“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”

Mateo 27:46

 

Introducción.

       A. 2 Tim. 2:15, debemos siempre  “usar bien la palabra”.

       B. Distinguir entre lo que el texto dice y las inferencias o conclusiones de los hombres. Jn. 3:16 no enseña la salvación por la fe sola; Jn. 6:27 no enseña que el discípulo de Cristo no debe trabajar por el pan físico;  Hech. 11:29 no enseña que los ancianos de Jerusalén eran “ancianos patrocinadores”; 1 Cor. 1:17 no enseña que el bautismo no es parte del evangelio; 1 Cor. 15:29 no enseña que uno debe ser bautizado por sus padres no bautizados; Apoc. 20:4 no enseña el reino de Cristo en la tierra por mil años.

       C. Tampoco enseña Mat. 27:46 (como dice el himno no. 15 de “Cantos Espirituales”) que “Dios te dejó” o que “el divino rostro de ti Dios apartó”. Tampoco enseña la Biblia que Cristo era “Substituto santo”.

 

I. Estas inferencias erróneas vienen del concepto calvinista de la llamada “imputación”.

       A. Dice el calvinismo (doctrina de Juan Calvino) que el pecado de Adán es imputado (contado, transferido) al hombre, que el pecado del hombre es imputado a Cristo; y que la justicia (obediencia) personal de Jesús es contada al creyente. Tal doctrina de “substitución” es falsa de principio al fin.

       B. Porque el pecado no es transferido. No es transferible. No se hereda. 1 Jn. 3:4; Sant. 4:17; Ezeq. 18:20. El único pecador es aquel que peca. El hombre no hereda el pecado de Adán. El pecado de Adán no es imputado al hombre (para hacerle pecador). El pecado del hombre no es imputado a Cristo (para hacerle pecador).

       C. Según esta teología, con los pecados del mundo contados a Cristo, El llegó a ser “pecado” (2 Cor. 5:21), o sea, “pecador” repugnante, el pecador más vil del mundo y que Dios estaba indignado con su Hijo y le sometió a un extremo sufrimiento para aplacar su propia ira, y que le dio espaldas y lo abandonó. Un hermano liberal (Jim Laws, “The Book of Matthew, p. 685)  dice que por tres horas de tinieblas Dios abandonó a Jesús “porque no podía tener comunión con el pecado… Isa. 59:1, 2” pero Isa. 59:1, 2 dice que el hombre es separado de Dios por sus propias transgresiones (no por los pecados de otros).

       D. En su comentario sobre Gál. 3:13 Martín Lutero dijo que los profetas dijeron que “Cristo vendría a ser el más grande transgresor, criminal, adúltero, ladrón, rebelde y blasfemador que jamás tuvo o podría tener el mundo”, para morir como “Substituto” nuestro. La Biblia no enseña tal cosa. En 2 Cor. 5:21 “pecado” significa “ofrenda o sacrificio por el pecado”. Es figura de retórica (metonimia) en la que una parte (“pecado”) se expresa para indicar el asunto completo (“sacrificio por el pecado”), como en Ex. 29:14 y Oseas 4:8 (Compárese Ezeq. 44:29).

       E. Cristo no era ni “pecado” ni “pecador” en ningún sentido, sino el perfecto sacrificio por nuestros pecados, Isa. 53:10; Heb. 4:15; 7:26; 9:14; 1 Ped. 1:19; 2:22. Si hubiera sido pecado o pecador, no podría haber sido el sacrificio por nuestros pecados. Tuvo que ser “un cordero sin mancha y sin contaminación”.

       F. Compárese Mat. 8:16, 17 que es un comentario divino sobre esta cuestión. Cristo sanó a todos los enfermos “para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias” (Isa. 53:4). Cuando Cristo “llevó” las enfermedades, ¿fueron las enfermedades de la gente imputadas o transferidas a Cristo? Claro que no. ¿Se enfermó El mismo? Claro que no. Tampoco era “pecador” cuando “llevó” nuestros pecados en el madero (1 Ped. 2:24).

        

II. Es necesario estudiar todo el Salmo 22 que es Salmo Mesiánico (profecía de Cristo).

       A. Porque Mat. 27:46 es cita de Salmo 22:1. Cristo está citando una profecía que hablaba de El para probar que en ese momento El estaba cumpliendo esa profecía, o sea, que El era el prometido Mesías. Es un grito de angustia, sí, pero lea todo el salmo: es un canto de triunfo y alabanza.

       B. ¿Desamparó (abandonó) Dios a David? No. ¿Cómo sabemos? Porque El había dicho repetidas veces que El solamente abandona a los que le abandonan a El, que siempre estará con los que le son fieles y no los desampara: Deut. 31:6, 8; Josué 1:5; 1 Crón. 28:9; 2 Crón. 15:2, etc. “Dios no desampara a su pueblo” (1 Sam. 12:22). “El Señor ama la justicia, y no abandona a sus santos” (Sal. 37:28). “Nunca te abandonaré” (Heb. 13:5).

       C. Por lo tanto, según estas muchas promesas, Dios no le desamparó. El mismo David lo reconoció: “Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, ni de él escondió su rostro; sino que cuando clamó a él, le oyó” (versículos 22-26)

       D. Entonces, ¿cómo se explica esta exclamación de David? En su angustia él se sintió solo. Dios no siempre responde de la manera que uno quiera: v. 2, “Dios mío, clamo de día y no respondes; y de noche, y no hay para mí reposo”. V. 8, “Se encomendó a Jehová; líbrele él; Sálvele, puesto que en él se complacía”. ¿Tenían razón los judíos que decían esto burlándose de El? ¿En realidad Dios no podía librarle como pensaban los judíos?  Sal. 44:23, “Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no te alejes para siempre. ¿Por qué escondes tu rostro, y te olvidas de nuestra aflicción…?” Sal. 88:14, “¿Por qué desechas mi alma, oh Señor? ¿Por qué escondes de mí tu rostro?” Este es lenguaje común en las Escrituras para expresar la tristeza y el desaliento de los hijos de Dios en medio de sufrimiento, pero no significa que en realidad Dios les hubiera abandonado, pues El solamente abandona a aquellos que le abandonan a El y Salmo 22:1 no contradice los textos que lo afirman.

       E. Dios sí permite que sus hijos sufran, que sean probados severamente, pero esto no es abandono sino que lo permite para nuestro beneficio. Sal. 119:67, “Antes que fuera afligido, descarriado andaba; pero ahora guardo tu palabra”. Rom. 5:3-5; 2 Cor. 12:8-10; Heb. 12:5-11; Sant. 2:2-4.

 

III. Sal. 119:160, “la suma de tu palabra es verdad”.

       A. Debemos estudiar todo lo que la Biblia enseña sobre el tema bajo consideración.

       B. Por ejemplo, la gran comisión: compárense Mat. 28:18-20 con Mar. 16:15, 16 con Luc. 24:47; también el plan de salvación: no aislar cierto texto(s) sino estudiar todos los textos relacionados y veremos que uno debe oír, creer, arrepentirse, confesar a Cristo y ser bautizado para el perdón de pecados; también para ver los cinco actos de culto: cantar, orar, enseñar/predicar, cena del Señor y ofrendar.

       C. Debemos hacer lo mismo para entender Mat. 27:46. Armonizar otros dichos de Jesús con Mat. 27:46.

              1. Juan 8:29, “Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy”. ¿Cómo? Cuando Jesús estaba en la cruz, ¿cómo conocerían que El era el Yo Soy (Dios eterno) y no simplemente algún hombre, algún impostor? Por citar sus propias profecías acerca de su Mesías. Cita el Salmo 22:1, “Dios mío…”. Todo el salmo describe el desprecio, rechazo, sufrimiento y humillación del Mesías. Vea el v. 18, “Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes (Mat. 27:35).

               2. El cumplimiento de profecía mesiánica es punto clave en la experiencia de Jesús en la cruz. Juan 19:28, “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese; Tengo sed (Sal. 69:21).  

               3. Por eso, como dice en Juan 8:28, 29, “y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. Porque el que me envió, conmigo está (tiempo presente, acción continua); no me ha dejado solo (nunca, ni una sola vez), porque yo hago siempre lo que le agrada a Él”. Todo esto se dice en el contexto de la cruz  (“Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre”). ¿No se agradó Dios de la muerte de Cristo en la cruz? ¿Cortó comunión con El porque murió en la cruz?

       D. Juan 16:32, “He aquí la hora viene, y ha venido y a, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo, mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo” (tiempo presente, acción continua); no sólo está conmigo ahora sino que también el Padre estará conmigo cuando “seréis esparcidos”. Jesús sabía que sus discípulos sí lo iban a abandonar, pero dice que el Padre no lo haría. ¿Estaba equivocado? ¿Tenía una confianza falsa en la presencia del Padre durante esos momentos más difíciles en la cruz?

       E. Mat. 27:50, “habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu” y dice Luc. 23:46, “clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Es decir, el Padre estaba con El en esos mismos momentos cuando murió. Si en realidad Dios lo hubiera abandonado, habría sido en el momento de morir “como el pecador más vil”. Eso era el colmo, el clímax de todo, el momento definitivo en que el Padre, por no aguantar mirar a tal pecador, habría escondido de El su rostro, pero no fue así. Más bien, estuvo presente para recibir el espíritu de Cristo.

      

IV. Entonces, ¿por qué Jesús dijo, “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?”

       A. En su profunda angustia se sintió como solo, como abandonado. El Padre no le habló; no intervino. Es interesante que el Sr. Albert Barnes, un comentarista destacado, aunque presbiteriano, dice que “una persona que sufría de esa manera podría hablar a Dios como si fuera abandonado”. El no seguía la teología común en esto.

       B. Pero como hemos enfatizado, también Cristo cita esta profecía para confirmar que El era el Mesías profetizado en el Salmo 22. (Aun en su muerte estaba enseñando a la gente). Y recuerde que el Salmo 22 no es solamente un clamor de angustia, sino también  es salmo de triunfo y alabanza.

       C. El Padre sí permitió que Jesús sufriera horriblemente y permitió que muriera en la cruz, pero nunca se apartó de El. No escondió su rostro de él. No le dio espaldas. La Biblia no dice esto y no lo enseña.

       D. Dejar morir a Cristo no es dejarlo sin su presencia. Recuerde el divino comentario del Salmo 22:24, “ni de él escondió su rostro”. El himno número 15 dice que sí, este Salmo dice que no.

        

V. La Biblia no dice que Jesús era “Substituto” nuestro.

       A. Dice el himno, “Cual Substituto santo, sufriendo tu alma así”. ¿Dice la Biblia que Cristo era nuestro “Substituto”? No, esta es doctrina calvinista. Se basa en la enseñanza errónea de que los pecados nuestros fueron “contados” a El y que El sufrió como Substituto nuestro.

       B. Pero Cristo sufrió como el perfecto sacrificio, como el “Cordero de Dios que quita los pecados del mundo”. ¿Nosotros habíamos de morir como sacrificio por nuestros pecados? Si no, ¿cómo podría Jesús ser substituto nuestro? Jesús no solamente “murió; El murió como sacrificio por los pecados del mundo. El no era “substituto” de nadie. Su muerte fue única.

       C. ¿Cuál es el papel del substituto? ¿Nosotros habíamos de padecer en una cruz romana por nuestros pecados? No. Tal muerte no hubiera tenido valor alguno. No hubiera quitado ningún pecado. Dios nunca enseñó ni pensó enseñar que los hombres fueran clavados en una cruz para que Cristo tomara su lugar como “Substituto”.

       D. 2 Cor. 5:15, “por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”. Si murió como substituto en mi lugar, también como substituto resucitó en mi lugar. Pero El no resucitó en mi lugar y no murió en mi lugar.

       E. El calvinismo enseña que Cristo guardó toda la ley perfectamente como el substituto de los elegidos, o en su lugar. Enseña que El murió en su lugar como substituto y por eso todas las deudas (pecados) de los elegidos no cuentan, ya no son cargados contra ellos, no pueden perderse, y que la obediencia personal de Jesús es contada a los creyentes y que tienen “su justicia” y no tienen que preocuparse por su salvación.

       F. Jesús sí obedeció (Heb. 5:8), pero no obedeció por otros. Todos tenemos que obedecer al evangelio para que Cristo nos salve (Heb. 5:9).