No me avergüenzo del evangelio
Rom. 1:16
Introducción.
A. ¿Por qué dice esto Pablo?
B. ¿Por qué podía haberse avergonzado?
I. Por causa de su linaje o raza.
A. La mayoría de los judíos rechazaron el evangelio, Rom. 10:21.
B. Pero aunque Pablo era judío no se avergonzó del evangelio.
C. Fil. 3:4-6, no se avergonzó del evangelio aunque era "hebreo de hebreos".
D. Pablo entendía que el ser judío de raza ya no importaba. Mat. 3:9; Jn. 8:39,44; Gál. 3:26-29.
E. Pablo era embajador de Cristo a los gentiles y éstos despreciaban el evangelio (1 Cor. 1:21). La gente de Roma no apreciaba el poder del evangelio, sino solamente el poder militar. (Pero ¿dónde está el Imperio Romano ahora?)
F. Hoy en día muchos se sienten superiores, se llenan de orgullo, creyendo la filosofía humana, y se avergüenzan del evangelio.
II. No se avergonzó del evangelio aunque "en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación" (Gál. 1:14).
A. Pablo no era simplemente un "miembro" de su religión, sino un líder.
B. Hech. 26:5, "conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo".
C. Hech. 24:5; 28:22, la iglesia era despreciada por el pueblo de Pablo, pero a pesar de esto él no se avergonzó del evangelio.
III. No se avergonzó del evangelio aunque era hombre bien educado.
A. Hech. 22:3, "instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios."
B. Otros hombres educados creían que el evangelio era locura 1 Cor. 1:23, pero Pablo no se avergonzó del evangelio.
IV. Pablo no se avergonzó del evangelio aunque ocupaba una posición social muy elevada.
A. Los credenciales de Pablo se ven en Fil. 3:3-5.
B. Pero para él tales cosas eran basura (vers. 7,8) para poder ganar a Cristo, Luc. 2:7,12; Mat. 8:20; 13:55.
V. No se avergonzó del evangelio aunque se había comprometido de todo corazón a perseguir la iglesia.
A. Esto se ve en Hech. 7:57,58; 8:1; 9:1; 26:9-11.
B. Pero estaba dispuesto a arrepentirse y el perseguidor llegó a ser el perseguido, 2 Tim. 1:8,12.
Conclusión:
A. Debemos avergonzarnos del pecado, de la desobediencia de nuestra vida pasada (1 Tim. 1:12,13); debemos avergonzarse de la comunión con las tinieblas (Efes. 5:11); debemos avergonzarnos de nuestra falta de conocimiento (1 Cor. 15:34; 2 Tim. 2:15); debemos avergonzarnos si no buscaremos primeramente el reino de Dios.
B. Pero no debemos avergonzarse del evangelio por causa de nuestra raza, religión pasada, educación, posición social, ni por los compromisos de la vida.
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