EQUIPAR LA MEMBRESÍA PARA LA OBRA PERSONAL – 2
DOS PECADOS: HACER LO CONDENADO Y NO HACER LA OBRA DEL SEÑOR
1 Pedro 3:15,
“santificad a
Dios el Señor en vuestros corazones, y
estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y
reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en
vosotros”.
Resumen: Los puntos principales del estudio
anterior: el evangelizar es la obra principal de la iglesia (Mateo
28:19; 1 Timoteo 3:15); para esta obra la membresía debe ser entrenada o
equipada; por eso, debe haber una clase especial como parte permanente del
programa de enseñanza de la congregación; todos los miembros deben participar en
esta clase, hablando de contactos, conversaciones, estudios, relacionados con
sus esfuerzos de ganar almas para Cristo; debe haber estudio detenido y profundo
de los temas principales de la Biblia (la Deidad, fe en Dios, amar a Dios, temer
a Dios, la gracia, el plan de salvación, la iglesia, los actos de adoración, la
vida santificada del cristiano). También es necesario que los miembros aprendan
los errores doctrinales que la gente acepte y practique. Cada miembro de la
iglesia debe estar bien equipado con respecto a esto porque sin duda una causa
principal de la falta de obra personal se debe al temor de los miembros de no
poder contestar los argumentos de los sectarios.
Todos
saben que la Biblia condena las obras de la carne:
“adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes” (Gálatas
5:19-21), pero igualmente la Biblia dice que es pecado NO HACER lo que Dios
requiere. Jesús dice (Mateo 7:21), “No
todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el
que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. El NO HACER la
voluntad de Dios es PECADO.
Santiago 4:17, “y al que sabe hacer lo bueno,
y no lo hace, le es pecado”. “Lo bueno” incluye toda clase de buenas obras
incluyendo el evangelismo personal.
Mateo
7:12, “Así
que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así
también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”.
Jesús NO dice, “todas las cosas que NO queráis que los hombres hagan con
vosotros, así también NO hagáis vosotros con ellos”. Este texto llamado “la
regla de oro” no habla de NO HACER, sino de HACER. La vida del cristiano no es
una vida de solamente evitar las cosas que la Biblia condena. Por el contrario
es una vida llena de HACER las cosas que el Señor requiere.
Lucas
10:30-37, todos saben la parábola del buen
samaritano, pero al leerla ¿cuántos consideran lo enorme del pecado del
sacerdote y levita? ¿Los ladrones? Oh, sí, eran pecadores de los peores. Es
fácil enumerar sus pecados y condenarlos, pero Jesús no habló esta parábola con
el propósito de condenar a los ladrones. Más bien, habló del “NO HACER” de los
“religiosos”. ¿Cuántos miembros de la iglesia siguen el ejemplo del sacerdote
que “viéndole, pasó por el otro lado del
camino”? No me refiero al individuo que esté “medio muerto” físicamente,
sino de los muchos individuos que están muertos espiritualmente. Al verlos
¿pasamos por el otro lado del camino sin ayudarles? El levita aun “vino cerca de
él”, se fijó en él, consideró su caso triste, pero entonces pasó por el otro
lado del camino sin ayudarle. Decimos “buen” samaritano por EL HACER. Hizo algo.
No “pasó por el otro lado del camino” sino que se esforzó mucho para ayudar al
medio muerto. Cristo concluye la lección diciendo “Ve, y haz tú lo mismo”. Tal
vez haya poca oportunidad de ayudar a las víctimas del robo y asalto, pero hay
muchísimas oportunidades de ayudar a los que han sido asaltados y robados
espiritualmente por Satanás y sus ministros (2
Corintios 11:15).
¿Cuál es más difícil, “despojaos”
o “vestíos”? Efesios 4:22-24, “En cuanto a la pasada manera de vivir,
despojaos del viejo hombre que está viciado conforme a los deseos engañosos,
y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos
del nuevo hombre, creado
según Dios en
la justicia y santidad de la verdad”. Es necesario desechar la mentira y si no
lo hacemos, pecamos; pero el resto del versículo dice, “hablad verdad cada uno
con su prójimo” (v. 24). ¿Estamos bien con Dios si solamente desechamos la
mentira y no hablamos verdad con el prójimo? Es pecado hurtar pero ¿si no
trabajamos para poder compartir con el que padece necesidad?
(v. 28). La palabra corrompida es pecado, pero ¿estamos bien si no
hablamos la palabra que sea buena para la edificación? (v. 29).
Josué 11:15, “Tal
como el Señor había
ordenado a Moisés su siervo, así Moisés lo ordenó a Josué, y así Josué lo hizo;
no dejó de hacer nada de todo lo que el Señor había
ordenado a Moisés”.
Este texto se refiere a todo lo que Moisés y Josué habían de HACER.
Mateo 25:25, el hombre que
recibió “un talento” NO LO USÓ y su Señor le dijo, “Siervo malo y negligente”.
Le condenó, le quitó el talento y dijo, “Al siervo inútil echadle en las
tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”. Lo muy
significativo de este texto es que este siervo no fue condenado por ser adúltero
o ladrón sino por haber descuidado el talento que su señor le había dado. La
lección para nosotros es que Cristo nos da muchos “talentos” para ser usados en
su obra y si los descuidamos, nos espera la misma condenación. El siervo de este
texto dijo que tuvo miedo. Sin duda una causa principal del descuido del
evangelismo personal es el temor y la
causa principal de este temor es la falta de preparación. Por no estar bien
entrenado y equipado para enseñar y defender la verdad y refutar el error,
muchos miembros de la iglesia simplemente no participan en el evangelismo
personal. Tienen temor de ser derrotados y avergonzados. El predicador con
sermón bien preparado no tiene temor de presentarlo. Se siente confiado, listo y
hasta ansioso de predicarlo. Lo mismo en la obra personal. Si estamos bien
preparados no hay nada de temor porque sabremos que estamos listos a enseñar y
defender la verdad y exponer la falsedad de doctrinas humanas. Otro temor es el
de ser rechazado. No nos gusta que los familiares, amigos y conocidos nos
rechacen cuando tratamos de enseñarles y ese temor nos deja intimidados y no les
hablamos del evangelio, pero el entrenamiento adecuado para el evangelismo
personal nos fortalece para esto y no seremos movidos ni desanimados por tal
rechazo. Sin embargo, recuerde que estando bien enseñado y equipado para esta
obra uno sabe cómo responder a cada objeción.
Proverbios 3:27 es otro texto
que nos advierte del peligro de NO HACER. “No te niegues a
hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder para hacerlo”. Los
miembros de la iglesia tendrán poder para enseñar y convertir a muchas personas
si son enseñados y equipados para este trabajo especial. En realidad se puede
decir que no será necesario decirles “no te niegues a hacer” este bien porque
estando bien preparados serán motivados a aprovechar cada oportunidad que se les
presente. Tendrán poder para “hacer el bien” a los familiares, amigos y
conocidos y el “bien” principal que necesitan es el evangelio puro. Este es muy
buen consejo: No te niegues a hacer este bien, porque los seres amados y otros
que pudiéramos enseñar no están preparados para la venida de Cristo si no han
obedecido al evangelio. 2 Tesalonicenses
1:7-9, “cuando
se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder,
8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron
a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; 9 los
cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y
de la gloria de su poder”.
2 Timoteo 3:16, 17, Dios nos
da las Escrituras para que estemos bien equipados para enseñar a otros. “Toda
Escritura es inspirada por
Dios
y útil
para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, 17 a
fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, equipado para toda buena obra” (LBLA). Sin duda alguna el
evangelismo personal es “buena obra” y obviamente tenemos que estar equipados
con el conocimiento profundo de las Escrituras. Por lo tanto, estoy insistiendo
en que una clase especial para el entrenamiento de todos los miembros para la
obra personal debe ser incluida en el programa regular y permanente de la
congregación. De otro modo, si no están bien enseñados, entrenados, equipados
para la obra personal habrá muy poco o casi nada de tal actividad entre los
miembros. ¿Cuántos bautismos tiene cada año la iglesia de la cual usted es
miembro? Si son muy pocos la razón bien puede ser el descuido de tal
entrenamiento de la membresía.
Hechos 8:35, “Entonces
Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta Escritura le anunció
el evangelio de Jesús”. Si Felipe no hubiera abierto la boca para anunciarle
el evangelio, el etíope no habría aprendido de Jesús, no le habría confesado, no
habría sido bautizado, y no habría ido “gozoso en su camino”. Es lo que todo
miembro de la iglesia debe hacer: abrir la boca y anunciar el evangelio.
Efesios 6:18, 19, “orando … por mí,
a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con
denuedo el misterio del evangelio”. La membresía bien enseñada, entrenada,
equipada, para el evangelismo personal estará dispuesta y lista para “abrir la
boca” para enseñar y convertir a mucha gente.
¿QUÉ
HARÍA JESUS? Esta pregunta bien puede ser el
lema del cristiano, el pensamiento básico que sirva para guiar nuestros pasos
cada día. En toda circunstancia de nuestra vida debemos preguntar ¿qué haría
Jesús si Él estuviera en mi lugar? Sin duda si Cristo estuviera en mi lugar, Él
estaría ocupado en enseñar a mis familiares, amigos y conocidos. Entonces, si yo
soy verdadero discípulo (imitador, seguidor) de Cristo ¿qué debo hacer? Al
terminar cada día de nuestra vida nos conviene preguntarnos si hemos hecho hoy
mismo lo que Cristo hubiera hecho si estuviera en nuestro lugar.
Para concluir presentamos otros
dos textos sobre este tema: Juan 17:4, Cristo dice al Padre, “Yo
te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese”. Y
2 Timoteo 4:7, 8, el apóstol Pablo
dice, “He
peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8 Por
lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez
justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su
venida”. Al terminar nuestra vida terrenal ¿podremos describir nuestra vida y
nuestro servicio a Dios de esta manera?