La piedad y el contentamiento

1 Tim 6:3-11

I. Hay maestros que no aceptan la sana doctrina.

            A. 6:3, Si alguno enseña otra cosa, -- Obsérvese la semejanza entre 6:3-5 y 1:3-10. También 4:1-5. Es probable, pues, que lo que Pablo dice en este texto (6:3-5) se refiera a toda la enseñanza de la carta. Muchos son completamente indiferentes hacia la doctrina, pensando que no importa, pero Pablo emplea términos muy fuertes para denunciar a cualquiera que enseñe “diferente doctrina”.

            B. El contexto inmediato requiere que se aplique esta amonestación a los versículos anteriores (6:1, 2); es decir, a algunos no les gusta la enseñanza que requiere el buen orden entre los esclavos (hoy en día todos los obreros). No están de acuerdo con 1 Cor. 7:21-24; Efes. 6:5-8; Col. 3:22-25; 1 Tim. 6:1, 2; Tito 2:9, 10; 1 Ped. 2:18-23; 1 Tes. 4:11; etc. Prefieren promover la murmuración, la rebelión, la revolución, huelgas y protestas entre los obreros.

            C. Y no se conforma a (lit., no viene a, LBLA, margen) las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, -- Profesa ser seguidor de Cristo y habla de El, pero no acuda a las “sanas palabras”, como a una fuente pura y cristalina. Algunos no tienen entusiasmo por las sanas palabras de Cristo (compárense Mat. 7:24, 26; Luc. 6:47; Jn. 12:48; 17:14, 17). Jer. 2:13, “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”.

            D. Y a la doctrina que es conforme a la piedad, -- (2:2; 3:16; 4:7, 8; 5:4; 2 Tim. 3:5, 12; Tito 2:12). Es doctrina que promueve la verdadera piedad. Pablo habla mucho de la enseñanza que es “sana”: 1:10; 2 Tim. 1:13; 4:3; Tito 1:9, 13; 2:1, 2, 8. Muchos aceptan doctrinas enfermizas, morbosas, corruptas que no pueden salvar. No aman la verdad sino mentiras, prejuicios, tradiciones humanas y perversiones de textos bíblicos. Al oír o leer la verdad, sólo buscan ojeciones. Véanse Jn. 3:19-21; 5:43; 8:45; 2 Cor. 4:4.

            E. 6:4,  está envanecido, (inflado, quiere lucirse, es cegado por su orgullo; el Espíritu Santo glorificó a Cristo (Jn. 16:14), pero éstos quieren glorificarse a sí mismos. No les interesa predicar la doctrina de Cristo, sino sus propias opiniones.

            F. Nada sabe, --  ni del Antiguo Testamento ni mucho menos del evangelio de Cristo. ¿Qué pensaríamos de un profesor que enseñara una materia sin haber leído el libro de texto? ¿Cuántos enseñan el evangelio sin haberlo estudiado? ¿Cuántos hermanos enseñan clases bíblicas sin haber leído la Biblia? ¿Podemos enseñar lo que no sabemos?)

            G. Y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, -- Delira. Aunque tenga lengua suave, la mente está torcida. Está enfermo porque no quiere la sana doctrina, para convertir almas a Cristo y para edificar la iglesia.

            H. En lugar de llevar buen fruto, el tal lleva fruto corrupto: de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas (de todos los que difieren de él),  -- No respetan a Dios y, por eso, no respetan los unos a los otros. Hacen sólo las obras de la carne (Gál. 5:19-21). Lamentablemente estas palabras describen a algunos hermanos hoy en día en sus  discusiones sobre temas bíblicos. Los mismos hermanos en Cristo se ofenden, se enojan, se insultan, se amenazan, etc. como si fueran incrédulos. Obsérvese que el siguiente versículo afirma que tales actividades indican que la mente está corrupta.

            I. 6:5  disputas necias de hombres corruptos de entendimiento -- La palabra traducida disputas necias “denota una constante pendencia, ‘luchas obstinadas’ (Ellicott); ‘mutuas irritaciones’ (Field)” (WEV). Esta es la obra de mentes enfermas y corruptas.

            J. Y privados de la verdad, -- Esta palabra significa que habían conocido y aceptado la verdad, pero que fueron “robados” y la perdieron. Compárese 4:1, “algunos apostatarán de la fe”, engañados por doctrinas de demonios. Ellos mismos han sido defraudados de la verdad y repiten el proceso con otros. Mat. 15:14; 2 Cor. 2:17; 4:3, 4. Recuérdese que si alguno no recibe el amor de la verdad, Dios le envía un poder engañoso, para que crean la mentira (2 Tes. 2:10-12).

            K. Que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.  – 3:3; Tito 1:7; 1 Ped. 5:2. El mundo religioso está lleno de “mercaderes” (2 Ped. 2:3). Para mucha gente no importa lo que el orador diga, sólo que sepa hablar. Con este talento vivirá bien acomodado.

II. 6:6  Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento

            A. Aquí están las riquezas o tesoros del evangelio. 4:8 (véanse notas); Efes. 1:18; 2:7; 3:8, 16. “El contentamiento nunca proviene de la posesión de objetos externos. Proviene de una actitud interna hacia la vida” (WB). ¿Cómo podemos estar contentos? ¿Por aumentar posesiones o por disminuir los deseos? ¿Cuál de los dos es más económico?

            B. 6:7  porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.  – Job 1:21; Sal. 39:6; 49:17; Ecles. 5:13-15. Todas las posesiones materiales son para esta vida solamente. Si pudiéramos llevarlas, entonces volveríamos a tener el problema de no estar contentos, porque teniéndolas siempre somos tentados a querer más y más, pero afortunadamente las pertenencias de esta vida no pertenecen al alma y, por eso, se dejan aquí.

            C. Entonces, ¿qué lleva el hombre a Dios? Solamente lleva a sí mismo, un ser, un carácter, un alma redimida por la sangre de Cristo y preparada para estar con Dios eternamente.

            D. ¿Qué pasa con sus posesiones? Las deja a otros. Ecles. 2:18, 21.

            E. 6:8, Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto – Mat. 6:25-34; Fil. 4:11, 12, 17, 18; Heb. 13:5.

            1. “Sustento y abrigo”, alimento, ropa, techo, lo necesario, y el empleo para proveerlo.

                        2. Los que tienen más de esto son ricos. Hay una gran diferencia entre lo necesario y lo deseable. Decimos “necesitamos” cuando en realidad debemos decir “queremos”.

                        3. Si uno pudiera saber los problemas y preocupaciones de los que tienen dinero, nunca tendría envidia de ellos.

III. 6:9 Porque los que quieren (Sant. 1:13, 14, Mar. 7:21, 22) enriquecerse caen en tentación y lazo (como el animal en el lazo, 2 Tim. 2:26), y en muchas codicias necias y dañosas.

            A. Es posible tener abundancia de posesiones sin tener avaricia, y al mismo es posible ser culpables de la avaricia aunque tengamos muy pocas posesiones.

            B. ¿Cuáles son algunas de las evidencias del problema? Cualquier cosa que se haga para tener más o mejor que requiera el sacrificio de algún principio bíblico presenta evidencia de la avaricia en nosotros. La avaricia tiene muchas formas, por ejemplo:

                        1. Trabajar los domingos en lugar de asistir a los servicios, Mat. 6:33, 34.

                        2. Trabajar de noche en un segundo empleo, para tener “más y mejor”, en lugar de estar con la familia, asistir a los servicios de entre semana, hacer visitas, estudiar, etc.

                        2. Ir a otro país para trabajar ilegalmente, escondiéndose, mintiendo, falsificando papeles, trabajando con tarjeta del seguro social prestada, diciendo “ya no puedo sobrevivir en mi país”, aunque en su país sí tenían “sustento y abrigo”.

                        3. Dejar la familia para trabajar en otro país, sujetándose a sí mismo y a su esposa a la tentación de la fornicación. Al hablar de la relación íntima de los esposos, Pablo dice, “No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia”. No dice, “ a no ser por algún tiempo” para trabajar en otro país para tener más posesiones o mejores posesesiones.

                        4. Dejar la mujer a sus niños con niñeras para trabajar fuera del hogar, para tener otro cheque, para tener mejor casa, mejores muebles, otro automóvil, vacaciones, y para consentir a los niños comprándoles más juguetes, ropa más costosa, etc.

            C. Lo importante es no estimular sino suprimir los deseos que no convienen. Gál. 5:16; Col. 3:5; Rom. 13:14, que hunden (como náufrago, o como alguno que no sabe nadar, o que se le acaba la fuerza) a los hombres en destrucción y perdición.

                        1. Primero “quieren” (codician). (Jos. 7:21; 2 Sam. 11:1-3; Sant. 1:13, 14; 1 Jn. 2:16).

                        2. Luego “caen en tentación y lazo”.

                        3. Y por último, se hunden en destrucción y perdición.

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