Introducción:
A veces
se oye la expresión “Si Dios nos presta vida”. Sería bueno estudiar
el concepto de la vida “prestada” por Dios.
I. Dios es el dueño de nuestra vida.
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Sal.
24:1, “Del SEÑOR es la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y
los que en él habitan”.
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Gén.
1:28, “ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del
cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”.
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Sal.
50:10, “Porque mío es todo animal del bosque, y el ganado sobre mil
colinas.”
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Rom.
11:36, “Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea
la gloria para siempre. Amén”.
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1
Cor. 10:26, “del Señor es la tierra y todo lo que en ella hay”.
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Apoc.
4:11, “Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el
honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu
voluntad existen y fueron creadas”.
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1
Cor. 4:7, “¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste,
¿por qué te jactas como si no lo hubieras recibido?”
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1
Cor. 6:19, “¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu
Santo, que mora en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois
vuestros?”
II. Prov. 16:4, “Todo lo ha hecho el Señor para su propio
propósito” y para su propio placer.
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¿Con
qué propósito Dios nos presta la vida? Para alabarle, servirle,
glorificarle, darle placer, llevar a cabo su voluntad en la tierra.
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Jesús
nos ha dejado el ejemplo: Jn. 8:29, “Y Él que me envió está conmigo;
no me ha dejado solo, yo hago siempre lo que le agrada”.
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Debemos
imitar a Jesús. Col. 1:10, “para que andéis como es digno del Señor,
agradándole en todo”.
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Hech.
10:35, “en toda nación se agrada del que le teme y obra justicia”
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Heb.
13:16, “Y no os olvidéis de hacer el bien y de la ayuda mutua; de
tales sacrificios se agrada Dios”.
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Pero
Rom. 8:8, los que “viven según la carne no pueden agradarle”.
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Sal.
149:4, “el Señor se deleita en su pueblo”, no sólo cuando le
adoramos, sino también todos los días, en las actividades normales
de la vida”.
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1
Tim. 6:17, no poner “su esperanza en la incertidumbre de las
riquezas, sino en Dios quien nos provee todas las cosas en
abundancia para que las disfrutemos”.
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Dios
se deleita en su pueblo y al mismo tiempo quiere que nosotros seamos
felices, disfrutando todas las bendiciones de esta vida que Él nos
“presta”.
III. Cada miembro debe desarrollar y usar el don que Dios le
haya prestado para la gloria de Dios y para
su propia
felicidad.
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Mat.
25:14-31, parábola de los talentos. Todos reciben algún talento. No
descuidarlo. No esconderlo. No responsable de lo que no recibe.
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Rom.
12:6-8, “teniendo dones que difieren… si el de servicio, en servir;
o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la
exhortación…”
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1
Cor. 12:14-27, El cuerpo compuesto por varios miembros. Cada miembro
es necesario y necesitado, tiene su función. Nadie sobra.
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Efes.
4:16, “todo el cuerpo… conforme al funcionamiento adecuado de cada
miembro, produce el crecimiento del cuerpo...”
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¿Cómo?
Ser ejemplo (hogar, escuela, trabajo), asistir, cantar, ofrendar,
visitar, invitar, enseñar, exhortar, restaurar, animar, usar don que
tenga.
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1
Ped. 4:10, “Cada uno ponga al servicio de los demás el don que ha
recibido como buenos administradores de la multiforme gracia de
Dios”.
IV. No dice, “el don que no ha recibido”.
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Sant.
3:1, “no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que
recibiremos un juicio más severo”. No conviene insistir en que
todo miembro sea maestro(a) de las clases bíblicas.
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No
todos eran apóstoles, profetas, ancianos, evangelistas. No
conviene insistir en que todo varón predique o dirija himnos.
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1
Cor. 12:16, “Y si el oído dijera: "Porque no soy ojo, no soy parte
del cuerpo", ¿por eso no sería parte del cuerpo? Si todo el cuerpo
fuese ojo, ¿dónde estaría el oído?”
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No
es correcto decir que todo varón debiera predicar y dirigir himnos,
para crecer y desarrollarse. ¿Qué de las mujeres? ¿No
pueden crecer si no predican?
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¿
Para crecer y desarrollarse todo(a) hermano(a) debe enseñar clases
de niños? ¿Las clases son para el beneficio de los maestros o
de los alumnos?
V. Si en verdad recibe don de Dios debe desarrollarlo y usarlo
para su servicio y para su gloria.
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¿Dios
le ha prestado el don para dirigir himnos? Enséñese a dirigir
correctamente, conocer la letra, la entonación, el compás. 1 Cor.
14:40.
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¿Dios
le ha prestado el don para ser anciano? Debe estar
desarrollando este don, estudiando diligentemente, haciendo visitas
a hermanos enfermos, débiles, desanimados o indiferentes.
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¿Dios
le ha prestado el don para predicar? Debe mostrarlo dedicando
mucho tiempo al estudio y predicando no sólo en el púlpito sino
también “por las casas” (Hech. 20:20, 31).
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Si
todos los que predicamos en el púlpito, predicáramos también por las
casas, tendríamos que construir un edificio tres veces más grande
que este.
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Repito:
Que los que prediquen en el púlpito prediquen también “por las
casas” (Hech. 20:20), haciendo obra personal, llamando a los
miembros y visitantes, mayormente a los que no asisten fielmente.
Visitarles para invitarlos, exhortarlos y animarles a venir.
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Si
algún hermano dice que no tiene don o talento para hacer tal obra
personal, ¿piensa que tiene don para predicar solamente en el
púlpito? No hay tal don. No existe. ¿Qué texto habla del
“Ministro de Púlpito”?
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¿Cómo
puede un hermano predicar sobre la obra personal si no la
practica?... ¿Puede predicar que los maridos deben amar a sus
esposas si él mismo no ama a su esposa?
· Rom.
2:21, “Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo?”
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Otra
cosa indispensable: Si algún hermano no asiste fielmente, si
falta por desidia o porque él y su esposa están peleados, o si llega
tarde, ¿debe orar, predicar, dirigir himnos, presidir la mesa…? ¿TAL
HERMANO DEBE DIRIGIR EL CULTO A NUESTRO DIOS?
Conclusión:
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1
Ped. 4:10, “Cada uno ponga al servicio de los demás el don que ha
recibido como buenos administradores de la multiforme gracia de
Dios”.
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Los
mayordomos tendrán que dar cuenta... ¿De qué? Vida… tiempo
(Efes. 5:16)… habilidad de servir (como Dorcas, Febe, etc.).