“No pequéis contra el muchacho”
Los hermanos de José pecaron al venderle a los ismaelitas (Génesis 37:28), pero hoy en día muchísimos padres pecan contra sus niños. Todo niño tiene el derecho de tener madre y padre casados ante los ojos de Dios. Muchos niños nacen sin padre debido a algún accidente o enfermedad, pero también por causa del pecado sexual muchísimos niños nacen sin padre (sin hogar normal).
La revolución sexual es un pecado enorme contra niños. Muy temprano muchos jóvenes quieren ser activos sexualmente sin tomar en cuenta los niños que son el fruto de su actividad irresponsable. Pecan contra los niños que nacen de su fornicación, porque éstos tendrán que vivir sin padre (y muchas veces sin madre).
El gobierno promueve este pecado contra niños por pagar a tales mujeres por cada niño que tenga. Esta práctica es un escándalo nacional. El gobierno mismo está produciendo una clase de gente (niños nacidos fuera del matrimonio) que se cría en pobreza, ignorancia e irresponsabilidad. De esta miseria resultan pandillas por falta de padres y madres responsables. A tales jóvenes les falta dirección y, por eso, se juntan solos para formar pandillas, dando rienda suelta a sus pasiones carnales y se matan unos a otros y repiten el proceso de fornicación para producir aun otros niños de la misma clase.
También de esto resulta el aborto que es simplemente el homicidio aprobado y patrocinado por el gobierno (comenzando con la Corte Suprema). El aborto es el pecado máximo contra el niño. Las jóvenes que cometen fornicación y no quieren sus hijos pueden dárselos a parejas responsables que de todo corazón los quieren y de esta manera hay esperanza de que tales niños tengan una vida decente, pero muchas muchachas optan por abortar a sus hijitos porque solamente buscan su propia conveniencia. ¡Los matan y ya se acabó! ¡Problema resuelto!
"Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor" (Efesios 6:4). Dios ha dado al hombre el poder creativo de engendrar hijos y ha dado a la mujer el poder creativo de concebir hijos, pero junto con esta gran bendición les ha dado la responsabilidad solemne de criarlos "en disciplina y amonestación del Señor". Un gran porcentaje de los niños y jóvenes no reciben este beneficio. Aun en muchos hogares normales (con padre y madre) se descuida la dirección de los hijos.
Los que no disciplinan a sus hijos no los aman y pecan contra sus propios hijos. "El Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo... si se os deja sin disciplina... entonces sois bastardos y no hijos" (Hebreos 12:6-8). Al observar la gran cantidad de jóvenes que andan sueltos cometiendo crímenes, matando a otros y matándose a sí mismos, tenemos que concluir que muchos hijos se tratan como bastardos, es decir, jóvenes que no reciben enseñanza y corrección. Los padres que crían a sus hijos con amor --con ayuda, protección y corrección-- serán bendecidos ricamente, porque estos hijos respetarán a sus padres, les darán paz, y aun cuidarán de ellos en su vejez.
Enseñemos, pues, a los jóvenes a que dejen de ser egoístas, que piensen en lo que hacen, que piensen en los niños inocentes que sufren tanto por causa del pecado sexual de los que les dan vida, que entiendan que la relación sexual y el tener hijos pertenecen exclusivamente al matrimonio ... y que ¡dejen de pecar contra los niños!
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