LUCAS 4

 

Jesús es tentado (probado)

(Mat. 4:1-11; Mar. 1:12-13)

      4:1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto  2  por cuarenta días, y era tentado (puesto a prueba) por el diablo. – Desde luego, Jesús fue voluntariamente, pero no se metió deliberadamente en tentación. El diablo, llamado Satanás (el adversario), es un ser real. El existe. Es el enemigo que siembra cizaña cuando el Señor siembra simiente buena (Mat. 13:28); quita la palabra de Dios del corazón del hombre para que no crea (Mat. 13:19); usa lazos para atrapar a los hombres para que estén "cautivos a voluntad de él" (2 Tim. 2:26); es el padre de la mentira (Jn. 8:44); pero puede ser resistido por el hombre (Sant. 4:7, 8).

      ¿Qué significa la palabra “tentar”?  "peirazo significa (1) intentar, probar, ensayar; (2) poner a prueba, en un buen sentido, dicho de Cristo y de los creyentes, He 2:18, donde el contexto da evidencia de que la tentación fue causa de sufrimiento para El, y sólo de sufrimiento, no una atracción hacia el pecado, de modo que los creyentes tienen la simpatía de Cristo como su Sumo Sacerdote en el sufrimiento que el pecado ocasiona a aquellos que están en el disfrute de la comunión con Dios; lo mismo es el caso con el pasaje similar en 4:15; en todas las tentaciones que Cristo soportó, no había nada dentro de El que respondiera al pecado. No había en El ninguna debilidad pecaminosa ... (a) de intentos de atrapar a Cristo en Sus palabras, p.e., Mt 16:1; 19:3; 22:18, 35 ...; Jn 8:6; (b) de tentaciones a pecar, p.e., Gá 6:1 ... Stg 1:13, 14 ... de tentaciones mencionadas como procedentes del diablo, Mt 4:1 ... 1 Co 7:5; 1 Ts 3:5; (c) de tentar o retar a Dios, Hch 15:10; 1 Co 10:9; He 3:9; al Espíritu Santo, Hch 5:9 ... Nota: Santiago 1:13 parece contradecir otras afirmaciones de la Escritura en dos respectos, diciendo (a) que «Dios no puede ser tentado del mal» y (b) que «ni él tienta a nadie». Pero Dios tentó, o probó, a Abraham He 11:17, y los israelitas tentaron, o probaron, a Dios, 1 Co 10:9. Sin embargo, el v. 14 clarifica que, en tanto que en estos casos la tentación o prueba vino de fuera, Santiago se refiere a la tentación o prueba que surge de dentro, de apetitos descontrolados y de pasiones malvadas, cp. Mr 7:20-23" (WEV).

      Hebreos 2:17; 4:15. A. Nuestra semejanza. Jesús "debía ser en todo semejante a sus hermanos" (Heb. 2:17), y "fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Heb. 4:15); "Se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres" (Fil. 2:7). Estos textos se refieren a la naturaleza humana de Jesús. Siendo hombre El tenía todos los deseos y apetitos normales del hombre: p. ej., "tuvo hambre" (Mat. 4:2), y sed (Jn. 4:7), "dormía" (Mat. 8:24) y sufría físicamente (Mat. 16:21). La expresión “nuestra semejanza” no se refiere a ninguna clase de "naturaleza pecaminosa". El no compartía los deseos carnales que caracterizan a los hombres. "Cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: ... Has amado la justicia, y aborrecido la maldad", Heb. 1:6-9; cuando "el Verbo fue hecho carne" (Jn. 1:14), no dejó de amar la justicia y aborrecer la maldad. El nunca pecó ni en palabra, ni en hecho, ni en pensamiento. Nunca fue culpable de codiciar a una mujer (Mat. 5:28); nunca aborreció a nadie (1 Jn. 3:15); no amaba al dinero (1 Tim. 6:9, 10; Col. 3:5). El fue tentado como hombre, pero no como hombre pecador.

      B. Nuestras debilidades. "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades (flaquezas, LBLA)". Jesús no tenía debilidades o flaquezas espirituales. El hombre tiene deseos carnales e inclinaciones hacia el mal y, por eso, fácilmente cae en pecado, pero Jesús no tenía tales flaquezas. Cuando la palabra débil se usa en sentido espiritual, significa pecador ("Cuando éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos ... siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros", Rom. 5:5, 8). Jesús no tenía esta clase de debilidad. La palabra debilidad es asthéneia, y significa enfermedad, literalmente "falta de fuerza". Luc. 7:21, "sanó a muchos de enfermedades". 2 Cor. 11:30, "me gloriaré en lo que es de mi debilidad" (hablando de sus persecuciones, 11:24-28). "Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre" (Mat. 4:2); en verdad, después de ayunar por cuarenta días el cuerpo está prácticamente abatido y cerca de la muerte. Cuando azotado (Mat. 27:26) ¿no estaba debilitado? Obligaron a Simón de Cirene a que llevase la cruz de Cristo (Mat. 27:32), tal vez a causa de su debilidad, porque Juan 19:17 dice que "él (Jesús), cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera". "Fue crucificado en debilidad" (2 Cor. 13:4). La debilidad de Jesús, pues, no tuvo nada que ver con la flaqueza espiritual, sino con la debilidad física. Por lo tanto, Heb. 4:15 no se refiere a las debilidades espirituales.

      C. Fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. La expresión sin pecado (choris hamartia) significa "aparte de pecado" (compárese Jn 20:7, "el sudario ... enrollado en un lugar aparte, choris)", alejado de, "sin asociación con el pecado" (Léxico Thayer). "En todas las tentaciones que Cristo soportó, no había nada dentro de El que respondiera al pecado. No había en El ninguna debilidad pecaminosa" (WEV, definición de peirazo).

      Fue tentado en todo según nuestra semejanza, porque tenía deseos y apetitos humanos, pero hay mucha diferencia entre los deseos humanos (los deseos que Dios dio al hombre cuando lo creó) y los deseos malos, que son adquiridos y cultivados por el hombre mismo; es decir, el hombre no nace con ellos, sino que en vez de satisfacer los deseos normales y naturales conforme a las reglas de Dios, salen de estos límites para corromperlos y satisfacerlos conforme a las incitaciones del diablo. Cristo Jesús tuvo todos los deseos y apetitos normales y naturales, pero no adquirió ningún deseo o apetito carnal. Siempre estaba resuelto a hacer la voluntad de Dios (Jn. 4:34; 5:30). Dice Jn. 14:30, “Viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí”; es decir, Satanás no tuvo poder alguno sobre Jesús.

      Santiago 1:14, "Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido". Los deseos malos son creados y cultivados por el hombre desde la juventud por medio de imitar el ejemplo de otros, por la asociación con gente mundana, por varios medios de comunicación carnales (libros, revistas y, cada vez más en nuestra generación por medio de la corrupción de la televisión y la Internet). Entonces, una vez corrompido el corazón, el hombre es susceptible a la tentación del diablo descrita en este texto. Muchos son tentados porque aman al dinero (Josué 7:21; 1 Tim. 6:9, 10; Col. 3:5), pero Jesús no fue tentado de esta manera. El era el Hijo de David, pero no imitó a David en su pecado de codiciar a una mujer (2 Sam. 11:1-44; Mat. 5:28). No imitó a Caín ni a los hermanos de José en odiar o envidiar a otros. Recuérdese siempre lo que se dice de Cristo en Heb. 1:9, “Has amado la justicia, y aborrecido la maldad”. Por lo tanto, Sant. 1:14 no debe citarse para comentar sobre las tentaciones de Jesús, porque El nunca tenía concupiscencias que le pudieran atraer o seducir.

      1 Jn. 2:15, 16, "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo ... Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" (1 Jn. 2:16); puesto que este texto tampoco se refiere a los deseos y apetitos normales o naturales, sino a los "del mundo", no se debe aplicar a las tentaciones de Jesús, pues El no tenía "los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida". Juan dice "no améis ... las cosas que están en el mundo"; Jesús no las amaba. Desde luego, Satanás tienta o pone a prueba a todos y de toda manera posible, pero en Jesús no había nada que respondiera a sus tentaciones. Recuérdese Jn. 14:30, "Viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí".

      Romanos 8:3, "Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado". El calvinismo enfatiza la palabra semejanza, diciendo que Jesús no nació en pecado (que no nació depravado) como los otros hombres, sino que sólo estaba "en semejanza de carne de pecado". Esta explicación es errónea, porque Jesús "debía ser en todo semejante a sus hermanos" (Heb. 2:17). Por lo tanto, si todos los hombres nacen pecadores, entonces Jesús nació pecador. Desde luego, la Biblia enseña que el hombre nace sin pecado, pero en este texto (Rom. 8:3) Pablo habla de "carne de pecado", porque todos los hombres han pecado, usando su cuerpo como instrumento de pecado (Rom. 6:12, 13). Cristo vino "en semejanza de carne de pecado", porque El tenía un cuerpo humano, pero nunca usó su cuerpo como instrumento de pecado.

      Cristo, nuestro perfecto ejemplo de la pureza. Algunos suponen que fue necesario que Jesús tuviera deseos carnales para ser nuestro ejemplo, pero Dios es nuestro ejemplo (Efes. 5:1); ¿El tiene deseos malos? Todo cristiano debe ser ejemplo para otros. Para ser ejemplo para el borracho, ¿es necesario que el cristiano quiera emborracharse? Para ser ejemplo para el homosexual, ¿tiene que poseer deseos homosexuales? Para ser ejemplo para el ladrón ¿tiene que codiciar los bienes de otros? Jesús no tuvo que tener deseos malos para ser nuestro ejemplo. Tal enseñanza es falsa y muy insultante.

      Cristo fue tentado para dejarnos el perfecto ejemplo de cómo vivir y de cómo resistir al diablo. Su vida aquí en la tierra no fue un "experimento" (para ver si pudiera vivir perfectamente). No vino para saber cómo sería vivir como un hombre, pues ya sabía todo lo que hay en el hombre (Jn. 2:24, 25). Recuérdese que cuando Cristo vino al mundo, amaba la justicia y aborrecía la maldad (Heb. 1:9) y al ser "hecho carne" no cambió (Heb. 13:8).

            -- Y no comió nada en aquellos días, (compárense Ex. 34:28; 1 Rey. 19:8) pasados los cuales, tuvo hambre.  3  Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, (puesto que eres Hijo de Dios; el diablo bien sabía que Jesús era el Hijo de Dios, pues le confesó varias veces por la boca de los endemoniados, y precisamente como el Hijo de Dios Jesús echaba fuera los demonios, Mar. 3:11)) di a esta piedra que se convierta en pan. – En esta tentación el diablo se burlaba de Jesús, como si hubiera dicho, "Tú, el Hijo de Dios, ¿y muriendo de hambre? Tú no debes tener hambre". Es muy semejante a Luc. 23:35: "los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios". Fácilmente Jesús podía haber convertido las piedras en pan como convirtió el agua en vino, como dos veces multiplicó los panes y peces y como dos veces efectuó la pesca milagrosa, pero no era necesario convertir piedras en pan, pues siendo el Creador podía haber creado pan de la nada. Satanás es muy inteligente pero muchas veces dice cosas insensatas, como en este caso.

      Recuérdese que en muchos textos la palabra tentar (peirazo) significa probar o poner a prueba. Muchos hermanos creen y enseñan que si una tentación no es atractiva y deseable, no es una tentación. Desde luego, el pensamiento de comer pan después de ayunar cuarenta días era muy deseable, pero no era deseable el pensamiento de convertir piedras en pan, haciendo uso incorrecto de su poder. A Jesús no le gustaba sufrir, pues El, siendo hombre, tenía el deseo normal de proteger y preservar su vida, pero El no usó su poder divino para sí mismo. No pidió doce legiones de ángeles para evitar que le prendieran, no evitó los azotes y no bajó de la cruz, porque como El dijo, "Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra" (Jn. 4:34).

      Esaú tuvo mucha hambre y dijo, "He aquí yo voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura" (Gén. 25:32), pero Jesús no era profano como Esaú (Heb. 12:16), pues estaba resuelto a hacer la voluntad de Dios a pesar de su debilidad.

      4:4  Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: -- Nosotros también podemos resistir al diablo por medio de citar textos bíblicos. ¡Hay textos apropiados para toda tentación! Al ser tentados, ¿nos acordamos de ellos? Esto no sólo requiere mucho estudio bíblico, sino también la memorización de textos, porque en el momento de la tentación muchas veces no habrá oportunidad para buscar textos en la Biblia. Un propósito principal de este relato de las tentaciones de Jesús es para enseñarnos cómo debemos resistir al diablo. Parece que algunos creen que para resistirlo se necesita alguna manifestación del Espíritu o algún poder especial, pero Jesús efectivamente resistió al diablo simplemente citando textos apropiados. Jesucristo, el Hijo de Dios, hizo lo que cada uno de nosotros puede hacer: citar un texto apropiado de la Escritura, y el diablo nos dejará. "Y tomad... la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Efes. 6:17). "La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros" (Col. 3:16). "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti" (Sal. 119:11). El Señor promete dar  "con la tentación la salida, para que podáis soportar" (1 Cor. 10:13). ¿Qué mejor salida de la tentación que una cita apropiada de la Biblia?

 

“Escrito Está”

Introducción.

      A. Jesús refutó la tentación con estas dos palabras: “Escrito está”.

      B. No empleó ningún milagro cuando confrontado con tentaciones.

      C. Todos podemos hacer lo que Jesús hizo: simplemente hacer que Satanás huya citando un texto apropiado. Sant. 4:7, “resistid al diablo, y huirá de vosotros”. ¿Cómo resistió Jesús al diablo? Citando la Escritura. Podemos y debemos hacer lo mismo. Satanás no aguanta textos bíblicos usados correctamente.

      D. Para hacerlo tenemos que practicar Sal. 119:11; Col. 3:15, recordando que la espada del Espíritu es la palabra de Dios (Efes. 6:17). No basta con decir que “está escrito en la Biblia”. Es necesario que recordemos los textos para citarlos en el momento de la tentación, sea para el beneficio propio o para ayudar a otros. No tenemos espada si no recordamos algún texto apropiado.

      E. 1 Cor. 10:13, “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. ¿Cuál es la salida principal de toda tentación? Es lo que estamos presentando en este estudio: citar un texto apropiado, diciendo al tentador “escrito está”. El cristiano debe ser una “Biblia ambulante”.

      F. Satanás puede ser su pariente o mejor “amigo(a)”. Mat. 16:23, Satanás era el apóstol Pedro. “Quítate de delante de mí, Satanás”.  2 Cor. 11:14, “Satanás se disfraza como ángel de luz”.

      G. En seguida damos una lista de posibles tentaciones/pruebas con la pregunta, ¿qué texto debemos citar para resistir al diablo? ¡Cada quien puede agregar otras!

      1. ¿Cuando tentado a no asistir a los servicios? Heb.10:25. “Quítate de delante de mí…”

      2. ¿Cuando tentado a no ofrendar? 1 Cor. 16:1, 2; 2 Cor. 9:7. “Quítate…”

      3. ¿Cuando tentado a no cantar? Col. 3:16.

      4. ¿Cuando tentado a no trabajar? Efes. 4:28; 2 Tes. 3:10.

      5. ¿Cuando el hermano peca contra usted y usted es tentado a desparramar el asunto a todos en lugar de hablar con el hermano mismo? Mat. 18:15-17. “¡Quítate de delante de mí ..”

      6. ¿Cuando tentado a usar palabras deshonestas? Mat. 12:37; Efes. 4:29; 5:4.

      7. ¿Cuando tentado a tomar venganza? Rom. 12:19.

      8. ¿Cuando tentado a volver mal por mal? Mat. 5:44.

      9. ¿Cuando tentado a no perdonar? Mat. 6:12-15; Efes. 4:32. (“Perdono pero no olvido”).

      10. ¿Cuando tentado a aborrecer al hermano? 1 Jn. 3:15.

      11. ¿Cuando tentado a mirar a una mujer para codiciarla? Mat. 5:28.

      12. ¿Cuando tentado a poner la familia primero? Mat. 10:34-37.

      13. ¿Cuando tentado a poner el empleo o el negocio primero? Mat. 6:33; Col. 3:5.

      14. ¿Cuando tentado a separarse de su pareja? Mat. 19:6; 1 Cor. 7:10.

      15. ¿Cuando tentado a volver a casarse? Mat. 19:9; Rom. 7:3.

      16. ¿Cuando tentado a no disciplinar a sus hijos? Efes. 6:4.

      17. ¿Cuando tentado a no disciplinar a los miembros? Rom. 16:17; 1 Cor. 5; 2 Tes. 3.

      18. ¿Cuando tentado a usar el sexo como arma contra su pareja? 1 Cor. 7:4, 5.

      19. ¿Cuando tentado a codiciar ganancias deshonestas? Efes. 4:25, 28; 1 Tim. 3:3.

      20. ¿Cuando tentado a no pagar los impuestos? Rom. 13:7.

      21. ¿Cuando tentado a trabajar en otro país ilegalmente? Rom. 13:1-4.

      22. ¿Cuando tentado a promover discordias, disensiones, división en la iglesia? 1 Cor. 1:10-13; Gál. 5:19-21.

      23. ¿Cuando tentado a murmurar contra el hermano? Fil. 2:14; Sant. 4:11; 5:9.

      24. ¿Cuando la mujer es tentada a ser la cabeza de la familia? Efes. 5:22, 24.

      25. ¿Cuando la mujer es tentada a tener espíritu amargado? 1 Ped. 3:4.

      26. ¿Cuando tentado a ser perezoso? Rom. 12:11; Heb. 6:12.

      27. ¿Cuando tentado a predicar otro evangelio? Gál. 1:8, 9.

      28. ¿Cuando tentado a conformarnos al mundo? Rom. 12:2.

      29. ¿… otras tentaciones…?

 

      -- No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. -- Jesús cita Deut. 8:3, "te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre"; es decir, les dio de comer de una comida desconocida a ellos, para que entendieran que deberían depender de Dios. También les dijo, "Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años" (Deut. 8:4). Si el pueblo de Israel hubiera hecho una lista de lo indispensable para ellos, sin duda habrían escrito "pan y agua", pero en realidad lo indispensable era confiar en Dios. Les convenía recordar las plagas, el Mar Rojo, qué pasó con el ejército de Faraón, el agua que salió de la roca, los codornices y el maná, etc., para estar completamente agradecidos con Dios.

      ¿Por qué había maná cada mañana con la excepción del séptimo día? Porque la palabra de Dios así lo decretó. ¿Por qué no había maná el séptimo día? Porque la palabra de Dios así lo decretó. ¿Por qué se echó a perder el maná si se guardara para otro día (con la excepción del sexto día)? Porque así lo indicaba la palabra de Dios. Cada noche, con la excepción de la sexta, el pueblo se acostaba sin tener pan para el siguiente día. Fue necesario depender de Dios, y también fue necesario que el pueblo aprendiera esta lección durante su estancia en el desierto, porque al entrar en la tierra que fluía leche y miel, todavía dependería de Dios, pero sería aun más difícil recordarlo (Deut. 6:10-12). Jesús nos enseña a orar, "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy" (6:11).

      Al citar este texto Jesús está diciendo que no era necesario que El comiera pan para vivir, porque Dios le podría sostener sin pan. No tuvo temor de morir de hambre, y no pensaba abusar de su poder divino para proveer de una manera milagrosa lo que su cuerpo pedía. Comería cuando fuera la voluntad del Padre que comiera. No compartía la actitud del profano Esaú quien dijo, "He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?" (Gén. 25:32); más bien, en otra ocasión cuando los discípulos le instaban a que comiera, Jesús les dijo, "Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra" (Jn. 4:34).

      Así también nosotros vivimos "de toda palabra que sale de la boca de Dios" (por la voluntad y los arreglos de Dios). Muchos se sienten muy confiados porque tienen recursos y pueden conseguir los alimentos, y no se dan cuenta de que en realidad la vida viene de Dios y que El nos sostiene. El hombre quiere seguridad económica; Dios quiere que el hombre dependa de El. "El es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas" (Hech. 17:25). El hombre no es un mero animal que exista para comer, pelear y procrear. Siendo hecho a la imagen de Dios, hay un propósito noble para su existencia. ¿Cuál es la razón o el propósito de nuestra existencia? ¿Estamos en el mundo solamente para comer para que el cuerpo físico siga funcionando? El propósito de nuestra vida aquí en la tierra es que hagamos la voluntad de Dios. Si en cualquier momento tenemos que tomar una decisión entre el salvar la vida o el morir por la fe, sin demorar debemos morir por la fe.

      Por lo tanto, debemos confiar en Dios y buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, sabiendo que las cosas materiales nos serán suplidas de acuerdo con su voluntad (Mat. 6:33). Dios quiere que el hombre se concentre en satisfacer los deseos del alma y no sólo los del cuerpo.

      4:5  Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra.  6  Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy.  7  Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. -- Desde luego, el diablo es el padre de la mentira (Jn. 8:44), pero la Biblia dice que "el mundo entero está bajo el maligno" (1 Jn. 5:19), y que Satanás es "el dios de este siglo" (2 Cor. 4:4). Por el tiempo presente Dios permite que Satanás ejerza este poder sobre la humanidad. Multiplicados millones (billones) están postrados delante de él pero su tiempo es corto.

      No sabemos cómo Satanás pensara cumplir su promesa a Jesús. Sin embargo, en cuanto a poder, una cosa es cierta: si Cristo hubiera aceptado el poder político que los judíos querían darle (21:9; Jn. 6:15) para ser un segundo David (un David político), habría tenido el apoyo completo (y la supervisión) de Satanás. Usando métodos mundanos (poder político, dinero, armas militares, etc.) fácilmente habría tenido a los judíos como sus seguidores. De esta manera, habría evitado la cruz, pero al hacerlo (¡cosa inimaginable!) no habría hecho la voluntad del Padre, sino la voluntad de Satanás.

      Entonces, ¿cuál fue la tentación del diablo? Le ofreció el dominio universal sin el sufrimiento. Le propuso el camino fácil, pero Jesús resistió la tentación del diablo. El cumplió su ministerio en medio de muchas persecuciones y pruebas, pagando el precio de nuestro rescate en el Calvario. De esta manera El estableció su reino espiritual -- "mi reino no es de este mundo" (Jn. 18:36) -- y el apóstol Juan oyó miles de voces que decían, "El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza" (Apoc. 5:12; 7:9, 10).

      4:8  Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. -- Al leer este texto, tal vez estemos pensando que estamos muy bien porque adoramos sólo al Dios Vivo y nunca nos arrodillamos delante de otros dioses, pero recuérdese que la avaricia es idolatría (Col. 3:5). ¿Cuántos hermanos asisten a las reuniones de la iglesia para adorar al único Dios Vivo, pero durante la semana viven hincados delante del dios llamado "Mamón". Jesús dice (Mat. 6:24), "Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas (Mamón, "riqueza idolatrada", FL)”. Otros adoran la televisión; los tales no deben estar sentados delante del televisor, sino hincados delante de él, para indicar la postura apropiada. Otros tienen otros dioses. El mayor interés de la persona -- lo que ocupe su tiempo, su energía, su atención, su dinero -- es su dios. Puede ser el mamón, puede ser el placer, puede ser la familia, o una diversidad de personas o cosas. Recuérdese que nuestro Dios es un Dios celoso.

      4:9  Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo;  10  porque escrito está: -- Satanás y sus ministros, 2 Cor. 11:13-15, pueden citar textos bíblicos y torcerlos para su propia conveniencia (2 Ped. 3:16).

A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; 11  y,  En las manos te sostendrán,  Para que no tropieces con tu pie en piedra.

      Ahora el diablo sugiere que Cristo empiece su ministerio con una señal sensacional para producir la “fe” instantánea. Fue como si hubiera dicho, "Dios ha prometido su protección (Sal. 91:11, 12), y tú debes aprovecharla. ¡Ponle a prueba!" Si Cristo hubiera aceptado la sugerencia del diablo, habría mostrado su falta de confianza en Dios y en su cuidado.

      Satanás podía citar textos, pero no le importaba el significado verdadero de ellos. El salmo citado promete ayuda y protección para los siervos de Dios durante su vida de obediencia y servicio; es decir, al servir a Dios nos enfrentaremos con peligros y problemas, pero El siempre está cerca para ayudarnos. Dios cuida de los que le obedecen y sirven, pero esta promesa no debe ser prostituida como el diablo sugiere. El hombre no puede tomar decisiones insensatas y presuntuosas y esperar que Dios le dé la mano.

      4:12  Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios.– Debemos creer en Dios por lo que es y por lo que ha hecho, y con todo amor y gratitud debemos dedicarnos a su servicio. Lo que Dios ha dicho es verdad y debemos aceptarla. No andamos por fe si pensamos que algún dicho de Dios tiene que ser probado o comprobado por nosotros para saber si es verdad o no. Jesús y sus apóstoles y otros discípulos siempre estaban en peligros, pero no entraban voluntariamente en peligros para que Dios les rescatara. Eran la consecuencia de su servicio para Dios.

      Un buen ejemplo de esta lección se encuentra en Fil. 2:25-30. Epafrodito "estuvo enfermo, apunto de morir ... por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí". Este fiel hermano no estaba tentando a Dios, sino que fielmente le servía, "exponiendo su vida" por la causa de Cristo; por eso, "Dios tuvo misericordia de él".

      Sant. 1:13, "Dios no puede ser tentado por el mal", pero Deut. 6:16 dice, "No tentaréis a Jehová vuestro Dios, como lo tentasteis en Masah", pero los israelitas tentaron a Dios muchas veces: "Me han tentado ya diez veces" (Núm. 14:22). Véanse también Ex. 14:10-12; 16:3; 17:1-7; Núm. 21:4, 5. "Tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto" (Sal. 78:18); Heb. 3:8, 9 habla de la tentación en el desierto, “donde me tentaron vuestros padres, me probaron, y vieron mis obras cuarenta años". También el Espíritu Santo puede ser tentado (Hech. 5:9). Santiago 1:13 dice que "Dios no puede ser tentado por el mal", pero El sí fue tentado en el sentido de ser probado (retado); es decir, el pueblo quería cada vez más señales y aun así decían, "¿Está Jehová entre nosotros o no?" (Ex. 17:7). No querían aceptar la dirección de Dios, sino que continuamente se quejaban y pedían más señales. De esto Sant. 1:13 no habla, sino de la solicitación a pecar. Pablo da un comentario inspirado acerca de la rebelión de los israelitas (1 Cor. 10:6-11; véase también Heb. 3:1 - 4:1). Pablo dice a los corintios, "Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor" (1 Cor. 10:9, 10).

      Por medio de los fariseos el diablo tentó a Cristo para desacreditarlo (12:38; 16:1-4; 19:3; 22:1, 18, 35; Luc. 11:16).     

      ¿Tentar o probar?  Dios no "tienta a nadie" en el sentido de inducir a pecar (esa es la obra de Satanás). Sin embargo, como dice W. E. Vine, "Dios tentó, o probó, a Abraham, He 11:17.  ‘Probó Dios a Abraham’ (Gén. 22:1), para poder bendecirle más, y también Dios probó a Israel, en el sentido de probar su fidelidad al pacto (Ex. 16:4; Deut. 8:2). El Nuevo Testamento habla de cómo los cristianos se someten a prueba para su propio bien (Sant. 1:2-4; Rom. 5:3-5; 2 Cor. 12:7-10). Esta prueba viene de fuera, mientras que Santiago 1:14 habla de tentaciones que vienen de dentro del hombre (de su concupiscencia, sus deseos carnales). Desde luego, la seducción o solicitación a pecar no viene de Dios sino del diablo.

      "No nos metas en tentación" (Mat. 6:13). Si Dios no nos tienta, ¿por qué Jesús nos enseña a orar, "no nos metas en tentación" (Mat. 6:13)? El resto del versículo explica la primera parte: "mas líbranos del mal". Este texto es otro ejemplo de una forma común en la Biblia de expresar la misma idea de dos maneras. Compárense los siguientes textos: "Mis días han sido más ligeros que un correo; huyeron, y no vieron el bien" (Job 9:25, la segunda frase repite en otras palabras el pensamiento de la primera); "Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, y salvará la vida de los pobres" (Sal. 72:13, la segunda frase repite en otras palabras el pensamiento de la primera); "Los malos se inclinarán delante de los buenos, y los impíos a las puertas del justo" (Prov. 14:19, la segunda frase repite en otras palabras el pensamiento de la primera). De esta misma manera Jesús dice una cosa ("No nos metas en tentación") y repite el pensamiento empleando otras palabras ("mas líbranos del mal"). Al contestar la segunda petición también contesta la primera. Esta explicación de este texto se confirma con otro: "Velad y orad, para que no entréis en tentación" (Mat. 26:41). Pablo nos promete que Dios sí nos libra del mal: "que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar" (1 Cor. 10:13).

      4:13  Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo. -- Con textos bíblicos Jesús resistió al diablo y le ganó. Todo cristiano puede hacer lo mismo; no se necesita poder sobrenatural para resistir al diablo. Jesús fue tentado para mostrarnos cómo resistir: simplemente recordar un texto apropiado y pronunciarlo. Si el tentador es un enemigo o un amigo, si es un desconocido o un familiar, aunque sea un hermano o hermana en Cristo, el medio de resistir siempre es lo mismo: citarle un texto apropiado y Satanás le dejará. "Resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Sant. 4:7). "Tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Efes. 6:17). Jesús usó esta espada y el diablo "le dejó". "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti" (Sal. 119:11). Mateo agrega que entonces “vinieron ángeles y le servían”. Hay promesa acerca de la ayuda de los ángeles para nosotros también (Heb. 1:14).

      Jesucristo, siendo Dios, era Santo. Durante su vida aquí en la tierra El poseía y mostraba el atributo divino de la perfecta santidad. Algunos hermanos siguen afirmando que Jesús nunca “usó” ningún atributo divino, pero continuamente El mostraba (exhibía, daba a conocer) que era Dios Santo. Era omnipotente y ejercía su poder repetidas veces.

      ¿Cómo podía ser la Luz del mundo, el Agua de la vida, el Pan de vida que descendió del cielo, la Puerta, el Buen Pastor, la Resurrección y la Vida, el Camino, la Verdad y la Vida, y la Vid si no era Dios Santo. Todos estos términos describen a Dios. Por ejemplo, ¿quién es el Buen Pastor (Salmo 23)?

      Tengamos mucho cuidado, pues, al enseñar sobre las tentaciones de Jesús. Desde luego, Satanás empleó toda arma que tenía para probar a Jesús. Verdaderamente Jesús “fue tentado en todo según nuestra semejanza” (Heb. 4:15), pero si algún hermano enseña que en cualquier momento Jesús pudiera haber pecado, tal afirmación niega su santidad y por eso su deidad. Todo comentario sobre la tentación de Jesús debe armonizar con Heb. 1:9, “Has amado la justicia, y aborrecido la maldad”.

      El problema que existe en la mente de muchos hermanos es que no pueden creer que en realidad (en sentido absoluto) Jesús podía aborrecer el pecado. Los hombres tienen tanto amor por el pecado, el pecado es tan atractivo y deseable para ellos, que les es imposible imaginar que el Santo Hijo de Dios, siendo Dios pero también hombre, podía detestar todo pecado, pero Jesús no era un mero hombre. ¿Qué tanto amor tendríamos por el pecado si entendiéramos que precisamente esto – el pecado – pronto nos clavaría a una cruz romana? ¿Nos sería muy atractivo y deseable? Jesús sostenía una relación totalmente antagónica hacia el pecado. 1 Jn. 3:8, “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”.  Para los hombres por lo menos algunos pecados son muy deseables, son amigos cariñosos, pero para Jesús el pecado es y siempre – incluyendo cuando vivió aquí en la tierra -- ha sido el enemigo.

      Tengamos cuidado de no caer en el error de los testigos de El Atalaya quienes adaptan una sola definición de alguna palabra y se aferran a ella, obstinadamente rechazando otra definición legítima y correcta. Esto lo hacen algunos en la presente controversia sobre la humanidad de Jesús. Insisten en que no hay tentación si el pecado no es atractivo o deseable, pero deben aplicar su teoría a la palabra peirazo (tentar) como aparece en Mat. 16:3; 19:3, etc. Los fariseos tentaron a Jesús. ¿Lo que ellos querían que El hiciera era algo deseable para El? Imposible.

      Otro problema serio con respecto a este tema es que los hermanos que insisten en la pecabilidad de Jesús profesan su oposición al calvinismo pero al mismo tiempo lo enseñan, porque su enseñanza implica que el hombre, por ser hombre, inherentemente, quiere pecar. Según esto el hombre nace con naturaleza corrupta. La Biblia no enseña tal cosa. Ecles. 7:29, “Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones”; Gén. 8:21, “el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud”. El hombre que desea pecar ha ejercido su libre albedrío que es don de Dios para corromper su corazón. Sin embargo, no nace con corazón corrupto. No es corrupto por ser hombre. No es humano querer pecar. Por lo tanto, Jesús, por ser hombre (humano) no tenía que poseer el deseo de pecar. Los que enseñan esto han caído en los lazos del calvinismo.

      Algunos dicen, “Pero Satanás no es un tonto. ¿Por qué tentar a Jesús si El no iba a pecar? Recuérdese que Satanás, por inteligente y astuto que sea, no es infalible. Se equivoca. La prueba de esto se ve en Job 2:4, 5. Recuérdese que Satanás tentó o probó a Dios muchas veces a través del pueblo de Israel (1 Cor. 10:9). ¿Creía que Dios era capaz de pecar?

 

Las Tentaciones o Pruebas de Jesús

Introducción.

      A. La palabra peirasmos se traduce tentación o prueba. ¿Cuándo se debe traducir tentación y cuándo prueba? Todo estudiante bíblico debe examinar el uso del término en su contexto para decidir esto. Las varias versiones traducen esta palabra según el criterio de los traductores. Al comparar, por ejemplo, la versión de Valera con La Biblia de las Américas, se ve esta diferencia. Además,  en la misma versión los traductores a veces traducen tentación y a veces prueba. Es importante recordar que el Espíritu Santo no traduce la Biblia. El no dice ni tentación ni prueba, sino peirasmos. También es importante recordar que los comentaristas, y aun los lexicógrafos, no son infalibles, sino que son influenciados por su teología (principalmente por el calvinismo). Por eso, uno tiene que examinar todos los textos de la Biblia que tratan del tema bajo consideración. Cada quien tiene que estudiar por sí mismo porque no hay intérpretes infalibles.

      B. En este estudio examinaremos varios textos que emplean la palabra peirasmos (sustantivo) o el verbo que corresponde, peirazo (en sus varias formas), para entender cómo se deben entender en el caso de Jesucristo.

      C. Aunque los traductores escogen o la palabra tentación o la palabra prueba para traducir el término peirasmos (o peirazo), en este estudio se escribirán las dos palabras (tentación/prueba) porque las dos traducen correctamente la palabra griega.

 

I. Textos que emplean estos términos con respecto a Jesús.

      A. 1 Cor. 10:9, “Ni probemos/tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron/probaron, y perecieron por las serpientes”. Este es el primer ejemplo. Al tentar a Dios en esa ocasión los israelitas le provocaron. Le desafiaron o retaron para ver hasta donde podían avanzar en su rebelión sin ser castigados por Dios. Compárese Hech. 5:9, “Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor?”

            1. Esta tentación/prueba de Jesús no era ni atractiva ni placentera, sino causa de provocación y disgusto.

            2. Heb. 3:16, “¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés?  17  ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años?” La conducta rebelde del pueblo provocaba o  amargaba a Dios.

      B. Mat. 4:1-11 (Mar. 1:12, 13; Luc. 4:1-13). Tentación/prueba de Jesús en el desierto. En esta ocasión Satanás tentaba/probaba a Jesús como Hijo de Dios. Muchos suponen que las tentaciones eran atractivas, deseables, estimulantes y que Jesús tenía gran deseo de aceptar lo que Satanás proponía. La Biblia no dice tal cosa y esta interpretación de la palabra peirazo no coincide con los otros ejemplos de la tentación/prueba de Jesús. Luc. 4:13, “Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo”. Esto significa que el diablo volvió a tentar/probar a Jesús en otras ocasiones, como se puede ver en los siguientes textos. Lucas no dice que en estas otras ocasiones las tentaciones/pruebas eran diferentes, o de otra clase (pruebas en lugar de tentaciones).

      C. A través de los líderes de los judíos el diablo tentaba/probaba a Jesús constantemente. Con toda hostilidad y odio intentaba lograr la caída y ruina de Jesús: Mat. 16:1; 19:3; 22:35; Luc. 10:25;

      D. Luc. 20:28, “Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis tentaciones/pruebas”. Obviamente Jesús no veía sus tentaciones/pruebas como placenteras y atractivas, sino como ocasiones de aflicción y sufrimiento. Eran persecución. Heb. 2:18; 11:37; Hech. 20:19; Gál. 5:14; Sant. 1:2, 3, 12; 1 Ped. 1:6; 2 Ped. 2:9; Apoc. 3:10.

 

II. El alma de Jesús “no era dura como un pedernal o fría como un trozo de hielo”.

      A. Esta es cita del comentario del Sr. Guillermo Hendriksen (Lucas, p. 234). Está diciendo que “fue su naturaleza humana la que fue tentada. Jesús no solamente era Dios; él era también hombre. Por otra parte, su alma no era dura como un pedernal o fría como un trozo de hielo. Era un alma totalmente humana, profundamente sensible, afectada y conmovida por los sufrimientos de toda clase”.

      B. La Biblia no dice que “fue su naturaleza humana la que fue tentada”. No hay ningún texto que diga esto. Era tentado/probado como Jesucristo, Dios y hombre (Emmanuel). Tampoco dice la Biblia que el alma de Jesús “era un alma totalmente humana”.

            1. “Era profundamente sensible, afectada y conmovida por los sufrimientos de toda clase”, eso sí, pero era sensible antes de ser hombre, porque Dios tiene emociones. Somos hechos a la imagen de Dios y las emociones nuestras son como las de Dios.

            2. Gén. 6:6, “Y se arrepintió (le pesó, LBLA) Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón”; Sal. 78:40, “¡Cuántas veces se rebelaron contra El en el desierto, y le entristecieron en las soledades!” Efes. 4:30, “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”.

      C. Desde luego, Jesús sintió la fuerza, el impacto, de las tentaciones/pruebas. Eran problemas, molestias, humillantes, y muy ofensivas. Juan 8:48; Marcos 3:21.

      D. Durante toda la vida los líderes de los judíos le querían atrapar y avergonzar. Le insultaban y retaban continuamente. Esto no era nada placentero. Causaba aflicción.

      E. Cuando el diablo dijo (Mat. 4:3), “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”, hacía burla de Jesús; ¡Imagínate, Hijo de Dios, con todo poder, y muriendo de hambre!). Compárense Mat. 27:40; Luc. 23:37.

           

III. Pero ¿no fue tentado Jesús exactamente como somos tentados nosotros?

      A. Heb. 4:15, “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Este texto no dice que Jesús fue tentado exactamente como nosotros. ¿Como cuál de nosotros?

      B. Heb. 2:14-17, explica esta “semejanza”. La “semejanza” es que llegó a ser hombre, un ser humano.

      C. Jesús no llegó a ser semejante a los varones solamente, sino también semejante a las mujeres, pues ¿no son “carne y sangre” las mujeres también?

      D. “Fue tentado según nuestra semejanza” porque el diablo empleó todo medio, toda táctica, toda maquinación, toda asechanza, toda arma disponible contra Jesús para arruinarlo y destruirlo. No hay arma alguna que Satanás use contra el ser humano que no fue empleada contra Jesús.

      E. Sin embargo, el escritor añade una excepción: sin pecado o aparte de pecado; es decir, exceptuando el pecado. Jesús no solamente no pecó, El no tenía experiencia con el pecado. No fue tentado como un pecador. Nunca se había manchado con pecado. Recuérdese que El aborreció el pecado, Heb. 1:9.

      F. Como dice el Diccionario de W. E. Vine (sobre la palabra peirazo), “en todas las tentaciones que Cristo soportó, no había nada dentro de El que respondiera al pecado. No había en El ninguna debilidad pecaminosa”.

      G. Muchos (incluyendo algunos hermanos) creen que Cristo podía haber caído en pecado. Dice G. Kittel (Theological Dictionary of the New Testament, tomo 6, p. 33), enfatizando que la tentación de Jesús era como la nuestra concluye que “llevaba consigo la posibilidad de que pudiera caer”. Esto implica que el pecado era atractivo y deseable para Jesús, o que El no tenía suficiente fuerza espiritual para soportar las pruebas, aunque (1) Heb. 1:9 dice que Jesús aborrecía la maldad; (2) aunque sabía cómo el pecado mancha y esclaviza; (3) aunque El vino al mundo para destruir el pecado y su autor (1 Jn. 3:8; Heb. 2:14-17); (4) aunque El era Dios y uno de los atributos de Dios es la perfecta santidad; y (5) aunque sabía que el pecado lo iba a clavar en la cruz.

 

IV. Si Cristo hubiera caído (cometido pecado), habría fallado como nuestro Salvador.

      A. Pero Mat. 1:20 dice,  “él salvará a su pueblo de sus pecados”. Jesús nació para salvarnos, porque nació para morir por nosotros, pero su muerte no habría tenido valor alguno si en algún momento Jesús hubiera pecado. Sin embargo, Mateo no dice, “tal vez salvará a su pueblo,” o “salvará a su pueblo si no peca”. De “pasta a pasta” la Biblia da por sentado el hecho de que Cristo infaliblemente llevaría a cabo el plan de salvación.

      A. Si Cristo hubiera fallado, entonces Dios habría fallado; es decir, el plan de salvación habría fallado. La Biblia habría fallado.

            1. Este plan de Dios que requería el sacrificio de la perfecta vida de Cristo era diseñado por Dios antes de la fundación del mundo. Apoc. 13:8; 1 Ped. 1:18-20. ¿Hemos de creer que el plan de Dios que fue formulado antes de la fundación del mundo podría haber fallado?

            2. Luc. 22:22, “A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!” La muerte de Jesús estaba determinado por Dios desde la fundación del mundo.

            3. Hech. 2:23, “a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole”.

            4. Hech. 4:27, “Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes  y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel,  28  para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera”.

            5. ¿Cómo, pues, pueden algunos hermanos enseñar que el plan de Dios estaba “puesto al riesgo” durante la vida de Jesús en la tierra? ¿Dónde enseña tal doctrina la Escritura? Este error se basa en otro concepto erróneo, a saber, de que el hombre es, básicamente, corrupto y por lo tanto, siempre tiene inclinaciones hacia el pecado. Por eso, según esa teoría errónea, Cristo, siendo hombre, por lo menos era capaz de pecar. Pero el hombre no nace corrupto y no tiene inclinaciones hacia el pecado por ser hombre.  Por eso, Cristo bien podía ser hombre sin tener inclinaciones hacia el pecado, porque no hay pecado inherente en el hombre. El hombre no peca por ser hombre. El ser hombre no le obliga a pecar. El hombre peca porque elige pecar.

      C. Las profecías que hablan de la muerte de Cristo como la expiación por nuestros pecados habrían fallado. Por ejemplo, la muy citada Isa. 53.  Jesús dice que “la Escritura no puede ser quebrantada” (Juan 10:35); es decir, tuvo que ser cumplida. Aun desde el principio, cuando Adán y Eva pecaron, Dios dijo a la serpiente, “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Gén. 3:15); es decir, Cristo (la simiente de la mujer) daría el golpe mortal a la cabeza de Satanás, pero esto no habría sucedido si Cristo hubiera pecado.

      D. El propósito de Dios habría fallado. Efes. 3:11, “conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor”.

      E. Pablo enseña (1 Cor. 15:12-19) que la esperanza de la resurrección depende de la resurrección de Cristo, pero si Cristo hubiera pecado, entonces El no habría muerto y resucitado para redimirnos de los pecados. (Tuvo que ser sacrificio perfecto, sin mancha, 1 Ped. 1:18, 19).

      F. Esta teoría suena como el premilennialismo, la doctrina falsa que enseña que Cristo vino al mundo para establecer su reino pero que no pudo hacerlo porque los judíos lo rechazaron. (Creen que cuando venga la segunda vez de seguro establecerá su reino para reinar 1000 años).

 

V. Jesucristo es inmutable, lo mismo ayer, hoy y por los siglos. Heb. 13:8.

      A. Cristo es el Agua de vida (Jn. 4), el Pan de vida (Jn. 6), es la Luz del mundo (Jn. 8), es la  Puerta y el Buen Pastor (Jn. 10), es la Resurrección y la Vida (Jn. 11), es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn. 14), es la Vid (Jn. 15).

      B. No era Luz, Agua, Pan, etc. condicionalmente. No era la Puerta y el Buen Pastor tal vez o con tal que.  La Luz no se podía apagar. El Agua no se podía contaminar. El Pan no se podría corromper. El Buen Pastor no podía ser vencido por los lobos de Satanás. Nunca era la Resurrección posiblemente. Es decir, no había posibilidad alguna de que Cristo dejara de ser lo que era.

      C. Vino al mundo para dar a conocer al Padre (Jn. 1:18). No había peligro de que no lo hiciera.

      D. No vino al mundo para pecar (ni para jugar con el pecado), sino para deshacer las obras del diablo. 1 Jn. 3:8, “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”. Heb. 2:14, “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,  15  y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre”.

 

Jesús principia su ministerio en Galilea (Mat. 4:12-17; Mar. 1:14, 15)

      4:14  Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. 15  Y enseñaba en las sinagogas de ellos, -- Los judíos ofrecían sacrificios y llevaban a cabo otros actos de culto solamente en el templo, pero se reunían en sus respectivos pueblos cada sábado en la sinagoga, “Edificio destinado especialmente a la lectura y enseñanza públicas de la Ley de Moisés y que servía asimismo de tribunal y escuela” (V-E). En Hechos de los Apóstoles encontramos sinagogas en Chipre (13:5), Antioquía de Pisidia (13:14), Iconio (14:1), Berea (17:10), etc. Jesús y los apóstoles aprovechaban la oportunidad de enseñar en las sinagogas, con diferentes resultados. A veces había buen resultado, pero a veces se levantaba persecución aguda. Se puede decir que la sinagoga tuvo mucho que ver con la propagación del evangelio en el primer siglo. Si los judíos de las varias naciones que esperaban al Mesías hubieran aceptado a Jesús, esto habría dado un impulso incalculable a la conversión de los gentiles.

      -- y era glorificado por todos. – Al principio de su ministerio Jesús gozaba de gran popularidad, pero como dice Juan 2:24, “Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos,  25  y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre”.

 

Jesús rechazado en Nazaret

(Mat. 13:54-58; Mar. 6:1-6)

      4:16  Vino a Nazaret, donde se había criado; -- Mar. 6:1-6; Luc. 4:16-3; Mat. 2:23, “vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret”, Luc. 1:26, 27; 2:4, 39, 41, 51; Jn. 1:45. Jesús no era “nazareo” (Núm. 6), sino “nazareno” (de Nazaret).

      -- y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, -- Jesús tenía la costumbre de asistir a los estudios de la sinagoga cada sábado. Compárese Heb. 10:25.

      -- y se levantó a leer.  17  Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:  18  El Espíritu del Señor está sobre mí,  Por cuanto me ha ungido -- Esto se refiere a la práctica de ungir al profeta, rey o sacerdote para consagrarlo para su trabajo.

      -- para dar buenas nuevas a los pobres; -- Pobres literales y pobres en espíritu, los mansos y humildes.

      -- Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; -- “Significa romper en pedazos, quebrantado de corazón, y frecuentemente también el cuerpo. Es conmovedor pensar que Jesús sentía como su misión recomponer corazones quebrantados como trozos de vasos de barro cocido, una verdadera obra de rescate. Jesús los recompone y los libera de sus limitaciones” (ATR). Desde luego, para hacer esto tenía que perdonar pecados (Mar. 2:5; Luc. 8:48). Al buscar a los perdidos Jesús era el Médico que buscaba enfermos (5:31).

      -- A pregonar libertad a los cautivos (de guerra; por ej., como los judíos en Babilonia),  Y vista a los ciegos; -- Jesús abrió los ojos de los que estaban ciegos físicamente, pero su gran propósito era abrir ojos espirituales, pero primero éstos tenían que reconocer que estaban ciegos, Juan 9:39.  

      -- A poner en libertad a los oprimidos; 19  A predicar el año (la era) agradable del Señor. – Las bendiciones disfrutadas en el año del Jubileo (cada cincuenta años) era tipo de las bendiciones derramadas por Cristo. En ese año no trabajaban, los esclavos se libertaban, las deudas eran perdonadas, los prisioneros libertados  y la tierra de herencia que se había perdido por causa de la pobreza se devolvía a su dueño original. Véase Lev. 25.

      4:20  Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó (los que enseñaban en la sinagoga comúnmente se levantaban para leer y se sentaban para enseñar; pero véase una excepción en Hech. 13:16);  y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.  21  Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. -- Jesús citó esta profecía mesiánica y afirmó que “Hoy se ha cumplido” porque El era el Mesías que había de venir. El ya había predicado a los pobres, sanado a los quebrantados de corazón, pregonado libertad a los cautivos, dado vista a los ciegos, puesto en libertad a los oprimidos y predicado el año agradable del Señor. El campo principal de su ministerio había sido allí mismo en Galilea. En Mat. 11:2-6 (Luc. 7:22) Jesús aplica Isa. 61 a sí mismo; es decir, El había hecho las señales que el Mesías había de hacer y, por eso, El era el Mesías. Esta descripción del papel de Mesías era diferente de lo que el pueblo esperaba (compárese Juan 6:15).

      4:22  Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José? -- No podían creer que uno de ellos, un hombre como ellos, criado en medio de ellos en Nazaret podría ser el Mesías. Esto era increíble y no lo podían aceptar. Mar. 6:3, “¿No es éste el carpintero ..?” ¿Cómo podía un carpintero de Nazaret poseer tanta sabiduría?

      4:23  El les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo (Mat. 27:40, 42); de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaúm, haz también aquí en tu tierra. – El era de Nazaret y, por eso, según ellos, El debería hacer allí las señales que hacía en Capernaúm, y que no creerían en El a menos que vieran señales. Compárense 11:16; 22:64; 23:8, 35.

      4:24  Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra. – No podían negar que Jesús había hecho verdaderos milagros, porque los había hecho en Caná y en Capernaúm que estaban ubicados unos pocos kilómetros de Nazaret, pero no querían juzgar la sabiduría y las obras maravillosas de Jesús de manera objetiva. Todo era subjetivo y personal. Le tenían envidia y no querían aceptarlo como superior a ellos. Aunque en otras partes le sobraba fama, los de Nazaret pensaban de la siguiente manera: “él es uno de nosotros, es de aquí, lo conocemos bien, como también a su familia, es un mero carpintero, etc.; por eso, no puede ser alguien importante”. La familiaridad extrema de su humanidad ordinaria evitó que creyeran en su divinidad (JWM). La familiaridad engendra el desprecio.

      4:25  Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; 26  pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón (1 Reyes 17:8-16). 27  Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio (2 Reyes 5:1-14). 28  Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; -- Los profetas Elías y Eliseo hicieron milagros entre otros pueblos por causa de la infidelidad de los israelitas; de esa manera los gentiles recibieron las bendiciones de Dios que habría dado a Israel a no ser por sus rebeliones contra El. Así también Cristo hizo señales entre otros porque los de su pueblo no creían en El (Mat. 13:58). “Se llenaron de ira” por varias razones: (1) tal vez porque Jesús se comparaba a sí mismo con estos dos profetas ilustres; (2) porque Jesús les decía en efecto que ellos no eran dignos de sus bendiciones, porque eran como aquellos israelitas que fueron pasados por alto por Elías y Eliseo; (3) aunque Jesús sí obraba entre el pueblo de Dios en Capernaúm y en otros pueblos, la implicación de estas ilustraciones (de los milagros de Elías y Eliseo entre gentiles) es que Jesús también tendría bendiciones para los gentiles. (Compárense Luc. 7:9, “ni aun en Israel he hallado tanta fe” y Mat. 15:28, “Oh, mujer, grande es tu fe” – las dos personas eran gentiles).  Todo esto fue muy ofensivo y ellos “se escandalizaron” (tropezaron). En lugar de aceptar la verdad optaron por enojarse y matarlo. Compárese resultados semejantes en Hech. 7:51-54; 22:21, 22.

      4:29  y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle.  30  Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue. --     Jesucristo era el Señor Dinámico. En esta ocasión y en varias otras nuestro Señor Jesucristo mostró claramente su valentía y liderazgo. Cuando “le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte… para despeñarle”, “él pasó por en medio de ellos y se fue”. ¿Fue milagro? El texto no dice que fue milagro ni tampoco lo implica. Jn. 10, “39  Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos”. El punto principal es que la muerte de Jesús vendría cuando El mismo estuviera listo a entregarse y no antes (Jn. 10:18). Compárese Luc. 13:31-34.

      Era muy obvio que Jesús era un Líder Dinámico cuando limpió el templo. Lo hizo dos veces. Obsérvense bien los detalles (Jn. 2:13-18; Mat. 21:12, 13). Marcos 2, “15  Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;  16  y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno”. ¡No hizo milagro! Simplemente se encargó de un trabajo necesario, trabajo de Dios, de limpiar su casa. ¿Dónde estaban y qué hacían los oficiales? ¿Por qué no le interrumpieron? Nuestro Señor Jesucristo no era solamente manso y humilde, sino también era “el León de la tribu de Judá” (Apoc. 5:5).

      Véase Juan 18, “3  Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas.  4  Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis?  5  Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba.  6  Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra”. ¿Fue milagro? Juan no dice nada de milagro. Era simplemente la presencia dinámica de Jesús. El pronunciaba las palabras “Yo Soy” (Ex. 3:14; Jn. 4:24; 5:58) como el Ser Omnipotente y Eterno y sus enemigos “retrocedieron, y cayeron a tierra”. Lamentablemente hay millones que profesan ser discípulos de Jesús que no lo conocen.

 

Jesús echa fuera un espíritu inmundo

(Mar. 1:21-28)

      4:31  Descendió Jesús a Capernaúm, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. 32  Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad. – Mat. 7:29, “y no como los escribas” quienes citaban a otros, pero Jesús decía, “Yo os digo”. Desde luego, “su palabra era con autoridad” porque era Dios.  Por eso, pensaba como Dios, hablaba (enseñaba) como Dios, y actuaba como Dios. Mat. 8:26, con autoridad “reprendió a los vientos”. Era hombre pero no mero hombre; era Emanuel, Dios y hombre.

      4:33  Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo (malvado; Satanás mismo es un espíritu inmundo), -- Véanse 4:41; 6:18; 7:21; 8:27-39; 9:1, 37-43, 49; 10:17; 11:14, 19, 24; 13:11, 16.  Los endemoniados eran personas muy dignas de conmiseración y compasión. No estaban simplemente enfermos, sino que demonios o espíritus inmundos tomaban posesión y control de sus cuerpos para atormentarlos. Jesús distinguía entre “endemoniados” y “enfermos”; Mat. 10:8, “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios”. Jesús hablaba con los endemoniados (uno no habla con “enfermedades”). Los endemoniados expresaban sus deseos (Mar. 5:12, 13). Tenían conocimiento sobrenatural de Jesús.

      A veces había varios demonios en una sola persona. Mar. 16:9; Mat. 12:43. Así fue en este caso como vemos en un texto paralelo (Mar. 5:9, “Legión me llamo; porque somos muchos”).

      Marcos (5:3, 4) describe la ferocidad de uno de estos endemoniados: “tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas.  4  Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar”. Este endemoniado tenía fuerza sobrenatural. Nadie podía controlarlo.

      No leemos de demonios que huyeran de Jesús, pues lo conocían y bien entendían que eso no sería posible; más bien, se acercaban a El para arrodillarse delante de El.

      Sin embargo, había tendencias de locura en su comportamiento, pues “de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras” (Mar. 5:5); “no vestía ropa” (Luc. 8:27). (¿Están fuera de sí los que no visten ropa? Marcos 5:15 dice que cuando Jesús echó fuera los demonios el hombre estaba “sentado, vestido, y en su juicio cabal”. )

      No existe en la actualidad este fenómeno (“endemoniados”), pues los demonios entraban en la gente sin su permiso, pero Satanás, aunque sí entra en la gente, pero lo hace con su permiso. Cuando entró en Judas o en Ananías y Safira, lo hizo con su permiso, y sigue haciendo lo mismo ahora. Las personas que permiten que Satanás viva en ellos hablan y hacen locuras; p. ej., ¿cómo hablan los que usan alcohol y otras drogas y los que se entregan a las otras obras de la carne (Gál. 5:19-21)?

      --  el cual exclamó a gran voz,  34  diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? (véase 1 Jn. 3:8). Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios (los de Nazaret no confesaban a Jesús como el “Santo de Dios”).  -- Mateo 8:29 “ Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios?” Los endemoniados tenían conocimiento sobrenatural. Conocían a Jesús; sabían que El era el Hijo de Dios, y así lo confesaban. Como dice Santiago 2:19, “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan”. Mar. 5:6, “Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él”. La Biblia habla de los demonios o espíritus inmundos como personas. Hablaban a Jesús y El les hablaba.

      “¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?” (Mat. 8:29). Los demonios, enviados por Satanás, saben lo que les espera, pues Satanás y los suyos serán echados al fuego eterno, Mat. 25:41; 2 Ped. 2:4; Judas 6.

      4:35  Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno. – Mar. 1:26, “Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él”. De esta manera daba evidencia de que estaba en el hombre, pero que estaba saliendo, y para mostrar que no salía voluntariamente, sino que fue sacado por la autoridad de Jesús. Tenía control sobre el hombre pero no podía resistir el poder de Jesús.

      4:36  Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?  -- De este y otros textos es obvio que el echar fuera los demonios era una de las señales más impresionantes. La palabra maravillados es palabra que indica que estaban muy afectados emocionalmente por este evento; es decir, ellos también quedaron algo sacudidos al observar este milagro.

      4:37  Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos. -- Este fue el primer milagro registrado por Lucas, pero Juan 2:11 dice que la primera señal hecha por Jesús fue la de convertir el agua en vino en Caná de Galilea.

 

Jesús sana a la suegra de Pedro (Mat. 8:14,15; Mar. 1:29-31)

      4:38  Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de Simón. La suegra de Simón – Según la tradición católica, el apóstol Pedro era el primer papa de la iglesia, pero al mismo tiempo insiste en el celibato de todo el clero romano, comenzando con el papado. Desde luego, en esto están muy inconsecuentes. 1 Cor. 9:5, “¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?” Es otro texto que confirma que Pedro tenía esposa. 1 Tim. 4:1-3, Pablo dice que el prohibir el matrimonio es apostasía.

      -- tenía una gran (muy alta) fiebre; -- Mateo y Marcos dicen “fiebre”, pero Lucas, el médico, dice que era una “gran” o muy alta fiebre.

      --  y le rogaron por ella. -- Mar. 1:29, “Al salir de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. Y en seguida le hablaron de ella” (Mar. 1:29, 30).Obviamente era mujer muy amada.

       39  E inclinándose hacia ella, (Mat. 8:15,  Y tocó su mano, -- o como dice Marcos, la tomó de la mano y la levantó, Mar. 1:31) – Desde luego Jesús no tuvo que tocar las personas para curarlas. En el caso del siervo del centurión (Luc. 7:7) como también en el caso del hijo del noble (Jn. 4:43-54) es evidente que Jesús podía sanar de lejos.

      -- reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, –  “Reprendió a la fiebre”, Luc. 4:39, como reprendió a los vientos y al mar, Mat. 8:26. Siendo Dios Jesús tenía todo poder sobre la naturaleza, el cuerpo humano y sus enfermedades. No importaba cuan grande o alta fuera la fiebre.

      -- y levantándose ella al instante, les servía. Esto indica que gozaba de sanidad completa inmediatamente. Normalmente la fiebre deja a la persona muy débil, pero “levantándose ella al instante, les servía” (Luc. 4:39). ¡Qué privilegio tan hermoso es tener la fuerza física para servir al Señor!

       ¿Tenemos esta misma disposición cuando Dios nos sana? Recuérdese que toda sanidad es divina (no tiene que ser milagrosa para ser divina). Toda la ciencia médica es bendición de Dios, porque El da al hombre la inteligencia y la capacidad para estudiar, investigar, experimentar y descubrir medicinas y la tecnología para lograr la sanidad. Así pues, oramos a Dios por la salud y al mismo tiempo aprovechamos la ayuda de doctores, hospitales, medicinas, etc., porque toda esta ayuda proviene de Dios. Sant. 1:17, “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”.

      Pedimos el pan de cada día y seguramente Dios nos lo da, pero al mismo tiempo El nos manda que trabajemos, aprovechando los medios de sostener la vida. Dios hace que el sol salga y envía las lluvias, pero requiere que el hombre siembre, cultive y coseche para tener el pan.

      ¿Cómo mostramos nuestra gratitud hacia Cristo por “sanarnos” del pecado? ¿Cómo usamos los grandes beneficios que recibimos a diario de Dios?

 

Muchos sanados (Mat. 8:16,17; Mar. 1:32-34)

      4:40  Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; -- ¿Por qué esperaban hasta el fin del día? ¿Tiempo más fresco? No, le trajeron muchos endemoniados y enfermos al llegar la noche, porque durante el día (sábado) no podían traerlos. Compárese Jn. 5:9, “Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día.  10  Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho”.

      Mar. 1:33, “y toda la ciudad se agolpó (se había amontonado) a la puerta”.

      -- y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba -- Mateo 8:16, “y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos”. Al echar fuera a los demonios demostraba su poder sobre Satanás (Luc. 10:18; Jn. 12:31; 16:33; 2 Cor. 2:14; Efes. 4:8; Heb. 2:14-17; 1 Jn. 3:8). Mateo dice que Jesús sanó a todos los enfermos. No hay y nunca ha habido entre los que profesan sanar milagrosamente tal poder. Los tales “sanan” a un grupo muy selecto (y también enfermedades muy selectas).

      4:41  También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo. – Jesús no quería ayuda de Satanás para probar su Deidad. No quería que la gente creyera en El por el testimonio de los demonios.

 

Jesús recorre Galilea predicando

(Mar. 1:35-39)

      4:42  Cuando ya era de día, salió y se fue a un lugar desierto; y la gente le buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera de ellos. – Durante su ministerio la gente le buscaba pero ¿con qué motivos? Juan 6:15, “Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo”. Juan 6:26, “Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis”.

      ¿Por qué “le detenían para que no se fuera de ellos”? ¿Querían oír y entender el evangelio para salvar sus almas? ¿O solamente querían seguir recibiendo los beneficios físicos y materiales? Habían visto las señales. Habían comido los panes y peces. Pero ¿cuántos se convirtieron a Cristo? Véase Lucas 10:13-15, la denuncia de estos pueblos que habían visto sus milagros. Querían sus milagros de sanidad. Les gustaba mucho cuando Jesús echaba fuera los demonios. Pero no les gustó la predicación de Jesús que requería el arrepentimiento. Luc. 13:3, 5, “si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”.

      Sin embargo, por lo menos éstos querían detenerle. Compárese la actitud de los gadarenos: Mat. 8:34, “Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos”.

      4:43  Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.  –

¿Qué significa anunciar o predicar el reino de Dios?

Introducción.

      A. Lucas se refiere al reino a través de su libro, comenzando con Lucas 1:32, 33.

      B. Observemos (como aquí en 4:43) que Jesús y sus apóstoles anunciaron el reino de Dios (8:1; 9:1, 11). Luc. 9:60, “Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios”. ¿Qué anunciaron? ¿Qué significa predicar el reino de Dios?

      C. ¿Qué son los “misterios del reino”? Luc. 8:10, “Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan”. Eran “misterios” acerca de la naturaleza espiritual del reino. Eran “misterios” porque antes no se habían revelado. Una vez revelados ya no serían misterios.

           

I. ¿Cuándo se estableció el reino?

      A. Juan el bautista y Jesús predicaron que el reino se había acercado (Mat. 3:2; 4:17; Luc. 10:9, 11). Luc. 19:11, “Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente”. El concepto de ellos era de un reino terrenal, pero entonces Jesús les habló la parábola de las diez minas y otras que ilustran como los judíos iban a rechazar a su Rey. Para ellos no habría reino porque no puede haber reino sin rey.

      B. Los discípulos habían de pedir, “Venga tu reino”. Luc. 11:2. Cuando los hombres hacen la voluntad de Dios son añadidos al reino (Col. 1:13) o añadidos a la iglesia (Hech. 2:47).

      C. Luc. 7:28, “Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él”, porque como Juan mismo, el reino se acercaba pero todavía no se había establecido.

      D. Luc. 9:27, “Pero os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios”. (Mar. 9:1, “hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder”.)       23:51, “Este (José de Arimatea), que también esperaba el reino de Dios”; de esa manera vemos que aun cuando Cristo murió en la cruz no se había establecido el reino.

      E. Después de resucitar Jesús dijo a los apóstoles (Luc. 24:49), “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre  sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto”. También Hechos 1:4, 5, 8. El poder (el bautismo del Espíritu Santo) llegó a los apóstoles el día de Pentecostés (Hech. 2:1-4). Por eso, en ese día el reino fue establecido.

 

II. ¿Cómo sabemos que el reino es la iglesia?

      A. Cristo es el Rey de su reino y es la Cabeza de su cuerpo, la iglesia.     

      B. El reino se estableció el día de Pentecostés, pero en ese mismo día se estableció la iglesia. Mat. 16:18, “edificaré mi iglesia”. Después del día de Pentecostés, se habla de la iglesia como una realidad, que ya existía.

      C. La cena del Señor está en el reino. Lucas 22:16-18. Y la cena del Señor está en la iglesia, 1 Cor. 10:16, 21; 11:23-29.

      D. Al obedecer al evangelio la gente fue añadida a la iglesia (Hech. 2:47) y se trasladaron al reino (Col. 1:13).

 

III. ¿Cuántos reinos estableció Cristo? ¿Cuántas iglesias?

      A. Compárense Hech. 2:47 (“añadidos a la iglesia” con Col. 1:13, “trasladados al reino”; también 1 Cor. 12:13, “bautizados en un cuerpo”). ¿Cuántos cuerpos tiene Jesús? ¿Qué es el cuerpo (o iglesia o reino) de Cristo? ¿Abarca todas las iglesias que los hombres han fundado?

      B. No. Más bien, incluye solamente a los que obedecen al evangelio? ¿Qué significa “obedecer al evangelio”? ¿Qué textos hablan de obedecer al evangelio? 2 Tes. 1:7, 8; 1 Ped. 4:17 (1:22, 23, Juan 3:5, “el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”.)

      C. Entonces, ¿entran en el reino de Dios todas las iglesias? ¿Todos los que dicen que creen en Cristo y que son iglesias cristianas? Mat. 7:21-23.

      D. La palabra traducida maldad no se refiere a los vicios. Es la palabra anomía, compuesta de a (prefijo que indica lo negativo de algo) y nomos, ley; es decir, los que obran sin ley, o aparte de o fuera de la ley de Cristo. Muchos establecen sus propias leyes, sus propios reglamentos y los predican y practican. Tienen su propio plan de salvación. Tienen sus propios actos de culto (lo que Pablo llama “culto voluntario”, Col. 2:23, porque es según la voluntad humana y no la voluntad divina revelada en las Escrituras). Usan instrumentos de música, coros, etc., no porque sean autorizados por Cristo, sino porque le gusta a la gente. Tienen su propio propósito para sus iglesias (énfasis social, o de benevolencia, o para educación secular, y aun con fines políticos). Con razón Jesús dice que son obradores de anomía, porque totalmente ignoran o pisotean la enseñanza de Cristo y la substituyen por la que les conviene más para atraer y retener más gente.

      E. Los hombres y mujeres que han establecido iglesias humanas cometen el mismo error que los fariseos que tenían tantas tradiciones humanas. Cristo condenó estas tradiciones como leyes y mandamientos de hombres. Mateo 15:8, “Este pueblo de labios me honra;  Mas su corazón está lejos de mí.  9  Pues en vano me honran,  Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres”.

      F. Siempre que expliquemos este asunto no falta quien diga “oh, entonces, ustedes creen que son los únicos que serán salvos y que los demás irán al infierno”.  Con esto quieren levantar prejuicio contra las palabras de Cristo. No, de ninguna manera presumimos a decir quiénes irán al infierno. Eso no nos toca, pero sí nos toca enseñar el evangelio puro y exponer el error.

 

IV. ¿En qué sentido se puede decir que el reino es la iglesia?

      A. La palabra iglesia significa los que son llamados fuera del mundo.

      B. Los que son trasladados al reino son los que han vencido al mundo. Pablo conecta estos dos conceptos en 1 Tes. 2:12, “Dios, que os llamó a su reino”; es decir, los hermanos de Tesalónica eran miembros de la iglesia de Cristo de ese lugar, pero ¿qué más? Dios les había “llamado” (idea básica de la palabra iglesia) a su reino. Entonces es obvio que los que son añadidos a la iglesia son, por ese mismo acto, agregados o trasladados al reino de Cristo.

      C. El concepto básico de la palabra reino es que alguno reina porque ha vencido a su enemigo. Luc. 11:20, “Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros”, porque en eso Cristo triunfó sobre Satanás. Los reinos se establecen cuando algún líder poderoso conquista a otro líder y toma posesión de su territorio.

      D. Por eso, estamos en el reino porque hemos vencido al mundo y ahora somos súbditos de Cristo. El nos ganó con el evangelio, por medio del cual nosotros ganamos una gran victoria sobre Satanás y el mundo. Al oír el evangelio ganamos la victoria sobre la ignorancia, la superstición y la indiferencia. Al creer en Cristo como el Hijo de Dios, ganamos la victoria sobre la incredulidad. Al arrepentirnos de los pecados, ganamos una la victoria sobre el orgullo y la rebelión. Al confesar a Cristo, ganamos la victoria sobre el temor de los hombres. Y al tomar el último paso de la obediencia inicial (al bautizarnos) ganamos la victoria sobre Satanás quien nos culpaba de pecado y nos tenía bajo su dominio. Con este acto salimos del reino de Satanás y fuimos trasladados al reino de Cristo.

      D. Luego toda la vida del cristiano es una vida de triunfo y victoria. Rom. 8:37; 12:21; 2 Cor. 2:14; 1 Jn. 2:13; 4:4; Apoc. 2, 3 (siete veces habla de los vencedores en Cristo). El cristiano participa con Cristo en su lucha contra Satanás y el mundo y siendo fiel a Cristo siempre somos más que vencedores. Como Cristo venció, así también nosotros vencemos por medio de El. Apoc. 3:21, “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.

      E. Pero si algún miembro de la iglesia es vencido otra vez por el mundo, no está venciendo el mal. Si el miembro de la iglesia vive mundanamente ¿todavía es cristiano? A veces se oye decir que “fulano es cristiano pero está apartado”. Un cristiano es seguidor de Cristo pero si no le sigue, ¿todavía es cristiano? Ya no se aplica el nombre “cristiano”. Podrá tener todavía su nombre en el directorio de alguna iglesia pero recuérdese que Jesús puede borrar nuestros nombres de su libro (Apoc. 3:5, “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”.)

      F. ¿Qué es lo que vencemos? Todo aquello que está opuesto a Dios y condenado por Dios, todo lo que le desagrada. Hay varias listas de tales cosas, por ejemplo, en Rom. 1, 1 Cor. 6, Gál. 5, Efes. 4, Col. 3, etc. Conviene leer estas listas frecuentemente para preguntarnos si somos culpables de tales cosas porque Pablo dice (Gál. 5:21), “acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.

      G.  Luc. 9:62, “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”.

 

V. El reino de Cristo es espiritual.

      A. Luc. 6:20, “Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios”. Mat. 5:3, “pobres en espíritu”, los humildes, los que reconocen que están en “bancarrota espiritual” y  se arrepientan de sus pecados.

      B. Luc. 12:11, “Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas”. ¿Cómo “buscamos” el reino de Dios? Obviamente esto se refiere a nuestro servicio espiritual en la iglesia.

            C. Luc. 12:32, “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino”; es decir, no fue “dado” a los reyes, príncipes y otros grandes del mundo, sino a los humildes y obedientes.

            D. Luc. 13:18, “Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé?  19  Es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.  20  Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios?  21  Es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo hubo fermentado”. (Mat. 13, parábolas del sembrador, la cizaña, el tesoro, la perla, la red – para ilustrar varios aspectos del reino).

      E. Luc. 16:16, “La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él”, pero muchos no entendían que el reino era espiritual.

      F. Luc. 17:20, “Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia,  21  ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros”. Es espiritual. Tiene que ver con el corazón del hombre como Jesús enseña en el Sermón de Monte. No sería reino en el sentido mundano.

      G. Luc. 18:16, “Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”; es decir, el hombre tiene que humillarse y convertirse para que Dios le perdone sus pecados y volverá al estado de inocencia cuando era niño.

      H. Luc. 18:24, “Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!  25  Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”.

 

Conclusión. Estos textos nos ayudan a entender más del mensaje de Jesús acerca del reino de Dios.

 

      4:44  Y predicaba en las sinagogas de Galilea. – Jesús no era detenido de su obra ni por el favor del pueblo, ni por la amenaza del rey Herodes (13:31, 32). Siempre era impulsado por el sentimiento de su gran responsabilidad. Sabía por qué había venido al mundo y estaba resuelto a cumplir su misión. Dijo que le era “necesario” obrar. Juan 9:4, “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar”. También dijo que le era “necesario” morir y resucitar de entre los muertos. Mat. 16:21, “Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día”.

      Jesús personalmente anunció el evangelio del reino de Dios a los judíos, pero al terminar su obra El dio la gran comisión a los apóstoles de predicar el evangelio a todas las naciones.  Mat. 28:19, “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;  20  enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”.

 

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