llevaron las riquezas halladas en el palacio del rey. También se llevaron a los hijos del rey y a sus esposas. Fue dejado con un sólo hijo, Joacaz (también conocido como Ocozías). Fue dejado con su única esposa Atalía. Habría sido mejor para Judá que ella hubiese sido llevada.

Un hijo fue dejado. Todavía había un heredero al trono de David. ¿Ve usted que la promesa de Dios es mantenida en verdad aunque Joram es castigado severamente por su maldad? Contrasta el castigo de Joram con el castigo contra hombres tales como

Jeroboam cuya familia fue borrada totalmente. ¡La providencia de Dios obra!

Israel

 

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