“RECIBISTEIS LA PALABRA DE DIOS…
NO COMO PALABRA DE HOMBRES”
1 TESALONICENSES 2:10-13
“ Vosotros
sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos
comportamos con vosotros los creyentes; 11 así como también
sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a
cada uno de vosotros, 12 y os encargábamos que anduvieseis
como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria. 13 Por
lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando
recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como
palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual
actúa en vosotros los creyentes”.
Los tesalonicenses NO recibieron la palabra de Dios como si fuera
palabra de hombres, pero millones de profesados “cristianos” hacen
precisamente esto: toman la palabra de Dios como si fuera palabra de hombres y
la ignoran, no la toman en serio y establecen sus propias iglesias con las
doctrinas de hombres que les convengan.
1 Tesalonicenses 1:5, “nuestro
evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder,
en el Espíritu Santo y en plena certidumbre”.
Gálatas 1:11,
“Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según
hombre”. Pablo dio gracias a Dios que los hermanos de Tesalónica entendían
esto.
PABLO Y SUS COMPAÑEROS ERAN HOMBRES FIELES. “Vosotros sois
testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos
comportamos con vosotros los creyentes”. Pero aun así, aunque Pablo y sus
compañeros eran hombres fieles, la palabra que predicaban no era de ellos, no
era palabra de hombres, sino de Dios. Ellos eran solamente mensajeros de la
palabra y los tesalonicenses entendían esto y recibieron la palabra de ellos
como la verdadera palabra de Dios.
No es posible exagerar la importancia de la fidelidad de los que predican el
evangelio. Si el evangelista mancha su propia vida, él mancha también su mensaje
y pone tropiezo para los oyentes.
ADEMÁS, SU MANERA DE PRESENTAR LA PALABRA ERA CORRECTA, porque
les enseñaba como el padre instruye a cada uno de sus propios hijos. El
evangelista no solamente está obligado a predicar la palabra de Dios sino que
igualmente está obligado a predicarla de la manera correcta, con toda reverencia
como “tesoro en vasos de barro” (2 Corintios 4:7).
Pero la palabra que predicaron no era “palabra de hombres”. Era “la
palabra de Dios”.
LA CUAL ACTÚA (HACE SU OBRA) EN VOSOTROS LOS CREYENTES.
La palabra de Dios actuó en Pablo produciendo acción de gracias: “sin cesar
damos gracias al Señor”. Actuó en los tesalonicenses produciendo perseverancia
en medio de sufrimiento (persecución) (versículo 14).
ALGO ESTÁ ACTUANDO EN USTED, ¿CUÁL SERÁ? Efesios 2:2, “Y
él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y
pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo
la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el
espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”. ¿Opera en usted
este espíritu? ¿O permite usted que la palabra de Dios actúe en usted
produciendo la obediencia al evangelio y la salvación?
Hebreos 4:12, “Porque la
palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los
tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Esto no
se puede afirmar de la palabra del hombre.
1 Tesalonicenses 1:9, 10, “porque ellos mismos cuentan de
nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los
ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, 10 y esperar de
los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos
libra de la ira venidera”. La
palabra de Dios les convirtió para que dejaran de servir a los ídolos y comenzar
a servir al Dios Vivo.
1 Tesalonicenses 1:3, ¿Cómo
obró la palabra de Dios en los tesalonicenses? “acordándonos sin cesar
delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de
vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor
Jesucristo”.
1 Tesalonicenses 3:6, ”Pero cuando Timoteo volvió de vosotros a
nosotros, y nos dio buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre
nos recordáis con cariño, deseando vernos, como también nosotros a vosotros”.
1 Tesalonicenses 3:12, 13. Pablo quería que la palabra de Dios
hiciera que los tesalonicenses siguieran creciendo: ”Y el Señor os haga crecer
y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo
hacemos nosotros para con vosotros, 13 para
que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante
de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus
santos”. 5:11, “Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a
otros, así como lo hacéis”.
ALGUNOS TEXTOS QUE EXPLICAN CÓMO LA PALABRA DE DIOS OBRA EN LOS CREYENTES:
-- 1 Pedro 1:23, “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”.
La palabra de Dios actúa en los creyentes para producir el nuevo nacimiento.
-- Santiago 1:21, “desechando
toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la
palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas”.
-- Juan 17:17, “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”.
-- Hechos 19:20, “prevalecía poderosamente la palabra del Señor”.
-- Jeremías 23:29, “¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que
quebranta la piedra?”
-- Salmo 119:105, “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a
mi camino”.
-- Efesios 6:17, “Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del
Espíritu, que es la palabra de Dios”.
-- ISAÍAS 55:10, 11,
“Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá,
sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que
siembra, y pan al que come, 11 así será mi palabra que sale de
mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será
prosperada en aquello para que la envié”.
Pero lamentablemente muchos no la reciben como la palabra de Dios. Más bien, la
tratan como si fuera la palabra del hombre. Por ejemplo:
-- LA DEIDAD DE CRISTO. Cristo es DIOS (Juan
1:1; Romanos 9:5; Tito 2:13; 2 Pedro 1:1), pero muchos toman estos textos
como palabra de hombres y no los aceptan. Aun peor los testigos han sacado su
propia PERversión de las Escrituras (Traducción del Nuevo Mundo) para cambiar
estos y muchos otros textos porque contradicen las blasfemias de las “doctrinas
de demonios” del atalaya de Brooklyn, NY.
-- EL BAUTISMO. Marcos 16:16, “El
que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado”, palabras de Cristo, pero muchísimos que profesan ser cristianos
tratan este texto como si fuera la palabra de hombres. Dicen que NO es necesario
ser bautizado para ser salvo. Enseñan que la salvación se basa en la “fe sola”,
contradiciendo Santiago 2:24.
-- Hechos 2:38, “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis
el don del Espíritu Santo”. Este texto no podría ser más claro y entendible pero
millones que profesan ser cristianos enseñan que el bautismo NO ES para
perdón de pecados. Ellos toman las palabras de Pedro (palabras del Espíritu
Santo, Hechos 2:4) como si fueran palabras de hombres.
LA PALABRA DEL HOMBRE OFRECE SALVACIÓN EN BASE A SER “BUENA GENTE”,
LA “FE SOLA”, EL “ORAR LA ORACIÓN DE PECADOR”, EL “RECIBIR A CRISTO EN SU
CORAZÓN” y cosas semejantes pero la palabra del hombre no salva. Mateo
7:21, ”No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los
cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los
cielos”. Mateo 15:9, “Pues en vano me honran, enseñando
como doctrinas, mandamientos de hombres”.
-- IGLESIA DE CRISTO. Mateo 16:18, antes de morir Cristo prometió, “edificaré
mi iglesia”. No existió antes de su muerte porque Hechos 20:28 explica
que Cristo “la ganó por su propia sangre”. Al morir en la cruz Cristo
pagó el precio de nuestra redención (1 Pedro 1:18, 19) y de esa manera
compró y edificó su iglesia. El día de Pentecostés 3000 personas obedecieron al
evangelio y de esa manera, quedó establecida la iglesia de Cristo. A través de
Hechos de los Apóstoles se menciona “la iglesia” como ya existente como siete
veces y, desde luego, se menciona varias veces en los demás libros del Nuevo
Testamento. Los textos que hablan de la iglesia son la verdadera palabra de
Dios, pero multiplicados millones de los que profesan ser cristianos tratan la
palabra de Dios como si fuera la palabra de hombres porque dicen que la
iglesia no importa, que no importa qué nombre lleve, que uno no
tiene que ser miembro de la iglesia para ser salvo, que cada persona puede escoger
la iglesia de su preferencia, etc. La tratan como institución humana sin
identidad bíblica y prefieren ser católicos, bautistas, metodistas, luteranos,
pentecostales, mormones, testigos, etc. que son iglesias establecidas y
mantenidas por la palabra de hombres.
-- LA ADORACIÓN DE DIOS. Hay enseñanza clara y específica sobre este
asunto. La palabra de Dios nos dice lo que Dios quiere. 1 Corintios 2:11-13, “1 Porque
¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que
está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de
Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo,
sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha
concedido, 13 lo cual también hablamos, no con palabras
enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu,
acomodando lo espiritual a lo espiritual”. ¿Sabe usted lo que usted quiere, lo
que le agrada? Claro que sí, pero si otros van a entender lo que le gusta a
usted es necesario que usted les diga. Es lo que pasa con Dios. Él mismo
nos dice lo que le agrada, pero las iglesias humanas ofrecen a Dios el culto
que les agrada a ellas mismas y no se preocupan por lo que Dios quiere,
porque obviamente prefieren la palabra de hombres y con toda alegría ofrecen
culto vano a Dios.
-- CANTAR HIMNOS, Efesios
5:19, “sed llenos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros
con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor
en vuestros corazones”. Colosenses 3:16, 17, “La palabra de Cristo
more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda
sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos
e himnos y cánticos espirituales.17 Y todo lo que hacéis, sea
de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias
a Dios Padre por medio de él”. Obviamente Pablo habla del culto de la iglesia
porque dice “entre vosotros” y “enseñándoos y exhortándoos”. Estos textos son la
palabra de Dios, pero las iglesias humanas los tratan como si fuera la palabra
de hombres porque prefieren la música instrumental, los coros, el drama y teatro
para atraer a la gente.
La música instrumental sí era mandamiento bajo la Ley de Moisés. 2 Crónicas
29:25, “Puso también levitas en la casa de Jehová con címbalos, salterios y
arpas, conforme al mandamiento de David, de Gad vidente del rey, y del profeta
Natán, porque aquel mandamiento procedía de Jehová por medio de sus profetas”.
Pero no procede de Jehová en el Nuevo Testamento por medio de Cristo, el
Espíritu Santo y los apóstoles, porque en lugar de instrumentos de música Dios
quiere que cantemos himnos y alabarle en nuestros corazones. La Ley de Moisés
era administrada por el sacerdocio levítico y como todos sabemos ese sacerdocio
ya fue quitado y como consecuencia la Ley de Moisés tuvo que ser quitada
también. Hebreos 7:11,12, “Si, pues, la perfección fuera por el
sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad
habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y
que no fuese llamado según el orden de Aarón? 12 Porque cambiado
el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley”. Los líderes de
las iglesias humanas que quieren la música instrumental no reciben este texto
como la palabra de Dios. Lo tratan como si fuera meramente la palabra de hombres
y no hacen caso a lo que dice porque no les conviene. Saben perfectamente que
muchísimas personas asisten a sus iglesias por la música instrumental, los
coros, etc.
CENA DEL SEÑOR. Mateo 26:28-29, “Y
mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus
discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. 27 Y
tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella
todos; 28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por
muchos es derramada para remisión de los pecados. 29 Y os digo
que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo
beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre”. La iglesia de Cristo del Nuevo
Testamento participaba de la cena del Señor el primer día de la semana. Hechos
20:7, “El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan,
Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso
hasta la medianoche”. Este es el ejemplo para la iglesia ahora. La instrucción
de Pablo a los corintios (1 Corintios 11:23-27) acerca de la cena del
Señor es enseñanza para la iglesia de Cristo de cualquier lugar y de cualquier
época. Esta enseñanza no debe ser considerada como palabra de hombre. Con toda
reverencia debe ser recibida como la palabra de Dios como dice 1
Tesalonicenses 2:13.
OFRENDA. Igualmente
la palabra de Dios nos enseña que debemos ofrendar cada primer día de la
semana. 1 Corintios 16:1, 2, “En cuanto a la ofrenda para los
santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de
Galacia. 2 Cada primer día de la semana cada uno de vosotros
ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue
no se recojan entonces ofrendas”.
Pero muchos pastores y evangelistas insisten en exigir el diezmo que era
mandamiento bajo la ley de Moisés (Números 18:21) para el sostenimiento
de los levitas. Conviene citar Hebreos 7:11, 12 otra vez, porque estos
mismos pastores y evangelistas enseñan que ya fue quitado el sacerdocio levítico
pero no quieren aceptar que la Ley de Moisés fue quitada también aunque
estaba basada en el sacerdocio levítico. Deben ser consecuentes. Si quieren
vivir bajo la Ley de Moisés deben restaurar el sacerdocio levítico y ofrecer
animales como sacrificios a Dios.
DIVORCIO. Mateo 19:9, “Y yo os digo que cualquiera que repudia a
su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que
se casa con la repudiada, adultera”. ¿Cuántas
personas toman esta enseñanza como palabra de Dios? La gran mayoría de los
religiosos (aunque profesen ser “cristianos”) no hacen caso a esta enseñanza
porque no les conviene. Para los tales no es “razonable” que los esposos
peleados no puedan separarse y buscar la tranquilidad con otras parejas y, desde
luego, hay infinidad de “pastores” y evangelistas que les ayudan con la palabra
de hombres que les conceda la libertad que buscan.
INFIERNO. Cristo mismo es el Autor de la enseñanza del castigo eterno
en el infierno de fuego. Véanse Mateo 5:29, 30; 10:28; 13:42; 18:8; 25:46;
Marcos 9:43-48. Pero ¿cuántos reciben esta enseñanza como palabra de Dios?
Muchos dicen que no es “razonable” que el Dios de amor y misericordia sea tan
cruel, pero los que hablen así no conocen a Dios y no creen en Dios. Son
incrédulos porque al rechazar la palabra de Dios rechazan a Dios mismo. Es
cierto que Dios es amor pero muchos textos explican que es Dios de ira y
venganza. Hebreos 10:30, 31, ” Pues conocemos al que dijo: Mía
es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a
su pueblo. ¡Horrenda
cosa es caer en manos del Dios vivo!” Hebreos
12:29, ” porque nuestro
Dios es fuego consumidor”. Dicen los hombres que no es justo que Dios
castigue a los que no obedecen al evangelio, pero léase con cuidado el siguiente
texto:
2 Tesalonicenses 1:6-8, “Porque es justo delante de
Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois
atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús
desde el cielo con los ángeles de su poder, 8 en llama de fuego,
para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de
nuestro Señor Jesucristo”. En este texto Pablo contesta la pregunta de Pedro
(1 Pedro 4;17), “¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio
de Dios?”
CONCLUSIÓN:
Los tesalonicenses recibieron el evangelio predicado por Pablo y sus compañeros
no como la palabra de hombres sino como la palabra de Dios, pero estos
evangelistas fieles no llegaron a Tesalónica enseñando la salvación por la fe
sola y demás doctrinas de hombres que no salvan a nadie.
Fueron convertidos por la palabra de Dios que convirtió a los 3000 el día de
Pentecostés, a los samaritanos, al eunuco, a Saulo de Tarso, a Cornelio, a
Lidia, al carcelero, a los corintios y efesios. Oyeron el evangelio, creyeron,
se arrepintieron, confesaron a Cristo y fueron bautizados para el perdón de sus
pecados.
Eran una verdadera iglesia de Cristo que practicaba la sana doctrina. Por eso,
Pablo estaba sumamente agradecido y les exhortó a perseverar en la palabra de
Dios.