“HIJAS REBELDES”

 

INTRODUCCIÓN.

      He recibido el siguiente correo: “Tenemos cuatro hijos, dos varones y dos hembras, estas tienen ya una 13 y la otra 15 años de edad. Con los muchachos no hay problema alguno en lo que a la modestia en el vestir pero las muchachas eso es otra historia. Como bien dice usted en algunos de sus sermones la mujer Cristiana debe vestir con modestia y decencia y las muchachas de hoy en dia odian los vestidos largos o la ropa que no es ajustada a sus talles y esto es un gran problema para nosotros, hemos intentado convencerlas de que no es grato a los ojos de DIOS la forma de vestir que tienen las muchachas modernas de hoy dia pero ellas no hacen caso”.

 

I. EL PRIMER PROBLEMA CON HIJAS REBELDES ES QUE NO TIENEN FE EN DIOS.

      A. Los padres deben oír, aprender y aceptar el evangelio puro del Nuevo Testamento (no de la Ley de  Moisés), rechazando las religiones humanas. El mundo está lleno de iglesias establecidas por los hombres, pero Jesucristo prometió edificar su iglesia (Mateo 16:18, 19) y la edificó (estableció) el Día de Pentecostés (Hechos 2:37-47). De esta iglesia leemos a través del Nuevo Testamento pero no leemos en ningún texto de las iglesias sectarias que son tan populares con la gente.  ¿Cómo pueden los padres criar a sus hijos en la disciplina y amonestación del Señor si ellos mismos no son miembros de la iglesia que Cristo compró con su propia sangre (Hechos 20:28) y prefieren doctrinas de hombres (Mateo 15:8, 9) y prefieren iglesias establecidas por los hombres? Si los padres mismos no tienen verdadera fe en Dios y su palabra (enseñanza) ¿cómo pueden inculcar la fe verdadera en sus hijos?

      B. Los padres, como fieles cristianos, deben enseñar a sus hijos para que tengan fe viva (Santiago 2:26, no muerta), una fe genuina y verdadera en Dios y en su palabra (enseñanza). Si no aceptan y obedecen la palabra (enseñanza) de Dios el problema es que no creen en Dios. ¿Qué pensaría usted si alguien le dijera, “Creo en usted pero no creo en lo que me dice”? Millones dicen que creen en Dios pero no obedecen su palabra (enseñanza). Los tales no tienen fe; más bien, son incrédulos como los demás que dicen abiertamente que no creen en Dios.

      C. Para producir esta verdadera fe en Dios en el corazón de los hijos es necesario dedicar mucho tiempo cada día a la amorosa enseñanza de ellos. No es suficiente enseñarles ciertos textos de vez en cuando y no es suficiente llevarles a los servicios y clases bíblicas de la iglesia. Más bien, desde que los hijos nazcan los padres deben dedicarse a diario a enseñarles la palabra de Dios para infundir la verdadera fe en ellos (Romanos 10:17). La Ley de Moisés bien ilustra cómo Dios desea que enseñemos a los hijos: Deuteronomio 6:6-9, “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”. Timoteo llegó a ser un buen cristiano y evangelista. ¿Por qué? 2 Timoteo 3:15 lo explica: “desde la niñez (brephous, niño de pecho) has sabido las Sagradas Escrituras”. 2 Timoteo 1:5, “trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también”.

      D. Los padres deben insistir en que los hijos escuchen atentamente y que participen en el estudio, repitiendo las lecciones, memorizando textos, contestando preguntas y expresando su fe personal. El problema de esta pobre madre que describe la rebelión de sus hijas es que sus hijas no creen en Dios. No tienen fe. Aunque dijeran que sí creen en Dios, su conducta lo niega. Recuérdese el capítulo 11 de Hebreos que describe la verdadera fe de muchos personajes a través de la Biblia. En cada caso su fe se demostró en su obediencia a la palabra de Dios. De otro modo la llamada “fe” es una “fe muerta” (Santiago 2:24-26).

 

II. EL SEGUNDO PROBLEMA CON HIJAS REBELDES ES QUE NO AMAN A DIOS.

      A. Los padres deben enseñar a sus hijos a amar a Dios.Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento” (Marcos 12:30). Si aman a Dios con todo su corazón y con toda su alma, y con toda su mente y con todas sus fuerzas, amarán la palabra (enseñanza) de Dios. Los que no aman la palabra (enseñanza) de Dios no aman a Dios.

      B. Para producir este verdadero amor de Dios en el corazón de los hijos es necesario dedicar mucho tiempo cada día a la enseñanza de ellos. No es suficiente enseñarles ciertos textos de vez en cuando y no es suficiente llevarles a los servicios y clases bíblicas de la iglesia. Más bien, desde que los hijos nazcan los padres deben dedicarse a diario a enseñarles este “principal mandamiento”. En tales estudios es necesario que los hijos participen. La Ley de Moisés bien ilustra cómo Dios desea que los padres enseñen a sus hijos: Deuteronomio 6:5-9,” Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”.

      C. Los padres deben insistir en que los hijos escuchen atentamente y que participen en el estudio, repitiendo las lecciones, memorizando textos, contestando preguntas y expresando su amor personal. El problema de esta pobre madre que describe la rebelión de sus hijas es que sus hijas no aman a Dios. 3 Juan 11, “el que hace lo malo no ha visto a Dios”. No tienen amor. Aunque dijeran que sí aman a Dios, su conducta lo niega. Recuérdese lo que Cristo dice, “Si me amáis, guardad mis mandamientos … El que no me ama, no guarda mis palabras” (Juan 14:15, 24). No, esas jovencitas no creen en Dios y no aman a Dios. Es por eso que siguen rebeldes contra Dios y contra sus padres.

 

III. EL TERCER PROBLEMA CON HIJAS REBELDES ES QUE NO CREEN EN EL INFIERNO.

      A. Repito: Si no creen la palabra (enseñanza) de Dios, no creen en Dios, y una de las enseñanzas más claras de Cristo es que los que no obedecen al evangelio para llevar vidas santificadas serán castigados en el infierno de fuego. Cristo habla del infierno en Mateo 5:22, 29, 30; 10:28; 18:9 (“infierno de fuego”); 23:33. Además, este castigo es eterno, dura para siempre. Obviamente si las hijas rebeldes creyeran estas palabras de Cristo, dejarían de ser rebeldes. Simplemente no las creen. No creen en Cristo porque no creen su palabra (enseñanza).

         B. El apóstol Pablo describe este castigo de la siguiente manera: Romanos 2:6-9, “el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego”.

         C. Con razón Hebreos 10:31 dice, “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!”; 12:29, “porque nuestro Dios es fuego consumidor”.

         D. Apocalipsis 20:15, “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado el lago de fuego”.

         E. Muchas personas se consuelan diciendo que este “fuego” no es literal. Acusan a Cristo de exagerar, pero Lucas 16:23, 24 habla del rico que murió y “en el Hades alzó sus ojos, estando en tormento” diciendo, “estoy atormentado en esta llama”.

 

 IV. LAS JÓVENES REBELDES DEBEN OBEDECER AL EVANGELIO Y SERVIR A DIOS.

      A. La expresión “obedecer al evangelio” se encuentra en 2 Tesalonicenses 1:7, 8, “cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo”. Otra vez en 1 Pedro 4:17, “¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?” El mismo apóstol Pedro explica el significado de “obedecer al evangelio” en Hechos 2:37, 38, “Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. Después de oír el evangelio predicado y creer en Cristo, Pedro les dice que deben arrepentirse y ser bautizados para el perdón de sus pecados. Estos fueron añadidos a la iglesia (Hechos 2:47), la iglesia que Cristo prometió edificar (Mateo 16:18) y que estableció ese mismo Día de Pentecostés (Hechos 2).

      B. Entonces, como miembros de la iglesia de Cristo deben reunirse con la iglesia cada primer día de la semana para participar de la cena del Señor (Mateo 26:26-28; 1 Corintios 11:23-27), para ofrendar (1 Corintios 16:1, 2; 2 Cor. 8 y 9), para cantar himnos sin instrumentos de música (Efesios 5:19), para orar (1 Tesalonicenses 5:17) y para oír la predicación del  evangelio (Hechos 20:7). Y, desde luego, aparte de eso deben vivir como cristianas y esto incluye el uso de ropa modesta (1 Timoteo 2:9, “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia”. En fin, deben expresar su fe en Dios y amor por Dios al obedecer y practicar las enseñanzas del Nuevo Testamento, la voluntad de Cristo nuestro Salvador.

 

V. LOS MUNDANOS EXIGEN QUE LOS CRISTIANOS IMITEN SU CONDUCTA MUNDANA.

      A. El verdadero problema de las hijas rebeldes. Desde luego, tienen el deseo de vestir ropa indecente, pero el verdadero problema es la presión de ser iguales a las demás chicas. Las muchachas mundanas exigen que estas jovencitas hagan exactamente como ellas, vistiendo ropa indecente. Tales jóvenes mundanas son como los fariseos de Juan 12:42, “Aun de los gobernantes, muchos creyeron en él pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga”. De la misma manera las hijas rebeldes son presionadas por sus amigas mundanas con la amenaza de expulsarlas de su “sinagoga”.

      B. Pero ¿qué dice la Biblia sobre este problema? Romanos 12:1, 2, “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. 1 Pedro 4:4, “A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan”. Pero, lamentablemente, a veces hasta miembros de la iglesia de Cristo se rinden a la presión mundana y aceptan sus vicios de tomar, fumar, bailar, maldecir, etc.

      C. Uno de los términos descriptivos del hijo de Dios es “santificado” (“santo”) que simplemente significa “separado”, apartado del mundo de pecado. Entonces, si creemos en Dios y si amamos a Dios vamos a separarnos del mundo y no conformarnos a sus costumbres pecaminosas. Las jóvenes cristianas son diferentes y son castigadas por sus falsas “amigas”. Obviamente tales muchachas necesitan cambiar de “amigas”. “No os dejéis engañar. Las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33).

      D. Ejemplos bíblicos que nos enseñan y nos motivan a ser pueblo separado: José: Génesis 39:7-9, “Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene. No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?”; Josué 24:15, “ Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. Daniel 1:8, Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse”. Y, desde luego, el Nuevo Testamento abunda en textos ilustrando la necesidad de separarnos del pecado. 1 Corintios 6:9-11, “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”.

      E. Dios no quiere que imitemos el mundo. Sin embargo, los del mundo insisten fuertemente en la conformidad y persiguen a los no conformistas. Esta presión es tremenda. Se ríen, se burlan y son literalmente abusivos en su trato de personas decentes que quieran andar en el camino angosto de Cristo. Pero Jesús dice, “Bienaventurados (dichosos) los que sufren persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:10). El apóstol Pablo dice (1 Timoteo 2:9), “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia …”  ¡Qué lástima que las hijas rebeldes no hayan reconocido que los caminos de Dios son perfectos y que son caminos de bendición y felicidad!

      F. La tontería de imitar a otros en prácticas insensatas estuvo bien ilustrada una vez en un programa de televisión llamado “Candid Cámera”. Al llegar el ascensor a cierto piso y abrir las puertas, los ocupantes estaban parados frente a cada pared del ascensor excepto hacia la puerta. Al entrar en el ascensor los nuevos ocupantes ¿qué harán? Precisamente lo que usted pensaba: entran al ascensor y pasan a pararse frente a las paredes. ¿Pura estupidez? Exactamente, igual a las hijas rebeldes que usan shorts, minifaldas y otra ropa indecente simple y sencillamente porque las demás las usan.

      G. Cuando las hijas rebeldes de padres que profesan ser cristianos sean presionadas a vestir ropa indecente, ¿dónde está la “presión” de los otros miembros de la iglesia? Me refiero a la presión (ejemplo, exhortación, insistencia) de seguir los caminos de Dios y llevar vidas santificadas en su servicio? Los otros miembros de la iglesia deben poner un buen ejemplo y animar a los miembros débiles a imitarles. 1 Corintios 11:1, “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 4:16; 2 Tesalonicenses 3:7). 3 Juan 11, “Amados, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios, pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios”. Hebreos 11:7, “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe”.

 

VI. LOS REMEDIOS CORRECTIVOS.

      A. Remedios sugeridos en el e-mail acerca de las hijas rebeldes: Nosotros no solo somos partidarios de aplicar el castigo corporal a nuestros hijos sino que además lo aplicamos cuando es preciso hacerlo, de ello es mi esposo quien administra lo que nosotros llamamos disciplina corporal, para ello mi esposo usa una vara flexible de madera de rota, en casa tenemos dos varas delgadas de no más de un centímetro de grosor con las que mi esposo castiga las maldades o desobediencias muy graves que nuestros hijos cometen… mi esposo agarra al hijo o hija por un brazo los lleva para el cuarto donde yo lavo la ropa y una vez allí agarra la vara flexible de madera y les zurra las nalgas con ella tan duro como sea preciso hacerlo para lograr la corrección de la falta cometida”. 

      B. Proverbios 13:24, “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”. Proverbios 22:15, “La necedad está ligada en el corazón del muchacho; mas la vara de la corrección la alejará de él”. Proverbios 23:13, “No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol”.

      C. Desde luego, los padres que hayan fallado en infundir en sus hijos la fe en Dios, el amor por Dios y el temor de Dios tendrán toda clase de problemas con ellos y tendrán que emplear el castigo corporal y otros remedios correctivos, pero los padres nuevos deben convencerse de que sería mil veces mejor, con su ejemplo y con estudio bíblico, diligentemente (cada día) enseñar a los hijos que Dios les haya regalado para que “desde la niñez” conozcan las Sagradas Escrituras y que de todo corazón crean en Dios, amen a Dios y teman a Dios.

 

Conclusión:

         A. Con mucha repetición hemos enfatizado la enseñanza de Efesios 6:1-4, “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”.

         B. El criar a los hijos en disciplina y amonestación del Señor requiere que se infunda en ellos la genuina fe en Dios y en su palabra (enseñanza), que amen a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas sus fuerzas, y que teman a Dios y el castigo que les espera si son rebeldes contra la palabra de Dios.

         C. Hijos obedientes serán grandemente bendecidos en esta vida y heredarán la vida eterna, una vida sublime más allá de la imaginación humana, pero los hijos rebeldes no solamente tendrán que sufrir mucha miseria en este mundo sino que al pasar al otro mundo sufrirán un castigo mil veces más horrible y más horroroso que hayan conocido en esta vida porque no hay otro sufrimiento más terrible que el ser quemado y la mente finita no puede ni comenzar a imaginar el sufrimiento dolorosísimo e intolerable del infierno de fuego... ¡SIN FIN!