¿POR QUÉ FUE DESTRUIDA JERUSALÉN?

 

Introducción.

          A. Los romanos pusieron sitio a la ciudad de Jerusalén el día 14 de Nisán del año 70 (del primer siglo). El sitio duró unos cinco meses y dejó 1,100,000 muertos, 97,000 llevados cautivos a Egipto y la ciudad de Jerusalén fue dejada asolada como Jesús había dicho.

          B. Mateo 23:38, “He aquí vuestra casa os es dejada desierta”. Mateo 24:2, hablando del templo Jesús dijo, “¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada”. Lucas 19:43,44, “Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación”. Lucas 23:27-30, “Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él. Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron. Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos”.

          C. Jesús se refería a la “Gran Tribulación” del pueblo judío durante la destrucción de Jerusalén. Mateo 24:21, “habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”.

          D. Nos conviene examinar las causas de esa gran catástrofe. Hay lecciones muy importantes para todos en tal estudio porque se trata de lo que provoca la ira y venganza de Dios. Lucas 21:22, “Porque estos son días de venganza (retribución), para que se cumplan todas las cosas que están escritas”. Era ejemplo de lo que dice Hebreos 10:30,31, “Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” y Hebreos 12:29, “porque nuestro Dios es fuego consumidor”. Estos textos, escritos poco antes del año 70, se refieren a esa “Gran Tribulación,” la destrucción de Jerusalén. Sí, la Biblia enseña con toda claridad que Dios ejecuta venganza sobre las naciones incluyendo su propia nación de Israel. 2 Tesalonicenses 1:8, Cristo viene “en llama de fuego para dar retribución a los que… no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo”.

          E. Este estudio es de suma importancia para nosotros porque los pecados de los judíos que resultaron en la destrucción de Jerusalén resultarán también en llevar a los culpables de tales pecados al infierno de fuego eterno.

          F. Con razón Jesús lloró sobre esa ciudad que había sido de tanta importancia en la historia de Israel. Lucas 19:41-44, “Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación”.

          G. Cuánto más debemos llorar sobre los que son destinados para el castigo eterno si rehúsan obedecer al evangelio. 2 Tesalonicenses 1:7, 8, “y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo”.

          H. ¿Cuáles eran, pues, los pecados del pueblo de Israel que provocaron la ira de Dios y resultaron en la destrucción de Israel?

 

I. LA PERSECUCIÓN DE LOS SIERVOS DE DIOS

          A. Mateo 23:34-36, “Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación”. ¿Por qué? Porque esa generación seguía practicando la misma persecución que practicaban sus antepasados.

          B. 1 Tesalonicenses 2:14-16, “Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos, los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres, impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo”.

          C. La crucifixión de Jesús. El matar y crucificar a los siervos de Dios llegó al colmo con la crucifixión de Jesús. Mateo 27:22-26, “Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado! Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado!… habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado”. Hechos 2:23, “a éste… prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole”.

          D. El libro de Hechos de los Apóstoles revela como los judíos persiguieron a los apóstoles y otros cristianos. 5:17-19, 40-41; 7:57-58; 12:1-3; 14:19; 21:10, 11, 27-31;23:2, 12-14; desde el cap. 23 hasta el cap. 28 Pablo estaba en manos de los romanos quienes lo llevaron a Roma, pero todo esto fue causado por los judíos.

 

II. POR FALTA DEL CONOCIMIENTO DE LA PALABRA DE DIOS. Lucas 19:43, “Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación”.

          A. Deuteronomio 6:6, 7, “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”.

          B. Jueces 2:10-12, “Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel”. Los versículos que siguen describen su apostasía: “Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová”.

          C. Jueces 17:6; 21:25, “cada uno hacía lo que bien le parecía”. Estos textos bien describen la actitud del mundo religioso de la actualidad: cada uno hace lo que bien le parece. No les importa lo que dice la palabra de Dios.

          D. Oseas 4:6, “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos”.

          E. Así fue a través de los siglos, el pueblo de Israel era castigado por no conocer la palabra de Dios.

 

III. LAS TRADICIONES HUMANAS QUEBRANTARON LA PALABRA DE DIOS.

          A. Mateo 15:3-6, “Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición”. Marcos 7:13, “Y muchas cosas hacéis semejantes a estas”.

          B. Las “tradiciones” eran enseñanzas, reglamentos y mandamientos de hombres. Mateo 15:9, “Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres”. Mat. 16:6, 12 Los fariseos y escribas despreciaron la palabra de Dios y en su lugar propagaron sus propias doctrinas y prácticas religiosas.       

          C. La oposición de Jesús a estas enseñanzas humanas (tradiciones) de los judíos ofendió a los fariseos. Mateo 15:12-14, “Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?” “Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo”.

          D. Pero el mundo religioso de la actualidad hace lo mismo. Hay docenas de doctrinas y prácticas de hombres que quebrantan y rechazan la palabra de Dios: toda clase de gobierno eclesiástico no autorizado por las Escrituras, toda clase de culto (por ej., el uso de instrumentos de música) no autorizado por las Escrituras, toda clase de requisitos para obtener la salvación (por ej., el bautizo infantil, salvación por la fe sola) que no son autorizados por las Escrituras, etc. En fin, son sistemas humanos establecidos por iglesias humanas. Todos los que enseñan como doctrinas los mandamientos de hombres son compañeros de los fariseos y escribas. Tal religión no solamente es en vano (Mateo 15:9), sino que provoca la ira y venganza de Dios. Obviamente muchos no quieren aprender la lección de la “Gran Tribulación” de Jerusalén.

 

IV. LA DIVISIÓN ERA OTRO FACTOR.

          A. Las tradiciones, doctrinas y mandamientos de hombres producen contenciones, disensiones divisiones y facciones guerreras.

          B. El judaísmo estaba dividido en varias sectas (fariseos, saduceos, esenios, herodianos, etc.) y como Jesús dice (Mateo 12:25), “Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá”. Esto es precisamente lo que pasó con el judaísmo. “He aquí vuestra casa os es dejada desierta” (Mateo 23:38). Nos urge aprender esta lección también porque el peligro de la división es amenaza constante.

          C. La iglesia del Señor se ha debilitado de gran manera por la división causada por los hermanos liberales que han insistido en imitar las sectas al establecer iglesias centralistas (iglesias patrocinadoras) como también varias instituciones humanas que son sostenidas por la iglesia universal.

          D. Otras divisiones han sido causadas por hermanos fanáticos que prohíben clases bíblicas de la iglesia local, el uso de copitas en la cena del Señor, tener predicador de planta, etc.

          E. Hay multitud de opiniones que deben ser guardadas como opiniones en lugar de imitar a los fariseos que hacían leyes de sus opiniones.

 

V. LA HIPOCRESÍA. MATEO 23:13-33.

          A. En este capítulo Jesús pronunció los ocho “ayes”, denunciando la hipocresía de los fariseos y escribas.

          B. Mateo 23:13,  “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando… devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones… recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros… decís: Si alguno jura por el templo, no es nada; pero si alguno jura por el oro del templo, es deudor…  diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe…  limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia...  sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia… edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas… ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?”

          C. Sin lugar a dudas la hipocresía de los fariseos, escribas y saduceos contribuyó a la destrucción de la “santa ciudad”.

 

VI. EL MATERIALISMO.

          A. AMOR AL DINERO. El judaísmo estaba saturado con el materialismo. Jesús limpió el templo dos veces diciéndoles que habían hecho de la casa de Dios una cueva de ladrones, Juan 2:15, 16; Mateo 21:12. 13.

          B. Jesús enseñó varias parábolas sobre la mayordomía. Lucas 16:14, “Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él”.

          C. La avaricia es idolatría. Colosenses 3:5, “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”. Recordemos los casos de Judas (Mateo 26;15) y Ananías y Safira (Hechos 5:1-10).

          D. Los Saduceos eran súper materialistas. Enseñaban que no había espíritus ni ángeles (Hechos 23:8). Negaban la resurrección (Mateo 22:23).

          E. Muchos enseñan que Cristo pensó establecer su reino pero que fue impedido por los judíos. Por el contrario los judíos habrían cooperado al máximo en ayudar a Jesús si hubiera querido establecer un reino terrenal (como el reino de David). De hecho, al ver los milagros de Jesús “iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey” (Juan 6:15).

          F. Sin embargo, desde el principio de su ministerio Cristo explicó la naturaleza espiritual de su reino y delante de Pilato afirmó enfáticamente que su reino no es de este mundo (Juan 18:36).

          G. Por lo tanto, si Jesús no pensaba establecer un reino terrenal como el de David, para quitar el yugo de Roma y hacerles una nación independiente y poderosa como antes, entonces decidieron que era enemigo de ellos y lo querían destruir.

 

VII. EL ORGULLO. LOS FARISEOS, ESCRIBAS Y SADUCEOS ERAN HOMBRES MUY ORGULLOSOS.

          A. Mateo 23:5-12, Los fariseos y escribas “hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí… Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. Sin lugar a dudas su orgullo contribuyó a su ruina. Fueron “humillados” más allá de la imaginación humana durante la destrucción de Jerusalén.

          B. Lucas 18:10-14, “Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”.

          C. En esto hay lecciones valiosas para nosotros. Romanos 12:3, “ Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”. 3 Juan 9, 10, “Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia”.

          D. Proverbios16:18, “Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu”.

          E. Sin duda el orgullo, vanidad y arrogancia de los líderes judíos provocaron la ira de Dios y contribuyó a la destrucción de Jerusalén.

 

CONCLUSIÓN.

          A. Desde luego, había muchos otros factores, otras causas de la ruina y asolamiento de Jerusalén. Por ejemplo, la envidia tuvo su parte en este asunto. Mateo 27:18, “Porque (Pilato) sabía que por envidia (los judíos) le habían entregado”. Gálatas 5:21 “envidias” se incluyen entre “las obras de la carne”, “acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.

          B. Recordemos  que Jesús lloró sobre Jerusalén. Igualmente nos conviene llorar sobre condiciones en el mundo religioso que pueden llevar no a  la “Gran Tribulación” terrenal, sino a una tribulación mil veces más horrible en el infierno de fuego (Mateo 7:21-23).

          C. La “Gran Tribulación” de la destrucción de Jerusalén era más severa, más horrible, más lamentable que cualquier otra tribulación antes o después del año 70. “Porque habrá entonces gran tribulación cual no ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mateo 24:21). Imagínese un evento más horrible que el diluvio, más devastador que la destrucción de Sodoma, Gomorra y las ciudades de la llanura. Además no ha habido nada comparable desde entonces, ni la matanza de millones por Hitler y Stalin y ni siquiera la devastación causada por las bombas atómicas. Entonces la única cosa comparable es el infierno mismo y eso sí es peor, mil veces peor. ¡HAGAMOS TODO LO POSIBLE POR EVITARLO!