"Estoy a la puerta y llamo"

Apoc. 3:20

Introducción.

          A. La tibieza de la iglesia de Laodicea, vers. 16-18. "Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré y cenaré con él, y él conmigo", vers. 19, 20. Jesús había estado en esa iglesia, pero la indiferencia lo expulsó. Compárese Jer. 2:13.

          B. Esta invitación es para cualquiera que haya rechazado a Cristo.

I. ¿Por qué llama Jesús?

          A. ¿Porque somos muy importantes? Luc. 14:7-11; Jn. 15:5.

          B. Nosotros tenemos mucha necesidad de Cristo, pero El llama a nuestra puerta. ¿No le extraña esto? Seguramente nosotros deberíamos estar llamando a la puerta de El. Mat. 7:7, "pedid ... buscad ... llamad". Hech. 17:24, 25, "ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo".

          C. ¿Cuál otro personaje grande e importante haría esto? ¿Cuál de los senadores o presidentes llama a nuestra puerta? ¿Por qué no?

          D. Pero si éstos llegaran a nuestra humilde casa y llamaran, ¿qué haríamos?

II. ¿Tenemos que convencer al Señor para que nos reciba?

          A. Según el calvinismo, que es la doctrina básica de las iglesias evangélicas, el pecador debe pasar al altar y rogar a Dios, suplicándole la salvación. ¿Dónde enseña esto la Biblia? Debido a esta falsa doctrina, muchas personas han orado fervientemente por largas horas pidiendo la salvación sin obtener nada y salen desanimados y disgustados.

          B. ¿Qué dice la Biblia? Según 2 Cor. 5:20 ¿quién ruega a quién? Según Apoc. 3:20, ¿quién ruega a quién? Luc. 19:10;

          C. Dios está muy dispuesto a salvar: Isa. 45:22; Mat. 11:28; Apoc. 22:17.

          D. No es cuestión de si Cristo está dispuesto a escucharnos. Es cuestión de si nosotros estamos dispuestos a escucharle a El.

III. ¿Cómo llama Cristo?

          A. Tal vez algunos no reconocen que Jesús está llamando porque no entienden cómo El llama. El no está llamando físicamente.

          B. Sal. 103:20, es necesario oír y obedecer "a la voz de su precepto". Luc. 11:5, le habla desde afuera, explicando su propósito.

          C. Rom. 2:4, Jesús llama a través de la bondad de Dios.

          D. 1 Jn. 3:1; 4:7, 8, 19, El llama a través del amor de Dios.

          E. Luc. 12:4, 5; Hech. 17:30, 31, El llama a través del temor a Dios. Llama por medio de los juicios y castigos mencionados en la Biblia. Al leer la Biblia observamos que Dios habla de la vida y también de la muerte, habla del cielo y habla del infierno, habla de la felicidad de los salvos y habla de la miseria de los perdidos.

          F. 2 Cor. 5:20, nos llama a través de la predicación del evangelio. Jn. 6:44, 45; 2 Tes. 2:14

          G. Efes. 5:19, Nos llama por medio de los himnos, mayormente los himnos de invitación. Es por eso que me gusta que los himnos se anuncien antes del sermón y que se canten inmediatamente después de que termine el sermón y se extiende la invitación. El himno de invitación es la continuación de la invitación del predicador. Apoc. 22:17, "El Espíritu y la Esposa dicen: Ven". Al cantar el himno de invitación toda la iglesia invita.

IV. ¿Por qué llama a la puerta?

          A. Reconoce el libre albedrío del hombre. La casa de una persona es su dominio; allí tiene control. Si alguien quiere entrar en nuestra casa, tiene que pedir permiso (tiene que llamar y esperar a que se le conceda la entrada). Jesús quiere entrar en nuestra casa, pero no se impone sobre nosotros. No se introduce a la fuerza, sino que respeta el derecho y la libertad del hombre de rehusarle entrada.

          B. ¿Por qué quiere entrar? ¿Qué ofrece? "entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo".

                   1. Ofrece enseñanza, Luc. 10:38-42. Ofrece entendimiento, Luc. 24:29-31. ¡Qué privilegio tan glorioso tuvieron estos discípulos!

                   2. Ofrece el perdón, la salvación, el descanso para el alma, Mat. 11:28; Luc. 19:9. La conducta de iglesia de Laodicea era reprochable y estaba en una condición muy triste, pero Jesús no solamente le ofrecía perdón, sino que insistía en darle perdón solamente que se arrepintiera.

                   2. Ofrece toda bendición espiritual, Efes. 1:3, una de las cuales es la comunión (la participación) en las cosas de Dios. Nos hace participantes de la naturaleza divina, 2 Ped. 1:4.

                   3. Y, desde luego, nos ofrece la esperanza de la vida eterna, 1 Jn. 2:25.

V. El peligro de no abrir la puerta.

          A. Mat.. 11:20-24, Jesús llamó a la puerta de los judíos y no abrieron.

          B. Hech. 24:25; 26:28, 29, Jesús llamó a la puerta de Félix y de Agripa, pero no le abrieron. Lo dejaron afuera.

          C. En el día final éstos llamarán a la puerta del Señor, pero será muy tarde, Mat. 25:11, 12; Luc. 13:24, 25. Será en vano llamar.

VI. "Si oyereis hoy su voz"

          A. Heb. 3:7, 8, "Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones". Si oye hoy, abra la puerta hoy. Isa. 55:6, "Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano".

          B. Ahora está cerca, está a la puerta, porque usted está aquí oyendo su Palabra pero ¿seguirá escuchándola mañana o pasado mañana? La vida sigue en marcha; muchas cosas pasan de un día para otro. Las cosas cambian. El corazón cambia. "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" (Jer. 17:9). La conciencia cambia. Es posible que ahora su conciencia le diga, "debes obedecer" pero el rechazamiento del evangelio endurece el corazón más y más.

          C. El día de la oportunidad pasa. Luc. 19:44, "no conociste el tiempo de tu visitación".

Conclusión.

          A. Cuando alguien llega a nuestra puerta y toca o llama, ¿qué hacemos? A muchos no les damos la bienvenida: no damos entrada a la mayoría de los vendedores, a los "testigos", etc., pero es conducta grosera no dar la entrada a personas confiables: hermanos, parientes, amigos, vecinos. Es falta de edificación y cortesía. ¿Qué pensaría usted si llegara a nuestra casa y sonara el timbre y les dejáramos afuera, esperando? Diría que somos gente fría, mal educada, indiferente o mil cosas más. Creo que usted no volvería. De esta manera usted está tratando a Jesucristo, el que murió en la cruz por usted. Lo deja llamando y llamando y llamando hasta que se canse de llamar y se vaya ... ¡para no volver!

          B. Cuando Cristo llama a la puerta de usted, hay personas que con todo gusto le darían entrada si fuera posible: familiares, amigos, aun los ángeles. Pero usted -- y solamente usted -- es responsable. Solamente usted puede abrir la puerta. Adentro hay un pasador que solamente usted puede abrir.

          C. Lo opuesto de amor no es el odio sino la indiferencia. ¿Quién diría que no le abre a Jesús porque le odia? La mayoría diría, "Oh, no, no le odio, claro que no", pero la triste verdad es que no le aman y no le aman porque son indiferentes y lo demuestran dejándolo afuera llamando, y lo dejarán afuera hasta la muerte.

          D. Esta lección tiene que ver con la puerta cerrada. Ahora la puerta está cerrada para que Cristo no entre, pero un día pronto estos mismos que no dieron entrada a Jesús estarán afuera llamando -- y aun gritando -- pero les dirá, "No os conozco". Luc. 13:24, 25.

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