Mateo 19
19:1 Aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, se alejó de Galilea, (se alejó de Galilea por última vez hasta después de su resurrección, 28:16, 17; Jn. 21:1), y fue a las regiones de Judea al otro lado del Jordán. 2 Y le siguieron grandes multitudes, y los sanó allí. – 4:23; 9:35; 14:35; 15:30.
19:3 Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole (4:1-10; 16:1; 22:18, 35) y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? -- “tentándole” traduce peirazontes, tentar o poner a prueba (véase 4:1, notas). Dice LBLA “para probarle”. “Este es el significado que normalmente tiene en griego clásico y en la LXX” (ATR). (La LXX es la Septuaginta, versión griega del Antiguo Testamento).
En cuanto al divorcio había dos conceptos principales entre los judíos. El del Rabí Shammai que era muy estricto con respecto al matrimonio, defendiendo la ley de Deut. 24:1-4, pero el Rabí Hillel era muy liberal. Desde luego la enseñanza del liberal era la más popular, porque permitía el divorcio “por cualquier causa” (p. ej., si el hombre viera a otra mujer más bonita, si su esposa quemara el pan, si ella saliera a la calle sin velo, si hablara a otro hombre en la calle, si hubiera suegros o cuñados entremetidos, etc.). La palabra “tentándole” posiblemente indica que los fariseos querían que Jesús perdiera el favor de los seguidores de uno de estos rabinos o que dijera algo que ellos pudieran interpretar como contradicción de la ley de Moisés.
19:4 El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído -- Jesús no cayó en la trampa de los fariseos, sino que volvió al principio, aun más allá de Deut. 24; es decir, no era cuestión de lo que ciertos rabinos enseñaran, ni siquiera lo que Moisés hubiera dicho, sino lo que Dios mismo había dicho en el principio del mundo. Repetidas veces Jesús va directamente a las Escrituras para contestar preguntas, como también para resistir al diablo, 4:1-10. ¡Qué buen ejemplo El ha dejado para nosotros! Los fariseos se jactaban de su conocimiento de las Escrituras, pero la pregunta hecha por Jesús (“¿No habéis leído?) implicaba que ignoraban muchos textos.
-- que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, {Gn. 1. 27; 5. 2.} – El matrimonio fue establecido en la creación de Dios. Hizo al hombre y a la mujer para ser una pareja para ser la base de la familia
Los hizo “al principio”. Marcos 10:6 dice “al principio de la creación”. Esto refuta la llamada “evolución teísta” que afirma que primero Dios hizo el universo (planetas, sol, luna, estrellas) y que billones de años después hizo al hombre. Jesús debe saber, pues El es el Creador del mundo (Jn. 1:3; Col. 1:15-20). Los días de Génesis 1 son definidos por el texto mismo, pues Gén. 1:5 dice, “Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día”. Además, dice Exodo 20:11, “Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó”. Si los días de Gén. 1 no fueron días literales y consecutivos de 24 horas cada uno, entonces este texto (Ex. 20:11) no tiene sentido.
19:5 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, -- “se unirá” viene del verbo proskillao, forma intensificada de killao, “primariamente, encolar o cementar juntamente … unir firmemente).
-- y los dos serán una sola carne? {Gén. 2. 24.} -- Esto requiere madurez, porque la unión entre marido y esposa tiene que ser más fuerte que el lazo con los padres. Muchas veces se casan dos personas que no están listas a “dejar padre y madre” y esto produce problemas serios. Al contraer matrimonio dos personas están formando nuevo hogar, su propia familia, y ésta tiene que ser independiente de las familias de sus padres. Deben entender esto no sólo los que se casan, sino también sus padres.
Jesús cita Gén. 2:24 de la versión Septuaginta. Esto nos da la confianza que versiones competentes son aceptadas por Dios.
19:6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; -- Gén. 2, “23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne”. Son uno en propósito, en sus hijos, y compartir las experiencias de la vida. (Dos homosexuales no pueden ser “una sola carne”).
-- por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. – El divorcio rechaza el plan de Dios. Cuando sucede el divorcio, “no son ya” una sola carne, sino dos. Destruye la protección contra la fornicación (1 Cor. 7:2). Es una experiencia traumática para los dos y peor para sus hijos. Por eso, Dios aborrece el divorcio (Mal. 2:16). Por lo tanto, la iglesia no puede “anular” el matrimonio hecho por Dios (del “anular” resulta la separación). Desde luego, las leyes del estado no tienen nada que ver con este tema. El gobierno no casa y no puede separar. Muchos dan gran importancia a la “licencia” y, desde luego, Rom. 13:1 y otros textos requieren que nos sometamos a la ley terrenal, pero en cuanto al matrimonio, el gobierno sólo registra el matrimonio, y registra no sólo el matrimonio aceptable ante los ojos de Dios, sino también los “matrimonios” que son puro adulterio ante los ojos de Dios.
En un sentido la unión o lazo matrimonial es un “yugo”, pero “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos” (2 Cor. 6:14) no se refiere al matrimonio con incrédulo, pues el contexto indica claramente que Pablo habla de la comunión con prácticas de la idolatría. Efes. 5:11 (“Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas”) es paralelo con 2 Cor. 6:14. 2 Cor. 6:17 dice, “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor”; por lo tanto, si el v. 14 tuviera aplicación al matrimonio con incrédulo, sería necesaria la separación, pero Pablo ya había dicho en la primera carta (1 Cor. 7:12), “Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. 13 Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone”.
1 Cor. 7, “10 Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; 11 y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer”. Pablo está repitiendo la enseñanza de Jesús y al decir, “no se separe”, emplea el mismo verbo (choridzo) que Jesús usa en Mat. 19:6. Algunos dicen, “no estamos divorciados, sino solamente separados”. Los que hablan así están pensando en trámites legales (papeles de divorcio), pero estos textos claramente condenan la separación.
Rom. 7, “2 Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive: pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. 3 Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera”. En este texto Pablo emplea el verbo deo (ligar), traducida sujeta por. Dice LBLA, “Pues la mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras él vive; pero si su marido muere, queda libre de la ley en cuanto al marido”. ¿Qué significa la palabra ligada? Significa que aunque esté casada con otro hombre todavía está ligada a su primer marido ante los ojos de Dios. La única excepción a esta ley se ve aquí en Mat. 19:9, excepto por causa de fornicación (inmoralidad sexual).
19:7 Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? {Dt. 24. 1-4; Mt. 5. 31}. -- Con esta pregunta querían poner a Cristo en conflicto con Moisés. Lo que Jesús afirma tiene que ver con la misma naturaleza del matrimonio como instituido por Dios en el principio del mundo y obviamente el divorcio destruye esta unión, separando lo que Dios mismo juntó. Los fariseos, grandes líderes y maestros en Israel, no tenían interés en esta sublime verdad, sino que solamente querían justificar el divorcio. Desde luego, no querían simplemente defender el divorcio, sino el volver a casarse. El concepto común entre los judíos era que el derecho de repudiar incluía también el derecho de volver a casarse, pero léase Deut. 24:1-4 en La Biblia de las Américas para ver que el texto no permitió que la mujer repudiada volviera a casarse: “Cuando alguno toma una mujer y se casa con ella, si sucede que no le es agradable porque ha encontrado algo reprochable en ella, y le escribe certificado de divorcio, lo pone en su mano y la despide de su casa, y ella sale de su casa y llega a ser mujer de otro hombre, si el segundo hombre la aborrece y le escribe certificado de divorcio, lo pone en su mano y la despide de su casa, o si muere este último marido que la tomó para ser s mujer, al primer marido que la despidió no le es permitido tomarla nuevamente como mujer, porque ha sido menospreciada (margen, manchada); pues eso es abominación ante el Señor”. Así pues, Moisés no permitió segundas nupcias, sino que regulaba un aspecto del divorcio que permitía, a saber, que el marido original no podía volver a tomar a su mujer por esposa si ella había vivido con otro hombre.
19:8 El les dijo: Por la dureza de vuestro corazón (Deut. 10:16; Hech. 7:51) Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; -- “El divorcio es una costumbre mala que viene de una gente degenerada” (JPL).
-- mas al principio no fue así. – El matrimonio, establecido o instituido por Dios, necesariamente es una unión permanente. Este arreglo es para el bienestar del hombre y de la mujer, como también de sus hijos.
19: 9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo (excepto) por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. – Algunos suponen que la fornicación se limita al pecado sexual entre solteros, pero la Biblia no la limita así. Más bien, significa toda forma de inmoralidad sexual, incluyendo la homosexualidad (Judas 7) y el incesto (1 Cor. 5:1).
Otros afirman que aunque alguno repudie a su mujer “por causa de fornicación” no puede volver a casarse, porque Marcos, Lucas y Pablo hablan del divorcio y segundas nupcias y no dan esta excepción de la ley, pero este argumento es inválido porque cuando Dios dice algo una sola vez con eso es muy suficiente. Tampoco repiten los otros escritores la enseñanza de Mat. 18:15-17; ¿por eso, hay que rechazarla?
Otros dicen que Jesús sólo confirma la ley de Moisés (Deut. 24:1), es decir, que la cosa vergonzosa de la cual Moisés habla es la fornicación de la cual Jesús habla, pero en este texto Moisés no habla de fornicarios, porque los tales habían de ser apedreados.
-- y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. {Mt. 5. 32; 1 Co. 7. 10-11.} -- “Por implicación, Jesús, como en 5:31, permite el nuevo matrimonio de la parte inocente, pero no de la culpable” (ATR).
Divorcio y segundas nupcias
Algunos errores enseñados sobre el divorcio y nuevas nupcias
por hermanos que profesan conservar la sana doctrina
Error No. 1 -- Que la enseñanza de Jesús (Mat. 5:32; 19:9) no es para el inconverso, que el inconverso no es responsable frente a la ley de Cristo. Refutación: (1) Jesús tiene autoridad, no sólo sobre sus discípulos, sino también sobre los inconversos, pues su enseñanza se dirige a todos (Mat. 28:19) y todos serán juzgados por Cristo y su enseñanza (Jn. 12:47,48); (2) Jesús no dice “cualquier discípulo”, sino simplemente “cualquiera”, palabra que abarca a todos; (3) “donde no hay ley, tampoco hay transgresión” (Rom. 4:15) y 1 Jn. 3:4, “el pecado es infracción de la ley”; pero Rom. 1:26-32; 1 Cor. 6:9-11; etc. hablan de los pecados de los inconversos; por eso, si son transgresores, es porque son responsables frente a la ley de Cristo (pues no hay otra ley que esté de vigencia). (4) Se dice que los inconversos están bajo “la ley escrita en sus corazones” (Rom. 2:15), pero este texto explica que los gentiles no estaban bajo la ley de Moisés; ahora todos (judíos, gentiles) están bajo la ley de Cristo. (5) Si los discípulos adulteran cuando se divorcian no por fornicación y vuelven a casarse, entonces los inconversos hacen lo mismo; negar esto es pura insensatez.
Error No. 2 – El fornicario repudiado queda libre para casarse otra vez, porque si la parte inocente se casa con otro, ella está ligada al segundo marido, y si la parte inocente no está ligada al fornicario repudiado, entonces el fornicario repudiado no está ligado a ella. Por lo tanto, esto disuelve el matrimonio original, y el fornicario repudiado puede volver a casarse. Refutación. (1) Los que enseñan que el fornicario queda libre para casarse emplean lo que se llama “sofistería”, el falso razonamiento que suena bien para inducir a error (2) Desde luego, si la parte inocente repudia al fornicario, la unión física se disuelve, pero hay que tomar en cuenta el pacto matrimonial (Prov. 2:17; Mal. 2:14; Rom. 7:2,3). Este pacto hecho entre los esposos y Dios impone obligaciones y también restricciones. La parte inocente sí queda libre para volver a casarse porque claramente el Señor lo autoriza, pues el texto dice, “el que repudia a su mujer, salvo (excepto) por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera”, dando a entender que si la repudia por causa de fornicación y se casa con otra NO adultera. Pero Jesús no autoriza que el fornicario repudiado que quebrantó el pacto se volviera a casar, pues él está sujeto a las restricciones del pacto. El que quebranta la ley está sujeto a las demandas de la ley. (3) Los que dicen que el fornicario repudiado queda libre para volver a casarse usan mal el lenguaje de Romanos 7:3 que se aplica a la viuda (“si su marido muriere, es libre de esa ley”); según este error el fornicario repudiado es tan libre como la mujer cuyo marido muere. Según este error Rom. 7:3 debe decir, “Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, o si ella hubiere sido repudiada por fornicación, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera”, pero el texto no dice tal cosa. Esto sería añadir a la Escritura. Aplicar el lenguaje de Romanos 7:3 al caso del fornicario repudiado es torcer la Escritura, porque Pablo no habla de la fornicación, sino de la muerte. (4) Esta doctrina falsa premia y bendice al fornicario repudiado por su fornicación. Según esta doctrina falsa, si alguno QUIERE estar libre de su cónyuge, con sólo fornicar y ser repudiado quedaría libre. Esto es pura carnalidad. ¡Piénselo bien! Si aun el fornicario repudiado puede volver a casarse, ¿quién no puede hacerlo? Entonces, ¿para qué enseñar sobre el tema? ¿Por qué Jesús enseñó sobre el tema?
Error No. 3 -- Que la fornicación y el divorcio (o el divorcio y el adulterio) disuelven el matrimonio original. Refutación. Este es otro de los argumentos favoritos de los que enseñan error sobre el divorcio y nuevas nupcias. Con esto convencen a mucha gente (gente que quiere ser persuadida) que están bien en nuevas nupcias aunque no repudiaron a sus cónyuges por fornicación. Esta enseñanza suena muy bien, muy lógica, muy plausible a los carnales, pues dice que “la fornicación más el divorcio disuelven el matrimonio” . Según este error, lo mismo sucede si el divorcio no es por fornicación, pero después uno de los dos vuelve a casarse y así comete adulterio, pues en todo caso existen los dos factores necesarios: (1) el divorcio y (2) la fornicación (adulterio). Habiendo estos dos factores esta doctrina falsa dice que el matrimonio queda disuelto y que las dos partes quedan libres para volverse a casar como si fueran solteros o viudos, pero el problema con esta enseñanza es que es completamente falsa, es pura sofistería, sabiduría humana, cuyo propósito es rechazar Mat. 5:32; 19:9; Rom. 7:3. La Biblia no enseña tal cosa ni explícita ni implícitamente, ni por mandamiento, ni por ejemplo.
Error No. 4 -- Que los que se divorcian no por fornicación quebrantan el pacto matrimonial y este es el adulterio (figurado) del cual Jesús habla. Algunos enseñan que el adulterio de Mat. 5:32; 19:9 “no se comete en cama”; es decir, que no es adulterio literal, sino figurado. Con esto dan a entender que la pareja no puede “vivir en adulterio”, sino que simplemente adultera una vez cuando quebranta el pacto matrimonial). Refutación: (1) Los que enseñan este error rechazan la sencilla verdad que es sumamente obvia, que el verbo “adultera” es un acto físico y no se refiere a un solo acto, sino que es verbo en el tiempo presente, indicando acción continua y significa que siguen adulterando (siguen viviendo en adulterio). (2) Cuando la Biblia habla de la apostasía de Israel como “adulterio” o “fornicación”, es obviamente figurado, pero no hay razón alguna para afirmar que Jesús no habla de adulterio literal (físico). (3) Rom. 7:3, “si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera”; es decir, durante todo el tiempo que esté casada con el segundo hombre la mujer misma será llamada adúltera.
Error No. 5 – Que Cristo y sus apóstoles no enseñaban que el arrepentimiento requiere que se disuelva relaciones matrimoniales (por ejemplo, el día de Pentecostés Pedro no dijo nada de eso). Refutación. (1) Tampoco enseñaron explícitamente (en tantas y cuantas palabras) que los que practicaban la poligamia o la homosexualidad deberían disolver sus uniones matrimoniales. (2) Pero la enseñanza de Mat. 5:32; 19:9; Rom. 7:3, etc. claramente condena toda unión matrimonial que no es lícita ante los ojos de Dios.
Error No. 6 – Que muchos son ignorantes de la enseñanza de Cristo y, por eso, no sería justo aplicar esta enseñanza a ellos. Refutación. (1) Hech. 3:17, “Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes” (hablando de su pecado de haber crucificado a Jesús); ¿eran inocentes por ser ignorantes de lo que hacían? (2) Hech. 17:30, “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia”. (3) Muchos son ignorantes con respecto al bautismo; ¿por eso, no tienen que bautizarse? También son ignorantes de la iglesia verdadera; por eso ¿están bien en las sectas? La ignorancia no justifica. Por más que la gente sea ignorante, “nadie viene al Padre sino por mí” (Jn. 14:6); es decir, nadie viene al Padre sin obedecer y practicar la doctrina de Cristo. (2 Jn. 9, 10).
Error No. 7 – Que aunque estaban mal (viviendo en adulterio) ya se bautizaron y se hicieron nuevas criaturas (2 Cor. 5:17); por eso, pueden seguir unidos en matrimonio. Refutación. (1) El bautismo no lava relaciones matrimoniales; más bien, lava los pecados de personas arrepentidas. Así pues, si personas que están viviendo en adulterio quieren bautizarse, primero deben arrepentirse de su adulterio y estar resueltas a dejarlo. (2) Si los que viven en adulterio no tienen que dejar su adulterio, tampoco los que viven en poligamia o en unión homosexual tendrían que dejar su pecado.
Error No. 8 – Que Pablo dice en 1 Cor. 7:20, 24, “Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede”; por eso, los que están mal en su matrimonio deben quedarse en ese estado. Refutación. (1) Léase con cuidado el contexto. ¿De qué está hablando Pablo? ¿Del divorcio y segundas nupcias? No, sino de estar casado con incrédulo, de la circuncisión y de la esclavitud. De estos estados está hablando. (2) Si este texto enseña que los que están mal en su matrimonio pueden quedarse como están, también los que practican la poligamia y la homosexualidad pueden quedarse en el estado en que se encuentran.
Error No. 9—Que el creyente dejado por el incrédulo queda libre para volver a casarse según 1 Cor. 7:15. Refutación. (1) Dice el v. 10, “Pero a los que están unidos en matrimonio, mando .. Que la mujer no se separe del marido; 11 y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer”. Pablo no cambia ni contradice esta enseñanza en el v. 15. (2) La expresión, “no está sujeto a servidumbre” es clara; el creyente no se ha esclavizado a su cónyuge inconverso. La palabra “servidumbre” no se refiere al pacto matrimonial porque el matrimonio no se puede clasificar como servidumbre. Pablo sólo dice que si el incrédulo no consiente en vivir con la hermana, no lo abandone, pero si se separa, sepárese. Sin embargo, no dice que por eso la hermana queda libre para volver a casarse. Lo que dice en los vers. 10-12 se aplica aquí también.
Error No. 10 – Que todos los divorciados quedan libres para volver a casarse (1 Cor. 7:27, 28). Refutación. (1) Pablo no habla nada en este texto de los divorciados. El pregunta “¿Estás libre de mujer?” y algunos concluyen que Pablo dice que todos los divorciados están libres de cónyuge, y que pueden volver a casarse, pero afirmar no es probar. (2) La Biblia enseña claramente quiénes están libres para casarse: el soltero(a), el viudo(a) y el que repudia a su cónyuge por causa de fornicación.
Error No. 11 – Que es imposible vivir célibe y por eso todos deben casarse para evitar fornicaciones (1 Cor. 7:2). Refutación. (1) Para los que hablen así Mat. 5:32; 19:9; Rom. 7:3, etc. no deben estar en la Biblia. (2) Lo absurdo de esta enseñanza es que se está afirmando que se debe cometer adulterio para evitar fornicaciones. (3) Mat. 5:29, 30, hay requisitos del Señor que son como sacar el ojo derecho o amputar la mano derecha; es decir, nos cuesta seguir a Cristo. Requiere abnegación de sí y muchos sacrificios. Pero vale la pena.
Error No. 12 – Que Rom. 14 cubre este tema, porque es pura opinión; por eso, debemos tener comunión con los que enseñan todos estos errores sobre el divorcio y segundas nupcias. Refutación. (1) Rom. 14 enseña que no debemos contender sobre opiniones como el comer o no comer ciertos alimentos u observar ciertos días. No tiene nada que ver con el pecado (y el adulterio es pecado). (2) Es obvio en este capítulo que Pablo habla de cosas que no afectan la salvación, pues Dios recibe a los que comen y también a los no comen, v. 3, que los dos están sirviendo al Señor, v. 6, habla de cosas que en sí no son inmundos, v. 14, etc. Pero el adulterio sí afecta la salvación. Dios no recibe a los adúlteros no arrepentidos, y los que viven en adulterio no están sirviendo al Señor. El adulterio sí es inmundo. Muchos hermanos “conservadores” que rechazan estos errores tienen y promueven comunión con los que hermanos que sí los enseñan. ¿Qué tan conservadores son éstos cuando se comprometen la verdad y tienen comunión con el error?
Error No. 13 – Que en Mat. 5:32; 19:9 Cristo está aclarando la ley de Moisés (Deut. 24:1-4); es decir, que la fornicación de estos textos corresponde a “la cosa indecente” de Deut. 24:1. Además, dicen algunos que hay un solo pacto y que lo que Deut. 24:1-4 enseña se aplica ahora. Refutación. (1) En primer lugar, Deut. 24:1-4 no enseña como muchos afirman que la ley de Moisés permitió que los dos divorciados se volvieran a casar. Lea el texto en La Biblia de las Américas (que es la traducción correcta, como se puede confirmar con la Septuaginta, la versión griega del Antiguo Testamento, versión citada a veces por Jesús y los apóstoles). Moisés dice que “Cuando alguno toma una mujer y se casa con ella, si sucede que no le es agradable porque ha encontrado algo reprochable en ella, y le escribe certificado de divorcio, lo pone en su mano y la despide de su casa, y ella sale de su casa y llega a ser mujer de otro hombre, si el segundo hombre la aborrece y le escribe certificado de divorcio, lo pone en su mano y la despide de su casa, o si muere este último marido que la tomó para ser s mujer, al primer marido que la despidió no le es permitido tomarla nuevamente como mujer, porque ha sido menospreciada (margen, manchada); pues eso es abominación ante el Señor”. Así pues, Moisés no permitió segundas nupcias, sino que regulaba un aspecto del divorcio que permitía, a saber, que el marido original no podía volver a tomar a su mujer por esposa si ella había vivido con otro hombre. (2) En segundo lugar, Jesús habla de lo que Moisés permitió y luego dijo, “Pero yo os digo …” y dio su propia ley sobre el asunto (Mat. 19:9).
Conclusión. Es muy obvio que muchos hermanos que profesan ser “conservadores” rechazan la enseñanza de Cristo y los apóstoles (el Espíritu Santo) simplemente porque no les conviene aceptarla. No son hermanos “conservadores” porque su enseñanza es muy liberal y sectaria. Muchos han violado la enseñanza de Cristo y están mal en su matrimonio (viven en adulterio), pero desde luego no quieren separarse y, por eso, buscan salidas y sacan rodeos para no aceptar la verdad sobre el asunto. Es cierto que es “dicho duro” pero es necesario aceptar la verdad cueste lo que cueste para salvar el alma.
19:10 Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse. – Obviamente los discípulos compartían el concepto popular de la “necesidad” del divorcio para terminar matrimonios “insoportables”. Como tenían mucho que aprender sobre la naturaleza del reino (18:1), también les faltó entendimiento de este tema importante.
19:11 Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto (no todos tienen capacidad para la palabra esta, FL), sino aquellos a quienes es dado. – Jesús se refiere a la palabra o discurso (enseñanza) acerca del matrimonio, el divorcio y nuevas nupcias, que acaba de entregar para contestar la pregunta de los fariseos. En seguida (v. 12) especificará a los que no son capaces de recibirla (es decir, en el caso de éstos la enseñanza de Jesús no tiene aplicación, porque no se casan).
19:12 Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto (vivir célibe, 1 Cor. 7:9), que lo reciba. – “Eunuco denota (a) un hombre castrado, un eunuco, Mt 19:12; (b) en el tercer caso de este versículo, uno que está naturalmente incapacitado para, o que se abstiene voluntariamente de, el matrimonio; (c) uno de ellos en una posición de gran autoridad en una corte, un chambelán, Hch 8:27-39” (WEV). No es necesario entender literalmente la frase “se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos”. Muchos se hacen eunucos figuradamente, absteniéndose del matrimonio, para poder dedicarse completamente a la obra del Señor. Sin embargo, aunque algunos como Juan el bautizador, Pablo y Bernabé, no se casaron, otros sí (Pedro y los demás apóstoles y los hermanos del Señor, 1 Cor. 9:5). Los que no se casaron no se sentían más santos o consagrados al Señor por vivir célibes. Además, Pablo dice enfáticamente que el prohibir el matrimonio es apostasía, 1 Tim. 4:1-3.
19:13 Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase (Gén. 48:14; Mat. 9:18); y los discípulos les reprendieron (a los que presentaron a los niños, Mar. 10:13, por interrumpir la obra de Jesús, pensando que no era importante tomar nota de los niños; recuérdese 15:23, querían despedir a la mujer cananea). – Jesús había dicho (18:3), “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4 Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos”, estableciendo que el niño pequeño era tipo o dechado para sus discípulos. Por eso, los niños eran muy importantes para Jesús. Mar. 9, “36 Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo: 37 El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió”. Aunque los niños tengan características negativas (11:16; 1 Cor. 14:20; Efes. 4:14), tienen cualidades dignas de imitarse: aparte de su inocencia y pureza, son dependientes, dóciles y dispuestos a ser enseñados.
19:14 Pero Jesús (Mar. 10, “14 Viéndolo Jesús, se indignó”, pues amaba mucho a los niños) dijo: Dejad a los niños venir a mí, (no para ser bautizados, sino para ser bendecidos) y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos. – 18:3, No “de ellos” (niños), sino de “los tales”, los que son como niños. Después de decir Marcos (10:14) que “de los tales es el reino de Dios”, agrega (v. 15), “el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él” (Luc. 18:17 dice lo mismo). El reino está compuesto de personas que poseen las cualidades de niños, la inocencia, la sencillez y sobre todo la humildad. Los niños literales no están perdidos y, por esa razón, no necesitan del perdón de Dios.
Los que practican el llamado “bautizo infantil” citan este pasaje como texto de prueba, pero no hay la más mínima referencia a tal práctica. Los que llevaron los niños a Cristo no querían que los “bautizara”, sino que pusiera las manos sobre ellos y que orase por ellos para bendecirles. La practica del “bautizo infantil” se originó
debido a la creencia en el “pecado original” (el “pecado” supuestamente heredado de Adán y de los padres), pero 1 Jn. 3:4 dice que “el pecado es infracción de la ley”. Por eso, es imposible que un niño nazca “con pecado”. No “se nace” con pecado, sino que “se comete” pecado. Ecles. 7, “29 He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones”. La Biblia no enseña el “pecado original”. Véase Gén. 8:21, “porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud”. ¿Dónde empieza la maldad en la vida del hombre? No al nacer, sino en la juventud cuando haya llegado a la edad responsable.
19:15 Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí. 16 Entonces vino (Mar. 10:17, “vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él”) uno (un joven, v. 20; un “príncipe”, Luc. 18:18, probablemente un príncipe de la sinagoga local; muy rico) y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? 17 El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. – Jesús no quería decir que no se debe llamar “bueno” a ningún hombre, porque en la Biblia algunos son llamados buenos (p. ej., Bernabé, Hech. 11:24). En sentido absoluto “ninguno hay bueno sino uno: Dios”, pero Jesucristo, siendo Dios, sí era bueno. Era digno de que el joven le llamara bueno, pero la pregunta fue “¿por qué me llamas bueno?” ¿Simplemente como cualquier otro maestro bueno? Probablemente, pues, Cristo quería “elevar las ideas del joven en cuanto a su persona” (JFB).
-- Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. 18 Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. {Ex. 20. 13; Dt. 5. 17.} No adulterarás. {Ex. 20. 14; Dt. 5. 18.} No hurtarás. {Ex. 20. 15; Dt. 5. 19.} No dirás falso testimonio. {Ex. 20. 16; Dt. 5. 20. 19 Honra a tu padre y a tu madre; {Ex. 20. 12; Dt. 5. 16.} y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. {Lv. 19. 18.} 20 El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? -- Muchos dirían, “no te falta nada, pues tienes riquezas, honores, una vida aceptable”, pero ante la realidad presentada por Jesús le faltó todo. Marcos (10:21) agrega que “Jesús, mirándole, le amó”. De esto se puede concluir que había cualidades nobles como sinceridad y franqueza en el joven.
19: 21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, -- ¿Por qué un mandamiento tan drástico? Porque Jesús, conociendo el corazón de todos (Juan 2:24, 25) vio que el caso de este joven requería medidas drásticas y como el Buen Médico le dijo la verdad. Le convenía a este joven hacer como el hombre de Mat. 13:46, que “habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró”. Si el joven rico hubiera vendido todas sus posesiones, habría sido para él el equivalente de lo que Jesús enseña en Mat. 5:29, 30: “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno”. Hay varias maneras de vender todo: (1) Abraham dejó su tierra y su parentela (Gén. 12:1sig.); (2) Moisés dejó el honor, la autoridad, los placeres, etc. de Egipto (Heb. 11:24-26); (3) Pablo dejó todas las ventajas que tenía en el judaísmo (Gál. 1:14; Fil. 3:3-8; (4) compárese Mar. 10:29, 30. En realidad lo que Jesús dice al joven rico se puede comparar con lo que dice en 16:24 y Luc. 14:26-33. Lo que muchos no quieren reconocer es que Cristo requiere “todo” de todos. 2 Cor. 8, “5 a sí mismos se dieron primeramente al Señor”.
-- y dalo a los pobres, -- no dice “dalo a los mendigos”, sino a los pobres, pues la gran mayoría de los pobres no son mendigos. Hay que dar sabiamente (2 Tes. 3:10).
-- y tendrás tesoro en el cielo (6:20); y ven y sígueme (4:19). 22 Oyendo el joven esta palabra (Mar. 10: 22, afligido por esta palabra), se fue triste, porque tenía muchas posesiones. – Pero le convenía entristecerse más por haber dado espaldas a Jesucristo, el Salvador del mundo. El rechazó la perla que valía más que todas sus muchas posesiones.
19:23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. – Mar. 10:23-27; Luc. 18:24-27. Otra vez la enseñanza de Jesús contradecía el concepto popular, pues los judíos creían que la riqueza era indicación o prueba del favor de Dios. El caso del rico y Lázaro era, sin lugar a dudas, muy sorprendente también porque no fue el rico sino el pobre Lázaro quien fue llevado al seno de Abraham.
Mar. 10, “24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!” La expresión, “los que confían en las riquezas” no se encuentra en los manuscritos más primitivos y mejores; por eso, es omitida por Francisco Lacueva en el Nuevo Testamento Interlineal, como también por La Biblia de Las Américas y otras versiones. Varios comentadores concuerdan que esta frase fue agregada por algún escribano. Aparte de la falta de evidencia textual, la expresión no tiene sentido, porque para “los que confían en las riquezas” no es simplemente difícil entrar en el reino, sino totalmente imposible, porque la confianza en las riquezas equivale al amor al dinero. 1 Tim. 6, “9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”.
Es difícil que un rico entre en el reino porque tiene que humillarse como niño. También es difícil que entren en el reino los que tengan mucha educación (como también para los que se gloríen en su falta de educación), los que estén establecidos en su profesión (profesores, médicos, abogados), los políticos, los que estén comprometidos al calvinismo o al catolicismo u otro error religioso, y en fin todos. Es muy difícil que los que estén mal en su matrimonio (viviendo en adulterio) entren en el reino. Marcos 10:24 dice enfáticamente (omitiendo la frase espuria “los que confían en las riquezas”), “Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!” ¿Por qué? La respuesta se encuentra en tales textos como Mat. 7:13, 14; 16:24; 19:9; Luc. 13:24; 14:26-33, etc.
19:24 Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello (la bestia de carga más grande) por el ojo de una aguja (la apertura más pequeña), que entrar un rico en el reino de Dios. – Algunos han querido suavizar esta enseñanza diciendo que había una puerta en Jerusalén llamada “el ojo de una aguja” y que para que un camello pasara por allá tendría que descargarse, pero esta idea está sin fundamento. Otros han sugerido que en lugar de kamelos (camello) la palabra debe ser kamilos (soga), pero este es otro esfuerzo sin mérito alguno. Pasar un camello por el ojo de una agua es, desde luego, literalmente imposible, pero este dicho es un proverbio que significa “muy difícil”, como acaba de decir en el v. 23.
19:25 Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? -- Porque ellos creían que la posesión de riquezas era prueba de estar aprobado por Dios.
19:26 Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible. – La Biblia no condena la riqueza. Abraham y Job eran hombres muy ricos. Mateo mismo era rico, como también Zaqueo. Dios puede hacer lo que al hombre parece imposible (Gén. 18:14; Job 42:2; Luc. 1:37; Mar. 9:23). El problema no es la riqueza misma sino el uso correcto de ella (Luc. 16:1-13, 19-31). El peligro está en el amor al dinero, 1 Tim. 6:9, 10. Es difícil que el hombre se humille, pero el evangelio es el poder de Dios para salvación (Rom. 1:16). Jer. 23, “29 ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?” Muchos hombres se han humillado bajo la mano poderosa de Dios.
19:27 Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? -- Luc. 18, “28 Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido”; por eso, en efecto los apóstoles hicieron lo que Jesús requería del joven rico. Tal vez el “todo” de los apóstoles (con la excepción de Mateo) no se pudiera comparar con las riquezas del joven príncipe, pero el todo de cualquiera es todo, y el dejar todo requiere la sumisión total a la voluntad del Señor. Innegablemente el sacrificio de los apóstoles era muy grande, y ¿qué les esperaba en el futuro ya que habían dejado su empleo? (Pedro dejó su oficio como pescador y dejó posesiones, pero no dejó a su esposa para seguir a Jesús como el clero romano afirma, 1 Cor. 9:5).
Mar. 10, “29 Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, 30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna”. Su nueva familia son los hermanos y hermanas en Cristo.
19:28 Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración (Jn. 3:5; Tito 3:5), cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, -- Lo ocupó cuando ascendió al cielo después de su resurrección; Hech. 2, “30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís”.
-- vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. -- Esta promesa se cumplió comenzando el día de Pentecostés cuando los apóstoles, como embajadores de Cristo (2 Cor. 5:20), ya bautizados con el Espíritu Santo (Hech. 1:4,5; 2:1-4), ocuparon sus “tronos” en el sentido de ejercer autoridad en el nombre de Cristo. Pedro y los demás, inspirados por el Espíritu Santo, abrieron las puertas del reino al anunciar el evangelio en su plenitud y ofreciendo la salvación de Dios a los que se arrepintieran y fueran bautizados en el nombre de Jesucristo para el perdón de pecados (Hech. 2:38). Esto se confirma en Hech. 2:42. Los que fueron bautizados (v. 41) “perseveraban en la doctrina de los apóstoles”. Al decir “doce tribus de Israel” Jesús hablaba de la totalidad del Israel de Dios, la iglesia (Gál. 6:16).
19:29 Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre (p. ej., siendo perseguidos por Cristo, o haciendo estos sacrificios para predicar el evangelio en campos lejanos), recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
19:30 Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros. – Es fácil suponer que los hermanos más reconocidos, más prominentes (p. ej., apóstoles, profetas, ancianos, evangelistas) serán los primeros, pero ante los ojos de Dios los más humildes y los más serviciales, sean personas prominentes o no, son los más grandes. Recordemos los ejemplos de la pobre viuda (Mar. 12:41-44), de María (Jn. 12:3), de Dorcas (Hech. 9:36, 39), de Febe (Rom. 16:1), de Aquila y Priscila (Rom. 16:3,4), de la casa de Estéfanas (1 Cor. 16:15, 16), etc.
* * * * * * * * * *
Al Estudio Anterior: Evangelio de Mateo - Capítulo 18 | Al Siguiente Estudio: Evangelio de Mateo - Capítulo 20 |