Amar a sí mismo - Mat. 22:39

          Mat. 22:39, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Para poder amar al prójimo primero se tiene que amar a sí mismo. Jesús no dice, “amarás a tu prójimo en lugar de amar a ti mismo”, sino “como a ti mismo”.

No ser “amadores de sí mismos”

          2 Tim. 3:2, “hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios”.

          Pero aun cuando se exalten a sí mismos, en realidad los tales no pueden amarse a sí mismos. Tienen sentido de culpa. Se desprecian a sí mismos.

          Muchos no aprecian ni estiman lo que son, sino que detestan lo que son.

          Estos pisotean a otros para “probar” que ellos son importantes.

          Estos deben negarse a sí mismos. Mat. 16:24, “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.

          Deben humillarse. 1 Ped. 5:6, “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”.

          Cuando obedecen al evangelio, entonces pueden amarse a sí mismos.

¿Por qué debe el hombre

 amarse a sí mismo?

          Porque es hecho a la semejanza de Dios, Gén. 1:26, “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Esto se repite en 1 Cor. 11:7 y Sant. 3:9. Por esta razón debe haber amor propio, respeto propio.

          Recordemos esto  siempre no importa lo pecaminoso que sean los hombres – todos “están hechos a la semejanza de Dios”. Nada destruye esto.

          Rom. 5:8, “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Cristo murió por los más perversos, los más corruptos – ¡murió por todos! Entonces, todos tienen valor.

          Todos deben amarse a sí mismos sabiendo que Dios los ama.

Los cristianos deben amarse a sí mismos

          Porque son hijos de Dios. 1 Jn. 3:1, “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios … 2  Amados, ahora somos hijos de Dios”.

          Porque somos pueblo especial. 1 Ped. 2:9, “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios … 10  vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios”. ¡Qué honor más grande!

          Cada cristiano debe sentir mucho orgullo al pensar en esta relación con Dios.

          Todo cristiano (hombre/mujer; joven/señorita; rico/pobre; educado/analfabeto; sano/enfermo; anciano/joven) debe amar a sí mismo, tener amor propio, respeto propio.

Uno debe amar (respetar) a sí mismo para que otros lo amen (respeten)

          Si uno no tiene amor propio (respeto propio), ¿cómo espera que otros lo respeten?

          Efes. 5:28, “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.  29  Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia”. Si el hombre no se ama a sí mismo, ¿amará a su esposa?

          Se dice que el problema matrimonial número uno es “falta de comunicación”, pero la falta de amor propio (respeto propio), mayormente en la esposa, es enemigo aun más grande del matrimonio.

          Si el marido anda mal, la esposa debe llamarlo a cuentas (en lugar de suplicar, rogar, llorar y dejarse llevar como un trapo para limpiar el suelo). Si ella hace así, él la amará aun menos. Si ella se desprecia a sí misma, él la despreciará aun más.

          Si la mujer no tiene amor propio (respeto propio) el matrimonio corre mucho peligro de destruirse.

          Muchas esposas son demasiado “pacientes”. Aun cuando el marido lleva mucha “amistad” con otra mujer, la esposa dice “no veo nada de malo en eso”. (Como el granjero que dice: “la zorra visita el gallinero para disfrutar la compañía de las gallinas”).

          El caso de tales esposas bien ilustra la necesidad del amor propio. Todo cristiano es persona importante, digna de respeto y honor. Debe estar seguro de sí mismo, teniendo su confianza en Cristo.

No tener más alto concepto de sí que el que debe tener

          Rom. 12:3, “que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura”.  Algunos se exaltaban solos porque poseían ciertos dones espirituales.

          Hoy en día podemos caer en este error, por causa de la habilidad que tengamos para predicar, enseñar, cantar, etc. o por el físico, tener dinero, educación universitaria.

          Hay peligro de que los tales menosprecien a los otros. 1 Cor. 12:21, “Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.  22  Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios”.

Pero tampoco debe uno tener más bajo concepto de sí que el que debe tener

          Mat. 25:18, “Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor”. Este texto bien representa al que subestime su talento, pensando  “No sirvo para nada”. Subestima lo que en verdad vale o merece.

          1  Cor. 12:14, “Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.  15  Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?  16  Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?  17  Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?  18  Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.  19  Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?” Todo miembro es importante y no debe ser menospreciado por otros miembros ni tampoco por sí mismo.

Al Estudio Anterior: “Sobre Alas de Águilas”
Sermones Index
Al Siguiente Estudio: El Celo