EL BAUTISMO - Y LA
NUEVA VIDA
Romanos 6
--Romanos 4:2-7
enseña que no somos salvos por “obras”,
pero son falsos maestros los que dicen que “no somos salvos por el bautismo”.
Estos afirman que el bautismo es una obra como las obras de Romanos 4:2-7”,
pero las “obras” de este texto se
ponen en contraste con el ser perdonados (v. 7); es decir, son las “obras de
justicia que nosotros hubiéramos hecho” en lugar de buscar la misericordia
(perdón) de Dios (Tito 3:5).
--En
Romanos 6:3-7 Pablo enseña que
cuando nos arrepentimos (el viejo hombre es crucificado), somos bautizados
(sepultados) para empezar una vida nueva.
Esta vida nueva no empezó cuando creímos en Cristo ni cuando nos arrepentimos de
los pecados, sino
cuando fuimos bautizados para el perdón de pecados (Hechos
2:38).
-- Los que desprecian el
bautismo diciendo que no es esencial para la salvación (el perdón de Dios)
hacen caso omiso de Romanos 6:3-5 y
contradicen a Cristo (Mateo 28:19;
Marcos 16:16; Juan 3:5) y al apóstol Pedro (al Espíritu Santo) (Hechos
2:38; 1 Pedro 3:21) y deben dejar de enseñar y predicar hasta que
entiendan el evangelio.
Romanos 6:3-5 –
“¿O
no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido
bautizados en su muerte? 4 Porque
somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que
como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en
la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección”.
-- La Biblia presenta el propósito especial y
significativo del bautismo. El diseño del bautismo tiene un significado muy
importante.
-- El mundo religioso que desprecia el bautismo
tendrá que dar cuenta a Cristo en el Día Final por su gran error.
-- Al ser bautizados somos “sepultados”. El
rociamiento (aspersión) no califica en ningún sentido; tal práctica totalmente
ignora Romanos 6:3-5).
Romanos 6:6-7, “sabiendo
esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el
cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
7 Porque el que ha muerto,
ha sido justificado del pecado”.
Obviamente el ser
“crucificado juntamente con él” significa el arrepentimiento. El “viejo hombre”
es el “ser anterior”, la vida pasada, la vida de pecado. Al arrepentirnos, de
una manera tajante y severa, ponemos fin a esa vida. En efecto, “morimos”
espiritualmente.
Y ¿qué hacemos con el “muerto”? Desde luego, lo
sepultamos. ¡Imagínese el dejar al muerto sin sepultarlo!
Los “evangélicos” enseñan que al creer en Cristo uno
es salvo porque al creer muere al pecado y automáticamente, de una vez, es nueva
criatura por la fe sola. Pero casi todas las iglesias humanas enseñan que el
creyente debe ser bautizado. (Para ser miembro de la Iglesia Bautista es
necesario ser bautizado). Entonces según esto,
ellos sepultan al hombre vivo.
Romanos 6:8 – Ahora Pablo
añade detalles para embellecer esta preciosa doctrina. “ Y
si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él”.
-- “si
morimos con Cristo”. Esta frase merece mucho énfasis. Debemos obedecer “de
corazón”, v. 17. ¿Qué significa?
-- Obedecer “de corazón” significa un
cambio de mente (Romanos 8:4, 5).
Significa que hemos sido instruidos en el evangelio puro, que entendemos que es
el único poder de Dios para salvación (Romanos 1:16).
-- Obedecer “de corazón” significa
cambio de voluntad (“ya estoy
resuelto”). Si “de corazón” morimos al pecado, tendremos un cambio radical de
corazón hacia el pecado. Ya no estaremos dispuestos a pecar, sino indispuestos,
sin ganas de pecar.
-- Obedecer “de corazón” significa
cambio de las emociones. Ahora
aborrecemos el pecado, Romanos 12:9. Ahora nos avergonzamos de aquellas cosas
que antes amábamos y practicábamos (Romanos 6:21). Esta es una de las pruebas
más seguras y definitivas de la conversión genuina, que nos avergonzamos de los
pecados en que vivíamos. El miembro de la iglesia que no se avergüenza de su
vida de pecado probablemente volverá a ella. En muchas congregaciones hay
evidencia de esto. Personas que se han bautizado vuelven al mundo. ¿Por
qué? ¿Tenían vergüenza de esa clase de vida? Claro que no.
-- Ahora reconocemos que el pecado es nuestro
“enemigo” que nos quiere manchar, contaminar y esclavizarnos otra vez; en fin,
quiere destruirnos. No ser engañados otra vez por Satanás: él presenta el pecado
como deseable, atractivo, pero es veneno y corrupción.
-- Por eso, debe haber “tristeza” en el corazón por
haber vivido así. 2 Corintios 7:10, “Porque
la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no
hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”. Esta
tristeza produce el arrepentimiento sincero.
-- Luego no sólo aborrecer lo malo, sino cultivar un
amor sincero por las cosas de Dios, la santidad, la fidelidad, la asistencia a
todos los servicios, en fin, toda la doctrina de Cristo.
-- Hay que haber cambio de afectos, apetitos,
Colosenses 3:1-3, “ Si,
pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la mira en las
cosas de arriba, no en las de la tierra. 3 Porque habéis
muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”.
-- Por ejemplo, seremos deseosos de asistir a todos
los servicios. Da gozo. No es cuestión de “tengo que” sino de “quiero ir, tengo
ganas de ir”. 1 Juan 5:3, “Pues
este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y
sus mandamientos no son gravosos”.
-- Obedecer “de corazón” significa cambio de
conciencia (1 Pedro 3:21, “ El
bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de
la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la
resurrección de Jesucristo”.
-- Obedecer “de corazón” significa cambio de
carácter, Efes. 4:22-32.
-- Obedecer “de corazón” significa que ahora
llevaremos una nueva vida, dejando los vicios de toda clase: el tomar, el
bailar, el fumar, el chismear, el murmurar, carácter pesado (con sus enojos,
celos, amargura).
-- Estaremos dispuestos a dejar que el evangelio nos
transforme a la imagen de Cristo (Romanos 8:29, “Porque
a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes
a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”;
2 Corintios 3:18, “ Por
tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria
del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por
el Espíritu del Señor”.
-- Muchos dicen, “Pero es demasiado difícil cambiar.
Es como el homosexual que dijo a sus padres cuando le rogaron que dejara esa
vida, “Decirme que debo dejar a mi compañero es igual a decir a mi hermana que
ella debería dejar a su marido”.
-- “Ya estoy resuelto”. Esto es el 98% de la lucha.
--
“viviremos con El”, no sólo en el futuro sino ahora mismo (después de morir
con Él). 2 Timoteo 2:11, “Si somos muertos con él, también viviremos con él”.
¿Cuándo viviremos con El? Al morir, ser sepultados y resucitados con El.
Romanos 6:9 – “habiendo
resucitado de los muertos, ya no muere”. Lázaro y otros fueron resucitados de
los muertos pero tuvieron que volver a morir, pero Cristo no.
Dice esto para que sigamos
su ejemplo. Romanos 6:12, “No
reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en
sus concupiscencias”; no dejar que el pecado “reine” sobre nosotros. Al
morir Cristo destruyó el poder del pecado; así también nosotros: al morir al
pecado, debemos destruir su fuerza sobre nosotros.
Romanos 6:10 – “al pecado
murió una vez” (Hebreos 9:27, 28);
es decir, en cuanto al propósito de su muerte, fue para quitar pecados,
Mateo 26:28, “porque
esto es mi sangre del nuevo pacto, que
por muchos es derramada para remisión de los pecados”.
-- Es lo que nosotros debemos hacer. La muerte al
pecado debe ser la “muerte final” al pecado, una separación decisiva,
definitiva.
-- “para
Dios vive”, para la gloria de Dios. Así nosotros: debemos vivir para la
gloria de Dios.
--Romanos
6:11, “Así también vosotros
consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor
nuestro”.
–
La queja del judío contra Pablo y lo que él enseñaba sobre la gracia era que el
quitar la ley llevaría a toda clase de pecado. Pablo contesta que por el
contrario, al convertirnos a Cristo, morimos al pecado y El vive en nosotros (Gálatas
2:20) para que vivamos como El vivió, y tratamos a otros como El trataba a
otros. 1 Corintios 11:1; Efesios 5:1, 2;
1 Tesalonicenses 1:6. Dios nos ha perdonado y nos ha aceptado como sus
hijos; por eso, debemos portarnos como hijos.
Efesios 4:1, “Yo pues, preso en el
Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis
llamados”. Tito 2:11, 12, “la gracia
de Dios” nos enseña “que, renunciando a la impiedad y
a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente”.
-- Romanos
6:12 – “No
reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en
sus concupiscencias”.
--
Reinar – tener control, como “persona”, como dictador o
tirano, un amo cruel. Los que siguen como esclavos del pecado permiten que el
pecado siga reinando sobre su vida. ¿Para qué resistir a su amo? Pero al morir
al pecado, ser sepultado y resucitado con Cristo, sí podemos resistir la fuerza
de Satanás. 1 Juan 2:13, “Os escribo
a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno”. “Somos más que
vencedores” porque “Dios es por nosotros”,
Romanos 8:31-39.
-- Muchos están bajo el control de Satanás (1
Juan 5:19). Muchos “adictos” al pecado, no tienen voluntad para cambiar.
-- La palabra “morar” se refiere a esto.
Romanos 7:17; 8:9; Apocalipsis 2:13.
-- Hay mucha diferencia entre el “tropezar” (1
Juan 1:8) y el “practicar el pecado”,
1 Juan 3:8,
“El que practica el pecado es del
diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de
Dios, para deshacer las obras del diablo”.
Romanos 6:13 –
“ni
tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad,
sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y
vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”.
-- Debemos cooperar con el poder de Dios que hemos
recibido.
-- Observe la distinción entre “vosotros” y
“vuestros miembros”. ¿No son lo mismo? No. El hombre interior (espíritu, alma)
controla sus miembros. Debe emplearlos en el servicio de Cristo, porque ahora El
es el Dueño de nuestra vida, alma y cuerpo.
1 Corintios 6:19, 20.
-- Romanos
12:1, 2, “Así que, hermanos, os
ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
2 No os conforméis a este
siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,
para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
-- Presentar los miembros. Ojos, oídos, manos, pies
– al servicio de Dios.
-- 1
Tesalonicenses 4:3, 4, LBLA, “la voluntad de Dios es que cada uno de
vosotros sepa como poseer su propio vaso en santificación y honor”.
Romanos 6:14, “Porque
el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo
la gracia”.
– “No estáis
bajo la ley” de Moisés que solamente condenaba pero no podía salvar.
-- El maestro religioso que enseñe que el cristiano
no está bajo ninguna ley contradice a Pablo (Romanos
8:2; 1 Corintios 9:21) y contradice a
Santiago 1:25; 2:12).
Romanos 6:17, 18, “Pero
gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de
corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados”.
-- “Obedecer
de corazón” significa obedecer con el intelecto (entendimiento), con la
voluntad y con las emociones.
-- “forma de
doctrina” – la “enseñanza” tiene una “forma”
(Romanos 6:3-5). El bautismo es una
“forma” o “molde” de la muerte, sepultura, resurrección de Cristo. Al someternos al bautismo, nos
sometemos a esta forma para que
seamos “moldeados” para ser nuevas criaturas en Cristo.
Romanos 6:18 – “y
libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia”,
libertados, como esclavos redimidos.
Romanos 6:19,
“Hablo como
humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis
vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para
santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia”.
– Pablo usa una
ilustración humana de la relación del esclavo literal con su amo.
-- santificación, completamente separados del pecado
para dedicarnos al servicio de Dios.
--
Romanos 6:20 – “Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de
la justica”.
--
esclavos de pecado,
libres acerca de la justicia. No libres de obligación, sino que siendo
esclavos de pecado estaban “libres” en el sentido de estar enajenados o
separados de la práctica de la justicia, no estaban dedicados al servicio de
justicia.
-- No puede servir a dos amos.
--Romanos
6:21 – “¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os
avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte.
-- ¿Volver a las prácticas de las cuales se
avergüenzan? Examinar su vida, comparando el “fruto” que llevaba siendo esclavo
del pecado y el fruto que lleva como esclavo de Cristo.
-- Una prueba genuina de la conversión es ésta: uno
se siente avergonzado de su vida en pecado. ¿Cuántos conversos se sienten
avergonzados de su vida pasada? A veces hablan de prácticas pecaminosas con algo
de nostalgia, como que extrañan esa vida gustosa y que ahora se sienten
privados. “Lo siento mucho, pero ahora que soy cristiano ya no puedo tomar,
bailar, fumar, etc.” ¡Pobrecitos de los cristianos!
--Romanos
6:22 – “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de
Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna”.
--Fruto = santificación.
--
“y como fin, la vida eterna”.
--Romanos
6:23 – “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.
-- El pecado paga a sus siervos. Lo merecen, el pago
será justo (2 Tesalonicenses 1:6,
“Porque
es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan”).
-- La salvación (el perdón de Dios) es “dádiva”,
pero tiene que ser aceptada. La aceptamos cuando obedecemos al evangelio (2
Tesalonicenses 1:7-9; 1 Pedro 4:17).
-- Considere las consecuencias de su “servicio”.
Todo camino tiene su destino. Es inexcusable insensatez no tomar en cuenta las
consecuencias de las decisiones de la vida.
--Juan 6:66-68 – “Desde
entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.
67 Dijo entonces Jesús a
los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Dijo entonces Jesús a los doce:
¿Queréis acaso iros también vosotros?
68 Le respondió Simón
Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.
--Hay solamente dos opciones. No hay término medio.
No hay campo neutral. Hay que recoger con Cristo o desparramar
y perder el alma.