¿Qué dice la Biblia acerca del “rapto secreto”?
El rapto (levantamiento secreto de la iglesia) es una
de las doctrinas modernas más populares entre varios grupos denominacionales.
Esta doctrina inunda nuestro entorno con una constante propaganda sensacional.
Un estudio serio de las Escrituras, dejando todos los
prejuicios de lado, jamás formará en nuestra mente líneas deductivas a
favor del rapto secreto. A pesar de su popularidad, y para el asombro de
muchos, la doctrina acerca del “levantamiento secreto de la iglesia” es
totalmente desconocida en las Escrituras. Jamás ocurrirá semejante
acontecimiento imaginario.
El levantamiento secreto de la iglesia y la subsecuente gran
tribulación, no son “profecía bíblica”, sino sensacionalismo denominacional que
tiene a varios sumidos en el miedo y la ignorancia. El rapto es un fraude basado
en líneas deductivas erróneas que forman una conjetura totalmente equivocada.
Por lo tanto, creer y predicar tal cosa, no hace de tal predicador un
estudioso serio de las Escrituras, sino un ciego guía de ciegos.
No es nuestro “deber” el probar que el rapto es un fraude, el
propio silencio de las Escrituras es evidencia suficiente. Por lo tanto, el
presente artículo, está compuesto con la intención de negar las varias
afirmaciones pseudo bíblicas de los que afirman que el rapto secreto ocurrirá.
La Biblia y las notas de Scofield
La enseñanza acerca del levantamiento secreto (“rapture” en
inglés) fue introducida en Estados Unidos y Canadá durante los 1860 y 1870
principalmente por la influencia de John Nelson Darby.
J. N. Darby, uno de los más grandes milenaristas de Europa,
hizo seis viajes a Estados Unidos para sembrar su novedosa doctrina.
Las sensacionales ideas de Darby influyeron tremendamente en
el predicador congregacionalista Cyrus Ingerson Scofield, quien quedó
cautivado por la influencia de Darby y “los hermanos de Plymouth” (grupo que
tuvo su origen en Dublín, en 1825).
La Biblia de Referencia Scofield (publicada en 1909)
rápidamente se convirtió en el material más influyente del dispensacionalismo
premilenarista. Se imprimieron tres millones de ejemplares durante los primeros
cincuenta años de su existencia, y hasta hoy sigue promocionándose con
entusiasmo.
A través de las “notas al pie de página” de esta versión,
Scofield introdujo la enseñanza del levantamiento secreto de la iglesia.
Luego, fueron muchos crédulos recibieron las “notas de Scofield” incluidas en
esta versión de la Escritura, como si dichas notas fueran la misma
palabra de Dios.
Luego de las dos guerras mundiales, y los varios otros
conflictos ocurridos, las conjeturas premilenaristas de Scofield se elevaron al
plano casi profético, y a nivel popular mucha gente llegó a considerar el
sistema dispensacionalista de Scofield como una escatología justificada.
Fue en gran parte por la influencia de las notas de Scofield que el
dispensacionalismo creció entre los grupos religiosos fundamentalistas de
los Estados Unidos y América Latina. Y hasta hoy, las notas de Scofield
constituyen un modelo para los diferentes escritores religiosos, como Hal
Lindsey, Tim LaHaye, entre varios otros populares predicadores del error.
Definiciones pertinentes
1.
Milenarismo:
Doctrina que asegura que Cristo vendrá a la tierra y reinará por mil años. Esta
doctrina también es conocida como Dispensacionalismo, el cual afirma que
entre la creación y el juicio final hay siete épocas distintas de los tratos de
Dios con el hombre y que esas épocas son un marco para sintetizar el mensaje de
la Biblia.
2.
Premilenarismo:
Palabra compuesta, que significa literalmente “antes de los mil años”. Algunos
autores, influidos por el inglés, dicen “premilenialismo”, (de
premillenialism en inglés) pero, la palabra en español que los doctos usan
es “premilenarismo”.
El premilenarismo asegura que “antes de los mil años” Cristo
arrebatará a su iglesia de manera sorpresiva e invisible, comenzando luego, para
los que quedaron acá en la tierra, un período denominado “La Gran Tribulación”.
3.
Premilenarista:
Es quien afirma las creencias del rapto y la gran tribulación, acontecerán antes
del supuesto reino milenial de Cristo.
4.
Rapto:
Doctrina religiosa que asegura que la iglesia será arrebatada antes de la gran
tribulación. Sin embargo, en las Escrituras jamás se utiliza la palabra “rapto”
tal cual como es utilizada por el premilenarista. Además, se debe considerar la
definición de “rapto”, término totalmente inapropiado para referirse al supuesto
levantamiento invisible de la iglesia.
Raptar es un delito
en el cual se sustrae o retiene a una persona por medio de la fuerza,
intimidación o fraude, con la intención primaria de menoscabar su integridad
sexual u obtener algún rescate.
Según el diccionario Larousse, raptar es “Llevarse a una persona utilizando
el engaño o la violencia, con fines sexuales. Secuestrar a una persona,
generalmente para obtener rescate” (Larousse).
Raptar es propio del criminal que violentamente secuestra.
Cristo no viene a secuestrar a nadie. Hacen mal quienes llaman “rapto” al
“levantamiento invisible” de su teoría milenarista, ya que el mismo término
utilizado menoscaba su propia teoría pseudo bíblica.
En inglés la palabra "rapture" no conlleva la idea de un "rapto",
sino solamente la de arrebatamiento, arrobamiento o éxtasis.
En el presente estudio, no implicamos que los milenaristas
crean en la violencia, sino que simplemente destacamos el mal uso que se hace de
un término desafortunado (rapto), entre varios hispanohablantes que promueven la
teoría premilenarista.
Al mencionar la segunda venida de Cristo, cuando él venga a
salvar a los que le esperan (Heb. 9:28), el apóstol Pablo dice “arrebatados”, no
raptados (1 Tes. 4:17). Tómese nota de esto.
5.
Arrebatamiento:
Término bíblico que hace referencia a lo que sucederá en la segunda venida de
Cristo, cuando ocurriendo la resurrección general de justos y de injustos (Hech.
24:15; Jn. 5:28-29), el Señor Jesús arrebatará a su pueblo en el día final.
Cuando Pablo dijo “arrebatados” usó el verbo “jarpázo”.
“Este verbo comunica que se ejerce una fuerza de una manera súbita” (Vine),
además este verbo da a conocer que dicha fuerza ejercida es
irresistible, véase el caso de Felipe (Hech. 8:39) donde se usa el mismo
verbo.
Falsas conjeturas de los milenaristas
Para una mayor comprensión de la falsedad del premilenarismo,
refutaremos seis conjeturas del milenarista moderno, las cuales siempre se
presentan como acontecimientos que de seguro sucederán. Las presunciones del
milenarista aparecerán numeradas y entre comillas.
1° Conjetura milenarista:
“Los
profetas del Antiguo Testamento profetizaron que Jesús establecería un reino
terrenal, reinando en Jerusalén. Cuando la nación judía rechazó a Cristo, él
cambió sus planes y atrasó el establecimiento de su reino terrenal hasta su
segunda venida, y como elemento provisorio estableció la iglesia”
REFUTACIÓN:
Los profetas del Antiguo Testamento profetizaron que Jesús establecería un reino,
pero jamás afirmaron que dicho reino sería “terrenal”.
No existe la profecía que mencione un “reino terrenal”, la frase “reino terrenal”
existe sólo en la mente del milenarista, no en la Biblia.
El reino de Cristo fue establecido en el primer siglo:
Juan el bautizador, predicó: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se
ha acercado” (Mat. 3:2). Jesús predicó: “Arrepentíos, porque el reino de los
cielos se ha acercado” (Mat. 4:17) y predicó “el evangelio del reino”
que se acercaba (Mat. 4:23).
Además, el Señor Jesús enseñó describió el carácter de los
ciudadanos de su reino: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de
los tales es el reino de los cielos” (Mat. 5:3) y les mandó a orar: “Venga
tu reino” (Mat. 6:10).
En la comisión limitada, Cristo envió a sus doce discípulos
(Mat. 10:1-4) para que fueran a las ovejas perdidas de la casa de Israel, con el
siguiente mensaje: “El reino de los cielos se ha acercado” (Mat.
10:7).
Las obras poderosas de Cristo
daban a conocer que todas sus afirmaciones acerca del reino eran ciertas (Mat.
12:28) y que el reino era inminente, convenía a los incrédulos arrepentirse, era
tiempo de regocijarse, el reino de Satanás estaba sucumbiendo y las profecías
acerca del Mesías se cumplían.
Hablando de la iglesia que
edificaría (Mateo 16:18), Cristo afirmó a Pedro “a ti te daré las
llaves del reino de los cielos” (Mat. 16:19), la misma autoridad (las llaves)
que dio a
Pedro, las dio también a sus
demás apóstoles (Mat. 18:18). En Mateo 16:18 Cristo habló de la iglesia, pero
no cambio de tema para hablar del reino en el siguiente versículo. Él estaba
hablando de la misma institución divina.
Luego de instituir lo que Pablo luego llamó “la cena del Señor” (1 Cor.
11:20), el Señor mismo afirmó: “Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre
me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis
en tronos juzgando a las doce
tribus de Israel”
(Luc 22:29-30). Si la “mesa” que Cristo llama “mi mesa” está en su
reino (Luc. 22:29) ¿Cómo puede dicha mesa estar en la iglesia al mismo tiempo (1
Cor. 10:21)?
El reino profetizado (Is. 2:1-4) es la iglesia que Cristo estableció y por la
cual él murió (Mat. 16:18-19; Hech. 20:28).
Cristo mismo había dicho “De cierto os digo que hay algunos
de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino
de Dios venido con poder” (Mar.
9:1). Ciertamente, el reino de Dios ya era inminente (Luc. 17:20-21) y
vino con poder en el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo vino sobre los
doce para capacitarlos como testigos con poder desde lo alto (Hech. 1:8; Luc.
24:49). Desde ahí en adelante, el hombre podría “nacer de nuevo” para ver
“el reino de Dios” y “entrar en el reino de Dios” (Jn. 3:3-5).
Fue en el día de Pentecostés cuando Cristo comenzó a reinar
como Señor y Cristo (Hech. 2:34-36). Cristo es Rey del reino antes profetizado y
ya establecido, él está sentado con el Padre en su trono (Apoc. 3:21).
Después del día de Pentecostés de Hechos 2, ya se hablaba del
“evangelio del reino de Dios” (Hech. 8:12) y se predicaba acerca
de este reino ya establecido (Hech. 20:25).
Desde ahí en adelante, todo aquel que obedeciera el
evangelio del reino podría entrar en él, para ser trasladado del reino de
las tinieblas “al reino” del amado Hijo de Dios (Col. 1:13).
Todos los ciudadanos del reino (la iglesia) en el primer siglo
se consideraban, los unos a los otros, como copartícipes “en el reino”
(Apoc. 1:9). Ellos sabían que Cristo les había hecho, no sólo “sacerdotes”,
sino también “reyes” (Apoc. 1:6). En aquel tiempo no había
premilenaristas.
El plan eterno de Dios no fue frustrado por la acción
pecaminosa de los judíos incrédulos:
La iglesia de Cristo no es un elemento provisorio; tampoco es una institución
distinta al reino como ya hemos visto arriba. La iglesia, antes de la
fundación del mundo, estaba en la mente de Dios como el pueblo a través
del cual él cumpliría su propósito de salvar a los hombres en Cristo
(Ef. 1:3-14).
Denostar a la iglesia es ofender a Cristo, quien es la cabeza de la iglesia (Ef.
5:23). Nadie puede ser aceptado por Cristo cuando menosprecia su más
preciada posesión (Ef. 5:25; Hech. 20:28). Los llamados “teólogos” que
afirman el rapto y el milenio, deben renunciar a sus afirmaciones, porque
su conjetura premilenarista está devaluando la sabiduría de Dios (Ef.
3:10) con la falsa esperanza de un reino terrenal.
Antes de Cristo viniera, ya estaba en la mente de Dios la iglesia. Cristo no fue
frustrado para establecer algo provisorio; él estableció lo que estaba
predestinado que hiciera.
Según las afirmaciones del apóstol Pablo a los efesios, la iglesia existe para:
1. La exaltación de Cristo (Ef. 1:21-23).
2. La reconciliación (Ef. 3:5; 4:4).
3. La exhibición de la sabiduría de Dios Ef. 3:10).
4. La gloria de Dios (Ef. 3:21).
5. La perfección de los santos (Ef. 4:11-16).
Antes de la fundación del mundo, Dios predestinó la salvación
que se encuentra en Cristo, para los que han sido aprobados por la
sumisión a las condiciones del evangelio. Éstos son la iglesia, quienes
que se conducen en un camino santo y sin la culpa del pecado. Cualquier
persona que se ajusta a éstos criterios es un candidato apto para la
salvación eterna que Dios ha prometido a los que le aman.
2° Conjetura milenarista:
“Las
condiciones del mundo de hoy cumplen con las señales de Mateo 24, por lo cual
los eventos escatológicos se acercan a pasos agigantados”.
REFUTACIÓN:
Mateo 24 no trata de una “gran tribulación” contemporánea.
En Mateo 24, Cristo estaba profetizando el destino de Jerusalén y el templo,
cuando
estos serían destruidos. Esto ocurrió en el año 70.
Una lectura cuidadosa de Mateo 24, en vez de sostener el mito del rapto, hace
que
éste se desmorone desde sus cimientos.
Al salir del templo, los discípulos mostraron a Jesús los edificios del templo
(Mat.
24:1), Jesús les respondió “¿Veis todo esto? De cierto os dijo que
no quedara aquí piedra
sobre piedra, que no sea derribada” (Mat. 24:2).
Luego, “estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le
acercaron
aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y que señal
habrá de tu venida, y del fin
del siglo?” (Mat. 24:3). Los discípulos pensaban que el templo
judío en Jerusalén estaría en
pie hasta el fin del mundo. Aún no captaban que el sistema judío,
revelado en el monte
Sinaí, no formaba parte del plan de Dios para la salvación de la
humanidad.
Las palabras de Cristo, en Mateo 24, dan a conocer un panorama
general de varias circunstancias de mucha dificultad que señalaban la cercanía
de la destrucción de Jerusalén y el templo. Tales acontecimientos son descritos
como una “gran tribulación” (24:21). Esta es la llamada “gran tribulación” de la
cual habló Cristo.
La “gran tribulación” de Mateo 24, no trata de eventos
contemporáneos, sino de eventos del primer siglo en torno a Jerusalén. Cristo
mismo dijo “no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”
(Mat. 24:34). Siempre que Jesús utilizó la palabra “generación” se refirió a
sus contemporáneos, su generación (Mat. 11:16; 12:38-45; 16:4; 17:17; 23:36).
Nuestra generación no espera tal destrucción ya cumplida.
Mateo 24 no trata de un cataclismo mundial, sino de un juicio
geográfico bien definido. Aquella “gran tribulación” vendría sobre Jerusalén y
Judea (Lucas 21:20; Mateo
24:16). Respecto a esto, Cristo dijo: “Por tanto, cuando
veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel
(el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El
que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en
el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Mas ¡ay de las que estén encintas,
y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en
invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual no la
ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mat.
24:15-21).
3° Conjetura milenarista:
“Se
levantará un líder a quien la Biblia llama El Anticristo, este dirigente, es la
primera bestia de Apocalipsis 13”.
REFUTACIÓN:
La Biblia desconoce mención alguna de algún líder político
llamado El Anticristo. Además la bestia de Apocalipsis 13, no es identificada
como tal.
Para asombro de muchos, el término “anticristo” no es mencionado en el libro de
Apocalipsis. Tampoco es implicada alguna relación entre los sucesos
descritos en Apocalipsis 13 con “el espíritu del anticristo”
descrito en 1 de Juan 4:3.
El “anticristo” descrito por el apóstol Juan (1 Jn. 2:18, 22;
4:3; 2 Jn. 7) no es un político de la época contemporánea. El “espíritu del
anticristo” (1 Jn. 4:3) eran falsos maestros gnósticos que negaban la
encarnación del Cristo y la Deidad de Jesús.
La Biblia jamás menciona el surgimiento futuro de “El
Anticristo” como aseverado por los milenaristas. Según el apóstol
Juan, en su propio tiempo ya habían “surgido muchos anticristos”
(1 Jn. 2:18) los cuales habían salido de la comunión en la luz del Señor
(1 Jn. 1:7), éstos manifestaban el “espíritu del anticristo” (1 Jn. 4:3)
que ya estaba en el mundo.
El “anticristo” no es una persona particular, sino el
principio de falsedad que gobierna a personas en la historia de la iglesia a
usurpar el lugar de Cristo u oponerse a él negando las afirmaciones apostólicas
sobre Jesucristo (1 Jn. 4:1, 6).
Hoy en día, el grupo más “anticristo” son los Testigos del
Atalaya, quienes niegan la Deidad de Jesús oponiéndose al testimonio de los
apóstoles que afirmaron que Jesucristo es Dios (Mat. 28:20; Jn. 1:1, 14; Rom.
9:5). El papado romano, con su “vicario” de Dios en la tierra por siglos se ha
opuesto a la autoridad de Jesucristo, lo mismo lo hacen varios otros grupos
denominacionales modernistas.
En cuanto a Apocalipsis 13, y la “bestia” que Juan vio “subir
del mar”, debemos insistir en que no aparece descrita como El Anticristo
del milenarista. Esta bestia fue el Imperio Romano que recibió autoridad del “dragón”,
es decir, Satanás (Apoc. 13:4). Esta bestia era las manos de Satanás para
destruir a la iglesia (Apoc. 13:7). La bestia que subió del mar, el Imperio
Romano, es la cuarta bestia descrita en Daniel 7. La cual fue destruida por
Cristo (Apoc. 19:20-21) luego de ser juzgada (Dan. 7:11, 26).
Sobre esta bestia escarlata la “gran ramera” estaba sentada
(Apoc. 17:3). La gran ramera, es “la gran ciudad que reina sobre los reyes de la
tierra” (Apoc. 17:18). Sabemos que Apocalipsis trata de “cosas, que deben
suceder pronto” (Apoc. 1:1), por lo tanto, la única ciudad que en el tiempo del
apóstol Juan reinaba “sobre los reyes de la tierra” fue Roma.
La bestia y la gran ramera no son caracteres contemporáneos,
sino enemigos a quienes Cristo destruyó en Armagedón (Apoc. 16:16; 19:17-21).
4° Conjetura
milenarista:
“Los
siete años finales empiezan con "el rapto", cuando todos los cristianos serán
llevados al cielo. Los cristianos fieles muertos serán entonces
resucitados y los cristianos todavía vivos serán transformados. Todos
éstos irán al cielo con Cristo por siete años y así escaparán de "la gran
tribulación" que ocurriría en la tierra luego del rapto”
REFUTACIÓN:
No es nuestra intención comentar
lo descrito en el libro de Apocalipsis en el presente estudio, nuestro propósito
es negar las afirmaciones del milenarista. Por ahora, basta considerar que el
libro de Apocalipsis no apoya al milenarista, porque trata de cosas que
sucederían pronto, luego de la Escritura del libro por Juan (Apoc. 1:1;
22:6). Tanto así, que el tiempo de cumplimiento de los acontecimientos
mencionados era cercano cuando Juan escribió el libro (Apoc. 1:3; 22:10).
En cuanto al rapto, basta
señalar que es desconocido en las Escrituras, la Biblia habla de arrebatamiento
y luego de esto el fin (1 Cor. 15:23-24).
En cuanto a la “Gran Tribulación”,
ésta ya ocurrió, no hay alguna otra gran tribulación que esperar.
5° Conjetura milenarista:
“Jesucristo
regresará a la tierra con aquellos que se unieron con El en el rapto, y entonces
acabará con todos los ejércitos terrenales que se unieron en contra suya en el
Armagedón”.
REFUTACIÓN:
Armagedón no es una batalla literal, sino un conflicto
espiritual entre Cristo y sus aliados contra el dragón y sus aliados.
El Armagedón ya ocurrió en los primeros siglos de nuestra era, cuando fueron
derrotados la gran ramera (Roma, Apoc. 17:18), la bestia del mar (el
imperio romano, Apoc.
13:1-10) y el falso profeta (la religión del imperio, Apoc. 13:11-18; 16:13),
los aliados de Satanás.
Para el asombro de muchos, los detalles de la batalla Armagedón no son descritos
en
Apocalipsis. Primero, vemos a los enemigos de Dios que se
reúnen allí (Apoc. 16:16) y luego que son destruidos (Apoc. 19:17-21). Dios sólo
reveló el desenlace de dicha batalla que habría de suceder pronto (Apoc. 1:1,3;
22:7,10).
6° Conjetura
milenarista:
“Jesús
reinará sobre la tierra por mil años en el Reino que quiso establecer en su
primera venida. Cuando los mil años terminan, luego del juicio final, el mundo
llegará a su fin”
REFUTACION:
El reino de Cristo no es físico
desde algún trono aquí en la tierra, ni durará específicamente mil años.
El reinado de mil años de Apocalipsis 20:4-6 no es físico, sino que es la
vindicación de los mártires que habían muerto por la fe (Apoc. 6:9-11) a
quienes su causa parecía perdida (Apoc. 13:7; Dan. 7:25). Esta
resurrección es una metáfora para la resurrección de su causa. Nótese que
no resucitan sus cuerpos, sino sus almas:
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y
vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la
palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no
recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con
Cristo mil años”
(Apocalipsis
20:4).
Esta resurrección y reinado no
ocurre aquí en la tierra. Son almas resucitadas, y asociadas con la
victoria de Cristo sobre la ramera, las dos bestias y el dragón.
También es bueno mencionar lo que Apocalipsis 20:4 no dice:
1. Que Cristo vendrá a establecer un reino terrenal.
2. Que el reino terrenal de Cristo será establecido luego de la gran
tribulación.
3. Que dicho reino es futuro,
inminente a nuestros tiempos.
4. Que resucitan cuerpos
para participar de dicho reino terrenal.
Repaso de varias afirmaciones populares
Enseguida repasaremos algunas
afirmaciones del premilenarista a la luz de las Escrituras. Nuevamente, las
aseveraciones del premilenarista aparecerán entre comillas para contrastarlas
con las verdades bíblicas.
Afirmación popular:
“Poco antes del fin del mundo, Cristo retornará en el aire y se llevará con él a
todas las personas (vivas y muertas) que hayan confiado en Cristo como su
Salvador (1 Cor. 15:50-53; 1 Tes. 4:17). El Rapto sucederá en "un abrir y cerrar
de ojos". En este evento, los muertos que hayan creído resucitarán primero,
seguidos en un instante de tiempo por los cristianos que aun estemos vivos”.
Antes de continuar en el avance de la presente refutación, es imprescindible que
el
lector se fije que los pasajes citados por el premilenarista (1 Cor. 15: 50-53 y
1 Tes. 4:17)
no mencionan el rapto secreto de la iglesia, y ni siquiera lo implican. Es más,
ambos
pasajes contradicen que ocurrirá algún “levantamiento de la iglesia” y posterior
“Gran
Tribulación”.
1 Corintios 15:50-53,
no habla de un rapto secreto o levantamiento invisible. El apóstol Pablo
menciona que ocurrirá una resurrección luego de “la final trompeta” e
insiste afirmando “porque se tocará la trompeta” y luego de esto, según
el apóstol inspirado, “los muertos serán resucitados incorruptibles”
y los santos vivos serán “transformados”. Nótese que Pablo no afirma
una resurrección invisible, sino una pública y visible, precedida por la
trompeta final (comp. 1 Tes. 4:16).
Además, Pablo afirma que dichos acontecimientos sucederán
“en su venida” y “luego” de la resurrección general ocurrirá “el
fin” (1 Cor. 15:23-24). No hay un ningún acontecimiento sensacional afirmado
por el milenarista entre los versículos 23 y 24 de 1 Corintios 15.
En cuanto a 1 Tesalonicenses 4:17, vemos que no hay
siquiera alguna implicación de algún supuesto rapto secreto, por el
contrario, la segunda venida de Cristo será muy pública y visible. Sonará la
“trompeta de Dios”, se oirá la “voz de mando” de Jesucristo la cual
resucitará los muertos (Jn. 5:28-29). Pablo no dijo que seremos raptados de
manera invisible, sino que “seremos arrebatados” para recibir
al Señor en el aire.
Afirmación popular:
“Mientras usted espera sentado en la sala, quizás comiéndose un sándwich, cuando
de repente, la chica que le estaba sirviendo desaparece delante de sus propios
ojos. Dejando atrás, solamente su vestido, zapatos y un anillo. El vaso de jugo
que se disponía a servirle cae derramado en el piso… Los bomberos corren con sus
sirenas a socorrer al avión que se encuentra en llamas, pero en vez de 250
pasajeros que venían, sólo los cuerpos de 185 son recuperados… ¿Sabe qué sucedió
con los otros 65 pasajeros? Al igual que el piloto y la chica del restaurante,
ACABAN DE SER RAPTADOS… a partir de ese momento, comenzaría un período de
exactamente 7 años, en el cual la tierra pasaría por la gran tribulación”
El premilenarismo con su llamado “rapto secreto” es un mito
muy fascinante para quienes lo creen y predican. Afirmaciones sensacionales
como la que aparece arriba circulan por todos los medios de comunicación con el
entusiasmo de varios líderes religiosos que las predican como si fuesen palabra
de Dios.
Afirmación popular:
“El rapto de la
iglesia es un suceso que es aceptado por todas las iglesias del mundo que
predican y creen en la Biblia”.
Es verdad que muchas “iglesias del mundo” creen en este
cuento religioso, pero eso no constituye una prueba de que tal cosa haya de
ser así. La verdad no es establecida por la cantidad de adeptos.
El concepto mismo de algún “levantamiento secreto” es
desconocido en las Escrituras. Tal acontecimiento no es mencionado expresamente,
ni siquiera implicado. Aun así, este mito religioso ha ganado “respetabilidad”
dentro de lo que se llama “teología”, para ser mencionado, estudiado y esperado
por muchos integrantes de las denominaciones modernas.