Teoría del reino milenario
Apoc. 20:4 habla de "tronos", "almas", "reinaron" y "mil años" pero no dice lo que muchos sectarios enseñan: que los judíos volverán a Palestina, que reedificarán el templo, que Cristo volverá a la tierra, que los justos resucitarán (corporalmente), y que Cristo reinará mil años desde Jerusalén. Una gran sima está puesta entre estas dos ideas, de manera que los que quisieren pasar de un lado a otro no pueden. Es imposible armonizar la teoría de un reino terrenal de mil años con este texto que no menciona: (1) la segunda venida de Cristo, (2) la resurrección corporal de nadie (3) la tierra (4) a nosotros.
Apoc. 20:4 da la misma promesa, el mismo consuelo, que 2:26-28 y 3:20, 21, que al morir uno en la fe y por la fe, su muerte no es una derrota, sino una victoria, porque sigue viviendo y reinando con Cristo.
Los "mil años" se pueden comparar con "mil veces" (Deut. 1:11), y "mil colinas" (Sal 50:10, Versión Moderna). Significa un periodo largo indefinido.
Pero los premilenialistas pueden ver en este texto cosas "maravillosas" de un reino literal aquí en la tierra.
I. El retorno de los judíos a Palestina.
A. El primer paso necesario para que este supuesto reino exista es que los judíos vuelvan de todas partes del mundo a su tierra nativa, o sea a Palestina. La teoría niega que las promesas hechas a Abraham fueran cumplidas. Se supone que aún existe una promesa para los judíos en cuanto a la tierra prometida a Abraham.
Pero Josué 21:43-45 dice que "no faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió".
Además cuando fueron desterrados por causa de la idolatría, Dios devolvió al remanente después de 70 años, conforme a la palabra de Dios (Isa. 44:28; 45:1; Jer. 29:10; Ezek. 36:8-10; 2 Crón. 36:21-23; Esdras 1:1-3, etc.).
Muchas profecías hablan de este retorno. Hablan de la "restauración" del pueblo después de aprender ellos que Jehová es Dios. "Y sabrán que Yo soy Jehová" se repite 62 veces en el libro de Ezequiel. Los judíos tuvieron que abandonar completamente su idolatría y luego separarse de los babilonios y demás paganos.
Los judíos no practican ahora tal idolatría, no están desterrados en la forma de sus antepasados, y no están en la esclavitud como ellos. Lo que Dios dice a su pueblo en Isa. 52:11 ("Salid de ahí ... salid de en medio de ella") no se dirige a los judíos modernos. La aplicación espiritual de esto (2 Cor. 6:14-18; Apoc. 18:4, etc.) sí se aplica a los judíos y también a los gentiles porque se enseña que el pueblo de Dios tiene que estar separado del mundo.
B. La enseñanza de un retorno a Palestina sin la idea de una restauración espiritual es una idea absurda. Hoy en día los que enseñan sus especulaciones respecto al milenio hablan del retorno de los judíos solamente en sentido político como en el establecimiento del estado de Israel en mayo de 1948. Gritaron con gozo cuando el General Dayan tuvo tanto éxito en la guerra de seis días en junio de 1967, recobrando para Israel ciertos sitios "santos". Creen que el día se acerca más y más; que el templo ha de ser reedificado aunque, por supuesto, primero que todo el templo de los mahometanos tiene que tumbarse (porque ocupa el sitio del templo original).
Pero la Biblia nunca habla de tal cosa. Los que enseñan esta teoría pervierten las Escrituras para afirmar tales proposiciones.
Después del retorno de los judíos de la cautividad en Babilonia por el mandato de Ciro, no hubo otra promesa de algún retorno de otros judíos a la tierra de Palestina, ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento.
II. Mateo 24.
A. Pero se nos dice que Cristo claramente predice los mismos elementos de esta doctrina en este capítulo. Por ejemplo, habla del templo (ver. 15); por lo tanto, el templo será reedificado. El ver. 16 dice que los judíos estarán en Judea. El ver. 20 habla de día de reposo, etc.
B. Pero no hacen caso del ver. 34 que dice, "De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca".
C. Hablan mucho de los vers. 32, 33, de las hojas de la higuera y las señales dadas por Cristo. "De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas". Luego vuelven a las señales dadas por Jesús (de los vers. 6, 7, guerras, pestes, hambres, terremotos, etc.) y afirman que estas cosas están sucediendo ahora y por lo tanto el fin se acerca ("son las hojas de la higuera"). Pero al llegar al versículo que da la clave del capítulo, el ver. 34, no lo quieren ver. Dicen que "esta generación" se refiere a la generación en la que vivimos y no en la de Jesús.
D. Mat. 24:15 y Luc. 21:20 son textos sumamente claros. Cristo se refiere a la destrucción de Jerusalén en esa generación, cosa que sucedió en el año 70 del primer siglo.
E. Los vers. 29, 30 confunden a algunos, pero nótese que estos eventos preceden al ver. 34. Así pues, son palabras figurativas. Estas palabras describen la caída de Babilonia en Isa. 13:10; 34:4. Es terminología usada para describir la revolución política, cambio de sistemas de gobierno u otras cosas semejantes. Es muy común tal simbolismo en lenguaje profético. Pero el hacer estas cosas literales contradice el ver. 34.
F. El estudiante sincero debe comenzar con Mateo 23:37 para entender el capítulo 24. Dice 23:38 claramente, "He aquí vuestra casa os es dejada desierta". Entonces sabiendo esto, no nos sorprende que el templo iba a destruirse (24:1, 2).
Pero era importante que los discípulos, siendo judíos, entendieran algo del desastre para poder huir (24:16, 17). Así pues Jesús les habla de las señales que iban a preceder ese evento (vers. 6-15).
La ironía del tema es esto: el capítulo que claramente pronuncia la ruina total de los judíos es citado por los premilenialistas para hablar del glorioso retorno de los judíos a Palestina.
III. Favorece a los judíos.
A. La teoría enseña que Dios hace acepción de personas, favoreciendo a los judíos; pero Pedro dice en Hechos 10:34, 35, "En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia", y Pablo dice en Rom. 2:11 que "no hay acepción de personas para con Dios". Dice un autor, "Hay gran diferencia entre el plan de Dios para Israel y el para los cristianos", (Hal Lindsay, "The Late Great Planet Earth").
B. El problema es el mismo que confrontaron los hermanos del primer siglo, el problema que Pablo combatió en su carta a los Gálatas. Es el problema discutido en Hechos 15. Ciertos discípulos querían y siempre quieren confundir el evangelio con el judaísmo. La ley de Moisés fue clavada a la cruz de Jesús (Col. 2:14), pero algunos quieren desenclavarla y restablecerla, por lo menos en parte. Aun hablan de la reedificación del templo en Jerusalén, ofrecer sacrificios, celebrar las fiestas antiguas (especialmente la fiesta de los tabernáculos, Zac. 14:16).
C. Los que enseñan esta teoría ignoran por completo los libros de Gálatas, Hebreos y porciones de todos los demás libros del Nuevo Testamento que enseñan claramente que el Antiguo Pacto se terminó, dando lugar al nuevo que es para todas las naciones, sin hacer acepción de personas.
IV. Los premilenialistas usan mal las profecías.
A. Isa. 2:2-4 dice, "Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra".
Como todos sabemos, esta profecía habla del reino espiritual de Cristo. Isaías se llama el evangelista del Antiguo Testamento porque habla tanto de Cristo y su reino de paz. Los israelitas habían de ser desterrados por su idolatría, pero el futuro de la nación ofrecía mucha esperanza por medio del Hijo de David ("una vara del tronco de Isaí", 11:1). Nacería de una virgen (7:14); "un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz" (9:6). Iba a morir por nosotros: "Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores ... Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados" (53:3-5). Es llamado "mi siervo ... mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento" (42:1; compárese Mat. 3:17; 17:5).
Este "Siervo de Jehová", su "escogido", estableció un reino, pero su reino no es de este mundo (Juan 18:36). "El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros" (Lucas 17:20, 21).
Este reino espiritual fue predicho por Isaías en el texto citado (2:2-4). "Lo postrero de los tiempos", o "los últimos días", etc. se refiere al tiempo del Mesías, al tiempo del fin, o sea la última dispensación. Los premilenialistas hablan de otro tiempo después de este, otra época de mil años. Pedro cita Joel 2:28-32 que habla de "los postreros días" y dice "esto es lo dicho por el profeta" (ver. 16). Los "postreros días" se iniciaron aquel día, el día de Pentecostés; son los días del evangelio, la época de la iglesia de Cristo. (Véase también Hebreos 1:1, 2 "en estos postreros días", estamos viviendo en ellos ahora. No habrá otra época después de ésta.
Isaías habla de la "casa de Jehová" (2:2) a la cual todas las naciones correrán. Se representa como un monte, figura empleada para hablar de reinos. La iglesia se llama la casa de Dios (1 Tim. 3:15) y es para todas las naciones (Mateo 28:18, 19; Mar. 16:15, 16; Libro de Hechos, comenzando con el capítulo 10).
"De Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová"; esto fue cumplido comenzando el día de Pentecostés.
"Volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra". Este versículo enfatiza la naturaleza espiritual del reino. El reino de David era reino literal, terrenal, con ejército que fue utilizado literalmente en guerras. El reino del Hijo de David no es de esa clase. David era rey de reyes, "el más excelso de los reyes de la tierra" (Sal. 89:27); dominaba a muchas naciones, las sojuzgaba y juzgaba. Así también el Hijo de David (Efes. 4:8) pero no con armas carnales (2 Cor. 10:4,5) porque su "campaña" es otra, Efes. 6:12. Este texto tiene su cumplimiento más precisamente en la destrucción de la enemistad entre judíos y gentiles. "Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades" (Efes. 2:14-16). Recordemos que al hablar Pablo de "ambos pueblos", habla de los judíos y luego de todas las demás "naciones". Con el evangelio Cristo está reprendiendo "a muchos pueblos", convenciéndolos de sus pecados, juzgándolos con su palabra, y uniéndolos (a todos los que lo aceptan) en un solo cuerpo (la iglesia), así terminando las hostilidades entre ellos. Esta paz se halla en la iglesia. Nunca habrá tal paz (la paz mencionada por Isaías) en los gobiernos del mundo. Todo el texto describe "el monte de la casa de Jehová" (el reino o iglesia de Cristo).
Pero los que abogan por un reino literal aquí en la tierra emplean este hermoso texto para enseñar que los judíos volverán a Jerusalén y desde allí tomarán las posiciones más elevadas y servirán de guías religiosos. Pero hay más: dicen que estos mismos judíos que serán los jefes e instructores en el reino milenario llegarán a ser creyentes durante los siete años de la "Gran Tribulación"; es decir, los horribles eventos de esta supuesta época los asustarán en gran manera, a tal grado de que llegarán a ser creyentes y seguidores de Cristo Jesús. Por lo tanto, digo que esta teoría rechaza por completo al evangelio como el poder de Dios para la salvación (Rom. 1:16) y afirma que "las malas noticias" -- no las buenas noticias -- convertirán a los judíos. Si los judíos no pueden ser ganados por el evangelio (las buenas nuevas) no hay esperanza para ellos. Es lo que Rom. 11:26 dice "y así, todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador que apartará de Jacob la impiedad; y éste será por mi parte el pacto con ellos, cuando hubiere quitado sus pecados" (Versión Hispano- americana. "Así", de esta manera, o sea por medio del evangelio serán salvos los que se salvan (ahora o en el futuro). La versión revisada de Valera dice "y luego todo Israel será salvo" pero la palabra "luego" no está en el griego sino "así"; hay mucha diferencia entre las dos palabras.
B. Zacarías 8:20-23, "Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aun vendrán pueblos, y habitantes de muchas ciudades; y vendrán los habitantes de una ciudad a otra, y dirán: Vamos a implorar el favor de Jehová, y a buscar a Jehová de los ejércitos. Y también iré. Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros".
Los premilenialistas creen que este texto prueba su teoría, porque dice que todos los demás hombres acudirán a los judíos en Palestina para implorar sus favores y para pedir su ayuda en buscar y servir a Dios.
Los que están resueltos a encontrar un reino material lo "hallan" en tales textos. Pero los que están resueltos a aprender la verdad verán un paralelismo entre este texto e Isa. 2:2-4 y otros muchos que hablan de la salvación ofrecida por el Mesías "al judío primeramente y también al griego" (Rom. 1:16).
Es imposible leer el Nuevo Testamento sin ver la importancia del judío. Cristo era judío; también los doce apóstoles, los setenta, y Pablo. La iglesia comenzó con tres mil judíos. El apóstol Pablo, el apóstol a los gentiles, siempre llegaba primero con los judíos si había sinagoga. Varios gentiles procuraban a los judíos, asistían a sus sinagogas, sabiendo que Jehová, el Dios de los judíos, es el único Dios verdadero. El centurión de Lucas 7:5 "ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga". Sin duda Cornelio asistía a una sinagoga y así aprendió de Dios. Cuando Pablo estuvo en Tesalónica (Hech. 17:4), "algunos de ellos creyeron ... y de los griegos piadosos gran número".
Estos textos revelan claramente el cumplimiento de la profecía de Zacarías. Pero la tuerce él que afirma que se refiere a un reino milenario de Cristo en que los judíos tendrán eminencia.
C. Isaías 11:6-8, "Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora". Este es un texto predilecto de los que suelen hablar del reino milenario de paz y tranquilidad aquí en la tierra. Creen que este texto se cumplirá literalmente, que las fieras serán domadas, que literalmente el león comerá paja y que los niños pueden jugar con lobos, leopardos y leones.
Al interpretar este texto así, vuelven a negar el evangelio. Todos saben que el evangelio nunca tendrá efecto sobre los animales. Así pues enseñan que Dios rechazará el evangelio y lo sustituirá con otro poder que afectará aun a los animales aquí en la tierra. Los "testigos" se refieren a esto como "El Nuevo Mundo".
El pensamiento clave se encuentra en el versículo que sigue: "No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte". Ya hemos visto en Isa. 2:2-4 que su "santo monte" es el reino espiritual de Cristo, la "casa de Jehová", su iglesia. El profeta sigue describiendo la naturaleza de este glorioso reino, la iglesia del Señor Jesús. El ver. 9 sigue: "porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar". ¿Este conocimiento de Jehová domará al leopardo, león y lobo? No, pero sí cambiará al hombre, conquistando y quitando sus características de animal. A propósito de esto, en el Nuevo Testamento los hombres son comparados a "víboras" (Mat. 3:7); "lobos rapaces" (Mat. 7:15; Hech. 20:29); "zorra" (Luc. 13:32); tales personas iban a ser "domadas" por el evangelio para estar en paz y armonía con Dios, y unos con otros.
Pero Isaías no está pensando en daños que las fieras (literales) hagan en el "santo monte" de Dios, sino que esta clase de gente no tendrá parte en su reino espiritual: "No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos" (Isa. 35:9).
El asunto se resuelve con toda seguridad en los vers. 10-12. Otra vez el profeta está pensando principalmente en la unificación de los gentiles con los judíos en un cuerpo. El ver. 10 es citado por Pablo (Rom. 15:12) sobre el mismo tema. En esto tenemos evidencia conclusiva de que esta interpretación es la correcta. La armonía, la paz, entre las fieras y los demás animales, la falta de "daño" aun para niños, etc. enseña que en los postreros días (el tiempo del evangelio, el tiempo del Mesías) todos los conversos serán añadidos a la misma iglesia. Tanto los gentiles como los judíos serán miembros del cuerpo de Cristo (Efes. 2:14-22; Gál. 3:28).
V. Salmo 2:6-9.
Dice este Salmo mesiánico: "Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte. Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás".
Estas palabras del salmista son en verdad las palabras de Dios y de su Cristo (su Ungido). Dice el ver. 12, "Honrad al Hijo, para que no se enoje..."
Los que enseñan que habrá reino milenario aquí en la tierra "un buen día" dicen que este texto lo predice y que todavía no se cumple".
Pero Heb. 1:5 cita el ver. 7 y lo aplica al presente reinado de Cristo (Hebreos habla de la exaltación actual de Cristo).
El ver. 6 dice, "he puesto mi rey sobre Sión, mi santo monte". Léase Heb. 12:22, 23 para ver la identidad de Sión espiritual. Esta palabra representa el gobierno divino.
El ver. 8 habla de la herencia de las naciones que se darán al Mesías, pero los vers. 1, 2 se citan en Hech. 4:25, 26. Es decir, Sal. 2:1, 2, 8 se refiere al conflicto entre las naciones y Cristo y la victoria de Cristo en la presente dispensación.
Así también el ver. 9. Esto significa sencillamente que Cristo sujetará a los tales a su poder y vemos muchas ilustraciones de esto en el libro de los Hechos entre judíos y gentiles. Esta sujeción se sugiere en Sal. 2:12, "Honrad al Hijo" (literalmente, "besad al Hijo", Versión Moderna). El beso no es literal y la vara de hierro no es literal. Pero los que quieren aplicar tales textos literalmente para enseñar un reino material dicen que sí se usarán armas literales para sujetar a los enemigos de Cristo.
Cristo está reinando ahora. El sí tiene espada, Apoc. 1:16; 2:12; 19:15, 16. Pero esta espada es su poderosa palabra, Heb. 4:12; Efes. 5:17.
Aun los cristianos tomamos parte en este reinado, Apoc. 2:26, 27. "Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre". Los premilenialistas tienen un gran problema aquí; dicen que estaremos en completa paz y tranquilidad durante el reino milenario ("el nuevo mundo") pero este texto dice la misma cosa que Apoc. 20:4; ¡es el mismo "reino"! Es reino espiritual. Los santos participamos en el reinado de Jesús ahora y aun después de morir seguimos tomando parte en él. "Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono" (Apoc. 3:21). Es el triunfo y la exaltación del cristiano aun en la muerte.
Es importante recordar el poder de la palabra. La palabra de Dios sí tiene poder para sujetar, dominar, y gobernar. "¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?" (Jer. 23:29). Es penetrante (Heb. 4:12). Pero el Señor no usa una espada literal, y no la usará en el futuro.
VI. Salmo 110.
Pedro cita este Salmo en Hech. 2:34, 35, "Dijo el Señor a mi Señor, Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies". Luego concluye, "Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo".
Así Pedro cita este texto y lo aplica a un reinado futuro. También se cita en Heb. 1:13 en la misma forma.
Con este texto Cristo calló a los fariseos. Ellos no podían imaginar al Cristo sentado sobre el trono de David en el cielo, y por lo tanto no podían entender por qué David llamó a su "Hijo" Señor. "Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? Y nadie le podía responder palabra" (Mateo 22:41-46). Los fariseos (como los premilenialistas) buscaban un reino literal. Sabían que el Cristo sería el "hijo de David". "¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?" Esta es una buena pregunta también para los premilenialistas. No la pueden contestar. El "hijo" de David no está sentado sobre un trono en Jerusalén, sino que está sentado a la diestra de Dios en los cielos.
VII. Amós 9:11 Y Hechos 15:16-18.
Este texto tiene mucho que ver con este estudio. "Después de esto volveré a reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, que hace conocer esto desde tiempos antiguos".
Jacobo cita este texto para confirmar que ahora en el evangelio hay salvación tanto para los gentiles como para los judíos. Según Jacobo, esta profecía fue cumplida. El capítulo 15 de Hechos trata de la cuestión de la salvación de los gentiles. Dice Pedro en el ver. 7, "vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen". Luego en el ver. 12 "oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles". Entonces Jacobo cita la profecía de Amós 9:11, 12. Se refiere a la iglesia o al reino de Cristo que incluiría a los gentiles.
La iglesia de Cristo es el reino de Cristo, el hijo de David. Cristo es la "vara del tronco de Isaí" (padre de David). La casa o el tabernáculo de David cayó cuando su reino literal se terminó. Esa familia dejó de ser una familia real y regidora. En Jesús se restauró este reinado; Cristo nació un verdadero descendiente (hijo pues) de David (véase Mat. 1). Al exaltarse al trono Cristo, el Hijo de David, ocupó el trono de David. Y es muy importante reconocer que este trono de David es el trono de Dios.
Dicen, por ejemplo, 1 Reyes 2:12 y otros textos que Salomón se sentó en el trono de David. Pero dice 1 Crón. 29:23, "Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre". Los milenarios hacen gran esfuerzo por distinguir entre el trono de David y el trono de Dios, pero no hay tal distinción. Si Cristo está sentado sobre su propio trono o sobre el trono de Dios, entonces El está sentado sobre el trono de David.
Si esta profecía no fue cumplida en el establecimiento de la iglesia (el reino espiritual de Cristo), entonces nosotros los gentiles todavía no tenemos salvación.
Jacobo no está profetizando. No está hablando del futuro. El está citando una profecía del Antiguo Testamento y explicando que ya quedó cumplida en la presente dispensación (del evangelio que abarca tanto a los gentiles como a los judíos).
Eso fue precisamente la discusión de Hechos 15.
VIII. Naturaleza espiritual del reino de Cristo.
A. Lucas 17:20, 21, "Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros".
Este texto enseña que el reino de Cristo no se establecería como los reinos de los hombres, con toda la publicidad, propaganda, celebración, y demostración que los atienden. Al contrario, es reino espiritual y no carnal.
Los miembros de la iglesia necesitan meditar más sobre este pensamiento. Es urgente que Cristo reine en nuestros corazones, que su palabra habite en abundancia en nosotros. Es posible ser muy superficiales en nuestro servicio y adoración a Dios en lugar de obedecerlo de corazón.
Heb. 8:10 dice, "Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo". Si las leyes de Cristo el Rey no están escritas en nuestros corazones, entonces El no es nuestro rey.
Juan 4:14, "mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna".
B. Juan 18:36, "Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí". Pilato creía en la inocencia de Jesús pero los judíos siguieron con sus denuncias. Jesús borra toda duda con estas palabras sencillas que para siempre destruyen el concepto de un gobierno civil o reino literal.
Pero los que predican el reino milenario -- terrenal, literal -- no creen en estas palabras. Ellos creen que saben mejor que Cristo cuál es la verdadera naturaleza del reino.
IX. El reino establecido el día de Pentecostés.
El reino anunciado. "En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mateo 3:1, 2). Cristo dijo a sus discípulos, "Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino ..." (Mateo 6:9, 10).
"También les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder", Mar. 9:1).
El ladrón en la cruz dijo a Jesús. "Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino" (Luc. 23:42). Y en el mismo capítulo, ver. 51, "Este (José de Arimatea) que también esperaba el reino de Dios ..."
Estos textos dicen claramente que el reino todavía no se estableció pero que se acercaba.
Luc. 24:49, Cristo dice "He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto".
Mar. 9:1 dice que el reino vendría con poder durante la vida de algunos que escuchaban a Jesús. Entonces, después de su resurrección y poco antes de ascender, dice Jesús a sus apóstoles (Luc. 24:49), que ellos deberían quedarse en Jerusalén hasta ser investidos de poder. Entonces el reino y el poder llegarían al mismo tiempo, y el poder es el Espíritu Santo. Ahora léase Hech. 2:1-4. Los apóstoles fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a predicar. Desde ese día se podía hablar del reino de Cristo como establecido y no como cosa prometido.
En textos subsecuentes, cuando se menciona el reino, es cosa que existe (Col. 1:13; Heb. 12:28).
X. "Los santos arrebatados en las nubes durante la supuesta gran tribulación".
A. Los milenarios dicen que habrá siete años de tribulación -- "La Gran Tribulación" -- inmediatamente antes del establecimiento del reino de mil años en Jerusalén.
Pero nos aseguran que durante estos siete años los santos no sufrirán ningún daño porque ni estarán sobre la tierra. Según la teoría, todos los santos vivos serán arrebatados secretamente por Cristo y los tendrá consigo en las nubes durante estos siete años. Los familiares y amigos -- empleadores y empleados, vecinos y todos los conocidos -- les extrañarán pero no sabrán qué les haya pasado. Nada más saben que desaparecieron secreta y silenciosamente. Quizás en la madrugada el marido incrédulo amanezca buscando a su esposa (creyente) y no la halla. No está en la casa y nadie la ha visto. Fue arrebatada, ahora está con Cristo para no sufrir nada de la "Gran Tribulación".
Esta teoría fantástica y falsa no se enseña en la Biblia. En 1 Tes. 4:13-18 Pablo habla de la venida del Señor y habla del arrebatamiento, pero no dice nada de siete años, y no dice nada de "La Gran Tribulación". Enseña, al igual que toda la Biblia, que al venir Jesús la segunda vez será el fin del mundo.
Cuando Cristo venga (1) habrá resurrección general, de buenos y malos, Juan 5:28, 29); (2) "los que hayamos quedado, seremos arrebatados", para estar con "ellos", los resucitados, en las nubes, "y así estaremos siempre con el Señor", siempre, no por siete años; (3) Cristo entregará el reino al Padre (1 Cor. 15:24-28 dice claramente, "Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre" y Pablo dice esto en medio de su enseñanza sobre la "venida" de Cristo (el ver. anterior) y la resurrección; (4) la tierra será quemada (2 Ped. 3:10) (5) y todos seremos juzgados (Mateo 25:31-46, "Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria ...").
La doctrina del arrebatamiento en conexión con una "Gran Tribulación", es decir, una de siete años, etc. es completamente falsa.
B. Según esta doctrina, el libro de Apocalipsis desde el capítulo 6 hasta el 19 (inclusive) se dedica a la explicación de la supuesta "Gran Tribulación"; es decir, la mayor parte del libro de Apocalipsis tiene que ver con una época de siete años. Esto también refleja el extremismo de los proponentes de este dogma.
C. Como ya explicamos, citan Mateo 24 como explicación de esta misma tribulación a pesar de la clara explicación dada por Cristo de las predicciones hechas por El.
XI. Consecuencias de esta teoría (falsa doctrina).
-- Cristo es deshonrado en muchas formas:
1. No tiene toda potestad ahora como El dice en Mat. 28:18, y la Gran Comisión se invalida.
2. Cristo no está reinando ahora como la Biblia enseña. Dicen los milenarios que Cristo "tiene" toda potestad ¡pero no la usa! ¿Ha oído usted de algún "rey" que tenga potestad que no la usa? Cuando Cristo dijo que tenía toda potestad, inmediatamente la usó al comisionar a los apóstoles.
3. La teoría enseña que Cristo está en los cielos ahora pero que volverá a la tierra. Según esto Cristo será reducido o bajado de su exaltación. Ahora mismo Cristo está exaltado al extremo (Ef. 1:19-23; 1 Ped. 3:22; Heb. 1, etc.). Aun los ángeles están sujetos a El. El es superior a todas las potestades de cualquier región. Cuando Dios "le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre", decretó que toda rodilla se doble y que toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre (Fil. 2:9-11) y esto se refiere a la resurrección y ascensión de Jesús. Pero los milenarios enseñan que Cristo será bajado otra vez a la tierra, a un trono literal en Jerusalén como el de David. Cristo murió por nosotros; ¿qué ha hecho para merecer tal humillación?
4. Niega que Cristo cumplió sus promesas, tales como Mar. 9:1, etc.
5. Representa la primera venida de Cristo como una completa derrota. (Dice que Cristo vino para establecer su reino pero que los judíos derrotaron sus planes.)
6. El sacerdocio de Cristo se niega. Si El no es Rey ahora, tampoco es Sumo Sacerdote. Zac. 6:13, "se sentará y reinará sobre su trono, siendo Sacerdote sobre su trono" (esta es la traducción de la Versión Moderna y es la correcta).
7. Otras consecuencias de esta doctrina falsa:
-- Esta teoría representa a Dios como caprichoso, haciendo acepción de personas (favoreciendo a los judíos).
-- Confunde al judaísmo con la religión de Cristo.
-- No acepta que estamos viviendo en "los últimos días" como se afirma en muchos textos (Heb. 1:1, 2; Hech. 2:16, 17).
-- Niega a la iglesia. Según la teoría, la iglesia fue establecida no como el plan eterno de Dios como dice Pablo en Efesios 3:10, 11 sino como cosa incidental o accidental. Dicen que Cristo pensó establecer su reino pero que este plan fue estorbado y evitado por los judíos, y que la iglesia fue establecida como una cosa provisional.
-- Niega el poder de Dios. Aunque Dios sabía de antemano la conspiración de los judíos contra Cristo, no los estorbó aunque el plan diabólico de ellos evitaría (según los premilenialistas) el establecimiento del reino.
-- Los apóstoles se representan como falsos intérpretes de las profecías del Antiguo Testamento, porque afirman que durante la tribulación muchos incrédulos (mayormente judíos) serán convertidos no por el evangelio sino por lo terrible de la gran tribulación. La gente que rechaza el evangelio tendrá segunda oportunidad, cosa negada rotundamente en Heb. 9:27.
-- No acepta que estamos viviendo en "los últimos días" como se afirma en muchos textos (Heb. 1:1, 2; Hech. 2:16, 17).
-- Niega la promesa de una resurrección universal y habla de dos resurrecciones, separadas por un período de mil años.
-- Los justos serán arrebatados para estar con Cristo en las nubes y luego después de siete años serán bajados otra vez a la tierra para quedar aquí mil años. (Según la teoría, tanto los santos como Jesús serán humillados.)
¡He aquí las consecuencias amargas de esta falsa enseñanza! Acomodan a su teoría cualquier texto o aun libro bíblico que puedan torcer para darle un poco de apoyo.
Demuestran lo falso de ella estas consecuencias como el árbol es conocido por su fruto.
¡Gracias a Dios que Nuestro Señor Jesucristo es Rey de reyes ahora! que El está sentado a la diestra de Dios, sobre el trono de David, y que El reinará hasta el fin -- hasta sujetar a todos sus enemigos, el último siendo la muerte misma.