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Los términos “habitar”, “morar”, “permanecer” o simplemente “en” indican la misma cosa: la comunión con Dios; es decir, los cristianos participan, tienen parte, en asuntos celestiales. Efes. 2:6, “juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”. No dice “nos hará sentar” sino “nos hizo sentar”. Ahora mismo estamos en “lugares celestiales” en la iglesia, el “reino de los cielos”.I. Textos que dicen que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo viven en nosotros:2 Cor. 6:16, “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo”.Rom. 8:10, 11, “Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Efes. 3:17, “para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones”Rom. 8:9, “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”. 2 Cor. 13:14, “la comunión del Espíritu Santo”. Heb. 6:4, “fueron hechos partícipes del Espíritu Santo” (o sea, los beneficios y bendiciones del Espíritu Santo).II. Estos textos significan la comunión que tenemos con Dios. 1 Jn. 1:6-7, “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; 7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. “tenemos comunión unos con otros”. V. 3, Tenemos comunión con el Padre y con el Hijo si escuchamos a los apóstoles (andar en luz). La comunión que tenemos unos con otros no será comunión bíblica si no los escuchamos ((4:6),III. La comunión con Dios indicada por la palabra “en”Juan 14:20, “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”.Gál. 2:20, “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. IV. La comunión con Dios indicada por la palabra “morar”. Algunos enseñan “diversas y extrañas” doctrinas acerca de la morada del Espíritu Santo en el cristiano. Se enseña que el Espíritu Santo “mora” literalmente en el cristiano, para varios propósitos (para ayudar su oración, para llevar a cabo la providencia de Dios, para darle entendimiento especial, para apartarle un sitio de estacionamiento, etc.). El problema con tales opiniones es que no se basan en la Escritura. Es muy curioso que no afirmen las mismas cosas con respecto a la morada (habitación) de Dios y Cristo en nosotros. ¿Qué significa “morar”?Rom. 7:17, “De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí”. Obviamente esto significa que el pecado controla la vida.Col. 3:16, “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros…” De la misma manera, la palabra de Cristo controla la vida.1 Jn. 3:17, “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? ¿Qué mora en nosotros? El carácter de Dios, el carácter de espiritualidad, la naturaleza divina (2 Ped. 1:4). Poseemos cualidades y características divinas, espirituales.La figura llamada “metonimia” consiste en designar algo con el nombre de otra cosa, por ej., la causa por el efecto; es decir, Espíritu Santo, por los efectos de su obra. Compárese Luc. 16:29, “A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos” (es decir, tienen los escritos de Moisés y los profetas). Texto semejante es Efes. 4:20,” Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo (es decir, la enseñanza de Cristo). Otro ejemplo muy importante es 1 Cor. 11:25, beber la copa (su contenido). Luc. 22:17, “habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros” (literalmente, “divididlo”. ¿Dividir un recipiente? No, sino su contenido).Compárense Lucas 11:13, “¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” con Mat. 7:11, “¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (En estos textos paralelos obviamente el dar el Espíritu Santo es dar las buenas cosas hechas posibles por el Espíritu Santo). Hechos 2:38, “el don del Espíritu Santo” puede ser el Espíritu mismo o lo que Él da, pero aunque sea el Espíritu mismo Pedro se refiere a los efectos de su obra (los beneficios espirituales que recibimos de Él). La CAUSA nombrada por el EFECTO. La Causa (el Espíritu Santo) nombrada por el EFECTO (los beneficios espirituales que el Espíritu Santo nos da).1 Cor. 10:16, “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?” Participamos de los beneficios de su muerte.V. Efes. 5:18, “sed llenos del Espíritu”. El versículo sigue (v. 19) dice, “hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones…” Luego el texto paralelo (sobre el cantar) es Col. 3:16, “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales…”. Al comparar estos textos paralelos es obvio que para estar llenos del Espíritu uno debe dejar que la palabra de Cristo more en abundancia en su corazón. De esta manera ofrecemos a Dios culto espiritual (o como dice Jn. 4:24, “en espíritu y en verdad”. Si uno está lleno del Espíritu Santo, es espiritual, tiene el carácter de Dios.VI. La comunión con Dios indicada por la palabra “permanecer”1 Jn. 2:14, “sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros”.1 Jn. 2:6, “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”.1 Jn. 2:24, “Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre”.1 Jn. 2:28, “permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados”. Conclusión. A. El ejemplo de Jesús, las enseñanzas de Jesús y las enseñanzas del Espíritu Santo (en el N. T.) describen perfectamente las cualidades divinas que debemos poseer y practicar. B. Al hacerlo Dios está con nosotros, está en nosotros, habita en nosotros, el Espíritu Santo mora en nosotros… y nosotros estamos “en” Dios. C. De esta manera participamos de la naturaleza divina (2 Ped. 1:4). Somos transformados en la imagen de Cristo (Rom. 8:29; 2 Cor. 3:18) para poder vivir con Dios para siempre en el cielo.12?@Ywxyßà 9 : > O j t ˜ š ë ð ñ ù íÜÊ½¬š¬‹¬‹¬}o}]}]}‹L¬o¬ hà[~hªV5B*mH phÿsH #h+{Wh+{W>*B*\mH phÿsH hÚ^„B*\mH phÿsH h+{WB*\mH phÿsH hà[~hªVB*mH phÿsH #hà[~hªV>*B*\mH phÿsH hà[~hªVB*\mH phÿsH hà[~hªV5B*phÿ#hà[~hªV5B*\mH phÿsH hà[~h¼t¥B*\mH phÿsH #hà[~h¼t¥5B*\mH phÿsH 12@yà™ š ë Ì£øù8@!"YÆ˜™Ó÷÷îæææááæÙæááææÑÈáææÈÃgdñ¡„h^„hgd¼t¥ &FgddQð &Fgd+{Wgd¼t¥ &Fgd¼t¥„h^„hgdÚ^„$a$gd¼t¥ù y–ËÌÜäò^t‹¢£® +0VïÝïÎ½®®Ž}Žn]L:L:L#hà[~hV>*B*\mH phÿsH hà[~hVB*\mH phÿsH hà[~hVB*\mH phÿsH h+{WhVB*mH phÿsH hÚ^„hªV>*B*mH phÿsH h+{WhªVB*mH phÿsH hà[~h+{W>*B*mH phÿsH hà[~h+{WB*mH phÿsH hà[~h+{WB*\mH phÿsH hà[~hªVB*mH phÿsH #hà[~hªV>*B*\mH phÿsH hà[~hªVB*\mH phÿsH VhpŸ©÷øù 78F¬±òàòàòÑÂ±ŸyhWF7Fhà[~h¥ B*mH phÿsH hà[~h¥ B*\mH phÿsH hà[~h¥ B*\mH phÿsH hà[~h¥ 5B*mH phÿsH &hà[~h¥ 5>*B*\mH phÿsH #hà[~h¥ 5B*\mH phÿsH #hà[~hV5B*\mH phÿsH hà[~hV5B*mH phÿsH hà[~h¼t¥B*mH phÿsH hà[~hVB*mH phÿsH #hÚ^„h+{W>*B*\mH 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