Juan 3

 

3:1 -- Había un hombre de los fariseos -- Nos informa Juan que Nicodemo era fariseo. De todas las sectas de los judíos, esta era la más estricta (Hech. 26:5). Eran muy celosos de la ley de Moisés y, basándose en ella, habían formulado un número infinito de reglamentos para gobernar toda actividad de la vida de la gente. Jesús denunció aquellos reglamentos como "tradiciones de los hombres" (Mat. 15:3, 8, 9). Para ellos las tradiciones eran ley, porque decían lo mismo de ellas que los católicos dicen de las suyas, es decir, que fueron entregados oralmente por hombres de Dios, y que a través de los siglos se han conservado. Desde luego, después de algún tiempo, las tradiciones orales llegan a ser tradiciones escritas. Jesús dijo que los fariseos eran hipócritas porque "atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas" (Mat. 23:4).

          Los fariseos no se preocupaban por los pecados internos, sino solamente por los externos. También la purificación era externa (Mat. 23:25, 26). Jesús les dijo que aunque oraban, ofrendaban y ayunaban, lo hacían para ser vistos de los hombres (Mat. 6:1-18).

          El Talmud es la "Biblia" de los judíos, porque contiene sus comentarios sobre la ley de Moisés, y de allí sus tradiciones que eran tan importantes para ellos. Según el Talmud había siete clases de fariseos: (1) el fariseo hombro, que llevaba sus buenos hechos sobre el hombro, que obedecía los preceptos de la ley, pero no con sinceridad, sino por conveniencia; (2) el fariseo esperar-un-poco, quien pedía más tiempo para cumplir con sus obras meritorias; (3) el fariseo sangriento, que para no mirar a una mujer para codiciarla cerraba sus ojos y, por eso, tropezaba y se golpeaba contra la pared; (4) el fariseo pintado, quien anunciaba su piedad, para que nadie le tocara y que, por eso, quedara contaminado; (5) el fariseo calculador quien siempre preguntaba, "¿qué deber puedo hacer para deshacer cierto pecado que he cometido?"; (6) el fariseo temeroso cuya relación con Dios era la de temor temblante; (7) el fariseo de amor, el único que era sincero (que no estaba fingiendo la piedad).

          Muchos fariseos eran muy orgullosos, 7:49.

          Sus leyes tradicionales eran muy arbitrarias: por ejemplo, según ellos, no era pecado montar asno el día sábado, pero si llevaba azote, era pecado, porque de esa manera ponía carga sobre la bestia.

          Hacían distinción entre el extender su mano fuera de la puerta para ayudar al mendigante o que el mendigante extendiera su mano hacia adentro de la casa para recibir limosna.

          He aquí algunos ejemplos de las leyes de los fariseos y escribas: "Hacían este tipo de cosas: atar un nudo en el día sábado era trabajar. Pero hay que definir lo que es un nudo. 'Estos son los nudos que convierten en culpable al hombre que los hace: el nudo de quienes conducen camellos y el de los marineros; y así como se es culpable por atarlos, también se está en falta al desatarlos'. Por otro lado, los nudos que podían atarse con una sola mano eran legales ... Tomemos el caso de alguien que viajaba en el día sábado. Exodo 16:29 dice, 'Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día'. De manera que los viajes en el día sábado se limitaban a dos mil codos, es decir, unos 900 metros. Pero si se ataba una soga que cruzara el extremo de una calle, toda esa calle se convertía en una casa  y cualquier hombre podía caminar un centenar de pasos más allá del extremo de esa calle ... Tomemos el caso de alguien que carga un bulto. Jeremías 17:21-24 decía: 'Guardaos por vuestra vida de llevar carga en el día de reposo'. De manera que se hacía necesario definir lo que era una carga. Se la definía como 'comida que equivalga al peso de un higo seco, la suficiente cantidad de vino para mezclar en un vaso, leche suficiente para un trago, miel suficiente para poner sobre una herida, la suficiente cantidad de aceite como para untar un miembro pequeño, la suficiente cantidad de agua como para humedecer un apósito en un ojo y así seguía" (WB).

          -- que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. -- Era miembro del Sanedrín, la corte suprema del judaísmo. Solamente Juan nos dice de la conversación entre Jesús y Nicodemo. Después de esto Nicodemo defendió a Jesús diciendo, "¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho?" (7:51), y cuando Jesús murió y José de Arimatea pidió su cuerpo, "También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras" (19:39).

 

3:2 -- Este vino a Jesús de noche, -- Juan no explica el por qué, pero lo repite después (7:50). De lo que sabemos de Nicodemo es fácil suponer que él no quería comprometerse mucho con Jesús (9:22; 12:42), pero por lo menos él quería hablar con Jesús (que sepamos, no había ningún otro del Sanedrín con ese deseo). También es posible que él simplemente haya buscado el tiempo más oportuno y de menos interrupción para la entrevista, pues durante el día Jesús estaba siempre rodeado de gente.

          -- y le dijo: Rabí (título respetuoso), sabemos que has venido de Dios como maestro; -- Jesús no era de las escuelas de los rabinos; por eso, tuvo que haber sido enviado por Dios.

          -- porque nadie puede hacer estas señales que tú haces (2:25), si no está Dios con él. -- Sabían que Cristo era, por lo menos, algún profeta. Esto demuestra cómo las señales llamaban la atención de la gente y les motivaban a investigar a Jesús y su obra.

 

3:3 Respondió Jesús -- A veces, al leer la respuesta de Jesús a las preguntas que se le hacían, nos preguntamos, ¿qué tiene que ver lo que El dice con lo que se le preguntó o dijo? Jesús conocía los corazones de todos (2:24, 25) y, por eso, sin hacer caso de lo que Nicodemo dijo, Jesús le enseñó lo que él debería saber.

          -- y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo (O, de arriba, LBLA, margen) -- Para Nicodemo los judíos ya eran miembros del reino de Dios simplemente por haber nacido hijos de Abraham (Mat. 3:9).

          -- no puede ver el reino de Dios. -- ¿Quería Nicodemo saber más acerca del reino de Dios? Para todos los judíos este tema era importante. De una vez, pues, Cristo le habló de ese tema. En esos días Juan el bautista y Jesús predicaban acerca del reino: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mat. 3:2; 4:17). La palabra ver se explica en el ver. 5 (significa entrar en). Desde luego, nacer de nuevo significa la conversión.

 

3:4, 5 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. -- Jesús no habla de dos nacimientos sino de uno sólo. Describe la conversión como un nuevo nacimiento (o una regeneración, que es la misma cosa) y este concepto es ampliamente explicado e ilustrado en el resto del Nuevo Testamento:   Pablo engendró a los corintios con el evangelio (1 Cor. 4:15). "El de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas" (Sant. 1:18). "Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre" (1 Ped. 1:23-25). El proceso del nuevo nacimiento es, pues, que la simiente incorruptible (la palabra) se siembra en el corazón de la gente, produce fe, arrepentimiento y obediencia para obtener el perdón de Dios y para participar de todas las bendiciones espirituales en Cristo.

          Los pasos de esta obediencia al evangelio son (1) oír, Rom. 10:17; (2) creer, Jn. 3:16; (3) arrepentirse, Luc. 13:5; (4) confesar la fe en Cristo como el Hijo de Dios, Rom. 10:10; y (5) bautizarse en agua para perdón de pecados (Hech. 2:38). El que hace esto "de corazón" (Rom. 6:17, con sinceridad y amor) nace otra vez (es regenerado), se convierte en cristiano, entra en el reino de Dios (Col. 1:13), o es agregado al Señor (Hech. 11:24) y su iglesia (2:47).

          Sin lugar a dudas el agua de este texto se refiere al bautismo en agua. En ese tiempo Juan bautizaba a muchos judíos para la remisión de pecados: 1:26, "Yo bautizo con agua"; 3:23, "Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados"; "Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados" (Mat. 3:5, 6; Mar. 1:4; Luc. 3:3). "El Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan" (Jn. 4:1; 3:22). Tomando esto en cuenta, no hay duda de que el agua de este texto es el agua del bautismo.

          Además de eso, el problema principal con los hombres eminentes como Nicodemo era su rechazo al bautismo: "Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan" (Luc. 7:30). Obviamente Nicodemo era uno de los que lo había rechazado. Si el Espíritu Santo habla de esta manera acerca de los que rechazaron el bautismo de Juan, imagínese lo serio de rechazar el bautismo enseñado por Jesús en la gran comisión (Mat. 28:19; Mar. 16:16).

          El nuevo nacimiento está bien ilustrado en el libro de Hechos que nos revela unos ejemplos claros del proceso de la conversión (2:37-41, los tres mil el día de Pentecostés; 8:12, los samaritanos; 8:35-37, el etíope; 9, 22, 26, Saulo de Tarso; 10, 11, Cornelio y su casa; 16:15, Lidia; 16:30-34, el carcelero; 18:8, los corintios; 19:1-5, los efesios). No hay tema bíblico que sea mejor explicado o ilustrado que el del nuevo nacimiento. No es aceptable ninguna explicación del nuevo nacimiento que no esté en completa armonía con estos textos. Aparte del bautismo en agua no hay nada conectado con la religión de Cristo a lo cual la frase, nacer de agua, pueda aplicarse.

          El agua y el Espíritu están unidos aquí, y también en Mat. 28:19; en Hech. 2:38; y en Tito 3:5. El nacer del agua y del Espíritu es ampliamente explicado en estos textos,         pero el calvinismo hace todo lo posible por eliminar el bautismo del nuevo nacimiento. "Le indica los únicos medios por los cuales puede realizarse el nacimiento espiritual de que le ha hablado. Esos medios son el agua y el Espíritu. El uno es el símbolo, el otro la realidad" (B-S). Este autor tiene un símbolo dentro de otro símbolo. El nuevo nacimiento es un símbolo o figura de la conversión. Jesús no usa símbolos para presentar otros símbolos; más bien habla del agua del bautismo (literal) y del Espíritu (literal) que efectúan la conversión bajo la figura de un nuevo nacimiento.

          "El significado evidente es éste: el ser bautizado con agua no es suficiente. La señal ciertamente, es de gran valor. Tiene mucha importancia como una representación visible y como sello. Pero la señal debe ir acompañada de la cosa significada: la obra purificadora del Espíritu Santo" (GH). Pero ¿qué texto dice o implica que Nicodemo había sido bautizado con agua por Juan o por Jesús (o que pensaba hacerlo)? No hay ninguno. Esto es exactamente lo que "los fariseos y los intérpretes de la ley" rehusaron hacer (Luc. 7:30). Y ¿qué texto dice que el bautismo es señal o sello? Muchos evangélicos dicen que el bautismo es la señal o sello de la salvación, pero la Biblia no dice tal cosa. Desde luego, en el bautismo hay una semejanza; nuestro bautismo es "como" la muerte, sepultura y resurrección de Cristo (Rom. 6:4; Col. 2:12), pero no es una señal o sello de la salvación. Más bien, la Biblia enseña claramente que el bautismo es necesario para salvación (Hech. 2:38; 22:16; 1 Ped. 3:21).

          Parece que el mismo autor (citado arriba) duda de su interpretación, pues al concluir su comentario sobre el ver. 5 él dice, "En un sentido, el llegar a ser hijo de Dios es un proceso que dura toda la vida (cf. 1:12), pero en el presente pasaje se trata de la limpieza inicial derivada de la implantación de una nueva vida en el corazón del pecador, y esto se deduce claramente de la afirmación hecha de que uno no puede entrar en el reino de Dios si no ha nacido de agua y del Espíritu".

          "Jesús dice a Nicodemo justamente lo que pide, el cómo de la regeneración. ¿Cómo es posible? ¡Por el bautismo!" (RCHL). Este comentarista (Lenski) enseña la aspersión en lugar de la inmersión y también enseña el "bautizo" infantil, pero a pesar de todos sus errores, él no elimina el bautismo de Juan 3:5.

          Dice otro bautista: "Existen muchas teorías. Una de ellas hace del bautismo ... esencial para el nacimiento del Espíritu ... Si es así, ¿por qué sólo se menciona el agua una vez en las tres demandas de Jesús (3, 5, 7)?" (ATR); es decir, Jesús dijo nacer de nuevo dos veces y dijo nacer de agua una sola vez. Dos son más que uno; por eso, se debe eliminar el bautismo. ¡Así es lo "profundo" de los argumentos sectarios para rechazar el bautismo! Verdaderamente su prejuicio contra el bautismo ha bajado al nivel del fanatismo.

          Lo que los evangélicos desean denunciar es la llamada "regeneración bautismal" del catolicismo, pero no pueden ver la diferencia entre la enseñanza católica y la enseñanza obvia del Nuevo Testamento. Nadie es regenerado por el bautismo solo, pero no puede ser regenerado sin obedecer a Cristo. El que obedece a Cristo no merece la salvación; no la gana como salario. Más bien, simplemente obedece los requisitos nombrados por el Señor para aceptar la salvación que es "dádiva de Dios". Dicen los bautistas: "El bautismo no es esencial para la salvación, porque nuestras iglesias completamente rechazamos el dogma de 'la regeneración bautismal'; pero es esencial para la obediencia, puesto que Cristo lo ha mandado. Es esencial para una confesión pública de Cristo ante el mundo, y para membresía en la iglesia que es su cuerpo" (así dice el Credo llamado Standard Manual for Baptist Churches por Edward Hiscox, páginas 20, 21). ¡Imagínese! Admiten que el ¡ser miembro de la iglesia bautista no es esencial! Según este credo, uno puede ser salvo y puede ir al cielo sin ser miembro de la iglesia bautista, pero para ser miembro de la iglesia bautista tiene que ser bautizado; es decir, es más fácil ir al cielo que ser miembro de la iglesia bautista. Pero ¿qué dice este credo acerca de la obediencia y la confesión? Según este credo, no son esenciales para la salvación. El bautismo es esencial para la obediencia pero no es esencial para la salvación; el bautismo es esencial para la confesión, pero no es esencial para la salvación. Según esta teología, pues, ¡la obediencia y la confesión no son esenciales para la salvación!

         

3:6 -- Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. -- En el nuevo nacimiento no la carne sino el espíritu tiene que ser regenerado.

 

3:7, 8 -- No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu -- "La carne, en la mente de Nicodemo, es la dificultad que Jesús está tratando de remover. Introduce el viento y su soplar, lo cual no se puede ver. Sopla donde quiere, nadie puede saber por vista de donde viene o adonde va, y luego dice que así es el que es nacido del Espíritu; es decir, es el espíritu del hombre -- invisible como el viento --, y no la carne, que ha de ser engendrado por el Espíritu de Dios. Quería enseñar a Nicodemo que es la parte espiritual y no la parte carnal del hombre que ha de renacer" (CEWD). "Se puede ver los efectos de este nuevo nacimiento por el cambio que sigue en la conducta del individuo, precisamente como se puede ver los efectos del viento por los objetos movidos por él (compárense Rom. 6:4-14; Efes. 4:24-32). Sin embargo, no se puede ver literalmente el nuevo nacimiento del espíritu, como no se puede ver el viento mismo" (RH).

          "Así como el viento sopla sin el control del hombre y su sonido puede ser oído, pero no se puede ver, ni se puede saber su origen o destino, así el Espíritu de Dios obra invisiblemente como El quiere, pero la evidencia se ve en todo aquel que es nacido del Espíritu" (FP). Compárese Ecles. 11:5, "Como tú no sabes cuál es el camino del viento".

          "Pneuma se traduce Error! Reference source not found. en Jn 3:8, 'el sopla' (la R. V. inglesa da, en el margen, 'el Espíritu alienta', su significado probable" (WEV). Comúnmente la palabra que se traduce viento es ánemos. La palabra pneuma se puede traducir viento o espíritu. Algunos eruditos insisten en que en esta frase (la primera parte del ver. 8) debe ser viento. P. ej.: "La traducción usual, viento, se confirma aquí por el uso del verbo pariente pnei, sopla, y por phonen, sonido, voz" (MV).

          Pero en otros textos que dicen que el viento sopla, no aparece la palabra pneuma, sino la palabra ánemos. Juan usa las palabras ánemos (viento) y pneo (soplar); p. ej., 6:18, "un gran viento (ánemos) que soplaba (pneo)". También en Apoc. 7:1: "para que no sople (pneo) el viento (ánemos)". Los mismos términos se encuentran en Mat. 7:25. ¿Por qué, pues, no se encuentran ánemos y pneo en Jn 3:8 si Cristo habló del viento que soplaba? Esto no es, sin embargo, un argumento conclusivo, porque otro problema es la expresión "así es todo aquel que es nacido del Espíritu". La palabra así indica una comparación; por eso, "este término (pneuma) ciertamente tiene el sentido de viento en este texto" (FLG).

          Obviamente Jesús presenta una comparación, y la palabra clave es houtos, así. Los traductores de nuestras versiones y muchos comentaristas creen que Jesús usa la ilustración del viento invisible cuyos efectos son visibles y que El concluye diciendo, "así es todo aquel que es nacido del Espíritu". Si la traducción correcta de la primera pneuma es espíritu, ¿cuál es la comparación? Parece que sería una comparación de lo que hace el Espíritu con lo que hace el Espíritu. Por eso, muchos aceptan la traducción de nuestras versiones: "El viento sopla ... ".

          Dice el Interlineal Griego-Español de Lacueva: "El espíritu donde quiere sopla". Dice otro comentarista: "El Espíritu respira como quiere, oyes su voz pero no sabes de donde viene ni a donde va, así por medio de oír su voz nace el que es nacido del Espíritu. Es decir, el Espíritu respira (se expresa) por medio de la palabra (el evangelio), en completa armonía con su voluntad y recibes la expresión de esta voluntad por medio de esta palabra; y mientras no puedes ver al Espíritu y de esta manera estás sin la evidencia visual de su llegada y salida, es por medio de oír su voz (expresada en su palabra) que naces otra vez. Así (de esta manera) uno nace del Espíritu. Esto es decir simplemente que uno nace del agua y del Espíritu por medio de recibir el mensaje del Espíritu expresado en el evangelio, y por ser bautizado para la remisión de pecados (1 Cor. 4:15; Sant. 1:18; Hech. 22:16; Rom. 6:3, 4). Las palabras de Pedro son un comentario inspirado sobre el significado de la frase, 'así es todo aquel que es nacido del Espíritu' ('siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre'" (GNW).

          Parece que esta interpretación es un poco forzada en cuanto a la expresión "así es todo aquel que es nacido del Espíritu", pero armoniza perfectamente con la enseñanza de Jesús y los apóstoles sobre el nuevo nacimiento.

          "'El Espíritu respira donde quiere', es decir, no hay límite de su poder en cuanto a ciertos individuos, clases o razas. Compárese 5:21, 'el Hijo a los que quiere da vida'. El pensamiento aquí es similar: no debe haber desesperación en cuanto al segundo nacimiento: el Espíritu respira donde quiere ... y oyes su sonido, el Espíritu se hace a sí mismo audible en sonidos articulados y significativos. La respiración del Espíritu es como el aliento del hombre, no mero aire, sino voz articulada y significativa. El Espíritu obra resultados inteligibles. No aulla como el viento y distorsiona al hombre en contorciones inefectivas como el viento distorsiona los árboles. Es una voz y el resultado está lleno de razón, en armonía con la naturaleza humana y vivificándola a una vida más alta" (MD).

          "No puede haber justificación para traducir pneuma como viento, cuando en la última cláusula de la misma frase, y tres veces en el contexto inmediato, se traduce espíritu. No puede haber duda que significa la misma cosa en las dos cláusulas de este versículo, y si traducimos viento en la primera cláusula, tenemos que decir 'nacido del viento' en la última cláusula". Este autor cree que este texto debe ser traducido de la siguiente manera: "El Espíritu respira donde quiere, y oyes su voz. Esto enseña que el hombre nace del Espíritu por medio de oír la voz del Espíritu, respirando como quiere a través de hombres inspirados. Equivale a lo que Pablo dice, que la fe viene por el oír la palabra de Dios" (JWM).

          "En griego, pneuma significa bien viento, bien espíritu ... La palabra pneuma aparece 370 veces en el N. T., y nunca denota viento en ningún otro pasaje, excepto en una cita del A. T. (He. 1:7 del Sal. 104:4), aunque sí comúnmente con este sentido en la LXX. Por otra parte, pneo (sopla, pnei) aparece en otros cinco pasajes en el N. T. y siempre del viento (como Jn. 6:18). Así phone puede bien ser sonido (como de viento) o voz (como del Espíritu). La verdad es que aquí se puede tomar cualquiera de ambos sentidos de pneuma como uno quiera" (ATR).

          -- sopla de donde quiere, -- "la R. V. inglesa da, en el margen, 'el Espíritu alienta', su significado probable" (WEV), pero otros piensan que el verbo soplar usado con el verbo pneuma indica que esta pneuma de la primera parte de este versículo es viento ("soplaron vientos", Mat. 7:25; Luc. 12:55, "cuando sopla el viento"; Apoc. 7:1 "que no soplase viento"; Hech. 27:40, "al viento").

          -- y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; -- Esta descripción de pneuma nos hace pensar en el viento.

          -- así es todo aquel que es nacido del Espíritu. -- El proceso no es físico, externo y visible, sino espiritual, interno e invisible. Lo que sí se puede ver son los efectos del viento y, de la misma manera, se puede ver el efecto del nacimiento del Espíritu.

 

3:9, 10 Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? -- Algunos de los maestros de Israel se creían muy conocedores de las cosas de Dios, pero ¿qué sabían de Ezeq. 18:31 que dice, "haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo"? ¿O Ezeq. 36:26, "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros"? ¿Habían leído y estudiado el Sal. 51:10, "Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí"? El concepto básico del nuevo nacimiento no debía haber sido nuevo para Nicodemo.

 

3:11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, -- y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. -- Jesús emplea el plural retórico como en Mar. 4:30, "¿A qué haremos semejante el reino de Dios?" Las palabras de Cristo no se basaban en especulaciones ni conjeturas, sino en la realidad de lo que El sabía (como fiel Testigo, Apoc. 1:5).

 

3:12 -- Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? -- El nuevo nacimiento se incluye entre "cosas terrenales" porque aunque sea de origen divino, tiene que ver con nuestra vida diaria, nuestras actividades y experiencias terrenales.

 

3:13 -- Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, -- Por eso, solamente El puede enseñar las cosas celestiales. En este texto y en otros Juan recalca la preexistencia de Cristo. Descendió del cielo y después de morir y resucitar volvió al cielo (Hech. 1:9-11).

          -- que está en el cielo. -- Dice el margen de LBLA que los mss. más antiguos no incluyen esta frase, pero a través del libro Juan enfatiza que Cristo es Dios y, siendo Dios, es omnipresente; es decir, estando en la tierra todavía estaba en el cielo.

 

3:14, 15 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto (Núm. 21:4-9), así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado (12:31, 32), para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. -- Cuando los israelitas fueron mordidos por las víboras, no podían hacer nada para curarse; por lo tanto, Dios proveyó el remedio. De la misma manera, proveyó el remedio para el mal causado por el pecado. ¿Habrá discutido con Dios algún israelita sobre ese remedio? ¿Habrán tenido diálogo acerca de la eficacia de alzar los ojos para ver la serpiente sobre el asta? ¿Habrá dicho algún israelita moribundo, "Yo sé que Moisés cree que solamente por medio de mirar la serpiente sanaremos, pero no conviene ser extremista, pues hay otros puntos de vista"? ¿Cuántos se habrán quejado diciendo que no podían ver ninguna relación entre la serpiente sobre el asta y las mordidas? Todos saben que si la gente hubiera "razonado" de esa manera, habrían sufrido una consecuencia mortal. ¿No habrá lección en esto, pues, para la gente hoy en día que solamente quiere discutir y "razonar" neciamente con respecto a la necesidad del bautismo para perdón de los pecados? Se puede decir que en el día de Pentecostés los tres mil que obedecieron al evangelio para el perdón de pecados figuradamente alzaron los ojos para ver la serpiente sobre el asta.

 

3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, -- 1 Jn. 4:8. Al contemplar la corrupción del hombre y su rebelión contra Dios, se pregunta, "¿Cómo es posible que Dios haya amado tanto al mundo?" La respuesta es que la palabra amar (agapao) se refiere a su perfecto amor de inteligencia y propósito, un amor deliberado que busca el bienestar espiritual y físico del hombre. Se distingue de phileo, el amor de afecto y amistad (el amor que da gusto). Los dos verbos se usan en 11:3 ("el que amas", phileo) y 11:5 ("amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro", agapao). Dios ama (agapao) a todos, aun a sus peores enemigos, y requiere que hagamos lo mismo (Mat. 5:44-48). Véase Rom. 5:8.

          -- que ha dado a su Hijo unigénito, -- Rom. 5:8; 8:32. En esto se ve la magnitud del amor de Dios. El amor verdadero -- el amor de Dios -- se puede ver en lo que hace. No es "de palabra ni de lengua" (1 Jn. 3:18), sino de hechos.

          -- para que todo aquel -- esto indica lo imparcial de su amor; el evangelio es para todos (Mat. 28:19; Mar. 16:15; Hech. 10:34, 35).

          -- que en él cree, -- lo opuesto de creer no es dudar sino desobedecer (3:36, "El que cree ... el que no obedece" LBLA). La salvación que Dios provee es condicional. Dios provee la salvación y el hombre la acepta. El hombre no podía ni puede hacer lo que Dios ha hecho -- proveer la salvación --, y Dios no puede hacer por el hombre lo que éste tiene que hacer por sí mismo (aceptar la salvación). La salvación es condicional. Todo aquel que en él cree es todo aquel que le obedece, como dice el ver. 36, "el que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él" (LBLA). Por eso, la palabra creer en este texto (y en muchos otros) significa obedecer.        Toda la humanidad está dividida en solamente dos grupos: obedientes (salvos) y desobedientes (condenados).

          Al dar lectura superficial a este texto alguno puede suponer que el creer es el único requisito para obtener la salvación, pero compárense los siguientes textos que también nombran un solo requisito: Juan 5:25, "los que la oyeren vivirán" (¿Es el oír el único requisito para ser salvo?); Rom. 10:13, "todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo" (¿Es el invocar al Señor el único requisito para ser salvo?); Hech. 11:18, "a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida" (¿Es el arrepentimiento el único requisito para ser salvo?); Rom. 10:10, "con la boca se confiesa para salvación" (¿Es la confesión el único requisito para ser salvo?); 1 Ped. 3:21, "El bautismo ... nos salva" (¿Es el bautismo el único requisito para ser salvo?). Al leer estos textos es fácil reconocer que el requisito nombrado representa o abarca los demás requisitos. Así es con el creer de Juan 3:16.

          -- no se pierda, (3:36; Mat. 7:13, 14; 10:28; 18:9, 25:41, 46; 2 Tes. 1:7-9; 1 Ped. 4:17; Apoc. 20:15).

          -- mas tenga vida eterna -- esta expresión aparece 17 veces en este libro.

          Este versículo se ha designado como el texto dorado de la Biblia. Véase Rom. 5:8.

 

3:17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. -- Cuando Cristo vino al mundo, el hombre ya estaba condenado. La condición del hombre se ilustra en las parábolas de la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo. El pastor quería encontrar su oveja perdida, la mujer quería encontrar su moneda perdida, y el padre quería que su hijo pródigo volviera. Dios es amor (1 Jn. 4:8) y no quiere que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Ped. 3:9), que venga al conocimiento de su voluntad (1 Tim. 2:4) para ser salvo.

          Esta verdad merece mucha atención y énfasis: ahora Cristo es nuestro Salvador. Actualmente Cristo no es el Fiscal sino nuestro Abogado (1 Jn. 2:1). Desde luego, el juzgar estaba involucrado en la obra de Jesús en su primera venida (3:19-21; 9:39), pero su propósito principal no era juzgar o condenar. Este texto refuta la idea de los judíos que esperaban que al venir el Mesías destruyera a los romanos.

          De hecho los que están condenados se condenan solos. Están muy enfermos pero rehúsan dejar que el Buen Médico les sane (Mat. 9:12; 13:15). Pablo dijo a los judíos que rechazaban el evangelio, "no os juzgáis dignos de la vida eterna" (Hech. 13:46). Muchos juzgan a Cristo y el evangelio sin darse cuenta de que en realidad están juzgando (condenando) a sí mismos. Aun cuando el concilio, Pilato y Herodes juzgaron y condenaron a Jesús, en realidad se juzgaban a sí mismos.

 

3:18 El que en él cree, no es condenado; -- "Habiendo 'pasado de muerte a vida' (cap. 5:24) inmediatamente al creer" (JFB). De esta manera interpretan el texto los comentaristas calvinistas, pero después de leer 5:24, léase también 5:25 que dice, "Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán". Por lo tanto, si Juan 5:24 enseña que uno se salva inmediatamente al creer, entonces Juan 5:25 enseña que uno se salva inmediatamente al oír.

          -- pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. (14:6; Hech. 4:12; 1 Cor. 3:11). El término unigénito significa único y se refiere a la relación especial entre Cristo y el Padre.

 

3:19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas (la ignorancia y superstición, toda clase de pecado, todo lo que se oponga a Dios) que la luz (la verdad, el conocimiento, la justicia, 1:4, 5) porque sus obras (acciones, LBLA) eran malas. -- Jesús no se refiere solamente a la borrachera, el homicidio, el hurto, etc., sino también a las tinieblas religiosas e intelectuales (2 Cor. 10:3-5). Los fariseos, saduceos, escribas y ancianos -- los líderes del pueblo de Israel -- estaban en tinieblas y resistían a Cristo y a los apóstoles porque amaban las tinieblas. Habían aprendido lo que las Escrituras dicen, pero no tenían corazones buenos y honestos (Luc. 8:15; Hech. 17:11). Los hombres que no obedecen al evangelio no pueden disculparse diciendo que no entienden la voluntad de Dios. Su problema no es intelectual sino moral. No aman la verdad, 2 Tes. 2:10-12.

 

3:20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras (acciones, LBLA) no sean reprendidas. -- "Y por ello habla en contra de ella, ridiculizando a Cristo, al cristianismo, a las iglesias, a los predicadores, etc. Y lo hace en conversación, revistas, libros, en un tono pretencioso que encubre una absoluta ignorancia" (ATR). El medio más efectivo empleado por los que aman las tinieblas es la televisión. Las películas que pasan por la televisión presentan a los personajes religiosos como hipócritas, insolentes, ignorantes, extremistas, fornicarios, borrachos, etc. para que la gente desprecie y aborrezca la religión.

 

3:21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras (acciones, LBLA) son hechas en Dios. -- El que ama y practica la verdad y la justicia es atraído por Cristo y se acerca cada vez más a El.

 

3:22 Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, y estuvo allí con ellos, y bautizaba. -- El bautismo practicado por Jesús era preparatorio, como el de Juan. Decían, "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (3:2; 4:17). Frecuentemente se pregunta si los que fueron bautizados por Juan tenían que ser bautizados otra vez. ¿Por qué no se pregunta si los que fueron bautizados por Jesús tenían que ser bautizados otra vez? Los dos practicaron el mismo bautismo.

 

3:23 Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados. -- Los que practican la aspersión en lugar de la inmersión dicen que las "muchas aguas" eran manantiales y que Juan había escogido este lugar para bautizar para que la multitud tuviera bastante agua para tomar. Dicen esto porque saben que no se necesita muchas aguas para practicar la aspersión. Tales "explicaciones" necias ilustran el prejuicio de los que no aman la verdad.

 

3:24 Porque Juan no había sido aún encarcelado. -- El ministerio de Juan comenzó primero, pero después de su bautismo y la tentación en el desierto, Jesús comenzó su propio ministerio. Anunciaban el mismo mensaje (Mat. 3:2; 4:17), y los dos bautizaban a mucha gente para el perdón de pecados. Marcos (1:14) dice, "Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios", pero Juan 3:22-24 se refiere a la obra de Juan y Jesús en Judea cuando "Juan no había sido aún encarcelado". Mateo 4:1-11 describe las tres tentaciones de Jesús y dice en el ver. 12, "Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea", pero Jesús ya había comenzado su ministerio. Juan 3:22-24 indica que Juan y Jesús simultáneamente enseñaban y bautizaban a mucha gente. Esto ocurrió, pues, entre Mat. 4:11 y 12.

 

3:25 Entonces -- "oun. No una partícula de tiempo, sino de consecuencia; por lo tanto, porque tanto Jesús como Juan bautizaban" (MV). Hubo discusión entre los discípulos de Juan y los judíos (un judío, LBLA) acerca de la purificación. -- Esta palabra (katharismos) se refiere a la purificación ceremonial de los judíos en 2:6. El verbo (katharizo) se usa del bautismo en Efes. 5:26, "purificado" y Tito 3:5, "lavamiento". Ignoramos los detalles de esta discusión, pero de ella salió el siguiente comentario acerca de la obra de Jesús:

 

3:26 Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él. -- Si todos "vienen a él", el ministerio de Juan fue exitoso, porque él quería que la gente siguiera a Jesús.

 

3:27 Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. -- Heb. 5:4, 5; 1 Cor. 3:6; 4:7. Juan entendía el papel que había de desempeñar, lo aceptaba y estaba llevándolo a cabo.

 

3:28 Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. -- Juan era muy popular, pues "salía a él Jerusalén, y toda Judea y toda la provincia de alrededor del Jordán" (Mat. 3:5), pero con toda humildad aceptó su lugar subordinándose a Cristo, y dijo, "Yo no soy el Cristo" (1:20).

 

3:29 El que tiene la esposa, es el esposo; -- La palabra esposa se usaba en el Antiguo Testamento para expresar la relación estrecha entre Dios y su pueblo (Isa. 54:5; 61:10; 62:4, 5; Jer. 2:2; 3:20). La esposa pertenece al esposo. La iglesia es la esposa de Cristo (Efes. 5:25-27, 32; Apoc. 19:7, 21:2, 9; 22:17). Juan sabía que la esposa no era de él, sino de Cristo.

          -- mas el amigo del esposo (Mat. 9:15, LBLA, acompañantes del novio; 2 Cor. 11:2, "os he desposado con un solo esposo"), que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. -- En lugar de ser envidioso Juan se gozaba grandemente al ver el progreso del ministerio de Jesús.

 

3:30 Es necesario que él crezca (Dan. 2:44), pero que yo mengüe. -- Este dicho demuestra la grandeza de Juan (Mat. 11:11). Con toda humildad quería exaltar a Cristo. Todo siervo del Señor debe tener esta actitud, porque es indispensable que la gente sea convertida a Cristo y no al evangelista (1 Cor. 1:10-13).

 

3:31 El que de arriba viene, es sobre todos (la supremacía de Cristo se ve en su origen); el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla (aun cosas que no convienen, Mat. 11:2, 3; 18:1; Gál. 2:11-14); el que viene del cielo, es sobre todos. -- Jesús había de crecer porque había venido "de arriba" y, por lo tanto, "es sobre todos". Juan el bautista era un profeta muy importante (Mat. 11:11), pero era "de la tierra".

          Algunos dicen que los vers. 31-36 ya no son las palabras de Juan el bautista, sino las del apóstol (el escritor del libro), pero Juan el bautista era capaz de pronunciar estas verdades (compárense 1:26, 27, 29-36; 3:27-30; Mat. 3:11-12).

 

3:32 Y lo que vio y oyó, esto testifica; -- Cuando Cristo "descendió del cielo" (3:13) para llevar a cabo su misión aquí en la tierra, testificaba lo que había visto y oído en el cielo. "Lo que hemos visto, testificamos" (3:11). Hay hermanos que niegan la deidad de Cristo, reduciéndolo al nivel de los apóstoles, pero éstos no habían visto y oído lo que Cristo había visto y oído.

          Habiendo venido de arriba Jesucristo era "el testigo fiel" (Apoc. 1:5) de cosas celestiales. El tenía conocimiento personal ("vio y oyó"), 3:11, 13. Por lo tanto, su mensaje es la voluntad exacta de Dios para la humanidad (5:19; 7:16, 29; 8:26, 38, 40: 15:15).

          -- y nadie recibe su testimonio. -- Es decir, la mayoría de la gente lo rechazó (1:5, 11), porque el siguiente versículo habla de "El que recibe su testimonio" (Mat. 7:13, 14).

 

3:33 El que recibe su testimonio, éste atestigua que Dios es veraz. --

          Cristo vino al mundo como el Embajador del Padre y las palabras del Embajador son las de Aquel que lo envió. 8:26, 28; 15:5. En esto se ve la culpa superlativa de los que rechazan este testimonio (PTB). Lo contrario de este texto es: El que no recibe su testimonio, éste no atestigua que Dios es veraz, y si no es veraz ¿qué será? 1 Jn. 5:10, "el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo". El llamar a otro mentiroso es un insulto, porque significa que está desprovisto de carácter moral y que su palabra no vale. Compárese Rom. 3:4.

 

3:34 Porque el que Dios envió, -- Juan era enviado por Dios (1:6), pero aquí esta expresión se refiere a Jesús (como en muchos otros textos: 3:17; 5:36; 6:29; 7:29; 8:42; 9:7; 10:36; 11:42, etc.). El ver. 35 lo confirma.

          -- las palabras de Dios habla (véase ver. 32, textos); pues Dios no da el Espíritu por medida -- La expresión por medida significa escasamente: "Quebrantaré el sustento del pan en Jerusalén; y comerán el pan por peso y con angustia, y beberán el agua por medida y con espanto" (Ezeq. 4:16). Como dice el siguiente versículo, "todas las cosas ha entregado en su mano". Juan enfatiza que Jesús era dotado perfectamente, sin límite.

          Algunos citan este texto para afirmar que hay medidas del Espíritu Santo: que los apóstoles recibieron la medida bautismal, que otros recibieron la medida impartida por las manos de los apóstoles, y que los demás cristianos reciben la medida de morar el Espíritu en nosotros. Es cierto que los apóstoles fueron bautizados con el Espíritu Santo, que impusieron sus manos sobre otros para impartirles los dones del Espíritu, y que el Espíritu mora en los cristianos, pero este versículo dice que Dios no da el Espíritu por medida y, por eso, este texto no debe aplicarse de esa manera.

          Los hermanos que enseñan que el error de que Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos divinos (véase 1:14) enseñan que Cristo no tuvo poder inherente o intrínseco, porque fue tentado como hombre. Por eso, dicen que El -- al igual que los apóstoles -- tuvo que recibir poder del Espíritu Santo, pero citan este texto que dice que Dios no le dio el Espíritu por medida (es decir, que no tuvo poder limitado). Si Cristo -- con su poder inherente, poder como Hijo de Dios -- no pudo ser tentado como hombre, ¿cómo pudo ser tentado como hombre si era omnipotente, omnisciente, etc. por el poder del Espíritu Santo? Así es la insensatez de los argumentos de los que niegan la deidad de Cristo.

         

3:35 El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano. -- 5:19, "todo lo que el Padre hace también lo hace el Hijo igualmente"; 5:22, "todo el juicio dio al Hijo"; 5:27, "le dio autoridad de hacer juicio"; 5:26, "ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo"; 17:22, "la gloria que me diste"; 17:8, "las palabras que me diste"; Mat. 11:27 (Luc. 10:22), "Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre"; Mat. 28:18 "toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra"; Efes. 1:22, "lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia".

 

3:36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna (1 Jn. 2:25); pero el que rehúsa creer (no obedece, LBLA) en el Hijo no verá la vida, -- Este texto muestra claramente que el creer en Cristo equivale a obedecerle. Además, los verbos pisteuon (cree) y apeithon (no obedece) son gerundios y, por eso, no expresan un solo acto, sino una manera de vida. La traducción de La Biblia de las Américas de la palabra apeithön es la correcta. Literalmente significa no persuasible. Compárese Luc. 16:31. Pablo y Bernabé, "hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios" (Hech. 13:43; 19:8). Muchos judíos estaban "persuadidos de que Juan era profeta" (Luc. 20:6).

          Aun el bautista A. T. Robertson dice: "El que rehúsa creer (ho apeithön). 'El que es desobediente al Hijo'". ¿Qué significa creer en el Hijo? Para entenderlo pregúntese ¿cuál es lo opuesto de creer? Ser desobediente. Obviamente, pues, creer equivale a obedecer.

          En Hech. 14:2        este verbo se traduce no creían (desobedecieron, LBLA, margen); Hech. 19:9, no creyendo (desobedientes, LBLA); 1 Ped. 2:7, no creen; Rom. 2:8, no obedecer; 11:30, 31, desobedientes; 1 Ped. 2:8; 3:20, desobedientes; 1 Ped. 4:17, no obedecen; Heb. 3:18, desobedientes (el ver. 19 habla de su incredulidad, es decir, los incrédulos -- los que no creen -- son desobedientes.

          Cuando el pueblo de Israel se rebeló contra Dios, El dijo, "¿Hasta cuándo no me creerán?" Núm. 14:11. "Me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz" (ver. 22). "No verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado (desdeñaron, LBLA) la verá" (ver. 23). Este texto claramente demuestra que la frase "no creer" significa no obedecer.

          Otro ejemplo de lo mismo es Núm. 20:8-13. Dios dio tres mandamientos a Moisés y Aarón: tomar la vara, reunir el pueblo, y hablar a la peña, pero Moisés tomó la vara, reunieron al pueblo y dijeron al pueblo, "¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña? y entonces Moisés alzó la mano y golpeó la peña con su vara dos veces". Por su desobediencia Dios les dijo, "Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado". Véase Deut. 32:48-52, "Sube ... mira la tierra de Canaán ... verás ... la tierra; mas no entrarás allá". Ante los ojos de Dios el desobedecer equivale a no creer, y también significa no santificar a Dios, porque al golpear la peña dos veces (Dios había dicho, "hablad a la peña") y dejaron la impresión de que ellos mismos habían sacado el agua de la peña. Moisés "habló precipitadamente con sus labios" (Sal. 106:33). ¿Cómo describe Dios su pecado? "No creísteis en mí" (Núm. 20:12), "fuisteis rebeldes a mi mandamiento" (ver. 24); "pecasteis contra mí ... no me santificasteis en medio de los hijos de Israel" (Deut. 32:51).

          Oramos, "Santificado sea tu nombre" (Mat. 6:9), pero santificamos su nombre cuando escuchamos y obedecemos su palabra.

          Compárese también la palabra hupekousan que aparece en Rom. 10:16. Literalmente, esta palabra significa "no hacer caso, no tener en cuenta" (LBLA), pero se traduce (correctamente) no obedecer. El evangelio fue predicado al pueblo de Israel (véase Gál. 3:8), pero no obedecieron al evangelio (no  escucharon, no hicieron caso al evangelio, no prestaron atención al mensaje); eran rebeldes (ver. 21, la misma palabra; otra vez en 15:31); Heb. 11:31, desobedientes.

          En Hech. 12:13, se traduce simplemente escuchar (así es su sentido radical); Mat. 8:27, "aun los vientos y el mar le obedecen" (le escuchan, le hacen caso); Mar. 1:27, "con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen" (le escuchan, le hacen caso ); Hech. 6:7; 7:39; Rom. 6:17; Efes. 6:1; 2 Tes. 1:8.

          Recuérdese el ejemplo de Abraham quien "creyó a Dios y le fue contada a (para) justicia" (Gén. 15:6, VM). La palabra creer abarca la aceptación de la autoridad del Señor y la obediencia.

          -- sino que la ira de Dios está (permanece, LBLA) sobre él. -- Rom. 2:8; Apoc. 6:16; 19:15. La ira de Dios permanece sobre los que no obedecen al evangelio de Cristo, simplemente porque "él es la propiciación por nuestros pecados" (1 Jn. 2:2). El evangelio es la misericordia de Dios, pero los que rechazan el evangelio rechazan también la misericordia de Dios y "la ira de Dios permanece sobre él".

          Este texto suena como las palabras de Juan el bautista en Mat. 3:10-12.

          En cuanto a seguir a Cristo no hay término medio. Hay solamente dos categorías de gente: los que creen en Cristo (le obedecen) y los desobedientes. Hay solamente dos caminos (Mat. 3:13, 14), dos maneras de construir la casa de la vida (Mat. 7:24-27) y dos destinos (Mat. 25:31-46).

 

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