Apto para enseñar

1 Tim. 3:2

I. Todo cristiano debe ser apto para enseñar.

            A. Judas 3, “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos”.

            B. 1 Ped. 3:15, “sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”.

            C. Heb. 5:12, “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido”.

            D. Todo “siervo del Señor” debe ser “apto para enseñar” (2 Tim. 2:24, “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;  25  que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad”.

            E. Los padres deben ser aptos para enseñar a sus hijos. Efes. 6:4, “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. 2 Tim. 3:14, “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido;  15  y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”.

II.  Es un requisito que llenar para ser obispo.

            A. El obispo debe ser apto para enseñar; es decir, capacitado, competente, calificado.

            B. El Espíritu Santo no requiere simplemente que alguno esté dispuesto a enseñar, sino que sea capacitado para hacerlo.

            C. Tampoco significa simplemente una aptitud o capacidad para enseñar. Hay muchos hombres bien capacitados para enseñar que no reúnen los requisitos para ser obispos. La palabra didaskalia se refiere no sólo al acto de enseñar sino también a lo que se enseña: 1 Tim. 1:10, “Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido”; 6:3, “Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad”; es decir, Pablo no enfatiza simplemente el acto de enseñar, sino también lo que se enseña, o sea, la sana doctrina de Cristo.

            D. El obispo debe ser “apto para enseñar” por medio de su ejemplo. Hech. 20:28, “Mirad por vosotros”. 1 Ped. 5:3, “no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey”. Siendo hombre irreprensible, sobrio, prudente, hospedador, etc., el enseña a otros por medio de su ejemplo. Como buen pastor “va delante de” las ovejas, y “las ovejas le siguen”. Es imposible que el anciano enseñe a otros lo que él mismo no tiene o practica.

            E. El obispo debe ser “apto para enseñar” por haber sido bien instruido en la palabra de Dios. 2 Tim. 3:16, “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,  17  a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.

            F. También debe amar la verdad. Efes. 4:15, “siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”. Debe querer enseñar la palabra de Dios porque la quiere.

            G. El que anhela obispado anhela enseñar la palabra de Dios y defenderla tanto en su vida como en su enseñanza. Hech. 20:28, “Mirad por vosotros”. Compárese 1 Tim. 4:13 “Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza ... 16  Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren”.

            H. Ser apto para enseñar es un requisito porque el obispo debe apacentar el rebaño. Hech. 20:28 “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”. 1 Ped. 5:2, “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto;  3  no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey”.

                        1. Apacentar significa “actuar como pastor” (WEV), (Luc. 17:7).

                        2. Pero significa literalmente, “dar pasto a los ganados. Fig. … enseñar” (Larousse).

                        3. Por eso, el obispo tiene que ser “apto para enseñar”.

            I. La edificación de la iglesia depende de la enseñanza de los ancianos. Efes. 4:11, “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,  12  a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,  13  hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;  14  para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina”.

                        1. Los ancianos deben estar seguros que todos los miembros sean bien instruidos en la sana doctrina. Deben preocuparse mucho por la edificación de todos los miembros.

                        2. La obra del púlpito es sumamente importante, pero para edificar bien a todos los miembros, como también a sus familias, son de suma importancia las clases bíblicas en las cuales todos están instruidos según su edad u otra clasificación; es decir, puede haber clases para niños y jóvenes según su edad, clases para entrenamiento, clases para hermanas jóvenes (Tito 2:3-5), y otros grupos. En el púlpito enseñamos mucha Biblia y exhortamos y amonestamos, pero para que todos los miembros y sus hijos aprendan el contenido de la Biblia misma, son muy necesarias las clases.

                        3. El hecho de que las escuelas públicas emplean este método para enseñar es prueba de que es un medio efectivo de enseñar.

                        4. Desde luego, los ancianos no tienen que enseñar todas las clases, pero ellos sí se encargan de ellas, pues son responsables por el arreglo mismo de las clases, como también por la selección de maestros, materiales que se usen, etc. En fin, son los obispos, los supervisores, de la congregación.

                        5. De la misma manera, son responsables por el púlpito; es decir, toman decisiones en cuanto a quién predicará y tienen mucho cuidado en cuanto a la enseñanza impartida en el púlpito.

                        6. Son responsables aun con respecto a lo que se enseñe en los hogares de los miembros. De estos “estudios” han resultado muchos problemas, y hasta divisiones en las iglesias. El lugar ideal para introducir herejías en la iglesia es por medio de tener “estudios inocentes” en los hogares.

III. Ser apto para enseñar requiere, pues, que estudie diligentemente.

            A. Debe conocer la Biblia, pues debe enseñar “todo el consejo de Dios” (Hech. 20:27).

            B. Ahora no hay hombres inspirados. Ningún anciano tiene dones del Espíritu Santo. Por eso, tiene que estudiar diligentemente las Escrituras.

            C. No puede enseñar lo que no sabe.

IV. Tiene que evitar la división y la apostasía.

            A. No sólo los evangelistas sino también los ancianos han de enseñar a la iglesia para que los miembros no sean llevados por tales apostasías.

            B. Hech. 20:29, “Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.  30  Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.  31  Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.  32  Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados”.

            C. 1 Tim. 4:1, “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;  2  por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,  3  prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad”.

            D. 2 Tes. 2:1, “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, 2  que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.  3  Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, 4  el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios”.

            E. También Pedro (2 Ped. 2) y Juan (primeras dos cartas) advierten de apostasías.

            F. Pero Hech. 20:30 dice que “de vosotros mismos (los ancianos) se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos”.

                        1. Tales ancianos o no están doctrinados o no aman la verdad.

                        2. El obispo no sólo debe ser conocedor de la verdad, sino también “retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada” (Tito 1:9).

                        3. 2 Tim. 1:13, “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús”. Esta exhortación para Timoteo es la misma que los ancianos necesitan oír.

            G. También debe estar enterado de las doctrinas falsas que puedan causar división en la iglesia:

                        1. Las doctrinas falsas de la Iglesia Católica Romana, de las iglesias “evangélicas”, los mormones, los testigos del Atalaya, los adventistas, etc.

                        2. Las doctrinas falsas de los hermanos liberales (institucionales).

                        3. Las doctrinas falsas sobre el matrimonio, el divorcio y segundas nupcias.

                        4. Las doctrinas falsas acerca de la Deidad y la humanidad de Cristo.

                        5. El uso erróneo de Romanos 14 para promover la comunión con hermanos que enseñen estos errores.

                        6. Los ancianos deben enterarse de tales errores y otros para poder refutarlos.

V. Los ancianos deben exhortar y convencer.

            A. Tito 1:7, “Porque es necesario que el obispo sea … 9 retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen. 10  Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión,  11  a los cuales es preciso tapar la boca”.

            B. Tapan la boca de los falsos al refutar su error. De otro modo los falsos ganan la confianza de algunos de los miembros para destruir almas y causar división.

            C. Tienen que exhortar a los miembros infieles y si estos no se corrigen tienen que enseñar a la iglesia con respecto a la disciplina (Rom. 16:17; 1 Cor. 5; 2 Tes. 3:6,14).

VI. El trabajo de los ancianos puede ser de tiempo completo.

            A. Pablo habla de los que “trabajan en predicar y enseñar”. 1 Tim. 5:17, “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.  18  Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario”.

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