¿Cómo se describe el hogar celestial?

Introducción.

    A. Luc. 10:17, "regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos".

    B. Col. 3:2, "Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra".

    C. Mat. 6:20, 'haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón".

    D. Cantamos muchos himnos que hablan del hogar celestial: "Hay un mundo feliz más allá, donde moran los santos en luz, tributando eterno loor, al invicto glorioso Jesús. En el mundo feliz reinaremos con nuestro Señor”; "En presencia estar de Cristo, ver su rostro, ¿qué será? cuando al fin en pleno gozo, mi alma le contemplará?"; "voy al cielo, soy peregrino, a vivir eternamente con Jesús"; "no puede el mundo ser mi hogar ... voy a mi celeste hogar" y muchos más.

    E. Recuérdese que actuamos, hablamos, planeamos ‑‑ en una palabra, vivimos ‑‑ de acuerdo a nuestra fe. No vivimos de acuerdo a lo que profesamos creer, sino a lo que en realidad creemos. Por lo tanto, si creemos de todo el corazón que nos espera un hogar celestial, nuestra vida diaria reflejará esa fe.

        1. Los que en realidad creen en Cristo y en sus promesas obedecen al evangelio y siguen fieles.

        2. Los que no creen no obedecen y si hacen profesión de fe no siguen fieles.

    F. ¿Cómo describe la Biblia el hogar celestial ?

I. Es el paraíso.

    A. Gén. 2:8, "Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén". Dice la Versión Septuaginta que Dios plantó un paraíso. La idea básica de la palabra paraíso es jardín o huerto. Isa. 51:3, "cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová". A todos nos gusta la idea de un hermoso parque, con árboles, matas y flores de toda clase. E1 hogar celestial no será un parque literal pero esta figura lo pinta como muy hermoso y deseable.

    B. Luc. 23:43, "hoy estarás conmigo en el paraíso".

    C. 2 Cor. 12:4, "fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar".

    D. Apoc. 2:7, "Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios".

II. Es lugar nuevo.

    A. Esta es otra palabra muy agradable. Nos gustan cosas nuevas: nueva ropa, nueva casa, nuevo automóvil, etc. Espiritualmente disfrutamos de muchas cosas nuevas: vivimos bajo el Nuevo Pacto o Nuevo Testamento. Cristo nos abrió "el camino nuevo y vivo". Llevamos nombre nuevo y una vida nueva, porque somos nuevas criaturas.

    B. Apoc. 21:5, "Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas".

    C. 2 Ped. 3:13, "esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia". La Tierra no será "renovada", como creen los "testigos" y otros materialistas, sino que será quemada (ver. 10), "Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas".

III. Es lugar de reposo.

    A. Habrá actividad agradable y no habrá más tribulación. Apoc. 7:13‑17.

        1. Billy Graham dice que los salvos estarán ocupados en evangelizar a los habitantes de otros planetas. La Biblia no dice tal cosa, sino que estaremos delante del trono, sirviendo a Dios para siempre.

        2. Apoc. 14:1‑4, los 144,000 (todos los redimidos, ver. 4) "cantaban un cántico nuevo delante del trono".

    B. Apoc. 14: 13, "los muertos que mueren en el Señor ... descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen".

    C. 2 Ped. 2:7, 8, Dios "libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos) .

        1. Pero en el hogar celestial no seremos abrumados por la nefanda conducta de los malvados. Apoc. 21:27, "No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación o mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero".

        2. Job 3:17, "Allí los impíos dejan de perturbar, y allí descansan los de agotadas fuerzas".

    D. No habrá lágrimas en el hogar celestial. Apoc. 21:4, “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron".

        1. Muchos lloran por causa de los pecados de otros. Samuel lloró toda la noche por el pecado de Saúl. Jeremías se llama “el profeta llorón" por sus muchas lamentaciones sobre Israel .

        2. Hech. 20:31, "for tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno".

        3. Aquí en este mundo hay mucho llanto, clamor y dolor. Muchos santos lloran por causa de enfermedades, pérdidas, decepciones, y aflicciones de toda clase. Pero "cuánto gozo habrá con Cristo cuando no haya más dolor, cuando cesen los peligros y ya estemos en su amor". "Duelo, muerte, amarga pena, nunca, nunca habremos de sufrir allá; gloriosa vida de gozo llena, el alma mía sin fin disfrutará. Voy al cielo, soy peregrino, a vivir eternamente con Jesús".

        4. También hay lágrimas causadas por la separación (Hech. 20:37‑38), pero al llegar al hogar celestial, ya no habrá separación.

IV. Es la santa ciudad.

    A. Apoc. 21:2, "Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada por su marido".

    B. Heb. 11:10, Abraham "esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios".

    C. Se describe en Apoc. 21, 22 el muro hecho con piedras preciosas, con doce cimientos y doce puertas de perla, la calle de oro, etc., pero no será una ciudad literal con rascacielos, tiendas de comida y ropa, hospitales, oficina de correo, etc. No habrá grandes empresas, factorías y plantas industriales.

    D. Será una ciudad en el sentido de una gran concurrencia de ángeles y gente. Será la reunión de los redimidos de todos los siglos. Heb. 12:22,23, "os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto ..."

    E. Por fin veremos a los patriarcas, reyes, sacerdotes, profetas del Antiguo Testamento, como también a los apóstoles, profetas y discípulos de Cristo de los cuales hemos leído tantas veces en las Escrituras. También estaremos reunidos con nuestros seres queridos que mueren en el Señor, como también con amados hermanos que hemos conocido en persona y con muchos otros de los cuales hemos oído.

    F. Nos conoceremos unos a otros. Al morir perdemos el cuerpo físico, pero no perdemos la mente.

        1. Cuando Jesús llevó a Pedro, Jacobo y Juan a un monte alto y se transfiguró delante de ellos (Mat. 17:19), "les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él". Estos personajes del Antiguo Testamento habían muerto físicamente pero estaban vivos, conscientes y conversaban con Jesús.

        2. Luc. 16:19‑31, al morir, el rico y Lázaro estaban conscientes, se acordaban de sus vidas, el rico se acordó de sus hermanos, conversaba con Padre Abraham, etc.

        3. Mat. 22:30, "en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo". Los que están casados en esta vida no serán esposos en el hogar celestial, pero serán las mismas personas, y serán como los ángeles. No habrá casamiento y

procreación, porque en el Día Final el número de los habitantes del cielo y del infierno será un número fijo que nunca cambiará. (Mi esposa no será mi esposa pero nos conoceremos y ella será mi ángel favorito).

V. Es nuestro hogar eterno.

    A. La palabra "hogar" es una de las palabras más preciosas en el idioma humano. "Oh, ven conmigo pecador, y sigue en pos del Salvador. ¿Por qué no quieres tú buscar la hermosa tierra más allá'' No puede el mundo ser mi hogar”.

    B. Heb. 11:13‑16, los patriarcas sabían que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra y buscaban una patria; anhelaban una mejor, esto es, celestial. Los cristianos también son peregrinos y advenedizos (1 Ped. 2:11) y anhelan un hogar celestial y permanente. Los que entran en ese hogar nunca se mudarán a otro lugar. Será el último traslado de residencia.

    C. Amamos nuestro hogar. Es un lugar  de descanso, un refugio. Nos gusta volver a nuestro hogar. Cuando andamos fuera de casa, siempre nos acordamos de nuestro hogar y anhelamos volver. Es un placer estar con hermanos en otros países, pero no es necesario que se me obligue a volver a mi hogar.

VI. ¿Qué cuerpo tendremos en el hogar celestial?

    A. 1 Cor. 15:35, "Pero dirá alguno: ¿cómo resucitarán los muertos? ¿con qué cuerpo vendrán?" Pablo contesta: "Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes. Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo".

    B. 1 Cor. 15:44, "hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual".

    C. 1 Cor. 15:52‑54, lo corruptible tiene que transformarse para ser incorruptible. "El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya" (Fil. 3:21). 1 Jn. 3:2, “aún no se ha manifestado lo que hemos de ser, pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es".

    D. Nos basta, pues, saber que tendremos cuerpos espirituales y gloriosos como el Cristo y que seremos como los ángeles.

VII. Estaremos con Dios para siempre.

    A. 1 Tes. 4:16-18, "Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras".

    B. Los que anhelan estar con el Señor por siempre lo manifiestan ahora siendo fieles miembros de su iglesia. Estamos con El en cada reunión de la iglesia. Gozamos de la comunión con el Señor al cantar himnos, orar, predicar y enseñar su palabra, participar de la cena y participar de la ofrenda.

    C. Las personas que no quieren asistir a los servicios de la iglesia no quieren ir al hogar celestial. Si no buscamos la presencia de Dios en este mundo, tampoco nos gustaría su presencia en el cielo.

Conclusión

    A. El hogar celestial se describe, pues, como el paraíso de Dios, como una ciudad nueva, santa y gloriosa, compuesta de ángeles y de los que se han redimido desde el principio y hasta el fin del mundo.

    B. Esta "ciudad" será la reunión del pueblo de Dios, de la familia que servirá delante del trono de Dios para siempre, cantando alabanzas a Dios, cantando el himno de Moisés y del Cordero, himno que solamente los redimidos pueden cantar.

    C. Con razón Pablo dice (Fil. 1:23), "teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor". Sería imposible exagerar la gloria y majestad y las bendiciones del hogar celestial. También sería imposible exagerar el sufrimiento y miseria de los que van al infierno. (Recuérdese que hay solamente dos destinos, como hay solamente dos señores y dos caminos).

    D. Juan 14: l ‑3, ¿Nos interesan las moradas celestiales? Dios tiene su morada con nosotros ahora (ver. 23, comunión, omnipresencia) para la obra. Después viene el descanso en las moradas celestiales.

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