¿No trabaja? Tampoco coma
"Os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma" (2 Tesalonicenses 3:10). La filosofía de muchos en este país es que los que no quieren trabajar deben ser sostenidos por el gobierno, pero el Espíritu Santo dice que los que no quieren trabajar no deben ser sostenidos o mantenidos por los que sí trabajan. "Que tengáis por vuestra ambición el llevar una vida tranquila, y os ocupéis en vuestros propios asuntos y trabajéis con vuestras manos, tal como os hemos mandado; a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada" (1 Tesalonicenses 4:11, 12). Desde luego, la mujer también debe trabajar: "cuidadosas de su casa" (Tito 2:5; 1 Timoteo 5:14); las mujeres irresponsables "aprenden a estar ociosas, yendo de casa en casa; y no sólo ociosas, sino también charlatanas y entremetidas, hablando de cosas que no son dignas" (1 Timoteo 5:13).
Mateo 4:18, 19 dice que Jesús "andando junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, echando una red al mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres". También Jacobo y Juan eran pescadores (ver. 21). El apóstol Pablo tenía oficio: "como él era del mismo oficio, se quedó con ellos (Aquila y Priscila) y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas" (Hechos 18:3). Jesús mismo era carpintero y no llamó a los ociosos sino a los trabajadores. Cada padre judío entrenaba a su hijo para algún oficio porque creía que de otro modo le enseñaba a ser ladrón. ¿Cuántos criminales jóvenes de San Antonio tienen oficio?
Hay personas que son dignas de la asistencia pública y los que pagamos impuestos con gusto les ayudamos, pero el sistema se ha abusado y ahora el gobierno patrocina la ociosidad, la fornicación y la drogadicción. Ha creado una clase baja de gente que no respeta a nadie, mucho menos a sí mismos, porque se ha hundido en la pobreza, la miseria y la desesperación (por ejemplo, la asistencia pública para mujeres irresponsables que tienen hijo tras hijo para que el gobierno los mantenga).
El gobierno requiere la educación de la juventud, pero ¿qué aprenden? No es imposible que los jóvenes responsables obtengan buena educación (a pesar de grandes obstáculos), pero lamentablemente muchos de los que salen de la escuela secundaria ni pueden leer. No aprenden oficio y ni pueden llenar el cuestionario para buscar trabajo de sueldo mínimo. Los padres y los maestros deben cooperar para inculcar en la juventud el fuerte deseo de trabajar y superar, para que no caigan con otros irresponsables en el abismo de la asistencia pública y la miseria. Todos (padres y maestros) deben denunciar la filosofía necia llamada evolución que enseña a los jóvenes que son hermanos de los changos. Si se le enseña al joven que él es hermano de los animales ¿por qué se sorprende cuando actúa como animal? Más bien debe aprender que fue hecho a la imagen de Dios (Génesis 1:26, 27) y que es un ser inteligente y responsable que debe honrar al Creador y servir al semejante.
Es muy interesante observar que cuando Dios creó al primer hombre, "Entonces el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara" (Génesis 2:15). ¡Esto fue antes del primer pecado! Entonces, el trabajo es una bendición grande y, para que todos lo entiendan, "Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma".
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