El noviazgo

I. Preparación para el matrimonio.

      A. El noviazgo es el tiempo para escoger un compañero mari­tal para el resto de la vida.

          1. El matrimonio es un arreglo permanente (Mat. 19:6). No es un experimento, ni un juego, sino una unión que debe durar hasta la muerte. Los novios no deben pensar que pueden divorciarse "si no nos gusta", o "si no nos conviene". El divorcio no es una opción legítima, excepto por causa de fornicación (Mat. 5:32; 19:9).

          2. Es importante que se tome el tiempo necesario para conocer bien y escoger con mucho cuidado al futuro cónyuge.

      B. "Prometida" o "comprometida" no equivale a esposa.

          1. El noviazgo da tiempo para el cambio de mente.

          2. La costumbre en la actualidad no es como la de los judíos en el tiempo de José y María (Mat. 1:18, 19). José era el "marido" de María; ella era la "mujer" (esposa) de él (vers. 19, 20), aunque todavía no se habían unido como esposos (ver. 25).

          3. Ahora los votos del pacto se pronuncian en los momen­tos de unirse los novios en matrimonio; se hace el pacto des­pués del noviazgo. El noviazgo da tiempo para que haya cam­bio de mente y, por lo tanto, debe ser de tiempo adecuado para que se haga una buena decisión.

      C. No conviene la familiaridad (intimidad) excesiva durante el noviazgo.

          1. 1 Cor. 7:5 no se aplica al noviazgo.

          2. 1 Cor. 6:18 y 2 Tim. 2:22 sí se aplican al noviazgo.

          3. Larousse dice de novio, novia: "Persona recién casada; la que está próxima a casarse". Son ambiguas, pues, estas pala­bras. Lamentablemente, en la práctica muchos no hacen distin­ción entre un estado y otro, porque los no casados actúan como si estuvieran casados.

          4. Cuídese de no decir: "Pero pronto vamos a casarnos; por eso, está bien tener esta libertad". Heb. 13:4 condena la fornicación, y toda relación sexual antes o fuera del matrimonio legítimo es fornicación.

          5. Fíjese bien en Col. 3:5, "malos deseos"; y Gál. 5:19, "lascivia".

          6. Enséñese bien la diferencia entre el "amor" y la "pasión".

          7. Mucho depende de la novia. Ella debe ser fuerte para resistir la fornicación. Si caen en este pecado, y ella queda em­barazada, ella sufrirá las consecuencias más que el novio.

          8. El joven que cree que el cuerpo de la novia le pertenece a él antes del matrimonio no la respeta, no la ama, y ella debe reconocer que éste no es digno de ser su novio. Si no la respeta antes de casarse, tampoco lo hará después.

II. El noviazgo es el tiempo en que se debe hacer muchas preguntas.

      A. Sobre todo, ¿Están libres los dos para casarse? ¿Quiénes pueden casarse?

          1. Los que nunca se han casado.

          2. Los que han quedado libres debido a la muerte del cónyuge, Rom. 7:3.

          3. Los que han quedado libres debido a la fornicación del cónyuge, Mat. 5:32; 19:9. Hace burla de la ley de Cristo quien dice que el fornicario también queda libre para casarse otra vez. (Véase el estudio de esta cuestión bajo el encabezado, " Matrimonio, Divorcio y Segundas Nupcias").

      B. ¿Pueden comunicarse bien? ¿Pueden conversar y aun tener desacuerdos sin enojarse o disgustarse?

          1. ¿Saben escuchar y contestar el uno al otro con cortesía?

          2. Si no hay comunicación, no hay amor. Es importante reconocer esto.

          3. Una queja común es que "él no habla nada" o que "ella habla todo el tiempo", o viceversa.

          4. Si no pueden comunicarse antes de casarse, tampoco podrán después.

      C. ¿Están lo suficientemente maduros para aceptar las respon­sabilidades del matrimonio? Muchos no lo están.

          1. Gen. 2:24, ¿Están dispuestos a dejar padre y madre para formar una nueva familia? Muchas veces la novia tiene problema con esto. Cree que aun después de casarse debe es­cuchar a su padre en lugar de sujetarse a su marido.

          2. ¿Está dispuesto el novio a trabajar, a proveer para su familia, y ser cabeza de su familia? ¿Qué tan responsable será con respecto a este deber? 1 Tim. 5:8; 2 Tesal. 3:10.

          3. ¿Está dispuesta la novia a encargarse de la casa, a coci­nar, asear, lavar y planchar ropa? ¿Está dispuesta a engendrar hijos? 1 Tim. 2:15; 5:14; Tito 2:3-5. Recuérdese que el matri­monio no es un juego para "niños".

      D. ¿Cómo tratan a sus propias familias? Así se tratarán el uno al otro después de las bodas. Es muy importante que los novios se conozcan el uno al otro en sus propios hogares para evaluar su relación familiar, porque así será en su nuevo hogar después de la luna de miel.

      E. ¿Quieren hijos? ¿Cuántos? ¿Qué piensan acerca de la disciplina de sus futuros hijos (si es que Dios les da hijos)? ¿Están de acuerdo sobre esto? Es una cuestión crítica.

      F. ¿Estarán de acuerdo con respecto a la administración de las finanzas? ¿Sabrán administrarlas? ¿Qué piensan con res­pecto a qué comprar primero, cuánto ofrendar, cuánto ahorrar? (Hay muchos divorcios causados por disgustos sobre las finanzas.)

      G. ¿Aceptarán a los suegros, cuñados? Habrá un juego com­pleto de ellos. A veces el novio piensa que llevará a su novia y que ya no tendrá nada que ver con la familia de ella. Esta clase de egoísmo causa, al poco tiempo, la separación.

      H. Una pregunta importantísima: ¿Qué clase de carácter tienen? ¿Qué clase de personas son? ¿Cómo es su disposición y su actitud? Muchos hermanos insisten mucho en que el matri­monio mixto es pecado, pero les conviene más bien dar aten­ción al carácter y disposición de los novios. Muchos miembros de la iglesia fracasan en su matrimonio, porque aunque se hayan bautizado, tienen carácter fuerte y espíritu agrio y amar­gado y, por lo tanto, no están nada preparados para el matri­monio.

          1. 2 Cor. 6:14 no se refiere al tema del matrimonio. 1 Cor. 7:13, 14 enseña que el compañero incrédulo no debe ser aban­donado, pero 2 Cor. 6:17 dice, "salid ... apartaos". Por lo tanto, 2 Cor. 6:14 no puede aplicarse al matrimonio mixto. Si el "yugo desigual" de 2 Cor. 6:14 se refiere al matrimonio, entonces el cristiano tiene que abandonar a su cónyuge incrédulo, según el ver. 17. Este texto se refiere a la comunión de los cristianos con las prácticas de la idolatría; esto era el problema en Corinto según 1 Cor. 8:12; 10:18-22; y según el contexto de 2 Cor. 6:14, texto que es paralelo con Efes. 4:7-11; los dos textos condenan la participación (el "yugo desigual") con las prácticas de la idola­tría. Tal comunión tenía que romperse, pero el matrimonio con incrédulo no.

          2. Además, es un error grande confiar en que "mi novio se bautizó", o en que "mi novia es miembro de la iglesia". Eso no es garantía de nada en cuanto a su carácter. Ha habido una plaga de divorcios entre los miembros de la iglesia en estos días.

          3. Por lo tanto, la pregunta importante es, ¿Qué clase de persona es? ¿Cuál es su actitud, su disposición, su genio? ¿Cómo habla? ¿toma? ¿fuma? ¿pelea? ¿chismea? ¿se enoja fá­cilmente? ¿cómo habla a su familia? ¿Qué clase de persona es? Es indispensable que se hagan estas preguntas, y que haya plena seguridad en cuanto a la respuesta.

          4. ¿Es persona orgullosa, jactanciosa, rebelde, humilde, o rencillosa?

          5. ¿Puede usted vivir felizmente con esta persona toda la vida?

          6. ¿Quiere usted tener hijos(as) como esta persona? (Será el padre o la madre de sus hijos.)

          7. ¿Es la mujer de sus sueños "muy bella" de acuerdo a 1 Ped. 3:1-4, o solamente de acuerdo a su gusto? ¿Qué sabe ella del atavió o el adorno de una "conducta casta"? ¿Tiene espíritu amable y apacible? Si no léase Prov. 21:9,19. Hay mujeres muy bonitas con carácter fuerte y con boca intolerable.

          8. ¿El es "muy simpático"? ¿Será simpático cuando, des­pués de casarse con usted, él busque a otras mujeres, y cuando llegue borracho para golpearla?

          9. ¿Es persona egoísta? ¿Cree que es dueño(a) del mundo, y que el mundo gira alrededor de él (ella)? ¿Que todos deben servirle y complacerle?

          10. En conclusión, por más que un hombre quiera casarse, es mucho mejor que se quede soltero en lugar de casarse con una mujer bonita pero amargada, regañona y llorona; y por más que una mujer quiera casarse, es mucho mejor que se quede soltera en lugar de casarse con un hombre simpático pero desobligado y abusivo.

          11. Además, en cuanto al matrimonio mixto, aunque el fiel cristiano se case con una persona de buen carácter, de ge­nio agradable, razonable, considerado, de buenas costumbres y sin vicios, si no es cristiano, habrá problemas en cuanto a la asistencia, la ofrenda, los hijos (cómo criarlos, la disciplina de ellos, su asistencia al culto, etc.), el culto en el hogar, las activi­dades sociales, etc. No hay ley en el Nuevo Testamento que prohíba el matrimonio mixto, ni el matrimonio con algún miembro infiel, pero es importante que todos consideren las consecuencias negativas de hacerlo.

III. Todo esto se debe aprender antes de casarse.

      A. El diablo engaña a muchos con la mentira de que "estamos muy enamorados, y el amor todo lo resuelve". Muchos de los recién casados saben muy poco de "amor". El noviazgo de muchas personas se basa en la atracción física y en la pasión carnal.

      B. Otra advertencia: El matrimonio no es "un reformatorio". Se casan muchos con la idea de que "Yo sé cómo es, pero lo (la) voy a cambiar". No se engañen.

      C. En la gran mayoría de los casos lo que la persona es antes de las nupcias es lo que sigue siendo después. (Es verdad que muchos compañeros incrédulos o miembros infieles cambian, pero éstos no son la norma, sino la excepción.)

          1. Si toma, fuma y maldice antes de casarse, es probable que siga haciéndolo después de casarse.

          2. Si durante el noviazgo no quiere conversar acerca de la Biblia, ni mucho menos asistir a las reuniones, hay muy poca esperanza de que haya grandes cambios después de casarse.

          3. Si es persona con carácter fuerte (se impacienta, se enoja, grita, etc.) durante el noviazgo, hay muy poca esperanza de que llegue a ser persona paciente y amable después de los votos.

          En fin, si no lo (la) puede cambiar durante el noviazgo, ¡mucho cuidado! Hay gran peligro de que su esperanza de ha­cerlo después de las bodas sea vano.

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