PROFETA COMO MOISÉS
Introducción.
A. Deut. 18:14, “Estas naciones que vas a heredar, agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios”.
B. No necesitaban agoreros y adivinos porque tenían los profetas de Dios y mayormente a Moisés.
C. El pueblo de Israel era bendecido mucho más de lo que ellos reconocían. La conducta de ellos siempre ha mostrado su falta de gratitud por la obra de Moisés y la de Cristo.
D. Entre los profetas de Israel no había otro como Moisés. Deut. 34:10-12, “Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara; nadie como él en todas las señales y prodigios que Jehová le envió a hacer en tierra de Egipto, a Faraón y a todos sus siervos y a toda su tierra, y en el gran poder y en los hechos grandiosos y terribles que Moisés hizo a la vista de todo Israel”.
E. Sin embargo, él mismo dice que Dios levantaría de en medio de sus hermanos un profeta como él (Moisés) y bien sabemos que era muy superior a Moisés.
I. PROFETA “COMO YO”.
A. Libertador. Bajo la dirección de Dios Moisés sacó al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto. Cristo es nuestro gran Libertador, librándonos del dominio del pecado. Rom. 6:17, “libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia”.
B. Revelador. Deut. 6:1, “Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra”. Cristo revela al Padre (Jn. 1.18) y su voluntad.
II. SIN DUDA ALGUNA CRISTO ERA AQUEL PROFETA DEL CUAL MOISÉS HABLÓ.
A. No era Juan el bautista. Jn. 1:21, “Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.”
B. Jn. 1:45, “Felipe: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley”.
C. Jn. 6:14, después del milagro de alimentar a los cinco mil, dijeron que Cristo “es el profeta que había de venir al mundo”.
D. Jn. 7:40, “algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente éste es el profeta”.
E. Hech. 3:22, 23, “Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo”. Pedro está afirmando que Cristo Jesús era aquel Profeta del cual Moisés había hablado.
F. Hech. 7:37, “Este Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis”. Esteban también está afirmando que Cristo Jesús era aquel Profeta del cual Moisés profetizó.
III. “A ÉL OÍD”.
A. Mat. 17:5, “una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd”.
B. Jn. 7:16, Cristo dice, “Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió”. Jn. 12:49, 50.
C. Jn. 14:26, “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”.
D. Jn. 16:13, “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad”. 2 Tim. 3:16, 17; 2 Ped. 1:3; Judas 3. Las palabras del Espíritu Santo son las palabras de Cristo.
E. Mat. 28:18- 20. “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
F. Efes. 1:22, hablando de Cristo Pablo dice que Dios “sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia”.
IV. LOS QUE NO LE OYEN SERÁN DESARRAIGADOS, Hech. 3:23.
A. Mat. 15:14, los que escuchen a otros maestros y no escuchan a Cristo “caerán en el hoyo”.
B. Mar. 16:16, “el que creyere y fuere bautizado será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.
C. Mat. 21:44, “el que cayere sobre esta piedra será quebrantado”.
D. Heb. 10:28-31, consecuencias de rechazar a Moisés (morir físicamente) y consecuencias de rechazar a Cristo (morir espiritualmente).
E. Por unos dos mil años los judíos han sufrido las consecuencias de no oír a este Profeta del cual Moisés habló.
F. Para todos los que no le oyen las consecuencias son igualmente horribles porque nuestro Dios es un “fuego consumidor”.
G. 2 Tes. 1:7-9, “cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo”.