Cristo es Dios
I. El Dios Verdadero.
A. Jn. 17:3, "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado". Los arianistas y socinianistas modernos (por ejemplo, los "testigos" contra Jehová) rechazan la afirmación de Rom. 9:5; Col. 2:9; Tito 2:13; 2 Ped. 1:1 que Cristo es Dios. Rechazan la afirmación de Juan que Jesucristo es Dios (1:1; 8:58; 14:9; 1 Jn. 5:20, etc.) y enseñan que "esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a la criatura Jesucristo, a quien has enviado".
B. 1 Jn. 5:20. ¡Es increíble que los incrédulos perversos crean que haya vida eterna en conocer a una criatura! Juan 17:3 dice que el Padre es "el único Dios verdadero" y 1 Juan 5:20 dice que "estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna". La palabra "Este" se refiere a su antecedente inmediato: "Jesucristo". Como el Padre es el verdadero Dios, así también Jesucristo es el verdadero Dios.
C. Apoc. 3:7, "Esto dice el Santo, el Verdadero". Algunos eruditos prefieren el antecedente remoto -- "al que es verdadero" -- pero según esto Juan hubiera dicho, "el verdadero Dios es el verdadero Dios". Para escoger el antecedente remoto (en lugar del antecedente inmediato) debe haber una razón fuerte para hacerlo. Si Juan hubiera dicho, "Este es el verdadero Mesías", nadie habría dicho que "Este" no se refiere a su antecedente inmediato.
D. ¿Habrá algo en los escritos de Juan que contradiga la afirmación que Jesucristo es el verdadero Dios y la vida eterna? Por el contrario, lo afirma muchas veces: en El está la vida, El da vida al mundo, El es el pan de vida, sus palabras son vida, Yo soy la vida, etc. 1 Juan 5:20 -- al igual que 1 Juan 1:2 -- afirma que Cristo es la vida. Desde luego la vida eterna procede del Padre, pero en los escritos de Juan siempre se relaciona la vida o la vida eterna con Cristo.
E. Si Juan no quería decir (1 Juan 5:20) que Jesucristo es el verdadero Dios, entonces ha usado una expresión que puede entenderse mal. Al leer este texto -- así como está -- es razonable que lleguemos a la conclusión de que debemos adorar a Jesucristo como el Dios verdadero. Pero si El no es el Dios verdadero, entonces este texto nos podría engañar y causar que hagamos precisamente lo que Juan prohíbe en el siguiente versículo: adorar a los ídolos. Si Cristo no es el verdadero Dios, entonces El no puede ser adorado (Mat. 4:11), y los que le adoran están adorando una criatura (Rom. 1:25).
II. Juan ya había afirmado repetidas veces la deidad de Jesucristo.
A. 1:1, "el Verbo era Dios" (literalmente, Dios era el Verbo, así lo dice el griego para dar énfasis a su deidad); 1:18, ha dado a conocer al Padre (¿alguna criatura puede representar y revelar al Padre? "revelar" no significa decir o escribir alguna descripción, sino revelarlo o exhibirlo en su persona; 5:30-47, hay cinco testigos seguros de su deidad (Juan, el Padre, las obras de Jesús, las Escrituras y Moisés); 8:19, "si a mí me conocieseis, también a mi Padre conocerías" ; se identifica a sí mismo con el "Yo Soy" (Jehová, el Ser Eterno) de Ex. 3:14 (8:24, 58); los judíos entendían perfectamente que Jesús afirmaba que El mismo era deidad (10:33, "te haces Dios"); "El que ha visto a mí, ha visto al Padre" (14:9).
B. Después de tantas afirmaciones de su deidad, ¿quién puede creer que en Juan 17:3 Jesús diría que El era simplemente una criatura? El pensamiento de Juan 17:3 es que es imposible conocer al Padre aparte de Cristo (14:6); este texto y otros (p. ej., 1 Tes. 1:9) forman contraste no solamente entre el Dios verdadero y los dioses paganos, sino también entre el Dios verdadero revelado a través de Jesucristo y el supuesto "Dios" de los judíos incrédulos que rechazaban a Jesucristo como su Mesías. No había Padre aparte del Padre revelado por Jesucristo. Al rechazar a Cristo también rechazaron a su propio Dios y Padre, porque ese rechazamiento indicaba que no lo conocían. El único Dios verdadero es el Dios revelado por Jesucristo. Juan 8:19: "Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conocerías". Juan 10:30, "Yo y el Padre uno somos"; Juan 12:45, "y el que me ve, ve al que me envió"; Juan 14:9, "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre".
C. Por esta razón Jesús dice (17:3) que la vida eterna requiere "que te conozcan a ti ... y a Jesucristo". Esto es precisamente el pensamiento de este texto. No tiene nada que ver con el concepto de los "testigos" (arianistas) de que Jesucristo fuera una criatura y no de la misma sustancia con el Padre (Heb. 1:3).
III. ¿Jesús es solamente el Señor?
A. 1 Cor. 8:6, "para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él". Los "testigos" y otros niegan la deidad de Jesucristo diciendo que Pablo afirma que Jesucristo no es Dios (theos), sino solamente el "Señor" (kurios), como si el "Señor" fuera una criatura.
B. En el versículo anterior Pablo dice que "hay muchos dioses y muchos señores" paganos. Por eso el ver. 6 debe entenderse a la luz de esa afirmación; es decir, forma un contraste con el ver. 5. La afirmación de Pablo en el ver. 6 tiene el propósito de excluir a todos los dioses y señores paganos. Pablo no dice esto para atribuirle a Jesucristo una posición inferior al Padre. Al hablar de los dioses y señores paganos no se refiere a su rango ("señores" eran hombres deificados, por eso, dioses); tampoco habla de rango (superioridad o inferioridad) al hablar del Dios verdadero y del Señor verdadero, sino que habla de la unidad de la deidad verdadera. El Padre es Dios y también es Señor; Cristo es Señor y también Dios. Dice Pablo que "hay un Dios, el Padre"; por eso ¿Dios el Padre no es el Señor? ¿No tiene dominio sobre el mundo? El es Dios el Padre, pero no deja de ser el Señor del universo. Asimismo Jesucristo es el Señor, pero no por eso deja de ser Dios (theos), como Pablo afirma en varios textos (Rom. 9:5; Col. 2:9; Tito 2:13).
C. Si los "testigos" no creen que el Padre es el "Señor", ¿por qué traducen la palabra "Señor" (kurios) "Jehová" en muchos textos? Ellos afirman que así se debe traducir, pero son muy inconsecuentes; por ejemplo, traducen la palabra kurios "Jehová" en Rom. 14:4, 6 (tres veces), 8 (dos veces), y luego en el ver. 9 Pablo llama a Cristo kurios y la Versión del Nuevo Mundo deja de traducirla "Jehová" y la traduce "Señor". Estos traductores son arbitrarios y falsos porque están resueltos a negar la deidad de Jesucristo.
D. La enseñanza de los arianistas, socinianistas y "testigos" demuestra una profunda ignorancia de la palabra "Señor"; Jesucristo no podía ser "Señor" si no era Dios. Dios es llamado "Señor" en muchísimos textos. Consúltese cualquier concordancia. Por lo tanto, Pablo no dice que Jesucristo es inferior al Padre, sino que es igual al Padre (Juan 5:18), y se identifica con El como el Señor de todo, diciendo "por medio del cual son todas las cosas". El afirmar que por medio de una criatura han sido creadas todas las cosas no solamente es incredulidad, sino también insensatez. (Véanse Juan 1:3; Col. 1:16, 17; Heb. 1:2). Si Jesucristo es el Creador, como estos textos claramente afirman, entonces El es Dios. Una criatura no puede ser el Creador. No puede haber omnipotencia delegada (o Dios delegado). En lugar de afirmar la inferioridad de Jesucristo, este texto afirma su igualdad con el Padre porque es Señor de todo, tiene autoridad para dar leyes a los hombres y juzgarles en el día final.
IV. Durante su vida terrenal Jesucristo demostraba repetidas veces los atributos divinos (atributos de la deidad).
A. La omnipotencia (haciendo muchas señales que solamente Dios puede hacer); la omnisciencia (Jn. 2:24, 25; Mat. 9:4; 12:25; Luc. 5:22; 11:17, etc.); era adorado (Mat. 4:11, solamente Dios es adorado); perdonaba pecados (Mar. 2:5, solamente Dios perdona pecados), etc. No hay nada en 1 Cor. 8:6 que contradiga esta verdad.
B. El problema verdadero de los arianistas, "testigos", etc. es que no creen y no pueden aceptar que "Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo" (2 Cor. 5:19) y, a menos que se arrepientan, no hay esperanza de salvación para los tales.
V. Rom. 16:27, "Al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén".
A. Los que citan este texto para afirmar que el Padre es el único Dios y que Jesucristo es una criatura rechazan el concepto bíblico de la necesidad de un Mediador (Jn. 14:6; 1 Tim. 2:5; Heb. 4:15, 16, etc.), que tiene que ser tanto Dios como hombre. El Verbo, Dios verdadero (Jn. 1:1), fue hecho carne (Jn. 1:14) para revelar al Padre (Juan 8:19; 14:9) (aparte de Jesucristo Dios no puede ser conocido), y para ser nuestro perfecto Mediador.
B. Por lo tanto, Pablo afirma en este texto que a través de Jesucristo Dios es glorificado para siempre. Muchos textos afirman esto. No hay otra manera de glorificar a Dios. Los "testigos" no pueden glorificar a Dios porque es imposible glorificarle a través de una criatura (una criatura -- por ejemplo, un ángel -- no puede representar a Dios).
VI. Juan 10:33-36, "tú, siendo hombre, te haces Dios".
A. Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?"
B. Los que rechazan la deidad de Jesucristo argumentan que El era un dios inferior, un mero hombre como los jueces de Israel, pero los jueces no eran dioses en el sentido de poseer naturaleza divina. Además, Cristo no dijo que El era "un dios", ni mucho menos que era un dios como los jueces de Israel.
C. Jesús dice (ver. 30), "Yo el Padre uno somos". Con esto afirma su deidad. Los judíos tomaron piedras para apedrearle por blasfemia "porque tú, siendo hombre, te haces Dios", pero eran inconsecuentes, porque nunca se quejaron de que los jueces y magistrados se llamaran dioses. En esto demostraron su prejuicio contra Cristo.
D. En el Sal. 82:6, Dios dice a los jueces y magistrados: "Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo". El nombre “elohim” se aplica a los jueces y magistrados de Israel porque eran representantes de Dios (así se usa en Ex. 21:6; 22:9, 28). ¿Qué derecho tenían los jueces al nombre “elohim”? Por una sola causa se les aplicaba este nombre: eran "aquellos a quienes vino la palabra de Dios", es decir, recibían su oficio (su autoridad) de Dios. Así es que era una aplicación sumamente limitada.
E. Desde luego, Jesús difería grandemente de aquellos jueces. Varios contrastes importantes se pueden mencionar: no se puede decir que Dios santificó y envió al mundo a los jueces, pero a Cristo sí (fue santificado o apartado por Dios y enviado al mundo para ser nuestro Salvador); los jueces eran muchos y eran hijos de Dios en el sentido general, mientras que Jesucristo era y es el unigénito Hijo de Dios (Juan 1:14, 18; 3:16); el trabajo de los jueces no se podía comparar con el trabajo de Jesucristo (Juan 10:10, 14; Mat. 20:28; etc.); y otras diferencias se pueden mencionar.
F. Pero Jesús no cita este texto para explicar su deidad, sino solamente para hacer callar a los rabinos, recordándoles que su propia ley -- la palabra innegable e indestructible de Dios -- llamaba dioses a los hombres que eran comisionados por Dios y que, por eso, no les convenía acusarle a El de blasfemia cuando decía que era el Hijo de Dios, porque El también había sido santificado (consagrado, apartado) por Dios y autorizado para hacer una obra de Dios.
G. Inmediatamente después de decir esto Jesús les propuso la evidencia empírica: "Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras" (Juan 10:37, 38). Fue un argumento incontestable. A los jueces "vino la palabra", es decir, su oficio o trabajo de aplicar la ley de Dios era autorizado por Dios. Entonces, cuanto más Jesús tenía el derecho de llamarse el Hijo de Dios ya que a El el Padre santificó y envió al mundo para llevar a cabo su obra. De ninguna manera dice explícita o implícitamente que era Dios (o el Hijo de Dios) solamente en el sentido en que los jueces eran dioses.
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