Soportándoos Unos a Otros en Amor

Efesios 4:2; Colosenses 3:13

Introducción.

A.   Escribe Pablo el preso desde Roma y sus palabras son inspiradas. Esta ex­hortación merece nuestra más sincera atención.

B.   Andar como es digno de nuestra vo­cación, "kiesis, un llamamiento, se usa siempre en el NT de aquel llamamiento cuyo origen, naturaleza y destino son ce­lestiales (estando implicada en ello la idea de invitación); se usa especialmente de la invitación de Dios al hombre para que acepte los beneficios de la salvación, Ro 11:29; 1 Co 1:26; 7:20 .... Fil 3:14, '(el supremo) llamamiento". Compárese Fil.1:27, "Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo".

I. Lo Que Significa Soportarnos.

A. "Anecho, mantener arriba (ana, arriba, echo, sostener o tener)". La pa-labra castellana (soportar) significa ser tolerante hacia otros, ser sufrido. "El amor es sufrido, es benigno ... no se irrita, no guarda rencor" (1 Cor. 13:4,5). "Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo" (Efes. 4:32).

B.   No ignorar defectos. Pablo no nos exhorta a ignorar los defectos unos de otros. No dice que se debe ignorar el pecado. Al contrario en muchos textos nos enseña que debemos exhortarnos, amo­nestarnos y disciplinamos. Es necesario hacer frente a los defectos de todos, sin parcialidad (1 Tim. 5:21).

C.   Aguantar conducta desagradable. Cada miembro de la iglesia tiene su per­sonalidad individual y no es siempre agradable a todos los demás miembros. Hay choque de personalidad entre algunos miembros. En esto precisamente los miembros deben soportarse unos a otros.

II. ¿Soportar a quiénes?

A.   A los que no son amables. Otra vez recordemos la definición correcta del amor. La palabra "amor" (agapao) sig­nifica la buena voluntad que siempre busca el bienestar de otros, aun de los enemigos. Por lo tanto, debemos soportar (amar) a los que no son amables. ¿Cómo demostramos este amor? Siendo pa­cientes, tolerantes y agradables con los desagradables.

B.   A los débiles. Rom. 15:1,7, "Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos ... Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios". Los "fuertes" de este texto son los que reconocen su libertad en Cristo con respecto a las cosas mencionadas en Rom. 14:1-5. A los tales Pablo exhorta a no abusar de su libertad porque hay peligro de poner tropiezo delante de otros her­manos (v. 21, "Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece").

C.   A los difíciles de soportar. 1 Ped. 2:18, "Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar". Esta exhortación es importante para los trabajadores. El cristiano debe aprender a soportar a su patrón aunque éste sea difícil de soportar. Tito 2:9,10, "Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones (que sean com­placientes, no contradiciendo, BAS); no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador". Hay personas "difíciles de soportar" en el trabajo (en todo el mundo comercial e industrial), en la escuela, entre vecinos, y aun en la familia y en la iglesia. Debemos soportar a los miembros que son difíciles de soportar, y al mismo tiempo enseñarles que deben cambiar. Los tales no se han transformado a la imagen de Cristo (Gál. 4:19; Rom. 12:1,2; 2 Cor. 3:18). Muchos cónyuges son difíciles de soportar, pero no por eso puede el hermano o la hermana separar lo que Dios juntó (Mat. 19:6; 1 Cor. 7:10,11). Sobre todo, estemos seguros que nosotros mismos no somos "difíciles de soportar", y luego, recordando que nuestros he1nianos son amados por Dios, y que Dios tiene "extremada paciencia" con todos sus hijos, soportemos unos a otros en amor.

III. Soportarlos Como Soportamos Aflicciones.

A.    Como soportamos trabajos. 2 Tim. 2:3, "Tú, pues, sufre penalidades (trabajos) como buen soldado de Jesu­cristo". Si hemos aprendido a soportar y sufrir dificultades como soldados (2 Tim. 1:8; 2:9; 3:12), ¿no podemos aprender también a soportar a los hermanos cuando no nos agradan?

B.     Como soportamos aflicciones. 1 Ped. 2:19,20, "sufre molestias ... si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios". Con la misma actitud debemos so-portar a los hermanos difíciles. De hecho las personas que ofenden e irritan se comparan con aflicciones físicas: "él es un verdadero dolor de cabeza"; "ese hermano o esa hermana me enferma".

C.    Es una prueba. Es verdad que el soportar a los hermanos difíciles es una prueba, pero debemos soportar todas las pruebas por Cristo.

IV. Soportar Sin Murmurar.

A.        "Gonguzo, musitar, murmurar, gruñir, decir algo en un tono bajo (castellano, gong), es un término ono­matopeyico, que representa el significado mediante el sonido de la palabra, como la correspondiente 'murmurar'; se utiliza de los obreros en la parábola del señor de la viña, Mt 20:11; de los escribas y fariseos, en contra de Cristo, Lc 5:30; de los judíos, Jn 6:41,43; de los discípulos, 6:61; del pueblo, 7:32 (de debatir secretamente); de los israelitas, 1 Co 10:10 (dos veces), donde también se utiliza en una advertencia a los creyentes". Si murmu­ramos unos contra otros, nos identifi­camos con los escribas y fariseos y con los israelitas ingratos.

B.        Para ser irreprensibles. Fil. 2:14,15, "Haced todo sin murmuraciones y con-tiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo"; por lo tanto, si murmuramos -- en lugar de soportar -- no seremos irreprensibles.

C.        Murmura de la ley. Sant. 4:11, "Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez".

D.        No os quejéis. Sant. 5:9, "Hez manos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta". "Stenazo, gemir, se traduce con el verbo quejarse en He 13:17, 'quejándose' (RV "gimiendo'; V.M., 'con pesadumbre'); Stg 5:9, '(no) os quejéis".

V. Lo Que Nos Ayuda a Soportar.

A. Examinar nuestra propia vida. Si no puedo soportar a mis hermanos, es obvio que yo mismo estoy mal, y tal vez tan "insoportable" como ellos. Mat. 7:3, "¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?". 2 Cor. 13:5, "Examinaos a vosotros mismos". ¿Qué hago yo que irrita, molesta y ofende a mi familia, a los compañeros de trabajo (o de escuela), o a mis hermanos? Le conviene a cada hermano hacer una lista de sus propias flaquezas. Debe estar seguro de que no tiene más alto concepto de sí que el que debe tener (Rom. 12:3). "El que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña" (Gál. 6:3).

B.      ¿Soy consecuente? ¿Condeno en otros las cualidades negativas que yo mismo poseo? ¿Espero que la conducta de ellos sea mejor que la mía?

C.      Háganse unas preguntas. Después de hacer una lista de los hermanos con los cuales tenemos problemas, nos conviene preguntamos con respecto a cada uno de ellos, "¿Cuál es la causa exacta de mi problema con este hermano? ¿por qué no lo quiero? ¿por qué estoy enojado o dis­gustado con él?" Y luego otra pregunta se­ria: "¿qué he hecho para remediar el problema?" (Mat. 5:23,24; 18:15-17). Si algún hermano le ha ofendido, ¿le ha lla­mado la atención a ello? Si algún hermano le ha pedido perdón, ¿le perdonó de todo corazón o decidió usted que él no es sincero y rehúsa perdonarle? Desde luego, si algún hermano ha pecado contra otro, es necesario tomar los pasos indicados por Jesús (Mat. 18:15-17). El soportar no significa soportar pecados e ignorar la disciplina.

D.      Estimar al hermano como superior. Fil. 2:3, "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, es-timando cada uno a los demás como supe­riores a él mismo". ¿Cómo es posible hacer esto? Es posible hacerlo porque el hermano sincero y humilde está cons­ciente de sus propias flaquezas y debili­dades, se siente indigno y por no ser sospechoso del hermano (1 Cor. 13:7) lo considera como superior a él mismo. Esta enseñanza es simplemente otro aspecto de la humildad.

E.       Perdonar para ser perdonado. Col. 3:13, "soportándoos unos a otros, y per­donándoos unos a otros si alguno tuviere Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros". Será fácil soportar al hermano - - por desagradable que sea -- si siempre recordamos lo que Jesús tiene que sopor­tar en nosotros.,

F. Longanimidad. La palabra "longanimidad" (makrothumia) acom­paña la palabra "paciencia" (a veces se traduce "paciencia"). Efes. 4:2, "con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia (makrothumia) los unos a los otros en amor". Esta palabra significa "temperamento largo, extremada pacien­cia" (Rom. 2:4; 2 Cor. 6:6). Col. 3:12,13, "Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericor­dia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportán­doos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro". Es, pues, el uniforme del cristiano ("Vestíos de" estas cosas). Dice Pedro, "Tened entendido que la paciencia (longanimidad) de nuestro Señor es para salvación" (2 Ped. 3:15); es decir, nuestra única esperanza de la salvación es la ex­tremada paciencia de Dios para con nosotros. Pero si no tenemos extremada paciencia los unos con los otros, entonces peligra nuestra propia esperanza de sal­vación (Mat. 18:23-35). Hay una gran de­ficiencia de makrothumia entre nosotros (hermanos conservadores). Perdemos la paciencia en muy poco tiempo cuando tenemos desacuerdos o cuando algo no nos agrada. Parece que nos es muy fácil cortar todas las relaciones con hermanos que eran compañeros nuestros. De un día al otro se corta la comunión como si fuera cosa insignificante. Se necesita urgentemente más dominio propio, más toleran­cia. La longanimidad es una base principal del perdonar. El que no la tiene tampoco quiere perdonar. El que la tiene es lento para la ira y pronto para perdonar. El que no la tiene tampoco es humilde, y sin hu­mildad es imposible tener comunión con otros.

VI. Es Acto de la Voluntad, Requiere Esfuerzo.

A. Debemos aprenderlo. No nacemos con esta virtud. Tenemos que nacer otra vez -- nacer espiritualmente -- para desarrollar esta cualidad. Requiere el crecimiento, la madurez. Los carnales no soportan a sus hermanos, pero los espiri­tuales sí. El soportar a otros es un acto deliberado de la voluntad. Es acto de amor; es decir, de buena voluntad. Re­cuérdese que el amor es conocido solamente por sus acciones.

B.     Cada quien escoge su espíritu. Cada hermano y cada hermana escoge su es­píritu (actitud, disposición, carácter). El hermano con espíritu amargado o agrio ha escogido ese espíritu. Nadie le ha forzado a tener esa clase de espíritu. Nadie le obliga a ser desagradable. Es así porque quiere ser así. Ese carácter le gusta, pero es una satisfacción carnal. Como Jesús dijera a Jacobo y Juan, "Vosotros no sabéis de qué espíritu sois", pero la triste verdad es que ellos mismos escogieron ese espíritu. Tenían que cambiar. Todos tenemos que cambiar. El hermano sentimental es así por un acto deliberado de su propia voluntad. Asimismo podemos escoger el espíritu de tolerancia, de benignidad, de soportar y de perdonar; es decir, podemos escoger el espíritu de amor. Podemos decidir que seremos espirituales y no carnales, porque la gracia de Dios lo hace posible. "Todo lo puedo en Cristo quien me fortalece" (Fil. 4:13).

C.       Escoger la benignidad. Podemos es-coger el espíritu amargado y odioso, y también podemos escoger el espíritu ama­ble y benigno. "Antes sed benignos unos, con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo" (Efes. 4:32). "Chrestotes, una disposición benigna de corazón, o de bondad de los hechos ... Col 3:12 ... Significa, no meramente bondad como una cualidad, sino la bondad en acción, una benignidad que se expresa en actuaciones concretas". Dios "es benigno para con los ingratos y malos" (Luc. 6:35). "¿o menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?" (Rom. 2:4). Mat. 11:30, "Mi yugo es fácil (chrestos)". Cristo es bondadoso y su servicio es como un yugo bondadoso y su servicio es como un yugo bien apropiado que nos queda bien. Es un yugo bondadoso.

D.    "Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz", "esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (BAS), (Efes. 4:3). La palabra "solícitos" ("esforzándoos") es "spoudazo, significa apresurarse a hacer algo, esforzarse, procurar, dar solicitud a algo ... en Ef 4:3, de guardar la unidad del Espíritu, 'solícitos". Esta palabra se halla bajo la palabra "diligencia" en el Diccionario del Sr. Vine. Claramente el mandamiento de soportamos unos a otros requiere diligen­cia y esfuerzo. Es acto de la voluntad, y no de los sentimientos. Un problema serio entre los miembros de la iglesia es que muchas veces se dejan llevar por los sen­timientos. Algo o alguien no les gusta y reaccionan carnalmente. Pero si somos guiados por el Espíritu, y si llevamos el fruto del Espíritu, nuestra reacción a lo desagradable será controlada por el amor (buena voluntad) y con extremada pacien­cia soportaremos al hermano. Recuérdese que el soportar no es algo que hagamos naturalmente, sino que es un acto deli­berado de la voluntad de un verdadero cristiano.

E.     El vínculo de la paz. Hay que guardar la unidad en el vínculo de la paz. "Eirene ... relaciones armónicas entre per­sonas, Mt 10:34; Ro 14:19". Cristo hizo la paz cuando creó en sí mismo de los judíos y los gentiles un solo y nuevo hombre (Efes 2:15). Ahora todos pueden tener una relación correcta unos con otros. 1 Tes. 5:13, "Tened paz entre vosotros"; muchos hermanos no toman en cuenta este mandamiento. Tampoco 1 Ped. 3:11, "Busque la paz, y sígala". Pedro explica que Jesús vendrá como ladrón y que la tierra será quemada con fuego, pero que nosotros esperamos cielos nuevos y tierra nueva. Luego concluye, "Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz" (2 Ped. 3:10-14).

Conclusión.

A.   El soportar es el andar nuestro. Dice Pablo, "os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados". Este andar se describe en el v. 2, "con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia (longanimidad) los unos a los otros en amor". No es cuestión de soportar con resentimientos, sino de soportar en amor (con buena voluntad, deseando lo mejor para el hermano desagradable). Dios nos soporta pero no con disgusto, sino con paciencia.

B.   De otro modo no es el andar que Pablo enseña. El amor es conocido solamente por su conducta, sus acciones. Los hermanos que no han aprendido a soportarse los unos a los otros deben admitir que no tienen amor los unos por los otros, porque si dicen que se aman, son hipócritas.

C.   Efes. 4:31,32, "Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo".

D.   No ser insoportable. Este estudio ha examinado la necesidad de soportar unos a otros, pero en conclusión nos conviene exhortarnos a no ser insoportables ("difíciles de soportar"). Gál. 5:26, "No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros". Debemos soportarnos unos a otros, pero al mismo tiempo no debemos irritarnos y provocarnos unos a otros. Los que irritan a sus hermanos deben ser soportados con paciencia y en amor, pero al mismo tiempo deben crecer y dejar de provocar a sus hermanos con su carácter carnal e in­maturo. "Prokaleo, llamar afuera, como para una lucha, de ahí agitar lo que es malo en otro, Gá 5:26, irritándonos". Estos son movidos por el odio y la envidia, y deben arrepentirse. El insoportable debe humillarse, admitir su falta, y cambiar. Debe transformar su vida por medio de la renovación de su mente (Rom. 12:1,2). Todavía no está formado Cristo en el tal (Gál. 4:19).

 

Al Estudio Anterior: Sobrellevad los Unos las Cargas de los Otros - Gálatas 6:1-5
Sermones Index
Al Siguiente Estudio: Someteos los Unos a los Otros - Efesios 5:21