¿ENSEÑA HECHOS 2:38 QUE EL BAUTISMO ES NECESARIO PARA LA SALVACIÓN?

Una revista de un artículo, por Bill Reeves

 

     “Pregunta: ¿Enseña Hechos 2:38 que el bautismo es necesario para la salvación? Respuesta: Hech. 2:38, Pedro les dijo: ‘Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.’ Como en el caso de todo pasaje discernimos lo que enseña por medio de filtrar por él lo que ya sabemos de la enseñanza bíblica sobre el tema actual. En cuanto a salvación y el bautismo la Biblia es clara que la salvación es por gracia por medio de la fe en Jesucristo, no por ninguna obra de cualquier tipo, inclusive el bautismo (Efes. 2:8,9). Por eso cualquier interpretación que llega a la conclusión de que el bautismo, o cualquier otro acto, es necesario para la salvación es una interpretación errónea. Para más información, visite nuestra página web sobre ¿Es La Salvación Por La Fe Sola, O Por La Fe Más Obras?”

 

     La “respuesta” arriba es típica del razonamiento falaz y regular de la iglesia protestante (por ejemplo, la Bautista). Ha sido usada desde los días de la Reforma Protestante. Los reformadores cometieron un gran equívoco en su razonamiento y las iglesias protestantes lo han perpetuado hasta la fecha. Ahora notamos ese razonamiento equivocado.

     Antes que nada, contesto la pregunta propuesta: “Sí, Hech. 3:38 enseña que el bautismo es necesario para la salvación porque Pedro dijo a esos tres mil creyentes judaicos, preguntando sobre qué hacer, convencidos de haber crucificado al Señor y Cristo (ver. 36), arrepentirse y bautizarse ‘para perdón de los pecados’”.

     Nuestro autor cita la Versión del Rey Jaime (KJV, 1611) que emplea juntamente con otras versiones la palabra inglesa ambigua, “for” (for la remisión de pecados). Pero Pedro no habló en inglés, sino en griego y la palabra griega es “eis” (para) que no es en nada ambigua, sino claramente una que según las autoridades en griego mira delante, y no para atrás. En inglés la palabra “for” puede ser usada para decir “por causa de” (El come por tener hambre—come por el hambre que tiene, o por causa de él). En este caso se indica causa. También en inglés se puede decir que él come buena comida “for good health” (para lograr buena salud). En este caso se indica propósito, es para tener buena salud que come buena comida. En los dos casos en ingles se puede escribir “for” y el contexto determina el sentido en que se emplee. En Hech. 2:38; Mat. 12:41 y 26:28 el texto griego dice “para,” preposición griega que siempre mira delante y nunca atrás. En estos textos no hay versión que diga “por”, todas dicen “para”. Nuestro autor está argumentando desde el inglés, no el griego.

     El Lexico Griego-Inglés del Sr. Thayer dice que eis significa “entrar en algo,” denota “moción hacia cierta cosa”, y en Mat. 12:41, al decir “a (eis) la predicación de Jonás” significa considerando lo que influye a uno a hacer algo. Al bautista le gusta pregunta a uno, diciendo: “¿Cuál vino primero, la predicación de Jonás, o el arrepentimiento de los ninivitas?” Ellos procuran comprobar que “eis” mira atrás. Pero Cristo no hizo esa pregunta. No hizo ninguna. Claro es que Jonás predicó antes de que la gente se arrepintiera, pero lo que está diciendo Cristo es a qué miraban los ninivitas al considerar arrepentirse; miraban a lo que advertía la predicación de Jonás; miraban al castigo que les esperaba si no se arrepintieran y mirando a ello se arrepintieron. Eis siempe mira delante. Si uno mira al blanco, ¿mira atrás o delante?

     El Diccionario Completo De Estudio De Palabras Del Nuevo Testamento, por Zodiahtes, declara que eis tiene “la idea primaria de moción de entrada en un lugar.” En cuanto a Mat. 12:41 dice que “eis” significa “con conformidad a.”

     Un lexico por Liddell y Scott dice que “eis” significa “dirección hacia, moción a, en o dentro de.

     Mi maestro de Griego Koine (el del Nuevo Testamento) nos enseñó que la palabra “eis” siempre mira delante. No conozco a ningún maestro que diga que “eis” mira atrás. ¿Conoce el lector de este artículo a uno? El autor de este artículo que estoy examinando afirma que dos ciertas autoridades en griego creen que “eis” puede entenderse como “a causa de,” pero ellos no citan ninguna obra que así lo traduzca. ¿Por qué no citaron una obra que ilustrara lo que afirman?

     Algunos presentan un par de autoridades en griego (A. T. Robinson, y J. R. Mantey) como habiendo mantenido que la preposición eis en Hech. 2:38 debe ser traducida “por causa de” o “en vista de,” y no “hacia” o “para el propósito de.” Los dos hombres usaron razonamiento teológico para concluir que la traducción de “para la remisión de pecados” propiamente se traduce “por causa de la remisión de pecados,” pero no citan ninguna versión que así lo diga. ¿Es tal traducción la apropiada de Mat. 26:28, pasaje que tiene la misma construcción gramatical que Hech. 2:38? Pero no hay ninguna versión que se lea así, que diga “por causa de la remisión de pecados.” ¡Alguien es inconsecuente!

     Podemos preguntar a las dos autoridades en el griego cómo saben que  en Hech. 2:38 la frase significa “por causa de la remisión de pecados” y que la misma frase griega en Mat. 26:28 significa “para la remisión de pecados.” ¿No derramo Cristo su sangre para lograr la remisión de pecados, mirando delante, o si por causa de la remisión de pecados ya lograda? ¡Curioso es el razonamiento de estas dos “autoridades”!     

     Ahora examinamos la próxima equivocación en el párrafo inicial. Él autor escribe: “la Biblia es clara que la salvación es por gracia por medio de la fe en Jesucristo, no por ninguna obra de cualquier tipo, inclusive el bautismo (Efes. 2:8,9)”.

          Él confunde en esta declaración la base de salvación, que es “por gracia” con la condicionalidad, o términos del evangelio, como es el bautismo, y que tiene que ser obedecido (Rom. 6:17,18). También confunde las “obras de cualquier tipo” con las de las cuales escribió Pablo en Efes. 2:8,9. El autor habla del bautismo, como ejemplo de sus “obras” pero Pablo, al combatir a los judaizantes, habló de las obras de la ley de Moisés (Hech. 15:1,5; véanse también Rom. 3:20,28; Gál. 2:16; 2:10). Pablo en su contexto ¡no hablaba de las condiciones de salvación en el evangelio!

          Aquí es donde los reformadores usaron mal las Escrituras. Con razón ellos se opusieron a las obras de mérito impuestas por el clero católico, pero usaron pasajes en que Pablo hablaba específicamente de las obras de la ley de Moisés. Entonces aplicaron su mal uso de “obras” a las condiciones del evangelio para salvación, y así eliminaron el bautismo como esencial para la salvación. El bautismo les sonaba demasiado como “obra”.

          Al manejar mal las cuestiones por delante, y su razonamiento equivocado, sin quererlo eliminaron todas las condiciones del evangelio, porque la fe, el arrepentimiento, la confesión de la fe, juntamente con el bautismo, son cosas que ser hechas (“obras”).

              1. Creer es algo que es hecho. Hech. 16:30, “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” Se le dijo qué hacer, creer. Es una “obra”, pero ¡no de la ley de Moisés! Es una “obra de Dios” (Jn. 6:28,29).

              2. El arrepentimiento y el bautismo con cosas que hacer. Hech. 2:37, “Varones hermanos, ¿qué haremos”? Se les mandó hacer dos cosas: arrepentirse y bautizarse (ver. 38). El arrepentirse y el bautizarse son mandamientos (Hech. 17:30; 10:48).

              3. La confesión de fe antes del bautismo es mandado que se haga, y es necesaria para salvación. Rom. 10:9,10, “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10  Porque (Gr., gar, no eis, porque, no para o hacia) con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. La confesión de fe en Jesús no es mandada en ninguna parte de la ley de Moisés. Es una obra (que hacerse) pero no para guardar la ley de Moisés. ¡Nos quedemos en el contexto!

     Nuestro autor cita a Efes. 2:8,9. ¿Por qué citar ese pasaje? No tiene nada que ver con las condiciones del evangelio (cosas que ser hechas para ser salvo). Pablo está combatiendo el judaísmo que hacía esencial para salvación el guardar la ley de Moisés (Hech. 15:1,5,24). Los reformadores aplicaron mal las palabras de Pablo, concernientes a obras de la ley de Moisés, aplicándolas a las obras no escriturales del clero católico romano, y ese mismo uso no escritural de las escrituras (como Efes. 2:8,9) es perpetuado hoy en día por el protestantismo. El clero protestante sigue haciendo aplicación referente las leyes de la ley de Moisés a los términos del evangelio para salvación (que son el oír, el creer en Jesucristo, el arrepentimiento, la confesión de fe en Jesús, y el bautismo en agua para el perdón de los pecados).

     ¿No sabe la persona que el evangelio tiene que ser obedecido para escapar el castigo del infierno (2 Tes. 1:8)? ¿Que Jesús es el autor de eterna salvación para todos los que le obedecen? (Heb. 5:9) ¿Qué las almas son redimidas por la obediencia a la verdad? (1 Ped. 1:22). En las denominaciones no se exhorta a la gente a obedecer el evangelio, sino a “sólo creer”. Los oyentes no oyen que tienen que obedecer de corazón “a aquella forma de doctrina” a que son entregados (por la predicación del evangelio), para ser libertados del pecado (Rom. 6:17,18). No se les dice que un terrible fin espera a los que “no obedecen al evangelio de Dios” (1 Ped. 4:17). En las denominaciones los casos de conversión no son predicados para mostrar la condicionalidad del evangelio, para mostrar lo que el hombre tiene que hacer para ser salvo. No oyen sino “solamente creer”, no obstante la única vez en el Nuevo Testamento en que es usada la frase “fe sola” (Sant. 2:24) el texto dice “no solamente por la fe.”

     Martín Lutero, el reformador alemán, fue tan estorbado y agitado por la carta de Santiago, que aunque no la rechazó por no ser canónica, sí la llamaba una epístola de paja, ella siendo para él como una caña seca, sin substancia. Le hubiera sido mejor que él repudiara su doctrina de “fe sola”.

     Nuestro autor dice, “no por obras de ningún tipo,” y luego cita a Efes. 2:8,9. Estimado lector, por favor vaya a Efes. 2:8,9 y mire a ver si Pablo dice “no por obras de ningún tipo.” El usa de sofisma y engaño al representar al pasaje. Pablo, al usar escrituras en que trata de “obras” no está hablando de toda y de cualquier obra, sino ¡de las obras de la ley de Moisés! Pero al falso maestro no le importa el contexto o de usar bien las Escrituras (2 Tim. 2:15). El prefiere jugar con palabras para alcanzar su conclusión predeterminada.

     Al concluir, nuestro autor dice: “Así es que cualquier interpretación que concluya que el bautismo, o cualquier otro acto, es necesario para salvación, es una interpretación equivocada.” ¡Qué extraña conclusión! Pero no nos extraña, dado que viene de un denominacionalista de fe sola. A Saulo de Tarso, cuando se encontró con Jesús en el camino a Damasco, se le dijo que fuera a Damasco y que allí en Damasco se le diría que “debe” hacer (Hech. 9:6). No hubo opciones; tuvo que hacer lo que “debía” hacer. Estando en la ciudad, ¿Qué se le mandó que hiciera? Bautizarse y lavarse los pecados (22:16). Obedeció (26:19). Nuestro autor quiere que todo el mundo desobedezca lo que el Señor manda concerniente a la salvación. En la Gran Comisión, según Marcos (16:15), Jesús mandó a sus apóstoles a ir y a predicar que “El que creyere y fuere bautizado será salvo,” pero nuestro autor enseña que con sólo creer uno se salva y que el bautismo no es parte de la salvación. No es difícil decidir entre Jesús y el autor.

     Gál. 3:26,27 choca con la declaración anterior del autor arriba. Si el bautismo no es necesario para la salvación, entonces no es necesario para la salvación el ser hijo de Dios, porque el ver. 27 explica el ver. 26: uno llega a ser hijo de Dios y eso es explicado por (“porque,” gar, no eis; porque, no para) el bautismo “en Cristo” (Gr., para, hacia Cristo, no en Cristo) para hallarse revestido de Cristo. La fe y el bautismo para Cristo en este pasaje son juntados y seguramente el ser hijos de Dios, y el ser revestidos de Cristo son necesarios para la salvación. Pero el lector no debe esperar que el autor de “solamente la fe” cite este pasaje.

     El autor concluye su declaración, recordándonos así: “Para más información, por favor visite nuestra página web sobre ¿Es La Salvación Por La Fe Sola, O Por La Fe Más Las Obras?”

          Nótese que él dice “obras” pero no nos dice de cuáles obras habla. A propósito esto es hecho y para confundir. Él no tiene en mente las obras de la ley de Moisés, como trataba Pablo, sino una obra como el bautismo. Pero como vimos arriba que el creer, el arrepentirse, y la confesión de fe en Cristo todos son cosas qué hacer, que son “obrados”. El creer es algo mandado que se haga (Hech. 16:30,31). Pero el autor a propósito confunde, usando la palabra “obras” sin contexto.

     Si la salvación es “por la fe sola”, lógicamente se sigue que para ser salva la persona no tiene que arrepentirse. “O, por supuesto tiene que arrepentirse”, se nos dice. Entonces, la salvación no es por la fe sola. (En realidad, lo único que el autor quiere omitir es ¡el bautismo para el perdón de los pecados! Él nos dirá que uno se arrepiente antes de creer, que cuando uno cree ya se arrepintió. Él no puede explicar qué motiva a la persona mundana, no cristiana, a arrepentirse antes de creer en Cristo. ¡Ni lo puede cualquier otro! Estimado lector, ¿lo puede usted? No, nadie lo puede. Tal es ridiculez.

     Cuando es predicada la Gran Comisión (Mat. 28:19,20; Mar. 16:15,16; Luc. 24:47), la fe, el arrepentimiento de pecados pasados, y el bautismo para la remisión de los pecados todos habrán acontecido en la vida del que obedece las buenas nuevas del evangelio. Los reformadores expusieron mucho pecado en la Iglesia Católica Romana, pero se equivocaron sobre las “obras,” y desarrollaron una doctrina que elimina el mismo acto que lava los pecados (Hech. 22:16). Ellos no dirán al creyente penitente lo que predicador, Ananías, enviado por Cristo, dijo a Saulo de Tarso. Ni se acercan a ello. ¡Qué lástima!

     Estimado lector: Sea lo que sea su admiración que tenga por los reformadores protestantes, recuerde que eran hombres no inspirados como lo somos usted y yo. Han guiados a millones de personas al error, especialmente Juan Calvino quien negó que Cristo muriera por todos los hombres (1 Tim. 2:4,6) y que quiere que todos los hombres se salven, “el que quiera” (Apoc. 22:17). El Dios de la doctrina de él es un Dios que hace acepción de personas. Por eso una nueva denominación se ha instituido para predicar lo que ella llama “el evangelio de quien quiera.” Ese evangelio es el que Juan Calvino negaba con su doctrina de la predestinación incondicional.

     Observación: Hubo en inglés un debate público entre un hermano mío en la fe y un predicador bautista; él tuvo un moderador hispano. Preguntamos al hispano si estuvo dispuesto a debatir la misma proposición en español, y él aceptó. Mientras el debate se prosiguió se le pidió que leyera en tiempo nuestro el pasaje, Hech. 2:38. Rehusó hacerlo, guardando silencio. Se le insistió, pero no dijo ni una palabra para leerlo. ¿Por qué? Porque en el español no hay ambigüedad. En Hech. 2:38 en toda versión para decir “eis” es “para” y la palabra para decir “a causa de” es “por.” Hech. 2:38 en español dice “para” y no “por”. El español, como el griego, es lengua precisa, exacta. El debatista bautista no pudo en español hacer el argumento regular sobre “for,” because of, porque “para” y “por” son dos términos distintos, llevando diferentes ideas. Un argumento que no puede ser hecho en toda lengua es uno inválido. El argumento bautista en inglés es una fabricada; no trabaja en español, y ¡un hispano lo comprobó!