SIERVOS Y ADMINISTRADORES
DEL EVANGELIO DEBEN SER FIELES
1 CORINTIOS 4
Introducción.
A. En este capítulo el apóstol Pablo sigue corrigiendo el
espíritu faccioso de algunos de la iglesia de Corinto. 1 Corintios 1:10-13.
Exaltaban a ciertos hermanos como cabezas de partidos.
B. Hicieron esto porque todavía no distinguían entre la
sabiduría humana y la divina (1 Corintios 1, 2). Algunos consideraban a los
apóstoles y otros predicadores del evangelio como predicadores (o profesores) de
alguna nueva filosofía.
B. En este capítulo el apóstol Pablo enseña que los
maestros de la iglesia (apóstoles, ancianos, evangelistas, etc.) no deben ser ni
exaltados ni despreciados.
I. Deben ser considerados
como siervos y administradores de los “misterios de Dios”.
A. La expresión, “los misterios de Dios” se refiere al
“evangelio de la gracia de Dios” (Hechos 20:24) que ofrece salvación a todos
(judíos y gentiles).
B. Al ser revelado por el Espíritu Santo a los apóstoles y
otros hermanos inspirados ya no era misterio. Todos podemos entenderlo. Efesios
3:1-7.
C. Los que predican y enseñan este evangelio se encargan de
administrar el evangelio, que es un verdadero tesoro. 2 Corintios 4:7, “Pero
tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder
sea de Dios, y no de nosotros”. 2 Tim. 1:14, “Guarda
el buen depósito (tesoro) por el Espíritu Santo que mora en nosotros”.
D. El evangelio no es una mera filosofía humana sino más
bien es el tesoro más valioso en el mundo porque como dice Pablo (Romanos
1:16), “no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a
todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego”.
E. Nadie puede ser salvo sin el evangelio. Por lo tanto, la
iglesia, al igual que los apóstoles, debe llevar a cabo la Gran Comisión (Mateo
28:19), “id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. “Id por todo el
mundo y predicad el evangelio a toda criatura[a]. 16 El
que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado” (Marcos
16:15, 16). La iglesia es la “columna y sostén de la verdad” (1 Timoteo 3:15).
II. “Se
requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel”. 1 Corintios 4:2.
A. Algunos corintios criticaban a Pablo diciendo que “Las
cartas son severas y duras, pero la presencia física es poco impresionante, y la
manera de hablar menospreciable” (2 Corintios 10:10).
B. Pablo explica su manera de predicarles: “Cuando
fui a vosotros, hermanos, proclamándoos el testimonio[a] de
Dios, no fui con superioridad de palabra o de sabiduría, 2 pues
nada me propuse saber entre vosotros, excepto a Jesucristo, y éste crucificado.3 Y
estuve entre vosotros con debilidad, y con temor y mucho temblor.4 Y
ni mi mensaje[b] ni
mi predicación fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con
demostración del Espíritu y de poder, 5 para
que vuestra fe no descanse[c] en
la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1 Corintios 2:1-5).
C. Obviamente su único propósito era simplemente predicar
el evangelio de la manera más directa y efectiva sin nada de la “superioridad de
palabra o de sabiduría”. Lo importante es el tesoro, no el vaso de barro que lo
lleva.
D. Pablo no quería impresionar la gente. Más bien estaba
resuelto a agradar al Dueño del tesoro que él (Pablo) administraba.
III.
Pablo no se preocupaba por el juicio humano.
A. “En
cuanto a mí, es de poca importancia que yo sea juzgado por vosotros, o por
cualquier tribunal humano”.
B. No está diciendo “No me importa lo que la gente piense”.
Sí importa, pero Pablo se refiere a las críticas de su persona y de su manera de
predicar. Festo dijo que Pablo estaba loco (Hechos 26:24). En Atenas le llamaron
el “palabrero” (Hechos 17:18).
C. El predicador que es movido por las críticas, las quejas
y las burlas de la gente no debe predicar. ¿Cuántos hermanos han sido apedreados
por predicar la verdad?
D. Además, “ni aun yo me juzgo a mí mismo”, porque aun esto
sería un tribunal humano.
IV. La
conciencia no es un juez infalible.
A. La
conciencia es de suma importancia y es necesaria respetarla. Hechos 24:16, “Por
esto, yo también me esfuerzo por conservar[a] siempre
una conciencia irreprensible delante de Dios y delante de los hombres”.
B. Sin embargo, Pablo dice que cuando perseguía a los
cristianos él tenía conciencia limpia. Hechos 23:1, “Entonces
Pablo, mirando fijamente al concilio[a],
dijo: Hermanos[b],
hasta este día yo he vivido delante de Dios con una conciencia perfectamente
limpia”.
C. La conciencia es el juez de lo que creemos. Nos obliga a
ser sinceros con nosotros mismos. Si yo creo cierta cosa, debo practicarla o de
otro modo no soy sincero y la conciencia me reprende. Al cambiar mi creencia, mi
conciencia me acompaña en ese cambio.
D. Pero a fin de cuentas, aunque la función de la
conciencia es muy importante, como dice Pablo, “el que me juzga es el Señor”.
V. “Por
tanto, no juzguéis antes de tiempo”.
A. ¿Juzgar qué? Ni Pablo ni Cristo (Mateo 7:1) prohíben el
juzgar “con juicio justo”. “No juzguéis por la apariencia, sino juzgad con[a] juicio
justo” (Juan 7:24).
B. Desde luego, Cristo juzgó y condenó a los falsos
maestros (Mateo 7:15-23).
C. En el siguiente capítulo (1 Corintios 5) Pablo exhorta a
la iglesia por no haber juzgado y expulsado al fornicario y a través de la carta
les enseña a juzgar y condenar el error y el pecado. Enseñó a los hermanos de
Roma que deberían apartarse de los que causaban disensiones y tropiezos contra
las enseñanzas que aprendieron de él (Romanos 16:17, 18). Dijo a los ancianos de
Éfeso “Sé que después de mi partida, vendrán lobos feroces entre vosotros que no
perdonarán el rebaño” (Hechos 20:29)). Seguramente los ancianos tienen que
juzgar y disciplinar a los tales.
D. Entonces ¿qué enseña este texto? En primer lugar, los
corintios carnales no estaban calificados para juzgar a Pablo, ni mucho menos
ahora, porque el tiempo del juicio es el Día Final cuando Cristo el Perfecto
Juez nos juzgará (Hechos 17:31) y “sacará a luz las cosas ocultas en las
tinieblas y también pondrá de manifiesto los designios de los corazones”. Los
corintios carnales e incompetentes nunca podrían juzgar de esta manera.
VI. El
ejemplo de Pablo y Apolos. 1 Corintios 4:6.
A. ¿Qué aplicó Pablo en sentido
figurado a sí mismo y a Apolos? ¿A qué se refiere la palabra “esto”?
Probablemente se refiere a todo lo que Pablo había presentado desde el capítulo
1 porque les exhorta a no “sobrepasar lo que está escrito”.
B.
La siguiente cita se encuentra en el “Notas Sobre 1
Corintios” por el hermano Bill H. Reeves (véase su página, billhreeves.com).
-- “lo
he presentado como ejemplo en mí y en Apolos
--En lugar de dirigirse Pablo directamente a ellos, censurándoles por sus
divisiones, estas cosas las cambia de forma, transfiriéndolas a sí mismo y a
Apolos para que ellos sirvan de ejemplo en el asunto del papel correcto de un
evangelista. Así Pablo usa el nombre de sí mismo y el de Apolos, en lugar de
usar los nombres de aquellos hermanos errados en Corinto, al tratar la cuestión
de la actitud correcta hacia otros. Todo esto fue -- por amor de vosotros -- o,
por causa de vosotros (LAC.). La palabra “amor” no aparece en el texto que dice,
literalmente, “por vosotros”, pero sí completa la idea.
-- Todo fue para la instrucción de los corintios en la
verdad; fue para el beneficio de ellos.
-- para que en nosotros
aprendáis a no pensar más de lo que está escrito -- Los corintios necesitaban
aprender cierta cosa. La podían aprender al considerar el ejemplo de Pablo y de
Apolos (mencionados estos dos en particular, por lo que dice 3:5). Esa cosa se
expresaba en un refrán, que literalmente decía: “no sobre lo que está escrito”
(Lacueva); es decir, no propasarse o irse más allá de lo que está escrito. La
H.A. y la P.B. dicen, “para que en nosotros aprendáis aquello de ‘No más allá de
lo que está escrito’”. La NVI. dice, “a fin de que aprendáis de nuestro caso el
sentido de aquel dicho: ‘No sobrepasar de lo que está escrito’”. (La palabra
“pensar” no aparece en los mejores manuscritos). Ese refrán, o dicho, era
conocido de los corintios, y por eso Pablo lo aplica aquí. Representa la actitud
correcta de todos nosotros hacia la autoridad de las Escrituras. Pablo lo aplica
en particular a las Escrituras del Antiguo Testamento. Los corintios estaban
divididos (capítulo 1) porque algunos tenían un afecto desmesurado por la
sabiduría humana. Ellos conceptuaron a los evangelistas como portadores de
nuevas filosofías que como tales buscarían seguidores. Por eso Pablo presenta en
el capítulo 2 la verdad de que el evangelio viene a consecuencia de revelación
de Dios y no de sabiduría humana. En el capítulo 3 Pablo presenta el papel
correcto del evangelista, que es el de plantar y regar (no originar nuevas
filosofías). De Pablo y Apolos los corintios debieron haber aprendido que los
dos se quedaban dentro de la revelación de las Escrituras. Entregaban las nuevas
del evangelio; no originaron nuevas filosofías. Pablo ya había citado las
Escrituras del Antiguo Testamento en 1:19; 1:31; 2:9; 3:19,20. Ciertamente él y
Apolos se sometían a lo que dicen las Escrituras. Ahora les tocaba a los
corintios hacer lo mismo. Toca a todo hombre respetar la autoridad de lo que
está escrito en la Palabra de Dios, y no irse tras las filosofías humanas que la
contradicen. Si hombres inspirados del Espíritu Santo se sometían a las
Escrituras, mucho más debemos nosotros hacer lo mismo”.