NO DESCUIDAR UNA SALVACIÓN
TAN GRANDE
HEBREOS 2:1-4
INTRODUCCIÓN.
A. Esta epístola a los hermanos hebreos (judíos)
obviamente fue escrita para evitar la apostasía. Había para ellos la tentación
fuerte de volver al judaísmo o simplemente apartarse de la fe por causa de la
persecución (10:32-34) o por ser distraídos por el mundo.
B. El pecado que nos “asedia” o nos “envuelve” (Heb.
12:1) es la incredulidad, la falta de
fe. Dice la Versión Moderna, “que estrechamente nos cerca”. El pecado nos
envuelve y nos importuna para evitar que recibamos ayuda desde afuera; es decir,
quiere controlar nuestra vida. Se puede decir que este es el mero problema
principal tratado en esta carta porque como dice Heb. 11:6, “sin fe es imposible
agradar a Dios”.
C. Rom. 10:17, “Así que la fe viene del oír, y el
oír por la palabra de Dios”. “La
palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y
penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb. 4:12).
D. Por lo tanto, para evitar el apartarse de la fe
es indispensable que oigamos la palabra de Dios, como en esta epístola como
también en los demás libros de la Biblia, mayormente en los del Nuevo
Testamento. Heb. 12:25, “Mirad
que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al
que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que
amonesta desde los cielos”.
E. Recordemos siempre que si no creemos y obedecemos
la palabra de Dios, entonces no creemos en Dios.
I. DIOS NOS HA HABLADO POR
MEDIO DEL HIJO.
A. Podemos conocerle. Podemos saber su voluntad.
Primero habló “de muchas maneras”, mayormente por medio de los profetas, pero
ahora nos ha hablado por medio del Hijo de Dios, Segunda Persona de la Deidad
(Dios el Hijo). Siendo Dios (1:8; Jn. 1:1; Rom. 9:5; Tito 2:13; 2 Ped. 1:1)
Cristo es la perfecta revelación (“Palabra”) de Dios (Jn. 1:1,18; 14:9).
B. Hechos 7:53, “Vosotros que recibisteis la ley por
disposición de ángeles…” Por eso, para los hermanos hebreos (judíos) el papel de
los ángeles era de suma importancia. Sin embargo, Cristo es superior a
los ángeles más exaltados y poderosos. 1:6, “Adórenle todos los ángeles de
Dios”.
II. CRISTO ES
SUPERIOR A LOS ÁNGELES.
A. El Hijo de Dios es el Creador. Heb. 1:10, “Tú, oh
Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos”.
Jn. 1:3, “Todas las cosas por él
fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”.
Col. 1:15, 16, “ El
es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que
hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean
tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por
medio de él y para él”.
B. “Primogénito” significa preeminencia, v. 18,
“para que en todo tenga la preeminencia”. Salmo 89:27, hablando de David, “Yo
también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra”.
1. “Prototokos,
el primero en prioridad y soberanía” (margen, LBLA).
2. Los testigos de El Atalaya van de casa en casa en
todos los países blasfemando a Cristo, enseñando que Cristo fue creado
(que es una “cosa” creada). Su PERversión de las Escrituras (Traducción del
Nuevo Mundo) dice que Cristo creó “todas las otras cosas” dando a
entender que Él mismo fue creado primero. Ellos aborrecen a Cristo, haciendo
burla de su Deidad. ¿Qué pasará con ellos en el Día de Juicio? (Mateo 10:32,
33).
C. Los ángeles son “espíritus ministradores”,
enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación” (Heb.
1:14), pero del Hijo se dijo: “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus
enemigos por estrado de tus pies” (Heb. 1:13).
F. Por lo tanto, tomando muy en cuenta la soberanía
(grandeza, supremacía, preeminencia) de Cristo, no descuidemos “una salvación
tan grande”.
III. El descuidar la salvación significa “deslizarse” (LBLA: desviarse, Lacueva:
marcharse a la deriva) y, desde luego, esto nos lleva a la ruina espiritual.
A. Toda transgresión y desobediencia de la ley de
Moisés (ley que fue hablada por medio de los ángeles) “recibió justa
retribución” (castigo), ¿cuánto más será castigada la desobediencia del
evangelio? (2 Tesal. 1:7-9; 1 Ped. 4:17).
B. Esta “salvación tan grande” fue entregada por
Cristo y sus apóstoles y confirmada por Dios con señales, prodigios y diversos
milagros y repartimientos del Espíritu Santo.
IV. CRISTO CUMPLE LA PROFECÍA DEL SALMO 8.
A. Llegando a ser hombre fue hecho menor que los
ángeles, Heb. 2:14,15, “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y
sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte
al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15 y
librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida
sujetos a servidumbre”. Cristo nació de mujer para morir en la cruz. Dios le
preparó cuerpo para ese propósito, Heb. 10:5,
B. Filipenses 2:5-8 “Haya, pues, en vosotros este
sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en
forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte
de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo
sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que
en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en
la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”.
C. Era Emanuel (Dios con nosotros) para poder morir
como sacrificio por los pecados del hombre, (Heb. 2:14, 15) y luego ser nuestro
perfecto Mediador (2:17, 18; 4:15,16; cap. 5; 7:26).
D. Pero después de sufrir para salvar al hombre fue
coronado con gloria y honra. Mat. 28:18; Efes. 1:21, 22. Filipenses 2:9-11.
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un
nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de
Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y
debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”.
E. Se sujetó todo bajo sus pies, “pero todavía no
vemos que todas las cosas le sean sujetas”. 1 Cor. 15:25, 26, “Porque preciso es
que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.
26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte”.
´
V. “EL QUE SANTIFICA Y LOS QUE SON SANTIFICADOS, DE UNO SON TODOS” (Heb. 2:11).
A. Habiendo exaltado a Cristo como superior a los
ángeles y explicado su papel humilde para salvarnos, el autor nos anima
explicando que estamos unidos con Cristo.
B. “Por lo cual no se avergüenza de llamarlos
hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre … He aquí, yo y los hijos
que Dios me dio” (Heb. 2:11-13).
C. Es otra bendición que nos motiva a ser fieles y a
no descuidar la salvación. Estando unidos con Cristo en esta vida tenemos la
esperanza de estar unidos con Él en las moradas celestiales (Juan 14:1-11).
VI. VARIAS EXHORTACIONES A TRAVÉS DE LA CARTA PARA EVITAR LA CAÍDA.
A. 3:7, 8,”Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis
vuestros corazones” como lo hicieron los israelitas en el desierto (Números 14,
21). Oír su
voz es oír y obedecer sus enseñanzas. El que no acepte las enseñanzas de Cristo
(por ej., sobre el bautismo para remisión de pecados, la cena del Señor el
primer día de la semana, una sola iglesia, etc.) ¡NO CREE EN CRISTO!
B. 3:12, “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de
vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo”. El
verdadero problema de todo hijo de Dios que se aparte de Dios es la
incredulidad, el pecado que nos asedia (12:1).
C. Si no
crecemos, hay peligro de apartarnos del Señor. (5:11 – 6:4). La “leche” (los
primeros rudimentos de la fe) es indispensable, pero es necesario también el
“alimento sólido” para alcanzar madurez y no caer. “ Porque
es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial,
y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, 5 y asimismo
gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,
6 y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento” (6:4-6).
D. Si
vuelven a la ley de Moisés, vuelven al sacerdocio levítico. “Si, pues, la
perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo
la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según
el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?
12 Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya
también cambio de ley” (7:11, 12). “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo
al primero” (8:13).
1. Muchas iglesias humanas enseñan y practican
partes de la ley de Moisés. Por ejemplo, la guarda del sábado, el diezmo y el
uso de instrumentos de música en el culto.
Pero no aceptan el sacerdocio levítico.
Son muy
inconsecuentes.
2. No quieren aceptar Hebreos 7:11, 12 que afirma
enfáticamente que sobre la base del
sacerdocio levítico el pueblo de Israel recibió la ley de Moisés,
TODA LA LEY. Los que dividan la ley
de Moisés en dos partes (moral/ceremonial)
tuercen las Escrituras a su propia
perdición (2 Ped. 3:16). No hay texto alguno que hable de “ley moral” y “ley
ceremonial”. Los religiosos han inventado estos términos para justificar su
práctica de autoservicio, escogiendo las partes de la ley de Moisés que les
convengan y dejando las demás.
E. No
dejando de congregarse. 10:24-26, “Y
considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;
25 no
dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos;
y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. 26 Porque si
pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la
verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados”. Algunos insisten en que
“dejando de congregarnos” significa abandonar la iglesia por completo y
concluyen que está bien dejar de congregarse el domingo
de vez en cuando (tal vez una vez al mes,
etc.), pero la palabra traducida “dejando” en Heb. 10:25 se encuentra
también en Heb. 13:5. Si está bien que el miembro de la iglesia “deje” de
reunirse el domingo de vez en cuando,
entonces está bien que Dios nos “deje” de
vez en cuando. Es la misma palabra.
1. Indudablemente una de las maneras más seguras de
debilitarse y apartarse del Señor es
descuidar la asistencia a los servicios de la iglesia. El problema existió
en el primer siglo y existe ahora. Muchos hermanos simple y sencillamente
no buscan primeramente el reino de Dios
(Mateo 6:33). No ponen la iglesia (al Señor) en primer lugar en su vida.
2. Para algunos el problema es la familia. Para
otros son los deportes o los frecuentes viajes y vacaciones. Pero uno de los
problemas principales es
el empleo o el negocio.
Lamentablemente hay hermanos que creen que el faltar a los servicios para
trabajar es justificable. Para ellos el ganarse la vida es primero, pero
precisamente de esto Jesús habla en Mateo 6:25, “No os afanéis por vuestra vida,
qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de
vestir”. El afanarse por “vuestra vida” es afanarse por “ganarse la vida”.
CONCLUSIÓN.
A. Heb. 11 es el famoso capítulo que nos habla de hombres y mujeres de fe. Eran
nombres bien conocidos por los hermanos judíos y por todo estudiante de la
Biblia. Desde luego, ninguno de ellos era justificado por la “fe sola”. Sus
obras son bien conocidas y son mencionadas a través de la Biblia. Sin obras la
fe está muerta (Sant. 2:24-26).
B. Heb. 12:1, 2 presenta la vida del cristiano como
carrera. “Por
tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de
testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante, 2 puestos los
ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto
delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra
del trono de Dios”.
C.
“Mirad
que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al
que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que
amonesta desde los cielos” (Heb. 12:25).
1. A través de esta epístola es obvio que el
principal problema de los hermanos hebreos era la falta de fe (la incredulidad)
y esa falta de fe se atribuía al no oír, no escuchar, no prestar atención a lo
que el Señor les dice.
2. El mismo problema existe en cualquier siglo. 1
Jn. 5:4 dice, “esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” y sin
excepción la fe viene por el oír y el oír por la palabra de Dios.
3. Oímos la palabra de Dios cuando se enseña y
cuando se predica y sobre todo cuando se
lee. Cada hijo de Dios debe formar el hábito de leer las Escrituras cada
día, y no meramente ciertos textos favoritos sino libros enteros, epístolas
enteras.
D. Tal vez el descuido más grande de los hijos de
Dios es el descuido de las Escrituras mismas. Cada familia tendrá varios
ejemplares de la Biblia en varias versiones.
¿Cómo escaparemos si
descuidamos una salvación tan grande? ¿Cómo escaparemos si descuidamos la
lectura bíblica que nos recuerda de esa salvación tan grande?
E. El oír, el escuchar, el leer la Escritura produce la fe y la fe abre las
puertas a la obediencia y el cielo. La falta de fe (la incredulidad) abre las
puertas de la desobediencia y el infierno.
F. Hay muchas
otras lecciones en esta maravillosa epístola a los Hebreos. No dejemos de
leerla repetidas veces y con mucha meditación.