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IV. Lo que el divorcio hace.

A. Separa lo que Dios une o junta, Mat. 19:6. Va en contra del plan de Dios establecido en la creación del hombre (Gén. 1:26, 27; 2:18, 24).

B. Hace dos carnes cuando debe haber una sola carne, Mat. 19:6.

C. Destruye la protección contra la fornicación, 1 Cor. 7:2-5, 9; 10:13

D. Destruye el hogar. Los hijos son víctimas inocentes de esta gran injusticia. Es un verdadero trauma para ellos. Son víctimas del egoísmo y la carnalidad que provoca el divorcio. (Se puede agregar que otros familiares de los divorciados, sobre todo los padres, sufren por causa de este mal).

E. El divorcio no por fornicación mancha la iglesia, Efes. 5:26, 27.

F. Con razón Dios aborrece el divorcio (Mal. 2:14), y si amamos a Dios y le servimos, debemos amar lo que El ama y aborrecer lo que El aborrece. Rom. 12:9, "Aborreced lo malo, seguid lo bueno". Heb. 1:9, hablando de Cristo, "Has amado la justicia, y aborrecido la maldad". Si los cristianos tuvieran la mente de Dios, ni pensarían en el divorcio como "el remedio" de sus problemas matrimoniales (excepto en el caso de fornicación).
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