Jesucristo quitó la muerte

2 Tim 1:10

Introducción.

            A. “La gracia … que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” 2 Tim. 1:9, 10.

            B. La gracia es el evangelio. No somos salvos “conforme a nuestras obras” (v. 9); es decir, “no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho” en el pasado  (Tito 3:5), como las buenas obras de Cornelio (Hech. 10:2,22), porque todos hemos pecado (Rom. 3:23) y, por eso, necesitamos del perdón de Dios. El perdón se obtiene solamente por medio de Cristo y el evangelio.

            C. Pero ¿por qué dice este texto que Cristo quitó la muerte cuando todos los días los hombres mueren?

            D. Para entender y apreciar esta enseñanza vamos a analizar la palabra “quitar” (katargeo) en varios textos.

1. Lucas 13:7, “Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra?”

            A. Aquí la palabra se traduce “inutiliza”. ¿Qué tiene en común las dos palabras “quitar” e “inutiliza”?

            B. La higuera inutilizaba la tierra en el sentido de reducirla a ineficacia. La hizo inactiva y no dejó que llevara fruto.

            C. De esa misma manera Cristo “quitó” la muerte; es decir, la quitó al reducirla a ineficacia, al inutilizarla. La muerte no puede producir el mismo fruto que antes producía.

            D. Léase 1 Cor. 15:50-58, “…¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 56  Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.  57  Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”.

                        1. La gente sigue muriendo y, por eso, parece que la muerte sigue ganando la victoria.

                        2. Pero la muerte no es el fin. Más bien, la muerte nos suelta del cuerpo corruptible en el cual sufrimos mucho, y entramos en el reposo con Cristo.

                        3. Luego en el día final resucitamos con cuerpos celestiales. Esta es la victoria suprema y completa sobre la muerte hecha posible por Cristo.       

                        4. La muerte pierde, pues, su victoria y su aguijón por causa de Cristo y el evangelio.

2. Rom. 3:3, “¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios?  4  De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso”.

            A. En este texto se traduce hacer nulo. Desde luego, la incredulidad de algunos no hace nula la fidelidad de Dios.

            B. Pero esta traducción añade otro pensamiento a nuestro texto en 2 Tim. 1:10; es decir, Cristo hizo nulo el poder de la muerte. La muerte simplemente no tiene el poder que tenía antes de venir Jesús.

3. Rom. 3:31, “¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley”.

            A. La fe (el evangelio) no invalidó la ley; más bien, la confirmó. Como Jesús dijo (Mat. 5:17), “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”.

            B. Gál. 3:24, “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe”. La ley sirvió como guardián de los judíos para guiarles y llevarlos a Cristo, el Maestro.

            C. Los adventistas y otros que enseñan que Cristo vino para perpetuar la ley la hacen nula y completamente inútil, porque después de cumplir su propósito como ayo o guardián para llevar a los judíos a Cristo, no podía seguir estando en vigencia,  pues no puede (y nunca podía) justificar. Pero aunque Cristo clavó la ley a la cruz (Col. 2:14), no hizo nula la ley sino que en todo sentido la confirmó y la cumplió (Luc. 24:44). La ley tuvo eficacia y llevó a cabo lo que tuvo que hacer de acuerdo con el plan de Dios.

            D. Pero aquí vemos otra vez el significado de katargeo. Quiere decir invalidar. Cristo invalidó la muerte, la anuló.

4. Rom. 4:14, “Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa”.

            A. Si el propósito de Dios se hubiera llevado a cabo por medio de la ley, entonces por demás habría venido Cristo para morir por nosotros. De hecho, la promesa a Abraham se habría anulado. “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra” (Gén. 22:18), pero Pablo explica (Gál. 3:16) que la simiente de Abraham es Cristo.

            B. Obviamente, pues, si los que son de la ley son los herederos, entonces la promesa hecha a Abraham acerca de Cristo se habría anulado.

            C. Este texto también nos ayuda a apreciar el significado de la palabra que estamos estudiando. Cristo anuló, hizo nulo, el poder de la muerte.

5. Rom. 6:6, “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado”.

            A. En este texto la palabra se traduce destruir. Al obedecer al evangelio nos crucificamos con Cristo; es decir, nos arrepentimos de todos los pecados, nos separamos de ellos afligidos de corazón por haberlos cometido.

            B. De esta manera “el cuerpo” (la totalidad) del pecado en nuestra vida queda “destruido” (reducido a la impotencia, LBLA, margen), porque si nos arrepentimos de todo pecado y somos bautizados en la muerte de Cristo, Dios nos perdona.

            C. También Cristo destruyó la muerte, reduciéndola a la impotencia.

6. Rom. 7:2, “Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive: pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido”.

            A. Ella queda desligada (Interlinear Lacueva). Ya no es responsable frente a la ley del marido. Si no se hubiera casado con él nunca habría estado sujeta a la ley de él, pero al casarse con él, aceptó esta responsabilidad. (Compárese la situación de personas que vienen a Estados Unidos. Antes de venir, no estaban bajo las leyes de este país, pero al cruzar la frontera son responsables frente a la ley de nuestro gobierno. Muchos niegan esta sencilla verdad porque no les conviene aceptarla, así como muchas mujeres se casan y no quieren sujetarse a la ley de su marido).

            B. Luego al morir él, ya estaba nuevamente desligada; es decir, esa ley quedó anulada, invalidada, por la muerte del marido.

            C. De esa manera los hermanos judíos estaban muertos a la ley de Moisés cuando obedecieron a Cristo. Ya no estaban responsables frente a la ley de Moisés. Rom. 7:6, “Pero ahora estamos libres (fuimos desligados, Interlineal Lacueva) de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos”.

            D. De la misma manera los cristianos estamos desligados del poder de la muerte. Cristo la quitó, la hizo nula. Quitó su eficacia. La redujo a la impotencia.

7. 1 Cor. 1:28, “y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es,  29  a fin de que nadie se jacte en su presencia”.

            A. Dios deshace “lo que es”, el poder, la riqueza, la sabiduría y el orgullo intelectual de los mundanos. Lo deshace. Lo inutiliza. Destruye su eficacia. Anula su sabiduría. 1 Cor. 2:6, “hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen (van desapareciendo, Lacueva)”.

            B. Esto es cierto solamente para los que aceptan la luz del evangelio. En cuanto a los mundanos que no aman la verdad, desde luego, la sabiduría del mundo sigue con su eficacia.

            C. Pero este es otro texto que ilustra el significado la palabra que estudiamos: Cristo deshizo el poder de la muerte, como deshace “lo que es” (poder, riqueza, sabiduría, etc. humanos).

8. 1 Cor. 13:8, “El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará”.

            A. katargeo se usa de las profecías y de la ciencia. Caerán en desuso (ATR). Esto se explica en el ver. 9, “Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;  10  mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará (será abolido). 11  Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé (he abolido) lo que era de niño.  12  Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido”. Lo que era en parte (la revelación parcial e incompleta realizada por medio de los dones) fue reemplazado por lo perfecto (la revelación completa).

            B. El uso de este verbo enseña enfáticamente que los dones del Espíritu Santo serían abolidos. Algunos dicen que “lo perfecto” se refiere a Cristo y que los dones iban a durar hasta que Cristo volviera la segunda vez, pero si “lo perfecto” es Cristo, ¿quién es “lo que es en parte”? Tal “explicación” no tiene sentido. “Lo que es en parte” se refiere precisamente a los dones y la revelación parcial que se recibió a través de ellos, y “lo perfecto” (lo completo) se refiere a la revelación completa, es decir, los 27 libros del Nuevo Testamento.

            C. En cuanto a lenguas, Pablo dice simplemente que “cesarán”.

9. 1 Cor. 15:24-26, “Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia”. Todo dominio, toda autoridad y potencia serán suprimidos, abolidos, abrogados, deshechos, desactivados, invalidados.  

            “25  Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26  Y el postrer enemigo que será destruido (suprimido, abolido) la muerte”.

10. 2 Cor. 3:7,11,13,14, “Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer (se desvanecía),  8  ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?  9  Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.  10  Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente.  11  Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece … 13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.  14  Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado”.

            A. La palabra se usa varias veces en este texto para enseñar claramente que la ley de Moisés iba a perecer, ser abolida, ser quitada.

            B. Es la comparación de dos pactos.

                        1. V. 3, “el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, {esto fue predicho por Jer. 31. 31-34.}.

                        2. “no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.  7  Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, {Ex. 34. 29.} la cual había de perecer…” Esta descripción enseña concluyentemente que Pablo se refiere a la ley de Moisés, porque habla de lo que fue grabado con letras en piedras (los diez mandamientos). Este es, pues, sin duda el primer pacto. Dice Efes. 2:15, “aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, {Col. 2. 14.} para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz”.

                        3. “8  ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?”, es decir, el evangelio, la ley de Cristo.

            C. Algunos dicen que no ha habido dos pactos, sino un solo pacto. Dicen que en este texto (como también en Gál. 4) que al hablar del primer pacto Pablo usa ironía, hablando del judaísmo legalista, pero no hay nada en estos textos para indicar tal idea.

            D. Así pues, tanto la ley de Moisés, al igual 1a muerte, quedaron abolidos cuando Cristo murió en la cruz.

11. Heb. 2:14, “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”.

            A. Heb. 2:14 dice lo mismo que 2 Tim. 1:10, Cristo quitó o destruyó (la misma palabra) la muerte.

            B. Es bueno recordar los varios términos que se usan para traducir el verbo katargeo para que de esa manera ampliar su significado: abolir, abrogar, deshacer, desactivar, hacer nulo, invalidar, reducir a la ineficacia o inactividad, inutiliza o hacer inútil.

            C. Recuérdese también que la palabra muerte se usa en sentido físico y en sentido espiritual. Cristo vino para deshacer el efecto de la muerte física, pues para el cristiano la muerte es sencillamente la puerta por la cual pasamos para entrar en el reposo con Cristo. Esto se hace posible porque Cristo destruye la muerte espiritual (la separación, la enemistad) que nos separa de Dios por causa de nuestros pecados. Esto lo hace al perdonarnos cuando obedecemos al evangelio.

            D. El cristiano no teme la “segunda muerte”. Apoc. 20:4, “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.  5  Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.  6  Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”.

                        1. La primera resurrección no es la resurrección de cuerpos (Jn. 5:28, 29), sino una resurrección figurativa o simbólica. No significa el bautismo, sino la vindicación y el triunfo. Es una resurrección de gloria y de exaltación para los que siguen fieles hasta el fin, como explica Apoc. 3:21, “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.

                        2. La segunda muerte (21:8) es el castigo eterno. Compárese 2:10,11, “El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte”. De esto se sigue que la una cosa es igual a la otra. Por eso, el que tiene parte en la primera resurrección es simplemente el que venciere.

            E. Los fieles gozan de puro triunfo sobre la muerte en todo sentido: la muerte física, la muerte espiritual, y la segunda muerte.

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