I. Los diáconos.
A. Definición. Es la palabra común para “siervo”, de toda clase: se usa de Cristo (Mat. 20:28; Rom. 15:8), del gobierno civil (Rom. 13:4), de los apóstoles (Hech. 6:4), siervo doméstico, todo seguidor de Cristo (Jn. 12:26), siervo de Cristo en la predicación y enseñanza (4:6; Col. 1:23,25; Efes. 3:7; 1 Tes. 3:2), cualquier persona que sirve en la iglesia (Rom. 16:1, Febe). Mat. 20:26, “el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; 28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.
B. Pero se usa también en sentido específico de los hermanos escogidos por la iglesia para servir de una manera especial. Son “siervos” especiales de la iglesia. Esto se ve, desde luego, aquí en este texto (1 Tim. 3:8-13; también véase Fil. 1:1, “Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos”.
C. También la palabra anciano tiene su uso general (Tito 2:2) y su uso específico (Hech. 14:23, etc.)
D. No es el plan de Dios que los diáconos desempeñen el papel de liderazgo en la iglesia. No hay texto que diga que los diáconos gobiernan la iglesia. Compárese 3:5, al hablar de los requisitos para ancianos, Pablo dice, “(pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?”; en 5:17 dice, “Los ancianos que gobiernan bien …”. Nunca habla así de los diáconos. Por eso, la iglesia no debe escoger diáconos si no hay ancianos, porque al ocupar este puesto oficial, ellos serían considerados como los líderes de la iglesia. Los diáconos no tienen autoridad para supervisar la iglesia. Algunas iglesias que no tienen hermanos calificados para ancianos han caído en el error de escoger “líderes” de la iglesia.
E. El servir de los siete (Hech. 6:1-6) y el ministerio diario el trabajo de los siete
II. Los requisitos para diáconos.
A. Asimismo. “La idea no es que las cualidades para los diáconos son las mismas que tienen que tener los obispos, sino que como hay cualidades específicas para los obispos, también las hay para los diáconos” (BHR).
B. Honestos (dignos, LBLA), respetables, honorables. Tito 2:2, serios (la obra del diácono es muy importante y, por eso, merece la seriedad). Tiene que ser persona de dignidad.
C. Sin doblez (de una sola lengua, LBLA). No de dos lenguas (VM). “La persona de doble habla dice una cosa a una persona, y luego dice otra cosa diferente a otra persona, o dice una cosa, pero da a entender otra cosa. Es hipócrita, engañador, y por eso, mentiroso. No habla la misma verdad exacta. Promete y no cumple. No es confiable” (BHR).
D. No dados a mucho vino. Véase 3:3. Significa la misma cosa en los dos textos. La palabra clave es dados (entregados, adictos). La misma palabra se usa en 1:4, prestan atención a fábulas. La mente se dirige hacia las fábulas, o hacia el vino; por eso, se dice que se ocupan o que se entregan a estas cosas. Pablo usa la misma palabra en 4:13, “ocúpate” en las cosas que acaba de mencionar en los versículos anteriores. Desde luego, los que se entregan al vino no son honestos (dignos, respetables).
E. No codiciosos de ganancias deshonestas. Véase 3:3; 1 Ped. 5:3. “Estando encargado a veces de manejar fondos de la iglesia, le sería tentación usar su oficio, o responsabilidad, para alcanzar dinero deshonestamente” (BHR). Es práctica común entre iglesias que tengan ancianos y diáconos escoger a uno de los diáconos para tesorero.
F. Que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia. Véanse 1:19; 2Tim. 1:13, 14. La palabra misterio “se usa mucho en las Escrituras del Nuevo Testamento, con referencia a la revelación del evangelio (Rom. 16:25, 26; 1 Cor. 2:7-10; Efes. 3:9-12; Col. 1:25-27)” (BHR). Por lo tanto, los diáconos deben ser conocedores de la verdad. Deben estar bien doctrinados, pues ¿cómo podrían guardar la verdad si no la han conocido? A veces se enseña que los diáconos son los siervos especiales para cuidar de la propiedad de la iglesia, administrar la ayuda de la iglesia a los necesitados, y para otras responsabilidades semejantes a estas, pero estos requisitos son muy similares a los que Pablo nombra para los obispos. Hay diferencias, pero el servicio de los diáconos no se limita en absoluto a los asuntos materiales. Ellos ayudan a los ancianos en todo, no sólo en asuntos físicos, sino también en el trabajo espiritual.
G. Con limpia conciencia. Véanse 1:5; 2 Tim. 1:5; Hech. 24:16. Muchas personas siguen doctrinas y prácticas erróneas con limpia conciencia (Hech. 23:1); por lo tanto, la conciencia no es guía infalible. Sin embargo, si los que saben la verdad y profesan practicarla no mantienen una buena conciencia, esto indica que no son sinceros.
H. 3:12, Maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas. (Véase el estudio de estos puntos con respecto a los requisitos para obispos).
I. 3:13, “Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso “, “en la estima de los demás cristianos. Algunos comentaristas afirman que el sentido de este versículo es que los diáconos, al servir bien, fueron elevados al episcopado como recompensa. Es una conclusión sin base. Pablo está llamando la atención al hecho de que el buen servicio trae un respeto, o estima, debido. La tarea de los diáconos es noble; hay, pues, recompensa. Esto da incentivo a la tarea” (BHR).
1. Los diáconos fieles ganan para sí “mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús”.
III. Y éstos también sean sometidos a prueba primero.
A. ¿Por qué dice “éstos también”? Obviamente los ancianos deben ser sometidos a prueba primero, y luego escogidos para servir en la iglesia como pastores. Pablo no dice “no neófitos”, pero si tienen que ser sometidos a prueba primero, entonces es lógico concluir que no pueden ser neófitos.
B. La prueba principal es que sean irreprensibles, 3:2; Tito 1:6.
C. Ejercer el diaconado significa sencillamente servir como diáconos (LBLA).
D. En realidad, todos son sometidos a prueba. 1Tes. 2:4, “según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos”. 2 Cor. 13:5, “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismo”. 1 Cor. 16:3, “a quienes hubiereis designado (aprobado) por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén”. 2 Cor. 8:22, “Enviamos también con ellos a nuestro hermano, cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces en muchas cosas”. Fil. 2:22, “Pero ya conocéis los méritos (probados méritos, LBLA; carácter probado, FL) de él, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio”.
IV. Las mujeres asimismo sean …
A. ¿De qué mujeres habla? El asimismo del ver. 11 es semejante a la palabra también en el ver. 10, la cual implica que los que anhelen el obispado deben ser sometidos a prueba primero (o sea, antes de escogerse para ancianos), y que también los diáconos deben ser sometidos a prueba primero antes de ser escogidos para diáconos. De la misma manera el asimismo del ver. 11 parece implicar que las mujeres de los diáconos tanto como las de los ancianos deben llenar estos requisitos. De acuerdo al contexto inmediato, bien se puede afirmar que son las mujeres de los diáconos, pero ¿es razonable concluir que el Espíritu Santo tenga requisitos más exigentes para las esposas de los diáconos que para las de los ancianos? Es más lógico concluir que como la prueba se refiere a ambos, también estos requisitos son para las esposas de ambos. Este punto es de suma importancia, porque la esposa del anciano puede impedirle en la obra que él debe hacer, y puede destruir su influencia.
B. Algunos citan Rom. 16:1, “Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea”, para probar que había diaconisas tanto como diáconos en la iglesia del primer siglo, y que aquí Pablo define los requisitos para diaconisas. Sin embargo, la palabra diaconisa es sencillamente la palabra griega sin traducir; es decir, no está traducida, sino transliterada. De esta manera los traductores podrían haber escrito en Rom. 13:4 que el gobierno civil es el diácono de Dios.
C. “Pero no puede ser, por varias razones: 1) Pablo bien pudo haber dicho “diaconisa” (transliteración del vocablo griego, diakonos, pero en género femenino), o “servidora”, como lo hizo en Rom. 16:2, pero dijo, “mujeres”. 2) El versículo anterior (el 10), y el siguiente (el 12), tratan de “diáconos” y tratando el caso de ellos, no es de esperarse que Pablo en medio de los dos versículos cambiara de tema, para tratar el caso de “diaconisas”. 3) El sentido más común del vocablo “mujeres” es el de esposas. 4) Las Escrituras no permiten a la mujer ejercer autoridad sobre el hombre (2:12; 1 Cor. 14:34, 35). Esto prohibe el haber oficio de diaconisa (en sentido oficial). 5) Fil. 1:1 menciona dos grupos (obispos y diáconos), y no tres (también diaconisas)” (BHR). En el siguiente versículo (3:12) Pablo dice, “Los diáconos sean maridos de una sola mujer”. Si, pues, las mujeres del ver. 11 son “diaconisas” (en sentido oficial), ¿por qué no requiere el Espíritu Santo que sean esposas de un solo marido?
D. Sean honestas. 3:8.
E. No calumniadoras. Tito 2:3. Literalmente, no diablas (acusadoras). Véanse Efes. 4:25-27; Sant. 3:6-10.
F. Sino sobrias. 3:2; véase 1 Ped. 3:3, 4.
G. Fieles en todo.
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