HIJOS DE LA CARNE – HIJOS DE LA PROMESA

ROMANOS 9:6-18

 

     EL TEMA de la carta a los romanos se encuentra en Romanos 1:16. Pablo afirma que todos han pecado (3:23) y el pecado produce la ira de Dios (1:18; 2:5). Sin embargo, Cristo murió por nosotros (5:8) como sacrificio para expiar los pecados del hombre, haciendo posible el perdón para los que obedezcan al evangelio (Hechos 2:38; 2 Tesalonicenses 1:8).

     Estos son añadidos a la iglesia de Cristo (Hechos 2:47) y son el pueblo escogido de Dios. 1 Pedro 2:9, “ Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.

     Estos son llamados los “HIJOS SEGÚN LA PROMESA” (9:8); es decir, son los hijos de Abraham en sentido espiritual, siendo el cumplimiento de la promesa de Génesis 12:3; 22:18 que en la simiente de Abraham serían benditas todas familias o naciones de la tierra.

    Los judíos pensaron que ellos eran los HIJOS EXCLUSIVOS de Abraham para ser recipientes de las promesas de Dios. Es cierto que ciertas promesas eran exclusivamente para los descendientes de Abraham; por ejemplo, Génesis 17:8, les daría la tierra de Canaán. Esta promesa se cumplió al pie de la letra, Josué 23:14.

     Pero el problema tratado por Pablo en la carta a los romanos era que en realidad LOS JUDÍOS NO ENTENDÍAN QUE “LA PROMESA” PRINCIPAL ERA ESPIRITUAL Y QUE FUE CUMPLIDA EN CRISTO Y LA IGLESIA.

 

     Los judíos INCRÉDULOS, ENDURECIDOS Y DESOBEDIENTES FUERON RECHAZADOS por Dios como el pueblo escogido, bendición que disfrutaban bajo el Antiguo Testamento. De este rechazo Pablo escribe en esta carta.

     En la carta a los romanos Pablo REFUTA LAS CONTENCIONES de los judíos que en efecto acusaban a Dios de ser injusto si hubiera tal rechazo. Ellos pensaban que las promesas a Abraham con respecto a sus descendientes eran garantía absoluta de que los judíos serían el pueblo escogido de Dios para siempre.

     En esta sección Pablo afirma que Dios siempre cumple su Palabra, nunca deja de hacer lo que promete hacer. También afirma enfáticamente que Dios es justo. De lo que Pablo dice en este texto es obvio que los judíos decían que si Dios rechaza su pueblo, sería culpable de las dos cosas, que es injusto y que no cumple su palabra. Pablo expone lo absurdo de tal “razonamiento” carnal.

     Desde luego, Dios es Soberano y hace conforme a su Sagrada Voluntad, pero al mismo tiempo siempre respeta el libre albedrío del hombre porque así lo creó.

 

     Otro detalle importantísimo en este estudio es que Pablo no habla de la ELECCIÓN EN EL SENTIDO CALVINISTA de elegir incondicionalmente a los individuos que serán salvos. Más bien Pablo habla de hombres como orígenes de naciones. Isaac y Jacob representan el pueblo de Israel, Esaú representa la nación de los edomitas, etc. Génesis 25:23; 2 Samuel 8:14.

     Bajo el ANTIGUO TESTAMENTO el pueblo de Israel, los hijos según la carne, era el PUEBLO ESCOGIDO de Dios, pero esa bendición terminó con la muerte de Cristo cuya sangre selló y confirmó el Nuevo Pacto. Ahora el pueblo escogido de Dios, los hijos según la promesa, son los que obedecen al evangelio de Cristo y son añadidos a la iglesia que Él estableció, el “Israel de Dios” (Gálatas 6:16).

     Al leer el Nuevo Testamento es obvio que en cuanto a ofrecerles salvación por medio de Cristo Dios todavía FAVORECÍA A LOS JUDÍOS.

     Romanos 1:16, “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego”.

     Durante su ministerio personal en la tierra Cristo enseñó y ministró a los judíos. Mateo 10:5, 6; 15:24.

     Después de su resurrección Cristo dijo a los apóstoles, “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19), pero al entrar en ciudad tras ciudad ellos fueron primero a las sinagogas de los judíos (Hechos 13:5,14, 44; 14:1).

     Los judíos que aceptaron a Cristo eran DOBLEMENTE BENDECIDOS (Mateo 13:52), pero los que rechazaron a Cristo rechazaron todo, ya que perdían su estado como el pueblo escogido de Dios.

 

      PROMESA: Una palabra clave: Romanos 9:8, 9 … Gálatas 3:14-19 … Efesios 3:6 … Los judíos no entendían la promesa a Abraham que se cumplió en Cristo y el evangelio. El judío pensaba que las promesas eran garantía de la salvación de todos los judíos y solamente judíos porque eran hijos de Abraham. Ellos pensaban que si Dios no les salvó, su palabra había fallado, pero Pablo les recuerda que Abraham tuvo dos hijos: hijos según la carne, hijos según la promesa.

     9:8 … Israelita – sentido físico (descendiente físico de Abraham), sentido espiritual (heredero de las bendiciones de la “promesa”. Los hijos según la promesa eran los hijos “escogidos”, pero los hijos según la carne quedaron “endurecidos” (Romanos 11:7).

     Pablo explica que los judíos estaban muy equivocados al pensar que todos los descendientes de Jacob eran “israelitas” ante los ojos de Dios.

     El rechazo de Israel no era total, porque gran número de judíos obedecieron al evangelio y fueron añadidos a la iglesia de Cristo, el pueblo escogido de Dios ahora.

 

     Soberanía. Dios hace todo conforme al plan y propósito suyo y no conforme a lo que el hombre piense o haga.

     Mucho de lo que estamos estudiando es, como decimos en inglés, “God’s business” (cosa de Dios) y no cosa del hombre – no por obras (Romanos 9:11).

     Es en extremo absurdo acusar a Dios de injusticia al rechazar a Israel como pueblo escogido. Solamente rechazó a los judíos incrédulos (endurecidos, desobedientes, etc.).

     Ahora no hay  distinción entre judío y gentil. Romanos 2:11; Hechos 10:34, 35.

     Otra palabra clave: solamente el remanente sería salvo. Isaías 1:9…Jeremías 6:9 … Romanos 9:27 … 11:5.

 

     9:6 No que la palabra de Dios haya fallado;

     Las Escrituras explican las bendiciones que el pueblo de Israel disfrutaba, las ventajas mencionadas en los versículos 1-5 y también habla de su futuro glorioso, pero ahora Pablo pinta un cuadro muy triste de ellos como pueblo rechazado.

     Sin embargo, no era rechazo total porque había remanente. Como vemos en Hechos de los Apóstoles, muchos judíos sí obedecieron al evangelio. 2:41, 3000; 4:4, 5000 varones, y a través del libro de Hechos observamos la obediencia de algunos judíos.

     Hasta este punto (Romanos 1-8) Pablo no ha hablado claramente del rechazo de Israel como el “pueblo escogido de Dios”, pero esta sección de la epístola (los capítulos 9-11) presenta ese tema. Por lo tanto, antes de expresarlo abiertamente él les dice que “la palabra de Dios”, la promesa de Dios a Abraham, no ha fallado porque lo que dirá sobre ese tema no se aplica a todo israelita.

    -- porque no todos los que descienden de Israel son israelitas,

     Dios tiene el derecho soberano de escoger a los que serán su pueblo especial. Los hijos de Agar y Cetura no eran herederos de la promesa.

     Igualmente no todos los judíos fueron escogidos para ser el pueblo espiritual de Dios. Hay israelitas según la carne y hay israelitas según el espíritu. Juan 1:47, “Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño” (1 Pedro 2:22, hablando de Cristo, “el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca”).

     La circuncisión no había de ser solamente del cuerpo, sino del corazón. Deuteronomio 10:16; 30:6; Jeremías 4:4.

     Dios siempre ha tomado muy en cuenta el corazón y el carácter del hombre, tanto bajo la ley de Moisés como ahora bajo la ley de Cristo. El propósito de separar al pueblo de Israel no era simplemente para la observancia de ciertos ritos y ceremonias, sino que deberían ser un pueblo santo en corazón y vida, 1 Samuel 16:7. La ley de Moisés enseñó esto en múltiples textos: Deuteronomio 6:5; 10:12, 13, 20; 30:14; Isa. 1:11-20; Miqueas 6:8; Salmo 51:16, 17; 50:7-23.

     Lo mismo se puede decir de nosotros como cristianos. El participar en los actos de adoración es indispensable, pero si no viene del corazón, Dios no los acepta.

     Romanos 2:28, 29,  Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

     Juan 3:5, De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.  Tanto judíos como gentiles tienen que nacer otra vez.  

 

     -- 9:7 ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Génesis 21:12.

     Los judíos hablaron con mucho orgullo de ser hijos de Abraham. Juan 8:39, “Nuestro padre es Abraham”. Juan el bautista les dijo, “y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre.

     Como Dios rechazó a Ismael y Esaú también rechazó a los judíos incrédulos como pueblo escogido. Como Dios tuvo el derecho de escoger a Isaac en lugar de Ismael, igualmente tiene el derecho de escoger su pueblo espiritual, la iglesia de Cristo, compuesta de judíos y gentiles.

 

     9:8 esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes.

     El mero hecho de ser hijos de Abraham, hijos según la carne, no indicó que eran hijos de Dios (hijos de la promesa de Génesis 12:3).

     Los hijos de la promesa eran contados como la simiente verdadera, de la cual la nación sería edificada y por la cual la promesa sería cumplida.

 

     9:9 Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo. Génesis 18:10.

    Romanos 4:18-21 18 El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. 19 Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años , o la esterilidad de la matriz de Sara. 20 Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21 plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido …

    El Soberano Dios en su infinita sabiduría tenía su manera muy especial para escoger hijos, tanto hijos según la carne como hijos según la promesa.

     Hijos según la carne incluían a Ismael y sus descendientes (edomitas) y los hijos de Cetura, y no solamente “hijos” sino “naciones” (Génesis 17;6),

     Promesa de darle esa tierra. Génesis 12:7… cumplida, Josué  23:14.

     Promesa espiritual. Génesis 12:3 … Romanos 9:8, 9 … Gálatas 3:14-19 … Efesios 3:6 … Los judíos no entendían esta promesa. La “promesa” espiritual, hijos de la promesa, de Génesis 12:3 se cumplió en Cristo.

     “Hijos según la promesa” quiere decir que Isaac no nació según el proceso normal de nacimiento sino como cumplimiento de la promesa de Dios que aunque Abraham y Sara ya habían pasado los años de procreación normal, Dios les prometió que tendrían hijo.

     Sara tuvo 90 años de edad pero todavía era mujer bonita. Génesis 20:2, 11-13. Mi amada esposa tiene casi 92 años y sin duda es aun más bonita que Sara; por eso, no quiero acercarnos al rey Abimelec.

     Aunque Ismael era hijo literal de Abraham, no era heredero de Abraham. De esa misma manera aunque los judíos eran hijos literales de Abraham no eran herederos de Abraham en base a su descendencia física y literal de Abraham.

     Sin embargo, los judíos sí podían ser herederos de Abraham como Pablo explica en los siguientes textos:

     Gálatas 3:7-10, 16-19, 24-29  pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; 27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. 28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. 29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa. Al decir esto Pablo habla tanto de judíos como de gentiles.

     Gálatas 4:23, 28 28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. “Nosotros”, sean judíos o gentiles.

     Por lo tanto, no podían decir que Dios no era fiel a su promesa a Abraham. Todos los judíos fueron invitados por Cristo y los apóstoles y los que aceptaron recibieron bendiciones muy superiores a las que disfrutaban como pueblo escogido bajo el Antiguo Testamento.

     En fin, al aceptar a Cristo y el evangelio, lo único que los judíos pudieron perder era su orgullo de ser judío.

 

    -- 9:10, 11 Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama),

     Este tema tiene que ver con la selección de los antepasados de Cristo, una selección de suma importancia, que solamente el Soberano Dios pudo hacer.

     -- Todo era de Dios y no por obras (ideas, preferencias, costumbres u otras acciones de hombres), ni siquiera por la preeminencia del primogénito, práctica bien establecida entre los judíos.

     -- No era cosa de hombres. Como decimos en inglés: “It was not by man’s doing” .. ERA COSA DE DIOS DE PRINCIPIO A FIN.

     Dice esto para tumbar el orgullo carnal de los judíos que confiaban en ser descendientes físicos de Abraham.

     El derecho de Dios de escoger su pueblo espiritual no era y no es controlado por la voluntad NI POR LAS OBRAS (PENSAMIENTOS Y ACCIONES DEL HOMBRE). Según la práctica humana Esaú nació primero y, por lo tanto, sus descendientes deberían haber sido la nación por la cual que Mesías vendría al mundo. Sin embargo, Dios escogió a Jacob e hizo esta elección aun antes de nacer los dos. Repito: Esta elección no pudo haber sido basada en las obras meritorias de Jacob NI POR OTRAS ACCIONES DEL HOMBRE, porque Jacob fue elegido aun antes de nacer.

     Si Dios hubiera aceptado y seguido las obras (caminos, medios) de los hombres, habría aceptado la nación de Esaú (Edomitas) como el pueblo escogido, el pueblo por el cual Cristo había de venir.

     Ismael y sus hijos no eran los únicos descendientes de Abraham que fueron cortados. Aquí Pablo presenta otro caso: uno de los hijos de Isaac fue cortado.

     Pero es de suma importancia enfatizar que el elegir y el cortar no tuvieron que ver con la salvación de estos hombres. Más bien tuvo que ver con la selección o el rechazo de naciones. Pablo habla del pueblo escogido por medio del cual el Mesías, el Cristo, vendría como el Salvador del mundo.

     ¿Los ismaelitas habrían sido un buen pueblo escogido para llevar a cabo el propósito eterno de Dios? ¿O los edomitas? Si la mayoría de los descendientes de Isaac y Jacob se apostataron, ¿qué diremos de los ismaelitas y edomitas u otros descendientes de Abraham?

     Es muy importante observar que los judíos no se quejaron del rechazo de Ismael y Esaú y la elección de Jacob, elección que iba en contra de planes y medios humanos, entonces, no deben quejarse del rechazo de los judíos incrédulos, la aceptación del remanente de judíos fieles y la aceptación de los gentiles que obedezcan al evangelio.

 

     9:12, 13 se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí. Génesis 25:33 indica que el “aborrecer” significa “amar menos” como vemos comparando Lucas 14:27 con Mateo 10:37,

     Malaquías 1:2, 3  Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob, y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del desierto.

     Dios escogió a Isaac y a Jacob, no meramente por ser descendientes de Abraham, ni por costumbres humanas, sino porque en su Soberanía y Sabiduría divina e infalible estaba escogiendo la nación por la cual el Cristo vendría al mundo.

     Si la doctrina calvinista de la elección fuera cierta, tendríamos que concluir que todos los descendientes (la nación) de Jacob serían salvos y los de Esaú (la nación de los edomitas) serían perdidos.

     Lo que Pablo enseña es que Dios escogió la familia (nación) por la cual Cristo vendría y que esta elección no fue determinada por los hombres.

     Además, si Dios tuvo el derecho de escoger la familia por la cual la promesa a Abraham sería cumplida, entonces igualmente Dios tiene el derecho soberano de escoger la base sobre la cual Él concede la redención y adopción de su familia espiritual; es decir, tiene el derecho soberano de revelar el evangelio de la gracia de Dios. Romanos 1:16; Hechos 20:24.

     Muchos textos indican claramente que el Dios de amor quiere que todos sean salvos. 1 Timoteo 2:4, 6; 2 Pedro 3:9; Mateo 28:19; Marcos 16:15, 16, etc.

     Aquellos que obedecen al evangelio son los “escogidos”. Son añadidos a la iglesia (Hechos 2:47) y son el “pueblo escogido de Dios”. 1 Pedro 2:9, “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes, de aquel que os llamó de las tinieblas, a su luz admirable”.

 

     9:14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. …

     Esto implica que algunos judíos decían que si Dios rechaza a Israel como su pueblo escogido que él falla en cumplir su promesa a Abraham, y que es injusto. Tal pensamiento sería muy incorrecto y hasta insultante.

     De ninguna manera, porque Dios hace todo conforme a su propósito eterno. Es Soberano, justo y misericordioso. Los judíos cometieron un grave error al acusar a Dios de ser injusto, o de no cumplir con su promesa.

 

     9:15, 16  Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

   Pablo sigue insistiendo en que el asunto de la elección del pueblo escogido de Dios no es asunto humano sino de Dios.

   Dios tiene su propio método de escoger los “vasos de ira” y los “vasos de misericordia” (9:22, 23), y no necesita la ayuda del hombre para hacerlo.

   Calvinistas enfatizan la Soberanía y la Voluntad de Dios y concluyen con la doctrina falsa de la “elección incondicional”; es decir, que Dios escoge incondicionalmente a los que serán salvos y los que serán reprobados. Enseñan que si el hombre tiene libre albedrío, puede rechazar a Dios y que tal rechazo significaría que Dios no es Soberano. Dicen que el hombre no puede decir “no” a Dios; por eso, hacen del hombre un robot o máquina sin voluntad, pero Dios no ha creado al hombre como robot. Más bien, lo ha creado “a imagen de Dios” con inteligencia, libre voluntad, emociones y conciencia.

   Lo que los calvinistas ignoran es que en el Día Final el hombre no puede decir “no” a Dios. Romanos 14:12; 2 Corintios 5:10.

 

    9:17, 18 Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.

     Dios favoreció a Moisés y tuvo misericordia de él, pero endureció el corazón de Faraón. ¿Cómo lo hizo? ¿Moisés y Faraón no tenían libre albedrío? ¿Eran puros títeres en manos de Dios para ser manipulados para los propósitos de Dios?

     Dios le dio a Moisés mandamientos y Moisés le obedeció. Dios le dio mandamientos a Faraón y éste rehusó obedecerle. Esos mandamientos de Dios eran la ocasión para el endurecimiento de Faraón. El texto no dice y no implica que Moisés y Faraón no tenían voluntad libre para obedecer o desobedecer.

     El mismo sol endurece el barro y suaviza la mantequilla. Todo depende de la obediencia o la desobediencia del hombre a los mandamientos de Dios.