Lucas 11:1
I. Definición de “orar”.
A. PROSEUCHOMAI es el término que se
utiliza con más frecuencia, especialmente en los Sinópticos (Mat.,
Mar., Luc.) y en Hechos, traducido orar o pedir (Rom.
8:26, “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra
debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos,
pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”;
1 Cor. 14:13, “Por lo cual, el que habla en lengua extraña,
pida en oración poder interpretarla”; Fil. 1:9, “Y esto pido
en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en
todo conocimiento”.
B. DEESIS es otra palabra que se traduce “oración”.
Significa una petición, un ruego, una súplica (Luc. 1:13,
“Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha
sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su
nombre Juan”; 2:37, “y era viuda hacía ochenta y cuatro años;
y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos
y oraciones”; 5:33, “los discípulos de Juan ayunan muchas
veces y hacen oraciones”; Rom. 10:1, “Hermanos, ciertamente
el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para
salvación”; 2 Cor. 1:11, “cooperando también vosotros a favor
nuestro con la oración, para que por muchas personas sean dadas
gracias a favor nuestro”, etc.)
C. AITEO, pedir, Mat. 7:7-10; Efes. 3:20,
“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más
abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que
actúa en nosotros”; Col. 1:9, “desde el día que lo oímos, no cesamos
de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento
de su voluntad”; Sant. (4 ve-ces); 1 Jn. (5 veces).
D. A través de la Biblia el orar indica
petición; es decir, los que oraban a Dios pedían algo: Neh. 1:11
“Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu
siervo”; Mt. 24:20, “orad que vuestra huida no sea en invierno”;
26:41; “orad para que no entréis en tentación”; Rom. 10:1,
“mi oración a Dios es para salvación”; Rom. 15:30, “me
ayudéis orando por mí a Dios, para que sea librado”; 1 Tim 2:1,
“rogativas, oraciones, peticiones, acciones de gracias por todos los
hombres”.
II. Jesús nos ha dejado el ejemplo de orar.
A. Mat. 14:23 “subió al monte a orar
aparte” (Mar. 1:35) “Levantándose muy de mañana, siendo aún
muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba”;
6:46, “Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar”;
Luc. 5:16, “Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba”;
Luc. 6:12, “fue al monte a orar, y pasó la noche orando a
Dios”; Luc. 9:18, “Aconteció que mientras Jesús oraba aparte,
estaban con él los discípulos”.
B. Luc. 3:21, “Jesús fue bautizado;
y orando, el cielo se abrió”
C. Luc. 9: 28, “Aconteció como ocho
días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo,
y subió al monte a orar. 29 Y entre tanto que oraba, la apariencia
de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente”.
D. Luc. 22:31, oró por Pedro, “Dijo
también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para
zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no
falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”.
E. Mat. 26:36 “Entonces llegó Jesús
con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro”. Pidió tres veces, “si
es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino
como tú”; Luc. 22:44, “Y estando en agonía, oraba más intensamente;
y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la
tierra”; Luc. 23:34, en la cruz pidió “Y Jesús decía: Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
F. Jn. 17, la verdadera “oración del
Señor”; ora por sus apóstoles y discípulos.
III. ¿Cómo orar?
A. Orar al Padre (Mat. 6:9; Luc. 11:2)
en el nombre de Jesucristo, nuestro único Mediador (Jn. 14:13,
“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el
Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si algo pidiereis en mi
nombre, yo lo haré”; 1 Tim. 2:5, “Porque hay un solo Dios, y
un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 6 el
cual se dio a sí mismo en rescate por todos”; 1 Jn. 2:1,
“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si
alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo el justo”; Heb. 4:15, “Porque no tenemos un sumo
sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino
uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”;
7:25, “por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”.
Los que creen que deben orar directamente a Jesús no tienen
mediador.
B. Alabar a Dios (“Santificado sea tu
nombre”, Mat. 6:9; Luc. 11:2). Estudiar los Salmos (están
llenos de expresiones de alabanza para Dios); también Apoc. 4.
Debemos orar a Dios con toda reverencia. Recordemos que “Dios
está en el cielo, y tú sobre la tierra” (Ecles. 5:2).
C. Hacer peticiones (Mat. 6:10-13; Luc.
11:2-4): “Venga tu reino” (no pedir esto después de Pentecostés
cuando el reino vino); “Hágase tu voluntad”; “el pan nuestro de cada
día” (no pedir maná del cielo, 2 Tes. 3:10); “perdónanos
nuestros pecados” (esto implica que obedecemos al evangelio y luego
como hijos de Dios al tropezar que confesamos los pecados, 1
Jn.1:9), porque también nosotros perdonamos a todos los que nos
deben” (también implica que ya hemos buscado la reconciliación con
el hermano ofendido, Mat. 5:23,24); “no nos metas en
tentación, mas líbranos del mal” (Mat. 26:41, “velad y orad,
para que no entréis en tentación”, no sólo orar, porque el orar no
substituye el velar, el obedecer, o el trabajar; pedir sabiduría (Sant.
1:5); 1 Ped. 5:7 “echando vuestra ansiedad en él, porque
él tiene cuidado de vosotros”.
D. Dar gracias. Mat. 14:19,
“Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los
cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo,
y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la
multitud”; 15:36, “Y tomando los siete panes y los peces, dio
gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la
multitud” -- Jesús bendijo (dio gracias por) el pan que multiplicó;
Mat. 26:26, 27, bendijo (dio gracias por) el pan y la copa;
Jn. 11:41, “Padre, gracias te doy por haberme oído”;
Muchísimas veces en sus cartas Pablo da gracias a Dios.
E. Orar por otros. 1 Tim. 2:1, 2,
“que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de
gracias, por todos los hombres, por los reyes ..”; aun por los
enemigos (Mat. 5:44, “orad por los que os ultrajan y os
persiguen”); por los pecadores (Rom. 10:1; Gén. 18; Ex. 32);
por los enfermos (Sant. 5:13, ¿Está alguno entre vosotros
afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas”); los
unos por los otros (Pablo tenía una lista de hermanos muy larga
por los cuales oraba sin cesar); Efes. 6:18, “orando en
todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en
ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 19
y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar
a conocer con denuedo el misterio del evangelio”; Fil. 1:9, 10,
“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en
ciencia y en todo conocimiento, 10 para que aprobéis lo mejor,
a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo”;
1 Tes. 5:23, 25; 2 Tes. 1:11.
IV. Requisitos de la oración aceptable.
A. Es necesario ser hijos de Dios para
poder decir “Padre nuestro”.
B. Ser justos. 1 Tim. 2:8, “Quiero,
pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas,
sin ira ni contienda”; 1 Ped. 3:12 (Sal. 34:15),
“Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos
atentos a sus oraciones”; Sant. 5:16, “Confesaos vuestras
ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados.
La oración eficaz del justo puede mucho”; Prov. 28:9, “El que
aparta su oído para no oír la ley, Su oración también es
abominable”.
C. Guardar los mandamientos de Dios, hacer
su voluntad. 1 Jn. 3:22, “y cualquiera cosa que pidiéremos la
recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las
cosas que son agradables delante de él”.
D. Pedir con fe, Sant. 1:6, 7, “Pero
pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la
onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte
a otra. 7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna
del Señor”
E. Pedir con toda sinceridad, Rom. 10:1
“el anhelo de mi corazón y mi oración”
F. Pedir con persistencia. Luc.11:5-8,
el amigo que pidió pan a medianoche pidió con importunidad; Mat.
15:28, también la mujer cananea; ésta agradó a Jesús porque
pidió por su hija pidió con toda sinceridad, humildad, persistencia
y mucha fe.
G. Pedir conforme a la voluntad de Dios,
1 Jn. 5:14, “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si
pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye”; a veces no
nos concede lo que pedimos, sino que nos dice “te basta mi gracia”
para soportar la prueba (2 Cor. 12:8)
H. Perdonar para ser perdonado, Mar.
11:25, 26, “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo
contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos
os perdone a vosotros vuestras ofensas. 26 Porque si vosotros no
perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará
vuestras ofensas”. (También buscar reconciliación con el hermano
ofendido, Mat. 5:23, 24).
I. Pedir con propósito sano, no con egoísmo.
Sant. 4:3, “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en
vuestros deleites
J. Pedir con humildad. Luc. 18:9-14;
pero confiadamente, Heb. 4:16. Sal. 55:17, “oirá mi voz”.
Conclusión:
A. El orar es una de las más grandes
bendiciones espirituales que tenemos en Cristo, Efes. 1:3;
recuérdese Hech. 17:27, que Dios “no está lejos de cada uno
de nosotros”.
B. El orar es hablar con Dios. El nos habla
a través de su palabra y hablamos con El por medio de la oración.
C. 1 Tes. 5:17, “orad sin cesar”, no
solamente cuando hay emergencia; Luc. 18:1, “También les
refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no
desmaya”.
D. Todos los grandes personajes de la
Biblia oraban sin cesar a Dios.hombres.