LA GRACIA DE DIOS
Introducción:
La palabra "gracia" significa favor. Dice Génesis 39:20, 21, "El amo tomó a
José, y lo encarceló con los presos del rey. Y José quedó en la cárcel. Pero el
Señor estuvo con José, le extendió su bondad y le dio gracia en ojos del jefe de
la cárcel". Dice Lucas 1:30, "Entonces el ángel le dijo: ¡No temas, María!
Porque has hallado gracia ante Dios. Ahora concebirás en tu seno, darás a luz un
hijo, y lo llamarás Jesús".
¿Cuál es el favor más grande que el hombre necesita de Dios? El perdón de
pecados. Aprendemos en Génesis 1:26 que el hombre fue creado a la imagen de Dios
("Hagamos al hombre a nuestra imagen"), pero todos los hombres han pecado y la
consecuencia del pecado es que se ha manchado la imagen de Dios en nosotros. Por
su grande amor Dios quiere limpiarnos del pecado y restaurar esa imagen o
semejanza divina. Todo lo que Dios ha hecho y está haciendo para llevar a cabo
ese propósito se llama gracia.
El evangelio de Cristo es llamado "el evangelio de la gracia de Dios" (Hechos
20:24), o "la palabra de su gracia" (Hechos 20:32), porque el evangelio explica
la gracia de Dios, es decir, cómo su gracia nos salva. La gracia de Dios revela
y enseña la voluntad de Dios (Tito 2:11, 12, "la gracia de Dios, que nos trae
salvación, se manifestó a todos los hombres, y nos enseña...").
El hombre no puede salvarse por sus propias buenas obras que haya hecho aparte
de Cristo y el evangelio. Dice el apóstol Pablo, "Cuando se manifestó la bondad
de Dios nuestro Salvador, y su amor hacia los hombres, nos salvó, no por obras
de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el
lavamiento de la regeneración y por la renovación del Espíritu Santo" (Tito 3:4,
5). Muchas personas hacen buenas obras, ayudando al prójimo, a los pobres, a las
viudas y huérfanos y a muchos otros necesitados, y esto es muy noble. Muchas
personas han de ser alabadas por ser tan serviciales. Sin embargo, todas estas
obras de justicia que nosotros hayamos hecho no nos pueden salvar, porque todos
los hombres han pecado y tienen que obedecer al evangelio de Cristo para obtener
el perdón de pecados.
Por ejemplo, Hechos 10:1, 2, 22, dice que "Había en Cesarea un hombre llamado
Cornelio... piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas
limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre... varón justo y temeroso de Dios, y
que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos". ¿Era cristiano este
hombre? No. ¿Había recibido la salvación? No. Era muy buen hombre, hacía muchas
limosnas y otras buenas obras, pero tuvo que creer en Cristo y ser bautizado
para perdón de pecados (Hechos 10:48; 2:38).
Este buen hombre fue salvo por gracia, y no por sus buenas obras, como dice
Pablo (Efesios 2:8, 9), "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y
esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se
gloríe". Ser salvos por gracia por medio de la fe quiere decir ser salvo por
medio del evangelio.
Para entender la gracia de Dios es necesario recordar estas dos palabras:
proveer y aceptar. Dios provee la salvación y el hombre la acepta. El hombre,
siendo pecador, no podía proveer la salvación. No podía salvarse solo.
Necesitaba de un Salvador. Pero Dios ha hecho posible la salvación y el hombre
tiene que poner su parte, aceptando la salvación que Dios le ofrece. De otro
modo, la gracia no le ayuda y al morir, va al castigo eterno, como si Cristo no
hubiera venido al mundo.
La Gracia: Lo Que Es Y Lo Que No Es
Introducción:
A.
La gracia es el tema central de la
Biblia. Muchos himnos hablan de la gracia
("¡Oh excelsa gracia del amor, que Dios perdona al pecador!")
B.
El Sr. H. Thayer (lexicógrafo) la de-fine así: "Los
escritores del Nuevo Testamento usan la palabra 'charis'
preeminentemente de aquella bondad por la cual Dios otorga favores aun sobre
los no merecedores, y concede a los pecadores el perdón de sus ofensas, y les
invita a aceptar la salvación eterna por medio de Cristo".
C.
Todos la necesitamos, Rom. 3:23; 6:23.
D.
Todos tenemos acceso o entrada a la gracia de Dios a
través de Jesucristo, Rom. 5:2; Efes. 2:18.
I. Lo Que No Es.
Este tema ha sido pervertido y tergiversado en forma
increíble.
A.
La enseñanza de la Iglesia Católica Romana es que la
gracia de Dios se recibe a través de los siete sacramentos, administrados por
los sacerdotes católicos.
B.
La enseñanza de las iglesias evangélicas y otras se basa principalmente
en el calvinismo. Muy pocos aceptan todas
las doctrinas calvinistas, pero el calvinismo
es el común denominador de todas las iglesias humanas; es la fuente, la raíz de
todas en alguna forma u otra. Los cinco puntos cardinales del calvinismo son los
siguientes:
1.
El pecado original;
es decir, que el hombre nace en pecado, totalmente
depravado e incapacitado espiritualmente para creer en Dios o para amarle (que
ni tiene el deseo de creer o amar a Dios), y que está completamente inclinado
hacia el mal.
2.
La elección especial;
es decir, que Dios ha elegido (predestinado) a algunos
para la salvación y a los demás para la perdición.
3.
La expiación limitada;
es decir, que Cristo murió solamente por los elegidos.
4.
La gracia irresistible.
Que el Espíritu Santo mueve a los elegidos a buscarle.
5.
La perseverancia de los santos; es
decir, que Dios no deja caer a ningún elegido.
C.
La salvación por la gracia sola, salvación incondicional.
Según esto, todo depende de Dios: dicen que Dios hace todo; que el es
omnipotente y el hombre es impotente; que es salvo el hombre por la
operación directa del Espíritu Santo sobre el corazón; que el hombre sigue con
su "naturaleza corrupta", pero que Dios le atribuye al creyente la justicia
personal de
Cristo (tuercen Rom. 4:3-5; 5:18, 19, etc.).
Dicen que para ser salvo el hombre debe guardar perfectamente "la ley" (no dicen
cuál), y ya que ningún hombre lo hace, Dios ha dado al mundo un perfecto
Substituto, a saber, a Cristo quien guardó "la
ley" por nosotros; y que la justicia personal
de El es contada a los creyentes por justicia. Dicen muchos que aun la fe es
don de Dios (usan mal Efes. 2:8).
II. Lo Que Es: La Gracia De Dios Es
Otorgada Al Hombre A Través Del Evangelio.
A.
Somos
salvos por el evangelio.
Según
Efes. 2:8,
"por
gracia sois salvos"; según 1
Cor. 15:1, 2 "por el cual (evangelio) ... sois
salvos". Somos salvos pues por la gracia por medio del evangelio.
B.
Estamos
firmes en el evangelio.
Rom. 5:2 habla de la "gracia en la cual estamos
firmes"; 1 Cor. 15:1 habla del "evangelio ...
en el cual perseveráis" ("estáis firmes", LBLA; la misma palabra griega
(HISTEMI)
se emplea en los dos textos). Por lo tanto, si estamos
firmes en el evangelio, entonces estamos firmes en la gracia de Dios.
C.
La predicación del evangelio es la administración de la gracia.
Según Efes. 3:2 "la administración de la gracia de Dios
que me fue dada"; 1 Cor. 9:17 "la comisión
me ha sido encomendada". En los dos textos dice
OIKONOMIA,
mayordomía, dispensación, comisión, la de predicar el
evangelio.
D.
La gracia enseña.
Según Tito 2:11, 12, "la gracia ... se ha manifestado para salvación a todos los
hombres ... enseñándonos";
según Col. 1:23, "el evangelio ... se
predica en toda la creación". La gracia
en-seña;
enseña el evangelio.
E. El
evangelio de la Gracia.
Hech. 20:24; La palabra de su gracia, 20:32.
F.
Por lo tanto, cuando se predica el evangelio, se predica
la gracia de Dios. Los que no predican el evangelio puro no
predican la gracia de Dios.
Conclusión:
A.
Es tema importantísimo. La "gracia" se refiere a
todo lo
que se ha hecho y se hace de parte de Dios para nosotros:
sobre todo, se refiere a la expiación de nuestros pecados por el sacrificio de
Cristo, Rom. 3:23-26.
B.
La gracia es condicional. El
hombre puede y debe aceptar la gracia, obedeciendo
al evangelio de Cristo. La gracia no
es incondicional. La salvación no depende enteramente de Dios. Dios
provee
la salvación; el hombre la
acepta.
C.
Rom. 11:33, "¡Oh profundidad de las riquezas de la
sabiduría ... de Dios!"
La Gracia Es Condicional
Introducción:
A.
Se ofrece al hombre a través del evangelio. Si
entendemos esto, no habrá confusión. Si entendemos lo que
es el evangelio, sabemos que la gracia es condicional.
B.
Muchos tienen un "velo sobre el corazón". Pablo
habla en 2 Cor. 3:15 de los judíos que leían las Escrituras con un velo sobre el
corazón. Así hacen los evangélicos con respecto a la gracia, debido a su
creencia en "el pecado original", o en "la naturaleza corrupta" del hombre. Toda
doctrina falsa ciega.
C. En este estudio veremos
lo que el hombre puede hacer y hace
con respecto a la gracia de Dios, para ver que la gracia
sí es condicional.
I. El Hombre Puede Recibir La Gracia.
A. Perseverar.
Hech. 13:43, "les persuadían a que perseverasen en la gracia de
Dios". En Antioquía de Pisidia "muchos de
los judíos y de los prosélitos piadosos
siguieron a Pablo y a Bernabé". A estos les
exhortaban a que perseverasen en la gracia. Si ellos podían perseverar, también
podían desistir de hacerlo.
B.
Crecer. 2
Ped. 3:18, "creced en la gracia y el conocimiento de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo". Si podemos y debemos crecer en la gracia,
esto indica que podemos dejar de hacerlo. La gracia no depende enteramente de
Dios.
II. El Hombre Puede Rechazar La Gracia.
A.
No recibirla en vano.
2 Cor. 6:1, "os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios".
¿Cómo es posible
recibirla en vano? Léanse Sara. 1:22; 2:17,
20; Mat. 13:20, 21. La gracia debe "obrar" en nosotros, llevar fruto, darnos
fuerza para resistir pruebas y tentaciones. De otra manera está "en vano".
B.
Dejar de alcanzar.
Heb. 12:15, "Mirad bien, no sea que alguno deje de
alcanzar la gracia de Dios" (o "quede privado de la gracia"). Los fieles
siguen adelante en la gracia, pero algunos hebreos se desanimaron; fueron
dejados atrás y desprovistos de la gracia.
C.
Desechar la gracia.
Gál. 2:21, "No desecho la gracia de Dios" ("no hago nula
la gracia" - BAS). Pablo explica: "porque si
la justicia viene por medio de la ley, entonces Cristo murió en vano" o
innecesariamente. Los que aceptaron a Cristo pero siguieron predicando la
justicia por la ley de Moisés, desechaban o hacían nula la gracia de Dios. Lo
mismo sucede hoy en día; si alguno predica el evangelio mezclado con tradiciones
humanas, hace nula la gracia.
D.
Caer de la gracia.
Gál. 5:4, "De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la
gracia habéis caído". En palabras sencillas este texto destruye la doctrina de
que el hombre no puede caer de la gracia. Pero es fácil entender el por qué: los
que buscaban justificarse por la ley de Moisés buscaban la justicia
sin Cristo, sin Salvador.
La ley de Moisés no tenía salvador, sino solamente
sacrificios típicos, que apuntaban hacia Cristo.
E.
Hacer afrenta al Espíritu de gracia.
Heb. 10:29, "¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al
Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue
santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?" Algunos hermanos hebreos
hicieron esto según Heb. 6:4-6 ("recayeron ... crucificando de nuevo para sí
mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole a vituperio"). El hombre puede
insultar al
Espíritu de gracia, tratarlo con desprecio, con odio,
aunque por medio de El haya recibido los beneficios de la gracia.
III.
Los Favores
Y Las Bendiciones De Dios Siempre Son Condicionales.
A.
Gén. 6:8, "Noé halló gracia". ¿Por qué? ver. 22, "hizo
conforme a todo lo que Dios le mandó". Josué 6:2, "Mira, yo he entregado en tu
mano a Jericó"; pero tuvieron que rodear la ciudad trece veces, tocar el cuerno
y gritar. 2 Rey. 5, Naamán tuvo que zambullirse siete veces en el Río Jordán.
Jn. 9, el ciego tuvo que lavarse en el estanque de Siloé. Mar. 16:16, el pecado
tiene que ser bautizado para ser salvo.
B.
Dios nos da aire, pero tenemos que respirar. Nos da comida
(Ecles.. 3:13), pero tenemos que trabajar (2 Tes. 3:10). Nos da agua pero
tenemos que beber. Dios sana, pero tenemos que hacer nuestra parte (la ciencia
médica es una bendición de Dios).
2 Cor. 6:1 - “No Recibir La Gracia De Dios En Vano”
Introducción.
A. La gracia de Dios hace posible el ser reconciliado con Dios (2 Cor. 5:20).
B. Pero esa gracia puede ser recibida en vano. ¿Cómo?
1. Por tener comunión con las tinieblas, 2 Cor. 6:14-18.
2. Por no aceptar la gracia de ofrendar, 2 Cor. 8, 9.
3. Por recibir y seguir a los falsos maestros, 2 Cor. 11:13.
4. Por no practicar lo que la gracia nos enseña sobre lo carnal y lo mundano,
Tito 2:11-12.
5. Por predicar “a otro Jesús…recibir otro espíritu… otro evangelio”, 2 Cor.
11:4.
I. ¿Qué es la “gracia” de Dios?
A. No es el favor de Dios recibido a través de los llamados “siete sacramentos”
administrados por los sacerdotes católicos. Esta es doctrina humana, Mat. 15:8,
9; Col. 2:22) que contradice muchos textos bíblicos.
B. No es la llamada “gracia capacitadora” (“enabling grace”) del calvinismo. La
teología falsa de Juan Calvino enseña 1) que el hombre nace pecador (totalmente
depravado); 2) que Dios elige antes de su nacimiento a los que serán salvos y a
los que serán perdidos; 3) que Cristo murió solamente por los “elegidos”; 4) que
con “gracia irresistible” el Espíritu Santo los regenera, dándoles la “gracia
capacitadora” para que puedan creer y amar a Dios; y 5) que los “elegidos” no
pueden caer de la gracia. Esta teología es doctrina netamente humana y falsa,
Mat. 15:8, 9; Col. 2:22 que contradice muchísimos textos bíblicos.
C. La gracia de Dios es
otorgada al hombre a través del evangelio de
Cristo.
1. Somos salvos por la gracia (Efes. 2:8) – somos salvos por el evangelio (1
Cor. 15:1, 2; es decir, somos salvos por la gracia de Dios por medio del
evangelio.
2. Estamos firmes en la gracia de Dios (Rom. 5:2) – estamos firmes en el
evangelio (1 Cor. 15:1). Si estamos firmes en el evangelio, estamos firmes en la
gracia de Dios.
3. El apóstol Pablo habla de “la administración (oikonomia) de la gracia de Dios
que me fue dada” (Efes. 3:2), y también habla de “la comisión (oikonomia) me ha
sido encomendada” de predicar el evangelio (1 Cor. 9:17).
4. La gracia de Dios enseña. Tito 2:11, 12, “la gracia… se ha manifestado para
salvación…enseñándonos”. Según Col. 1:23 “el evangelio… se predica en toda la
creación”. La gracia enseña cuando el evangelio se enseña.
5. Pablo habla “del evangelio de la gracia de Dios” (Hech. 20:24) y “la palabra
de su gracia” (Hech. 20:32).
6. Por eso, los que no predican el evangelio puro no predican la gracia de Dios.
II. La Gracia es Condicional.
A. La “gracia” de Dios se
refiere a todo lo que se ha hecho y se hace de parte de Dios (Padre, Hijo,
Espíritu Santo) para la salvación del hombre. El hecho principal de la gracia de
Dios es la muerte de Cristo en la cruz como sacrificio para expiar los pecados.
B. La gracia de Dios se ofrece al hombre a través del evangelio de Cristo.
C. El hombre, todo hombre, puede aceptar la gracia de Dios o la puede rechazar.
La gracia no es incondicional. La salvación no depende enteramente de Dios.
D.
Dios provee
la salvación. El hombre acepta
la salvación.
E. Muchos tienen un “velo sobre el corazón” (2 Cor. 3:15) con respecto a la
gracia de Dios debido a su creencia en el llamado “pecado original”.
1. Se habla mucho de “la naturaleza corrupta” del hombre que supuestamente
heredó de Adán. Se enseña erróneamente que el pecado de Adán fue “imputado”
(contado) al hombre (toda la humanidad).
2. Por eso, se concluye (erróneamente) que la gracia es incondicional debido a
la llamada incapacitación espiritual del hombre por causa del pecado original.
F. Pero en este estudio
veremos en varios textos que el hombre es
responsable ante Dios, que él sí tiene libre
albedrío y puede aceptar o rechazar la gracia de Dios.
III. La responsabilidad del hombre con respecto a la gracia de Dios.
A. Al obedecer al evangelio de Cristo el hombre recibe la gracia de Dios y está
reconciliado con Dios (5:18-20).
1. Efes. 2:8, “por gracia habéis sido salvados”.
2. Pero los efesios tuvieron que creer y bautizarse (Hech. 19:4, 5) al igual que
los demás (Hech. 2:38; 18:8, etc.) para recibir la gracia de Dios.
B. Es posible recibir la gracia en vano, (2 Cor. 6:1).
1. Los corintios estaban en gran peligro de esto. La primera carta habla de
pecados en la congregación. Tuvieron que apartarse del fornicario para salvar su
alma y para evitar que toda la iglesia fuera manchada (1 Cor. 5:1-7).
2. La segunda carta habla mucho de falsos maestros entre ellos (11:13).
C. Sant. 1:22, 27; 2:14-26, si no somos hacedores de la palabra, y si no
controlamos la lengua, etc. recibimos la gracia en vano.
D. Heb. 12:15, “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de
Dios”. Algunos estaban en peligro de ser privados de la gracia de Dios porque
querían volver a la ley de Moisés.
E. Gál. 2:21, “No desecho la gracia de Dios”. Pablo no hacía nula la gracia de
Dios como algunos de los gálatas, mezclando la ley de Moisés con el evangelio.
F. Gál. 5:4, “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de
la gracia habéis caído”. En palabras explícitas este texto destruye la enseñanza
falsa de los bautistas y otros calvinistas de que el hombre salvo no puede
perderse.
IV. Por tergiversar Efes. 2:8, 9 muchos hacen vana la gracia de Dios.
A. Pablo dice, “Porque por gracia sois salvos por medio de
la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios,
no por obras, para que
nadie se gloríe”. ¿De qué obras habla? El
bautismo nunca se llama una “obra”.
1. “Esto no de vosotros” significa que el hombre no podía
proveer un salvador. No
podía salvarse solo. La única manera de no perderse hubiera sido nunca pecar
pero todos hemos pecado, Rom. 3:23. Por eso, la salvación es don de Dios.
2. “No por obras”. Hay millones que profesan ser cristianos que creen que este
texto excluye el bautismo.
Se enseña abiertamente que “no por obras” significa “no por el bautismo”, así
contradiciendo Mar. 16:16; Hech. 2:38; 22:16 y otros textos.
3. Juegan con Mar. 16:16 diciendo “pero no dice que serán condenados los que no
son bautizados”. Pero Jesús enseña que para ser salvo se requiere la obediencia
a dos mandamientos
(el creer, el bautizarse) y para ser perdido
sólo se requiere el rechazo de un solo mandamiento
(el creer). Si el desobediente ya está condenado
por no creer, está condenado lo más que puede ser condenado.
B. Mat. 7:21, ¿quién será salvo? “el que hace la voluntad de mi Padre que está
en los cielos”. ¿No es la voluntad del Padre que obedezcamos lo que Jesús manda?
Vea también Hech. 10:34, 35.
C. Heb. 5:9, “Autor de eterna salvación para todos los que le obedecen”.
D. 2 Tes. 1:7, Cristo viene en llama de fuego para castigar a los que no
obedecen al evangelio. ¿Cómo obedecemos al evangelio? Oír, creer, arrepentirse,
confesar que Cristo es el Hijo de Dios (Dios el Hijo) y bautizarse en agua para
el perdón de pecados.
V. ¿Qué obras quedan excluidas?
A. Las obras de la ley de Moisés. Gál. 2:16, “el hombre no es justificado por
las obras de {la} ley”. ¿Cuál? 3:17, 24; 4:5; 5:2, obviamente Pablo se refiere a
la ley de Moisés.
1. El hacer las obras de la ley producía
jactancia. Rom. 3:19, 20, 27, 28. El judío se
jactaba mucho de su circuncisión. El fariseo se jactaba de diezmar y ayunar
(Luc. 18:12).
2. El hacer tales obras producía deuda,
Rom. 4:4. Pero, desde luego, Dios no debe nada a nadie. Nadie merece la
salvación.
3. Pero Pablo no minimiza la obediencia al evangelio. En esta misma carta enseña
y enfatiza la obediencia, Rom. 1:5; 6:3, 4, 17, 18; 16:26.
B. Las buenas obras de los
que no han obedecido al evangelio quedan excluidas. No pueden salvarnos. Hech.
10:1, 2; Tito 3:5, “no por obras de justicia que nosotros
hubiéramos hecho” (como
las buenas obras de Cornelio, Hech. 10:2,22); 2 Tim. 1:9. El apóstol Pablo habla
de estas obras humanas y las obras de la ley de Moisés en Efes. 2:9, “no por
obras”.
C. Pero
no quedan excluidas las
obras enseñadas por Jesús y los apóstoles.
1. Gál. 5:6, Pablo mismo dice que lo que salva es “la
fe que obra por el amor”.
2. Sant. 2:14-26, estas obras justifican,
v.24. Santiago usa el mismo verbo (dikaioo, justificar) que Pablo usa en Rom.
3:9-20, Gál. 2:16, etc. Algunos sectarios juegan con la palabra “justificar”
diciendo que Santiago habla de justificarse ante los hombres. Tal “explicación”
es exagerada insensatez.
3. Hay que tener presente que Pablo usa la palabra “fe” tanto en sentido
objetivo (“la fe”, la religión de Cristo, Gál. 3:24, 25; Judas 3) como sujetivo
(el creer de uno).
4. También recuérdese que Pablo habla de “obras” como cualquier otro medio de
buscar la justificación, aparte del evangelio de
Cristo (la gracia de Dios).
D. Los sectarios tergiversan Isa. 64:6, diciendo que todas nuestras buenas obras
son como “trapo de inmundicia”, pero lea el texto.
1. Isaías describe la nación como “inmunda”
e incapaz de acercarse a Dios.
2. Hageo 2:13, 14 dice la misma cosa: “Y dijo Hageo: Si un inmundo por el
contacto con un cadáver, toca cualquiera de estas cosas, ¿quedará inmunda?
Respondieron los sacerdotes, y dijeron: Quedará inmunda.
Así es este pueblo y así es esta nación delante de mí"
-- declara el Señor -- "y así es toda obra de
sus manos; y lo que aquí ofrecen, inmundo es.”
3. Bajo la ley de Moisés si alguno quedaba inmundo por ser leproso o por tocar
un cadáver, no podía acercarse al tabernáculo o templo. A pesar de lo que
hiciera o no hiciera, su condición era como el
“trapo de inmundicia” de la mujer durante su período menstrual.
4. Los cristianos no somos inmundos.
6:17, si somos “inmundos”, ¿por qué decir “no toquéis lo inmundo”? Hemos
purificado el alma por
la obediencia a la verdad (1 Ped. 1:22) y los que aplican “el trapo de
inmundicia” de Isa. 64:6 a las buenas obras del cristiano
tuercen las Escrituras para su propia destrucción
(2 Ped. 3:16).
5. A los cristianos se les llama “santos” que es lo opuesto a “inmundos”. 1 Tes.
4:7, “Dios no nos ha llamado a la inmundicia, sino a la santificación.
6. Además, los que comparan las buenas obras del cristiano a un “trapo de
inmundicia” hacen burla
de Sant. 2:14-26 y muchos otros textos que enseñan la necesidad de buenas obras.
Véanse Tito 2:14; 3:1, 8, 14; Mat. 5:16.
Conclusión.
A. Precioso himno - “Sublime gracia…”
B. Recuerde: Gracia significa que Dios provee
la salvación. Y el hombre acepta
la salvación al obedecer al evangelio.
C. Entonces, no recibir la gracia en vano. Ser fieles, cumplidos.
Pero esa gracia puede ser recibida en vano. ¿Cómo?
1. Por tener comunión con las tinieblas, 2 Cor. 6:14-18.
2. Por no aceptar la gracia de ofrendar, 2 Cor. 8, 9.
3. Por recibir y seguir a los falsos maestros, 2 Cor. 11:13.
4. Por no practicar lo que la gracia nos enseña sobre lo carnal y lo mundano,
Tito 2:11-12.
5. Por predicar “a otro Jesús…recibir otro espíritu… otro evangelio”, 2 Cor.
11:4.
D. 2 Tim. 2:1, “esfuérzate
en la gracia que es en Cristo Jesús”.
"Por Gracia ... No Por
Obras"
Efesios 2:8, 9
Introducción:
A.
Efes. 2:8, 9 es el texto predilecto de muchas
denominaciones. Desde luego, es un texto muy importante, pero no enseña que la
salvación es por gracia sola ni por la fe sola.
B.
Es imperativo que la Biblia se explique
sola; es decir, que los textos y temas
bíblicos se entiendan de acuerdo con su
contexto,
y de acuerdo con otros textos paralelos o relacionados.
I. La Salvación Es "Por Gracia" Porque
Dios La Provee (La Hace Posible),
Jn. 3:16.
A.
Cristo es la propiciación por nuestros pecados.
Rom. 3:25; 1 Jn. 2:2; 4:9, 10 "envió a su Hijo en
propiciación por nuestros pecados". Sin esta propiciación habría ninguna
esperanza de la salvación. Sin ella todos tendríamos que morir en los pecados,
Rom. 6:23.
1.
El Antiguo Testamento usa la palabra
expiación
en lugar de
"propiciación" y significa "cubrir'"; es decir,
los pecados se cubren (Rom. 4:7). El "propiciatorio" era la "cubierta" del arca
del pacto que fue rociada con sangre cada año (en el día de expiación), Heb.
9:5; Ex. 25:18-22; era un servicio que apuntaba hacia Cristo y su perfecto
sacrificio.
2.
El hombre nunca podría proveer para sí mismo tal
propiciación.
B.
"Esto no de vosotros".
El hombre, siendo pecador, no puede redimirse solo. No puede morir por sus
propios pecados. No puede
proveer
ningún sacrificio, ninguna propiciación o expiación,
nada
que fuera eficaz para su salvación.
C.
La base o la causa.
Pablo habla de todo aquello que
Dios
ha hecho y lo que sigue haciendo para salvarnos.
Habla de la parte divina,
lo que procura, lo que hace posible la salvación. Dios ha
hecho y hace lo que el hombre no puede hacer.
D. "Cosa que ojo no vio, ni oído oyó,
ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que
le aman", 1 Cor. 2:9. La mente humana y
finita nunca hubiera ideado tal plan, y si lo hubiera hecho, de todas
maneras no podría haberlo ejecutado. "Esto no
de vosotros".
1.
"Esto no de vosotros" no tiene nada que ver con lo que el hombre debe hacer para
aceptar
la salvación. Pero así lo aplican mal algunos evangélicos.
2.
Los
efesios,
al igual que los demás
oyeron y obedecieron
al evangelio. "Esto no
de vosotros" se aplica a los tres mil de Jerusalén, los samaritanos, el eunuco,
Saulo, Cornelio, etc.
Estos no originaron el plan de salvación, sino
que lo aceptaron.
II. No Por Obras, Para Que Nadie Se Gloríe,
compárese Rom. 3:27.
A. ¿Cuáles? Las obras hechas por el hombre
aparte del evangelio de Cristo.
La condición del hombre (pecador) se des-cribe
en Rom. 1:18-32; 3:9-18; Efes. 2:12,
etc.
1.
En esta condición el hombre
no podía obrar su propia salvación.
2.
Siendo
pecador,
transgresor, sus buenas obras no servían de propiciación, no cubrían sus
pecados.
Se requería la propiciación que Dios proveyó.
B.
Para que nadie se gloríe.
La jactancia
queda excluida, Rom. 3:27. ¿Por qué? Porque el hombre no puede salvarse solo.
Solamente por medio de vivir perfectamente, sin pecar nunca, podría jactarse,
pero si pecara una sola vez (en hecho, en palabra, en pensamiento)
sería pecador y necesitaría el perdón de Dios.
C. Dios provee (esto no de vosotros, no por
obras) ... el hombre acepta (sí de vosotros; sí de obras,
obediencia). En
cuanto
a proveer o procurar
la salvación, el
hombre no tenía nada que ver con el asunto; en cuanto
a aceptarla,
sí tiene mucho que ver porque esto depende de él.
III. Tito 3:5, "No Por Obras De Justicia
Que Hubiéramos Hecho, Sino Por Su
Misericordia, Por El Lavamiento De La
Regeneración ... Renovación En El Espíritu Santo".
A. La Biblia dice
"Por ... no por"
en
varios textos: (1) Efes. 2:8, 9, no por obras
... sino por gracia; (2) Tito 3:5, no por obras, sino por su misericordia; (3)
Sant. 2:24, por las obras, y no solamente por la fe".
1.
En Efes. 2:8, 9 y en Tito 3:5 Pablo se refiere a la
causa
(la
base,
la
provisión)
de la salvación.
Dios lo hace. Dios proveyó al Salvador.
2.
Santiago se refiere a la aceptación de la
salvación. No hay ningún conflicto entre
Pablo y Santiago. Somos salvos por la
gracia (todo lo que hace la gracia) y por la fe y por las obras (todo lo
que hace el hombre para aceptarla).
"No Estáis Bajo La Ley, Sino Bajo La Gracia"
Romanos 6:14
I. "No Estáis Bajo La Ley" De Moisés.
A. Rom. 2:17-29, Pablo habla de los judíos
y de la ley de Moisés.
B. Rom. 3:20, "por las obras de la ley ningún ser
humano será justificado", porque bajo
la
ley de Moisés
no había
salvador.
No
estáis bajo la ley de Moisés.
1.
Heb. 10:3, 4, "en estos sacrificios cada año se hace
memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos
no puede quitar los pecados"; por lo tanto, Cristo vino para ser nuestro
perfecto Sacrificio.
2.
Los sacrificios de animales bajo la ley apuntaban hacia
Cristo, Heb. 8:5.
C. Gál. 3:10, "todos los que dependen
de las obras de la ley están bajo maldición,
pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en
todas
las cosas escritas en el libro de la ley, para
hacerlas".
El judío tenía que guardar la ley
sin pecar
una sola vez para poder justificarse por la ley. Al pecar
una sola vez, llegaba a ser pecador y necesitaba del perdón de Dios. Necesitaba
a un salvador, pero no había salvador bajo la ley de Moisés.
D. En el contexto inmediato de Rom. 6:14, véase
Rom. 7:1-7 para ver claramente que Pablo habla de
la
ley de Moisés
(el ver. 7 dice, "no codiciarás", uno de los diez
mandamientos de la ley de Moisés).
II. Estamos Bajo La Gracia, El Evangelio,
La Ley De Cristo.
A.
Muchos maestros falsos tuercen Rom. 6:14, haciendo que la palabra "ley" se
refiera también a la ley de Cristo. Dicen que no estamos bajo
ninguna ley.
B.
Pero léanse Rom. 8:2; 1 Cor. 9:21; Gál. 6:2, cartas
escritas por el apóstol Pablo, quien habla tanto de la gracia; también léanse
Sant. 1:25; 2:10, 12.
C.
Rom. 3:27, "la ley de la fe" excluye la jactancia, porque el pecador no
merece
el perdón, sino el castigo (6:23). Un criminal perdonado no puede
jactarse de su libertad. Pero obsérvese que Pablo dice "la
ley
(NOMOS)
de la fe".
D.
El Nuevo Testamento habla mucho de la gracia, pero en muchos textos habla
también de la "ley", de "obediencia", de
"obras", etc. La gracia y la ley de Cristo no
están en conflicto en ningún sentido: la
gracia se nos otorga a través del evangelio.
Y ¿qué es el evangelio? Algunos sinónimos de la palabra "evangelio" son: la
ver-dad, la palabra de su gracia (Hech. 20:32),
el consejo de Dios (Hech. 20:27); el nuevo
pacto o testamento, etc.
E.
Todo mandamiento es esencial.
Sant. 2:10, "cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se
hace culpable de todos"; Santiago
no
habla de la ley de Moisés, sino de la ley de libertad (1:25; 2:12). Sería
absurdo afirmar que una carta para cristianos exigiera que se guardara toda la
ley de
Moisés.
El ver. 10 es la conclusión de la enseñanza de los
versículos 1-9 dirigida a los "Hermanos míos".
F.
Si la gracia no requiere que
guardemos
la ley, entonces permite que
quebrantemos
la ley. ¿Cuál será? ¿Qué nos
"enseña"
la gracia? (Tito 2:11, 12).
G.
Si la gracia es condicional, forzosa-mente tiene que tener "ley", porque la ley
de Cristo es sencillamente la
expresión de la voluntad
de Cristo, lo que Dios espera de nosotros, lo que Dios
aprueba y lo que desaprueba.
III. ¿Quiénes Son Los Legalistas?
A.
Muchos aplican esta palabra a los que enseñan la
importancia de la ley de Cristo, la obediencia, las buenas obras, etc. Dicen que
los tales no creen en la gracia, sino que son "legalistas", que quieren
salvarse por ley.
B.
Es increíble que algún hermano sea criticado por hacer todo lo posible por
obedecer toda ley de Cristo.
Mat. 7:21
"no
todo el que dice Señor, Señor ... sino ...
hace
la voluntad ..." ¿Debemos guardar la ley o debemos
quebrantar la ley? (1 Jn. 3:4).
C.
Según Larousse, el legalista es el "Que antepone a todo el
cumplimiento literal de las leyes". Y, de veras, nos acusan de ser "literalistas",
de buscar no el "espíritu" de la ley, sino "la letra" de ella. Tales maestros
tuercen 2 Cor. 3:6; en este texto la palabra "letra" se refiere a la ley de
Moisés; y la palabra "espíritu" se refiere al evangelio. El contexto hace obvia
esta conclusión.
D.
También la palabra "legalista" se refiere al que hace leyes humanas, cosa
condenada en muchos textos, Mat. 15:8, 9;
Col. 2:20-23; 1 Tim. 4:3, 4; Rom. 14:3, 4, etc.
E.
Pero en cuanto a la acusación de ser "legalista",
"esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman" legalismo (tratando de
guardar estrictamente todas las enseñanzas de la ley de Cristo) "así
sirvo al Dios de mis padres". Mat. 7:21; Jn.
14:15, 21.
La Gracia Y Las Obras
Introducción:
A.
La palabra "gracia" indica una
actitud
de bondad, de amor; se refiere al
favor
de Dios que tiene que ver con perdonar al pecador por
medio de Cristo.
B.
Esa
actitud
no hubiera tenido y todavía no tendría mérito alguno
sin expresarse.
Pero muchos textos explican en qué formas Dios ha
manifestado su
gracia.
C.
De la misma forma,
la fe
es una
actitud,
y debe expresarse. La fe no expresada no vale nada. "La
fe sin obras está muerta" (Sant. 2:26).
I. Es Antibíblico Despreciar Las Obras Enseñadas En El Nuevo Testamento.
A.
La mayoría de los evangélicos afirman con mucho énfasis
que las obras no tienen nada que ver con nuestra salvación y desprecian el
bautismo y las buenas obras.
B.
Citan Isa. 64:6, "Si
bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo
de inmundicia". Tuercen este texto aplicándolo al bautismo, a la asistencia, y
a las buenas obras en general. Léase el capítulo para ver que Isaías condena la
infidelidad.
Los
israelitas no hacían buenas obras de ninguna clase. El ver. 5
indica claramente que Dios aprueba la justicia verdadera, pero el profeta está
confesando los peca-dos del pueblo. Dice el ver. 7, "Nadie hay que invoque tu
nombre". Este texto no tiene nada que ver con los esfuerzos sin-ceros del pueblo
de Dios.
II. ¿Qué Obras Quedan Excluidas? ¿El Bautismo? ¿El Tomar La Cena? ¿El Ofrendar?
¿El Visitar A Los Enfermos?
A. No quedan "excluidas" las obras que el Señor
requiere (Tito 3:1, 8; Sant. 2:14-26; Gál. 5:6, etc.), sino las obras que
"hubiéramos hecho" (Tito
3:5)
en lugar de aceptar a Cristo,
para ser salvos por su misericordia, por el lavamiento de
la regeneración (el bautismo) ...
B. Las obras que causan la
jactancia están excluidas, Rom.
3:27. Por ejemplo, los judíos se jactaban mucho de la circuncisión, de ser
maestros de la ley, etc.
y no aceptaron a Cristo
(Rom. 2:17-25). Con-fiaban
en la obras de la ley, Rom. 3:20, 28.
1.
Si alguno se bautiza, de eso no se jacta. Si toma la cena, de eso no se jacta.
Si ayuda al pobre, no se jacta. Léase 1 Cor. 9:16, cuando hacemos lo que Dios
manda, no podemos gloriamos, porque nos sometemos
a
Dios, y
toda la gloria es para El, no para nosotros, 1 Cor.
1:26-29.
2.
Pablo condena la actitud de aquellos que confían en sí mismos y no obedecen a
Cristo
(Luc. 16:15; 18:9-14).
3.
Rom. 10:3, "ignorando la justicia de Dios, y procurando
establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios" (no
obedecen al evangelio).
C. Las obras que produjeran "deuda" quedan
excluidas, Rom. 4:4, 5. El que "obra" es él que confía en sí mismo, como si
pudiera obrar u obedecer perfectamente y nunca incurrir en falta (pecado). En
tal caso, su salario sería "deuda",
pero nadie ha vivido sin pecar
(excepto Jesús). Rom. 4:7 presenta el contraste entre el que "obra" y el que
recibe
el perdón
de sus pecados. El que "obra" busca justificarse
sin
Cristo, pero no hacemos tal cosa, sino buscamos el perdón por medio de Cristo.
Desde luego,
no hay salvación sin
Cristo; no hay justicia sin Cristo.
1.
Dios no "debe" la justicia a nadie.
Nadie "merece" la salvación. Todos hemos
pecado (Rom. 3:23); hemos "ganado" o merecido solamente la muerte, no la
salvación, Rom. 6:23.
2.
Sin embargo, la enseñanza de Pablo acerca de las obras que
quedan excluidas no minimiza en sentido alguno la obediencia al evangelio. En
la misma carta a los romanos que habla de las obras que quedan excluidas Pablo
enfatiza la necesidad de obedecer al evangelio. Léanse con mucho cuidado los
siguientes textos: Rom. 6:3, 4, 17, 18; Rom. 1:5, 16:26.
III. Entonces ¿Qué Obras Son Necesarias? Las Obras Enseñadas En El Evangelio.
A.
El hombre tiene que
hacer la voluntad de Dios,
Mat. 7:21; Hech. 10:35; 1 Jn. 2:29; 3:10.
B.
El hombre tiene que
obedecer al evangelio.
Heb. 5:8, 9; 2 Tes. 1:7-9; 1 Ped. 4:17, 18.
C.
El hombre tiene que
obrar, hacer las buenas obras enseñadas en el Nuevo Testamento.
Tito 3:1, 8; Sant. 2:14-26; Apoc. 2:2, 9, 13, etc.
D.
El hombre será juzgado por sus
obras.
Apoc.
20:12, 13; 2 Cor. 5:10.
E.
Estas obras, esta obediencia,
se re-quieren.
No
son excluidas, ni son menospreciadas en las Escrituras. La
gracia de Dios obra, y requiere obras.
F.
Las obras que se requieren son los actos de
aceptar o recibir
la gracia, y de
vivir
de acuerdo con lo que la gracia en-seña (Tito 2:11, 12).
Conclusión:
A.
Quedan
excluidas
las obras que el hombre sin Cristo hiciera; éste no puede
salvarse con sus obras por muchas o buenas que sean.
B.
Quedan
incluidas
y necesarias las obras de obediencia y de servicio enseñadas por la gracia a
través del evangelio de Cristo: así
aceptamos
la gracia.
C.
Apoc. 19:5, "el lino fino es las acciones justas de los
santos".
La Gracia De Dios
(Torcida por Agustín, Lutero y Calvino)
Introducción.
La gracia de Dios es su buena disposición o voluntad hacia nosotros o, como
decimos frecuentemente, su favor no merecido, para efectuar nuestra salvación
(perdonarnos). Dios desea salvarnos, 1 Tim. 2:4; 2 Fed. 3:9, y dio su Hijo
Unigénito para manifestar su amor, Jn. 3:16.
I. El hombre fue creado con libre albedrio.
A. El hombre fue creado a la imagen de Dios, Gén. 1:26. Por eso, no es
como las criaturas de instinto, sino que tiene inteligencia y voluntad. El
hombre puede entender y apreciar la moralidad. Puede distinguir entre el bien y
el mal y puede escoger el bien. Tiene libre albedrío.
B. La Biblia enseña que el hombre es responsable. Todo mandamiento de
Dios implica que e1 hombre puede y debe obedecer. Toda condición implica que el
hombre puede cumplir con esa condición. Toda la Biblia trata al hombre como
moralmente responsable. 2 Ped. 1:4, Dios espera que seamos participantes de la
naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa
de la concupiscencia. ¡Debemos ser como, Dios!
II. Pero todos hemos pecado. ¿Cómo
podemos ser como Dios?
Ahora
estamos llegando al tema de la gracia. ¿Cómo? Juan 3:16. Cristo murió
para expiar nuestros pecados. Cuando obedecemos al evangelio, Dios nos perdona,
Hech. 2:38. ¿Por qué nos perdona? Porque nos ama, nos quiere. Nadie merece este
amor porque todos hemos pecado, pero a pesar de eso, Dios nos quiere. Es el
Creador, nos hizo en su imagen y quiere que tengamos comunión con Él. Quiere
nuestro amor y servicio. No quiere que seamos obligados o forzados a obedecerle,
sino que lo hagamos voluntariamente, con fe y amor y gratitud. El quiere lo que
Jesús dice en Mat. 16:24. Cuando Dios nos perdona, los pecados quedan borrados,
olvidados, como si nunca existieran. Sal. 103:12; Miqueas 7:19; Heb. 8:12.
Entonces debernos imitar a Dios, Ef. 5:1; 1 Ped 1:16; 1 Jn. 3:1; Deut.
10:12; Mat. 22:37-39. Imitamos a Cristo quien vino al mundo para revelar al
Padre, Juan 14:9; 1 Ped. 2:21 ("que sigáis sus pisadas"). Andamos en la luz,
como El está en luz, 1 Jn. 1:7.
Pero ¿qué pasa cuando pecamos otra vez? En primer lugar, dejamos la
práctica del pecado, 1 Jn. 3:8. Y cuando tropezamos, confesamos los pecados, 1
Jn. 1:9 - 2:2, y El nos perdona.
III. "San" Agustín era el principal
oponente del libre albedrío.
A. La teología de la mayoría de las denominaciones ha sido afectada
fuertemente por el concepto de que el hombre no tiene libre albedrio. La mayoría
de los miembros de iglesias evangélicas dirán que el hombre sí tiene libre
albedrío. Aun la mayoría de los pastores. Los miembros y pastores que dicen que
el hombre sí tiene libre albedrío no siguen los credos oficiales de sus iglesias
ni toman en cuenta el origen de varias doctrinas que creen (por ejemplo, la
salvación por la fe sola, la perseverancia de los santos, etc.).
B. Durante los primeros tres siglos los escritores eclesiásticos
insistían en el libre albedrío del hombre, pero un hombre famoso llamado Manes o
Manoqueo, nacido en Persia en el tercer siglo, enseñó que la materia es mala y
que, por eso, el cuerpo es corrupto (pecaminoso). Tales ideas existieron en el
tiempo del apóstol Juan y, por esa razón, los que cayeron bajo la influencia
gnóstica enseñaban que Cristo no vino en carne (1 Jn. 4:2, 3).
C. El famoso Agustín de África (354-430), llamado "San Agustín", "obispo"
de Hippo) tuvo mucho que ver con la creencia del mundo religioso de que el
hombre no tiene libre albedrío. En primer lugar, cuando era joven, llevó una
vida muy pecaminosa y cuando fue “convertido”, comenzó a estudiar y razonar para
entender por qué él había sido un joven tan pecador. Llegó a la conclusión de
que desde su niñez había sido moralmente depravado. Luego, otra cosa muy
significativa fue que por unos cuantos años él cayó bajo la influencia del
maniqueísmo (una forma del gnosticismo) y se convenció de que el cuerpo es malo
y que, en realidad, el hombre nace depravado de todo bien y que no tiene libre
albedrío.
Enseñó que en el huerto de Edén antes de pecar Adán y Eva sí tenían libre
albedrío pero que fueron protegidos por lo que Agustín llamó la "gracia" de
Dios. El explicó la "gracia" como una "fuerza capacitadora". Al tener esta
fuerza también tenían libre albedrío y podían escoger el camino correcto, pero
escogieron el mal y fueron expulsados del huerto. Entonces dijo que cuando Adán
perdió su libre albedrío, toda la humanidad lo perdió.
Creyó, pues, que la gracia puede ser restaurada solamente por medio de un
acto especial (milagroso) de Dios; es decir, que la gracia significa que el
hombre puede ser salvo solamente por tener una "experiencia de gracia", un acto
milagroso de Dios. Propagó la enseñanza de que el hombre nace depravado de todo
bien y que, por causa de eso, no tiene participación alguna en su salvación, que
ni siquiera puede querer creer, hasta que Dios mueva su corazón. La "experiencia
de gracia" significa que Dios hace algo al corazón humano. ¡Zas! Le toca al
corazón y lo cambia! Según ese concepto torcido de la gracia el resultado es el
nuevo nacimiento, la regeneración, etc. El concepto de Agustín de la gracia se
ve en lo que él dijo al Señor: "Da lo que pides y pide lo que quieras".
D. Agustín
creyó también que los infantes deben ser "bautizados" porque si nacen pecadores
y si el bautismo es para remisión de pecados, es necesario bautizarlos para
quitar el pecado original.
Los evangélicos citan Efes. 2:8 ("Porque por gracia sois salvos por medio
de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios") para enseñar que aun la
fe es una dádiva de Dios. (Desde luego, Pablo no quiere decir que la fe es don
de Dios, sino que la salvación es don de Dios; "la fe es por el oír, y el oír,
por la palabra de Dios", Romanos 10:17). Pero este error se basa en la idea de
Agustín de la necesidad de la "experiencia de gracia" o de "la fuerza
capacitadora".
El oponente principal de Agustín era Pelagio, un monje de Bretaña. El
creía fuertemente en el libre albedrio. Hizo un peregrinaje a Roma y se dio
cuenta de que algunos sacerdotes tenían concubinas. Pelagio les exhortó pero
ellos, bajo la influencia de la doctrina de Agustín, dijeron que pecaban por
causa de su carne, su naturaleza corrupta, y que no podían evitarlo. Les dijo
que sí podían evitarlo. Dijo, "Si e1 hombre debe hacer algo, lo puede hacer" (es
decir, si Dios manda que el hombre haga cierta cosa, entonces el hombre tiene la
capacidad para hacerlo). Pero en los debates entre Agustín y Pelagio, Agustin
ganó --en parte, debido al extremismo de Pelagio y sus seguidores que según
acusaciones contra ellos, enseñaron que el hombre puede salvarse solo -- y el
partido de Agustín era el partido predominante en la iglesia y prácticamente se
destruyó la influencia de Pelagio.
IV. La gracia y los sacerdotes y
sacramentos.
A. Para el siglo ocho, la doctrina de Agustín se estaba olvidando y había
más énfasis sobre sacerdotes y sacramentos. Bajo este sistema se enseñaba que la
gracia de Dios estaba en los sacramentos que fueron administrados por los
sacerdotes.
B. Según este falso sistema la gracia de Dios es como si la sangre de
Cristo estuviera en una vasija. La Iglesia Católica se considera a si misma como
el depósito de la cual la gracia de Dios es repartida. Hay siete agujeros en la
vasija (los siete sacramentos). Estos son los medios de gracia según el
catolicismo. Por ejemplo, los que quieran gracia para su matrimonio tienen que
estar casados por la iglesia. La gracia está amarrada al sacerdocio. Entonces la
iglesia enfatizaba obras y más obras, mayormente en los muchos requisitos para
la penitencia (yendo arrodillado hacia algún santuario), etcétera. Desde luego,
las "obras" requeridas por la Iglesia Católica son obras inventadas por ellos
mismos.
V. La gracia y Los reformadores
protestantes.
A. Martín Lutero, alemán reformador protestante, resucitó las enseñanzas
de Agustín. Su oponente principal era un holandés llamado Erasmo, pero Lutero
derrotó a Erasmo como Agustín derrotó a Pelagio.
B. Juan Calvino desarrolló y sistematizó la doctrina que se llama "el
calvinismo". Se aprende fácilmente en inglés porque está en forma acróstica
TULIP (tulipán).
T-otal depravity (depravación total). No hay texto que enseñe esta
doctrina; por el contrario contradice muchos textos. El hombre no nace con
pecado, sino que comete pecado (1 Jn. 3:4). La llamada "depravación total" o
expresiones afines son la vil mentira de Satanás que el hombre pecador usa como
"excusa" para disminuir o eliminar su culpa.
U-nconditional election (elección incondicional, doctrina falsa que
dice que antes de fundar el mundo Dios escogió a los que serán salvos). Esta
doctrina contradice Hechos 10:34, 35; Rom. 2:11, que Dios no hace acepción de
personas.
L-imited atonement (expiación limitada, que Cristo murió solamente
por los elegidos). Esta falsa doctrina contradice Heb. 2:9; Tito 2:11; Rom. 5:6.
I-rresistible grace (gracia irresistible, que Dios hace algo --¡Zas!
-- para salvar a los escogidos). Este punto es la base del pentecostalismo y la
llamada "experiencia de gracia" ensenada por los evangélicos en general. Véase 2
Cor. 6:1. De allí vienen los "testimonios" de "lo que el Señor hizo por mí".
P-erseverance of the saints (perseverancia de los santos, o sea, que
no pueden caer de la gracia, una vez salvos, siempre salvos), doctrina que
contradice muchos textos, por ej., Gál. 5:4; 2 Ped. 2:20-22. ¿Como pueden creer
que el hombre persevera aunque siga pecador? Inventaron otra doctrina: la
supuesta imputación de la justicia personal de Jesús al creyente. Según esta
doctrina falsa Dios no ve los pecados del creyente porque solamente puede ver la
justicia de Jesus que le fue contada al creyente, que viene siendo como túnica
que le cubre. Tuercen Rom. 4:2-4; 5:18, 19 y otros textos para apoyar esta falsa
doctrina. Lamentablemente algunos hermanos han caído en este error. También la
idea que algunos hermanos tienen de que el Espíritu Santo mora personalmente en
los cristianos para ayudarles a perseverar demuestra la influencia del
calvinismo aun en la iglesia de Cristo. La palabra "morar" simplemente indica
que el Espíritu Santo nos guía y nos controla a través de su palabra y que
tenemos comunión con El (Rom. 8:14; 2 Cor. 13:14), es decir, que participamos en
las cosas de Dios.
VI. Hay muchas variaciones del llamado
"Calvinismo".
Por ejemplo, en la comunidad donde este servidor vivió como joven había una
iglesia bautista de libre albedrío ("Free Will Baptist Church"). Según los
credos oficiales la Iglesia Bautista es calvinista, pero hay grupos que se
oponen a ciertos puntos de esta teología. Entre ellos el tema del libre albedrío
ha provocado mucha controversia y división. Sin embargo, nadie puede negar que
la doctrina original y oficial del Calvinismo es TULIP y que niega el libre
albedrio y, por lo tanto, niega la gracia de la Biblia.
La soberanía de Dios. Los oponentes del libre albedrio dicen que el
hombre no puede decir "No" a Dios. Por ejemplo, cuando el niño dice "No" a sus
padres, es porque ya perdieron el control sobre él y afirman que Dios nunca
pierde el control, que su autoridad es absoluta. Pero ignoran -- o hacen caso
omiso -- de que Dios escogió, El quería, que el hombre tuviera libre albedrío.
Dios quiere la clase de servicio que requiere el libre albedrío. Toda la
creación glorifica a Dios, pero Dios quiere que el hombre escoja servirle, que
voluntariamente le sirva, y esto sería imposible sin libertad de voluntad.
Además de eso, el hombre no puede decir "No" a Dios y escapar la consecuencia
que es el castigo. Dios es Soberano, tiene todo control. El hombre dará cuenta a
Dios en el Dia Final.
VII. La gracia y la ley de Moisés
(Romanos, Gálatas).
A. Gál. 2:16, 21; 5:4; Rom. 6:14; 10:3, querer justificarse por la ley
equivalía a establecer su propia justicia (Fil. 3:9, "mi propia justicia, que es
por la ley").
B. ¿Por qué no podían justificarse los judíos por la ley de Moisés?
Gál. 3:10, malditos por no obedecer toda la ley. Aunque obedecieran casi todos
los mandamientos, preceptos, estatutos, etc., por la transgresión de un solo
mandamiento (de los más pequeños), eran transgresores y condenados, y bajo la
ley de Moisés no había Salvador.
Rom. 4:4, "al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como
deuda", es decir, si alguno hubiera obedecido perfectamente toda ley de Dios,
entonces sería justificado, simplemente porque nunca hubiera pecado. Entonces,
en tal caso Dios le debería la recompensa. Pero Rom. 3:23 dice que todos
pecaron; por eso, nadie podría justificarse de esa manera. Al decir (Rom. 4:2,
4, 5) que Abraham no fue justificado por obras quiere decir que él no esperaba
ser justificado por la obediencia perfecta, haciendo caso omiso de la
misericordia y perdón de Dios. Rom. 4:3 dice que "Creyó Abraham a Dios y le fue
contado por justicia" y Rom. 4:6 habla de la "justicia sin obras". Estos
versículos se explican claramente en los vers. 7, 8. Se refieren al perdón de
Dios. Esta es la única justicia verdadera. Los justificados son los perdonados.
El perdón de Dios es la gracia de Dios. Esta es justificación o justicia por fe,
Rom. 4:3, 5; 5:1; Efes. 2:8; es decir, justificados por obtener el perdón de
Dios por medio del evangelio de Cristo.
C. El sistema sacrificial bajo la ley no quitaba los pecados, Heb.
10:1-4, sino que cada año se hacía memoria de ellos. Los fieles bajo la ley
fueron salvos por Cristo, Heb. 9:15, 16.
VIII. Nosotros también estamos bajo ley,
Gál. 6:2; Rom. 8:2; 1 Cor. 9:21; Sant. 2:10, etc.
A. Es una ley aun más estricta -- más exigente -- que la ley de Moisés:
Mat. 5:21-24, 28, 32, 33-37, 38-47; 15:18-20; 1 Ped. 1:15, 16; 1 Jn. 3:15; Col.
3:5; etc. Hay aun más culpa bajo la ley de Cristo.
B. Pero no es una ley que ofrezca justificación por la obediencia
perfecta. ¿No somos salvos por obedecer la ley de Cristo? Si, pero no por
obedecerla perfectamente, sin pecar nunca. ¿No debemos obedecer perfectamente la
ley de Cristo? Si, pero si queremos obedecerla perfectamente obedecemos el
mandamiento de confesar pecados y esto indica o implica que hemos pecado (que no
hemos obedecido perfectamente) y que buscamos la gracia de Dios. Desde luego,
debemos esforzarnos y luchar por ser cumplidos en todo aspecto, pero todos
pecamos (1 Jn. 1:8) y si confesamos los pecados Dios nos perdona (1 Jn. 1:9-
2:2). ¡Esta es la gracia de Dios! Repito: Si alguno obedece los mandamientos de
la ley de Cristo, se arrepiente de sus pecados y es bautizado para perdón de los
pecados. Desde luego, el que hace esto reconoce y admite que no se está salvando
por obedecer perfectamente la ley de Cristo. Más bien, reconoce que ha pecado y
que quiere el perdón de Dios.
C. Recuérdese Luc. 17:10, "cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido
ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos".
¡Nadie merece la salvación!
D. Recuérdese también que había judíos que querían justificarse a sí
mismos y que estos fueron representados por el fariseo de Luc. 18:9-12.
IX. Entonces, ¿Somos o no somos salvos
por las obras?
A. Los judíos no podían justificarse por las obras de la ley de Moisés,
Rom. 3:27, 28. Esto se explica claramente en Gál. 3:10.
B. Nadie será justificado por las buenas obras que haya hecho aparte de
Cristo, Efes. 2:9; 2 Tim. 1:9; Tito 3:5. Es importantísimo que todos entiendan
que cuando Pablo dice que no somos salvos por obras siempre se refiere a las
obras hechas aparte de Cristo y el perdón que El ofrece.
C. ¿Puede una persona salvarse si simplemente piensa en cumplir las leyes
del Nuevo Testamento? ¿Si solamente considera la ley de Cristo Como un código de
leyes? Los sectarios -- y algunos hermanos -- nos acusan de ser legalistas,
perfeccionistas, de que queremos salvarnos solos, etc. Dicen esto cuando
insistimos en que se respete la autoridad de Cristo, que se siga el patrón
bíblico, que no se tolere el divorcio no por fornicación ni las segundas nupcias
no legítimas, etc. Pero ¿cómo sería posible tratar de justificarnos por la ley
de Cristo como los judíos querían justificarse por las obras de la ley de
Moisés? Sería totalmente imposible, porque la ley de Cristo dice que todos
pecamos y que debemos confesar pecados, es decir, si se guardara perfectamente
la ley de Cristo se confesaría el pecado. Si guardamos la ley de Cristo,
reconocemos que todas hemos pecado y, por lo tanto, nadie guarda la ley de
Cristo sin pecar. Es por eso que apareció la gracia de Dios para perdonarnos a
través de la muerte de Cristo. ¿Cómo sería posible que alguno tratara de
salvarse solo guardando la ley de Cristo sin tomar en cuenta su propio pecado y
el perdón de Dios a través de Cristo y su muerte por nosotros?
D. Pero si alguno lo hace, si obedece los mandamientos del Nuevo
Testamento sin entender que la obediencia y las buenas obras simplemente son
nuestra aceptación de la gracia de Dios que se ha manifestado en Cristo y su
muerte por nosotros, entonces no obedece de corazón (Rom. 6:17, 18) y caería en
el mismo error de los judíos. Eso sería tratar de merecer la salvación lo cual
es imposible.
E. Sin embargo, aunque reconozcamos que pecamos y que necesitamos del
perdón de Dios, recordemos Sant. 2:24, "el hombre es justificado por las obras",
es decir, las obras enseñadas por el evangelio (Efes. 2:10). Esto simplemente
significa que el hombre tiene que aceptar la salvación por medio de la
obediencia al evangelio y la práctica de buenas obras.
X. Obediencia y buenas obras equivalen a
aceptar la salvación gratuita.
A. La teología calvinista enseña que todo depende de Dios, pero según la
Biblia el hombre es muy responsable, y tiene mucho que ver con su salvación.
Hech. 13:43, " ... a que perseverasen en la gracia de Dios"; 2 Cor. 6:1, "... a
que no recibáis en vano la gracia de Dios"; Gál. 2:21, "no desecho la gracia de
Dios"; Gál. 5:4, "de la gracia habéis caído"; 2 Tim. 2:1, "esfuérzate en la
gracia"; Heb. 12:15, "alguno deje de alcanzar la gracia de Dios"; Judas 4,
"convierten en libertinaje la gracia". ¿Quién puede leer estos textos y seguir
creyendo que el hombre no tiene nada que ver con la gracia de Dios o que la
gracia de Dios es incondicional?
B. A través de la Biblia se puede ver que Dios hace su parte y el hombre
tiene que hacer su parte. Desde luego, el hombre no puede hacer la parte de Dios
(el hombre no puede proveer un Salvador), pero al mismo tiempo es cierto que
Dios no hará la parte que corresponde al hombre. Dios provee el pan, pero el
hombre tiene que trabajar para poner el pan sobre la mesa. Recordemos y
prediquemos los casos muy conocidos: los muros de Jericó (Dios los hizo caer,
pero el pueblo tuvo que obedecer); la lepra de Naamán (Dios la sanó pero si no
se hubiera zambullido siete veces en el río Jordán?); Jesús sanó al ciego (Juan
9), pero este tuvo que ir al estanque de Siloé para lavarse; Dios nos perdona
pero tenemos que ser bautizados (Hechos 2:38). En fin, toda la obediencia y
todas las buenas obras son actos necesarios para aceptar la gracia de Dios.
C. Por eso, muchos textos dicen "hacer", "obedecer", "obrar". Mat. 7:21;
12:50; Hech. 2:40; Gál. 5:6; Fil. 2:12, y Sant. 2:24.
XI. Recompensa, salario, galardón.
A. No merecemos la salvación. Bien entendemos esto, pero Jesús dice de
algunos, "andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignos", Apoc. 3:4;
también Apoc. 19:8, "el lino fino es las acciones justas de los santos".
Reconocemos que en un sentido somos "siervos inútiles", pero al mismo tiempo nos
gozamos al leer Apoc. 3:4; 19:8, etc.
B. La salvación es la "dádiva de Dios", pero el Nuevo Testamento habla
mucho de "recompensa", Mat. 6:1, 4; Mar. 9:41; y "galardón", Mat. 5:12; Luc.
6:35; Col. 2:18; 3:24; Heb. 10:35; 11:6; 2 Jn. 8. Sin embargo, si tenemos los
ojos solamente en la recompensa en lugar de tener los ojos puestos en Jesús, no
habrá recompensa.
Conclusión:
¡Sublime gracia! ¡Qué tema más básico! Hermanos, prediquemos mucho sobre
la gracia de Dios. Los sectarios y algunos de nuestros hermanos dicen que no
creemos en la gracia. Son acusaciones muy falsas. El problema es que muchos
aceptan definiciones católicas o de los "evangélicos" de la gracia. Dios nos
creó a su imagen -- con inteligencia y voluntad -- y podemos entender y apreciar
la voluntad de Dios. El hombre tiene libre albedrio y es responsable ante Dios.
Nadie puede justificarse por obras aparte de Cristo -- aparte del evangelio --
pero estamos bajo la perfecta ley de libertad y nos conviene ser cumplidos y
hacer buenas obras para glorificar a Dios. Aunque entendemos que en un sentido
aun después de hacer todo lo que el Señor requiere somos "siervos inútiles", en
otro sentido somos justificados por obras (Sant. 2:24) y el Señor nos considera
"dignos" de llevar "vestiduras blancas" en su presencia. No desechemos la
gracia; no recibamos en vano la gracia; no convirtamos la gracia en libertinaje;
no dejemos de alcanzar la gracia, sino más bien, nos esforcemos en la gracia, y
¡Dios nos recompensara!
(Algunos de los datos históricos y otros pensamientos presentados en este
estudio se hallan en el libro sobre la gracia por nuestro amado hermano Robert
Turner de Burnet, Texas)
LAS “OBRAS” DE ROMANOS 4:1-6; EFESIOS 2:8, 9, ETC.
NO SE REFIEREN AL BAUTISMO
....
I. El apóstol Pablo enseña que no somos salvos por “obras” pero que sí somos
salvos por el bautismo (Romanos 6:3, 4; Gálatas 3:27; Colosenses 2:12).
A. Efesios
2:8, 9, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se
gloríe”. “No de vosotros” significa que no somos salvos por la “buena vida” o
“las buenas obras” que hubiéramos hecho antes de conocer a Cristo.
Ejemplo: Cornelio (Hechos 10, 11), con todas sus cualidades buenas tuvo que
obedecer al evangelio (Hechos 11:14; 10:48). Tito 3:5, “Pero cuando se manifestó
la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5 nos
salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por
su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el
Espíritu Santo”. Este texto equivale a Hechos 2:38 y se refiere a la obediencia
al evangelio. Los predicadores evangélicos que enseñen que “no por obras” se
refiere al bautismo o que lo incluye
están rotundamente
equivocados y son culpables de representar mal al apóstol Pablo.
B. Gálatas
2:16, “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley,
sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para
ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto
por las obras de la ley nadie será justificado”.
En esta carta Pablo destruye la confianza de los
judaizantes en guardar la ley de Moisés (por ejemplo, la circuncisión, la guarda
del sábado y los reglamentos sobre alimentos). Desde el día de Pentecostés
(Hechos 2) tales cosas no tenían nada que ver con la salvación ni siquiera del
judío ni mucho menos de los gentiles. Sin embargo, en la misma carta (Gál. 3:26,
27) Pablo dice, “pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;
27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo
estáis revestidos”. Gál. 2:16 no está en contra de la obediencia al
evangelio; en la misma carta (5:4) Pablo dice,
“porque
en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino
la fe que obra por el amor”.
¿Pablo se contradice a sí mismo? Claro que no. Gál. 2:16 se refiere a las obras
de la ley de Moisés y Gálatas 5:6 se refiere a las obras del evangelio.
II.
Muchos citan Rom. 4:4, 5; Gál. 2:16; Efes. 2:8, 9 para probar que no es
necesario ser bautizado para ser salvo.
A. Enseñan que el bautismo es “obra” y que no somos
salvos por obras. Según su modo de enseñar, las “obras” que no salvan incluyen
la obediencia al mandamiento de ser
bautizado para perdón de pecados.
Por eso, tenemos que concluir que según la enseñanza de ellos, en efecto
la obediencia al evangelio no salva (pero véanse 2 Tesalonicenses
1:7-9; 1 Pedro 1:22; 4:17). ¡Imagínese que algún “pastor” o “evangelista”
enseñara que no es necesario obedecer a
Cristo para ser salvo! ¡Increíble!
B. Desde luego, tales maestros son muy
inconsecuentes en su doctrina porque enseñan la necesidad de hacer
ciertas cosas: oír, creer, arrepentirse y confesar la fe en Cristo. Para ellos
el bautismo es “obra” pero no son “obras” los otros cuatro actos de obediencia.
El único paso de obediencia (relacionado con el perdón de pecados) que ellos
rechazan es el bautismo para el perdón de pecados (Hechos 2:38).
Inexplicablemente tienen un fuerte
prejuicio contra este mandamiento que sale de la boca de Jesús y los
inspirados apóstoles.
C. Dicen que rechazan la doctrina “Católica” de la
“regeneración bautismal”, pero la Iglesia Católica no enseña y no practica el
bautismo bíblico. Lo que practican (el mojar la frente del infante) no es ni
primo remoto del bautismo bíblico. No es inmersión y no es para el creyente
penitente que haya confesado a Cristo. Si la Iglesia Católica enseñara y
practicara el bautismo bíblico, sería pura insensatez rechazarlo meramente
porque esa iglesia falsa la enseñaba y practicaba. ¿Rechazan los evangélicos la
Deidad de Cristo porque la Iglesia Católica la afirma?
III. El ejemplo de Abraham. Romanos 4:1-8.
A. Abraham obedeció el mandamiento de Dios, Gén.
12:1 (v. 5). ¿Enseña Romanos 4:1-5 que al obedecer este mandamiento él quería
justificarse a sí mismo por “obras”? ¿Enseña Pablo que cuando Dios le dio el
mandamiento de salir de su tierra, su obediencia no era importante?
B. Aunque Abraham no tuvo hijo Dios le dijo que su
descendencia sería como las estrellas. “Y creyó Abraham, y le fue contado por
justicia” (Gén. 15:5, 6; Rom. 4:3). Este texto es citado frecuentemente para
probar que Abraham fue justificado por la fe sola, pero en la misma carta (2:8)
Pablo dice, “pero ira y enojo a los que … no obedecen a la verdad…”. Por
eso, la fe que no obedece no es nada. Es fe muerta (Santiago 2:26, “Porque como
el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”).
C. Santiago 2:21-24 dice, “¿No
fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo
Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus
obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 23 Y se cumplió la
Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue
llamado amigo de Dios. 24 Vosotros veis, pues, que el hombre es
justificado por las obras, y no solamente por la fe”.
D.
Algunos rehúsan dar importancia a lo que Santiago enseña, diciendo que la
“justificación” de la cual él habla no es la misma justificación de la cual
Pablo habla. ¡Tal “explicación” para tratar de “armonizar” a Santiago con Pablo
es pura insensatez! ¡Justificación
es justificación! La explicación correcta es que Pablo y Santiago hablan de
diferentes clases de obras. Pablo habla de obras “que hubiéramos hecho” (Tito
3:5, como el caso de Cornelio, Hechos 10, 11), aparte del evangelio, o de las
obras de la ley de Moisés (Gál. 2:16), pero Santiago habla de las obras de
obediencia a Dios como se puede ver claramente en el caso de Abraham y en los
demás casos de los fieles mencionados en Hebreos 11, las obras de fe.
E. Romanos 4 dice que Abraham no fue justificado
por “obras” y Santiago 2 dice que Abraham sí fue justificado por obras? ¿Cuál de
ellos es correcto? Desde luego, los dos
son correctos. Lo que Santiago dice coincide con lo que Pablo dice en el
mismo texto bajo consideración, Romanos 4:12, “y padre de la circuncisión, para
los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las
pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado”.
La fe de Abraham no era fe sola. Era fe que tenía “pisadas”, o sea, acciones,
actos de obediencia. Los que citan Rom. 4:1-5 para enseñar la justificación por
la fe sola
tuercen las Escrituras (2 Ped.
3:16). No hacen caso de lo que el mismo Pablo dice en la misma carta en Romanos
2:8 y Romanos 4:12, ni mucho menos de lo que dice Santiago 2:20-24.
F. Obviamente Pablo explica que Abraham nunca
pensaba justificarse a sí mismos (Lucas 16:15), o sea, justificarse por sus
propias obras, aparte del perdón de Dios. Esta es la conclusión (la
explicación) de Pablo mismo en el mismo texto: Rom. 4:6, 7, “Como también David
habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin
obras, 7 diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades
son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos”; es decir, el que
busque y acepte el perdón de Dios sobre las condiciones nombradas por Dios busca
“justicia sin obras” y se justifica por fe y no por “obras”. Hay que
dejar que Pablo explique a Pablo. No es necesario salir del mismo texto bajo
consideración para entender perfectamente lo que significa la justificación
no por obras. Los que citen los versículos 3-5 sin citar la conclusión del
argumento de Pablo en los versículos 6-8 no son sinceros. No usan bien la
Palabra (2 Tim. 2:15); más bien, la tuercen (2 Ped. 3:16).
G. Entonces, ¿Abraham fue justificado sin obedecer
los mandamientos de Dios? Tal conclusión sería en extremo absurda. Igualmente
cuando Cristo y los apóstoles enseñan el bautismo para salvación (el perdón de
pecados), Marcos 16:16; Hechos 2:38, la obediencia a este mandamiento no es
“obra” en el sentido de Efesios 2:8, 9; Rom. 4:4, 5. Los que enseñen estos
textos de esa manera darán cuenta a Dios en el Día Final.
IV. La obediencia a los mandamientos de Cristo (incluyendo el bautismo) no tiene
nada que ver con las “obras” excluidas por Pablo.
A. Adán y Eva. Dios les mandó que no comieran del
árbol de la ciencia del bien y del mal. ¿Era importante o era cosa de
indiferencia la obediencia a este mandamiento? Si hubieran obedecido este
mandamiento ¿habrían sido justificados por “obras” para merecer la bendición de
Dios de seguir viviendo en Edén?
B. Los diez mandamientos. ¿Era importante o era
cosa de indiferencia si los israelitas los obedecieran o no? Al obedecer estos
mandamientos ¿merecieron las bendiciones de Dios? ¿Se justificaron por sus
“obras” sin el perdón de Dios? Claro que no. ¿Para qué sirvieron el sacerdocio y
los sacrificios por los pecados? El fiel israelita no quería justificarse solo
(justificarse a sí mismo), sino que confiaba en la bienaventuranza del perdón de
Dios como dicen David (Salmo 32:1, 2) y Pablo (Rom. 4:6-8).
C. 1 Samuel 15:22, “Y Samuel dijo: ¿Se complace
Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las
palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y
el prestar atención que la grosura de los carneros”.
D. Hebreos 5:8, 9, “Y aunque era Hijo, por lo que
padeció aprendió la obediencia; 9 y habiendo sido perfeccionado, vino
a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen”.
E. Es increíble que predicadores, evangelistas y
maestros que profesen ser “cristianos” se atrevan a minimizar y disminuir tales
textos sobre la obediencia con respecto al mandamiento de ser bautizado para
perdón de pecados”. ¿Por qué hablo tanto del bautismo? ¿Por qué estar
obsesionado con un solo mandamiento? Obsesionado no, sino que hablamos de un
solo mandamiento como ejemplo de cómo muchos predicadores usan mal la enseñanza
del apóstol Pablo sobre el no ser justificado por obras.
Representan mal a
Pablo y tal difamación no escapa la noticia de Dios.
F. Hebreos 11 es un capítulo hermoso que
habla de los “héroes de la fe”. Todos estos fueron justificados por fe pero
¿cuándo fueron justificados? Cuando su fe se demostraba en los actos de
obediencia a Dios. Los “pastores” evangélicos deben fijarse bien en el
“cuándo” de la justificación de estos personajes de fe. ¿Abel fue justificado
cómo? ¿Cuándo? ¿Noé fue justificado cuándo? Obsérvese la palabra “cuando” en el
v. 7. ¿Abraham fue justificado cuándo? (v. 8-12). Y así es a través del
capítulo. ¿Qué predicador sincero puede leer este capítulo y enseñar que la
justificación es por la fe sola y que la obediencia no cuenta? Separar la fe de
estos “héroes” de sus acciones de fe y su “fe” queda hueca, vacía, muerta.
Lo mismo la “fe” de los que rehúsen obedecer al evangelio (incluyendo el
bautismo para perdón de pecados). Como Jesús dice explícitamente, “No
todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el
que hace
la voluntad de mi Padre que está en
los cielos” (Mateo 7:21).
...
Conclusión.
A. Los que menosprecien el bautismo o cualquier mandamiento de Dios deben leer
con mucho cuidado Deuteronomio 28. Los versículos 1-14 explican las bendiciones
de obedecer los mandamientos de Dios y los versículos 15-68, los castigos y
maldiciones de no obedecerle.
B. Pero el Nuevo Testamento hace lo mismo. La
desobediencia no se tolera bajo ninguna dispensación y la obediencia siempre
recibe las bendiciones de Dios.
C. Escribo este artículo para rogar a los que
enseñen error sobre estos textos, aplicando mal la palabra “obras” y
menospreciando el bautismo, que dejen de hacerlo. Está en juego la salvación de
su alma como también la salvación de los que estén enseñando.
Somos Salvos Por Las Obras -- Pero ¿Por CUÁLES?
Introducción.
A. Efesios 2:8, 9, “Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe”.
B. Santiago 2:24, “Vosotros veis, pues, que el
hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe”. Martín
Lutero, disgustado con las obras de la Iglesia Católica y malinterpretando el
libro de Santiago que dice que el hombre es justificado por las obras, rechazó
este libro bíblico (lo incluyó con los libros Apócrifos). También Lutero agregó
la palabra “sola” después de la palabra “fe” en Rom. 3:28, “el hombre es
justificado por fe (sola)…”
C. Los pastores evangélicos dicen que Efesios 2:8, 9 habla
de la salvación (justificación) del
pecador y que Santiago 2:24 no habla de la salvación (justificación) del
pecador sino de la justificación del
cristiano. Dicen que Santiago
no habla de la justificación ante Dios,
pero Sant. 2:14 contradice esta falsa
doctrina: “¿De qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene
obras? ¿Podrá la fe SALVARLE?” Tanto
Santiago como Pablo hablan de la misma cosa, la
salvación. La palabra
justificación quiere decir
salvación.
D. En este estudio examinamos los textos que hablan
de las obras que no salvan y las obras qué sí salvan.
I. Según los pastores evangélicos
hay “fe inactiva” (fe que no obra) y “fe activa” (fe que
sí obra).
A. Según ellos la fe que salva al pecador es
inactiva, no obra, sino solamente confía en el Señor pero que hay otra
clase de fe, la fe del cristiano que sí es activa, obedece y obra. Creen que
Pablo habla de la primera fe y que Santiago habla de la otra clase de fe.
B. Pero la Biblia no enseña dos clases de fe
salvadora. La fe que no obedece (no obra) es “fe muerta” (Sant. 2:26,
“Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras
está muerta”).
C. Según la enseñanza de los pastores evangélicos
el hombre es salvo por una fe que no obra (fe muerta según Santiago), y luego
como cristiano tiene una fe viva que sí obra. Enseñan esto para tratar de ser
consecuentes con el error del supuesto pecado original. Dicen que el hombre,
habiendo heredado el pecado de Adán y teniendo naturaleza corrupta no tiene
libre albedrío y que no puede hacer nada (ni siquiera creer) para ser salvo
hasta que haya sido regenerado por el Espíritu Santo. Todo esto es pura ficción,
invención humana, para disminuir o eliminar la responsabilidad y la culpabilidad
del hombre. Cuando Adán pecó hubo cambio de su
relación con Dios (Isa. 59:1, 2),
pero no hubo cambio de su naturaleza.
Es pura mentira enseñar que cuando Adán
pecó, él perdió la llamada “gracia capacitadora” (enabling grace) y el
libre albedrío. SIEMPRE Adán y sus descendientes podían y pueden obedecer o
desobedecer a Dios.
D. Si Dios requiere del hijo de Dios una fe viva,
fe obediente que obra, entonces sin duda Dios requiere una fe viva, fe obediente
que obra para llegar a ser hijo de Dios.
II. Clases de fe según la Biblia.
A. La fe que es simplemente la aceptación mental
de cierto testimonio. Por ejemplo, Juan
7:5, “ni aun sus hermanos creían en él”; 12:37, “a pesar de que había
hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él”; 12:42, “aun de los
gobernantes, muchos creyeron en él, pero a causa de los fariseos no lo
confesaban”; también Sant. 2:19, “los demonios creen, y tiemblan”. Esta es la
“fe muerta” de Sant. 2:26, la fe que no obra, no obedece y, por eso, no salva
(Sant. 2:14).
B. Otra clase de fe es la fe comprensiva que
incluye la convicción, la confianza y la
obediencia. Juan 3:16, “Porque de
tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”; Efes. 2:8, “Por
gracia sois salvos por medio de la fe”. En estos textos la palabra fe
equivale a la obediencia al evangelio. Compárense Hech. 11:18, “a los
gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida”; Rom. 10:10, “con la boca se
confiesa para salvación”; 1 Ped. 3:21, “el bautismo … nos salva”.
En estos textos una parte del plan de
salvación representa todo el plan, todos los pasos de obediencia. Nadie cree
que el arrepentimiento es el único paso necesario para ser salvo, y nadie cree
que el bautismo es el único paso necesario para ser salvo. Igualmente, la fe no
es el único paso en el plan de salvación.
C. También en algunos textos la palabra “fe”
equivale al evangelio. Hech. 6:7, “muchos de los sacerdotes obedecían a
la fe” (igual a 2 Tesal. 1:8; 1 Ped. 4:17); Rom. 5:1, “Justificados, pues, por
la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”; Judas
3, “contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos”.
III. Según la Biblia hay tres clases de obras.
A. Obras de
la ley de Moisés. Rom. 3:28, “el hombre es justificado por fe sin las obras
de la ley”; Gál. 3:2, “¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por
el oír con fe?”
Romanos 3:20, “ya que por las obras de la ley
ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es
el conocimiento del pecado”. Obviamente en la carta a los romanos Pablo escribe
de las obras de la ley de Moisés: 2:21-29, no hurtar, no adulterar; 7:8,
no codiciar … habla del judío, 2:28, 29; 3:29, judíos …
Por lo tanto, Rom. 3:20 se refiere a “las obras de la ley”
de Moisés.
Romanos 9:32, “¿Por qué? Porque iban tras ella no
por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de
tropiezo”. ¿Quiénes? 9:31, “Israel” (9:4, israelitas). Otra vez, muy obviamente
se refiere a las obras de ley de Moisés.
Gálatas 2:16, 21 “sabiendo que el hombre no es
justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo,
nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de
Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie
será justificado… No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley
fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo”. ¿De qué habla Pablo? Del
problema de obligar a los hermanos gentiles a “judaizar” (ser circuncisos y ser
judíos). La controversia principal tenía que ver con la circuncisión, un
mandamiento de la ley de Moisés. En este texto Pablo habla del contraste entre
el ser justificado por la fe de Cristo que es el evangelio y el ser
“justificado” por la ley de Moisés. Judas 3, “contendáis ardientemente por la fe
una vez dada a los santos” (la fe = el evangelio; véase también Hech. 6:7,
“obedecían a la fe”).
Gálatas 3:10, “Porque todos los que dependen de
las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo
aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley,
para hacerlas”. Pablo cita Deut. 27:26 y se refiere a la obligación del judío de
guardar toda la ley de Moisés, pero nadie (excepto Cristo) lo hizo, sino que
todos pecaron (Rom. 3:23) y, por lo tanto, no podían ser justificados por la ley
de Moisés, sino que todos necesitaron el perdón de Dios.
B. Obras
que se hacen aparte del evangelio. Tito 3:5, “nos salvó, no por obras de
justicia que nosotros hubiéramos hecho …”; Efes. 2:8, 9, “sois salvos por
medio de la fe … no por obras, para que nadie se gloríe”. Estas “obras” no
son las obras del evangelio (la obediencia al evangelio). Son obras
aparte del evangelio, aparte de las obras requeridas por Cristo y los apóstoles.
El caso de Cornelio es buen ejemplo de tales obras. Hech. 10:2, 22, era hombre
de muy buenas cualidades y obras pero tuvo que oír el evangelio y obedecerlo
para ser salvo (Hech. 11:14; 10:48).
Para ser salvos por esta clase de obras tendríamos
que llevar una vida perfecta sin pecar
nunca. Si tales obras fueran perfectas y si nunca hubiéramos pecado,
entonces seríamos merecedores de la
justificación por obras simple y sencillamente por no haber pecado.
No sería cuestión de “salvación” porque no estaríamos perdidos. No sería
cuestión de ser justificados porque por no haber pecado no necesitaríamos
justificación.
Además, como dice Pablo, podríamos
gloriarnos (jactarnos) de ello
(Efes. 2:9). La justificación sería
deuda (Rom. 4:4).
C. Obras de
obediencia. Hech. 10:35, “en toda nación se agrada del que le teme y hace
justicia”; 1 Tes. 1:3, “la obra
de vuestra fe”; Sant. 2:24, “el hombre es justificado por las obras, y no
solamente por la fe”. Santiago presenta ejemplos de la fe y es muy obvio
que la palabra “obras” equivale a “obediencia”. Véase La Biblia de Las Américas
que traduce correctamente la palabra
apeithon en Juan 3:36, “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el
que no obedece al Hijo no verá la
vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él”. 2 Tesal 1:8, Cristo viene “en
llama de fuego, para dar retribución a los que no … obedecen al evangelio de
nuestro Señor Jesucristo”.
Los pastores evangélicos insisten en que el
bautismo es una obra y que en cuanto a la salvación del pecado queda excluido
por la expresión “no por obras” de Efes. 2:9. Entonces, según esta clase de
“razonar” Romanos 4:4 puede traducirse de la siguiente manera: “Pero al que es
bautizado, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda”. ¡Imagínese!
¿Dios nos DEBE la salvación porque fuimos bautizados?
Tal enseñanza falsa tuerce la enseñanza de Pablo
(véase 2 Ped. 3:16). La palabra
“torcer” (strebloo) significa
poner la Escritura sobre el instrumento de tortura y la
giran (tuercen) hasta que enseñe lo que quieran escuchar, las doctrinas de los
hombres (Mateo 15:8, 9).
También emplean la palabra “legalista” para
aumentar el prejuicio contra el bautismo. Al insistir nosotros en la importancia
de obedecer este mandamiento de Cristo y los apóstoles nos llaman
“legalistas” y “fariseos”. En realidad para los falsos maestros la obediencia
del pecador a los mandamientos de Cristo y los apóstoles es LEGALISMO (algo
despreciable, odiable, porque sugiere que al bautizarse uno quiere salvarse
solo). Pero no son nada consecuentes porque ellos mismos enseñan el legalismo,
porque según ellos después de ser salvo por la fe sola, el cristiano debe
obedecer y obrar. Enseñan que el bautismo es mandamiento para cristianos (los ya
salvos), como la cena del Señor, la ofrenda, etc., pero si el bautismo es
legalismo para el pecador, entonces es legalismo para el cristiano. Todo lo que
enseñan sobre el llamado “legalismo” es pura insensatez.
IV. Muchos textos hablan de las obras o de buenas obras y es muy obvio que
equivalen a la obediencia a la
voluntad (mandamientos) de Dios.
Marcos 14:6, “Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la
molestáis? Buena obra me ha hecho”. ¿Usted sinceramente piensa que en realidad
esa buena obra
que ella hizo no tuvo nada que ver con su salvación (justificación ante Dios)?
Colosenses 1:10, “para que andéis como es digno del
Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y
creciendo en el conocimiento de Dios”. Pero ¿por qué llevar fruto en toda buena
obra si no las obras no nos salvan? ¿Si en el Día Final no somos juzgados por
las obras sino solamente por la fe (una fe muerta)?
1 Tesal. 1:3, “acordándonos sin cesar delante del
Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro
amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo”. Si
“la obra de vuestra fe” no salva, ¿qué tal el trabajo de vuestro amor? ¿No tiene
nada que ver con la salvación? ¿El amor sí cuenta pero el trabajo del amor es
insignificante? ¿Quién puede creer tal cosa?
2 Tesal. 1:11, “Por lo cual asimismo oramos siempre
por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y
cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder”.
1 Tim. 2:9, 10, “Asimismo que las mujeres se atavíen de
ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni
perlas, ni vestidos costosos, 10 sino con buenas obras, como
corresponde a mujeres que profesan piedad”.
1 Tim. 5:9, 10, “Sea puesta en la lista sólo la
viuda no menor de sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido,10 que
tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la
hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los
afligidos; si ha practicado toda buena obra”.
1 Tim. 6:17-19, “A los ricos de este siglo manda
que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son
inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para
que las disfrutemos. 18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas
obras, dadivosos, generosos; 19 atesorando para sí buen
fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna”. Este texto
describe las buenas obras como relacionadas con “dadivosos, generosos”; es
decir, las buenas obras son el fruto llevado por personas dadivosas y generosas.
Pero ¿nada de esto tiene que ver con la salvación? ¿No somos salvos por las
obras?
2 Tim. 2:21, “Así que, si alguno se limpia de estas
cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto
para toda buena obra.
2 Tim. 3:16-17, “Toda la Escritura es inspirada por
Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia,17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado (equipado) para toda buena obra.
Tito 2:7, “ presentándote tú en todo
como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad,
seriedad,
Tito 2:14, “ quien se dio a sí mismo por
nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio,
celoso de buenas obras.
Tito 3:1, “Recuérdales que se sujeten a los
gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena
obra. 8 Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con
firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras.
Estas cosas son buenas y útiles a los hombres. 14 Y aprendan también los
nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad, para que
no sean sin fruto.
Heb. 10:24, “Y considerémonos unos a otros para
estimularnos al amor y a las buenas obras;”
Heb. 13:20, 21 “Y el Dios de paz que
resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las
ovejas, por la sangre del pacto eterno, 21 os haga aptos en toda
obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es
agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de
los siglos. Amén.
Santiago 1:25, “Mas el que mira atentamente en la
perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor
olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que
hace”.
1 Ped. 2:12, manteniendo buena vuestra manera de
vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de
malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar
vuestras buenas obras.
Apoc. 2, 3, “Conozco tus obras …”
Efesios 2:8, 9, “Porque por gracia sois salvos por
medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por
obras, para que nadie se gloríe”. ¿No somos salvos por las obras de estos muchos
textos mencionados en este estudio? Indudablemente eran y son el fruto de la
obediencia a la ley de Cristo y, por eso, necesarias para la salvación. Los que
apliquen la expresión “no por obras” a los mandamientos y las obras del
evangelio (la ley de Cristo, la ley del Nuevo Testamento) representan mal a
Pablo y darán cuenta a Dios en el Día Final.
V.
Indudable e irrefutablemente somos salvos por las
obras.
Santiago 2:20-26 ¿Mas quieres saber,
hombre vano, que la fe sin obras es muerta? 21 ¿No fue
justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo
Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus
obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 23 Y se cumplió la
Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue
llamado amigo de Dios. 24 Vosotros veis, pues, que
el hombre es justificado por las obras,
y no solamente por la fe. 25 Asimismo también Rahab la ramera,
¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por
otro camino? 26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así
también la fe sin obras está muerta”. Es falsa doctrina enseñar que
Abraham y Rahab no eran justificados ante Dios, sino solamente ante los hombres.
Tal enseñanza hace burla de lo que Santiago dice. Los que enseñan tal cosa son
como Lutero que de manera tajante rechazó al libro de Santiago, colocándolo con
los libros apócrifos (no inspirados).
Mateo 25:35-46, En el Día Final todos “serán
reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros,
como aparta el pastor las ovejas de los cabritos” y ¿qué dirá Jesus en Aquel
Días acerca de las buenas obras? ¿Y a los de su derecha Cristo dirá “Venid
benditos … heredad el reino… porque tenéis una bonita fe muerta”? ¿Y
también dirá, “hicisteis buenas obras para impresionar
a los hombres y justificarse delante de ellos”?
Si las buenas obras no cuentan con Dios para la
salvación del alma, ¿por qué dirá Cristo a los que no le dieron de comer
y beber, ni le visitaron en sus aflicciones, “apartaos de mí al fuego eterno”?
¡Qué horrible castigo para los que no hicieran buenas obras para justificarse
delante de los hombres!
Este texto enseña indudablemente que el hombre será
justificado (salvo) o condenado por lo que haya hecho o por lo que haya dejado
de hacer. ¿Cómo pueden los pastores evangélicos leer y citar tales textos y
seguir enseñando que no somos salvos (justificados ante Dios) por las buenas
obras? Es lo mismo que afirmar que no importa si somos obedientes o
desobedientes a los mandamientos de Cristo y los apóstoles.
Hechos 9:36, “Había entonces en Jope una discípula
llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas
obras y en limosnas que hacía”. ¿Pero sus buenas obras no tenían nada que
ver con su salvación? Si fue salva por la fe sola ¿por qué mencionar sus buenas
obras? Cuando Pablo dice “no por obras” ¿se refería a las buenas obras como las
de Dorcas? ¿Quién se atrevería a decir a esta amada hermana, “¡Tranquílate! No
te apures, no trabajes tanto, porque todas tus buenas obras son nada más para
justificarte ante los hombres pero no tienen nada que ver con tu justificación
ante Dios”?
Apoc. 14:13, “Oí una voz que desde el cielo me
decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el
Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras
con ellos siguen”. Pero si las obras no tienen nada que ver con la salvación
¿por qué dice la Biblia que las obras de los mueren en el Señor “con ellos
siguen”? Este texto dice enfáticamente que sus obras serán recompensadas
y la influencia positiva de ellas seguirá trabajando.
Apoc. 19:7-9,
“Gocémonos
y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su
esposa se ha preparado. 8 Y
a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente;
porque el
lino fino es las acciones justas de los santos”.
¿Qué significa el “lino fino”? “Las acciones justas de los santos”. Estas
acciones justas son sus obras. Acciones y obras son la misma cosa.
¿Cómo se viste la esposa (la iglesia)? ¿Su vestido
es “la fe sola”? ¿El “lino fino” es “la fe sola”? Hay ropa apropiada para la
boda y Apoc. 19:8 la describe como
“las acciones
justas de los santos”. ¿Se acuerda de aquel que
fue a la boda sin llevar ropa apropiada? (Mateo 22:1-13). ¿Qué pasó con él?
Apoc. 16:15 habla de
aquel “que guarda sus ropas”. Si las obras no
tienen nada que ver con la salvación, ¿qué son las ropas de bodas que el
cristiano debe guardar?
No, amados hermanos y amigos, cuando Pablo dice
que no somos salvos por obras él no habla de las obras del evangelio, las
obras del Nuevo Testamento, las obras de “la perfecta ley, la de la libertad”
(Sant. 1:25). Más bien él habla de las obras de la ley de Moisés o las obras
aparte del evangelio, obras que la gente haga
sin obedecer al evangelio de Cristo.
¿Las obras no importan? Claro que sí importan porque todos serán juzgados
“conforme a sus obras” (acciones, actividades, lo que hayan hecho o dicho, como
también lo que hayan dejado de hacer o decir).
Rom. 2:6,
“el cual pagará a cada uno conforme a sus
obras”. Si las obras no tienen nada que ver con la salvación, ¿por qué “pagará a
cada uno
conforme a sus obras”?
2 Cor. 5:10, “Porque es necesario que todos
nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba
según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”.
Mateo 12:37, “por tus palabras serás justificado, y
por tus palabras serás condenado”.