1 Tim. 4:13-16
I. “Ocúpate …”
A. En la lectura personal, tanto como en la lectura pública de la Escritura. Hech. 8:28-32, el eunuco estaba “leyendo al profeta Isaías” y Felipe “le oyó que leía”; Hech. 13:15, “Y después de la lectura de la ley y de los profetas; 1 Tes. 5:27, “Os conjuro por el Señor, que esta carta se lea a todos los santos hermanos”; Col. 4:16, “Cuando esta carta haya sido leída entre vosotros, haced que también se lea en la iglesia de los laodicenses, y que la de Laodicea la leáis también vosotros”; Apoc. 1:3, “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca”.
1. En aquel tiempo los hermanos no tenían su ejemplar propio de la Biblia. Para muchos ahora es fácil tener su propio ejemplar, pero si no se lee ¿cuánto vale? Es siempre necesario que el que predique llene su sermón de textos bíblicos.
3. Debe leer la Escritura y luego hacer comentarios sobre ella; Luc. 4:16, “Vino a Nazaret … y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer” (Jesús leyó la Escritura y la explicó”; Neh. 8:8, “Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura”; Hech. 13:15, “Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad”.
B. En la exhortación y la enseñanza, basándose en la Escritura que haya leído. La iglesia no se reúne para oír otra cosa (opiniones de hombres). Los que enseñan (ancianos, evangelistas, maestros) deben explicar el tema de la Biblia, el plan de salvación, la vida cristiana, la segunda venida de Cristo y el fin del mundo y muchísimos otros temas importantes. El evangelista debe predicar sobre toda la Biblia, incluyendo las partes menos conocidas (como el reino dividido, los profetas, Job, Cantares y el Apocalipsis). No debe simplemente llenar el tiempo repitiendo los temas sencillos y muy conocidos. La iglesia necesita alimento sólido (Heb. 5:12-14).
C. Es indispensable que el que lea la Escritura públicamente pronuncie las palabras correctamente, leyendo declaraciones como declaraciones e interrogantes como interrogantes. La lectura de la Escritura tiene mucho que ver con la interpretación de la Escritura.
II. No descuides el don que hay en ti.
A. 1:18, “Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia”; 2 Tim. 1:6, “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos”. Compárese Hech. 8:17; Rom. 1:11.
B. “Con la imposición de las manos del presbiterio”. Por (medio de) las manos de Pablo, y con (acompañamiento) de las manos de los ancianos.
C. Se puede observar en estas dos cartas que la responsabilidad de Timoteo fue grande; por eso, fue necesario un don especial de Dios. Al descuidar las responsabilidades que acompañaron ese don, habría descuidado el don mismo. Si Timoteo hubiera descuidado el don, lo habría perdido. Este principio básico de la vida se aplica a todo: la vida misma, la salud, las posesiones (la casa, el automóvil, maquinaria de toda clase), etc. Si no se cuida, se pierde.
D. Otra beneficio muy grande que él debería valorar siempre y no olvidar fue que había sido bendecido por la influencia y enseñanza de su abuela y madre. Hay muchos jóvenes que han sido beneficiados de esta manera. ¿Cuántos de ellos aprovechan esta bendición? ¿Cuántos son agradecidos?
III. “Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas”.
A. Los evangelistas con salario no tienen empleo secular, para que de esta manera puedan ocuparse “en estas cosas”, pero lamentablemente hay mucho abuso de este arreglo.
1. El evangelista mismo puede descuidar sus deberes, ocupándose en asuntos de la familia y otras cosas.
2. A veces algunos hermanos se aprovechan del arreglo pidiendo que el evangelista sea su taxista, que él se encargue del mantenimiento del local, etc.
B. Pablo requería que Timoteo se entregara al servicio del Señor. 2 Tim. 2:4, “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado”. Debería estar absorto en el servicio de Cristo.
C. “Para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos”. El joven evangelista crece. Cada año los hermanos pueden observar su crecimiento, en los sermones y en sus actividades. Si no avanzamos, retrocedemos. Si no crecemos, caemos.
IV. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina.
A. De ti mismo. V. 12. Tu vida, tu corazón, tu propósito, tus costumbres. 5:2, exhorta “a las más jóvenes, como a hermanas, con toda pureza”; Efes. 5:15, “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
B. De la doctrina. V. 6; 2 Tim. 4:2-5. Enseñar todo el consejo de Dios. Hech. 20:20, “y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casa”; Hech. 20:27 porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios”.
C. Persiste en ello. Persevere en estas cosas. Sé fiel hasta el fin. ¡Cuántos hermanos jóvenes empiezan este trabajo tan noble con entusiasmo, pero después se desaniman! No perseveran. No persisten.
1. Algunos son vencidos por las “pasiones juveniles” (2 Tim.2:22).
2. Algunos se desaniman porque los hermanos tienen en poco su juventud y no les hacen caso.
3. Los obstáculos son muchos. El trabajo de tocar puertas es cada vez más difícil, por causa de la mala influencia de los “testigos”, mormones y otras sectas, y algunos no se animan a tocar puertas porque saben que la gente está muy adicta a la televisión y no quiere interrupciones. (Hay gente que nos da entrada a la casa, pero nos “escuchan” con un ojo clavado en la televisión).
4. Pero ¿qué hacer cuando todo está en contra? “Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo …” (2 Tim. 4:2). Dios es fiel requiere que sus siervos sean fieles.
Al Estudio Anterior: Sé ejemplo de los creyentes - 1 Tim. 4:12 | Al Siguiente Estudio: Cómo reprender - 1 Tim. 5:1, 2 |