La eternidad de
Dios
Sin comienzo y sin
final
Por Josué I. Hernández
Introducción
·
Dios es infinito, a
diferencia de los ídolos. Un abismo nos separa de él. El ser humano, los
animales y las cosas, quedan fuera de la infinitud de Dios. Sin embargo, Dios es
personal, a diferencia de muchas deidades del oriente. El ser humano puede
conocer a Dios personalmente, mientras que un abismo separa a los animales y
cosas de la persona de Dios. Porque solamente la humanidad es hecha a la
semejanza de Dios.
·
Debido a que Dios existe por
virtud de su propia naturaleza, él es:
1)
Eterno
(Sal. 90:2; Ex. 3:14; 1 Cor. 8:5,6; Heb. 1:1-3; Col. 1:15-17).
2)
Necesario:
No está sujeto a contingencia.
·
Por contraste, aprendemos
que:
1)
El hombre es transitorio en
esta tierra en contraste con el Dios eterno (Sal. 90:1,2,5,6; 102:11,12,25-27;
Job 36:26; Is.41:4; Jud. 25, LBLA).
2)
Los conceptos de comienzo y
final no se aplican a Dios, él existe eterna y permanentemente.
I. Paradoja del
tiempo
·
Dios tiene todo el tiempo
del mundo (cf. 2 Tim. 1:9; Tito 1:2; 2 Ped. 3:8).
·
Nosotros estamos limitados y
presionados por el tiempo (cf. Rom. 13:11,12; Jn. 9:4).
·
Dios sabe cuándo, nosotros
no.
Ilustraciones:
1)
Abraham (Gen. 12:3,4;
17:17,21; Rom. 4:19-22).
2)
Moisés (Hech. 7:23,30).
3)
La venida de Cristo (Gen.
3:15; 12:3; Deut. 18:18; 2 Sam. 7:12-14; Gal. 4:4).
II. Aplicación
práctica de la paradoja del tiempo
·
Consuelo, para no abrumarnos
(cf. Mat. 6:34).
·
Amonestación, para hacer lo
debido (Ecles. 9:10; Rom. 12:11).
Conclusión: Debemos
vivir a la luz de la existencia eterna de Dios
·
Un incentivo para vivir
correctamente (Rom. 13:12; Sant. 4:13-16).
·
Un consuelo para enfrentar
el sufrimiento (1 Ped. 5:10; 2 Cor. 4:16-18).