ADORAR A DIOS EN ESPÍRITU Y
EN VERDAD
-- Juan 4:22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; -- Jesús
no quería insultar a esta mujer, sino que quería ganar su alma, pero solamente
la verdad salva; por eso, tuvo que decirle que los samaritanos estaban
equivocados. Aunque profesaran adorar al Dios verdadero, en realidad Él
era para ellos (como lo era para los atenienses) el Dios no conocido. Parte
de su culto se basaba en las prácticas paganas (los que tenían más influencia
entre ellos eran los magos, Hech. 8:9-11), y parte en el Pentateuco (los
primeros cinco libros del Antiguo Testamento), la única sección de las
Escrituras hebreas que aceptaban. No aceptaban el resto del Antiguo Testamento
por causa de las muchas referencias a Jerusalén como el lugar designado
por Dios para la adoración.
-- nosotros adoramos lo que sabemos --
Muchos judíos también se habían apartado de la revelación de Dios, y seguían las
tradiciones de los ancianos (los maestros ciegos, Mat. 15:8, 9, 14), pero la
expresión "adoramos lo que sabemos" se refiere a la revelación de la
voluntad de Dios en el Antiguo Testamento. Dios no acepta el culto
inventado por los hombres. Por ejemplo:
-- Colosenses
2:23, Pablo habla de “culto voluntario” (La Biblia de las Américas dice,
“religión humana”; el Interlineal de Lacueva dice “culto autoimpuesto”. Se
refiere al culto inventado por el hombre no para agradar a Dios sino para
agradar a la gente. Los que inventan tales cultos quieren dar a la gente lo que
la gente quiere, como música instrumental, coros, bandas, orquestas, teatro,
comidas, recreo de toda clase. Tales cosas atraen a la gente y siempre habrá
buena asistencia y buena ofrenda. Los predicadores de tales iglesias no predican
el evangelio de la gracia de Dios sino que hablan de lo que divierte y da gusto
a la audiencia, cuentan chistes y toda clase de “experiencias”.
-- Mateo 7:21-23, “21 No todo el que me dice: Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que
está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor,
Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y
en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les
declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. Así de esta
manera Cristo hablará en el Día Final de
esa manera a los religiosos que inventan su propia religión.
-- porque la salvación viene de los judíos. -- Por
esta razón Dios mantenía su contacto con los judíos por medio de los profetas,
porque del linaje de Judá y de la familia de David vendría el Salvador del mundo
(4:42). "¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la
circuncisión? Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido
confiada la palabra de Dios" (Romanos 3:1, 2). Isa. 2:3, de Jerusalén saldría
la Palabra del Señor.
-- Juan 4:23 Mas (Pero, LBLA) -- 1:17.
El vocablo pero es muy significativo. Enfáticamente Jesús dijo que habría
cambio de religión. No dijo que los samaritanos (mucho menos los gentiles)
debieran guardar la ley de Moisés, sino que señaló un cambio total de ley (Heb.
7:12; 8:7-13; 10:9, 10). Millones de profesados "cristianos" ignoran este pero e
imponen los mandamientos y prácticas de la ley de Moisés que les convienen (p.
ej., el diezmo, el instrumento de música, el quemar incienso).
-- la hora viene, y ahora es (Mat.
3:2; 4:17; Hech. 8:5, 12), cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre
en espíritu y en verdad; -- Como la conversión tiene que ser espiritual
(3:5), así también la adoración tiene que ser espiritual. Ahora la morada de
Dios no será "ni aquí en este monte ni en Jerusalén", sino en el espíritu (el
corazón) del hombre. El lugar (templo o monte) ya no era lo importante, sino la
adoración enseñada por Dios (la verdad), ofrecida con toda sinceridad (con el
espíritu) de verdaderos hijos. El templo de Dios ahora es la iglesia (Efes.
2:20; 3:21; 1 Cor. 3:17; 6:19, 20).
-- porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. -- Bajo
la dispensación mosaica Dios requería que su pueblo ofreciera sacrificios
solamente en Jerusalén, y ahora bajo la ley de Cristo el sitio indicado es el corazón ("alabando
al Señor en vuestros corazones", Efes. 5:19). El "sacrificio de alabanza"
es "el fruto de labios" (Heb. 13:15), el "hacer bien" (Heb. 13:16), el ofrendar
para tener comunión con los que predican el evangelio (Fil. 4:18), etc., pero
estos actos de servicio no serán aceptables ante los ojos de Dios a menos que
procedan del corazón (2 Cor. 9:7, "como propuso en su corazón").
Al buscar a los perdidos Cristo buscaba adoradores de Dios. Luc. 19:10.
Cristo quería que Nicodemo, la mujer samaritana, y Zaqueo fueran verdaderos
adoradores de Dios. Dios nos quiere salvar para que le sirvamos y adoremos.
-- Juan 4:24 Dios es Espíritu; -- Por
eso, no se limita a un templo hecho por manos humanas (1 Reyes 8:27; Hechos
7:47-50; 17:24-28), sino que siendo Espíritu su presencia llena el universo y se
puede adorar en todo lugar. La Biblia habla figuradamente de los ojos, oídos,
manos y alas de Dios, pero Dios es Espíritu y, por eso, es eterno,
omnipotente, omnipresente, omnisciente, etc., y debe ser adorado con toda
reverencia (Isa. 6:2, 3, "Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos").
"Tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y
reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor" (Hebreos 12:28, 29).
-- y los que le adoran, en espíritu -- Romanos
1:9 "a quien sirvo en mi espíritu"; Efes. 6:18, "orando en todo tiempo con toda
oración y súplica en el Espíritu". La adoración que Dios desea no es carnal
(para diversión) ni superficial (formalidad fría) sino espiritual. Él quiere
sacrificios espirituales no solamente en las reuniones de la iglesia,
sino también en nuestra vida diaria (Romanos 12:1, 2, "presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo"; 1 Pedro 2:5; Hebreos 13:15; Fil. 4:18). "No habita
en templos hechos por manos humanas", y "no debemos pensar que la Divinidad sea
semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de
hombres" (Hechos 17:23-31).
Por
eso, es necesario que adoremos de corazón (Romanos 6:17, "habéis
obedecido de corazón"); es decir, con entendimiento, de buena voluntad,
y con amor y gozo (2 Corintios 8:24, "Mostrad ... la prueba de vuestro
amor"; 9:7 "Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por
necesidad, porque Dios ama al dador alegre"). Es necesario evitar dos cosas: (1)
el culto basado en los mandamientos de los hombres, y (2)
el culto que, aunque basado en la verdad, sea una
formalidad fría.
-- LA
ORACIÓN CONGREGACIONAL. Los hermanos escogidos para dirigir las oraciones de
la congregación deben prepararse para
alabar y honrar a Dios y no solamente presentar a Dios las peticiones de los
miembros. Deben hablar despacio y con toda claridad con suficiente volumen
para ser oídos Y entendidos por toda la congregación porque si no les entienden
no están orando y no están adorando a Dios. En tal caso el hermano que hable muy
rápido o muy bajo y no le entienden estorba y aun evita la adoración de los
miembros.
-- LOS
CANTOS. Los textos que nos enseñan sobre el cantar dicen que con los himnos
estamos adorando a Dios y también enseñando y exhortando los unos a los otros,
pero para hacerlo es necesario que se tome muy en serio la letra del himno.
-- Los
himnos deben ser estudiados en casa para que toda la familia entienda el
significado de las palabras porque si no entienden el significado de las
palabras no están adorando con el espíritu (el entendimiento, el corazón). ¿Qué
significan las siguientes palabras en el himnario “Cantos Espirituales”? Himno
2, endechas, cuitas; 4, vergel; 7, cordilleras; 18, fanal; 20, pabellón; 24,
congojas, célica; 30, viador; 47, albergue; 48, escoria; 53, ajenjo; 57,
zozobrar; 58, enhiesta, etc. (muchas otras).
-- Las palabras del himno alaban a Dios y enseñan a
los hermanos; por eso, tienen que ser
pronunciadas normalmente, con entendimiento, y no sujetadas a la música.
La música del himno debe sujetarse a la letra pero la letra no debe sujetarse a
la música. Debemos pronunciar las palabras normalmente, de otro modo no tienen
sentido: página 1, no uNÁ fe sino una fe; 85, no PEC ado, sino peCAdo; 223, es
imposible pronunciar las palabras de este himno normalmente si son forzadas a
sujetarse a la música. Hay varias palabras divididas con énfasis anormal en
ciertas sílabas para acomodar la letra a la música, pero al ser pronunciados
estos pedazos de palabras no tienen sentido y no es adoración en espíritu sino
en confusión.
-- También es
necesario cuidar el tiempo del himno.
A veces se dirigen los cantos demasiado rápido. Esto no da tiempo para
pronunciar bien las palabras ni mucho
menos para meditar sobre lo que cantamos y de esa manera no adoramos en espíritu
y Dios no se agrada de nosotros. Los himnos no deben ser cantados como
canciones rancheras.
-- CENA DEL SEÑOR.
Pablo explica en 1 Corintios 11:24-26
que al participar de la cena del Señor “la muerte del Señor anunciáis hasta que
Él venga”. No hacemos esto para conmemorar su resurrección sino su muerte. El
versículo 27 dice, “De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta
copa indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor”. Luego en
el v. 29 dice, “Porque el que come y bebe
indignamente, sin discernir el cuerpo
del Señor, juicio come y bebe para sí”. Pablo no habla de ser dignos de
participar de la cena, sino de la manera
indigna de participar: Los corintios convirtieron la cena en comida
ordinaria (1 Corintios 11:20-22).
-- Pero estas palabras nos hacen ver lo serio de participar
indignamente de la cena; es decir, de una manera indigna y de
no adorar en espíritu meditando
solemnemente sobre el sacrificio de Cristo en la cruz. Si no tenemos la
mente bien concentrada en la muerte de Cristo en la cruz no discernimos su
cuerpo. ¡Imagínese que en lugar de ser bendecidos al participar de la cena del
Señor seamos condenados!
-- LA OFRENDA. 1 Corintios 16:1, 2,
“ En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera
que ordené en las iglesias de Galacia. 2 Cada primer día de la
semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado,
guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.”
-- No es el “diezmo” (impuesto).
Números 18:20 explica que el diezmo era para el sostenimiento de la tribu de
Leví (los levitas), los líderes religiosos, sacerdotes, magistrados, maestros,
etc. A los pastores de las iglesias humanas les gusta mucho el diezmo porque es
garantía de ingresos para ellos, pero no hay texto alguno del Nuevo testamento
que imponga el diezmo sobre los cristianos. Más bien, como Pablo dice en este
texto, el cristiano contribuye cada primer día según Dios le haya prosperado.
-- La ofrenda se usa para ayudar a los santos necesitados, para ayudar a los
evangelistas (Filipenses 4:15, 16) y, desde luego, para los gastos necesarios de
la congregación.
-- Jesús nos enseña
que es necesario preparar el corazón para adorar a Dios, para alabar
"la misericordia de Dios, y sus maravillas para con los hijos de los hombres"
(Salmo 107:8, 15, 21, 31). Antes de adorar a Dios, debemos perdonar a
otros para que Dios nos perdone (Mateo 6:12-14) y buscar la reconciliación con
el hermano (Mateo 5:23, 24). "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la
gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro"
(Hebreos 4:16). "Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe"
(Hebreos 10:22). "Ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías"
(Deuteronomio 16:16).
¿Por qué asistimos al culto de
adoración? ¿Para ver a otros y para ser vistos por ellos? ¿Para mirar a los
infantes y niños y jugar con ellos? ¿Para ver cuántas veces podemos ir al baño o
salir para tomar agua? Si de esta manera "adoramos" a Dios en las reuniones
¿cómo le adoramos en casa?
"Hágase todo decentemente y con orden" (1 Corintios 14:40; 11:20-29).
Después de cada reunión de la iglesia debemos preguntarnos, ¿alabé a Dios de
todo el corazón? ¿Soy edificado y más animado para el servicio de Dios? ¿Cómo ha
influido en mí el culto?
-- y en verdad es necesario que adoren. -- no solamente con
toda sinceridad, sino también conforme a las enseñanzas del Nuevo
Testamento (1 Corintios 2:11-13). ¿Cómo alababan y adoraban a Dios los
discípulos de Cristo?
-- (1) Predicaron y
Enseñaron la Palabra de Dios (Hechos
5:42); predicaron la Palabra de Dios, Hechos 20:7.
-- (2) Oraban a
Dios, en el nombre de Cristo (Hechos 4:24-31; Colosenses 3:17).
-- (3) Cantaban
himnos (Efesios 5:19; Colosenses 3:16).
-- (4)
Cada primer día de la semana
participaban de la cena del Señor
(Hechos 2:42; 20:7).
-- (5) Ofrendaban
(1 Corintios 16:1, 2).
Esto es el patrón (2
Timoteo 1:13) dejado por los apóstoles.
Dios no permite que el hombre substituya esta adoración con "culto voluntario"
(Colosenses 2:20-23), es decir, culto autoimpuesto o
inventado por los hombres. Véanse Mateo
7:21-23; 15:1-14; Hebreos 11:4 (Génesis 4:4, 5); Levítico 10:1, 2; 2 Crónicas
26:16-21.
La lista de los actos de culto
inventados por los hombres es interminable: la confesión auricular, el "bautizo"
de infantes, el "bautizo" por aspersión, el "bautizo" por los muertos, el quemar
incienso, el canonizar a los "santos", el celibato del "clero", la extrema
unción, la invocación a María y los santos, las oraciones por las almas en el
purgatorio, la penitencia, el rosario, la misa, la señal de la cruz, el uso de
instrumentos de música, el rociar agua "bendita", y muchas otras cosas.
Ahora bien, ¿quién negaría que por lo menos algunas de estas cosas son
tradiciones de hombres? Si alguna o algunas de estas cosas son tradiciones de
hombres, todas estas cosas son tradiciones de hombres y son rechazadas
por el Señor (Mateo 15:1-14).