Un solo Mediador

1 Tim. 2:5, 6

I. El significado de “mediador”.

            A. La palabra mediador significa uno que está en medio, un intermediario, o agente de mediación. Job 9:33, “No hay entre nosotros árbitro que ponga su mano sobre nosotros dos”.

            B. En su sentido más amplio la mediación es el acto de intervenir entre dos partes enemistadas con el propósito de reconciliarles (ISBE).

II. Ejemplos de la mediación en el Antiguo Testamento.

            A. Gén. 18:22-33, Abraham intercede por Sodoma.

            B. Ex. 32:31, 32, Moisés intercede por el pueblo de Israel después de su pecado de hacer el becerro de oro. Sal. 106:23, “Y trató de destruirlos,  De no haberse interpuesto Moisés su escogido delante de él,  A fin de apartar su indignación para que no los destruyes”.

            C. En esto vemos también el concepto de “expiación”: Ex. 32:30, “Vosotros habéis cometido un gran pecado, pero yo subiré ahora a Jehová; quizá le aplacaré acerca de vuestro pecado”. La palabra “aplacar” significa “cubrir”, el significado básico de expiación o propiciación. La cubierta del arca del pacto se llamaba el propiciatorio, Heb. 9:5. Véase también Núm. 25:7-13, “hizo expiación por los hijos de Israel”.

            D. Job 42:8, 9, Job intercede por sus amigos que no hablaron de Dios con rectitud.

            E. Jer. 15:1 indica que Moisés y Samuel intercedían por el pueblo: “Me dijo Jehová: Si Moisés  y Samuel se pusieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo”.

            F. Jeremías intercedió por el pueblo (14:19-22). También Amós (7:2-5) y todos los profetas.

            G. Aunque los sacerdotes intercedían por el pueblo medio de oraciones (Joel 2:17; Mal. 1:9), la mediación principal del sacerdocio levítica se efectuaba principalmente a través de los sacrificios de animales.

III. Jesucristo es el único Mediador verdadero.

            A. Como Profeta (Hech. 3:22) Cristo es el Mediador de revelación, porque solamente por medio de El puede el hombre conocer a Dios (Mat. 11:27; Jn. 14:9). Sólo El puede revelar los misterios del reino de los cielos (Mat. 13:11). Es el Verbo, la perfecta revelación de Dios (Jn. 1:1, 14); en cuanto a la revelación de Dios, El es la luz del mundo. (Jn. 8:12).

            B. Después de afirmar que “hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”, Pablo añade, “el cual se dio a sí mismo en rescate por muchos”.

                        1. Cristo es el único Mediador, porque El es el único rescate (lutron). Cristo dio su vida por nosotros. Por medio de su muerte fuimos rescatados, redimidos, liberados.

                        2. El verbo lutroo  (significa liberar, Luc. 24:21) se puede traducir rescatar o redimir. Tito 2:14, “quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad”; 1 Ped. 1:18, 19, “fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir … con la sangre preciosa de Cristo”; 1 Ped. 3:18, “Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios”; Mat. 20:28, “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”; Gál. 1:4, “el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo mal”.

                        3. La muerte de Cristo fue el sacrificio por nuestros pecados. Jn. 1:29, “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”; 1 Cor. 5:7, “nuestra pascua, {Ex. 12. 5.} que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”. 2 Cor. 5:21, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”; es decir, lo hizo el sacrificio por el pecado del mundo, como dice Isa. 53:10, “Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje”. 1 Jn. 2:2; 4:10, “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”. 1 Ped. 2:24, “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero”.

                        4. La palabra propiciación corresponde al propiciatorio, la cubierta del arca del pacto sobre la cual el sumo sacerdote roció sangre cada año para expiar o cubrir los pecados de él y los del pueblo.

                        5. Por lo tanto, como aquí en 1 Tim. 2:5, 6 Pablo conecta la muerte de Cristo con su mediación, así a través del Nuevo Testamento: es imposible separar los dos conceptos. El es nuestro Mediador porque El murió por nosotros. Además, es imposible separar los dos conceptos de Cristo como nuestro Profeta y Cristo como nuestro Mediador, porque El no es Mediador de aquellos que no perseveran en su doctrina (2 Jn. 9).

IV. Por causa del pecado “erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente” (Col. 1:21); “siendo enemigos”, Rom. 5:10.

            A. “Estabais sin Cristo, alejados … sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efes. 2:12), porque “los designios de la carne son enemistad contra Dios” (Rom. 8:7).

            B. El pecado interrumpe la comunión con Dios. Isa. 59:1, 2, “vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír”.

            C. No sólo eso, sino que “la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad” (Rom. 1:18);“nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia” (Efes. 5:6).

V. Por eso, fue indispensable, que hubiera Mediador entre Dios y el hombre.

            A. Cristo vino al mundo y fue hecho carne (Jn. 1:14), llegó a ser hombre, para ser nuestro Salvador y Mediador, Jesucristo hombre. Algunos negaban esto: 1 Jn. 4:3, “todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo”. Col. 2:9, “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”.

            B. Heb. 2:17, “Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo” (y así a través de esta carta, Heb. 8:6; 9:15; 12:24).

            C. Pero al llegar a ser hombre, no dejó de ser Dios. Fil. 2:7, “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres”. Este texto no significa, como creen algunos hermanos, que Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos divinos, o del uso de ellos. Pablo mismo explica esta frase en el mismo versículo: se despojó a sí mismo, ¿cómo? Tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres. De esta manera El se despojó a sí mismo.

Col. 2:9, “en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”.

            D. Por eso, Cristo califica perfectamente para ser nuestro Mediador, porque siendo Dios llegó a ser hombre también.

VI. Por medio de su muerte en la cruz Cristo efectúa la reconciliación con Dios.

            A. 2 Cor. 5:18, 19; Efes. 2:16; Col. 1:20, 21.

            B. Cristo “se dio a sí mismo en rescate por todos”.

            C. El concepto del pago del precio de rescate va incluido en la palabra redimir (Efes. 1:7; Col. 1:14).

            D. Por eso, los cristianos son redimidos porque fueron comprados por un precio, Hech. 20:28; 1 Cor. 6:20; 1 Ped. 1:18.

VII. Para ser Salvador y Mediador fue necesario que Cristo resucitara de entre los muertos.

            A. 1 Cor. 15:17, “si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados”.

            B. Véanse también Rom. 6:4-7; Fil. 3:10; Col. 3:1.

VIII. El es nuestro Sumo Sacerdote.

            A. Heb. 4:14, “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.  15  Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.  16  Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.

            B. Rom. 8:34, “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”.

            C. Heb. 2:18, “Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados”.

            D. 1 Jn. 2:1, 2, “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”.

Conclusión.

            A. Todos los hombres, grandes y pequeños, están en el mismo nivel delante de Dios, y todos tienen la misma “entrada” a Dios. Efes. 2:18, “porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre”.

            B. Los que invocan a María y los llamados “santos” practican la idolatría, “honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador” (Rom. 1:25). No hay ningún texto bíblico que enseñe que María es mediadora.

            C. Recuérdese que Pablo afirma que Cristo es nuestro único Mediador para explicar que Dios ama a todos y quiere que todos sean salvos. Para lograr este propósito envió a su unigénito Hijo al mundo para ser nuestro Profeta para revelar la mente de Dios, para ser nuestro Salvador, siendo El mismo el sacrificio perfecto por nuestros pecados, y para ser nuestro Sumo Sacerdote quien intercede por nosotros.

Al Estudio Anterior: Que los varones oren en todo lugar por todos los hombres - 1 Timoteo 2:1-8
Sermones Index
Al Siguiente Estudio: El atavío de la mujer - 1 Tim. 2:9-10