Las Obras De La Carne - Gálatas 5:14-21

Introducción:

A.   En las cartas de Pablo el desarrolla varios temas de suma importancia para la iglesia. Pero al concluir sus cartas llega al mismo tema básico y práctico de la vida diaria del cristiano.

     B. Para confirmar esto véanse Rom. 12; Gál. 5, 6; Efes. 4:17 hasta el fin; Col. 3,4, etc.

     C. En la carta a las iglesias de Galacia el propósito de Pablo es defender la pureza del evangelio contra el judaísmo. Pero el evangelio salvador se resume en la palabra "Espíritu" y el judaísmo en la pa­labra "carne" (Gal. 3:3).

D. Fue transición fácil, pues, presen­tar una lista larga de las obras de la carne y otra del fruto del Espíritu.

     5:14 -- "Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Véanse Mat. 22:39; Rom. 13:8-10 "El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor".

     5:15 -- "Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros".

     A. Los cristianos no deben ser ni ac­tuar como perros y caníbales.

     B. Dijo el profeta Isaías (11:6-9) que en el reino del Mesías las fieras serán do­madas. El lobo iba a morar con el cordero, el leopardo iba a acostarse con el cabrito, el becerro y el león y la bestia doméstica andarían juntos.

        1. Esta profecía se cumple en la con­versión de los gentiles (Pablo cita Isa. 11:10 en Rom. 15:12).

   2. Es un texto hermoso que enseña que el reino de Cristo, su iglesia, es el reino de paz, un reino espiritual, de unidad y armonía, en el cual los hombres serán transformados.

        3. Los súbditos del reino de Cristo dejarán sus tendencias y características carnales (animales) para vivir en armonía en la iglesia.

     C. El mismo profeta dijo (2:4) "volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces". Muchos "evangélicos" tuercen este texto para en­señar que Cristo vendrá la segunda vez para establecer un reino terrenal.

        1. Pero Isaías explica que la paz y tranquilidad que él describe se efectuará porque la gente subirá a Jerusalén para ser enseñada de Dios (2:3), que la tierra será llena del conocimiento de Jehová (11:9). El conocimiento de la palabra no ayuda a los animales literales.

   2. Además, Pedro dice que los profe­tas hablaron de "estos días" (tiempo apos­tólico, Hech. 3:24).

     5:16 -- "Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne" ("Andad por el Espíritu, y no cumpliréis el deseo de la carne", BAS).

A.   ¿Qué es la "carne"? En este texto la palabra no significa el cuerpo porque habla también de pecados de carácter (corazón). William Barclay dice en su valiosa obrita sobre este texto ("Flesh and Spirit") que la carne es el enemigo que re­side "dentro de las puertas", o sea, en el corazón de cada individuo. Este enemigo nuestro que está aliado con Satanás le ayuda a tentarnos (Sant. 1:14, texto que claramente enseña que pecamos simple­mente porque queremos pecar; nadie es forzado a pecar, nadie tiene que pecar).

B.    No nacemos corruptos. Nadie nace con "pecado original"; "el pecado es in­fracción de la ley" (l Jn. 3:4) -- no es posible nacer con "infracción de la ley". Tampoco nacimos depravados espiritual­mente ("depravación total").

          1. Estos errores originaron con los filósofos griegos que enseñaron que el cuerpo es malo, que es una cárcel o tumba del espíritu, que el alma esta amarrada a un cadáver.

     2. "San" Agustín estudió por algunos 10 años con los gnósticos que aceptaron esta creencia diabólica (ellos eran ejem­plos de los anticristos que dijeron que Cristo no vino en carne, 1 Jn. 2:18; 4:2,3). Por lo tanto, el enseñó el pecado original, el bautismo de infantes, etc.

3.     Martín Lutero y Juan Calvino re­sucitaron las doctrinas de Agustín, y estas son el fundamento de varias doctrinas y prácticas de los "evangélicos".

C.   Los comentaristas y predicadores sectarios hablan mucho de "la naturaleza caída" del hombre que supuestamente hereda de Adán.

1. Enseñan que el hombre peca porque tiene que pecar, que tiene esta naturaleza que le obliga a pecar. Creen que el hombre es corrupto desde la cuna hasta la sepultura.

2. De esta manera pueden disculpar al hombre y echar toda la culpa en Dios. (Dicen que Adán tiene la culpa, pero Dios es el "Padre de los espíritus", Heb. 12:9, y si tenemos espíritus corruptos desde el nacimiento ¿de donde vinieron?)

D.   La condición de nuestro corazón se debe a lo que nosotros mismos hemos hecho desde nuestra juventud. Todos hemos pecado. Los pecados, malos pen­samientos, malos deseos, etc. han pro­ducido lo que se llama "carne".

1. Todo el pecado que hemos cometido (de hecho, de palabra, de pen­samiento, de descuido) ha tenido su efecto negativo sobre nosotros: nos ha man­chado, nos ha debilitado, y nos ha escla­vizado.

2. Esta condición se llama "carne". Es un monstruo que nosotros mismos hemos creado, y nosotros mismos tenemos que controlarlo (crucificarlo, matarlo, no proveer alimento para él, ni satisfacerlo). Es necesario renunciar a la carne en todo sentido y huir de sus deseos.

     3. La palabra "carne" describe, como dice Barclay, lo que el hombre ha llegado a ser aparte de Cristo.

E.    "Porque los que son de la carne piensan (ponen la mente) en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu" (Rom. 8:5). La pa­labra "piensan" se refiere a los propósitos y metas de la vida.

     5:17 -- "Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis".

A.   Hay una lucha continua entre el Espíritu y la carne. Somos estirados en di­recciones opuestas. Somos movidos por el amor de Dios ("nos constriñe", 2 Cor. 5:14); por el temor de Dios (2 Cor. 5:11); y por "las riquezas de su benignidad, pa­ciencia y longanimidad" (Rom. 2:4). Pero Satanás nos tienta a través de los deseos malos (Sant. 5:14), deseos engañosos (Efes. 4:22) y todos "los deleites tempo­rales del pecado" (Heb. 22:25).

B.    La consecuencia es que no siempre hacemos lo que queremos hacer. Sabemos el camino correcto, y reconocemos lo im­portante de andar en él, pero Satanás nos conoce perfectamente, sabe donde nos puede tentar efectivamente, y lo hace sin cesar.

     5:18 -- "Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley". Si somos guiados por el Espíritu, no hay ninguna ley que nos condene. Véase el v. 23, "contra tales cosas no hay ley".

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