“AUTORIDAD DE LA IGLESIA”

           La Biblia enseña que cada congregación debe tener sus propios ancianos (Hechos 14:23); por eso, cada congregación es independiente. No hay organización aparte de la iglesia local. No hay “iglesia madre” ni “iglesia central”. Las iglesias establecidas por hombres (y mujeres) tienen su gobierno central. La Iglesia Católica Romana tiene su jerarquía y las demás iglesias tienen su sínodo o convención o cuartel general, etc. Los ancianos bíblicos son los obispos (supervisores) y pastores de la iglesia de la cual son miembros (Hechos 20:28; Hebreos 13:17; 1 Pedro 5:2, 3). Después de establecida una congregación existe por algún tiempo sin ancianos (Hechos 14:23). Es obvio que no “constituyeron ancianos en cada iglesia” inmediatamente, sino que “volvieron” (Hech. 14:21) después para nombrar ancianos en cada iglesia.    

           Lamentablemente muchas congregaciones no tienen ancianos. En algunas no hay ancianos porque no hay hermanos calificados (1 Tim. 3; Tito 1), pero en muchas iglesias no hay ancianos porque algún hermano o algunos hermanos hacen reglas humanas, requisitos no bíblicos, con respecto a los hijos de los hermanos que de otro modo podrían ser ancianos. Esto se debe a la traducción errónea de pistá en Tito 1:6. Pablo instruye a Timoteo sobre las calificaciones de hermanos que anhelan ser ancianos diciendo, “que gobierne bien su casa que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?” (1 Tim. 3:4, 5). Con otras palabras Pablo dice la misma cosa a Tito: “tenga hijos  fieles (Interlineal, Lacueva; New King James Version) que no estén acusados de disolución ni de rebeldía”. Sin embargo la traducción de algunos de la palabra pistá no hace caso de textos paralelos (1 Tim. 3:4, 5 con Tito 1:6) y pistá sale traducida “creyentes”. Esta traducción obviamente indica la preferencia (o prejuicio) de los traductores que rehúsan hacer caso del contexto. Pablo incluye a TODOS los hijos, todos deben estar en sujeción a su padre, pero la traducción “creyentes” limita la palabra pistá a solamente una parte de los hijos (hijos bautizados). Hijos de ocho o nueve años de edad (y aun el niño de cinco años) pueden ser muy rebeldes pero la traducción “creyentes” no los toma en cuenta, pero el hombre que no puede controlar a los tales no califica para anciano.

          Muchos hermanos aceptan la traducción “creyentes”, y discuten, y discuten, y discuten, sobre los hijos del hermano que quisiera ser anciano. ¿Cuántos hijos, basta con uno solo? ¿Cuántos de sus hijos tiene que ser bautizados? Si tiene dos o tres hijos bautizados pero entonces nace un bebé y ahora todos sus hijos no han sido bautizados. Todo esto no toma en cuenta el texto paralelo (1 Timoteo 3:4, 5). Pablo no habla de  cuántos hijos bautizados ni en 1 Timoteo 3:4,5, ni en Tito 1:6. ¡Eso no es el tema, de eso no habla Pablo! Más bien él dice simple y sencillamente que el hombre que gobierna bien su casa, teniendo los de su casa en sujeción cumple con ese requisito para ser anciano. 1 Timoteo 3:4, 5 equivale a Tito 1:6. Hijos fieles son hijos sujetos al padre. ¿El padre exige que sus hijos sean bautizados? Claro que no. Entonces Pablo no habla de hijos bautizados. Más bien él habla de todos los hijos, como también la esposa y aun parientes dependientes (padres, abuelos, tíos) que vivan con ellos – TODOS deben estar sujetos a él. De esa manera serían “fieles” (Tito 1:6). ¡Pablo no habla de habla de la iglesia sino del hogar! El padre que gobierna su casa y tiene a sus hijos en sujeción puede obligarles a hacer docenas de cosas, pero no les obliga a ser bautizados.

         Pistá no tiene que ser traducida “creyentes”. En algunos textos sí, pero en Tito 1:6 no cabe. Estar sujetos al padre o fieles al padre no quiere decir ser bautizados. ¿Cómo sabe uno si debe ser “fieles” o “creyentes”? Compararlo con el texto paralelo (1 Tim. 3:4, 5). Tomar en cuenta el verdadero propósito de Pablo: gobernar su casa, tener a sus hijos en sujeción.

          Compárese 1 Cor. 15:29, “bautizados por los muertos”. El verbo huper, traducida “por” deja abierta la puerta para los mormones de practicar el bautismo vicario. Los mismos traductores traducen huper  en 2 Cor. 12:8, no “por” sino correctamente “en cuanto a” o “respecto a”. Si hubieran traducido 1 Cor. 15:29 de esa manera (“en cuanto a” y no “por”) habrían: evitado mucha confusión. Todos deben entender que traductores no solamente traducen sino que también interpretan las Escrituras. Ellos pueden traducir huper y pistá correctamente pero tienen sus ideas, sus preferencias y causan mucha confusión.

         A veces traductores agregan palabras al texto bíblico (usando letra cursiva) para aclarar alguna palabra o frase, pero eso depende de su religión. Otro ejemplo, ellos entienden perfectamente el modismo de poner lo absoluto por lo relativo, o de hacer comparaciones por medio de negaciones. Por ejemplo, 1 Cor. 1:17, "Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio". Sectarios leen eso y gritan con gozo, “el bautismo no es necesario para ser salvo”, pero de esa manera tergiversan lo que Pablo dice. Hace una comparación entre su predicación como embajador de Cristo y el acto físico de bautizar (estúdiense los versículos 14-16). Los apóstoles fueron enviados a bautizar; Mateo 28:19 lo dice claramente. Sin embargo, en 1 Cor. 1:17 Pablo habla de bautizar con sus propias manos, cosa que no fue siempre necesaria, puesto que cualquier discípulo puede hacerlo. Pablo mismo fue bautizado por un discípulo llamado Ananías (Hech. 9:17, 18). Pablo em­plea en 1 Cor. 1:17 el modismo de negación para dar énfasis a la predicación apostólica, y para disminuir la importancia de bauti­zar a los corintios con sus propias manos, debido a la carnalidad de éstos. Querían ser seguidores de hombres (1 Cor. 1:12; 3:4). Estúdiese el contexto de 1 Cor. 1:17 y será obvio que Pablo pone lo absoluto por lo relativo. Los que citan este versículo para probar que el bautismo no es necesario para la salvación tuercen las Escrituras. Pero el punto aquí es que los traductores, conociendo bien este tipo de expresión judaica, no agregan explicaciones en letra cursiva porque es mejor que la gente concluya que no es necesario ser bautizado.

 

 

 

          Pero repito, con respecto a hermanos calificados para ser ancianos, tantos hermanos descalifican a los hermanos fieles porque están resueltos a imponer sus opiniones y reglas humanas en este asunto y la consecuencia es que las iglesias siguen sin ancianos.

           El contexto siempre rige. Para entender la Biblia hay que respetarlo o de otro modo salir con conclusiones erróneas.

            Debido a esta deficiencia (Tito 1:5) algunos hermanos están promoviendo la idea de seleccionar “líderes” de entre los hermanos más fieles y capacitados, pero en tal caso los que son escogidos como “líderes” son seudoancianos y el remedio es peor que el problema. Las Escrituras no autorizan la selección de “líderes”. Esta es simplemente otra práctica sectaria.

            Hasta que haya hermanos calificados bíblicamente para ser ancianos la iglesia tiene que funcionar sin ancianos. Las hermanas deben estar en sujeción (1 Tim. 2:11, 12). Por eso, la inferencia necesaria es que los varones tienen que tomar las decisiones por la iglesia. 1 Cor. 14:40 dice, “hágase todo decentemente y con orden”.

            Últimamente se ha levantado otro problema serio. Puesto que la iglesia local es autónoma, algunos hermanos están activamente promoviendo, tanto en la obra hispana como en la de habla inglesa, el concepto de que toda la iglesia (hombres y mujeres) deben tomar todas las decisiones por la iglesia. De una vez debemos afirmar y recalcar que hay muchísimas hermanas fieles que entienden su papel como cristianas y entienden los textos que enseñan la sujeción de la mujer. Estas mujeres no buscan y no aceptan esta falsa exaltación de la mujer enseñada por algunos hermanos. Ellas saben perfectamente la diferencia entre sujeción y liderazgo.

            El propósito de esta enseñanza nueva es (supuestamente) para eliminar la junta de varones, pero no sólo elimina la junta de varones sino también el papel de los ancianos (obispos, pastores). Además, después de establecer el liderazgo femenino (o sea, la práctica de la votación de la mujer), en seguida las hermanas ambiciosas serán añadidas al rol de dirigir cantos y oración, servir la mesa, etc. Ya sucede en algunas congregaciones, por ejemplo, en Abilene, Texas, en la iglesia de Cristo de la Highland Blvd. La meta de todo esto es poner a la mujer ambiciosa en el púlpito en violación de 1 Timoteo 2:11, 12; 1 Cor. 14:33, 34.

            Uno de los argumentos en pro del liderazgo (la votación) de las hermanas es que todo miembro del cuerpo es importante (1 Cor. 12:14-20). Se está afirmando (erróneamente) que según algunos hermanos las hermanas son miembros insignificantes, y por lo mismo, sus deseos, anhelos y pensamientos no cuentan. Se dice esto sin nombrar a los culpables. No los nombran porque no existen. ¿En qué iglesia se enseña que las hermanas son insignificantes y que sus deseos, anhelos y pensamientos no cuentan? Si esta acusación no se puede probar con testigos (2 Cor. 13:1; 1 Tim. 5:19), entonces es calumnia (mentira, Apoc. 21:8).

            (Los hermanos que promueven la “Autoridad de la Iglesia” no están de acuerdo en todo punto pero al oponerse a la junta de varones nos acusan de menospreciar a las hermanas. Por eso, preguntamos: Si enseñan que en una iglesia con ancianos las hermanas no pueden votar, ¿creen que ellas son insignificantes? Si las hermanas no son insignificantes sin votar en la iglesia con ancianos tampoco son insignificantes sin votar en una iglesia en la que la junta de varones tome decisiones por la iglesia. Hay que ser consecuentes.)

            En una iglesia fiel los comentarios, opiniones, sugerencias de todos los miembros son bienvenidos. Hermanos fieles bien saben que los deseos, anhelos y pensamientos de las hermanas son importantes, y las hermanas sí se toman en cuentan. Se escuchan. Las casadas cuyos maridos son miembros son representadas por ellos. Las demás hermanas serán oídas a través de hermanos de confianza, o por medio de varias maneras pueden expresarse y ser oídas.

            En asuntos serios como el escoger ancianos o el apartarse de miembros incorregibles, es indispensable que todo miembro se tome en cuenta, incluso en plena asamblea, para este propósito. Para que la iglesia obedezca Rom. 16:17; 1 Cor. 5:11; 2 Tes. 3:6, 14 es indispensable que toda la membresía esté bien enterada de todo y que sin excepción cooperen y obedezcan estos mandatos de no asociarse (ni aun comer, 1 Cor. 5:11) con el miembro rebelde. Las hermanas pueden y deben opinar, preguntar, dar informes, etc. para que todos los miembros estén bien enterados y para que tal acción de la iglesia sea unánime.

            Sin embargo, no por eso deberían ellas hacer el papel de liderazgo, votando para tomar decisiones. Después de comentar, informar, preguntar, etc., las hermanas no participan en la acción de tomar decisiones, porque ellas han de estar en sujeción (1 Tim. 2:11, 12) y el tomar decisiones no es sujeción sino liderazgo. El liderazgo es el papel de los ancianos (o si no hay ancianos, es el papel de los varones de la congregación).

            Si la iglesia (todos los miembros) tienen que tomar todas las decisiones por la iglesia, entonces se sigue que tienen que votar todos, incluyendo a las mujeres (aun las jovencitas bautizadas), sobre cada cosa a tratar. Si no, ¿por qué no? Si la iglesia es una democracia, entonces es una democracia en todo y esto incluye pormenores como, por ejemplo, la compra de artículos para el aseo y el papel sanitario. ¿Quién tendría el derecho de decidir que no importan tales cosas? Si se propusiera que el encargado del aseo hiciera tales compras, aun eso tendría que ser decidido por la votación de todos los miembros. Hermanos, ¿están seguros que quieren esta nueva innovación en la iglesia?

            Otra vez (la repetición es buena, Fil. 3:1; 2 Ped. 1:12), no se dejen engañar, al eliminar la junta de varones, van a eliminar el papel de los ancianos, porque si toda la iglesia tiene que tomar las decisiones por la iglesia y si lo hace por medio de la votación, entonces ¿para qué tener ancianos? La voz y voto de las hermanas tienen la misma autoridad que la voz y voto de los ancianos.

            Además, en la mayoría de las congregaciones la mayoría de los miembros son hermanas. Por eso, teniendo más votos que los varones, las mujeres dirigen todos los asuntos de la iglesia.

            Según esta doctrina los ancianos serían acusados de pecado si se reunieran para tomar decisiones por la iglesia. No podrían ser líderes. No podrían ser pastores. No podrían ser obispos. Los textos que hablan de “dirigir” (Rom. 2:8; 1 Tes. 5:12, etc.) no tendrían sentido alguno. Menos Heb. 13:17, “obedeced a vuestros pastores”. Los ancianos serían simplemente unos miembros más que tendrían que votar con los demás miembros, hombres y mujeres. Una jovencita bautizada tendría la misma autoridad que los obispos de la iglesia.

            Esta nueva doctrina hace burla del obispado que es enseñado y explicado muy claramente en Hechos 14:23; 20:28; 1 Ped. 5:3; Heb. 13:17. Y recuérdese que el cambio del gobierno de la iglesia local era el primer paso que llevó a la apostasía total resultando en la Iglesia Católica Romana. Muchos pierden tiempo discutiendo las varias prácticas y doctrinas de esta iglesia cuando la verdadera controversia es la “Autoridad de la Iglesia”.

            Según esta nueva doctrina ¿cuál sería el papel de los ancianos? Se enseña que han de velar por el rebaño, tomar la iniciativa en guiarlo por pastos verdes, cuidar que no entren maestros falsos ni doctrinas falsas en las iglesias, poner el ejemplo a los miembros acerca de cómo vivir delante de Dios y ver que en la iglesia sobre la cual son pastores todas las cosas se hagan conforme al patrón divino, pero que no tienen autoridad para hacer decisiones sin la votación de la iglesia.

            Parece que los que hablan así ni cuenta se da de sus inconsecuencias y contradicciones. Si los ancianos tienen que esperar la votación de la iglesia (hombres, mujeres) antes de tomar alguna decisión, entonces ellos no pueden tomar la iniciativa en nada. No pueden tomar la decisión de guiar el rebaño por pastos verdes. ¿Cuáles son los pastos verdes? Ellos no podrían saber esto hasta que todos (hombres, mujeres) hayan votado sobre el asunto. ¿Ellos deben cuidar que no entren maestros falsos ni doctrinas falsas? Pero no pueden decidir quiénes sean falsos y qué doctrinas sean falsas hasta que todos los miembros (hombres, mujeres) hayan votado sobre el asunto. Afirman que es la iglesia la que tiene la autoridad para decidir quién enseña a quién, por cuánto tiempo, etc. Dicen que ni el predicador, ni los ancianos, ni un grupo de varones tienen de por sí tal autoridad y que los que hacen esto obran sin autoridad de Dios.

            Deben ser consecuentes y afirmar clara y enfáticamente que los ancianos no pueden hacer nada sin la votación de todos los miembros (hermanos, hermanas). Los ancianos que están obligados a pastorear (apacentar) el rebaño no pueden escoger maestros para las clases bíblicas hasta que todos los miembros – hermanos y hermanas -- hayan votado sobre cada uno de ellos. Tampoco pueden designar a alguien para el aseo. No pueden comprar el jugo para la cena. No pueden ocupar plomero. Si hacen estas cosas sin la votación de todos los miembros “obran sin autoridad de Dios”.

            Lamentamos la deficiencia que se encuentra en algunas congregaciones. Sabemos que debemos escoger ancianos. Pero otra vez, ¿para qué escoger ancianos si la iglesia con ancianos tiene que ser gobernada por la votación de la mayoría de los miembros (hermanos, hermanas)? Además, puesto que en muchas iglesias hay más mujeres que hombres, ¿con qué propósito escogerían ancianos las mujeres que ya están dirigiendo la congregación?

                Además, esta doctrina nueva hace burla de los textos que tan claramente enseñan la sujeción de la mujer (1 Tim. 2:11, 12; 1 Cor. 11:3; 14:33, 34). El tomar decisiones es liderazgo y las mujeres que participen en tomar decisiones simple y sencillamente no están en sujeción. Pero los proponentes de esta nueva doctrina enseñan que la mujer comparte el lugar de liderazgo tomando decisiones por la iglesia. Y repito, esto no sólo la pone al nivel del hombre, sino que, puesto que en casi todas las iglesias hay más mujeres que hombres, las mujeres tendrían más votos que los hombres y ellas serían las directoras de las iglesias.

            El Espíritu Santo habla claramente sobre el liderazgo de los ancianos. Se llaman “obispos” (Hechos 20:28), término que significa “supervisor” (episkopos, vigilar sobre). Según el mismo texto el trabajo de los ancianos u obispos es “apacentar” (pastorear) la iglesia y según Hebreos 13:17, “Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta”. ¿Qué significa “obedeced”? Si alguno no puede ver la sujeción en la palabra “obedeced” está voluntariamente ciego (Mat. 13:15) o, como dice el apóstol Pedro sobre otro tema, “ignoran intencionadamente este hecho” (2 Ped. 3:15, LBLA, margen). Rom. 12:8; 1 Tes. 5:12 hablan de los que dirigen. 1 Tim. 3:4, 5 habla de gobernar. Heb. 13:17 dice obedecer.  Pero si todos los miembros de la iglesia (hombres, mujeres) toman las decisiones por la iglesia, entonces sobran no sólo la junta de varones, sino también el oficio de los ancianos. Esta conclusión es obvia e incontrovertible.

            Hechos 14:23. Algunos creen que el verbo cheirotoneo (constituyeron, designaron) significa “votar”, pero el diccionario del Sr. W. E. Vine dice que no significa designar por levantar manos. A. T. Robertson, otro erudito del idioma griego dice la misma cosa. Con el tiempo y el uso hay palabras (inclusive palabras griegas) que cambian de significado. Por ejemplo, el verbo psallo. Dice el Diccionario Vine: “primariamente, puntear o rasgar (la cuerda de un arco), y por ende, tocar (un instrumento de cuerdas con los dedos). En la LXX, cantar salmos, denota, en el NT, cantar un himno, cantar alabanzas. En Stg. 5:13, ‘cante alabanzas’”. Por lo tanto, el verbo cheirotoneo significa simplemente “constituyeron” como se traduce en Hech. 14:23. No hay nada de levantar manos para votar.

            Hechos 15:22. Los proponentes del liderazgo de todos los miembros (hombres y mujeres) argumentan que según este texto toda la iglesia estaba involucrada en la decisión que se tomó y de esto se saca la conclusión de que la junta privada de varones para tomar decisiones queda excluida, pero tocante a esa misma ocasión Pablo dice, (Gál. 2:2), “expuse en privado” el asunto a ciertos hermanos y Hech. 15:2 dice que Pablo y Bernabé se juntaron con los apóstoles y ancianos antes de que hablaran a toda la iglesia. Esto es precisamente lo que algunos hermanos prohíben (la junta privada de los varones). Véase también Hech. 15:6, “se reunieron los apóstoles y ancianos para conocer de este asunto”. ¿No sabían estos apóstoles y ancianos que no conviene la junta privada de varones?

            Pero se argumenta fuertemente sobre Hech. 15:22 de que “pareció bien a los apóstoles y a los ancianos con toda la iglesia elegir de entre ellos varones…” Enfatizan que esta segunda decisión definitivamente involucraba a toda la iglesia y ¿puede alguien negar que las mujeres estuvieran involucradas en ese proceso de tomar las decisiones con respecto a esos dos asuntos? Con esto quieren decir que todos (hombres, mujeres) levantaron las manos y tal vez la voz para votar, pero no hay la más mínima indicación de tal cosa en esa asamblea.

            Otro detalle importante: los que escribieron la carta eran aquellos que daban órdenes (v. 24). ¿Las mujeres estaban involucradas en dar órdenes? Hermanos que pueden ver a las mujeres hablando, levantando las manos para votar y participando en tomar las decisiones son como los metodistas que pueden ver infantes en la “casa” de Lidia y Cornelio.

            Un detalle más: Dios mismo estaba directamente involucrado en esas reuniones de Hech. 6 y 15. Dios le dijo a Pablo que subiera a Jerusalén para la reunión (Gál. 2:2, “subí según una revelación”) y en realidad el Espíritu Santo tomó la decisión final de esa ocasión (v. 28).

            Otro argumento que se está usando es el siguiente: Si decimos que la ordenanza que no permite a la mujer enseñar al hombre en el culto es absoluta, que no tiene excepción, entonces las mujeres no pueden cantar himnos en la asamblea en la que se enseñan y exhortan unos a otros (Colosenses 3:16) cuando está algún varón presente. ¿Cuál es la conclusión de este argumento? Que si la mujer puede cantar, puede votar; es decir, si la mujer puede cantar, entonces ella tiene la misma autoridad que los ancianos para tomar decisiones por la iglesia. Con este tipo de argumentación todos los sectarios “prueban” sus doctrinas.

            Repito (porque este es el mero meollo del asunto): Esta doctrina no sólo elimina la junta de varones, sino que también elimina a los ancianos, porque si toda la iglesia tiene que tomar las decisiones por la iglesia y si lo hace por medio de la votación de todos los miembros (hermanos, hermanas), entonces ¿para qué tener ancianos? La voz y voto de las hermanas tienen la misma autoridad que la voz y voto de los ancianos.

            Además, digo con mucha repetición, recuérdese que en la mayoría de las congregaciones la mayoría de los miembros son hermanas. Por eso, teniendo más votos que los varones, las mujeres dirigirían todos los asuntos de la iglesia.

            Según esta doctrina los ancianos serían acusados de pecado si se reunieran para tomar decisiones por la iglesia. No podrían ser líderes. No podrían ser pastores. No podrían ser obispos. Serían simplemente unos miembros más que tendrían que votar con los demás miembros, incluyendo a todas las mujeres. Una jovencita bautizada tendría la misma autoridad que los obispos de la iglesia.

            Hechos 6:1-6. Algunos hermanos piensan que la multitud de los discípulos votaron para escoger a los siete que sirvieron mesas. ¿Cómo? Según este plan de que entre la multitud hombres y mujeres propusieron a ciertos hermanos considerados calificados y todos (mujeres con hombres) votaron sobre cada uno de ellos y los que recibieron la mayoría de votos fueron nombrados para el servicio; es decir, Esteban, Felipe, Prócoro, etc. fueron escogidos porque recibieron más votos que otros candidatos.

            Se argumenta que el relato bíblico no dice que tuvieran una junta de varones para hacer la selección, pero por favor, léase el texto: en privado los apóstoles tuvieron que tomar la decisión de no servir mesas ellos mismos; en privado tomaron la decisión de convocar la multitud; en privado tomaron la decisión de nombrar a siete hermanos; y en privado  tomaron la decisión de nombrar los requisitos que los hermanos tuvieran que reunir para ser escogidos para servir mesas.

            Se argumenta que fue la multitud de los discípulos, la iglesia misma, la que hizo la decisión, pero pasan por alto las decisiones que los apóstoles tomaron en privado. No se atreven a decir que los doce apóstoles no tuvieron autoridad para 1) tomar la decisión de no servir mesas, ni 2) para convocar la multitud, ni 3) para escoger a siete hermanos, ni 4) para nombrar los requisitos. Pero la consecuencia obvia e ineludible de la doctrina que aboga por el liderazgo de la mujer es que los apóstoles no tenían el derecho de convocar nada porque es la iglesia la que tiene autoridad y  los apóstoles no deberían usurparla. Tampoco tenían los doce autoridad para mandar que buscaran “de entre vosotros a siete varones” y luego nombrar los requisitos que éstos deberían reunir para calificar para el servicio. Los proponentes del liderazgo femenino contradicen este texto. Dicen que los doce no usurparon la autoridad de la iglesia pero Lucas no dice que la iglesia tomó la decisión tan importante de convocar la multitud, ni de buscar siete hombres, ni de nombrar los requisitos. Más bien, los doce tomaron estas decisiones tan importantes en una junta privada sin consultar a la iglesia. Esto deja en ruinas la doctrina falsa del supuesto liderazgo femenino

            Lucas sí dice que la multitud “eligieron” (eklego, “escogieron”, LBLA) a los siete, pero ¿cómo lo hicieron? Nadie niega que la iglesia participe en la selección de los siete. Nadie niega que toda la iglesia participe en la selección de ancianos y diáconos. Nadie niega que toda la iglesia participe en apartarse de miembros incorregibles. Eso no es el punto de la controversia. La cuestión es la siguiente: ¿participaron todos incluyendo a las hermanas por medio de votar sobre los candidatos? Es lo que se está afirmando y es rotundamente falso. No se puede probar tal afirmación. El verbo eklego no significa y no implica levantar manos para votar.

            Este punto es muy importante y debe ser enfatizado: al decir que la multitud escogió a los siete no significa que cada hermano y cada hermana de la iglesia tuvieran voz igual en el proceso de escogerlos, sino que todos estaban de acuerdo con la selección de los siete nombrados.

            La carta de Hech. 15:22-25. Los proponentes del liderazgo de toda la iglesia enseñan que este ejemplo claramente revela que los apóstoles, ancianos y toda la iglesia dictaron el contenido del mensaje y eligieron a los varones que lo llevaran a Antioquía. Dicen que la decisión fue hecha por los apóstoles, los ancianos y los hermanos (toda la iglesia), que todos ellos llegaron a un acuerdo. Luego concluyen diciendo que la presencia y la autoridad de los apóstoles y ancianos no excluyeron la participación del resto de los miembros en tal acuerdo y decisión, pero enseñar que toda la iglesia votó sobre el asunto, con cada miembro teniendo voto, es pura suposición sin base. Imagínese el cuadro de todos los miembros (hombres y mujeres) participando en dictar las palabras del mensaje para hermanos gentiles. Los versículos 19, 20 dicen que después de hablar Pablo, Bernabé y Pedro, Jacobo concluye el asunto diciendo “yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que… etc.” ¿Todos los miembros participaron en escribir este mensaje? ¿Pidió Jacobo sugerencias de las hermanas sobre cómo expresar lo que quisieran decir? ¿Y las hermanas votaron sobre las dos o tres maneras de escribir el mensaje?

            Hermanos, seamos serios, por favor, vamos al grano. ¿Sobre qué y cómo votaron las hermanas? Lo que Pablo, Bernabé, Pedro y Jacobo dijeron constituía la revelación del Espíritu Santo sobre el asunto, y luego ¿las hermanas participaron con el Espíritu Santo sobre qué y cómo escribir el mensaje? Veamos el cuadro. Algunas hermanas, levantándose y con lágrimas en la voz hablando de los pobres gentiles a quiénes los judaizantes perseguían y diciendo, “yo pienso”, y “yo creo” y que “para mí es mejor…” hasta que por fin hubiera un consenso. Pintar tal imagen hace parodia de esa reunión solemne.

            Amados hermanos, abran los ojos. Esta doctrina no para aquí. El siguiente paso que vendría muy pronto sería la participación de las hermanas en dirigir cantos, oraciones, servir la mesa y luego en el futuro no muy lejano ocupar el púlpito. Esta es la verdadera meta: colocar a la mujer en el púlpito. No se engañen sobre todos esos supuestos trámites que todos los miembros (hermanos, hermanas) tengan que decidir (tales como la selección de papel sanitario). Eso es por demás. Eso no es el propósito. Con eso abren la puerta para tomar pasos más significativos. Los hermanos liberales (institucionales) ya van muy avanzados en esto. Mujeres ya participan en servir la cena y otras actividades públicas de las iglesias y en muy poco tiempo ocuparán el púlpito. Y lamentablemente hay entre nosotros hermanos que están promoviendo los mismos pasos iniciales de los liberales. ¿Por qué? Porque obviamente tienen tendencias liberales y están enamorados de las prácticas liberales.

            “No os engañéis; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7).