"Hablarán nuevas lenguas"
Después de resucitar de entre los muertos Jesús "apareció a los once (apóstoles) mismos, estando ellos sentados a la mesa. Reprendió su incredulidad y dureza de corazón, por no haber creído a los que le habían visto resucitado". Entonces les dijo, "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado, será salvo. Pero él que no crea, será condenado" (Marcos 16:14-16).
Entonces dio otra promesa a sus apóstoles: "Y estas señales seguirán a los que crean: En mi Nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán serpientes en su mano, y aunque beban cosa mortífera, no les dañará. Sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán" (Marcos 16:17, 18). Cuando Jesús dijo que "estas señales seguirán a los que crean", es obvio que se refería a la incredulidad de los apóstoles (versículo 14); es decir, si ellos pudieran vencer su incredulidad y verdaderamente creer en Cristo, entonces podrían hacer estas señales.
Inmediatamente después de esto, Jesús ascendió al cielo (Lucas 24:50, 51), y después de eso desapareció por completo la incredulidad de los apóstoles. Estaban completamente convencidos de que Jesús había resucitado de los muertos, y que había regresado al cielo de donde había venido.
Por lo tanto, como creyentes verdaderos en Cristo y en su poder, ellos podían hacer las señales mencionadas por Cristo. En el día de Pentecostés hablaron "nuevas lenguas" ("empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía que hablasen", Hechos 2:4). Eran lenguas nuevas para ellos porque antes de ese momento no las podían hablar. Al oírles la gente decía, "¿No son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Partos, medos y elamitas... les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios" (Hechos 2:7-11).
No hablaron en jerigonza sino con palabras, las palabras de varios idiomas. El apóstol Pablo explicó a los corintios que al hablar en lenguas, siempre debería haber intérprete para que la gente entendiera. "Si con la lengua no habláis palabra bien inteligible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Hablaríais al aire. En el mundo hay muchas lenguas, y ninguna carece de significado. Pero si no se entiende el significado, seré extraño para el que habla, y él será extraño para mí" (1 Corintios 14:9-11). Sigue diciendo (en el versículo 19), "En la iglesia prefiero decir cinco palabras inteligibles, que instruyan a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida". Estos textos dicen claramente que las lenguas no eran jerigonza sino palabras de algún idioma que milagrosamente el orador habló.
¿Cuál era el propósito de las lenguas? "Las lenguas sirven de señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos" (1 Corintios 14:22). En el día de Pentecostés, las lenguas sirvieron de señal para convencer a los judíos que Jesús de Nazaret es el Cristo. Cuando Cornelio y su casa hablaron lenguas (Hechos 10:45, 46) fue una señal para los judíos, para convencerles que ahora el evangelio es para los gentiles (los no judíos) también, pues Cornelio era el primer converso gentil.
Ahora no existen tales señales. Volviendo a Marcos 16, donde Jesús prometió que los apóstoles hablarían nuevas lenguas, el último versículo del capítulo explica su propósito: "Y ellos, salieron y predicaron en todas partes. Y el Señor les ayudaba, y confirmaba la Palabra con las señales que seguían". Véanse también Hechos 14:3 y Hebreos 2:3, 4. Los que creen que la Palabra estaba ampliamente confirmada en el primer siglo no piden más señales ahora, porque eso indicaría falta de fe en la inspiración del Nuevo Testamento.
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