Es Mandamiento. 1 Cor. 16:1,2 "En cuanto a la ofrenda
para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las
iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga
aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no
se recojan entonces ofrendas".
La palabra "guardándolo" significa
"atesorándolo". Esta palabra autoriza la tesorería de la iglesia.
Cada iglesia debe recolectar dinero cada domingo; no debe haber colectas
especiales ("para que cuando yo llegue no se recojan entonces
ofrendas"). Es el único texto que explica cómo la iglesia junta dinero.
Pero este dinero recolectado cada domingo se emplea para toda obra de la
iglesia. Por ejemplo, de estos fondos la iglesia de Filipos envió ayuda a
Pablo (Filipenses 4:15,16). Pablo recibió salario de iglesias (2 Cor. 11:8).
Pero la Biblia no habla de ofrenda en otro día; por lo tanto, sabemos por
inferencia necesaria que la única ofrenda es la del primer día de la semana, y
el dinero se usa para toda función bíblica de la congregación.
¿El Diezmo? Cristo no impone el diezmar sobre la iglesia.
Los judíos pagaron el diezmo para sostener a los levitas (Núm. 18:21). El
diezmo corresponde a los impuestos que pagamos al gobierno, porque en el
judaísmo el gobierno civil era parte integral de la religión. Los levitas eran
sacerdotes, maestros, jueces, magistrados, cantores, porteros, etc.; ellos
sirvieron en muchas capacidades religiosas y civiles.
Bajo la ley de Moisés la gente ofrendaba. Hay muchos textos en el
Antiguo Testamento que hablan de varias clases de ofrendas, y eran voluntarias
como las que hacemos nosotros.
Aunque la ley de Cristo no requiere un porcentaje fijo que
debiéramos ofrendar, es importante recordar que todo cristiano sí ofrenda algún
porcentaje de su sueldo o ganancia (10% ó 20% ó 5% ó 100%). Pero la Biblia no
especifica cuánto, sólo que seamos generosos. Es importante que el cristiano
considere bien cuánto da al Señor. ¿Sembramos escasamente o generosamente?
¿Cuánto Pues? Hay hermanos sinceros que preguntan con toda
sinceridad "¿Cuánto debo ofrendar, pues?" Tenemos que responder con
textos bíblicos, sin imponer opiniones humanas. Los sectarios exigen el diezmo
y más, pero éstos van más allá de lo que está escrito.
"Según Haya Prosperado" (1 Cor. 16:2). Aquí está
la ley de Dios: que cada cristiano haga su ofrenda "según haya
prosperado". No quiere decir "según lo que le haya sobrado"
después de comprar comida y ropa, y después de pagar deudas, etc. Significa lo
que hayamos recibido de sueldo o como ganancia de nuestro negocio. Debemos dar
según Dios nos haya prosperado, y no según lo que nos haya quedado después de
todos los gastos.
"Conforme A Lo Que Tengáis" (2 Cor. 8:11). Dice
Pablo "si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno
tiene". Hech. 11:29 dice, "los discípulos, cada uno conforme a lo
que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en
Judea". Pero Dios alaba a los que dan más allá de sus fuerzas: Mar.
12:41-44, la viuda que "echó más que todos" porque "de su
pobreza echó todo lo que tenía"; Jn. 12:3 María ungió a Jesús con un
perfume que valía el salario de casi un año entero (Mar. 14:5, el denario era
el salario de un día de trabajo); Hech. 4:34,35 "todos los que
poseían heredades casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo
ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su
necesidad". 2 Cor. 8:4 "han dado conforme a sus fuerzas, y aun más
allá de sus fuerzas".
Dar Como Propuso. Otro pensamiento clave para que la
ofrenda sea aceptable a Dios es que "cada uno dé como propuso en su
corazón" (2 Cor. 9:7); es decir, decidir en su corazón qué cantidad o qué
porcentaje de lo que reciba dará al Señor. Una causa principal de la falta de
ofrendar de muchos hermanos es que ellos simplemente no proponen dar. Van al
culto sin haber propuesto dar según Dios les haya prosperado, y dan cualquier
cosa que hallen en su bolsa o bolsillo. La palabra "proponer" significa
"tener intención de hacer alguna cosa". Si algún hermano llega al
culto sin "tener intención" de antemano de ofrendar correctamente,
desde luego no lo hará. Desde el día en que se recibe el sueldo (o la ganancia
de la cosecha, de la empresa del negocio que sea) uno debe proponer ofrendar
con mucha gratitud al Señor.
El proponer con respecto a ofrendar es como el proponer de pagar
el alquiler de una casa, o de hacer los pagos mensuales de alguna compra. Es
cuestión de hacer las cosas decentemente y con orden, y de ser cumplidos,
siempre dando primer lugar al Señor.
Escasamente, Generosamente. "El que siembra
escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente,
generosamente también segará" (2 Cor. 9:6). El sembrador siembra generosamente, porque quiere cosecha
abundante.
Pero muchos hermanos no aprenden esta lección con respecto a la
ofrenda. Para muchos la ofrenda es una limosna, una propina, el billete o la moneda
que por casualidad tenga en su poder en el momento de recolectar la ofrenda,
que ni se echará de menos cuando se da. Hay iglesias grandes que dan ofrendas
bien raquíticas, simplemente porque no han sido enseñadas a ofrendar
bíblicamente. Convencemos a los sectarios del error del diezmo, y se bautizan
en la iglesia de Cristo creyendo que la ofrenda no es importante, que en cuanto
a lo monetario no les cuesta nada ser cristianos.
La
Gracia De Ofrendar
En 2 Cor. 8:1,7
Pablo habla de la "gracia" de ofrendar. Dice que es un gran
"privilegio" (v. 4). Los hermanos macedonios eran muy pobres y
afligidos ("en grande prueba de tribulación... su profunda pobreza")
pero no querían ser excluidos de esta bendición. Los hermanos pobres
no deben ser excluidos de la participación en los demás actos de
culto: los himnos, las oraciones, el estudio, la cena. Tampoco deben
ser excluidos del privilegio de ofrendar. Es una gran bendición de
Dios ofrendar. Dios nos permite depositar el dinero en el banco del
cielo (Mat. 6:19,20). Los que pueden ofrendar y no quieren hacerlo
se roban a sí mismos.
Dios proveerá y multiplicará. "Y el que da
semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera,
y aumentará los frutos de vuestra justicia" (2 Cor. 9:10). Dios no es pobre;
él no pide ofrenda por ser pobre y necesitado. El pide ofrenda porque nos
quiere bendecir a nosotros. No estamos llenando la canasta de Dios, sino él
está llenando la canasta nuestra. "Porque mía es toda bestia del bosque, y
los millares de animales en los collados... Si yo tuviese hambre, no te lo diría
a ti; porque mío es el mundo y su plenitud" (Sal. 50:10,12); "Pues todo es tuyo, y de lo
recibido de tu mano te damos" (1 Crón. 29:14).
El profeta Eliseo dijo a la viuda pobre que mandara traer muchas
vasijas vacías, porque Dios iba a llenarlas para que ella pudiera pagar a sus
acreedores y salvar a su hijos. De su vasija de aceite ella siguió echando
hasta llenar todas las vasijas prestadas. Ella misma puso límite a la provisión
de Dios; él siguió derramando bendición sobre ella; Eliseo dijo, "Tráeme aún otras vasijas". Dijo el hijo, "No hay más
vasijas. Entonces cesó el aceite". Así nosotros ponemos límites sobre las
bendiciones de Dios; nos robamos solos por no haber aprendido la gracia de
ofrendar.
Sacrificar con gozo. Pablo habla de "la abundancia de
su gozo" (2 Cor. 8:2). Los macedonios eran dadores alegres (2 Cor. 9:7,
"porque Dios ama al dado alegre"). Si no podemos dar con gozo,
nuestra ofrenda no se acepta: "no por tristeza, ni por necesidad" (2
Cor. 9:7). El pueblo de Israel hizo una gran ofrenda para el servicio de la
casa de Dios "Y se alegró el pueblo por haber contribuido voluntariamente;
porque de todo corazón ofrecieron a Jehová voluntariamente" (1 Crón.
29:7-9). También en Nehemías 12:43 "sacrificaron aquel día numerosas víctimas, y se regocijaron, porque Dios los había
recreado con grande contentamiento; se alegraron también las mujeres y los
niños; y el alborozo de Jerusalén fue oído desde lejos". Los padres de
familia entienden esto. Hacen grandes sacrificios por sus hijos, pero lo hacen con gozo. ¿Por qué? ¿Cómo es que la gente puede
hacer sacrificios, y hacerlos con gozo? Es fácil contestar esta pregunta. Con
gran gozo hacemos sacrificios por los que amamos. Dios espera que sus hijos
hagan sacrificios por él, pero sólo si los pueden hacer con gozo. Porque de
otro modo, si no hay amor, si no somos dadores alegres, si no tenemos la
actitud de los macedonios, entonces es mejor no ofrendar nada. Dios no lo acepta.
El ejemplo perfecto del sacrificio con gozo es el de Jesús:
"el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando
el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios" (Heb. 12:2).
El Uso De La Ofrenda
La ofrenda no puede recolectarse según la sabiduría humana, y la
ofrenda no puede administrarse según la sabiduría humana. La Biblia ha hablado
claramente sobre este asunto. Dice Pablo "En cuanto a la ofrenda para los
santos" (1 Cor. 16:1). La ofrenda no es para la benevolencia general. No
es para inconversos. "Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos" (Rom. 15:25); "este servicio para los
santos" (2 Cor. 8:4); "Cuanto a la ministración para los
santos" (2 Cor. 9:1).Pero ¿no dice 2 Cor. 9:13 que la contribución es
para "todos"? Sí, pero la palabra "contribución" es la
palabra "koinonía" que significa "comunión". Es la misma
palabra que se usa con respecto a la cena del Señor (1 Cor. 10:16-20). La ofrenda para los santos pobres es comunión con ellos; por
lo tanto, en 2 Cor. 9:13 "ellos" se refiere a los santos de
Jerusalén, y "todos" se refiere a los santos de otros lugares.
El dinero se lleva o se envía directamente a los recipientes.
Pablo explica a los corintios que cada iglesia debería escoger su propio
mensajero para llevar su dinero a los santos de Jerusalén (1 Cor. 16:3,4; 2
Cor. 8:18-23). No había nada de "iglesia patrocinadora" que sirviera
de agente para iglesias.
El dinero de la ofrenda nunca se usó para establecer escuelas,
clínicas, asilos para niños y ancianos, etc. Las iglesias de Cristo del primer
siglo nunca estableció ninguna institución para hacer la obra de la iglesia.
Honradamente. "Evitando que nadie nos censure en
cuanto a esta ofrenda...procurando hacer las cosas honradamente, no sólo
delante del Señor sino también delante de los hombres" (2 Cor. 8:20,21).
Es indispensable que cada congregación tenga esta actitud concerniente a la
ofrenda.
Desde el momento en que la ofrenda se recolecta debemos usar toda
discreción. Cuando se hace la ofrenda, el dinero debe estar sobre la mesa en
plena vista de todos. Inmediatamente después del culto, dos hermanos varones (no las hermanas, y no los niños o jóvenes, sino dos varones) deben contar el
dinero, apuntar la cantidad en un libro de apuntes especial para esto, y
también en la pizarra (o en una hoja de papel en la tabla de anuncios);
entonces, hacer todo lo posible para que el dinero sea depositado -- cuanto
antes -- en el banco. Hay muchos lugares (mayormente rurales) en los cuales
esto no es posible; pero en muchos lugares sí es posible y debe hacerse porque
evita mucha "censura".
Lo que se dice aquí es para la protección de los mismos hermanos
que se encargan de contar y manejar el dinero, y es para que no haya problemas
en la iglesia. El asunto del dinero de la ofrenda siempre es asunto delicado, y
debe tratarse con todo respeto y seriedad. Además, si hacemos todo
honradamente, los miembros estarán más animados para ofrendar.
Si no hay ancianos (Hech. 14:23; Tito 1:5), entonces en una junta
ordenada los varones fieles y responsables deben decidir, de acuerdo a la
enseñanza bíblica, cómo administrar la ofrenda, y deben dar un reporte
adecuado, verbalmente y por escrito, a la iglesia. Esto evita muchos problemas
(quejas, murmuraciones, críticas) y escándalos en la congregación.
Motivación para ofrendar. Tenemos que ser muy prácticos.
Pablo habló de una necesidad específica. Hoy en día toda iglesia puede hablar
de necesidades específicas: se requiere dinero para el alquiler del local (o
para construir); se necesitan himnarios; se necesitan Biblias y literatura;
habrá hermanos necesitados (si no hay en la congregación de la cual somos
miembros, habrá en otras congregaciones); y hay algo que se descuida mucho:
la iglesia debe ayudar con el salario o por lo menos con los gastos de los
evangelistas que llevan el evangelio a otras partes.
¡Es sumamente importante la ofrenda!